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dimarts, 17 d’agost del 2021

3/3 REFLEXIONES Y AUTOCRÍTICA: COROLARIO.

COROLARIO.

El proceso no ha llegado al final del camino porque no hemos alcanzado la meta de la independencia. La prueba más evidente es que las instituciones del Estado continúan manifiestamente agobiadas y enrabietadas por los exiliados políticos y los resultados electorales favorables a las opciones independentistas, que siguen ganando y creciendo elección tras elección. Pero por encima de todo no hemos llegado al final porque los independentistas no nos damos por vencidos, ¡al contrario!. Sabemos que estamos ganando y que cada día que pasa España es más débil porque está más carcomida que un aparador -¡o mesa de negociación!- devorada por las termitas de la corrupción de todo tipo que corroen todas sus instituciones. Corrupción, Montesquieu muerto y enterrado, principios democráticos desvaneciéndose y un Estado en verdadera quiebra democrática. ¡Por eso estamos ganando!. ¡Porque delante hay la nada!. Por cada nueva agresión de jueces politizados y politiqueros, más se hunden su legitimidad y credibilidad. Por cada nueva imputación de la fiscalía afinadora política, más desprestigio alcanza y más se afianzan los principios democráticos catalanes. Por cada atestado truculento y fake de la GC y PN, más animadversión acumulan ambos cuerpos y de rebote del Estado. Por cada chantaje económico, financiero o empresarial, más empuje para Cataluña y más pies de barro para España, que sólo sabe crecer apropiándose la riqueza creada por los demás. Por cada decisión más anti política y desacertada del Gobierno español, más profunda se hace la sima que separa Cataluña de España.

Desafortunadamente no todo podemos fiarlo a la consecución de un (im)posible buen acuerdo obtenido en la mesa de negociación Gobierno-Generalitat. El presidente Sánchez ya ha anunciado que ni derecho de autodeterminación ni amnistía serán aceptadas porque son imposibles. Dice que no caben dentro del marco constitucional, lo que es más falso que un duro sevillano porque siempre se pueden habilitar los mecanismos legales necesarios para sea posible si hay voluntad política en hacerlo, como han hecho Canadá o el Reino Unido. Pretende desviar el diálogo hacia la comisión bilateral Estado-Generalitat contemplada en el estatuto de autonomía, para hablar de infraestructuras, olimpiadas, financiación autonómica e incluso de un nuevo encaje de Cataluña dentro de España. ¡Pardiez!. ¡Un nuevo estatuto!. Es decir, que volvamos donde lo dejamos ahora hace más diez años y que nos ha llevado hasta donde estamos hoy. Pide que pasamos página, demos por terminado el proceso independentista y que nos olvidemos de estos más de diez años de luchas y embates soberanistas exigiendo libertad y justicia. Ofrece la formula lampedussiana: ¡cambiarlo todo en apariencia que nada cambie realmente y todo siga igual!. Y sin ninguna garantía que la extrema derecha extrema españolas no volverán a recurrir a su TC, brazo armado del nacional-catolicismo hispano, para volver a despreciar y violentar la voluntad de los catalanes y volver a poner en marcha el bucle de esta historia interminable que hay entre Cataluña y España.

Cerrar el conflicto Cataluña-España votando un nuevo estatuto e indultando por la gracia real los presos políticos encarcelados mientras continúa desatada la persecución policial, fiscal, judicial, política y económica contra más de 3000 represaliados catalanes porque dentro de la sagrada Constitución española no permiten que quepa un referéndum de autodeterminación -es decir, la democracia!-, es cerrar el falso un problema político que se les ha ido de las manos y que por tanto, no pueden controlar.

¡Los catalanes no queremos un nuevo estatuto!. Ni queremos que se nos perdonen unos delitos que sólo existen en las calenturientas mentes de algunos políticos y jueces, más preocupados por impartir venganza que por dilucidar la verdad e impartir verdadera justicia. En todo caso los delitos los cometieron la GC, la PN, la fiscalía y todos los jueces que sucumbieron al dictado del Gobierno de España -y viceversa- y Su Majestad el rey, ¡la ineludible guinda del pastel!. Por cierto, delitos que todos ellos siguen cometiendo. ¡Y con total impunidad!.

¡Los catalanes queremos la libertad!. Porque no somos españoles y la mayoría no nos sentimos. Y no queremos serlo por fuerza y ​​con el estado en contra nuestra resoplándonos el cogote.....

Como es seguro la mesa de diálogo será un auténtico fiasco hay que tener las ideas claras y el ánimo dispuesto. Por lo tanto, ¡tenemos que volver a hacerlo!. Y esta vez lo haremos mejor porque defenderemos la República hasta conseguir la independencia. Tanto si nos lo piden nuestros líderes como si lo hacemos sin que nadie nos lo pida. Y lo haremos con todo lo que sea necesario, guste más o menos.

Porque lo que es necesario y justo está de nuestro lado. La razón y la fuerza radican en el pueblo y en la democracia, no en un Estado en quiebra técnica o unos líderes catalanes atemorizados y pardillos que quieren creer en la bondad de un estado que no sabe ni quiere negociar y, por supuesto, nunca razona..... ¡Y menos, con Cataluña!.



dilluns, 16 d’agost del 2021

2/3 REFLEXIONES Y AUTOCRÍTICA: AUTOCRITICA.

AUTOCRÍTICA.

Los partidos han priorizado egoístamente sus intereses partidistas. Para ellos, alcanzar la hegemonía dentro del movimiento independentista es el objetivo prioritario. Elevar y ensalzar el líder por encima de todo se convierte en una necesidad perentoria. Mostrar más sensibilidad social o ser más de izquierdas o menos de derechas es imprescindible para diferenciarse de los demás. Aniquilar los CDR para que el movimiento independentista no camine libremente haciendo su propio camino, también es un objetivo partidista.... Todo ello convenientemente incitado y cacareado por el unionismo españolista más o menos inflamado. Medios de comunicación, fiscalía, judicatura, policía y guardia civil, políticos, empresariado, todo el auto denominado constitucionalismo español se ha volcado en fomentar la división y provocar el enfrentamiento dentro del movimiento soberanista. Se trata del ya conocido divide y vencerás. ¡Y los partidos catalanistas han caído en la trampa de cuatro patas!.

Estos enfrentamientos partidistas también han hecho mella entre la militancia, los simpatizantes y votantes de cada formación política independentista. Los reproches, las críticas desaforadas e incluso los insultos se han ido repartiendo a diestro y siniestro hasta causar una especie de desazón generalizado que se proyecta dentro de las entidades soberanistas como son Òmnium o la A.N.C. También dañan instituciones con vocación de transversalidad y apartidistas, como es el Consell per la República, que tan necesario resulta a estas alturas. 

Cabe decir que el movimiento independentista ha cometido muchos errores. El primero fue creer que la España constitucional se comportaría como un estado de derecho democrático como hay tantos en Europa y el resto del Mundo. Nada más lejos de la realidad. Irónicamente podemos decir que el estado de derecho español es en realidad un estado del revés. Que sus principios democráticos son como los principios de los hermanos Marx: si no te gustan no te preocupes, tengo otros. Que no le importa demasiado dar una imagen de violencia, represión y venganza desaforada. Que utiliza toda su fuerza bruta, legal, ilegal o alegal, contra la disidencia política catalana -¡incluso también la española! -, contra titiriteros, raperos y gente de la farándula que osen criticar o cuestionarlo. O contra todo un pueblo que sólo pide que le dejen ejercer el derecho de autodeterminación pacíficamente y que se respeten los resultados de la consulta.

El estado español a menudo provoca vergüenza ajena, pero no tiene toda la culpa de lo que está pasando a estas alturas en Cataluña. Su responsabilidad quizá es la más importante y punzante, pero no es exclusiva....

Ya he efectuado merecidas críticas hacia las formaciones políticas en general, pero los partidos hacen lo que disponen sus líderes. Un error garrafal fue la respuesta que dieron después de los hechos de octubre del año 17. De entrada mostraron todas sus debilidades y carencias suspendiendo la declaración de independencia debido a las desavenencias entre Carles Puigdemont y Oriol Junqueras y a las preocupantes noticias y amenazas que llegaban desde Madrid. También prescindieron olímpicamente del empoderamiento de la ciudadanía y no recabaron su apoyo en defensa de la República, a pesar de la experiencia adquirida durante la violencia policial soportada en defensa del referéndum. ¡Al contrario!. Prefirieron dejarnos al margen. En definitiva ganó el miedo, la prudencia y la flaqueza en las propias fuerzas y convicciones. Después decidieron unos marchar al exilio y otros entregarse a la justicia castellana. En realidad se rindieron ante el brutal embate del Estado. Los presos políticos ahora indultados porque pensaban que España no sería excesivamente dura contra ellos, a la vez que confiaban en la separación de poderes e independencia judicial españolas y porque quizás creían que ir al exilio no ayudaría nada a la independencia. ¡Todo esto fue un error de bulto!. España tenía puesta la sexta marcha para aniquilar la osadía catalana. Y decidió descabezar el movimiento soberanista sin ningún miramiento. Basta repasar todo lo que ha acontecido desde el alzamiento de manos de los presos políticos hasta hoy. Reconozco que a toro pasado es muy fácil hacer conjeturas sobre ¿qué hubiera pasado si....?. Sin embargo me pregunto: ¿Dónde estaríamos estas alturas si todo el gobierno de la Generalitat hubiera optado por marchar al exilio?. Seguro que el movimiento independentista gozaría de mucha mejor salud y fortaleza de la que todavía mantiene hoy. Y sobre todo se hubieran apaciguado las rencillas entre los partidos políticos y la correspondiente proyección en la ciudadanía. Por lo tanto, se hubiera reforzado la unidad de acción.

Ahora se tiene que reconocer que ir al exilio fue un acierto. Y que si todo el gobierno lo hubiera hecho, además de ahorrarnos vergonzosos juicios, sentencias injustas, persecuciones ignominiosas y humillantes indultos en lugar de una justa amnistía para todos los presos, exiliados y represaliados, hoy estaríamos más cerca de la libertad de lo que estamos verdaderamente.

Pero la autocrítica también debemos hacerla los independentistas de la calle. Delegamos la consecución y defensa de la República desde nuestros hombros cargándola exclusivamente en los políticos. ¡Renunciamos al empoderamiento!. Nos dejamos seducir por los cantos de sirena que lanzaban desde algunas plumas mediáticas partidistas, las cuales eran tenidas como voces independentistas. ¡Lo eran quizá en apariencia, de medio pelo!. Como no hay peores periodistas que aquellos que lo son de partido, el choque contra las rocas estaba bien servido.... Pero sobre todo, la renuncia a nuestro empoderamiento dejándolo en manos de aquellos que se vieron arrastrados a caminar -de corazón o contra corazón- por el camino de la independencia, es lo que nos ha llevado por el pedregal. ¿Es que acaso no recordamos que las consultas por todo el país, en los pueblos y ciudades de toda Catalunya las organizamos y culminamos nosotros solos, no los partidos?. ¿Qué todas las multitudinarias manifestaciones de los 11S, la Vía Catalana y el resto eran cosa nuestra y no de los partidos?. ¿Qué todas las movilizaciones, manifestaciones y protestas las organizamos nosotros?. ¿Qué fuimos nosotros quienes escondimos las urnas y papeletas del 1O -en la Catalunya Norte- para evitar que la policía las robara, las defendimos de los piolines recibiendo de lo lindo y con sangre y lo hicimos al margen de las instituciones oficiales?. ¿Qué son nuestros votos los que dan las mayorías absolutas a las fuerzas independentistas?. ¿No fueron los Comités de Defensa de la República, los CDR, quienes se movilizaron desde octubre del año 17 hasta octubre del 19 contra la sentencia de los presos políticos, sin apriorismos ni condicionamientos partidistas?. ¿Dónde queda toda este empuje ciudadano?. ¿Dónde se esconde la fuerza que aún poseemos?. Donde seguro que no se encuentra es en la panxa del bou, on no neva ni plou....

Está dentro de cada uno de nosotros. ¡Y no para de crecer y fortalecerse!.


SIGUE.........

dissabte, 14 d’agost del 2021

1/3REFLEXIONES Y AUTOCRÍTIA: REFLEXIONES

REFLEXIONES.

El verano es un buen momento para reflexionar. Hace demasiado calor y esto invita a sentarse a la sombra mientras nos hidratamos, leemos un buen libro o medio adormecidos, reflexionamos sobre la migración de la mariposa monarca u otras preocupaciones similares. ¡Pues bien!. Creo que visto todo lo que está pasando dentro del mundo soberanista ahora es un buen momento para reflexionar sobre lo que ha pasado y aún pasa y hacer la autocrítica que proceda. Naturalmente, para intentar vislumbrar lo qué pueda suceder en el futuro.

Hasta el 1 de octubre del año 2017 los catalanes nos empoderamos y emprendimos el rumbo hacia la independencia arrastrando tras nuestro aquellos políticos que comenzaban a percatarse que después de la quiebra autonómica provocada por la vergonzosa y políticamente disparatada sentencia contra el estatuto dictada por el TC, poco teníamos que hacer dentro de un Estado donde prevalece más el pasado franquista y las tradiciones nacional-católicas que los principios democráticos universalmente aceptados. De la mano de un partido ultra-nacionalista de la derecha más tradicionalista española que se hubiera visto hasta entonces se desató una furibunda reacción de catalanofobia, que aún dura hoy y que parece durará y perdurará por muchos años. El anticatalanismo del PP se está volviendo sistémico dentro del escenario político de este malhalado Estado. Y ahora se incrementa al entrar en competencia directa con el discurso que defiende VOX y que los populares en buena parte han asumido como propio. Como ejemplo basta señalar que están dispuestos a recabar nuevas firmas en todo el Estado contra la decisión de indultar a los presos políticos, tomada por el Gobierno de coalición de España. Esto se parece demasiado al listillo que tropieza voluntariamente dos o tres veces con la misma piedra. ¡He aquí el nivel político de la derecha extrema española!. Naturalmente, toda acción provoca una reacción de signo opuesto y en este caso, la reacción fue, es y será el fortalecimiento del sentimiento independentista y el ensanchamiento de la base soberanista en Cataluña.

El 1 de octubre de 2017 -y el 3 y el 27 del mismo mes- fue el punto de inflexión en cuanto al movimiento independentista. Lo cierto es que aquel empoderamiento que asumieron los ciudadanos de a pie, convocando primero las consultas ciudadanas en todo el país, después votando masivamente la consulta nacional el 9N de 2014 y año tras año incrementando la asistencia de manifestantes en las Jornadas nacionales de los 11 de septiembre o haciendo ganar por mayoría absoluta elección tras elección a los partidos soberanistas, todo ello desembocó en el traspaso del testigo y la responsabilidad del movimiento al ámbito de los partidos políticos, esperando que fueran ellos quienes culminaran el proceso independentista. El empoderamiento de los ciudadanos terminó bajo una tormenta de golpes de porra de la GC y PN, boicots y chantajes comerciales y empresariales, persecuciones políticas, judiciales y policiales y una especie de españolísima venganza siciliana contra el independentismo que dura hasta hoy.....

Dejando todo en manos de los partidos pasó lo que tenía que pasar. Las rencillas partidistas, las discrepancias sobre la hoja de ruta, la mezquindad ideológica, el enfrentamiento entre los líderes con egos atizados caïnitament por los militantes más encendidos de cada partido con la inestimable colaboración de la caverna mediática, el eterno debate derecha-izquierda contraponiendo justicia social a independencia o quién fue el primero o es más puro en la causa independentista, acabaron haciendo casi premonitoria la frase pronunciada por el inefable José María Aznar: "Antes se romperá Cataluña que España". De hecho no ha pasado exactamente esto, puesto que el movimiento independentista es más fuerte, plural y amplio como nunca ha sido antes. Pero la división partidista, la desconfianza entre las CUP, ERC y JxCAT es un hecho insoslayable.

Creo que podemos afirmar que el exceso de confianza depositada en las formaciones políticas para que nos llevaran hacia Ítaca, quizás resultó muy cómodo para la ciudadanía pero fue nefasto para el movimiento. Y si añadimos que las entidades de la sociedad civil que habían impulsado el proceso desde el inicio también decidieron hacerse a un lado tomando un perfil bajo, el error alcanzó la absoluta monumentalidad.

No hay demasiados independencias en la historia de la humanidad que se hayan conseguido sólo con el empuje de los partidos políticos. Los líderes del movimiento siempre deben estar acompañados y empujados por el pueblo que quiere liberarse. Al fin y al cabo las independencias se hacen porque la gente quiere deshacerse del yugo que los estados opresores imponen y que les atenaza. Y a menudo, exigir las libertades conlleva el ejercicio de la violencia y brutalidad por parte de estos estados despóticos que lo quieren impedir, en defensa del status quo que tantos beneficios de toda índole les reporta. Por lo tanto, la desobediencia y resistencia pacíficas ante las injusticias están más que justificadas. ¡Y son necesarias!. Pero sobre todo deben ser persistentes, masivas y valientes. Deben ocuparse calles y plazas y deben ir acompañadas de huelgas, boicots en el pago de impuestos y desobediencia generalizada a la policía, a la fiscalía, a los jueces y al Tribunal Constitucional, que en España se ha convertido en un juzgado de guardia cualquiera al servicio de las esencias patrias franquistas. Nada de lirios en las manos, sonrisas en las caras y poner la otra mejilla. Ahora sabemos que ante España tendremos que derramar sangre, sudar y llorar como nunca lo hemos tenido que hacer hasta ahora.

Si dejamos de estar indolentemente tumbados sobre los sofás de nuestras salas, mirando por la tele qué pasa o escuchándolo por la radio, si no nos informamos de lo que hacemos o no hacemos a través de medios de comunicación a menudo manipuladores y partidistas, si dejamos de insultar y hablar mal caïnitament en las redes sociales sobre aquellos compañeros de viaje que no hacen o dicen las cosas que nos gustaría escuchar pero cuyo objetivo final es la independencia, quizás entonces seremos conscientes de la fuerza que poseemos, individual y colectivamente, así como la debilidad que demuestran los adversarios unionistas. Al fin y al cabo el unionismo no sabe seducir y sólo se defiende mediante la más brutal de las represiones a manos de policía violenta y despiadada, una fiscalía afinadora y mentirosa, unos jueces y magistrados manifiestamente injustos y politizados y multitud de políticos embaucadores. Este tipo de defensa de la unidad constitucional -de destino en lo universal- muestra sus debilidades y carencias ante nuestros ojos y los del resto del mundo democrático....

Demuestra la quiebra democrática de unas instituciones españolas, impropias e inaceptables en cualquier estado de derecho del mundo mundial.....


SIGUE...........