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dimecres, 25 de novembre del 2015

¡RECAPACITAD, COMPAÑEROS!

Confieso que los acontecimientos que se han producido estos últimos días me han hecho cabrear muchísimo. Me refiero a todo lo que está pasando alrededor del proceso independentista y el comportamiento que mantienen tanto Junts pel Sí como, especialmente, las CUP. No esperaba que Artur Mas no fuera investido como presidente después de dos votaciones en el Parlamento de Catalunya..... ¡Bién!. No me lo esperaba pero me lo temía.

Ingenuamente creí que las CUP no llevarían tan lejos su intransigencia como en realidad han hecho. Pensé que el pragmatismo se impondría sobre la utopía y peculiaridades políticas y de funcionamiento que dominan entre los ácratas de la CUP.... Es sabido que se caracterizan por ser una formación asamblearia, radicalmente de izquierdas y de ideología marcadamente libertaria. Por este motivo, la toma de decisiones deviene soberanamente farragosa. Las más importantes son sometidas a la asamblea, dentro de la cual son profusamente debatidas y pasadas por el cedazo implacable de la democracia directa de los militantes. Eso hace que cuando se toma una decisión sea casi imposible cambiarla o adaptarla a la realidad de cada momento o circunstancia. Eso también hace que acaben escudándose detrás de una supuesta coherencia -una verdadera intransigencia- para no moverse de sus posiciones ni un solo milímetro.

En definitiva, decidieron que no darían su voto al candidato Artur Mas. Así lo anunciaron antes de las elecciones, siendo uno de los puntos programáticos más mencionados y defendidos durante la campaña electoral. Para ellos, el presidente Mas representa los recortes sufridos en el estado del bienestar y el consiguiente agravamiento de las injusticias sociales provocadas por la enésima crisis del sistema capitalista, tan corrupto e indestructible, como omnipresente en la sociedad actual. También personifica el autonomismo castrador del pasado, producto de la maldita transición española. Representa la alegoría de más vale pájaro en mano -peix al cove- y del pactismo sumiso y humillante de los ciudadanos catalanes y la claudicación ante las élites empresariales y políticas catalanas y españolas. Su partido, CDC, para ellos también representa la encarnación de todas las corrupciones que embrutecen y carcomen casi todos los partidos políticos del arco parlamentario del Estado. Convergència es considerada como primus inter pares, lo cual resulta enormemente falaz.... ¡Pués bién!. Decidieron que no le votarían y así lo mantienen hasta el presente. No aceptan ni presiones, ni matices, ni explicaciones, ni excusas y ni siquiera una lectura de la realidad más ajustada a la verdad. Además, quieren priorizar la vertiente social por encima de la independentista, es decir, quieren que la soberanía de Catalunya sea la excusa perfecta para hacer la revolución -¡siempre!- pendiente para cambiar el sistema político, económico y social del nuevo estado, que debería nacer.... ¡después!.

No reconocen que los recortes fueron la consecuencia insoslayable de los estragos producidos por unos gobiernos tripartitos y de izquierdas excesivamente generosos con los gastos públicos..... Recortes que, por otra parte, fueron exigidos e impuestos por Madrit, Bruselas y Ángela Merkel. No culpan a Artur Mas de la crisis económica, pero parece que lo hagan por ser capitalista..... Yo pregunto: ¿qué político no lo es?. ¡Si incluso es capitalista el Partido Comunista de la República Popular de la China!. "Es el sistema, estúpido", exclamaría el presidente Clinton. Tampoco se le puede considerar responsable del fracaso del autonomismo. Esto es cosa de la transición española, el engaño -¡la estafa!- político más grande de la historia reciente de Europa y del Mundo entero. Sirvió para consolidar la hegemonía e impunidad del franquismo sociológico y del centralismo patológico tan enraizados en el Estado español. Transición de la cual todos somos culpables por no cuestionarla y dar por buena en forma de una pétrea Constitución. ¡Políticos y ciudadanos demócratas pardillos!. ¡Franquistas resabiados!. Y el peix al cove y el pactismo es consecuencia directa del exceso de sentido común -seny- catalanes, de las renuncias y la pusilanimidad inherentes a cuarenta años de dictadura previos. Empezamos el camino de la democracia con muchos miedos, soterradas presiones militares y un exceso de complejos de inferioridad ciudadana que entonces atenazaban nuestro entendimiento. Los catalanes y los españoles habíamos sido sometidos, humillados y esclavizados y nos agarramos a una transición política -que ahora reconocemos como nefasta- hacia la democracia como aquel que se agarra a un clavo ardiendo para no caer al vacío. Esto no justifica pero si explica el comportamiento del catalanismo en general y particularmente, del nacionalismo claudicante de Convergència i Unió. No debemos olvidar que la burguesía catalana supo seguir el juego al franquismo dominante entonces y a la vez apoyar a la oposición catalanista y a la lengua y la cultura catalanas -¡supieron hacer de puta i Ramoneta!-, y Convergència i Unió fué el resultado de estas circunstancias, tan contradictorias a la vez. Ahora, treinta y cinco años después afloran como setas las consecuencias de tantas renuncias, miedos, presiones y engaños sufridos, que se manifiestan en forma de corrupción política y económica, injusticias sociales, debilidades y carencias democráticas, y degeneración generalizada de instituciones públicas y privadas que padece el Estado español.

Culpar de todos estos males a un partido -CDC- y a un político -Artur Mas- es terriblemente injusto.Y más cuando este político y el partido de lo apoya han cambiado -¡y cambiarán aún más hacia mejor!- hasta no parecerse nada a los de antes. CDC está sometida a un proceso de renovación que la dejará irreconocible. Y después de las toneladas de mierda lanzada encima de ellos, aún es hora de que un juez les haya sentenciado por financiación ilegal, a pesar de la campaña periodística desatada contra ellos entre los medios cavernarios. ¡Incluso se han desembarazado del lastre anquilosante y anticuado representado por Duran i Lleida y de todo lo que políticamente significa!. Artur Mas ha dado sobradas pruebas de saber escuchar el clamor de los ciudadanos, de arriesgarse para que la gente pudiera votar en una consulta y de cumplir escrupulosamente los compromisos adquiridos, a pesar de la falta de respeto institucional que muestran los españoles hacia su persona, los chantajes y presiones políticas a los cuales ha estado sometido -¡y aún está ahora!- y las amenazas policiales y judiciales que sufre.... ¡Y todo ello renunciando al autonomismo y abrazando sinceramente el independentismo, apelando a la Democracia y la legitimidad inherente a ella!.

Artur Mas y Convergència no son mejores que el resto de políticos y de partidos. ¡Ni mucho menos!. Pero tampoco son peores. Tienen defectos, se equivocan y a menudo nos sacan de quicio..... ¡especialmente a aquellos que les votan!. Yo me confieso como ex-votante de la antigua Convergència. Aquella que empezó unida con el socialismo representado por Josep Pallach y Josep Verde y el liberalismo de Ramón Trias. Después se añadió Unió Democràtica y comenzó la etapa de la puta i la Ramoneta y del peix al cove. Posteriormente se firmaron pactos con socialistas y conservadores en nombre de la gobernabilidad y del sentido de Estado.... Entonces ya no era votante de Convergència i Unió. Cambié porque me pareció que cada vez estaban más cerca del IBEX 35 y más alejados del pueblo catalán....

Sé que mi trayectoria política no importa mucho. La menciono porque honradamente creo que es muy parecida a la de muchos compatriotas. En mi caso, siempre he sido independentista. Al principio era un independentista expectante, latente, contenido. Pero los últimos años se ha desatado el independentismo en mí desinhibidamente, como a otros muchos catalanes. Y en buena parte ha sido gracias a la evolución de la Convergència comandada por Artur Mas..... ¡No ha sido  gracias a ERC, ni a la CUP!.

¡Ahora soy un independentista convencido y agradecido a Convergència y a Artur Mas!. También a Esquerra y a Oriol Junqueras. Y a Antonio Baños y a pesar de todo, también a las CUP..... Pero estas tres formaciones parecen empeñadas en poner por delante de todo sus intereses egoístas y a menudo inalcanzables, obviando los votos y los anhelos de más de dos millones de independentistas. ¡Están haciendo lo mismo que hacían años atrás....!. ¡Política de bajo perfil, partidista e incluso burdamente autonomista!. ¡Están haciendo el juego al adversario unionista que entretanto, se frota las manos con deleite!.

¡Recapacitad, compañeros!. Más vale que lo hagáis..... Por el bién de la independencia de Catalunya. O lo haremos nosotros, los más de dos millones de catalanes que os votamos el 27S. Repito: ¡Por el bién de la independencia de Catalunya!.






dissabte, 14 de novembre del 2015

¡SOLO PASARÁ SI LAS CUP LES HACEN EL TRABAJO SUCIO!.

Las CUP no quieren a Artur Mas, porque está contra los liderazgos unipersonales. Las CUP toman las decisiones en asamblea, nunca en una ejecutiva de partido. Las CUP quieren la independencia de Catalunya, aunque prioriza la agenda social..... ¡Me caen bien las CUP!.

Me hacen recordar mis tiempos de la universidad. Tuve la desgracia de iniciar mis estudios hacia los últimos años de la dictadura, tiempos convulsos y peligrosos para quienes creíamos -¡y aún creemos!- que la democracia -la auténtica democracia, no la españolísima democracia orgánica- era la única solución estimulante y esperanzadora para los ciudadanos catalanes y del resto del Estado. Por  aquellos días cada dos por tres los estudiantes, jóvenes y entusiastas, hacíamos múltiples asambleas para combatir y cambiar el régimen, criticarlo inflamadamente y para tomar decisiones, aprobar resoluciones y los acuerdos necesarios para derribar a Franco, a sus ministros, al Opus Dei, la Falange, al Movimiento Nacional e incluso a los Príncipes de España. Debo confesar que yo asistía a las reuniones sin hablar en demasía. Siempre me ha dado vergüenza hacerlo en público. Era joven, ingenuo y tímido.... ¡Como soy ahora, aunque desventuradamente solo conservo la juventud de espíritu!. Esta circunstancia me permitía, empero, abrir mucho los ojos y los oídos y percatarme de todo aquello que sucedía a mi alrededor.

De entrada, la voz cantante la llevaban los delegados escogidos democráticamente. Encima de la tarima, un pelín altivos, marcaban los tiempos, la agenda, daban o quitaban la palabra, hacían el recuento de votos..... Pero lo más interesante sucedía el la platea. Casi todos permanecían callados. Mejor dicho, hablaban en voz baja con los vecinos. De vez en cuando aplaudían, gesticulaban exageradamente y silbaban una intervención hecha por un osado compañero, tan joven, idealista e ingenuo como el resto de la asamblea. Pero..... ¡había excepciones!. Siempre tomaban la palabra dos o tres compañeros -un poco más talluditos que el resto-  que aparentemente debatían entre ellos, mientras gesticulaban tanto o más que el resto de asistentes, chillaban más alto y acaparaban mucho más tiempo la palabra monopolizando el diálogo -¡en realidad, monólogo!-, para acabar imponiendo sus opiniones, o no permitiendo llegar a ningún resultado, ni propuestas, ni nada de nada..... ¡Eran los infiltrados!. Eran el equivalente a lo que ahora conocemos como ratas de cloaca.... ¡Tan franquistas como ahora!. Eran los que boicoteaban las asambleas y que hacían que se empezara discutiendo si nos sumábamos a una huelga, o a una manifestación, o apoyar a los trabajadores de la SEAT, o al represaliado profesor Sacristán, pero se acabara acordando hacer una nueva asamblea para decidir donde podríamos reunirnos para poder votar o no si los trabajadores de la Seat merecían o no nuestro respaldo.... ¡Misión cumplida!. Los años transcurridos y la experiencia acumulada me permiten ahora, cuarenta y cinco años después, reflexionar, darme cuenta de lo sucedido y reprocharme la inocencia y credulidad que entonces padecía..... ¡Yo y todos mis compañeros!.

A menudo las asambleas acababan abruptamente. Unos compañeros de primero entraban atropelladamente en el aula, espantados, chillando: "¡Los grises, los grises....!. ¡Nos han rodeado!". Entonces, los alumnos salíamos con el DNI entre los dientes desfilando ordenadamente a lo largo de un pasadizo conformado por unos energúmenos malcarados vestidos de gris. Nos identificaban y los más significados asambleístas era detenidos. Y los infiltrados eran separados del resto y aparentemente retenidos.... ¡para que pudieran informar reservadamente a sus superiores!. En la siguiente asamblea aparecían dos o tres nuevos compañeros los cuales, curiosamente, hacían y decían lo mismo que los desaparecidos.....

Las CUP son una formación política asamblearia. Tal vez no son tan jóvenes y se supone que tampoco tan ingenuos como nosotros. Son más transversales y sesudos que los inexpertos estudiantes de los años setenta. Ahora ya no les hacen salir con el DNI en la boca, pero a pesar de todo..... ¿están seguros que no hay infiltrados entre sus filas?. Los grises ya no son tan grises pero las ratas de cloaca continúan siendo las mismas y continúan trabajando activamente al servicio del Estado -¡del régimen!-..... ¡Sin las más mínimas contemplaciones, por cierto!. ¿Están seguros que cuando debaten sobre la independencia los infiltrados no (im)ponen sutilmente palos en las ruedas proponiendo condiciones que el tiempo y las circunstancias convierten en inasumibles?. Ahora, se me ocurre esta condición sine qua non adoptada de no votar la investidura de Artur Mas. ¿Es racional vetar su candidatura bajo el argumento que es el responsable de haber recortado el estado de bienestar catalán?. ¿Madrit y Bruselas -¡y Merkel!- están exentos de culpas?.¿Es justo señalar a él como culpable de corrupción, sin pruebas fehacientes y contrastadas?. ¿Es lógico querer imponer el candidato a la presidencia de la Generalitat al grupo mayoritario -¡tanto como seis veces mayor que las CUP!-, porque el propuesto por Junts pel Si representa el pasado que queremos superar....?.

Las CUP, que me caen muy bien, tienen la utopía como guia. Son idealistas y van sobrados de principios. Tienen las manos limpias y las ideas claras. Pero.... ¡no son de este mundo!. ¡Desgraciadamente!. No pactan, porque no transigen. No hablan, porque solo debaten. No quieren liderazgos unipersonales porque tienen miedo y odian el liderazgo. No hacen política -con minúsculas- mundana, porque hacen POLÍTICA -con mayúsculas- de verdad, al por mayor, sin asumir compromisos de gobernación, porque los gobiernos molestan. Quieren adaptar la realidad de la vida a una realidad virtual y utópica, donde las normas son prescindibles -¡en muchos casos es así!- y el capitalismo es una mierda, en lo cual.... ¡estoy absolutamente de acuerdo!.

Pero el mundo real se empecina en ser completamente opuesto a sus deseos. Y la vida real se impone por encima de la virtualidad cupaire. Hacer de su posición una pétrea e inamovible imposición, como si de la constitución española se tratara, no es otra cosa que hacer del juego a Madrit. Es hacer aquello que el unionismo español no ha conseguido ni conseguirá jamás: detener el proceso que nos debe conducir a la independencia.

Solo pasará si las CUP les hacen el trabajo sucio.



dijous, 5 de novembre del 2015

ZAFARSE DE LA ACOMETIDA..... ¡PARA ALEJARNOS DE LA HUIDA HACIA ATRÁS ESPAÑOLA!

La semana que comenzó el lunes 26 de octubre y acabó el domingo 1 de noviembre ha sido informativamente hablando movida, trepidante, desmesurada. Incluso, inconteniblemente enloquecida. El anuncio hecho por Junts pel Si y las CUP declarando que presentarán una resolución a la mesa del Parlament en la cual manifiestan la voluntad de iniciar el proceso definitivo para conseguir la independencia de Catalunya, ha desatado entre los defensores de la unidad de España una cadena de reacciones repletas de miedos -¡auténtico pánico!-, de agresividad verbal y de rabia incontenible, difíciles de poder ser calificadas como lógicas, juiciosas o mesuradas. ¡Antes al contrario!. No han sido las más desmesuradas, empero, las manifestadas por el ejecutivo español. Estas han sido igualadas o superadas por las reacciones de la prensa escrita madrileña y por los tertulianos de radio y TV españolas. Por no mencionar las manifestadas por los partidos pomposamente auto-calificados como nacionales -¡de España, por supuesto!-, absolutamente desaforadas e incluso contraproducentes para sus intereses. El concepto enloquecer se queda corto. No define ni mucho menos el terremoto que una sencilla resolución política ha causado entre los espíritus débiles y aturdidos de aquellos que deberían ser ejemplo de tranquilidad, fortaleza intelectual y sentido común, para los desconcertados y desinformados ciudadanos españoles abducidos por nefastos políticos, embaucados por peores periodistas y formaciones políticas excesivamente institucionalizadas y envilecidas -muchas de ellas enmerdadas hasta las cejas- por la corrupción estructural y generalizada que azota el Estado español.

De todos los rechaces provocados por las democráticas intenciones catalanas, los más vistosos han sido los lanzados por la policía, los fiscales y los jueces, todos ellos supuestamente encargados de perseguir y combatir la corrupción y los delitos en general. Sin embargo, en realidad están actuando más como policía política, como acusadores políticos y como jueces instructores de causas políticas, que no como investigadores de la verdad y defensores de la justicia.

Cuando unos investigadores basan sus pruebas en meras suposiciones y conjeturas inverosímiles y se centran en hacer encajar determinados hechos dentro de un guión previamente establecido, no hacen bien su trabajo y lo más grave, hacen mucho daño a la justicia y a la verdad. Cuando se habla de facciones de policías fieles a los socialistas o afines a los populares, la policía pasa a ser considerada como guardia pretoriana al servicio de una ideología política determinada y no al servicio de la sociedad en general. Ahora se ha conocido la existencia de un informe llamado Pelícano confeccionado por el aparato policial y de inteligencia controlado por el PSOE, sobre corrupción dentro de la dirección del PP y destinado a aniquilar políticamente Mariano Rajoy. A la vez, la facción policial afecta al régimen popular dedica sus esfuerzos a destruir Convergència y Artur Mas y de paso, pasar cuentas contra el expresidente Jordi Pujol y su familia. Suposiciones, presiones, chantajes, dossieres e informes más falsos que un día de 36 horas...... Estos pueden ser algunos de los argumentos que sirven para señalar como culpable y reo de muerte al más inocente de los mortales. Con todo ello, se enmascaran otros casos de corrupción mucho más graves y escandalosos que afectan el partido del gobierno o a la oposición. A menudo, cuando se exagera en demasía, se montan espectáculos circenses y se gesticula hasta la caricatura alrededor de un presunto corrupto, la gente acaba desconfiando de este tipo de malos policías, más preocupados en agradar a sus amos que ocupados en dilucidar la verdad.

Cuando los fiscales ordenan registros innecesarios y aparatosos, en fechas especialmente significadas, escenifican batidas policiales a la búsqueda de unas pruebas que probablemente ya pueden haber sido destruidas o escondidas, al cabo de muchos meses después de iniciadas las diligencias e imputaciones, no están haciendo bien su trabajo y lo que es más grave, actúan más como verdugos de supuestos delincuentes, los cuales no gozan de la presunción de inocencia. Cuando permiten que los presuntos delincuentes sean exhibidos y escarnecidos públicamente, sujetándose a duras penas los pantalones para que no les caigan, acarreando bolsas de basura con sus pertenencias dentro, están haciendo muy mal su trabajo. Cuando no se impide -¡a menudo se favorece!- que unos supuestos periodistas actúen como piquetes de linchamiento ante los domicilios de los imputados, mientras asedian, escarnecen y ultrajan a vecinos y familiares con total impunidad, continúan haciendo muy mal su trabajo. Pero lo peor de todo es que son plenamente conscientes de su maldad. Cuando no investigan las filtraciones a la prensa de materia sujeta a secreto del sumario están traicionando la justicia, además de prevaricar.

Y los jueces que permiten estas filtraciones a la prensa, o las revelaciones del secreto de sumario, que no defienden la presunción de inocencia de los imputados, que no garantizan sus derechos y el de las familias, o son tan estrictos y rígidos que sólo saben seguir al pie de la letra el código penal, mercantil, civil o procesal, sin interpretar las leyes con mesura, proporcionalidad, flexibilidad y sentido de justicia, no son más que funcionarios de visera y manguito. Y como todos los funcionarios, son deudores de sus restricciones ideológicas... ¡y de sus amos!.

¡Pués bien!. Esta especie de policías, fiscales y magistrados son los que han sido escogidos por los políticos españoles como espadas y matadores para dar la estocada final y definitiva al desafío soberanista catalán. Como sea que los políticos españoles no saben hacer política, ni tienen excesivamente enraizados los principios democráticos, han enloquecido y están salpicados hasta el gorro por corruptelas y corrupción, han encargado que unos cuantos funcionarios de visera y manguito hagan el trabajo sucio contra más de dos millones -¡por lo menos!- de ciudadanos catalanes. La mayoría de catalanes no estamos haciendo una huida hacia delante. El problema es que España esta haciendo una huida hacia atrás..... ¡Cincuenta años atrás!.

Pero.... Con el currículum profesional que presenta todos ellos, la batalla la tienen perdida. Nosotros nos zafaremos de la acometida con gracejo, agilidad e ilusión. Porque tenemos principios democráticos, legitimidad política y la Justicia de nuestra parte. ¡Ni más, ni menos....!. Y unas imperiosas ansias de conseguir la verdadera libertad, la plena soberanía y la imprescindible y necesaria independencia de Catalunya.







dimarts, 3 de novembre del 2015

EL "CATACROC" DEFINITIVO ENTRE CATALUNYA Y ESPAÑA.

Las dos formaciones políticas inequívocamente independentistas han presentado ante el registro del Parlament de Catalunya el acuerdo sobre la Declaración de inicio del proceso de independencia. El texto que se someterá a la aprobación de los diputados consta de un preámbulo y de nueve puntos, que desarrollan todas las decisiones y acciones que el Parlament y el govern de la Generalitat habrán de asumir y cumplir para poder alcanzar, llegado el caso, un nuevo Estado catalán libre y soberano.

El lector puede imaginarse el revuelo que este hecho ha provocado dentro del gobierno de España, entre los partidos unionistas y los medios de comunicación de Madrid: Un auténtico terremoto político. No se lo esperaban, a pesar que estaba anunciado en la hoja de ruta de los independentistas sometido a la aprobación de los ciudadanos las pasadas elecciones. A los estupefactos unionistas les ha faltado tiempo para volver a lanzar las consabidas amenazas policiales, judiciales e incluso unas cuantas advertencias políticas de propina, contra Artur Mas, Junts pel Sí, las CUP y todo aquel o aquello que tenga que ver con el proceso independentista. A Carme Forcadell, presidenta del Parlament, UPyD quiere que los jueces imputen a ella y a los miembros de la mesa del Parlament que han votado a favor de la admisión de la Declaración, por un delito de sedición. "Una provocación", ha dicho Mariano Rajoy. "No 
conseguirán sus objetivos", ha añadido. De hecho ha amenazado con la intervención del Tribunal Constitucional Español el cual, recordemos, recientemente ha sido armado con los instrumentos necesarios para impedir que el contenido de la resolución soberanista llegue a consumarse. Son armas equivalentes a las que pudiera utilizar un verdugo para ejecutar a los condenados: una cuerda, un sable o el garrote vil. En este caso, el farragoso y tortuoso código penal español. En la España de Mariano Rajoy, el Tribunal Constitucional tiene plenos poderes para hacer cumplir sus propias sentencias de forma implacable e inexorable. El árbitro constitucional castellano deviene fiscal, juez y verdugo a la vez. La presunción de inocencia y la división de poderes están muertas en España. ¡Tanto como el mismísimo Montesquieu!. Por esta razón el papel del abogado defensor es tan irrelevante.... ¡En España, naturalmente!.

Paralelamente, la judicatura, la fiscalía y las fuerzas policiales han retomado con renovado entusiasmo las investigaciones alrededor de Jordi Pujol i Soley y su familia. Los medios de comunicación han sido convenientemente pre-avisados por la autoridad competente con muchas horas de anticipación para que se personasen ante el domicilio del expresidente para informar y grabar con todo lujo de detalles el vistoso espectáculo ofrecido ante el despliegue de decenas de policías y funcionarios judiciales ajetreados, a las órdenes de los fiscales anticorrupción de la Audiencia Nacional, venidos expresamente desde Madrid. Previamente advirtieron , empero, que en el transcurso de la representación no se producirían detenciones. Resultaban innecesarias, ya que la pena del telediario se ha cumplido igualmente con represiva precisión castellana.... ¡Como siempre!.

¡Ha estallado el encontronazo definitivo!. Catalunya quiere la libertad y el Estado español quiere mantener incólumes la supremacía política y burocrática y los privilegios económicos y fiscales adquiridos en Catalunya los últimos trescientos años mediante el tronado derecho de conquista, muy enraizado y siempre vigente dentro la cultura castellana. Catalunya quiere la independencia conseguida pacíficamente a través del escrupuloso respeto de los principios democráticos, mientras que España se opone utilizando aquello que el periodista Enric Juliana califica como Brigada Aranzadi -en realidad una verdadera División acorazada- conformada por la abogacía del Estado, la fiscalía, la judicatura y el Tribunal Constitucional, enfrentando la justicia castellana a la legitimidad democrática. Un verdadero catacroc entre legitimidad catalana y legalidad española..... ¡Entre Catalunya y España!.

Francamente, creo que España ha perdido de antemano la partida. Sus reacciones no solo resultan extemporáneas y desproporcionadas. También son ridículas. Y peligrosas, puesto que son producto de la rabia, del desconcierto y de la ignorancia voluntaria resultante de no querer reconocer la realidad..... El problema no es Catalunya. El problema es España y su falta de calidad democrática. El autoritarismo impositivo innato de las élites dirigentes castellanas -¡españolas!- y la debilidad democrática de las instituciones públicas y privadas del Estado resultan lo más peligroso de todo. Es precisamente esto lo que puede provocar un estallido termonuclear en el Estado. Si ello pasase, quien más tiene que perder es España, no Catalunya. Por que Catalunya hace tres siglos que lucha por sobrevivir dentro de un estado que le es hostil y arduo, y estamos acostumbrados a padecer. Pero España puede perderlo todo, desde los privilegios artificiales de sus dirigentes hasta el menguante prestigio internacional, pasando por el declive económico, social, de empresas y ciudadanos definitivo..... ¡Un auténtico desastre!. Todo esto por no querer aceptar sin excusas los principios democráticos universalmente reconocidos.... Y por no querer ver ni entender la verdadera realidad de Catalunya.