Desde hace un tiempo, se efectúan algunas intervenciones, a través de artículos y sesudos análisis que recogen las opiniones de políticos, empresarios, intelectuales diversos y lideres de opinión, que no cesan de predicar que Catalunya se encuentra inmersa en una decadencia existencial, de diversos grados -suave, pronunciada, rápida, imparable...-y que no hace otra cosa que reflejar el grado de desconcierto e incomprensión en el que se hallan sumergidos lo que solemos calificar como "sociedad civil". Desgraciadamente, esta "sociedad civil" parece que ha quedado anquilosada en el siglo XX. Está viviendo, todavía, un sueño que permitió, con el viento a favor, que sus integrantes supusieran que eran el "centro del mundo". Los mejores empresarios, otrora llamados burgueses, durante la posguerra, lograron, con su esfuerzo, su inteligencia y sus recursos, levantar la economía de un país destrozado por la contienda civil y maniatado por una dictadura que les exigía lealtad y obediencia ciegas.
La burguesía catalana, con el único objetivo de remontar el mal trance que atravesaba este país -y sus propias finanzas-, se dedicó a promover todo tipo de iniciativas, que permitieron el resurgimiento industrial y el desarrollo comercial de Catalunya, y cuyo resultado más visible fueron la construcción de autopistas -de peaje, por supuesto- (a instancias del Banco Mundial), de centrales nucleares, la consolidación de la industria textil, automovilista, química y petro-química, farmacéutica, editorial, la extensión y el fortalecimiento del mutualismo y los seguros, así como un incipiente y sólido sistema financiero y energético -FECSA, Gas Natural,...- y una potente industria agro-alimentaria. Todo ello fue posible, sin utilizar recursos públicos estatales, solo con su propio esfuerzo y con una indudable capacidad de negociación y diálogo contra el franquismo reinante en aquellos tiempos.
La burguesía catalana, con el único objetivo de remontar el mal trance que atravesaba este país -y sus propias finanzas-, se dedicó a promover todo tipo de iniciativas, que permitieron el resurgimiento industrial y el desarrollo comercial de Catalunya, y cuyo resultado más visible fueron la construcción de autopistas -de peaje, por supuesto- (a instancias del Banco Mundial), de centrales nucleares, la consolidación de la industria textil, automovilista, química y petro-química, farmacéutica, editorial, la extensión y el fortalecimiento del mutualismo y los seguros, así como un incipiente y sólido sistema financiero y energético -FECSA, Gas Natural,...- y una potente industria agro-alimentaria. Todo ello fue posible, sin utilizar recursos públicos estatales, solo con su propio esfuerzo y con una indudable capacidad de negociación y diálogo contra el franquismo reinante en aquellos tiempos.
Así pues, se dedicaron a amasar capital para poder seguir engrasando y agrandando la economía catalana, a cambio de lo cual proporcionaron puestos de trabajo, no solo a los catalanes, sino también a ingentes cantidades de inmigrantes españoles que el franquismo obligó a desplazarse a Catalunya al objeto de "diluir" la enojosa catalanidad de los catalanes. Como sabemos, pasados los años, esta inmigración no solo se integró en nuestro catalanismo actual, también lo ha reforzado y engrandecido considerablemente.
Esta sociedad civil del siglo XX no fue consciente, empero, de que el franquismo se incrustó en parte de la sociedad catalana, en sus propias entrañas, en el ámbito político, sindical -el sindicato vertical no fue otra cosa que una forma de hacer política- y religioso, a través del Opus Dei. Esta "incrustación civil" les llevó a depender exclusivamente del mercado hispano y a sufrir ciertas prácticas que, tiempo después, supusieron que gran parte del esfuerzo realizado en levantar nuevamente Catalunya, se viera abducido por la casta dirigente franquista que llevaría posteriormente a trasladar el centro económico del estado hacia donde les pareció más conveniente: Madrid.
El franquismo sociológico inicio, así, su operación más ambiciosa: lograr que el poder económico catalán iniciara un suave declive hacia "la nada". Lo hizo mediante la estrangulación de las finanzas catalanas, manteniendo en el tiempo un expolio fiscal sin fin, favoreciendo el traslado de las sedes de las empresas multinacionales de Catalunya a Madrid, invirtiendo y promoviendo el sistema aeroportuario centralizado -tipo AENA- o, más recientemente, invirtiendo ingentes recursos económicos, fundamentalmente europeos, en la construcción de la red de Alta Velocidad Española, tan desmesurada como antieconómica, así como procediendo a privatizar las empresas públicas, algunas de ellas de origen catalán, en favor de un nuevo tipo de empresario: de formación funcionarial, "amigo de sus amigos".
La sociedad civil catalana si esta en decadencia. Es una decadencia buscada y permitida por ellos mismos. No supieron reaccionar ni comprender el aparente favoritismo que el franquismo mostró hacia esa sociedad civil. No vieron que lo que pretendía era aprovecharse del impulso, del trabajo y de los recursos catalanes, en beneficio de la construcción de su España. La "vieja" burguesía catalana, en comunión con ciertos intelectuales y algunos periodistas y políticos sin escrúpulos, sí que son decadentes, pero su decadencia no es la de Catalunya. Porque la sociedad civil catalana ya no es la "suya". En la actualidad, esta sociedad se mueve por otros intereses, es consciente de las potencialidades de Catalunya. No ve el mercado español como el único posible y "sale" fuera del país para hacer sus negocios. Los catalanes actuales conocemos muy bien cual es el problema que tiene Catalunya y sabemos que solución podemos encontrar. No crean que su decadencia es la nuestra. Nosotros ya hemos decidido el siguiente movimiento: ejercer el derecho de autodeterminación y conseguir así la independencia liberadora de Catalunya. Solo les queda unirse a nosotros, pero eso sí, con discreción, sin entorpecer nuestro camino.
vamos que vienes a decir que con Franco vivíamos mejor..., madre mía que mal le ha sentado a Catalunya la democracia. Ya no se hacen SEAT, ni Petroquimicas ni Centrales nucleares, ni autopistas...
ResponEliminaP.D No entiendo lo de privatizar empresas públicas de origen catalán, las empresas o son públicas o son privadas.
Supongo que has recibido cumplida respuesta en mi escrito RESPUESTA AL COMENTARIO DE "ANÓNIMO", publicado el 1 de septiembre de 2011.
Elimina