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dijous, 28 d’abril del 2011

ESPAÑA CONTRA CATALUNYA.

No podemos seguir unidos. España y Catalunya se encuentran enfrentadas. Los caminos que ambas naciones hemos tomado, divergen cada día mas. Carecemos de un horizonte y una meta común, nuestros proyectos y anhelos de futuro van separándose paulatinamente, hasta el punto de ser, en muchas ocasiones, antagónicos.

En plena crisis económica que se ha cebado especialmente en el Estado español, se ponen de manifiesto las contradicciones y la disparidad de intereses. España debe reducir su déficit a niveles impuestos por la Unión Europea. Ciertamente, que esta imposición viene dada por la manifiesta incompetencia del gobierno español en el terreno económico. Se la ha ganado a pulso. Pero, ¿adivinan a quien culpa no solo el gobierno, sino también los "poderes fácticos" españoles del desbarajuste en las cuentas públicas?. Efectivamente, a las Comunidades Autónomas y especialmente, a Catalunya.

Así las cosas, el gobierno lanza "fatuas" a las autonomías para que reduzcan sus "números rojos", si es que quieren disponer de la capacidad de re-negociar sus deudas y de lograr nueva financiación, con el aval de Estado. Les exige un plan para disminuir los déficits, que contemple drásticos recortes en las cuentas públicas al objeto de cumplir con los límites marcados por el gobierno de España, a instancias del "Directorio Europeo".

Empero, "a perro flaco todo son pulgas". España tiene una cita con las urnas el próximo 22 de mayo, y están en juego los gobiernos locales y autonómicos. Por tanto, los partidos políticos han decidido que los recortes pueden esperar pasadas las elecciones, para que no se vean afectadas sus expectativas electorales. Nueva adivinanza, ¿alguien puede decir qué comunidad autónoma está ya aplicando los recortes, bajo presión, máxima exigencia y absoluta deslealtad del gobierno de España?. Efectivamente, la comunidad autónoma en cuestión es Catalunya, cuyas elecciones se limitan al ámbito municipal.

El Gobierno central exige a Catalunya unos recortes que puede suponer una disminución en los presupuestos del 20 por ciento respecto a los del año anterior. El gobierno de Madrid se niega a transferir los llamados fondos de competitividad, que ascienden a más de 1.400 millones de Euros en el caso de Catalunya, bajo el argumento de que la ley le permite hacerlo así hasta el año 2013. El gobierno de España amenaza con no autorizar la re-negociación de la deuda catalana, si no cumple los objetivos de disminución del déficit, para el año en curso, al 1,3. Pero, ¿porqué este "maldito" gobierno es  tan intransigente, tan demagogo, tan duro con Catalunya?

La razón es que solo así logrará cumplir sus propios límites, los compromisos y exigencias europeos. Su deslealtad es tan grande que para cumplir, se permite trasladar su reducción del déficit a las autonomías, especialmente - y por el momento, únicamente- a Catalunya. Mientras, sigue existiendo un Ministerio de Cultura, otro de Vivienda, también de Educación y Sanidad, todos ellos dotados con miles y miles de funcionarios y miles de millones de euros de presupuesto. La gran paradoja, diría que el gran cinismo, consiste en que todas las competencias de estos Ministerios están traspasadas a las Comunidades Autónomas. Son estas las que prestan los servicios básicos para el mantenimiento y sostenimiento del estado de bienestar, y por tanto, serán los ciudadanos los que sufrirán directamente los efectos y las consecuencias de los recortes impuestos por el Gobierno de Madrid. En el caso de Catalunya, ya se están produciendo protestas y enfrentamientos en la sociedad, e irán a más.

Así pues, el contexto español obliga a Catalunya a asumir, una vez más, costosos sacrificios para mayor gloria del gobierno de España. La nación española quedará bien ante el Directorio Europeo, mientras que la nación catalana seguirá siendo, a los ojos de España, egoísta, insolidaria y prepotente.
No se ufane España anticipadamente. Los catalanes no vamos a seguir siendo el "burro de carga" del gobierno de Madrid. Si supiera escuchar, percibiría un todavía tenue murmullo de fondo, "in crescendo": ¡Basta!. ¿"Cierre de cajas"?. Dios no lo quiera, por el bien de España y por el bien de Europa.   

  


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