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dijous, 10 de desembre del 2020

Y NOSOTROS, PELEÁNDONOS COMO CAINITAS. NO ES ESO COMPAÑEROS, NO ES ESO.....

El 26 de octubre de 2017, veinticinco días después del 1O, Gabriel Rufián hizo estos dos tuits: "155 monedas de plata" y "Quien dude que salga a la calle y mire a los ojos de la gente". Todo ello porque el presidente de la Generalitat había proclamado la independencia de Cataluña y a continuación la había dejado en suspenso.....

Estos tuits hechos a toda prisa por teléfono aún hoy tienen consecuencias. Calificar de traidor y vendido al presidente de Cataluña en boca de un supuesto compañero de viaje hacia la independencia porque ha tomado una decisión -quizás equivocada-, sin decir qué no te gusta y qué habrías hecho tú, desencadenó la tormenta perfecta dentro del independentismo que todavía hoy descarga sobre nuestras cabezas. Todos sabemos qué ha pasado desde entonces. Reproches entre partidos y dirigentes independentistas, insultos entre simpatizantes de un lado y otro y lo que es más grave: dar toda la munición y armas existentes al unionismo nacionalista español para atacar al independentismo. Unionismo el cual, por cierto, se hallaba herido de muerte desde aquel glorioso y a la vez malogrado mes de octubre del año 17.

A partir de ahí, marcharon al exilio una parte del gobierno legítimo, mientras que la otra parte optó por quedarse y someterse a la justicia castellana, que a su vez decretó prisión preventiva indefinida para todos ellos. También conocimos los fantasiosos atestados de la Guardia Civil, repletos de mentiras, suposiciones y falsedades, así como una sarta de instrucciones y decisiones judiciales infumables y arbitrarias. Se inició una causa general contra el independentismo con los consabidos juicios farsa y se desató una represión generalizada contra unos tres mil independentistas -¡hasta ahora!-, acompañada de sentencias injustas y condenas desproporcionadas, las cuales más que justicia han impartido venganza y revancha a raudales. Pero sobre todo, después de aquellos dos tuits de Gabriel Rufián, España puso en marcha una despiadada ofensiva total -¡el animal herido es más peligroso! - que quería propiciar y ha provocado una profunda división y enfrentamiento dentro del movimiento independentista. En definitiva el estado ejecutó punto por punto el viejo dicho atribuido a Julio César: ¡Divide et impera, divide y vencerás!.

Así pues se inició una brutal campaña política, policial, judicial y mediática para provocar el divorcio entre JxCAT y ERC y demonizar o glorificar respectivamente a la vez los principales partidos que conforman y sostienen el gobierno legítimo de la Generalidad. A unos se les sataniza, insulta, menosprecia y acosa descarnadamente. JxCat y Carles Puigdemont se han convertido en la pieza de caza mayor a batir. El otro partido, ERC y Oriol Junqueras, como ya los mantiene secuestrados, encarcelados, descabezados y finalmente sentenciados, sólo había que seducir y embaucar a los principales representantes circunstanciales -¡y atemorizados!- del partido para acabar de romper e incluso aniquilar la unidad y fortaleza del movimiento independentista, que tanto había herido su tronado orgullo de soberbios hidalgos castellanos. Al fin y al cabo no hicieron otra cosa que aquello que había inspirado e iniciado Gabriel Rufián tres semanas después del 1 de octubre.

Estos reproches y críticas a menudo desafortunados y agresivos no son de uso exclusivo por parte de Gabriel Rufián ciertamente. Desde ERC a JxCat, pasando incluso por las CUP, todo el mundo ha caído en la trampa tendida por el estado. Muchos se han apuntado a la moda del insulto y las críticas descarnadas hacia aquellos que hasta hace poco eran considerados sencillamente como adversarios y que ahora ya se han convertido en peligrosos enemigos políticos a batir. Los hay que se recrean -como Jessica Albiach desde Els Comuns-, ansiosos por participar en un nuevo tripartito con ERC, Los Comunes y socialistas. Otros hurgan en las heridas para profundizar y hacer más daño al enemigo político. Los hay que disfrutan haciéndolo..... ¡Desde dentro y desde fuera del independentismo!.

Es exasperante la ruindad que los más encendidos defensores de unos u otros usan. Se han apuntado a ello incluso algunas de las personalidades más destacadas o representativas de los respectivos partidos, contagiando el veneno del odio y la tirria que destilan, entre militantes, simpatizantes y votantes de las diversas formaciones independentistas. Confieso que a mí también me ha pasado, aunque intento mantener las formas y el respeto hacia los otros independentistas, pero no siempre lo consigo. Se trata de una reacción que a pesar de ser lógica es perfectamente condenable. Que los tuits de Gabriel Rufián o Joan Tardà no me gusten, o que Roger Torrent -ERC- decida vetar la candidatura de Carles Puigdemont o facilitar la inhabilitación de Quim Torra quitándole la condición de diputado, o que Pere Aragonés sea pusilánime y sumiso a las órdenes de Madrid, todo ello no justifica ningún tipo de insulto ni falta de respeto hacia ellos. Como mucho se puede criticar, poner en evidencia las incoherencias, las contradicciones y exigir un ejercicio de sincera autocrítica al partido y a los líderes de ERC. ¡Nada más!. Lo mismo vale para JxCat. No se puede criticar que Carles Puigdemont, Toni Comín y demás exiliados políticos optaran por marchar y librarse de las garras de la justicia castellana dada la falta de principios, imparcialidad y decencia que han demostrado -¡y no sólo el TS!- desde el poder judicial, así como también desde los poderes ejecutivo y legislativo españoles. No se puede acusar de ser  convergentes, corruptos o del 3% a todos los militantes de JxCat, tenga o no un pasado en las filas del extinto partido CDC, porque no todos tienen pasado convergente y la inmensa mayoría ni son corruptos ni tienen nada ver con el 3%. En política utilizar el pecado original para demonizar al adversario suele volverse en contra de quien lo hace. ¡Es un boomerang incontrolable!. Tampoco se debe sobreactuar, insultar y dramatizar señalando a ERC como sectarios alocados y tildandolos de traidores, colaboracionistas, autonomistas o vendidos al unionismo, porque no es cierto aunque no se comparta su estrategia.

Podemos decir, pues, que el éxito de la operación Divide et impera es arrollador. A pesar que disfrutamos de una sólida mayoría independentista, en votos y en escaños, no hemos hecho nada para liberar a los presos políticos y facilitar el retorno de los exiliados. Tampoco hemos hecho nada para implementar la independencia, ganada con dolor y sangre bajo los golpes de porra del 1O. Ni mesa de diálogo, ni amnistía, ni siquiera hemos impedido que las arbitrariedades y la represión de los tribunales y jueces castellanos contra el independentismo no se hayan detenido, ni que la Guardia Civil del teniente coronel Baena -Tácito- y la policía patriótica de Fernández Diaz y Villarejo no hayan parado la persecución y asedio contra ciudadanos catalanes de todo tipo por el mero hecho de ser demócratas y defender la independencia. Asimismo el Tribunal Supremo toma la decisión de suspender el tercer grado a los presos políticos sin que antes lo hubiera hecho nunca en otros casos, pasándose por el forro la decisión tomada por los jueces y técnicos de vigilancia penitenciaria. Se activan, se retiran y vuelven a reactivarse las euro órdenes y se pide al europarlamento que levante la inmunidad de los parlamentarios Puigdemont, Comín y Ponsatí, al tiempo que los europarlamentarios españoles dicen que quieren incluir el delito contra la "integridad constitucional" en una nueva lista de crímenes sujetos a extradición exprés, porque en Europa no existe el delito de sedición. Estamos ante la sublimación destilada del lampedusismo: ¡cambiar el nombre de un delito para hacerlo más atractivo en Europa!. Por su parte el Tribunal Constitucional retrasa lo posible e imposible los recursos que interponen los abogados de los presos políticos, sin mostrar ningún tipo de prisa a resolver las cuestiones planteadas por los defensores sobre la vulneración de derechos, lo que a su vez implica una nueva vulneración de derechos. Será por la acumulacion de trabajo que sufre el TC debido a las nuevas competencias punitivas que el legislativo les ha asignado en materia de desobediencia, como si se tratara de un juzgado de guardia cualquiera y no como un tribunal de garantías al uso en toda Europa.....

Por su parte, el Gobierno de coalición más progresista de la historia habla de indultos en trámite -para después de las elecciones al Parlament-, ya que hacer una ley de amnistía es demasiado complicado. También dice que quiere modificar el código penal para reformar el artículo que habla de sedición abaratando las condenas, al tiempo que anuncia el endurecimiento de las penas por desobediencia. Es decir, lo que quiere sacar por un lado lo incrementa por el otro..... Promete una mesa para negociar sobre todo menos de amnistía y autodeterminación pero nunca la acaba de convocar porque no hay armonía ni comunión de intereses entre las formaciones catalanas. ¡Todo son excusas de mal pagador!. Entretanto, algunos partidos independentistas refuerzan la estabilidad del Gobierno aprobando presupuestos, arañando cuatro migajas en infraestructuras que nunca se acaban de ejecutar -como siempre-, tragándose todos los sapos que les sirven socialistas y Podemos. Y todo esto porque la ultraderecha y la extrema derecha no alcancen el poder en España, sin tener en cuenta que los franquistas siempre han estado presentes hegemónicamente en todas las instituciones del Estado. Pagan un chantaje político y emocional para no conseguir nada. ¡Ni a favor de los represaliados, presos y exiliados políticos ni a favor del referéndum!. ¡Nada de nada!.

Y nosotros, peleándonos como cainitas.....

A causa de nuestra simpleza el independentismo recibe una lluvia de golpes que nos caen de todas partes sobre nosotros, a la vez que las formaciones independentistas incrementan esta lluvia tirándose toneladas de agua helada las unas a las otras. Y la pobre gente independentista, empapados y aturdidos por el chaparrón que nos está cayendo, nos ahogamos y nos gritamos rabiosamente entre nosotros.

No es eso compañeros, no es eso..... ¡Reflexionemos!.