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diumenge, 20 d’octubre del 2019

NOS QUIEREN RESIGNADOS, OBEDIENTES, QUIETOS Y CALLADOS.

El presidente Sánchez dice que los catalanes estamos divididos y enfrentados entre nosotros. También dice que en España no hay presos políticos, que hay una escrupulosa división de poderes, independencia judicial y que España es un estado de derecho y democrático. La Moncloa socialista dice que el movimiento ciudadano independentista no es pacífico. Dice que es violento y por tanto no le temblará el pulso para aplicar nuevamente el artículo 155 de la sagrada constitución o la ley de seguridad nacional. Y todo ello lo remata ofreciendo diálogo y entendimiento..... sin querer hablar con los independentistas ni razonar con los disidentes.

¡Ya tenemos sentencia!. De 9 a 13 años de prisión para los ahora ya condenados presos políticos.

¿Existe una violencia mayor que no sea encarcelar a personas decentes e inocentes por haber cumplido con el compromiso adquirido ante la ciudadanía que los eligió democráticamente?. ¿Es lícito acosar a más de mil cargos electos y gente de la calle, perseguirlos policialmente con la connivencia de jueces y fiscales, por haber apoyado la legítima aspiración de independencia de su país?. ¿Es tolerable enviar a miles de policías y guardias civiles a la reconquista de Catalunya, para buscar urnas -que nunca encontraron, ¡eso les duele!- pero que acabaron repartiendo porrazos y violencia gratuita a diestro y siniestro a jóvenes, maduros y viejos que levantaban las manos, en son de paz, y defendían los colegios electorales, en son democrático, su derecho a votar y a manifestarse pacíficamente?.

El poder ejecutivo español se equivocó cuando renunció a hacer política para afrontar el independentismo y traspasó las riendas de la solución del conflicto a la fiscalía y la judicatura, judicializando la política. El poder judicial persistió en el error aceptando hacerse cargo del asunto y a su vez, politizando la justicia. La fiscalía continuó el disparate atizando a la policía y guardia civil contra la mayoría independentista, haciendo detenciones arbitrarias, registros mediáticos y actuaciones provocadoras y violentas de forma indiscriminada y cargadas de rabia y odio contra gente pacífica. Y el poder legislativo decidió no hacer nada y someterse a todo lo que decían y hacían el ejecutivo y el judicial, mientras leía las fake news anti-independentistas que publicaba -¡y todavía publica! - la caverna mediática española.

Todo ello con el apoyo y bendición de un rey que proclamó un "a por ellos" virtual, explícitamente entonado por las fuerzas coloniales represoras, lo que define con precisión meridiana el origen y la cuna de la actual realeza de España, la cual rechaza frontalmente las legítimas aspiraciones políticas y ciudadanas de millones de catalanes.

Después de todo esto, ¡ya tenemos sentencia!. Y esos millones de catalanes despreciados por el jefe de estado, ignorados por el Ejecutivo, bandeados por el legislativo y abrumados por el judicial, la policía y los medios (des)informativos españoles, hemos salido a la calle para gritar alto y fuerte, ¡basta!. Lo hacemos pacíficamente. Masivamente. Indefinidamente. Si nos provocan, nos defenderemos. Si nos zurran, responderemos tan proporcionadamente como hace la policía contra nosotros. Y ocuparemos calles, plazas, estaciones y vías de tren, carreteras, autopistas, puertos y aeropuertos.... Ejerceremos nuestros derechos de manifestación y reunión, nuestra libertad de expresión y opinión, de forma pacífica pero también contundente.

Porque .... ¿No es eso lo que querían las instituciones españoles?. ¿No es eso lo que quieren los partidos autodenominados constitucionalistas?. ¿No se esforzaban en justificar su represión y las injusticias cometidas por todos ellos atribuyendo desmesuradamente -pero con toda la mala intención- terrorismo y violencia al movimiento independentista?. ¿No han provocado ellos que la reacción -la única alternativa posible- que nos han dejado a gente pacífica sea la más inflamada posible?. Es por esta razón que utilizan los disturbios que provocan unos cuantos descerebrados ajenos al movimiento independentista para atribuir a todos la violencia que algunos sicarios a sueldo infiltrados entre la multitud provocan cuando concluyen las manifestaciones pacíficas. ¿No es ésta la imagen que quieren exportar al resto del mundo para descalificar y demonizar el independentismo catalán?.

En catalán existe un dicho que explica con precisión aquello que ahora se encontrará España: "Si no quieres polvo no vayas a la era".

Nos han aporreado. Nos han ignorado y despreciado. Nos han acosado y amenazado con las diez plagas bíblicas. Han chantajeado a las empresas para que se deslocalicen y han boicoteado las finanzas de la Generalitat. Han chapuceado las leyes para impedir la elección del presidente y los consejeros de la Generalitat y para alterar la representación de los políticos catalanes en el Parlament, en las Cortes, los ayuntamientos y en Europa. Han destituido al presidente de la Generalitat y los consejeros. Han disuelto ilegítimamente el Parlament y han convocado elecciones sin tener atribuciones para hacerlo. Han manipulado la ley y la justicia para condenar inocentes, inventándose un relato sesgado y absolutamente falso. Han censurado inquisitorialmente el Parlament y prohibido expresiones y palabras en los medios públicos catalanes y además quieren arruinar política, humana y financieramente a nuestros legítimos representantes. Han perseguido nuestros líderes hasta que se han tenido que exiliar lejos de casa o han sido secuestrados, encarcelados, juzgados y condenados por la justicia española. Y ahora quieren que aceptemos y acatemos una sentencia que condena a todo el independentismo para aniquilarnos definitivamente.....

Nos quieren resignados, obedientes, quietos y callados.

¡Pues bien!. ¡Somos rebeldes y no sumisos!. ¡Desobedecemos, nos moveremos y gritaremos!. Tanto como sea necesario. Hasta conseguir la República catalana y por tanto, la libertad de los presos políticos y el retorno de los exiliados.

Hasta conseguir la libertad de Cataluña. Hasta llegar a la independencia.