Ante Aznar, ZP se quita el sombrero: "Conoce lo de Europa de cojones" (sic). Y se propone asociarse con él para salvaguardar España del gran riesgo de futuro. ¿Es la crisis este riesgo?. Contesta ZP: el riesgo es "lo de Artur Mas". Es decir: que un Rajoy en minoría deba aceptar el pacto fiscal que exige CiU. Mimoso, Pedro J. sostiene: "José Luis piensa que antes o después serán necesarios grandes acuerdos de estado entre el PSOE y el PP; y como expresidente, él hará todo lo posible para favorecerlos".
Este es un fragmento literal del artículo publicado en La Vanguardia el domingo 7 de agosto, firmado por Antoni Puigverd. Resume a la perfección las inquietudes y sentimientos de los grandes de España, es decir, de los altos políticos y funcionarios, y del mundo mediático-cavernario de España. Perdón, de Madrid. Hace referencia a un escrito del inquisidor mayor del reino, el señor Pedro J. Ramirez, director de "El Mundo", publicado en este periódico, a modo de carta el pasado 31 de julio. No importa mucho si la conversación que se recoge en el mismo es real o imaginaria. Lo que es altamente preocupante (para CIU) es lo que se puede deducir de este ejercicio literario de P. J. Ramirez. El pacto fiscal de los señores Mas y Duran i Lleida, está muerto antes de nacer. Está donat i beneït (dado y bendecido).
El señor Puigverd, concluye su articulo "Ante Aznar, ZP se quita el sombrero", recordando que el señor Bono, el inefable presidente del Congreso y tercera autoridad de España, acababa de proponer una gran coalición PP-PSOE, reunidos, por fín (y una vez más, añadiría yo), contra el verdadero Mal. Esto es, el catalanismo y por extensión, Catalunya.
La gran coalición hace tiempo que, en cuestiones relativas al titulo VIII de la sagrada constitución española, existe. Está plena y vigorosamente vigente y es conocida por las siglas PPSOE. Esta realidad es una auténtica pesadilla para CiU. Con ella, el pactismo exacerbado de la coalición nacionalista deviene irrelevante, totalmente inútil. Las aspiraciones del señor Duran i Lleida son absolutamente prescindibles. El histórico peix al cove (traducido como "pájaro en mano") de los líderes de CiU resulta la única y misérrima alternativa que tienen para trampear y disimular la inoperancia de sus reivindicaciones que, aunque débiles y tímidas, venderán como logros inconmensurables. No les resultará muy grato aterrizar ante la verdadera realidad española, que estoy seguro conocen perfectamente aunque son incapaces de aceptar, pues ello les deja bajo los cascos de los caballos. Es decir, no existe otra alternativa de futuro para Catalunya y los catalanes que la independencia. Ni pacto fiscal del señor Más, ni confederación (sin soberanía previa) del señor Duran. Nunca serán aceptados por los socialistas ni los populares, jamás se verán favorablemente recogidas en las inefables sentencias de los Tribunales de Justicia, ni por las del Constitucional, por ser instituciones irremediablemente nacionalistas españolas. La caverna mediática utilizará todo el armamento a su alcance, leal o deslealmente, para impedir que las ensoñaciones de Convergencia i Unió vean la luz. Los poderes económicos, sindicales y funcionariales españoles no renunciaran nunca a la libre disposición que actualmente tienen de los recursos económicos, fiscales y sociales de Catalunya y de los catalanes. ¡Qué más tiene que suceder para que se den cuenta que España no desea cambiar la realidad actual, ni satisfacer las demandas y las necesidades de Catalunya, por muy justas y acertadas que estas sean!.
Basar toda la estrategia de futuro de un país como Catalunya en la supuesta buena fé, lealtad, y la justicia de los actos ejecutados por la entelequia política conformada por el PPSOE, como tienen suficiente y reiteradamente demostrado, es de una ingenuidad palmaria, por no decir dolosamente incautos. Convergencia i Unió no puede fiarlo todo a un verdadero e inalcanzable pacto fiscal, sabedores como son que España jamás renunciará al derecho de conquista que imperturbablemente ejerce a costa y contra Catalunya. Los medios de comunicación españoles, y especialmente aquellos integrados en lo que es conocido como la caverna mediática, combatirán ferozmente cualquier iniciativa catalana que pretenda racionalizar e igualar las relaciones entre Catalunya y España, y nunca aceptarán que el estatus político de ambas naciones sea considerado diferenciadamente. La armonía e igualdad, la justicia y la lealtad están fuera de lo que Catalunya puede esperar de un estado que reiteradamente ha manifestado, de forma inequívoca, que Catalunya, para ellos no es una Nación. Que las necesidades y aspiraciones de los catalanes siempre estarán sometidas a la voluntad e interés de los españoles. ¿Creen realmente que los sindicatos españoles renunciarán o delegarán el control que actualmente tienen sobre el mundo laboral catalán, a centrales sindicales catalanas que defiendan exclusivamente los intereses de los trabajadores de Catalunya?. ¿Esperan acaso de las instituciones españolas una consideración especial hacia Catalunya, después de las sentencias sobre el estatuto, sobre la lengua vehicular en la enseñanza o sobre la participación de la Generalitat y el ayuntamiento como no determinantes en la futura privatización del aeropuerto de El Prat?. ¿Cambiará la actitud hostil y represora de los populares sobre la lengua en el País Valenciano, las Islas Baleares y la Franja aragonesa?. ¿Invertirá el estado español en algún ejercicio presupuestario el 100% de lo aprobado por las Cortes españolas, referido a Catalunya?.¿Dejará el PSOE la hipocresía a un lado y se tornará mínima y auténticamente federal, olvidando el jacobinismo genético que padece, al menos en el próximo siglo?.
La gran mayoría de ciudadanos de Catalunya hace tiempo que no esperamos del estado español ni lealtad, ni justicia, ni consideración. Nos hemos hartado de recibir desplantes, exigencias, desconsideración, falta de respeto, discriminaciones e insultos y un insoportable acoso lingüístico, así como un inacabable expolio fiscal, artístico y cultural. Convergencia Democrática de Catalunya y Unió Democrática de Catalunya, en coalición, tienen la responsabilidad y la obligación de defender inequívocamente los intereses de los catalanes, frente al insaciable apetito depredador del estado español. Ya no es tiempo de pedagogía, ni pactos fiscales o de gobernabilidad. No vale más peix al cove. Lo único aceptable para la mayoría de ciudadanos catalanes, incluyendo la inmensa mayoria de votantes de CiU, es iniciar el camino para alcanzar la plena soberanía de nuestra nación. Lo que realmente nos permitirá afrontar y revertir la grave situación económica y política que atraviesa Catalunya, es la independencia. Por muy difícil que pueda resultar alcanzarla, siempre será mas asequible y provechosa que seguir luchando indefinidamente contra fantasmagóricos molinos de viento, imposibles de vencer y someter, como muy bien demostró Don Quijote de la Mancha. Y los molinos de viento, en nuestro caso, son las sólidas, inamovibles y prepotentes actitudes y creencias que sustentan los que configuran este pétreo contubernio, que como es sabido, resulta ser el estado español en toda su extensión, para desgracia de nuestra dolida, indignada y harta nación catalana.
El señor Puigverd, concluye su articulo "Ante Aznar, ZP se quita el sombrero", recordando que el señor Bono, el inefable presidente del Congreso y tercera autoridad de España, acababa de proponer una gran coalición PP-PSOE, reunidos, por fín (y una vez más, añadiría yo), contra el verdadero Mal. Esto es, el catalanismo y por extensión, Catalunya.
La gran coalición hace tiempo que, en cuestiones relativas al titulo VIII de la sagrada constitución española, existe. Está plena y vigorosamente vigente y es conocida por las siglas PPSOE. Esta realidad es una auténtica pesadilla para CiU. Con ella, el pactismo exacerbado de la coalición nacionalista deviene irrelevante, totalmente inútil. Las aspiraciones del señor Duran i Lleida son absolutamente prescindibles. El histórico peix al cove (traducido como "pájaro en mano") de los líderes de CiU resulta la única y misérrima alternativa que tienen para trampear y disimular la inoperancia de sus reivindicaciones que, aunque débiles y tímidas, venderán como logros inconmensurables. No les resultará muy grato aterrizar ante la verdadera realidad española, que estoy seguro conocen perfectamente aunque son incapaces de aceptar, pues ello les deja bajo los cascos de los caballos. Es decir, no existe otra alternativa de futuro para Catalunya y los catalanes que la independencia. Ni pacto fiscal del señor Más, ni confederación (sin soberanía previa) del señor Duran. Nunca serán aceptados por los socialistas ni los populares, jamás se verán favorablemente recogidas en las inefables sentencias de los Tribunales de Justicia, ni por las del Constitucional, por ser instituciones irremediablemente nacionalistas españolas. La caverna mediática utilizará todo el armamento a su alcance, leal o deslealmente, para impedir que las ensoñaciones de Convergencia i Unió vean la luz. Los poderes económicos, sindicales y funcionariales españoles no renunciaran nunca a la libre disposición que actualmente tienen de los recursos económicos, fiscales y sociales de Catalunya y de los catalanes. ¡Qué más tiene que suceder para que se den cuenta que España no desea cambiar la realidad actual, ni satisfacer las demandas y las necesidades de Catalunya, por muy justas y acertadas que estas sean!.
Basar toda la estrategia de futuro de un país como Catalunya en la supuesta buena fé, lealtad, y la justicia de los actos ejecutados por la entelequia política conformada por el PPSOE, como tienen suficiente y reiteradamente demostrado, es de una ingenuidad palmaria, por no decir dolosamente incautos. Convergencia i Unió no puede fiarlo todo a un verdadero e inalcanzable pacto fiscal, sabedores como son que España jamás renunciará al derecho de conquista que imperturbablemente ejerce a costa y contra Catalunya. Los medios de comunicación españoles, y especialmente aquellos integrados en lo que es conocido como la caverna mediática, combatirán ferozmente cualquier iniciativa catalana que pretenda racionalizar e igualar las relaciones entre Catalunya y España, y nunca aceptarán que el estatus político de ambas naciones sea considerado diferenciadamente. La armonía e igualdad, la justicia y la lealtad están fuera de lo que Catalunya puede esperar de un estado que reiteradamente ha manifestado, de forma inequívoca, que Catalunya, para ellos no es una Nación. Que las necesidades y aspiraciones de los catalanes siempre estarán sometidas a la voluntad e interés de los españoles. ¿Creen realmente que los sindicatos españoles renunciarán o delegarán el control que actualmente tienen sobre el mundo laboral catalán, a centrales sindicales catalanas que defiendan exclusivamente los intereses de los trabajadores de Catalunya?. ¿Esperan acaso de las instituciones españolas una consideración especial hacia Catalunya, después de las sentencias sobre el estatuto, sobre la lengua vehicular en la enseñanza o sobre la participación de la Generalitat y el ayuntamiento como no determinantes en la futura privatización del aeropuerto de El Prat?. ¿Cambiará la actitud hostil y represora de los populares sobre la lengua en el País Valenciano, las Islas Baleares y la Franja aragonesa?. ¿Invertirá el estado español en algún ejercicio presupuestario el 100% de lo aprobado por las Cortes españolas, referido a Catalunya?.¿Dejará el PSOE la hipocresía a un lado y se tornará mínima y auténticamente federal, olvidando el jacobinismo genético que padece, al menos en el próximo siglo?.
La gran mayoría de ciudadanos de Catalunya hace tiempo que no esperamos del estado español ni lealtad, ni justicia, ni consideración. Nos hemos hartado de recibir desplantes, exigencias, desconsideración, falta de respeto, discriminaciones e insultos y un insoportable acoso lingüístico, así como un inacabable expolio fiscal, artístico y cultural. Convergencia Democrática de Catalunya y Unió Democrática de Catalunya, en coalición, tienen la responsabilidad y la obligación de defender inequívocamente los intereses de los catalanes, frente al insaciable apetito depredador del estado español. Ya no es tiempo de pedagogía, ni pactos fiscales o de gobernabilidad. No vale más peix al cove. Lo único aceptable para la mayoría de ciudadanos catalanes, incluyendo la inmensa mayoria de votantes de CiU, es iniciar el camino para alcanzar la plena soberanía de nuestra nación. Lo que realmente nos permitirá afrontar y revertir la grave situación económica y política que atraviesa Catalunya, es la independencia. Por muy difícil que pueda resultar alcanzarla, siempre será mas asequible y provechosa que seguir luchando indefinidamente contra fantasmagóricos molinos de viento, imposibles de vencer y someter, como muy bien demostró Don Quijote de la Mancha. Y los molinos de viento, en nuestro caso, son las sólidas, inamovibles y prepotentes actitudes y creencias que sustentan los que configuran este pétreo contubernio, que como es sabido, resulta ser el estado español en toda su extensión, para desgracia de nuestra dolida, indignada y harta nación catalana.
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