La meva llista de blogs

dijous, 29 de setembre del 2011

LAS TRAMPAS DEL ESPAÑOLISMO.

Últimamente se puede apreciar en los comentarios al pie de las informaciones publicadas en medios digitales, un notable incremento de mensajes de inequívoca procedencia españolista. Suelen contestar a los textos favorables al catalanismo soberanista que los lectores efectúan a las noticias que se publican. Su objetivo es obvio. Se trata de contrarrestar las masivas opiniones favorables a la independencia de Catalunya que estos últimos tiempos se vienen produciendo entre el grueso de la población, y especialmente entre los usuarios de medios digitales.

Los argumentos que utilizan contra el catalanismo son notablemente inconsistentes, pero terriblemente agresivos, diría belicosos. Suelen atacar directamente las valoraciones separatistas a base de insultos, falsos datos estadísticos e incluso manipulando hechos históricos impunemente. Siguen un patrón muy estandarizado, casi militar, lo cual permite que podamos formular la hipótesis de un origen común y restringido, jerarquizado y al servicio de una ideología concreta -y no precisamente catalanista-. Este patrón estándar que utiliza el unionismo, se deduce por el hecho que contesta a los comentarios que los catalanistas efectúan sobre las noticias que atañen a Catalunya, para dirigirse precisamente... contra los comentaristas, prescindiendo de la noticia a que estos se refieren en sus textos. Las respuestas suelen ser ofensivas, obscenamente manipuladoras y groseramente falsas en los datos y argumentos que utilizan; están firmadas frecuentemente con nombres estrambóticos, de procedencias imaginarias o inverosímiles. En realidad esta campaña nacionalista española no es descabellado afirmar que se produce desde hace algunos años, pero ha ido aumentando paulatinamente los últimos meses, en tiempo y  consonancia con el exponencial incremento de los apoyos soberanistas que se perciben con claridad en la sociedad catalana. Para los españolistas, este aumento del sentimiento independentista, que además de mayoritario es enormemente transversal, provoca un temor cerval ya que es percibido como algo absolutamente inevitable, como imparable. Y no les falta razón.

Naturalmente, no solo se dedican a escribir vacuas respuestas a los comentarios digitales del soberanismo. Bueno será recordar que el Partido Popular quiso que un pequeño pueblo catalán votara un candidato para alcalde del partido conservador, que era residente en la Islas Canarias. Como es conocido, la respuesta de los habitantes del pueblo fue la total abstención, lo cual bastó para evidenciar el talante escasamente democrático del partido en cuestión y librarse de un posible alcalde fantasma. Vista esta osadía, quizás los catalanes deberíamos permanecer alerta ante hipotéticos intentos de manipulación del censo electoral que pudieran producirse en el futuro, empadronando, por ejemplo, a unos cuantos centenares de votantes  de otras zonas del Estado, en unas cuantas decenas de pueblos catalanes, convenientemente repartidos, para así mejorar el resultado electoral de un determinado partido político, por supuesto, españolísimo. 

No hace muchos días, el defensor del lector de La Vanguardia, denunciaba la manipulación que el recalcitrante españolismo había intentado en una encuesta de la edición digital de este periódico, sobre la lengua vehicular en las escuelas catalanas. Concretamente la pregunta decía: ¿Aprueban que se implante el castellano como lengua vehicular en las escuelas catalanas?. La pregunta formulada se mantuvo en votación durante un periodo de diez días. Pues bien, durante los ocho primeros días, el resultado se movió entre un sesenta y cinco y un setenta por ciento en contra que el castellano fuera lengua vehicular en la escuela catalana. Misteriosamente, el noveno día de votación se produjo un sospecho sobrepaso a favor del castellano, que elevó el apoyo al castellano hasta un cincuenta y cuatro por ciento, dejando en minoría al catalán como única lengua vehicular en la escuela catalana. ¿Que había pasado?. La explicación la dió el redactor en jefe enlace entre las ediciones digital y de papel de La Vanguardia. Durante la noche del noveno día se había registrado un masivo envío de votos a favor del castellano, cuyo origen era robótico, con lo cual se logró evitar el control informático de la votación. La manipulación descubierta en un asunto tan nimio como es una encuesta digital, sin  valor científico alguno, demuestra hasta que punto están dispuestos a manipular la realidad los españolistas, por supuesto no nacionalistas, en defensa de sus posiciones, intereses y creencias políticas.

¿Hasta donde está dispuesto a llegar el unionismo hispano, el nacionalismo español, en defensa de la unidad de su patria?. Creo evidente la respuesta a esta cuestión: ¡hasta el final!. Los nacionalistas españoles son capaces de querer dividir y descohesionar  a una sociedad como la catalana, utilizando la lengua castellana como ariete y arma contra esta misma sociedad, y contra la  lengua catalana, que no solo es la propia y única de Catalunya, también es la seña de identidad más evidente que conforma esta nación. Por ello, se encuentra acosada por la intransigencia de los jueces, políticos e instituciones españoles, que quieren imponer la lengua y la cultura castellanas como propias de Catalunya, por el mero hecho de ser la que tiene de su parte toda la fuerza de las leyes españolas, la simpatía y el apoyo de jueces y magistrados españoles y el pleno amparo del Tribunal Constitucional, por supuesto, español. Recuérdese que la Castilla de antaño, es la España de hogaño.  Asimismo, tienen la intención de pactar, en el seno del Movimiento Nacional Español (PPSOE), todo tipo de reformas constitucionales, leyes electorales, decretos, acuerdos  económicos y políticos en general, para reforzar el centralismo del Estado Español, debilitar a las comunidades autónomas, es decir, a Catalunya y hacer que España sea nuevamente una, grande y libre.

El nacionalismo español ha emprendido una tortuosa senda para recuperar lo que durante el transcurrir de la breve historia democrática española le ha sido arrebatado en Catalunya, esto es, la credibilidad y la legitimidad democrática. España ha perdido democráticamente entre la mayoría de ciudadanos catalanes cualquier tipo de crédito que puede haber tenido en el pasado, que se antoja ya muy lejano, distante. Así lo demuestran los resultados electorales que se dan en Catalunya, elección tras elección; la marca España, defendida fundamentalmente por el españolismo recalcitrante del PP, queda siempre en franca minoría. El PSC actúa más inteligentemente y no hace bandera de su españolidad, subrayando, eso sí, la ideología de izquierdas. Las promesas implícitas en la transición de las formaciones políticas españolas, cargadas de pluriculturalidad, de plena y auténtica autonomía política y de justicia y equidad para Catalunya y los catalanes, han sido no solo olvidadas, también en la actualidad son utilizadas arteramente como armas en nuestra contra, recuperando lo que siempre ha formado parte de la esencia de España, es decir, el autoritarismo, la imposición y el desdén, adornados con la soberbia y la mas cínica de la hipocresías.

Catalunya no volverá a caer más en la trampas que el unionismo español continuamente nos tiende, con la única intención de boicotear los deseos de libertad, plena soberanía y auténtico sentido de justicia social, fiscal, cultural, así como justicia lingüística y económica, en definitiva, de prosperidad y desarrollo en todas las facetas de la vida. Lo cual por otro lado, es aspiración de cualquier ciudadano de cualquier país de este Mundo y por tanto, también de Catalunya y los catalanes. Al fin y a la postre, cabe otorgar al nacionalismo español el mérito que se ha ganado en la creación de las condiciones adecuadas para que Catalunya sea el próximo estado independiente de Europa. Su hostilidad y miopía, la antipatía y menosprecio demostrado contra los catalanes en estos últimos tres siglos, son la principal causa que ha desatado las ansias de libertad y  auténtica democracia que sentimos la mayoría de ciudadanos de Catalunya. Muchas gracias por todo.      

dilluns, 26 de setembre del 2011

PRENSA, "SANTA ALIANZA" Y SOBERANISMO.

La prensa generalista que se edita en Barcelona, esto es, La Vanguardia, El Periódico, El Punt-Avui y Ara, intentan hacer su trabajo de la mejor manera que saben y pueden. Todos ellos utilizan el catalán, si bien La Vanguardia y El Periódico, además tienen edición en castellano. En cuanto a su inclinación política, mientras El Punt-Avui y Ara son inequívocamente catalanistas -el primero de centro derecha y el segundo progresista-, las dos publicaciones bilingües son claramente autonomistas. La Vanguardia es netamente conservador (de derechas), regionalista y monárquico. El Periódico es progresista (de izquierdas) y federalista; no me atrevo calificarlo de republicano, pues en ese campo, sus méritos son más bien escasos.

Como se aprecia, la prensa monolingüe no tiene dudas sobre la realidad catalana en la que se desenvuelve. Esto les permite conectar con sus lectores con absoluta honestidad, sin eufemismos ni ambigüedades políticas. Se trata de prensa catalana y punto. Se alinean con las ideas de centro, o de derechas, o de izquierdas, o ecologistas...., sin trampa ni cartón. Con claridad, sin tener el corazón partío. Esta es su gran virtud.

No puede decirse lo mismo de la prensa bilíngüe. De entrada, ambas publicaciones nacieron en castellano. La adopción del bilingüismo ha sido reciente, motivado por el cambio que la sociedad catalana está experimentando. Existiendo una clara hegemonía del catalanismo político entre los ciudadanos, el periodismo no puede quedar al margen de esta realidad; además, en un sentido estrictamente empresarial, no se puede obviar el idioma catalán como fuente de difusión mediática y expansión económica, teniendo en cuenta no solo los ingresos por venta de ejemplares, sino también las ayudas y subvenciones que reciben de la administración por publicar en lengua catalana. Por tanto, aprovechan las circunstancias para intentar extender su ideario más o menos españolista entre la sociedad catalana, en nuestro propio idioma y con la secreta esperanza de contener y diluir las ansias de libertad y soberanía que sentimos la mayoría de catalanes, respecto de España. 

Esto es lo que realmente motiva el presente escrito: la actitud política que exhiben ambas publicaciones en defensa del regionalismo autonomista español, absolutamente fracasado y consecuentemente, contra el soberanismo catalán. El Periódico es pro-socialista. Por consiguiente, cualquier motivo es bueno para atacar a los enemigos de la izquierda. En defensa de sus postulados son capaces de denunciar, por ejemplo, supuestas comisiones ilícitas -el 3%- presuntamente cobradas en el periodo de gobierno del señor Pujol.  Pero a pesar del tiempo transcurrido y a pesar de haber sido extensamente investigadas por la fiscalía,  jamás se han probado, ni existen imputaciones judiciales sobre este asunto. Esta acusación solo sirvió para ensuciar la reputación de CiU y de los gobiernos nacionalistas, fijando perversamente en el imaginario colectivo de algunos catalanes y otros ciudadanos del estado, interesados en denigrar el catalanismo, la falsa imagen de corrupción, chantajes, componendas y delincuencia generalizada dentro de los partidos y entre los políticos catalanes. Curiosamente, esta fijación no se ha podido circunscribir solo a CiU, extendiéndose a todas las formaciones políticas del arco parlamentario sin excepción. Ya se sabe, cuando se pone en marcha el ventilador, la mierda salpica a todos y la peste se propaga con mayor facilidad. Supongo que esto no entraba en los planes de El Periódico, pero erraron el tiro y la jugada les salió mal, rematadamente mal.

El Periódico también apoya a los socialistas en su utopía federal. Por tanto, intentan propalar el inviable ideario federal-socialista entre los catalanes, siendo plenamente conscientes que la mayoría de ciudadanos hemos acabado transitando hacia el soberanismo, hastiados de las continuas falacias del PSOE y el pretendido multiculturalismo y plurinacionalismo que dice abrazar, lo cual les hace entrar en plena contradicción por la reiterada impugnación al Tribunal Constitucional de leyes aprobadas -incluso por los socialistas catalanes- en el Parlamento de Catalunya. Se contradice también, por ejemplo, con la recentralización de competencias portuarias impuesta por el gobierno amigo del señor Zapatero, o con la intromisión en el sistema educativo catalán, exigiendo más horas de castellano y negando el traspaso de las becas, o ninguneando la inmersión lingüística en el Constitucional por parte de los magistrados afines (del PSOE), así como con las alegaciones presentadas por la abogacía del Estado, en supuesta defensa del texto estatutario catalán. Por no citar  la actitud propia de trileros que exhiben el socialismo, en cuestiones tales como las inversiones en la red de Cercanías de Barcelona, o la ambigua y débil defensa del Corredor ferroviario del Mediterráneo, o la privatización de AENA, prescindiendo de la opinión de las instituciones y la sociedad civil catalana. Todas estas cuestiones son convenientemente difuminadas por la portavocía del socialismo hispano en que se ha convertido El Periódico. De nuevo, el más rotundo de los fracasos es el resultado cosechado con la pretendida ocultación (no lograda) de las mentiras y manipulaciones que el socialismo español viene practicando con Catalunya y los catalanes,  para mayor desesperación y frustración de esta publicación.

La Vanguardia no anda a la zaga en la pretensión de obnubilar a los catalanes, para que apoyemos y abracemos la  regionalista y monárquica española que defiende ferozmente este diario. Recientemente ha sumado a su poderoso arsenal la edición en lengua catalana, para penetrar más fácilmente tras las defensas soberanistas. Utiliza todo tipo de estrategias: ignora y minimiza noticias catalanistas -la información sobre las consultas populares fue tan lamentable como indignante-; pervierte comentarios, transformándolos en titulares fuera de contexto, agrede y ataca a partidos y políticos independentistas y últimamente se sirve de la censura para ocultar la auténtica realidad a sus ingenuos lectores. ¿No es acaso vergonzoso decir que no se publica un anuncio del Centre Catalá de Negocis, por falta de espacio?. Había sido legalmente contratado y tenia que publicarse el 11 de septiembre; exponía y denunciaba el insostenible expolio fiscal que sufre Catalunya, de 22.000 millones € al año, es decir, 60 millones € al día. Así mismo, procedió a retirar un artículo de Pilar Rahola, crítico con la actitud de señalados personajes barcelonistas por el apoyo prestado al contrato que une Qatar Foundation y el Barça. No podemos olvidar el discreto, pero evidente apoyo que el grupo Godó brindó al señor Rosell para alcanzar la presidencia del club y salvarlo de la deriva soberanista impulsada por el señor Laporta, el cual sufrió por esta causa las iras y envestidas de la Santa Alianza. En defensa de los intereses financieros españoles y para apoyar políticamente la causa de España, pues... se censura un artículo, se ignora la publicidad, se manipula con discreción la realidad y así todos contentos.


Que tristeza causa ver como dos medios de comunicación, a pesar del prestigio y profesionalidad de muchos de sus colaboradores, siguen una estrategia política, una línea editorial política, ajena a los intereses de los ciudadanos a los que pretenden informar con veracidad y rigor. No es claro que ambos periódicos formen parte de la llamada Santa Alianza, pero es que lo parece. Sí es cierto que La Vanguardia, no hace muchos días, auspició una reunión en el domicilio del editor, Conde de Godo, de prohombres miembros de este grupo de reflexión, entre los que se encontraban, curiosamente, el señor Rosell, presidente del F.C. Barcelona y el señor Pérez, presidente del Real Madrid C.F., además de otros personajes de Madrid y Barcelona, empeñados en estrechar lazos y religar intereses comunes, fundamentalmente económicos y políticos, prescindiendo, eso sí, de los deseos, necesidades y voluntad de los ciudadanos catalanes. Actitud marcadamente antidemocrática, puesto que defender sus particulares intereses, a costa de la mayoría de ciudadanos, así lo delata. En cuanto a la presencia del señor Rosell en una reunión claramente unionista, es contraria a las tesis que defienden los nacionalistas españoles que el F.C. Barcelona no debía ser utilizado como estandarte político (soberanista). ¿Es mucho pedir que tampoco se utilice como bandera  hispano-unionista?.

Es en este tipo de cuestiones donde más cinismo exhiben los nacionalistas españoles. Suelen rasgarse las vestiduras cuando condenan al catalanismo por utilizar la senyera, al Barça, la lengua catalana, las multas lingüísticas, o la prohibición de las corridas de toros, como símbolos identitarios y victimistas para imponer  tesis soberanistas y antiespañolas. Los nacionalistas hispanos, pero, no dudan de enarbolar agresivamente la bandera rojigualda, imponiendola en ayuntamientos como preferente, por imperativo legal español; utilizan la selección española, cuya columna vertebral es el F.C. Barcelona y la filosofía futbolistica de La Masia,  trasmutándola como estandarte del más rancio y cutre españolismo; se sirven del idioma castellano para dinamitar la convivencia lingüística de Catalunya, exigiendo -nuevamente por imperativo legal- el fin de la inmersión en lengua catalana en la escuela; utilizan centenares de normas, leyes, decretos, reglamentos, en defensa del castellano, cuyo incumplimiento provoca multas económicas y sanciones administrativas, múltiples y diversas y se escandalizan que en Catalunya se obligue a los comercios a rotular al menos en catalán; y defienden la españolidad de las corridas de toros, es decir, utilizan un argumento puramente identitario para.... ¡acusar que la prohibición lo es por causas identitarias y no en defensa de derechos animales!. ¡Toma, pues claro!. La prohibición es porque las corridas son una salvajada. Una animalada identitaria española, como lo es alancear hasta la muerte un toro por pura diversión en Tordesillas: el Toro de la Vega. Hipócritas y cínicos. Los de la Santa Alianza son unos hipócritas y cínicos. Dios les perdone, porque yo, a la vista de lo infames que son, me veo incapaz de hacerlo.









dijous, 22 de setembre del 2011

NI HIDALGOS, NI ALTANEROS. ¡DEMÓCRATAS!.

La crispación unionista española va in crescendo. Algunos articulistas de prensa, conspicuos tertulianos, conductores de programas y políticos al borde de un ataque de nervios, así lo demuestran. La tertulia de Intereconomía TV, Dando Caña, invitó al señor López Tena, de Solidaritat per la Independència (SI), para que explicara sus afirmaciones porqué el independentismo debía ir al Parlamento de Madrid a reventar España desde dentro del sistema. Como es lógico en esta tertulia de extrema derecha española, tales   expresiones fueron recibidas como una ofensa. No se aceptó que las declaraciones se ceñían al ámbito estrictamente político y parlamentario. Debían exigirse explicaciones al osado independentista catalán por atreverse a desafiar a España en aquellos términos.

El conductor del programa, señor Algarra, inició el interrogatorio con una agresividad impropia de un periodista. Contrapuso el origen valenciano del señor Tena como argumento descalificador de su catalanidad, poniéndola en duda, frente a los orígenes catalanes del propio señor Algarra. El hecho de haber nacido en el País Valenciano, para el conductor del programa, era un elemento que invalidaba los razonamientos del señor López Tena, mientras que la legitimidad estaba de parte del estupefacto señor Algarra, por haber nacido en Barcelona. -¿Que ha fumado?- espetó Algarra. López Tena se mostró sorprendido  ante tamaño insulto e intentó tomárselo a broma, mostrando un sobre de Frenadol y afirmando que no fumaba porque estaba resfriado. Algarra se apresuró a exculparle conmisericordiosamente, mientras decía : -Ahora lo entiendo, está Vd. bajo los efectos de los fármacos-. Ante la persistencia en el insulto y la agresividad de aquel inefable periodista, el señor López Tena optó por desprenderse del micrófono al tiempo que sugería al entrevistador que fuera a insultar a su santa madre en los mismos términos que los empleados contra él, para a continuación despedirse precipitadamente, visible y lógicamente molesto por el trato recibido.


No vale la pena seguir el relato de lo que se dijo como colofón en aquella infame tertulia. Puede adivinarse cual fué la reacción, los comentarios, los juicios y prejuicios que exhibieron todos los tertulianos, excepto uno, acto seguido en aquel espacio televisivo, pretendidamente informativo, plural y ecuánime, pero terriblemente sectario y rancio.  Por supuesto, en días posteriores y espacios similares de la misma empresa, persistieron en el incidente, aprovechando el tirón mediático cosechado en la red y exculpándose mediante la impúdica utilización del victimismo y la insidia más falaz exhibida en mucho tiempo en una cadena de televisión privada.  

Últimamente abundan hechos semejantes a los descritos. Por parte del unionismo hispano se está tomando conciencia que en Catalunya se ha producido un cambio mayoritario de paradigma, hacia posiciones soberanistas. Ante ello, solo les queda crispación e indignación. Se aprecia en artículos de opinión, en editoriales de la prensa tanto netamente española, como la adscrita a La Santa Alianza, supuestamente más discreta y menos nacional-españolista. Algunos políticos del Partido Popular, así como también del Partido Socialista Obrero Español, no pueden disimular el vértigo que sienten ante la magnitud de lo que  asoma por el próximo horizonte político del estado español. Apelan a la supuesta comodidad de los catalanes en España, invocan el seny catalán como secreto ejemplo de sumusión y conformismo. Instan a que nos preocupemos de los temas que interesan a la gente, al tiempo que recurren a la justicia española contra el idioma catalán o para que se obligue a los ayuntamientos a exhibir la bandera española de forma preferente. Por lo visto, para ellos, estos dos temas, catalán y bandera española, son el súmmum de las preocupaciones de los catalanes. Como puede verse, no se trata de temas identitarios. "Ni mucho menos".


Están crispados e indignados porque aparece como inevitable la próxima independencia de Catalunya. Temen que España, sin Catalunya, resulte inviable, aunque no lo quieran reconocer. Se preguntan secretamente, ¿de donde sacarán los recursos económicos para construir AVE's sin pasajeros, aeropuertos sin aviones, ciudades y barrios sin vecinos y autovías sin automóviles que circulen por ellas?. Recordemos que España dejará de recibir próximamente los fondos de cohesión que tan generosamente ha regalado Europa hasta ahora. Si ha ello se une la plena soberanía de Catalunya, con la desaparición del expolio fiscal catalán, el drama está servido. No se les ocurre pensar que pueden seguir viviendo felizmente sin gastar irresponsablemente en inversiones que solo sirven para satisfacer su ego, henchido de soberbia. Los recursos ajenos que hasta la fecha han disfrutado y el uso que han hecho de ellos, han servido mayoritariamente para mejorar el bienestar económico de algunos privilegiados, y no primordialmente en beneficio del pueblo llano. No imaginan una España que trabaje más y mejor y subvencione menos. Las clases dirigentes españolas no quieren olvidar el glorioso pasado imperial y colonial, que permitió la ensoñación de creerse ricos y poderosos. En definitiva, no quieren ser autosuficientes fiscalmente, ni ocupar el lugar que por tamaño y economía merece España, como tampoco el peso político que le corresponde en el Teatro del Mundo.

No pueden seguir siendo hidalgos altaneros y trasnochados que agreden y amenazan impunemente a gentes, pueblos y culturas no castellanas. No esgriman la supuesta división y el enfrentamiento que se producirá dentro de Catalunya, entre los catalanes, por causa de la independencia. El soberanismo confía plenamente que el unionismo hispano-catalán, hasta no hace mucho mayoritario, tenga el mismo comportamiento democrático que ha tenido el independentismo catalanista, hasta hace poco tiempo minoritario. Al fin y al cabo, no hay nada más justo y con mayor fortaleza que el ejercicio de la plena Democracia. ¿No creen?. 

    

dilluns, 19 de setembre del 2011

MENTIRAS Y MANIPULACIÓN... PURO CINISMO. PROPAGANDA.

Ante el inevitable hecho de encontrarnos en plena campaña pre-electoral, los partidos españoles ya han comenzado el ejercicio de cinismo, respecto a Catalunya, que nos tienen acostumbrados. Por ejemplo, según el PSOE, los catalanes tenemos la gran fortuna de poder hablar catalán, tener el mejor de los modelos educativos (la inmersión lingüística en catalán) y sentirnos satisfechos y cómodos de ser españoles. Por su parte, el PP apela a nuestro sentido común (seny) y cuenta con nosotros para ser la locomotora que contribuya (más que nadie) a salir de la crisis económica que sufre el estado; desgraciadamente, no se puede plantear en la presente situación ningún reparto de los ingresos diferente al actual, en financiación de las comunidades autónomas -en definitiva, no al pacto fiscal- puesto que, por otra parte, el vigente es el mejor sistema jamás alcanzado; además, pone la guinda en el pastel ensalzando la inmersión lingüística en catalán. El PP, naturalmente, insta a todas las fuerzas políticas catalanas a centrarse en los problemas que realmente importan a los ciudadanos y olvidar las veleidades catalanistas, como la lengua, la bandera y la identidad. En definitiva nos exige que prioricemos nuestra españolidad,  de la cual, afortunadamente, la mayoría de catalanes carece. 

El PPSOE, que como se sabe es la suma de ambas formaciones políticas en una especie de arrollador Movimiento Nacional Español -a semejanza del franquista-, evita cualquier tema que pudiera empañar sus posibilidades electorales. Se trata que los ciudadanos catalanes olviden la penosa actitud que los dos partidos han tenido en el pasado y especialmente durante la última legislatura, en todo aquello relacionado con Catalunya. Bueno será recordarlo.

REMEMORANDO AL PARTIDO POPULAR socialista obrero español:

¿Tenemos que olvidar, acaso, la sentencia que el Tribunal Constitucional dictó respecto del Estatuto de Autonomía de Catalunya?. ¿No debemos recordar que fue el Partido Popular quien presentó el recurso de inconstitucionalidad, después de una feroz campaña recogiendo firmas contra el texto catalán, por las calles y plazas de distintos pueblos y ciudades españoles?. Según sus propias fuentes, firmaron más de tres millones de ciudadanos. Aparentemente sirvió a sus intereses, puesto que la gente acudió festivamente a firmar contra Catalunya y los catalanes; en su entorno se consolidó el vergonzoso boicot contra productos catalanes, entusiasticamente celebrado y asumido por muchos ciudadanos hispanos y que recibió el cobarde apoyo indirecto de distintos medios de comunicación madrileños, otrora impulsores y vergonzantes ideólogos secretos del mismo. Las impúdicas maniobras de los populares sobre la no renovación de los magistrados del constitucional, con recusaciones incluidas, así como las presiones mediáticas nacional-españolas que condicionaron la sentencia desde el principio, por lo visto, colmaron también los anhelos populares. Desataron una imparable catalanofobia en el Estado Español, manipularon y deslegitimaron el Tribunal Constitucional y sembraron la política española de boicots, falacias y mentiras, con la inestimable ayuda de la Caverna Mediática madrileña. El aparente éxito cosechado en la agresiva consecución de sus objetivos políticos,  fue su más sonora y brillante recompensa.

Para su desgracia, los catalanes nos dimos cuenta del auténtico sentir conservador respecto a Catalunya. El resumen es que el Partido Popular, con tal de alcanzar el poder, de Gobernar en España, es capaz de sacrificar todo, economía, política antiterrorista, utilización de tribunales y jueces, incluso la supuesta unidad de la patria de la que tanto presumen. Y puesto que los catalanes no cabemos en esta España que nos oferta este partido (digno heredero del franquismo), ya que Catalunya para los populares solo es un campo de votos que asolar, una cartera que expoliar y una identidad a la que no se debe respetar, los catalanes exclamamos ¡basta!, nos declaramos liberados de las cadenas que nos obsequia y nos  disponemos a seguir nuestro propio camino, a poder ser muy lejos de los populares españoles.

RECORDANDO AL PARTIDO popular SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL:

¿Que decir del PSOE?. Tal vez, "apoyaré el estatuto que apruebe el Parlamento de Catalunya". Nunca un político ha causado tanto daño a un colectivo, como el señor Zapatero y el PSOE han causado al socialismo catalán y por extensión, a todos los catalanes. Los ingenuos votantes de la izquierda catalana se han arrepentido masivamente de haberle otorgado su confianza a través de los votos. Tanto el PSC, como ERC e IC, se sienten engañados, en distintos grados, por la errática política practicada por los socialistas españoles, sobre todo en esta última legislatura. Pero las tres formaciones catalanas son directamente responsables por haberle apoyado; en el caso del PSC incondicionalmente; ERC e IC fueron víctimas de sus propias debilidades y prejuicios, pero ambas formaciones optaron libremente por el caballo que, posteriormente,  resultaría perdedor.

El PSOE no sólo no apoyó el texto del estatuto catalán aprobado en el Parlamento de Catalunya por el 90%  de la cámara, sino que lo modificó y desvirtuó sustancialmente en el trámite parlamentario español, con la aprobación y soporte incondicional de la sucursal socialista catalana. Después se arrugó ante el envite de la derecha españolista y con su cobarde actitud, permitió que se mutilara aún más en el Tribunal Constitucional, dando por buenos algunos de los argumentos más falaces que los populares defendían para sabotear la voluntad expresada democráticamente  en referéndum por los ciudadanos de Catalunya. Negó asimismo la existencia de la crisis económica; su negativa acarreó que dejaran de tomarse algunas decisiones vitales,  en  tiempo y forma adecuados. Acabó aceptando el dictado y la voluntad de los mercados y de la señora Merkel, olvidando en el camino la S de socialista.  Era un partido de izquierdas y debía defender los intereses de los ciudadanos de este Estado -la O de obrero, también olvidada- como hace cualquier dirigente político de cualquier estado europeo (y del Mundo) a favor de sus conciudadanos. La culminante inconsistencia de su quehacer político viene dada por la reciente reforma constitucional (sobre la limitación del déficit en las administraciones), absolutamente innecesaria ya que bastaba recuperar la ley que ellos mismos habían derogado. Esta es una medida tan ineficaz, en la Constitución española, como pueda ser el derecho a la vivienda digna, o la economía social de mercado, recogidos ambos derechos, entre otras verdades constitucionales, en el supremo texto español.

Por no hablar del sistema de financiación de las comunidades autónomas aprobado en la presente legislatura, calificado por los socialistas como el mejor del siglo, y que el mismo Partido Socialista Obrero Español, en una muestra de sublime (des)lealtad, se permite incumplir en aquel aspecto -fondo de competitividad- que resulta más beneficioso para los intereses de Catalunya. Peroconmina al ejecutivo catalán a enjuagar un déficit acumulado durante el mandato socialista  (permitido y aceptado por el gobierno de España), bajo pena de prohibir la emisión de nueva deuda,  lo  cual permitirá estrangular las finanzas catalanas hasta el punto de hacer la autonomía absolutamente inviable. Los malpensados, entre los que yo me encuentro, podemos temer que este es el auténtico objetivo político del (no)nacionalismo españolista, es decir, prohibición constitucional de déficit, deslealtad en el sistema de financiación, centrifugación del déficit hacia las autonomías, prohibición de refinanciación de la deuda, recuperación y  recentralización de competencias.

Todas estas remembranzas, todos estos recuerdos deben hacer que los catalanes nos preguntemos: ¿Nos interesa entregar nuestro voto a formaciones políticas que solo buscan consolidarse como hegemónicas en el estado español, a base de incumplimientos, engaños, manipulaciones, hostilidad  y desconsideración hacia los auténticos intereses y aspiraciones de la ciudadanía?. ¿Debemos votar a partidos que solo sienten como propio el mandato que emana de los votantes culturalmente castellanos?. Definitivamente, no nos interesa votar a partidos españoles. Catalunya solo verá defendidos sus intereses colectivos e individuales votando a formaciones inequívocamente catalanas. Nuestros deseos, nuestras aspiraciones, son tan valiosas para nosotros, como puedan ser las españolas para ellos. La distancia entre España y Catalunya es tan grande, que por puro derecho (y deber) democrático nuestro voto debe ser entregado a aquellos que se comprometan inequívocamente con la causa catalana como vía para alcanzar la plena soberanía de nuestra maltratada Nación. Catalunya unida a España solo puede cosechar frustración, empobrecimiento, injusticia y represión cultural. Y yo, por lo menos, no lo deseo. ¿Y tu?.


             

dijous, 15 de setembre del 2011

CARPE DIEM.

Estas son algunas lindezas leídas en medios digitales españoles, sobre la inmersión lingüística en catalán y sobre las relaciones entre España y Catalunya:
                              -Dios, cuanto enfermo mental hay en Cataluña. 
                              -Prefiero ser un chií que un cataliban. 
                              -¡Qué sinvergüenza, si el franquismo sois vosotros!. 
                              -Pobres catalanistas, se les está poniendo cara de Gadafi. 
                              -Cataluña es un pueblo terrorista... lingüístico.
Mi preferida es esta frase: los españoles tendremos que independizarnos de Cataluña, ya que por culpa este Estatuto confederal, nos convierte en una colonia económica. Nos roban el dinero... Los autores de estas opiniones, según ellos mismos, residían en Murcia, Madrid, Toledo, Sevilla, Zaragoza, e incluso en Puerto Rico, entre otros lugares de "España". La cuestión es, ¿son representativas estas opiniones?. Realmente, ¿los españoles piensan en su mayoría de forma semejante a la expresada en estos y otros comentarios digitales?. Estas son las cuestiones que debemos responder. Y tenemos que hacerlo, porque se están exacerbando los ánimos, se están enconando las posiciones, las opiniones, los prejuicios, hasta extremos que no solo son preocupantes, también son contraproducentes para ambas partes. Todos estos comentarios son la contestación popular a la sentencia del Tribunal Supremo español y a la respuesta que desde Catalunya se quiere dar, a lo que nosotros consideramos un desacertado exceso de este Tribunal y la interpretación que se permite hacer sobre la supuesta inconstitucionalidad de la Ley de Educación catalana, que ampara la plena vigencia y legalidad de la inmersión lingüística en catalán. Por cierto, ley que si bien se encuentra a examen en el Constitucional,  todavía no ha sido declarada ilegal. Es cierto que no creemos en la supuesta imparcialidad de máximo tribunal español, repleto de (no)nacionalistas españoles, por lo cual tememos un fallo en contra, como sucedió con el maltrecho y desperdiciado Estatuto de Autonomía de Catalunya. Pero el caso es que a día de hoy, la Ley de Educación catalana está en plena vigencia, siendo absolutamente constitucional, en todos sus términos. 

Desgraciadamente, a tenor de los muchos comentarios publicados, así como las opiniones que desde diversos programas de TV se vierten sobre la lengua, la inmersión, el soberanismo y la secesión, los políticos, Catalunya y los catalanes, la respuesta a las cuestiones planteadas es que sí, las opiniones sobre Catalunya y los catalanes son muy mayoritariamente hostiles entre los españoles; por lo menos, son muy visibles. Por más que intentan disfrazarlas y centrarlas contra los políticos, los partidos y los medios de comunicación catalanes, como si fueran entes ajenos a la sociedad catalana y no tuvieran la legitimidad democrática que, elección tras elección, vienen recibiendo de la inmensa mayoría de ciudadanos catalanes. O la difusión y aceptación que alcanzan los medios informativos catalanes, muy por encima de los españoles, a los que, por supuesto, también tenemos libre acceso los ciudadanos de Catalunya. Poco importa si la información que reciben los ciudadanos españoles sobre Catalunya y los catalanes en la actualidad se ajusta a la realidad,  si es veraz, o está más o menos manipulada, o impregnada de catalanofobia, o si se trata de puro clientelismo político, o de obsceno partidismo electoralista hispanófilo. El mal es anterior; la siembra del odio hacia lo catalán se viene produciendo, con más o menos intensidad, desde los inicios de la transición española; la única diferencia es que ahora no solo es generalizado, además, es transversal y público en la sociedad española. No se guardan ni siquiera las formas, ni las más elementales normas de educación y convivencia. Periodistas, políticos, la judicatura y los ciudadanos en general tienen muy interiorizado (y lo manifiestan con absoluto desparpajo), que Catalunya y los catalanes somos desleales, egoístas e insolidarios, chantajistas y tahúres de rio,  integristas idiomáticos, además de redomados e insaciables ladrones que robamos el dinero de España y los españoles. La sociedad española en general tiene una visión de Catalunya y los catalanes, propalada por el hipernacionalismo hispano, no solo exageradamente manipulada y falsa, sino también profundamente injusta. Y, por supuesto, absolutamente inaceptable, por parte catalana.

Y bien, ¿qué hacer ahora?. ¿Cual ha de ser la respuesta catalana ante tanta intolerancia, falta de respeto y a tanta hostilidad indisimuladas?. En principio, no caer en las mismas vulgaridades que las arriba descritas. En ocasiones, el hastío y la indignación que sentimos, nos hacen decir y escribir en términos equivalentes a los utilizados por los nacionalistas españoles. No debemos ser tan maleducados y groseros como puedan ser ellos. Como tampoco es válido continuar haciendo pedagogía, pues se demuestra como absolutamente inútil, entre otras cosas porque los españoles están muy satisfechos de ser como son; si acaso, quieren que los que cambiemos hacia ser más españoles seamos los catalanes, lo cual es imposible. Nunca renunciaremos (ni aún obligándonos) a nuestra catalanidad, como supongo debe pensar un español, un inglés o un vietnamita, con sus respectivos sentimientos nacionales. Así pues, nuestros argumentos deben ser defendidos con pasión, pero sobre todo con la verdad; la descripción de la realidad, el razonamiento (enraonar), la autoestima y los incuestionables datos estadísticos son las armas más poderosas que poseemos, de ahí que los intolerantes carezcan de argumentos y recurran al insulto, a las falacias y a la manipulación como únicas herramientas a utilizar en defensa de sus imposturas. Esta es su gran flaqueza.

Como resultado a todo lo que está ocurriendo, como consecuencia de la intolerancia nacionalista española y del odio y sectarismo (que les debilita), los catalanes debemos aprovechar el momento, no malgastarlo. Nuestra fuerza, nuestra razón, se encuentran en nuestras ansias de libertad y justicia. Y todo parece indicar que los españoles, en el fondo, también se han dado cuenta que el final de la dependencia de Catalunya está cercana y es inevitable. Así lo delata su alterado estado anímico y los improperios y agresividad que utilizan a modo de autodefensa.

CARPE DIEM, aprovechemos el día y la ocasión. Y al amanecer, la independencia.       

   

dilluns, 12 de setembre del 2011

EL FRACASO DEL ESTADO ESPAÑOL. (y 2)

El fracaso del idioma español como aglutinador de los sentimientos nacionales fuera de Castilla, es tan evidente como el hecho de que solo la fuerza bruta ha sido capaz de extender el uso de la lengua castellana por América Central y del Sur. También es cierto que precisamente el castellano, activa o pasivamente, ha sido el motor que ha permitido a distintos pueblos del Mundo alcanzar la soberanía que habían perdido en manos del Imperio Español, con un coste muy elevado, a saber, la desaparición de las lenguas y culturas que fueron exterminadas a causa de la agresiva colonización castellana.

Es precisamente en este periodo imperial cuando España comienza a ser víctima de un innato pecado de soberbia, así como de una falsa sensación de riqueza y poder, que conservará en siglos posteriores. Son estos dos pecados los que configuran el carácter y personalidad de las élites gobernantes españolas, de antaño y de ahora. España siempre ha sido una nación pobre, repleta de hidalgos. Los recursos y las riquezas han provenido de expolios coloniales, conseguidos mediante el uso de la fuerza y la represión mediante el ordenamiento jurídico español. Ha sido Castilla la impulsora de esta realidad; el derecho de conquista, principio ampliamente arraigado y utilizado por el imaginario hispano, ha permitido que España llegara a sentirse como protagonista de la historia mundial, cuando su papel no podía ser más que el de mero comparsa pobre. La realidad es que España es como el nuevo rico que aspira a mucho, pero que alcanza poco. Dentro del Estado, fue en Catalunya donde se inició la revolución industrial, que se extendió también al País Vasco y posteriormente al País Valenciano. En Madrid se aposentó la burocracia estatal, a la sombra de la antigua aristocracia y con la bendición de la Santa Iglesia Católica. Posteriormente, también delegaciones empresariales (sucursales) de  empresas de las distintas zonas industriales del Estado, que debían batallar contra la farragosa pesadez administrativa madrileña, creada para controlar, condicionar y someter a la burguesía catalana y vasca y satisfacer los intereses de las decadentes clases dirigentes españolas, que controlaban el resto de la península. El mérito de Madrid ha consistido en succionar el fluido económico y fiscal de catalanes y vascos fundamentalmente, para convertir Madrid en el centro financiero, político, mediático y sede de las empresas encargadas de la obra pública del estado español, utilizando partidariamente sus leyes, sus funcionarios y sus políticos, para alcanzar este objetivo centralizador. Gigante con pies de barro en definitiva, pues la industria, la exportación y gran parte del  comercio y del consumo, continuan principalmente en manos catalanas y vascas o están en poder de las multinacionales. 

En la actualidad España está intervenida de facto por la señora Merkel, sometida a los intereses del Euro y de los mercados, a la espera de no tener que ser rescatada in extremis por el resto de socios comunitarios. En tales condiciones, ¿donde está la supuesta fortaleza de España?. Fracasó por culpa del nacionalismo español, fracasó por su inconsistencia económica y fracasó por la mediocridad  de sus tristes dirigentes políticos. Triple fracaso, que en realidad y en última instancia, es responsabilidad de todos los ciudadanos españoles, capaces de aceptar sin rechistar las falsedades y manipulaciones que, por ejemplo, los medios nacionalistas españoles han propalado sobre Catalunya y los catalanes; que creyeron que la economía de España estaba por encima de Italia, a la par de Francia y a la zaga de Alemania, sin apenas haberse esforzado, e ignorando  la importancia de la cuantiosa contribución europea (los fondos estructurales) como motor del desarrollo económico del Estado Español, así como al cuantioso expolio fiscal catalán. Creyeron también que a base de ladrillo y especulación, paradigma económico impulsado por los gobiernos del Partido Popular y del Partido Socialista, España y los españoles serían más ricos y poderosos. Aceptaron el mantra centralista que las infraestructuras radiales con origen madrileño y la extensión de la autonomía y la descentralización administrativa a todas las regiones españolas, acabarían con las aspiraciones políticas de autogobierno de Catalunya (no se olvide, inspiradora del autonomismo) y los catalanes y del País Vasco y los  vascos.  Nuevo fracaso político e institucional del café para todos. Pobres resultados cosechados por esta España irreal, ficticia y tan alejada de los auténticos intereses y necesidades de los súbditos hispanos que, si tuvieran buen Señor -y más periodistas éticos y juristas "justos"- serian mejores vasallos (y más prósperos y felices).

España está debilitada como estado. En tales condiciones, la única fortaleza que tiene es, precisamente el concepto de unidad de la patria, es decir, de ejercer un férreo nacionalismo español, contra el catalanismo y el vasquismo, configurando así un bucle infinito que nos retrotrae al primero de los fracasos. Para su desgracia, trescientos años de soberbia anticatalana, de expolio fiscal, de asfixia económica y fiscal y de hostilidad contra la lengua y cultura catalanas, han propiciado que Catalunya este más cerca que nunca de la plena soberanía, de la libertad e independencia. España deberá aplicar la idea de unidad  así misma, olvidando por fin a Catalunya, puesto que España y Catalunya, hoy más que nunca, son dos realidades nacionales tan diferentes y distantes como puedan ser  Francia y Nueva Zelanda, o Rusia y la Conchinchina.


     


EL FRACASO DEL ESTADO ESPAÑOL. (1)

En la tertulia política de TV3, del programa Els matins, uno de los participantes ha sentenciado: Nunca España había sido tan fuerte políticamente, frente a la cada vez más débil Catalunya. No son palabras textuales, pero es  lo  que podía deducirse de la intervención del comentarista. Pues bien, en contra de esa opinión -que parece ser general entre tertulianos y comentaristas catalanes políticamente correctos-, mi parecer es justo el contrario. Opino que España es mucho más débil de lo que ella misma cree. Como vengo manifestando profusamente en esta serie de escritos, España es un estado en perpetua consolidación, por tanto, sus fundamentos no solo son frágiles y evanescentes, sino que actualmente podemos considerarlos como en franca degradación. Y no precisamente por culpa de los nacionalismos periféricos, como suele argumentar equivocadamente la llamada caverna mediática madrileña.

La principal causa de la decadencia hispana, es precisamente, el nacionalismo español, de origen castellano. La España actual hunde sus raíces en la Castilla eterna; basa su aparente unidad nacional en el idioma castellano que, ciertamente,  podemos considerarlo como una de las lenguas con mayor difusión y fortaleza que existen, pero que, para su desgracia,  ha sido y es utilizado hoy en día por sus hablantes y líderes políticos como arma represiva e instrumento de sumisión e imposición, haciéndolo por tanto incompatible con el resto de idiomas con los que absurdamente compite en lugar de convivir. El castellano deviene así excluyente; si no renuncias al idioma propio de tu tierra y haces tuyo y prioritario el español, no cabes en España. Por ejemplo, excluye cualquier posibilidad de armonía e integración entre castellanos y catalanes, que consideramos el idioma catalán, como es natural, como nuestra única lengua propia; que merece el mismo respeto, posibilidad de difusión e importancia que el resto de lenguas que configuran este Babel planetario en el cual vivimos. Es así como el nacionalismo español se torna disgregador, imperativo y profundamente belicoso. En la actualidad, como en el pasado, la lengua es utilizada como arma de agresión y conquista.

Así pues, el nacionalismo español se basa históricamente en  Castilla. En el devenir de los siglos, las élites dirigentes castellanas se han apropiado del nombre de España, de modo que decir España es decir Castilla y decir español, es decir castellano. Antaño sirvió para forjar un gran imperio pero en el presente, ya en los estertores de la decadencia, solo sirve para infundir una tenue pátina de aparente unidad política, para proyectarla (por la fuerza) sobre casi todos los pueblos que existen en la península Ibérica. El nacionalismo español, falto de poder de seducción, ha fracasado estrepitosamente en sus pretensiones, pues si bien prevalece en Castilla y otros territorios peninsulares, solo puede aspirar al dominio coercitivo en Catalunya y el País Vasco, naciones que no renunciaremos nunca a nuestra libertad e independencia, por muy fuertes que sean las presiones, agresiones, sanciones y extorsiones constitucionales a las que frecuentemente nos vemos sometidos.

Este es el primer gran fracaso del estado español. No debe olvidarse que en España nadie se define como nacionalista, concepto considerado como un grave insulto; hacerlo significaría asumir la totalidad de su azarosa historia, esto es, la Reconquista, la Santa Inquisición y la expulsión de judíos y musulmanes, la conquista y colonización de América y la leyenda negra, genocidio de indígenas incluido; la Guerra de Sucesión y las guerras carlistas, con todas sus consecuencias; la primera y segunda Repúblicas y sus excesos y violencias; la dictadura de Primo de Rivera, la Guerra Civil, la interminable dictadura de Franco y sus nefastas arbitrariedades, agresiones e injusticias causadas, todavía hoy recordadas y padecidas. Estos y otros hecho históricos casi siempre han sido asumidos y divulgados solo en su vertiente épico-patriótica, exentos de matices críticos, ocultando los abusos, las arbitrariedades, las crueldades ejercidas y por tanto, sin asumir la cara oscura, tenebrosa, por otro lado, comunes en la historia de cualquier imperio del pasado y de la actualidad. Todos estos hechos históricos comparten dos realidades, la Santa Madre Iglesia y la Patria (española). Y como nexo de unión entre ambas hallamos la lengua castellana, arma agresiva, conquistadora, imperialista y represora. La nefasta utilización de la lengua castellana como estandarte de unidad política, para exportar el catolicismo y la españolidad castellana, desterrando, persiguiendo y destruyendo lenguas y culturas ajenas, en mi opinión, es una de las principales causas de la debilidad y decadencia de España en el presente. Pero este no es el único fracaso del Estado Español.

dimecres, 7 de setembre del 2011

GOODBYE SPAIN!. AU REVOIR!. ADÉU, ESPANYA, ADÉU!.

La política en España, ha estado en el pasado más reciente y está en la actualidad, absolutamente dirigida y condicionada por la judicatura, por los medios periodísticos y por presiones exteriores. El debate y la buena voluntad política no existe entre los partidos, entre los representantes elegidos democraticamente ni, particularmente, entre diputados y senadores. Recientemente, incluso para la reforma de la constitución, el PP y el PSOE han tenido que acatar las órdenes de Europa, atender a los dictados e intereses de los mercados,  en contra de lo que por decencia política correspondía hacer. Lo prudente, lo normal, lo lógico hubiera sido negociar la necesidad de la reforma entre todas las fuerzas políticas del estado, buscar un amplio consenso y someter el acuerdo a la aprobación de la ciudadanía en general, mediante un referéndum. No ha sido así. Han preferido ponerse de acuerdo ambas corrientes del PPSOE -como antaño se hacia en el seno del obscuro y odioso Movimiento Nacional-, plegándose a los deseos de Alemania, en un ejercicio impropio, humillante e indigno de un estado que se cree importante, pero se comporta (y es visto) como absolutamente irrelevante a nivel internacional. 

En otro orden de cosas, la nefasta sentencia del Constitucional respecto el Estatuto de Autonomía de Catalunya, abrió todo un mundo nuevo para aquellos que tienen interiorizado que su razón de ser no es otro que sojuzgar a los catalanes, esto sí, por el bien de España. En esa infame misión se distingue notoriamente el estamento judicial, desde los magistrados que se permitieron perpetrar el dictamen de inconstitucionalidad, pasando por el Supremo (dictando una sentencia contra la inmersión en catalán, por motivos fundamentalmente políticos) y llegando hasta el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, que conmina al gobierno catalán a cumplir la sentencia del Supremo y en un ejercicio puramente circense, obliga a su presidente, primero a declarar que sólo afecta a tres familias (las que interpusieron la demanda) para a continuación rectificarse a si mismo y puntualizar que la Interlocutoria afecta a todo el sistema educativo de Catalunya y por tanto, tal y como reclaman los minoritarios populares y ciudadanos, la inmersión en catalán puede darse por muerta y enterrada. De esta forma, los derechos de tres familias prevalecerán por encima de la voluntad expresada reiteradamente por la mayoría de ciudadanos catalanes, elección tras elección, en los últimos treinta años de democracia española. El Tribunal Supremo puede estar satisfecho de haber retorcido esa voluntad mayoritaria para salvaguardar los intereses de tres familias, de las cuales no cabe pensar otra cosa que están  terriblemente resentidas e incómodas de vivir en Catalunya, a pesar de que pudiera ser que vivieran  aquí solo temporalmente, es decir, que estuvieran de paso.

Si el lector se esfuerza en profundizar sobre este disparate judicial, entenderá que en Catalunya el Tribunal Constitucional sea visto como una institución desprestigiada, parcial y partidista, absolutamente deslegitimada, contraria a la Razón y a la Justicia y como principal responsable de propiciar la caza y captura del idioma catalán, de las aspiraciones de autogobierno de los catalanes y de  lo que significa hacer Política en libertad y en Democracia. Seamos realistas, obviar que el texto del estatuto fué cepillado y rebajado en el Congreso y el Senado español, es imposible; que después de esto, fué aprobado en referéndum por la mayoría de ciudadanos catalanes y que, a pesar de esta legitimidad, fué violentado y modificado por los altos magistrados constitucionales,  no resulta una actitud muy democrática por su parte, que digamos. ¿No pasó por su mente inhibirse, o no aceptar desde el principio el recurso del PP, al tratarse de una Ley refrendada por el voto de los ciudadanos?. No tener en cuenta el espectáculo que el Constitucional ofreció con las recusaciones de magistrados del PP a los del PSOE y viceversa, los continuos cambios de ponentes hasta que se logró el pertinente consenso anti-estatuto, las presiones de los dos partidos nacionales y del gobierno a los magistrados de su comunión.... todo esto es imposible de ignorar. Y si añadimos que el Tribunal Supremo se permite interpretar el dictamen constitucional sobre la inmersión de la forma más perniciosa contra el catalán y más ventajosa a favor del castellano, atendiendo los intereses de unas pocas familias (unas veinte en total, tres de ellas querellantes), ante la amplia mayoria que están de acuerdo con la inmersión y extendiendo la obligación de considerar el castellano lengua vehicular a la totalidad del sistema educativo catalán, el resultado del ignominioso comportamiento de determinados jueces y magistrados españoles, es cuanto menos, indignante. Y la guinda la pone el presidente de Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, con  las contradicciones y amenazas descritas, que serán todo lo pertinentes y legales que se quiera, pero a  ojos de la mayoría de ciudadanos catalanes, resultan grotescas, absurdas, fuera del sentido común y de toda razón política.

El sistema judicial español, singularmente los jueces y magistrados, resultan ser el estamento de todo el entramado estatal, más frágil y menos democrático que existe. Es lógico que la Democracia no sea la guía ni la inspiración principal que un juez utiliza para juzgar y dictar sentencias. Lo único válido es la Justicia. Pero un juez, un magistrado, debe estar impregnado por la Democracia. Debe ser consecuente con el hecho de ejercer en un sistema democrático. No puede vivir aislado ante esta realidad y por tanto, el ejercicio de la Justicia, además de sustentarse en la Ley, debe considerar la voluntad política de las mayorías, preservar el derecho de las minorías y no inmiscuirse en decisiones políticas, aunque vayan en contra de sus deseos y convicciones, en definitiva, de sus propias creencias políticas. Este es el déficit que tienen algunos jueces y magistrados, singularmente algunos que ostentan mayor rango y jurisdicción. Por ejemplo, no puede existir una ley que obliga a todos los ciudadanos al derecho y al deber de conocer una determinada lengua, sea estatal o autonómica, y sin embargo se exima a la judicatura de este derecho y deber, como es el caso del catalán. Es injusto y discriminatorio. En la caverna mediática madrileña, serian acusados de inconstitucionales. Bromas aparte podríamos preguntarnos, ¿que respeto merece a la judicatura el idioma propio de una Nación, si solo es obligatorio para una de las partes y voluntario (un mérito, se dice) para el juez?.


El mundo judicial español, incluyendo los magistrados del Tribunal Constitucional, son terriblemente injustos, partidistas y subjetivos en todo lo referido a Catalunya, a la lengua catalana y a los ciudadanos catalanes. No nos sentimos ni amparados, ni respetados; no somos sujetos de justicia, antes al contrario, sentimos que persiguen nuestra lengua, tan respetable e importante como pueda ser el castellano. Nos vemos agredidos por un ingente número de leyes, disposiciones, sentencias, autos, requerimientos, que solo defienden los intereses de los ciudadanos españoles (castellanos), de los intereses de la España castellana y contra la voluntad e intereses de los catalanes y de Catalunya, que mal que les pese, para la mayoría de ciudadanos de este país, es una realidad nacional, una Nación, con una lengua propia y solo una, el catalán, que merece especial protección en su uso y difusión ante el avasallador empuje del castellano; con una voluntad inamovible de seguir siendo catalanes y de ser aceptados como tales, sin absurdas pretensiones de que cambiemos para ser españoles (castellanos). Ni todas las sentencias que puedan dictar todos y cada uno de los jueces y magistrados españoles contra Catalunya y los catalanes, doblegarán nuestra voluntad, ya que es pura y simplemente política, un sentimiento libre e íntimamente soberano. Voluntad política democráticamente catalana.


¿Se entiende ya el porqué de la despedida plurilíngüe?. Cuando un ser humano siente que no se le comprende, utiliza los recursos necesarios para hacerse entender, por ejemplo, aprende idiomas y se explica profusamente. Pero si a pesar de ello, el prójimo sigue sin querer entender, no queda más remedio de despedirse. Au revoir, goodbye, adéu Espanya, adéu!.

          

dissabte, 3 de setembre del 2011

DELIRIOS Y AGRESIONES. "So is Spain!".

¿Qué decir sobre España?. No quiero ser excesivamente duro en mis críticas hacia el que hasta la fecha es el Estado que somete a Catalunya. Por tanto, me excuso anticipadamente si mi exposición no alcanza la ponderación deseada.  La nación catalana, en mi opinión, hace tres siglos que se encuentra bajo el dominio colonial de Castilla. Durante este periodo de tiempo, Castilla ha pasado de reino poseedor de un basto imperio, a ser una decadente metrópolis, bajo el nombre de España, con escasas posesiones coloniales. Es decir,  el poder político y la legalidad como Estado Español lo ejerce  en nuestros días en casi toda  la península Ibérica y en dos diminutos enclaves coloniales  del norte de África. Desgraciadamente para Catalunya, la posición geográfica que ocupa, en la esquina nordeste de la península, la hacen candidata perfecta para sufrir todo tipo de tropelías -políticas, económicas, culturales- de este Estado, genéticamente centralista, jacobino, que aborrece la diferencia política, cultural, económica, social y que odia profundamente a todo sujeto que pretenda hablar, leer, escuchar, escribir, en definitiva, vivir en una lengua distinta al castellano. ¿Como puede existir alguna persona que prefiera su propio idioma materno para ser utilizado en la vida diaria o las tareas cotidianas, en lugar del castellano?. ¿Como quieren que los niños aprendan, literatura, matemáticas, geografía, historia, si no es en castellano?.¿Porqué es tan importante que la rotulación de los comercios, el doblaje de películas, o el etiquetaje de los productos se hagan en una lengua provinciana, existiendo el castellano, universal y ampliamente aceptado por toda la sociedad?. Recordemos que el Rey de España llegó ha decir que el español... ¡jamás había sido impuesto a ningún pueblo por la fuerza!. Las dudas e incomprensiones españolas no se limitan al mundo de la lengua, se extienden a toda la cultura, a la economía. ¿Para qué invertir en infraestructuras en función de la necesidad y rentabilidad económica, si se puede hacer por intereses puramente partidistas y electorales?. Si se quiere aparentar riqueza y poder en el concierto internacional, pues se construye la red ferroviaria de alta velocidad más extensa de Europa -y la segunda del Mundo-, independientemente de la rentabilidad, pero, eso sí, procurando que cada capital de provincia esté conectada con Madrid. ¡Así se cohesiona un estado!. El poder y la riqueza española se demuestra con aeropuertos sin tráfico aéreo, lineas férreas de Alta Velocidad sin pasajeros, autopistas de peaje en pérdidas sin control, y subvencionadas con dinero público, construidas al lado de autopistas libres de peaje; y miles y miles de viviendas vacías, ciudades sin habitantes, polígonos industriales y parques tecnológicos sin empresas, autovías  sin apenas tráfico rodado, y también en proyectos de corredores ferroviarios centrales, para no ser menos que el corredor Mediterráneo, absolutamente necesario, pero que discurre para desgracia de Madrid en el litoral este del Estado.

Estos delirios, esta soberbia, esta orgullosa desmesura, propia de nuevos ricos, -gracias a la generosidad mostrada por la Unión Europea y los cuantiosos fondos de cohesión alegremente derrochados, así como el  desmesurado expolio fiscal que anualmente sufren los ciudadanos de Catalunya-, son la causa que los  españoles estén abocados a sufrir el guante de hierro que los mercados imponen a España, bajo amenaza de intervención financiera que permita enderezar el lastimoso rumbo de colisión que sigue el Estado Español, a causa del déficit en las cuentas públicas y privadas y que ponen en riesgo todo el sistema financiero de la Unión, e incluso la estabilidad económica del Mundo mundial.

En esta tesitura, el Estado Español renueva su arsenal de agravios hacia su colonia más jugosa, imponiendo reformas constitucionales que lo único que conseguirán es maniatar (aun más) las finanzas de Catalunya, con el pretexto del control del déficit financiero de las distintas administraciones. Este control constitucional, que en principio no parece descabellado y en las condiciones actuales necesario, resultará inútil, dadas las características que adornan a los políticos hispanos, muy propensos a la envidia hacia lo ajeno, a un irrefrenable afán de emulación  y a un desmesurado orgullo, que semeja  soberbia. En definitiva, España es un estado cuyas clases dirigentes pueden ser calificadas como de trasnochados hidalgos, de raídos atuendos, botas desgastadas, espadas oxidadas, pero henchidos de avasallador orgullo y altivez. 

La agresión no se limita a las finanzas de la Generalitat, a la falta de inversiones en obra pública, a las aberraciones económicas dispersando y derrochando recursos y energías. La agresión continua a través de la justicia española. No hace muchos meses, se produjo la famosa sentencia del Tribunal Constitucional, que propinó un sonoro y violento bofetón en la cara de todos  los ingenuos ciudadanos catalanes que habían refrendado positivamente el mutilado texto del Estatuto de Autonomía, cepillado previamente (Alfonso Guerra dixit) en el Congreso de Diputados y en el Senado. Aquel deslegitimado y desprestigiado Tribunal consideró oportuno (a los intereses del PP y del PSOE) modificar una ley ya aprobada en  referéndum, pasándose por el forro la opinión y la voluntad manifestada por la mayoría de catalanes. Las consecuencias de aquel esperpento empiezan a manifestarse ahora. Después de más veinte años de inmersión lingüística y de ser el catalán la lengua vehicular en la enseñanza, sin que ello haya provocado ningún  conflicto lingüístico en el seno de la sociedad catalana, la justicia española atiende los deseos de Convivencia Cívica Catalana (CCC) y asesina la inmersión lingüística, en nombre de una ínfima minoría de intransigentes ciudadanos catalanófobos preocupados porque sus hijos iban a la escuela y todo lo daban en catalán, siendo el castellano perseguido en Catalunya. No importa que sea falso que en Catalunya se persigue a los castellano-hablantes y a la lengua española. Tampoco es relevante que todos los estudiantes en Catalunya acaben su formación escolar conociendo y dominando ambos idiomas, como garantiza la vigente ley. Lo importante, lo que realmente cuenta, es la opinión de CCC, formación que suele servirse y exhibirse en medios periodísticos de la ultra-derecha y que aglutina en su seno a un puñado de padres, más preocupados porque sus hijos reciban la formación académica primordialmente en castellano, antes de que la educación que se les imparta, en general, sea más útil y la mejor posible. Prefieren que sus hijos reciban la educación segregada por razones político-idiomáticas, antes que una buena educación integradora en catalán. Y esto es así porque no soportan la igualdad legislativa y social entre el catalán y el castellano. Y es así porqué ellos son españoles y no toleran que el idioma catalán sea preeminente en Catalunya. Si el catalán no es preeminente en Catalunya, ¿donde podrá serlo?.

Delirios y agresiones. Dos constantes de la España de ahora, de ayer y de siempre. No resulta extraño que la mayoría de ciudadanos catalanes hayamos decidido despedirnos educadamente de este estado que no nos respeta, que nos explota y empobrece y que nos agrede constantemente. ¡Adiós, España, adiós!. Somos conscientes que nuestra marcha resultará extraordinariamente onerosa para tu ego de hidalgo y maneras inquisitoriales. Pero no podemos seguir siendo la nación que colme tus pulsiones imperialistas. Ya no eres el Imperio donde nunca se pone el Sol. ¡Adéu, España, adéu!.

dijous, 1 de setembre del 2011

RESPUESTA AL COMENTARIO DE "ANÓNIMO".

No suelo responder a los comentarios que los lectores de mis escritos efectúan a pie de página, salvo que su contenido llame mi atención. Recientemente, un tal Anónimo dejó anotado en mi artículo LA SUPUESTA DECADENCIA DE CATALUNYA unas apreciaciones que han despertado en mí cierto interés. De entrada, me sorprende que alguien manifieste una opinión sin dar la cara. Esconderse en el anonimato resulta de una cobardía sorprendente. Esto es lo que despierta en mí curiosidad, no tanto la crítica en sí misma. Si a ello unimos la interpretación que Anónimo hace de mis reflexiones, así como el desconocimiento que reconoce sobre el origen y la historia de las empresas públicas españoles, se comprenderá porqué me permito contestar el comentario de Anónimo.

Según manifiesta, de mis reflexiones se deduce que con Franco vivíamos mejor... ¡Madre mía! (según sus propias palabras). ¿Desde cuando una crítica contra el franquismo, contra la burguesía catalana y contra el colaboracionismo  ciego de una parte muy significada de aquella sociedad civil catalana de la época, puede ser interpretado como que con Franco vivíamos mejor?. Puede que los que viven mejor son los que sacaron provecho (tajada) de la dictadura, es decir, además de los que actualmente son reconocidos miembros de la Santa Alianza catalano-madrileña (escasos pero poderosos), también los numerosos franquistas sociológicos que aún pululan principalmente por la capital del Estado. Pero creo que puedo asegurar con absoluta rotundidad, que los ciudadanos -por lo menos buena parte de los catalanes- en general, sufrieron con amargura la cruel dictadura franquista. Espero que Anónimo sea participe del sufrimiento y lo haya compartido con sus conciudadanos españoles.

Así mismo, afirma que mal le ha sentado a Catalunya la democracia. Debo agradecer sinceramente a Anónimo que me otorgue la máxima representatividad de Catalunya. Naturalmente, por pura modestia no puedo aceptar tan distinguida consideración. No tengo la capacidad ni la voluntad de erigirme como máximo representante del catalanismo, ni del nacionalismo, ni del secesionismo; en definitiva, no soy portavoz de Catalunya y por supuesto, tampoco (mucho menos) del unionismo españolista. En cualquier caso, solo manifiesto mi opinión sobre la actualidad política que incide en mi nación catalana y en mis conciudadanos, bajo un prisma estrictamente personal. Por tanto, sí me manifiesto profundamente hastiado por la actual democracia.... española. Poner apellidos a la Democracia es profanarla, y España lo hace habitualmente. La última vez con la reforma express de la Constitución, pasando por la modificación del Estatuto catalán, por parte de un deslegitimado Tribunal Constitucional después de que el texto había sido aprobado en referéndum popular. Por último, llegando al principio de todo este desaguisado, el nefasto período de la Transición, que desgraciadamente solo sirvió para tapar las vergüenzas del franquismo y perpetuar prebendas y privilegios de los afectos al régimen, hasta la actualidad. Se actuó con ellos como si de compadres se tratara, como colegas. A los que no merecían ni consideración, ni respeto y mucho menos, el olvido, se les obsequió impunidad total. Las consecuencias de  aquella mala transición las estamos pagando todavía hoy en día.

Anónimo también manifiesta su ignorancia sobre los orígenes de las empresas públicas españolas, los monopolios y sectores económicos estratégicos, que acabarían siendo privatizados. El desconocimiento solo se puede curar a base de estudio e investigación. Puede hacerse, si así se prefiere, a la antigua, es decir, consultando archivos y enciclopedias. También puede hacerse a la moderna, utilizando la Viquipedia. En cualquier caso, espero que sean de utilidad los datos que a continuación proporciono:

-INI. Fundación 1941. Primer presidente: Juan Antonio Suances Fernández (amigo personal de Franco)
-IBERIA. Fundación 1927. Horacio Echevarieta. Ver también CLASSA, LAPE, AVIACO.
-ENASA. Actualmente IVECO. Ver también HISPANO SUIZA (hasta 1946).
-ENDESA. Actualmente ENEL. Ver también BARCELONA TRACTION -La Canadenca-, FECSA, ENHER, HIDRUÑA. Ascó I y II. Vandellós I y II.
-TABACALERA. Actualmente IMPERIAL TOBACCO. Ver también TABACOS DE FILIPINAS.
               
Por no citar ATESA, ASTANO, ENCE, ENSIDESA, CAMPSA, BUTANO, REPSOL, TELEFÓNICA, MATESA, INTERLHORCE, SEAT, TRANSMEDITERRANEA.... Casi todas estas empresas tienen su origen en el sector privado, o formaron parte de sectores declarados como estratégicos, o dieron lugar a monopolios estatales. Curiosamente, después de la guerra civil pasaron a formar parte del Instituto Nacional de Industria (I.N.I). Es innecesario señalar quienes estaban al frente de las mismas, y quien se aprovechó de ellas. Le sugiero que no se conforme con lo más evidente. Profundice e investigue. Consulte biografías, analice archivos, recabe testimonios y le aseguro que un nuevo mundo aparecerá ante sus asombrados ojos. Pero si esta tarea le resulta excesivamente tediosa, aburrida, no dude en visionar la película La escopeta nacional. Hallará un retrato bastante aproximado de la burguesía catalana y su coqueteo con el poder franquista madrileño durante la dictadura. Por cierto, alguna de las empresas  arriba citadas tenían su origen en Catalunya o el País Vasco, o habían sido fundadas con capital catalán o vasco. Otras fueron endosadas a capital catalán o vasco, una vez exprimidas convenientemente por los franquistas. Invito al lector a que averigüe cuales y cuantas. Solo piensen porqué la mayoría de actividad industrial y exportadora del estado se concentra en Catalunya, País Valenciano y País Vasco, mientras que las sedes centrales y fiscales radican en la capital del Estado.

Creo que Anónimo ha deducido por el título que se trataba de un escrito contra Catalunya y los catalanes. Al percatarse de su error, la frustración que ha sentido le ha llevado a formular una crítica absurda e inconsistente. Pero, en mi opinión, lo más grave no es eso. Es el hecho de esconderse en el anonimato, supongo que para evitar la vergüenza que debe sentir por lo reduccionistas que son sus pobres argumentos. A su favor cabe decir que su mal puede curarse con el estudio, la información y la investigación. Ánimo y evitará, en el futuro, que sus comentarios pasen a formar parte del correo basura, por ir firmados como Anónimo. Por lo demás, su comentario le delata: es Vd. tan nacionalista español como Manuel Fraga, José Mª Aznar, Rodolfo Martín Villa, Esperanza Aguirre, Felipe Gonzalez, Alfonso Guerra, José Luis Rodriguez Zapatero, Mariano Rajoy.......