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dimecres, 6 de març del 2019

EN UN ESTADO NORMAL.....

En un estado democrático respetuoso con los derechos y libertades, tanto colectivos de los pueblos como individuales de los ciudadanos, donde se priorizan los principios de Justicia y Democracia por encima de todo, existen cosas que no suelen pasar. Y si pasan, intentan ser corregidas con rapidez, contundencia y efectividad.

Por ejemplo: En un estado normal y democrático el Tribunal Constitucional no modifica las leyes aprobadas por el parlamento y refrendadas por la ciudadanía antes que de ellas se desprenda cualquier acción o decisión que presuntamente puedan parecer inconstitucionales. Y mucho menos manteniendo intactos artículos enteros copiados literalmente en los textos estatutarios legales de otras comunidades pero declarados inconstitucionales en el estatuto original, es decir el catalán. Tampoco en otros estados sucede que los políticos que ostentan el poder se niegan sistemáticamente a hacer política con sus adversarios, o rehusan dialogar sobre las demandas exigidas y las inquietudes expresadas por los ciudadanos sin condiciones previas ni criminalizan a los oponentes políticos por defender ideas contrarias a las suyas. En ningún estado democrático los partidos políticos niegan al parlamento legalmente constituido la capacidad de hablar -¡parlamentar!- sobre todo, sin más limitaciones que el respeto a los principios democráticos y la consideración debida a quien no piensa lo mismo que el resto.

En un estado normal la policía jamás interpreta los mandatos judiciales según convenga, cambiando el hacer cumplir una resolución judicial como es "mantener la proporcionalidad y la convivencia ciudadana" a base de apalear indiscriminadamente a ancianos, jóvenes, adultos, hombres y mujeres, estirar los pelos, dar puntapiés, puñetazos y porrazos, disparar pelotas de goma prohibidas en Catalunya contra manifestantes o arrastrar violentamente escaleras abajo a gente pacífica que solo quieran votar. En ningún estado del mundo democrático la policía vocifera rabiosamente "a por ellos" desatando y demostrando el profundo odio que acumulan contra aquellos que solo pretenden decidir el futuro político de su país en paz y libertad. No suele pasar que los mandos de las fuerzas policiales encargadas de confeccionar los atestados requeridos por la fiscalía para imputar delitos tengan una predisposición provocadora y chulesca, inequívocamente rabiosa, faltada de objetividad y absolutamente sesgada y alejada de la realidad, hasta el punto de inventarse hechos y pruebas para soltar toda la furia y mala baba acumuladas, demostradas públicamente en múltiples tuits contra la mayoría de ciudadanos de un pueblo, presuntos infractores, los cuales además han sufrido la violenta represión incontrolada de las fuerzas represoras a sus órdenes.

Es claro que tampoco es demasiado normal que la fiscalía se dedique a afinar estos atestados para darles una apariencia de legalidad y legitimidad que no tienen y poder servirse de ellos ante un juez capaz de bendecir y perseverar en las mentiras afinadas por un fiscal sin escrúpulos y fabuladas por un mando policial sin decencia.

En un estado normal y democrático la Justicia está por encima de leyes injustas y jueces corporativistas absolutamente politizados y más preocupados por la literalidad de las leyes y normas que no por el espíritu que las inspira. Normalmente, los jueces de un estado de derecho democrático donde impera la Justicia no aplican jamás la ley como venganza, ni la retuercen para aniquilar a los adversarios políticos disidentes con el poder fáctico establecido. ¿En que tipo de estado los jueces se entrometen en el poder legislativo censurando aquello de qué se puede hablar o no, a quien se puede investir o no y como y cuando hacerlo?.

¿En qué clase de estado de derecho los opositores políticos son perseguidos, juzgados, encarcelados, condenados preventivamente o expulsados de su país por los poderes ejecutivo y judicial, o son ignorados, menospreciados y mediatizados por el legislativo y escarnecidos, difamados e insultados por el mal llamado cuarto poder -la prensa cómplice del poder- por el mero hecho de hacer y decir aquello con lo que concurrieron en unas elecciones que ganaron legítima y holgadamente y dar cumplimiento al programa electoral -sin haber sido cuestionado previamente por nadie-, votado y aprobado por la mayoría de ciudadanos?.

¿Alguien me puede decir en que estado democrático el jefe de estado se decanta a favor de una parte y no actúa como mediador -como mandata la constitución-, amedrenta a la parte agraviada, apadrina la violenta represión indiscriminada contra los ciudadanos y presiona -¡chantajea!- a directivos y empresas privadas para que se vayan de su comunidad y se establezcan en las comunidades vecinas?.

No existen muchos estados de derecho que se consideren democráticos que hagan algo parecido como lo descrito hasta aquí. Tal vez existan estados que se auto consideran democráticos pero que en realidad no lo son. Como pueden ser Rusia o Turquia. Que se vanaglorian de que existe libertad de expresión pero siempre dentro de un orden y límites arbitrarios. Que se jactan de respetar los principios democráticos menos cuando atentan contra los poderes y privilegios que gozan los poderosos. Que necesitan efectuar costosas campañas propagandistas urbe et orbi para dar credibilidad y proclamar su talante democrático y el respeto al estado de derecho, ante la desconfianza mostrada entre medios y ciudadanos del resto del Mundo. Que se muestran tan orgullosos y altivos que recompensan con ascensos a los cabecillas de la represión y a la vez les cubren de medallas como pago por la tarea ejecutada por las fuerzas policiales y paramilitares, incluso cuando causan más de un millar de heridos reprimiendo violentamente a la ciudadanía cuando defiende y ejerce libremente sus derechos políticos y civiles, y causa otro millar de represaliados y perseguidos entre funcionarios, alcaldes y concejales imputados todos ellos por haber facilitado el ejercicio de estos derechos. ¿Existe algún estado de derecho que presuma de separación de poderes según predicaba Montesquieu y tener los poderes ejecutivo, legislativo y judicial tan mezclados y dependientes los unos de los otros que se amalgaman y fusionan en un único poder, pesado, farragoso y omnipresente?.

No existen demasiados estados democráticos que estén tan impregnados de autoritarismo incluso después de más de cuarenta años transcurridos desde la muerte de un sanguinario dictador.

No existe ningún estado de derecho democrático y defensor de la Justicia que se parezca al estado español.

Nada mejor que una República Catalana que haga justo lo contrario de como hace este Estado español falto de Derechos, de Justícia, de Democracia y que no sabe desprenderse de su pasado franquista.

No existen demasiados estados como España. Afortunadamente.....