La meva llista de blogs

dimarts, 30 d’agost del 2011

"LA REFORMA CONSTITUCIONAL" DE FRAU MERKEL Y MONSIEUR SARKOZY.

Siempre me ha parecido grotesca la actitud de determinados líderes políticos catalanes sobre el supuesto catalanismo, soberanismo o independentismo que dicen abrazar, y las relaciones que establecen con la política y  la Constitución Española, que cuanto menos cabe calificarlas de confusas. Se diría que quieren pero no pueden prescindir del aire sumiso, casi de esclavo que les atenaza y condiciona su devenir cotidiano, y sus pensamientos más íntimos y personales. Las opiniones y decisiones que toman lo son en función de una especie de suspicacia previa que les hace entrar en profunda contradicción, entre el supuesto catalanismo (o soberanismo, o independentismo) que dicen profesar y el subconsciente unionista en el que hemos sido todos educados y en el cual nos hallamos irremisiblemente inmersos.

Como es sabido, el presidente del gobierno español y el líder del principal partido de la oposición, han llegado a un acuerdo para reformar la Constitución que recoja la prohibición del déficit público en todas las administraciones del estado; para entendernos, se han plegado a los deseos de la señora Merkel y a los intereses de Alemania, es decir, de los mercados.

El señor Duran declaró que compartía la música, pero que hasta que no se conociera la partitura, no se pronunciaría al respecto. Posteriormente dijo que compartiendo la música, exigía que la partitura recogiera la limitación de la solidaridad de las comunidades autónomas al 4%, y también que tal vez fuera posible que pudiera sopesarse la conveniencia que para la pretendida legitimidad de la reforma, sería interesante someterla a un referéndum presuntamente ratificatorio. Como es obvio no se trata de una cita textual, pero ilustra la ambigüedad dominante del señor Duran, que, no olvidemos, además de nacionalista catalán y democristiano, se define como confederalista. ¿Como se puede ser a la vez confederalista (sin el paso previo de la independencia), hispano-unionista y partidario de perpetuar el expolio fiscal indefinidamente?.¿Ignora el señor Duran que si llega a limitarse la magnitud de la forzosa solidaridad catalana al 4%, el estado español buscará la formula, por supuesto plenamente constitucional, para que se incremente hasta los límites que sean de su conveniencia e interés?. No podemos olvidar lo que está sucediendo con el vigente acuerdo de financiación y los famosos 1.400 millones de € del fondo de competitividad que corresponden a Catalunya, que por egoísta interés del gobierno central  no será abonado hasta el año 2013.

Por otro lado, desde ERC se dice que la reforma perpetuará el expolio fiscal, y que debería aprovecharse la oportunidad para que la Constitución recoja, ahora sí, el derecho a decidir. También defienden que la reforma sea sometida a referéndum. ¿No es más fácil entender (y defender) que estamos ante una constitución que no es la catalana?. Por tanto, ¿porqué debería recoger la autodeterminación?. Siempre es bueno recordar que la Carta Magna inglesa no contemplaba la independencia de los EE.UU. y sin embargo, se hizo realidad. ¿O acaso la divina legalidad del rey de Francia impidió la Revolución Francesa?. ¿Tal vez Chequia y Eslovaquia se separaron por mandato constitucional?. Poco importa que la constitución de una metrópolis recoja o no la autodeterminación, la independencia o este o aquel derecho, favorables o no a los colonos esclavizados. Si estos desean la libertad, la conseguirán y nadie será capaz de privarles de ella, como nos demuestra el discurrir histórico de la humanidad. Si todo lo anterior es cierto, ¿porqué exigir un referéndum, si estamos ante una constitución que en su integridad nos resulta  hostil, represiva, expoliadora, antidemocrática y sobre todo ajena, es decir extranjera?.

Los catalanes debemos tener claro que lo único que puede darnos plena satisfacción es tener una constitución propia, catalana. Solo así veremos colmadas nuestras aspiraciones nacionales; solo un texto hecho por, para, de y con los catalanes recogerá nuestros anhelos y esperanzas. No lograremos ser más felices, ni tener más prosperidad económica y social, ni más justicia y auténtica libertad, si solo aspiramos a reformar una constitución ajena, de un país que se ha mostrado históricamente enemigo de Catalunya y de los catalanes.

Visto todo lo anterior, nuestra posición, como catalanes soberanistas, ha de ser clara y contundente. Debemos utilizar este acontecimiento reformador para denunciar el grave perjuicio que causará a los intereses de nuestros conciudadanos extender la obligatoriedad de la mal llamada solidaridad española (con  recursos catalanes), al ordenamiento jurídico español, que como es sabido, resulta inamoviblemente petrificado, de casi imposible revisión posterior. Las formaciones inequívocamente catalanas deben manifestarse contra esta reforma, votar negativamente y actuar de forma que dificulten al máximo la ratificación de la mencionada clausula de prohibición de déficit y del 4% de expolio fiscal. No debemos olvidar que si Catalunya dispusiera de la totalidad de sus recursos, no existiría déficit público y con el equivalente a dos años de expolio, saldaríamos la totalidad de la deuda acumulada hasta la fecha.

Lo que nos interesa es tener una constitución propia; es debatir y promulgar nuestro propio ordenamiento jurídico; es disponer de la totalidad de recursos fiscales que genera nuestra sociedad. Tener en nuestras manos las armas económicas para vencer la crisis, el desempleo, para fortalecer nuestra sanidad, la educación; para promocionar nuestra lengua y cultura, sin absurdos hostigamientos ni vergonzosas esquilmaciones. Para invertir en nuestras infraestructuras, en investigación, desarrollo e innovación. ¿Para qué sumarnos a nefastas (y por otro lado, insuficientes) reformas constitucionales, ajenas y perniciosas para Catalunya?. Nuestra posición debe ser contraria a la reforma española, y si España decide convocar un referéndum, luchar por el no. Es decir, votar a favor de los intereses de los ciudadanos de Catalunya.                                        

dijous, 25 d’agost del 2011

UNA NUEVA AMENAZA, UNA NUEVA ESPERANZA.

El presidente del gobierno español acaba de anunciar un principio de acuerdo con el Partido Popular para reformar... ¡la Constitución Española!. ¡Loado sea el Señor!.

Por increíble que resulte, por imposible que parezca, la pétrea, la sacro-santa, la divina Constitución será modificada, deprisa y corriendo, al objeto de dar satisfacción a la sugerencia de frau Merkel y monsieur Sarkozy, para que se grave con cincel en su intocable (hasta ahora) texto granítico, la limitación y prohibición  que las administraciones públicas de todo el estado puedan endeudarse más de lo debido y tolerado por el Directorio Europeo (si no con deuda pública, tal vez si con privada, no pagando a proveedores, por ejemplo).

El increíble gobierno menguante del señor Zapatero es capaz de hacer juegos malabares con los principios  e intereses de su propio partido, llegando a consensuar un pacto con el señor Rajoy, significado registrador de la propiedad, con aires de gran y evanescente estadista, para hacer el más pueril y humillante de los seguidismos a una señora y un señor que, en defensa de sus propios intereses nacionales, son capaces de condenar a los infiernos  a los socios de la Unión Europea que más están acusando la crisis. En adelante , la Unión Europea pasará a ser conocida como Unión de Intereses y Obediencia a los Mercados (UIOM), entendiendo como Mercados -aunque solo en esta ocasión-, Francia y Alemania.

Bromas  aparte, el patetismo de ZP roza el paroxismo -exaltación extrema de los afectos y pasiones-. Esta medida consensuada entre ambas personalidades  del PPSOE, había sido propuesta por el ala conservadora y rechazada por la pseudo-izquierdosa hace ya muchos meses. Ahora Zapatero, sin encomendarse ni tan solo a sus fieles acólitos, resucita, propone, pacta y adopta la propuesta, independientemente de la posible operatividad de la misma, dada la escasa autolealtad que ejercen los prebostes hispanos, sobre todo cuando sienten el embriagador poder político y mediático inherentes al mayestático estatus que ostentan al acceder a tan elevadas magistraturas, eso sí, dimanados de elecciones presuntamente democráticas.

Las preguntas que nos hemos de hacer acerca de la reforma son: ¿porqué ahora, a las puertas de unas elecciones, deprisa y corriendo y sin referéndum?. ¿Porqué es tan importante que la Constitución española recoja el tope del déficit, si puede hacerse mediante una ley -como la que ya existía antaño y que posteriormente derogaría ZP-?. Para hallar la justa contestación deberemos fijarnos en el divertimento periodístico de Pedro J. Ramirez, director de "El Mundo" del pasado 31 de julio. El mismo sostiene que "José Luis piensa que antes o después serán necesarios grandes acuerdos de estado entre el PSOE y el PP; y como expresidente, él hará todo lo posible para favorecerlos".  Esta era la respuesta hallada por el periodista al inminente riesgo que España sufriría en el futuro: el pacto fiscal planteado por el presidente de la Generalitat,  M.H.S. Artur Más i Gabarró.

En mi escrito, EL PACTO FISCAL, expongo una serie de argumentaciones, tal vez inexactas e inocuas pero que, modestamente, pienso tienen mucho que ver con la decisión del presidente de Gobierno de consensuar esta limitada (e innecesaria) reforma constitucional con el principal partido de la oposición. Se trata, en definitiva, de abortar la pretensión del concierto catalán. Es la primera medida que desde España se propone para impedir una mínima soberanía fiscal de Catalunya, a la que seguirán muchas más, por supuesto. La autonomía catalana será nuevamente cepillada, de forma que quede  como algo meramente simbólico, vacío y puramente administrativo, desnudo de cualquier veleidad política que pudiera pretender un iluso, ingenuo y torpe político unionista catalano-español, como el inefable señor Duran i Lleida, que, para sí mismo ni es torpe, ni iluso, ni ingenuo, aunque sí unionista.

A esta reforma constitucional, pués, seguirán otras medidas en el mismo sentido. El PPSOE siempre se pone de acuerdo cuando se trata de legislar contra el autonomismo, es decir, contra Catalunya. Son plenamente conscientes  que los ciudadanos catalanes hace tiempo que estamos mayoritariamente en la onda independentista. Se percatan de la imposibilidad  de detener la riada secesionista que, imparable, se les viene encima. Pero intentarán hacer todo lo que esté en sus manos para retrasar, entorpecer y boicotear la inevitable avenida política que se aproxima tumultuosamente. Utilizarán cualquier tipo de arma: jurídica, constitucional, económica, fiscal, política, e incluso  el chantaje, la amenaza, la intimidación, los insultos, las mentiras, falsedades y manipulaciones, en fin, todo aquello que sirva para intentar que la independencia de Catalunya no vea la luz. Pero fracasarán. Esta es una batalla perdida para España, pues la defensa más eficaz que poseemos los catalanes es la voluntad de ser,  el esfuerzo colectivo,  la razón, el sentido común (seny) y  la ilusión desenfrenada (rauxa). En último término, nuestra principal arma es la pura (y dura) fé en la democracia. Que no es poco.  


dilluns, 22 d’agost del 2011

SIMILITUDES, PARALELISMOS Y CONCLUSIONES LÓGICAS.

Confieso que inicio la escritura de estas reflexiones fuertemente influenciado por todo lo acontecido alrededor del partido de fútbol disputado  entre el Barça y el Real Madrid, cuya anécdota ha sido, precisamente, la consecución de la victoria y del trofeo, la Supercopa, por parte del equipo catalán. Lo realmente importante se encuentra en las reacciones que ha provocado el discurrir de la violenta contienda futbolística en general y particularmente el gesto, entre infantil y perverso, que Mourinho ha dedicado al segundo entrenador del F.C. Barcelona Tito Vilanova: se acerca sigilosamente por la espalda y le mete el dedo en el ojo, para a continuación iniciar la retirada, como el que se va de un sitio con las manos en los bolsillos, silbando una inocente balada y admirando displicentemente el paisaje a su alrededor.

La acción del entrenador luso cabe calificarla cuanto menos de cobarde y provocadora. Meterle el dedo en el ojo a Tito Vilanova, es lo mismo que reconocer la falta de argumentos, la inquina, la impotencia que Mourinho sentía, y siente aun ahora, ante la manifiesta superioridad futbolistica del Barça. Pero no es solo la pobreza deportiva del Real Madrid la que se evidencia. También muestra la catadura moral de los responsables directos, los mandamases madridistas, los directivos, con el presidente a la cabeza, incapaces de controlar los excesos de sus empleados y de revertir el imparable declive que no solo sufre el equipo de fútbol, sino  también la institución que se supone es el Real Madrid, antaño señera y en la actualidad  desprestigiada, mediocre y pendenciera. Cabe señalar que ni siquiera los centenares de millones euros empleados durante los mandatos de Florentino Pérez en fichajes serán capaces de lavar y revertir la pésima imagen corporativa que tiene en la actualidad el equipo de la capital de España, y no solo en la península. No debe olvidarse la influencia de los medios de comunicación, singularmente las imágenes de televisión que son vistas en todo el Mundo, sin que puedan ser mediatizadas ni manipuladas por las presiones del madridismo más ultramontano, como  hace en las televisiones españolas, que en el caso de la televisión pública (TVE) resulta tan grotesco como escandaloso, a la par que indignante.

Pero lo más grave no ha sido el artero gesto de Mourinho, ni el patetismo evidenciado por el presi Florentino Pérez. Lo grave, lo perverso ha sido la actitud de algunos periolistos y  medios de comunicación madrileños, adscritos a la Central Lechera, sucursal destacada de la Caverna mediática. Al principio, la reacción manifestada parecía partidista pero hasta cierto punto, racional. Se reconoció que el gesto había sido feo, que ambos equipos se habían empleado con dureza. Pareció que todo se reduciría a un enfrentamiento más entre el Barça y el Madrid. Pero ya en el segundo día después del partido comenzó la campaña de desinformación más obscena que pueda imaginarse. Baste decir  que de la información vertida por los voceros del  señorío madridista, podía concluirse  que Tito Vilanova había metido el ojo en el dedo de Mou, que Messi había  escupido a la banqueta madridista y que Guardiola había provocado la tangana final con sus justificadas protestas por la dura entrada de Marcelo. Naturalmente, todo ello acompañado con imágenes de televisión claramente sesgadas y sesudos comentarios periodísticos pretendidamente ponderados, pero realmente manipuladores y tergiversados, y sobretodo, dando cobertura a los centenares de mensajes enviados por furibundos madridistas a los medios digitales, expresando su visceralidad blanca y lo que es más grave, trufados de insultos y expresiones anticatalanas, incluso xenófobas, cargadas de odio y violencia, y mezclando deporte y política de forma grosera e impúdica.

El ambiente está enrarecido en el estado español. Los argumentos de los comentarios digitales de los forofos  madridistas, repletos de consignas políticas nacionalistas españolas, provocan airadas respuestas del catalanismo, tanto político como deportivo, en justa respuesta a la perversidad castellana. Se están retro-alimentando  unas minorías (cada vez más numerosas) a los que el ejemplo de Mou sirve de excusa perfecta para justificar la violencia, verbal y/o física, a emplear contra el rival, que pasa ya a la categoría de enemigo.

Lo realmente preocupante es que este encono político-deportivo se está trasladando al ámbito estrictamente político. Pueden apreciarse múltiples similitudes (y paralelismos) entre el enfrentamiento Barça vs. Madrid y entre la pugna Catalunya vs. España. El dedo en el ojo equivale a la consideración que tiene el Estado español hacia Catalunya, persiguiendo y acosando el idioma catalán ante los tribunales, en medios de comunicación y en comunidades autónomas gobernadas por los populares; es como poner el dedo en la llaga, hurgando en la herida causada por la infra-financiación catalana; equivale también a hurtar el importe de las asignaciones económicas en infraestructuras para Catalunya, no invirtiendo la totalidad de lo aprobado en los presupuestos generales del estado; es similar a la centrifugación del déficit público del estado central hacia las comunidades autónomas, y exigiendo recortes absolutamente injustos en los presupuestos, por el momento únicamente a Catalunya, cuando el mayor despilfarro se da en el gobierno Central de Madrid, en ministerios sin atribuciones, construyendo AVE's sin pasajeros o subsidiando a empresas concesionarias de autopistas (madrileñas) en pérdidas. Y el tratamiento mediático del partido de fútbol, asemeja al que hacen sobre la realidad catalana avivando el anti-catalanismo, justificando el boicot comercial a productos catalanes, y propiciando las falsedades sobre la lengua catalana y la supuesta persecución del castellano que constantemente describe la prensa de la caverna y que inmoralmente sirve de argumentario a políticos con pocas luces, que consideran que esto pasa por permitir que un equipo extranjero juegue el campeonato español (líder popular extremeño dixit), rememorando aquello de antes alemana que catalana. Cámbiese equipo extranjero por Catalunya y campeonato español  por estado y tendremos la realidad del pensamiento político que en la actualidad  predomina en España.

Las conclusiones que podemos extraer de todo lo anterior, son evidentes. Todos sabemos lo que realmente sucede, esto es, estamos ante dos hechos nacionales notablemente diferenciados y en alejamiento mutuo acelerado, Catalunya y España, a pesar que el nacionalismo hispano no quiera reconocerlo. El españolismo, naturalmente, utiliza todas sus armas, políticas, económicas, sociales y judiciales, en favor de sus nacionales, los españoles y consecuentemente, quiere impedir que el catalanismo se desarrolle y prospere como tal. Por tanto, cualquier intento de diferenciación es combatido con saña, sin cuartel, para así someter al díscolo catalán hacia los cauces correctos, de vuelta  al redil hispánico. Resulta lógico que el catalanismo pugne por el reconocimiento y subsistencia como pueblo libre. Reafirmamos pués, nuestros principios, nuestra idiosincrasia, la historia, cultura y lengua catalanas; reclamamos la total y plena disponibilidad de nuestros recursos financieros, actualmente sometidos a un interminable expolio; proclamamos la convicción que somos capaces de vencer la crisis que nos atenaza, con nuestro trabajo y esfuerzo económico, y en favor primordialmente de la sociedad catalana, con plena soberanía para nuestra nación. Creemos que con el poder ejecutivo, legislativo y judicial en nuestras soberanas manos, seremos capaces de forjar una nación, libre, justa y próspera, en igualdad derechos y condiciones  que el resto de naciones que constituyen este atribulado planeta.

La existencia de la realidad no puede ser ignorada por nadie y menos por nuestros dirigentes políticos. El gobierno de CiU haría bien en escuchar el clamor que la mayoría de ciudadanos catalanes expresamos sin matices, con firmeza e ilusionada esperanza. Señor Mas, ya somos la mayoría suficiente por Vd. reclamada. No preste sus oidos solo a la minoría unionista, por muy señor Duran que sea su emblemático portavoz. Los paralelismos que podemos hallar entre nacionalismo y deporte, el Depornalismo que estos días estamos viviendo y padeciendo, deben ponernos en guardia. Según como se plantean los argumentos, las consecuencias pueden empeorar la situación hasta límites no deseados, esto es, pasar de reproches injustos y soeces a provocar trifulcas barrio bajeras y enfrentamientos verbales y físicos, incluso violentos, de alcance más extenso. Para evitarlo, lo mejor es encarar el problema e intentar llegar a la conclusión lógica que en la actualidad más consensos alcanza entre los ciudadanos catalanes, ante los que Vd. es plena y exclusivamente responsable: la independencia. Aproveche de una vez, en beneficio de la mayoría, el hasta ahora infra-utilizado Parlamento de Catalunya, que no solo sirve para recortar el estado de bienestar catalán. Sírvase de él para promover un debate libre y abierto sobre la necesidad insoslayable de la independencia de nuestra nación, con posterior resolución y votación sobre este tema, si no quiere que acabe devorada y aniquilada (Catalunya) por los constantes acosos del canibalismo nacionalista hispano, siempre insaciable y en perpetua y descontrolada ebullición.   







  

dimarts, 16 d’agost del 2011

CATALUNYA ANTE LAS ELECCIONES GENERALES ESPAÑOLAS DEL 20 N.

¿Que deben hacer las formaciones políticas inequívocamente catalanas ante la próxima cita electoral española?. Como es natural los partidos españoles,  Partido Popular, Ciudadanos y Partido Socialista, tienen claro que su obligación es participar sin restricciones políticas de ningún tipo en la contienda electoral, para reafirmar  su vocación excluyentemente españolista. En cuanto a Iniciativa per Catalunya, se hallan instalados en un perenne estado de ensoñación, que les lleva a la búsqueda de un mundo perfecto, verde, justo y federal, el cual se halla fuera de nuestro entendimiento, por utópico e inalcanzable; siendo realistas, deberían abstenerse de concurrir a las elecciones españolas (por manifiesta incompatibilidad de principios), pero me temo que acabarán participando, ya que no resistirán la tentación de capitalizar política y partidistamente el movimiento de los indignados, en su propio beneficio (electoral).  Pero, ¿y Convergència i Unió, Esquerra Republicana  y Solidaritat per la Independencia?. ¿Cual ha de ser su actitud, teniendo en cuenta que se proclaman mayoritariamente soberanistas?. 

No es una decisión fácil de tomar, por lo menos en el caso de ERC y SI. Por lo que respecta a CiU, se siente moralmente obligada a concurrir, conocida como es la pretensión del señor Más y, sobretodo, del señor Duran i Lleida, de insistir en su obcecación autonomista, vía Pacto Fiscal, y por las ambiciones personales que (in)disimuladamente exhibe el inefable personaje democristiano, en forma de no desear  un ministerio en el futuro posible gobierno del Partido Popular (que propiciará con su voto pretendidamente confederal). Los temores de los lideres supuestamente independentistas de Convergència, así como el cinismo de los silentes líderes regionalistas de Unió -excepto el señor Duran, que se define a voz en grito como entusiasta confederalista- están propiciando que el electorado de la coalición nacionalista se sienta confuso y defraudado por la actitud contemporizadora de sus dirigentes con los españolistas del PP que, a pesar de  la  imagen de retrógrados y casposos que ofrecen, se muestran orgullosamente ensoberbecidos de su más que probable y próxima victoria electoral. La pertinaz insistencia de CiU en el autonomismo liquidado, finiquitado y anulado por la contundente y demoledora sentencia anti-estatutaria del Tribunal Constitucional, así como las obsesiones "lobbysticas"  y de facilitar la gobernabilidad de España que manifiesta el señor Duran, se están convirtiendo en un lastre para las ansias de independencia que la sociedad catalana proclama en la actualidad. El futuro político de la coalición nacionalista se vislumbra como enormemente complicado, caso de persistir su fe ciega en el regional-autonomismo hispano, ya caduco y trasnochado para la mayoría de la opinión pública catalana.

Las formaciones netamente independentistas, supuesta ERC curada de sus veleidades exclusivamente "izquierdosas", deberían intentar la unidad de acción para que el éxito sea posible en la próxima contienda electoral, al margen de si concurren o no a la misma. Soy del parecer que la independencia de Catalunya tendrá que jugarse principalmente en terreno catalán; será en el Parlamento de Catalunya donde se deba debatir, acordar y finalmente proclamar la soberanía catalana y por tanto, es en el seno de esta sociedad  donde debe producirse la ímproba tarea de negociación y pedagogía que este importante asunto exige. Todo esto nos lleva a que lo más importante para SI, ERC y el resto de formaciones soberanistas es precisamente iniciar un dialogo transversal, abierto, leal y sincero que conduzca a un gran acuerdo de país que facilite alcanzar el objetivo común a todas estas formaciones, esto es, la plena independencia de Catalunya.

Así pues, ¿qué debe hacer ERC, SI y el resto de formaciones soberanistas ante las próximas elecciones españolas?. A mi juicio, deben presentarse todas ellas unidas en una única candidatura. Su trabajo en el parlamento español deberá consistir en hacer oir la voz del independentismo, sin matices ni condiciones unionistas ni utópicos acentos federalizantes.  Todas las formaciones (soberanistas) deben negociar y pactar un mínimo programa de actuación parlamentaria, con el que combatir la desinformación y manipulación que las poderosas fuerzas unionistas, españolas y catalanas, estarán dispuestas a trasladar a la opinión pública, con el único objeto de impedir la pacifica, democrática y definitiva separación de Catalunya del resto del estado español. La próxima legislatura española estará marcada por las cuestiones catalana y vasca, lo cual no puede quedar solo en manos de  formaciones políticas que se oponen a la libre  autodeterminación de los pueblos de la península Ibérica. El independentismo catalán tiene que explicitar sus intenciones con claridad y sin acritud; debe procurar poner en evidencia (y combatir en la medida de sus fuerzas), todos aquellos aspectos de la vida parlamentaria española que resulten contrarios y lesivos a los auténticos intereses de la sociedad catalana; y también será misión del soberanismo catalán denunciar y criticar -dentro y fuera del parlamento español- las actitudes de los partidos catalanes tanto unionistas como federalistas y regional-autonomistas y  todas aquellas acciones y resoluciones políticas que pretendan limitar y desvirtuar la voluntad de la mayoría de ciudadanos catalanes, es decir, la consecución de la plena independencia de Catalunya.

Solo la unidad de acción será eficaz ante el devenir histórico en el inmediato futuro de Catalunya. Conformando  esta sólida unidad, transversal y leal,  el independentismo logrará sumar fuerzas para alcanzar su gran objetivo.  Estas elecciones, caso de alcanzarse el acuerdo, serán las que permitan que los ciudadanos de este pequeño país vislumbren próxima la ansiada meta de la plena libertad nacional. La unidad debería permitir que los políticos catalanes elegidos pro-independencia  alcanzaran numéricamente la masa crítica necesaria para propiciar la anhelada independencia de Catalunya. ¿Serán tan ilusas nuestras formaciones soberanistas en desaprovechar esta gran oportunidad que la historia  nos brinda?.¿Seremos los ciudadanos catalanes tan ingenuos como para perdonar, una vez más, el estúpido egoismo político que nuestros incapaces dirigentes han venido demostrando hasta la fecha?.    

dijous, 11 d’agost del 2011

"APOYARÉ EL ESTATUTO QUE APRUEBE EL PARLAMENTO DE CATALUNYA". CELEBRACIONES.

Hace unos cinco años, bajo el entusiasta impulso de los señores Maragall y Más, se aprobó por amplia mayoría parlamentaria el nuevo texto del Estatuto de Autonomía de Catalunya. Está ley debía ser el definitivo instrumento  que permitiría encajar Catalunya dentro de una España que entonces se definía como plural, tolerante, casi federal, por lo menos en las intenciones. No solo había cosechado el apoyo casi unánime de los distintos grupos  parlamentarios (excepto los minoritarios populares y "ciudadanos", de raíz neta e intransigentemente españolistas), también había cosechado el contundente apoyo del señor Rodriguez Zapatero con aquella popular frase: "apoyaré el estatuto que apruebe el Parlamento de Catalunya".

El resto de la historia es conocido. El texto fue, en palabras del señor Guerra, convenientemente cepillado y rebajado en el parlamento español, aprobado por ambas cámaras legislativas y refrendado  por los ciudadanos catalanes en democrático referéndum. Una vez cumplidos todos los trámites legislativos y a pesar de que lo aprobado se parecía al texto salido del parlamento catalán tanto como un huevo  a una castaña, el Partido Popular, el Defensor del Pueblo (socialista) y algunas comunidades autónomas, procedieron a recurrirlo ante el Tribunal Constitucional, dolidos y consternados por la deriva secesionista que supuestamente se encerraba encriptadamente en su (inocuo) texto. La derecha españolista no había podido incidir lo suficiente en el texto final aprobado y tanto los partidos españolistas ("popular" y "ciudadanos"), como los medios periodísticos afines a los conservadores, no aceptaron el resultado democráticamente votado por la mayoría de catalanes y procedieron a desatar una brutal campaña, en la  se permitieron todo tipo de acciones a cual más obscena y antidemocrática. Desde atizar la catalanofobia, siempre latente en los españoles, hasta condicionar la futura sentencia con una serie de recursos  legislativos y de procedimiento, de matriz  propia del filibusterismo más inmoral que se ha conocido en la historia reciente de España. 

El resultado de todo este terrible embrollo estatutario ha sido tan revelador, como las intenciones pretendidas por el españolismo de los "populares", de "ciudadanos", del Tribunal Constitucional, del presidente del Gobierno de España, del parlamento español y de todas aquellas instituciones y personas que se apuntaron a la gran fiesta (anti)catalana: Catalunya está más unida que nunca a España.

Dejando al margen la ironía que encierra el párrafo anterior, el auténtico resultado cosechado por todos los actores de este tragedia, ha sido que el Tribunal Constitucional, desde el punto de vista de la mayoría de ciudadanos catalanes, es una institución no solo absolutamente desprestigiada, también es vista como totalmente deslegitimada para pronunciarse sobre la constitucionalidad o no del texto después de ser aprobado en referéndum. ¿Es una característica hispana modificar el texto de una ley, después de seguir todos los filtros legislativos y de ser  refrendada por la mayoría suficiente de  ciudadanos catalanes?. Es legal, pero, ¿es esto democrático?. El señor Rodriguez Zapatero y su partido el PSOE, han visto como su caché político se esfuma día a día en Catalunya y no solo por la pésima gestión de la crisis económica. Todas las vergüenzas de los socialistas, tanto españoles como catalanes,  se han evidenciado ante los ojos de los atónitos ciudadanos. No existe el pluralismo, ni el federalismo; la lealtad y el pretendido catalanismo de los socialistas desaparecen cobardemente ante los envites (políticos y mediáticos) de la derecha española y sus incontables falacias. Los ciudadanos catalanes hemos aprendido que recibir el apoyo de los socialistas y de su inefable secretario general, vale tanto como insuflar viento con un abanico en un tornado: nada. En cuanto al Partido Popular, es visto por el catalanismo político como el partido que en su seno alberga a todo aquel que en tiempos de la dictadura aplaudía rabiosamente  las tropelías que Franco se permitía ejecutar contra Catalunya. A saber: desprecio y acoso a la lengua y cultura catalanas, ahogo de Catalunya por parte del centralismo madrileño en forma de discriminación de inversiones en infraestructuras, justificación del expolio fiscal y cultural  y sometimiento absoluto de los intereses catalanes a los de la España Eterna. Desgraciadamente para los "populares",  esta es la imagen que muestran ante  los ciudadanos catalanes y que estos perciben. Es decir, son vistos como dignos herederos del franquismo sociológico, tan presente (y tan invisible) en la realidad social española de nuestros días.

Para ser justos, no todo han sido desventuras en estos cinco años transcurridos desde la aprobación del estatuto de autonomía. Para empezar, todos nos conocemos mucho mejor; sabemos lo que pretendemos y adonde queremos llegar. Los españoles están satisfechos consigo mismo; del Tribunal Constitucional solo podemos esperar que ascienda de los infiernos y vuelva a ser una institución respetable, ecuánime y justa. En cuanto a los partidos españoles, es decir, los populares y socialistas, podrán seguir la alternancia en el gobierno, y si fuera necesario ya se han conjurado para modificar la Ley Electoral, de modo que los nacionalismos periféricos no puedan condicionar ni interferir en los nacionalismos centralistas. En cuanto a Catalunya y los catalanes, ya conocemos lo que el estado español está dispuesto a darnos para que nos sintamos satisfechos (de ellos): disgustos. No puede ignorarse, tampoco, que el ejemplo de reforma del estatuto catalán actuó como catalizador para que muchas comunidades siguieran sus pasos reformando los suyos, y no solo eso, copiaran literalmente decenas de artículos del texto catalán, que posteriormente no fueron impugnados ante el Constitucional por los guardianes de las esencias patrias (los Populares y el Defensor),  por lo cual aquello que después fuera declarado como inconstitucional en el texto catalán, quedara plenamente vigente en estatutos casi calcados de otras comunidades autónomas, como por ejemplo, el andaluz. Otras copias optaron por lo más práctico, esto es, una disposición que recogía la intención de asumir todas las competencias que consiguieran otras comunidades, es decir Catalunya, si así convenía a sus intereses y sin necesidad de perder el tiempo negociando los traspasos y recursos con el gobierno central. Así lo recogió el estatuto del País Valenciano. En cuanto a la financiación autonómica, quién perdió los cuernos  en la negociación fue, una vez más, Catalunya, para después aprovecharse del desgaste sufrido y de los resultados alcanzados el resto de comunidades autónomas. Todas; las que copiaron el texto estatutario y las que no; las que se aprovecharon con disposiciones adicionales igualitarias y las que no; incluso la comunidad de Madrid DF, sacó provecho del trabajo realizado a costa del desgaste y esfuerzo de los catalanes, por ejemplo, en financiación.. Algo habitual en España, por otra parte. Como también lo es el hecho que, cuando no conviene a los intereses del estado central, se incumple el estatuto, el espíritu de  una ley, orgánica o no, o lo que sea conveniente a los intereses de España y de su peculiar (por desleal) gobierno de turno.

Catalunya debe retener en la memoria colectiva lo acontecido durante estos últimos cinco años. Debemos aprender todo lo que España nos ha ofrecido en este tiempo: catalanofobia, discriminación en inversiones, acoso lingüístico, expolio fiscal (y cultural), sentencias constitucionales y judiciales cargadas de rancio españolismo centralista, con intentos de humillación incluidos, y una terrible  mala gestión de la crisis económica, trufada con recortes en el estado de bienestar, en cobertura social para los trabajadores y jubilados, en desinversión en obra pública, y exigencias injustificadas de austeridad, en franca contradicción con lo que realmente hacen desde el gobierno central  (centrifugación de responsabilidades y déficit público hacia las comunidades), de forma que ante la opinión pública, española y europea, el déficit del estado español es culpa de las autonomías y de sus excesos y despilfarros. Asimismo, ahora sabemos que los catalanes no tenemos armas para luchar contra la crisis: están en poder de Madrid, así como los recursos legislativos y judiciales para que Catalunya siga sometida a los intereses y a la voluntad de España.

Los catalanes somos conscientes ahora que a lo único que podemos y debemos aspirar para satisfacer los anhelos y las necesidades que como ciudadanos libres tenemos, es luchar por el pleno control de nuestros propios recursos. En definitiva, luchar por  la plena soberanía de nuestro país. Lo que hará que los ciudadanos catalanes alcancen la plenitud, la prosperidad, la justicia, en definitiva, la libertad, no es seguir aguantando los continuos desplantes e insultos del estado español.  A estas alturas del partido, solo la plena y real independencia de Catalunya colmará satisfactóriamente nuestros espíritus (y nuestros cuerpos; y mentes). 


dilluns, 8 d’agost del 2011

REVELACIONES: "DONAT I BENEÏT, EL PEIX AL COVE".

Ante Aznar, ZP se quita el sombrero: "Conoce lo de Europa de cojones" (sic). Y se propone asociarse con él para salvaguardar España del gran riesgo de futuro. ¿Es la crisis este riesgo?. Contesta ZP: el riesgo es "lo de Artur Mas". Es decir: que un Rajoy en minoría deba aceptar el pacto fiscal que exige CiU. Mimoso, Pedro J. sostiene: "José Luis piensa que antes o después serán necesarios grandes acuerdos de estado entre el PSOE y el PP; y como expresidente, él hará todo lo posible para favorecerlos".

Este es un fragmento literal del artículo publicado en La Vanguardia el domingo 7 de agosto, firmado por Antoni Puigverd. Resume a la perfección las inquietudes y sentimientos de los grandes de España, es decir, de los altos políticos y funcionarios, y del mundo mediático-cavernario de España. Perdón, de Madrid. Hace referencia a un escrito del inquisidor mayor del reino, el señor Pedro J. Ramirez, director de "El Mundo", publicado en este periódico, a modo de carta el pasado 31 de julio. No importa mucho si la conversación que se recoge en el mismo es real o imaginaria. Lo que es altamente preocupante (para CIU) es lo que se puede deducir de este ejercicio literario de P. J. Ramirez. El pacto fiscal de los señores Mas y Duran i Lleida, está muerto antes de nacer. Está donat i beneït (dado y bendecido).


El señor Puigverd, concluye su articulo "Ante Aznar, ZP se quita el sombrero", recordando que el señor Bono, el inefable presidente del Congreso y tercera autoridad de España, acababa de proponer una gran coalición PP-PSOE, reunidos, por fín (y una vez más, añadiría yo), contra el verdadero Mal. Esto es, el catalanismo y por extensión, Catalunya.

La gran coalición hace tiempo que, en cuestiones relativas al titulo VIII de la sagrada constitución española, existe. Está plena y vigorosamente vigente y es conocida por las siglas PPSOE.  Esta  realidad es  una auténtica pesadilla para CiU.  Con  ella, el pactismo exacerbado de  la coalición  nacionalista    deviene irrelevante,  totalmente inútil. Las aspiraciones del señor Duran i Lleida son absolutamente prescindibles. El histórico peix al cove (traducido como "pájaro en mano")  de los líderes de CiU resulta la única y misérrima alternativa que tienen para trampear y disimular la inoperancia de sus reivindicaciones que, aunque débiles y tímidas, venderán como logros inconmensurables. No les resultará muy grato aterrizar ante la verdadera realidad española, que estoy seguro conocen perfectamente aunque son incapaces de aceptar, pues ello les deja bajo los cascos de los caballos. Es decir, no existe otra alternativa de futuro para Catalunya y los catalanes que la independencia. Ni pacto fiscal del señor Más, ni  confederación (sin soberanía previa) del señor Duran. Nunca serán aceptados por los socialistas ni los populares, jamás se verán favorablemente recogidas en las inefables sentencias de los Tribunales de Justicia, ni por las del Constitucional, por ser instituciones irremediablemente nacionalistas españolas. La caverna mediática utilizará todo el armamento a su alcance, leal o deslealmente, para impedir que las ensoñaciones de Convergencia i Unió vean la luz. Los poderes económicos, sindicales y funcionariales españoles no renunciaran nunca a la libre disposición que actualmente tienen de los recursos económicos, fiscales y sociales de Catalunya y de los catalanes. ¡Qué más tiene que suceder para que se den cuenta que España no desea cambiar la realidad actual, ni satisfacer las demandas y las necesidades de Catalunya, por muy justas y acertadas que estas sean!.

Basar toda la estrategia de futuro de un país como Catalunya en la supuesta buena fé, lealtad,  y la justicia de los actos ejecutados por la entelequia política conformada por el PPSOE, como tienen suficiente y reiteradamente demostrado, es de una ingenuidad palmaria, por no decir dolosamente incautos. Convergencia i Unió no puede fiarlo todo a un verdadero e inalcanzable pacto fiscal, sabedores como son que España jamás renunciará al derecho de conquista que imperturbablemente ejerce a costa y contra Catalunya. Los medios de comunicación españoles, y especialmente aquellos integrados en lo que es conocido como la caverna mediática, combatirán ferozmente cualquier iniciativa catalana que pretenda racionalizar e igualar las relaciones entre Catalunya y España, y nunca aceptarán que el estatus político de ambas naciones sea considerado diferenciadamente. La armonía e igualdad, la justicia y la lealtad están fuera de lo que Catalunya puede esperar de un estado que reiteradamente ha manifestado, de forma inequívoca, que Catalunya, para ellos no es una Nación. Que las necesidades y aspiraciones de los catalanes siempre estarán sometidas a la voluntad e interés de los españoles. ¿Creen realmente que los sindicatos españoles renunciarán o delegarán el control que actualmente tienen sobre el mundo laboral catalán, a centrales sindicales catalanas que defiendan exclusivamente los intereses de los trabajadores de Catalunya?. ¿Esperan acaso de las instituciones españolas una consideración especial hacia Catalunya, después de las sentencias sobre el estatuto, sobre la lengua vehicular en la enseñanza o sobre la participación de la Generalitat y el ayuntamiento como no determinantes en la futura privatización del aeropuerto de El Prat?. ¿Cambiará la actitud hostil y represora de los populares sobre la lengua en el País Valenciano,  las Islas Baleares y  la Franja aragonesa?.  ¿Invertirá el estado español en algún ejercicio presupuestario el 100% de lo aprobado por las Cortes españolas, referido a Catalunya?.¿Dejará el PSOE la hipocresía a un lado y se tornará mínima y auténticamente federal, olvidando el jacobinismo genético que padece, al menos en el próximo siglo?.

La gran mayoría de ciudadanos de Catalunya hace tiempo que no esperamos del estado español ni lealtad, ni justicia, ni consideración. Nos hemos hartado de recibir desplantes, exigencias, desconsideración, falta de respeto, discriminaciones e insultos y un insoportable acoso lingüístico, así como un inacabable expolio fiscal, artístico y cultural. Convergencia Democrática de Catalunya y Unió Democrática de Catalunya, en coalición, tienen la responsabilidad y la obligación de defender inequívocamente los intereses de los catalanes, frente al insaciable apetito depredador del estado español. Ya no es tiempo de  pedagogía, ni pactos fiscales o de gobernabilidad. No vale más peix al cove. Lo único aceptable para la  mayoría de ciudadanos catalanes, incluyendo la inmensa mayoria de votantes de CiU, es iniciar el camino para alcanzar la plena soberanía de nuestra nación. Lo que realmente nos permitirá afrontar y revertir la grave situación económica y política   que atraviesa Catalunya, es la independencia. Por muy difícil que pueda resultar alcanzarla, siempre será mas asequible y provechosa que seguir luchando indefinidamente contra fantasmagóricos molinos de viento, imposibles de vencer y someter, como muy bien demostró Don Quijote de la Mancha. Y los molinos de viento, en nuestro caso, son las sólidas, inamovibles y prepotentes actitudes y creencias que sustentan los que configuran este pétreo contubernio, que como es sabido, resulta ser el estado español en toda su extensión, para desgracia de nuestra dolida, indignada y harta  nación catalana. 

  


  


dijous, 4 d’agost del 2011

DEPORTE Vs. NACIONALISMO.

¿Alguien puede decirme donde se ha vuelto a manifestar un ramalazo de nacionalismo hispano de lo más rancio y cutre?. Efectivamente, en el mundo del deporte, concretamente del fútbol. La selección española sub-21 ha ganado el campeonato de Europa y durante las celebraciones de los jugadores sobre el césped, un osado y joven deportista, en un imperdonable descuido de los vigilantes y con evidente desfachatez, se ha atrevido  mostrar orgullosamente la bandera -enseña, pendón..., como quiera nombrarse- de su tierra, Asturias. La reacción del entrenador ha sido fulminante, y en una acción digna de Don Pelayo, raudo cual centella, arrebatole la enseña, restituyendo en buen orden y reparando el agravio infligido al honor patrio. Si algún trapo había que exhibir, este era el español, único constitucional aunque llevara incorporado la silueta de un toro o un negro y lúgubre pajarraco con forma de aguilucho (pre-constitucional).

Como es lógico suponer, este lance no merece, ni por asomo, la calificación de nacionalismo español por parte de aquellos que ven en manifestaciones y escenarios similares, cuando son protagonizados por catalanes o vascos,  deleznables actos, ahora sí,  nacionalistas, y que se hacen para politizar el mundo del deporte. Sabido es que no existe nada parecido a un supuesto (hiper)nacionalismo de raíz netamente español.

Son los mismos que critican ferozmente y combaten con saña, cuando desde Catalunya se reivindica  que las selecciones nacionales catalanas tenga pleno derecho a concurrir oficialmente a las competiciones internacionales, en las mismas condiciones que gozan el resto de equipos, por ejemplo Escocia o Gales, en fútbol o rugby. Pero es que España is diferent y los periodistas españoles, más. No son nacionalistas; no festejaron nada cuando España ganó el pasado mundial de fútbol, ni vibraron al oir su himno nacional. No se emocionaron cuando vieron  banderas españolas colgadas en balcones, ventanas, coronando edificios o, simplemente, en manos de entusiasmados ciudadanos que la exhibían con orgullo y pasión. Nada de ello fue calificado como ritual puramente españolista, como una reacción de radical nacionalismo hispano. No. Lo que se destacó fue la crítica por la exhibición de Xavi y Puyol de la bandera catalana. Lo que se puso como ejemplo de normalidad fue la manifestación españolista celebrada en la avenida de Maria Cristina, de Barcelona, incluidos los graves incidentes ocurridos al final de la misma y que fueron rápidamente silenciados por los medios de comunicación españoles. Lo que no se quiso reconocer por parte de los comentaristas deportivos de televisión (e incluso algunos medios escritos) fue que el equipo español ganó gracias especialmente,  a los numerosos jugadores del Barça encuadrados en la selección y a su estilo de juego, calcado al del equipo catalán. Por lo visto, aquello no era suficientemente español. Y además, el Barça en aquellas fechas, era un nido de independentistas, capitaneado por el señor Laporta.

El mundo del deporte, y el fútbol en particular, es la realidad política más evidente y universal que existe. A través de la competición, ya sea en deportes de equipo o individuales, los ciudadanos proyectan todas sus ilusiones,  sus filias, sus esperanzas y comparten las victorias de los suyos de forma desinhibida, generosa y alegre. También comparten, en las derrotas, las frustraciones, las penas e incluso la indignación. Pero normalmente, al cabo de poco tiempo, los espíritus se calman, hallan consuelo y se disponen a participar de los nuevos retos que sus deportistas, sus ídolos, enfrentarán en el inmediato futuro, llenándolos una vez más de esperanza y renovadas ilusiones. Solo un elemento turba este plácido futuro. Los periodistas. Los medios de comunicación deben seguir vendiendo humo para seguir ganando dinero y no dudan en alimentar las bajas pasiones de los aficionados, destacando los errores, las ruindades, los nacionalismos ajenos y todo aquello que sea capaz de enervar a los aficionados, para así seguir siendo el centro del Mundo, los reyes del mambo, aunque sea en el interior de una caverna, acompañados por algunos dirigentes deportivos, en  calidad de comisarios políticos del peor de los no-nacionalismos que existe: el español.

El deporte y la política sí están íntimamente unidos. Solo hay que ver lo que acontece con una victoria de Nadal, en copa Davis, o con unas declaraciones de un jugador de basquet, semper fideles a la selección, o cuando Xavi, en una acción de buenas maneras, gritó ¡viva España!, enervando a la multitud entusiásticamente, o las reacciones exageradas de la prensa de Madrid ante las lógicas celebraciones de los aficionados españoles en Catalunya por la victoria en el Mundial de fútbol. Deporte y política siempre han ido e irán unidas, y más en un estado, como el español, donde el nacionalismo se manifiesta en todas las ocasiones que conviene al interés de España y en todas las circunstancias. No se olvide el eterno debate hispano sobre la inacabada construcción y consolidación nacional, y del terrible complejo de inferioridad que padece y que  manifiesta con claridad en la rotunda negación del nacionalismo español y su hostilidad hacia cualquier tipo de manifestación ciudadana que no sea la puramente española. Por favor, no sean hipócritas y acepten la realidad tal cual es: Depornalismo.

dilluns, 1 d’agost del 2011

DOLOR, TRISTEZA, MELANCOLÍA. GROTESCO, VERGÜENZA AJENA, PENA.

Se han convocado elecciones generales para el próximo 20 de noviembre. Es curioso que se haya elegido tan señalada fecha. Es el día que murió Franco  y con él acabó la dictadura, aunque no el franquismo como es de sobras conocido. No creo que el presidente del gobierno español haya elegido esta fecha para conmemorar tal hecho histórico, pero no me cabe duda alguna que los nostálgicos del antiguo régimen, entre los que se encuentran significativas personalidades del estado, lo aprovecharán para llevar el agua a su molino. Realmente, se lo han puesto a güevo, como diría el castizoNo, ni mucho menos. El señor Rodriguez Zapatero lo ha hecho así para que el nuevo gobierno pueda encarar el próximo año en toda su plenitud temporal y con todas las consecuencias socio-económicas.

Las reacciones que esta decisión ha provocado entre los medios políticos, económicos y periodísticos, como puede imaginarse, es variopinta, aunque coincidentes indisimuladamente en la sensación de alivio, la renacida esperanza y los nuevos y renovados anhelos, comunes a todos los estamentos de la sociedad civil del estado.

El Partido Popular en general y su líder, el señor Rajoy en particular, han expresado las irrefrenables ilusiones que tienen en alcanzar la victoria que les permita formar gobierno, a poder ser por mayoria absoluta. Las encuestas que se conocen hasta la fecha dan a los populares como claros vencedores, con una notable diferencia de escaños, frente a los socialistas. Podemos imaginar que su excitación apenas puede ser refrenada. No pueden esconder su euforia. Les veo frotándose las manos de satisfacción, teniendo en cuenta que la gran mayoría del trabajo sucio social (por la situación económica), ya ha sido aplicado por el agonizante gobierno del señor Zapatero. Deberán hacer algunos retoques, aplicar más si cabe las tijeras recortadoras en las cuentas públicas, es decir, en el estado de bienestar y culpar al gobierno saliente del partido socialista por la mala gestión y las desagradables consecuencias que ello provocará entre la ciudadanía. Los mercados estarán contentos, los medios de comunicación de la derecha podrán teorizar sobre "la nefasta herencia socialista" y el partido conservador podrá dedicarse a lo que es su auténtica razón de ser: ejercer el poder, acaparar influencias, administrar y repartir recursos económicos, privatizar servicios públicos en favor del capital privado y hacer nombramientos y repartir cargos y prebendas a los amigos. Y dedicarse a  lo que tienen por auténtica pasión, es decir, a machacar, ningunear y perseguir civilmente a todo nacionalista no español que ose levantar el dedo en sus posesiones patrias.

El Partido Socialista Obrero Español, olvidando ya socialista y obrero, parece que muestra también un cierto alivio, por el hecho de desprenderse de esta pesada carga que ya está resultando el señor Rodriguez Zapatero. Es evidente que la política económico-social que los socialistas han ejecutado hasta la fecha, lo ha sido con las formas y maneras netamente derechistas, conservadoras, casi ultraliberales, favorable al capitalismo hispano, a las entidades financieras, en definitiva, a los mercados, únicos depositarios de las esencias que inspiran el capitalismo salvaje que toda la humanidad viene sufriendo. Ante esta situación, las esperanzas del nuevo líder de la izquierda, el señor Pérez Rubalcaba, descansan en difuminar las siglas de su propio partido, mostrarse abierto y receptivo a los postulados de los indignados y, sobre todo, reivindicar el trabajo hecho contra el terrorismo de ETA que, ciertamente, se acerca irremisiblemente a su final, a  su real desaparición, a pesar de la (o)posición de los populares y su corte mediática, temerosos que este triunfo pueda ser anotado entre los grandes logros alcanzados por el señor Rubalcaba y su desprestigiada formación política.

Mientras, el señor Durán i Lleida, CiU y el propio señor Más, no ahorran esfuerzos en aparecer como los únicos árbitros entre populares y socialistas, capaces de condicionar al nuevo gobierno y de conseguir, ahora sí, el cacareado pacto fiscal para Catalunya. La lucha de los nacionalistas catalanes se centrará en que ningún partido español obtenga la mayoría absoluta, de modo que necesiten los votos de CiU para conformar el nuevo gobierno, para así pactar el nuevo acuerdo fiscal entre españoles y catalanes, en lo que debería ser el primer paso hacia la soberanía (fiscal), y que sí cosecha un amplio consenso entre los ciudadanos de Catalunya, según sus propias palabras. Naturalmente, olvidan que en las últimas encuestas, más del 61% de los votantes catalanes se declaran a favor de la independencia. Pero este consenso claramente mayoritario no interesa a CiU, ya que solo presta atención al consenso del 39% que votaría en contra. Lo que en realidad desprende el discurso del señor Durán, es el temor que siente ante la realidad que obstinadamente se muestra ante él, y no es otra que los deseos de plena soberanía y la impaciencia sentida por la gran mayoría de ciudadanos catalanes. Se trata de despistar a los votantes de CiU con el pretendido pacto fiscal, siendo plenamente consciente este ilustre político que lo máximo que logrará no es más que un enorme fiasco, totalmente inaceptable por todos los ciudadanos de Catalunya, por insuficiente y falaz.

Estas son las tres principales formaciones políticas que nos piden su voto para el próximo 20 de noviembre. Confían en la supuesta fidelidad, diría ingenuidad, de los simpatizantes de cada uno de estos tres partidos, esperando que les brinden su apoyo y si es posible, robar votos a las formaciones contrincantes, prometiendo aquello que no está en su mano conseguir, esto es, protección social a los precarizados trabajadores, con salarios dignos acordes a las necesidades de los ciudadanos y a los precios de los bienes de consumo; contratos estables relegando la temporalidad a lo estrictamente necesario, o jubilaciones suficientes y justas para los asalariados que ya no pueden (ni quieren) seguir trabajando cuando alcanzan la vejez, después de pasarse la vida luchando por sus familias, es decir, por su país.

Santa Inocencia la que profesamos los sufridos ciudadanos de este injusto estado. También y sobre todo los catalanes. Manifestamos de una manera muy viva los sentimientos, como el dolor, la tristeza y la melancolía. Pero todo esto nos resulta grotesco, nos produce vergüenza ajena, pena. Aunque no nos percatemos, somos patéticos. Especialmente nuestros políticos y periodistas. Son soberana y tristemente Patéticos. Hasta que nos hartemos y nos pongamos a pensar, actuando en consecuencia, es decir, acudamos en masa a votar, pero ni un solo voto a PPSOE ni a su árbitro, el ínclito señor Durán i Lleida.