La meva llista de blogs

diumenge, 22 de desembre del 2013

"¡TODOS A UNA, SEÑOR!".

¿Quién mató al comendador?
Fuenteovejuna... ¡señor!
Y, ¿quién es Fuenteovejuna?
¡Todos a una, señor!.

Lope de Vega escribió Fuenteovejuna para denunciar que la maldad del poder ejercido de forma tiránica puede ser vencida por la fuerza de todo un pueblo, cuando sufre opresión y es víctima de abusos por parte de sus gobernantes, siempre que esté unido y sea solidario.

El PP y el PSOE se han declarado rotundamente contrarios al derecho a decidir de los catalanes. Ha sido la respuesta que han dado ante el acuerdo alcanzado por las fuerzas políticas catalanas favorables a la autodeterminación, para celebrar un referéndum el 9 de noviembre de 2014: ¿Quiere que Catalunya sea un Estado?. En caso afirmativo, ¿quiere que este Estado sea independiente?. Desgraciadamente, era previsible la respuesta del unionismo hispano. Además, ambas formaciones llegaron a creer (y deseaban) que las diferencias políticas en el seno del soberanismo impedirían llegar a un mínimo común denominador, entre partidos de ideologías tan dispares. Nada más lejos de la realidad. Se consiguió el consenso necesario. Desde UDC hasta la CUP, pasando por CDC, ERC, ICV y EUiA. Una vez más los unionistas se equivocaron estrepitosamente. Nerviosamente. En consecuencia, el asombro, el pasmo se reflejó en su semblante; y la inquietud, la zozobra se apoderó de sus espíritus. A partir de aquí, también era presumible que las reacciones de la España oficial aumentarán en acritud. Serán nuevas viejas amenazas, renovadas coacciones y la misma (o superior) agresividad, en un in crescendo inmoral y despótico. La furia de los dioses y la ira de los demonios recaerá sobre políticos, partidos, instituciones y gentes corrientes que osen manifestarse dispuestos a llegar hasta el final del guión soberanista puesto en marcha por la inmensa mayoría de catalanes. Final que resulta inevitable.

La primera escaramuza ha sido protagonizada por la menguante líder del Partido Popular en Catalunya. Alicia Sánchez-Camacho ha decidido practicar el peor filibusterismo político que se recuerda en el mundillo parlamentario catalán: Bloqueo de los presupuestos de la Generalitat (alrededor de 25.000 millones de €) ya que consignan una partida de 5 millones de euros -ampliables- para consultas y procesos electorales. Ha sido impugnado ante el Consejo de Garantías Estatutarias, que emite resoluciones no vinculantes pero que paraliza su aprobación definitiva alrededor de un mes. Poco importa al PP entrar en contradicción con sus propias exigencias -y de la UE- de cumplimiento del límite de déficit, puesto que este obstruccionismo desatado contra las cuentas catalanas costarán (como poco) entre 10 y 15 millones de euros perdidos en ingresos fiscales. Lo más grave será el retraso en la entrada en vigor de las medidas que la Generalitat ha dispuesto en favor de los colectivos en situación de pobreza energética o riesgo de exclusión social. El PP también insta al señor Mas a que acate la mayoría absolutista del parlamento español contrario a la consulta, olvidando que el PP no respetó en su día, precisamente, la mayoría que acabaría aprobando el texto (convenientemente cepillado) del reformado Estatuto de Catalunya; el cual sería desdeñado y demonizado por los populares y posteriormente recurrido ante su Tribunal Constitucional, por la entonces minoría contraria al mismo; y que ha desembocado en la presente situación soberanista desatada en Catalunya. Como puede verse, utilizar discutibles recursos legales o judiciales con objeto de obtener ventaja política es muy propio del Partido Popular. Además, esta iniciativa de la maravillosa Alicia puede causar la indignación entre los contribuyentes catalanes, muchos de los cuales se mostrarán dispuestos incluso a boicotear la hacienda pública española dejando de pagar sus impuestos a Madrit y hacerlo directamente a la Generalitat. Lo que provocaría un auténtico terremoto financiero en las cuentas españolas... Si así ocurriera, ¿qué diría la UE?. ¿Y Merkel?. ¿Qué reacción provocaría en los mercados?.

Por su parte, la ultraderecha aumenta sus cobardes ataques fascistas contra las sedes de partidos soberanistas, así como las agresiones físicas o verbales a participantes en actos organizados por agrupaciones de ciudadanos convocados para debatir sobre el proceso independentista, en paz y libertad. La asociación Súmate, conformada por personas de habla castellana oriundos de otras comunidades pero plenamente identificados con el ideario independentista de Catalunya (su actual hogar), han denunciado la irrupción violenta en un acto convocado por este colectivo, por un grupo de fascistas al grito de "¡Arriba España!." "Sois un submarino de ERC, farsantes". "Estáis vendidos a la tiranía nazionalista". Por cierto, la entidad agredida asegura que uno de los atacantes aparece en una foto tomada el día de la hispanidad y de la raza, a la derecha de Albert Rivera y Sánchez-Camacho.

También La Vanguardia -medio de comunicación adscrito a la Santa Alianza y el Foro Puente Aéreo- se prepara ante los vertiginosos acontecimientos que nos deparará el inmediato futuro. Ha sustituido a José Antic como director, por el ínclito Marius Carol. En realidad, cambio intrascendente puesto que su editor (y propietario) continuará siendo Javier Godó, el cual anuncia que "haré todo lo posible porqué el diario circule por el camino central de la moderación, el diálogo y el respeto, en el momento actual que vive Catalunya...". Si el lector sustituye moderación por sumisión, diálogo por acatamiento y respeto por Corona, entenderá lo que realmente ha querido decir el Conde de Godó: mucho más de lo mismo, eso sí, a través de la intransitable tercera vía.

Enfin, seguiremos las enseñanzas del madrileño Lope de Vega, descritas en su afamada obra Fuenteovejuna. ¡A por la independencia!. Mientras, ellos proseguirán con sus negocios: "Con los pelos que se ha dejado por ti y han sido muchos, me parece impresentable lo que has hecho o no has hecho. No se merecía esta decepción". (SMS enviado por José María Aznar Jr. al entonces presidente de Caja Madrid, por no comprar cuadros de un amigo de su padre). Bueno será recordar lo acontecido con esa entidad financiera, ahora BANKIA, y los trapicheos de los populares en la misma, que culminaron con el mayor escándalo financiero de la historia de España. Consideran al Estado como un predio de su propiedad, del que pueden disponer a capricho; y a sus habitantes como auténticos siervos de la gleba, cuya explotación sirve para engrosar tanto sus patrimonios, como sus altivos, trasnochados e impúdicos egos.

¿Quiere que Catalunya sea un Estado independiente?. ¡Sí!. ¡Si!. ¡Por supuesto!. ¡Todos los catalanes, señor!. ¡Todos a una!. ¡A por la independencia!.

divendres, 13 de desembre del 2013

FALTA DE ÉTICA, INMORALIDAD POLÍTICA: CAMACHO Y MÉTODO 3.

La Audiencia de Barcelona ha decidido archivar la investigación iniciada con motivo del espionaje que Método 3 hizo sobre Alicia Sánchez-Camacho en el restaurante La Camarga, puesto que la popular perdonó -reiteradamente- a la agencia de detectives, previo pago de 80.000 euros como compensación por el honor supuestamente mancillado. Lo cual ocasiona que sea improcedente proseguir las actuaciones judiciales, ya que la señora en cuestión ha solicitado expresamente el archivo de las mismas. Así concluye este rocambolesco episodio, cuya protagonista principal se rasgó dramática y públicamente las vestiduras, llegando incluso a formular graves acusaciones indiscriminadas contra la Generalitat y contra la policía catalana, a pedir dimisiones y asunción de responsabilidades políticas, exigir comparecencias parlamentarias de miembros del govern, de la oposición y del primero que pasará por allí, a la vez que amenazaba con querellarse contra todos aquellos que opinaran o hicieran público el contenido de la grabación de marras.

Con este archivo, Alicia Sánchez pretende ocultar la verdad de lo acontecido. Se silenciará la responsabilidad del propio PP cuando presuntamente se dispuso a urdir una sucia trama difamatoria contra la familia Pujol. Se encubrirá la participación de la delegación catalana del PSOE en este turbio asunto. Se tapará el papel jugado por Jorge Moragas (PP) y José Zaragoza (PSOE) en este inmundo negocio. Se enmascarará el aparente conocimiento y consentimiento de la mismísima señora Camacho sobre la grabación, y la utilización del material obtenido para fabricar dossieres e informes absolutamente mendaces contra la familia Pujol y el president Artur Mas, que posteriormente serían convenientemente filtrados a la prensa amiga por funcionarios supuestamente adscritos al SUP y a los servicios de información del CNP, bajo responsabilidad política del Ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, casualmente afiliado también al PP. En definitiva, una vulgar escaramuza de la guerra sucia desatada por Madrit en defensa de la sagrada unidad de la Patria y contra los democráticos anhelos de independencia de la mayoría de catalanes. Una de las menos gloriosas y pútridas gestas políticas que las cloacas del Estado han ejecutado contra millones de ciudadanos catalanes, ansiosos de libertad y plena soberanía. Gesta que en opinión de Pedro J. Ramirez (El Mundo) sirvió para retorcer e influir sobre el resultado de las elecciones catalanas celebradas ya hace más de un año.

Alicia Sánchez-Camacho y el Partido Popular han fracasado -una vez más- en este vano intento de ocultar la falta de escrúpulos políticos y bajeza moral que tan a menudo demuestran en sus actuaciones y decisiones cotidianas. El contenido de la conversación es de dominio público. También es conocida la participación de conservadores (y progresistas) nacional-españolistas en esta obscena maniobra política anticatalana. Así como la utilización partidista y sectaria que ha hecho y hace la formación de la señora Camacho y el señor Rajoy, presidente del Gobierno de España, de aquellos funcionarios públicos, en este caso miembros de la policía española, que se hubieran prestado a ello. Es vergonzosa la filtración del panfleto desestabilizador y antidemocrático a la prensa cavernaria madrileña, utilizada impunemente por la derecha española más ultramontana como altavoz propagandístico y martillo de herejes. Pero por encima de todo, lo peor que puede atribuirse a ambos personajes es la falta de ética y moralidad democráticas que evidencia el partido bajo su dirección, que hoy gobierna manu militari el Estado español; y la facilidad con la cual los actuales gobernantes populares eluden los compromisos electorales adquiridos con los votantes que ingenuamente confiaron en ellos y en el programa electoral que ofertaron en las pasadas elecciones; transmutado, por cierto, en claramente reaccionario en el presente.

El Partido Popular y muchos de sus actuales dirigentes (incluyendo algunos históricos) carecen de ética, son amorales e indecentes por los actos y decisiones que hacen y toman. Y a menudo mienten tanto como respiran. A Dios gracias, en democracia esto tiene fácil solución: basta con que los ciudadanos recobren el sentido común y el buen juicio y dejen de votar a un partido que está dirigido por unos personajes que más parecen actores de una infame película de la serie negra (los bellacos), que protagonistas (los héroes) de un drama realista como el que actualmente sufre el Estado Español. Crisis o drama que solo con auténticos y sólidos principios democráticos y toneladas de honradez y decencia, logrará ser resuelto positivamente. Caso de no hacerlo así, el Estado Español se hundirá irremisiblemente en el abismo de la irrelevancia política y la mediocridad económica y social.

Esperamos que antes que ocurra  tal catástrofe, todos los ciudadanos nos hayamos zafado de tanta corrupción, falta de ética e inmoralidad políticas como la exhibida hasta ahora por partidos e instituciones de todo el Estado Español. Y para los catalanes, que el Partido Popular y Sánchez-Camacho no sean más que un mal recuerdo de tiempos pasados, sucios y truculentos pero felizmente superados gracias a la deseada independencia de nuestra nación, Catalunya. 

dijous, 5 de desembre del 2013

HISTRIONES, PATRAÑAS Y EL PARTIDO DE CIUDADANOS.

Imagine el lector a un conjunto de pretenciosos profesionales españoles, hastiados e hipócritas, que quisieran influir en la sociedad en la cual viven, puesto que los acontecimientos que se desarrollan en su entorno no resultan de su agrado. Se sentirían socialmente incómodos, personal y colectivamente irritados y decididos a hacer valer la superioridad moral e intelectual que creen poseer para cambiar  las convicciones, los anhelos y las esperanzas de los ciudadanos, hacia postulados más próximos a los suyos. Y por tanto, más convenientes a sus intereses socio-políticos. ¿Que podrían hacer este grupo de pocos pero petulantes intelectuales notablemente resentidos y dispuestos a todo, en aras de modificar la voluntad mayoritariamente expresada, elección tras elección, por un puñado de ignorantes votantes que osan declararse catalanistas?. La respuesta es obvia: crear un partido político. Los principios ideológicos que inspirarían esta formación recién parida tendrían que ser necesariamente difusos, inconcretos. Deberían disimular y cuidar las formas y maneras, a semejanza de lo que algunos siglos atrás hizo el fiscal del Consejo de Castilla, Don José Rodrigo Villalpando, ante el desafío que planteaba la colonización de Catalunya, recién conquistada a sangre y fuego en aquellos aciagos días: "que se consiga el efecto sin que se note el cuidado". Esto es, ser aparentemente progresistas pero íntimamente conservadores; abrazar principios propios de la socialdemocracia, pero hacer prevalecer sobre cualquier otra la ideología liberal-conservadora, que tanto predicamento cosecha entre las élites dirigentes situadas cómodamente en el llamado centro político... Una especie de amalgama amorfa trufada de tradicionalismo, centrismo (centralismo) y falso progresismo, con un ligero toque de xenofobia, muy propio del nacionalismo español al uso. También procederían a la unción de un líder mediático, preferentemente joven y políticamente virginal, osado y arrogante; con un cierto aire de prepotencia y suficiencia a la vez, el cual debería exhibir un estilo agresivo, populista y descaradamente constitucional; es decir, marcadamente españolista; aunque por supuesto, declarándose furibundo anti-nacionalista; esto es, anti-catalanista. Y demagogo, decididamente demagogo. Y victimista, matizadamente victimista. Y secretamente nacionalista (sin reconocerse como tal). Y disimuladamente... En definitiva, una especie de Alejandro Lerroux del siglo XXI. He aquí el típico líder de un partido español, populista, agitador mediático, aparente regeneracionista y ferviente lampedusiano. Este es el patrón que utilizaron los cabreados intelectuales nacional-españolistas para crear Ciudadanos-Partido de la ciudadanía, allá por el año 2005; y a su líder Albert Rivera, que debería guiarles y luchar en defensa de los ideales del Movimiento neonato, en principio circunscrito al ámbito catalán pero con pretensiones de expandirse por todo el Estado..

C's nació para resolver los problemas cotidianos de las personas. Por ejemplo: entre otros temas, para defender la libre celebración de la fiesta nacional española -la sangrienta tauromaquia- en Catalunya, de grado o por fuerza; y también para amparar a los sojuzgados seguidores catalanes de la selección española, conocida como "la roja", por lo visto incansablemente perseguidos y discriminados en las tierras del rei Nostre Senyor, Jaume el Conqueridor. Así mismo se auto-erigen como promotores del bilingüismo, incluso del trilingüísmo, aunque lo deban practicar exclusivamente los ciudadanos catalano-parlantes. Se proclaman paladines de las libertades perdidas por los virtualmente esclavizados y perseguidos castellano-parlantes, en manos ahora de las hordas separatistas. O como defensores de los imaginariamente abducidos espectadores de TV3; o como severo azote contra la subvencionada prensa escrita en catalán, si bien estas subvenciones quedan muy por debajo de las percibidas encubiertamente por la prensa madrileña (y no precisamente por cuestiones idiomáticas). Se postulan como valedores de aquellos que supuestamente se sienten agraviados por las entidades catalanistas tipo Òmnium Cultural, ANC, Institut Ramón Llull, AMI..., todas ellas instituciones que en su opinión carecen de sentido común y secuestran el libre albedrío de las personas. Estos y otros problemas reales, como puede ser exigir el cambio de modelo lingüístico escolar catalán, para satisfacer la petición de una docena de padres desinhibidamente anti-catalanistas, son los que interesan a C's. Son su norte y guía, su razón de ser. Son el alfa y omega de su existencia. C's nació "para hacer frente al ahogo que para el conjunto de la sociedad catalana suponen, desde hace más de veinticinco años, las políticas nacionalistas identitarias que pretenden homogeneizar culturalmente una sociedad plural y diversa", señala unos de sus puntos fundacionales. Consecuentemente, ¿qué mejor respiración asistida -ante el ahogo catalanista- que insuflar políticas nacionalistas identitarias netamente españolistas?. En definitiva, españolizar a los catalanes, como pretende imponer el ministro Wert (¡de Educación y Cultura!), a semejanza de los vanos y fracasados intentos perpetrados por el franquismo. De esta forma, la sociedad plural y diversa dejará de ser catalana y será culturalmente española. Muy española. Más uniforme y menos plural, si cabe... ¡Será más castellana!.

El lector puede imaginar cual ha sido la reacción de C's ante el proceso soberanista emprendido por la mayoría de catalanes. ¡Sacan fuego por las muelas!, que diría un catalán españolizado (un Wertzotas). De hecho, en este mismo blog se hallan recogidos incontables y variados ejemplos de opiniones expresadas por destacados miembros del unionismo hispano y concretamente, del partido de la ciudadanía. En resumen opinan que la independencia de Catalunya es un desvarío, un golpe de estado, es algo propio de nazis y fascistas. Es imposible de conseguir. Un auténtico fraude. Y además, es anticonstitucional. ¡Nada menos!. El progresismo que defiende C's consiste, por ejemplo, en suprimir lo que califican despectivamente como embajadas catalanas, para recortar recursos superfluos y dedicarlos a cosas más necesarias, como pueden ser la implantación del castellano en calidad de lengua vehicular en la enseñanza, para así mejor avasallar el idioma catalán en la escuela, hasta la proscripción definitiva. Pues bien, al margen de conseguir un ahorro irrisorio, ¿qué incidencia tendría para el comercio y el turismo, para el empleo y para la proyección exterior de Catalunya, el hecho de eliminar las delegaciones de la Generalitat?. Las denostadas embajadas contribuyen significativamente a la internacionalización de la economía y la cultura catalanas; Catalunya representa casi un tercio del total de exportaciones del Estado; más de la cuarta parte de turistas internacionales recibidos; también la cuarta parte de los ingresos por divisas; la marca Barcelona está infinitamente mejor considerada y resulta comercialmente mucho más rentable que la desprestigiada marca España. ¿Creen que la eliminación de las delegaciones no tendría incidencia en la economía, en la creación de empleo, en la proyección cultural...?. C's es un partido casposo e insulso, en lo político, en lo económico y en lo social. No plantea alternativas plausibles en asuntos económicos, inversiones en infraestructuras, modelo sanitario, creación de empleo, financiación, etc..., que no pasen por el cedazo españolista de mayor sumisión a los intereses de Madrit, menor pluralismo, más homogeneidad y mayor españolización de la sociedad catalana. De Catalunya. Jamás sale de su boca un mínimo reconocimiento de algo que sea positivo referido a Generalitat, o al Govern, o del catalanismo, o de la sociedad civil. ¡Nunca, jamás!. Últimamente incluso muestran desprecio y hostilidad hacia el Parlament como institución y grosería parlamentaria hacia buena parte de sus miembros...¡Tampoco reconocen la decisiva aportación de los jugadores y el sistema de juego del Barça en los éxitos de "la roja"!. ¡Ja...!

Otra característica muy propia de C's es la intensa proyección mediática del líder supremo, Albert Rivera. Omnipresente en todas las cadenas españolas de radio y TV, ya sea en persona o delegando en alguna de sus variopintas manos derechas. Por ejemplo, Jordi Cañas o Inés Arrimadas. Todos ellos entrevistados habitualmente (hasta la saciedad) por los medios madrileños, y como tertulianos en nómina (fijos) o protagonistas de programas informativos. Antena 3, Tele 5, 13TV, La Sexta, Cuatro, Intereconomía TV, en televisión y radio. El Mundo, ABC, La Gaceta, La Razón, El Confidencial, en la prensa escrita o digital. Incluso el desmejorado El País da cancha y juego político al partido de la ciudadanía. Diríase que nos hallamos ante los más representativos líderes de la sociedad catalana. Es todo un mérito, puesto que C's no es más que la sexta formación política con representación en el Parlament de Catalunya. ¡y carece de diputados a nivel de España!... No importa. Si los españoles quieren saber que piensa, que vota, que quiere, cuales son las aspiraciones, las inquietudes, las esperanzas mayoritarias de la sociedad catalana; si se quiere conocer la realidad sobre el imparable auge del soberanismo, o sobre la situación de la lengua en las escuelas; o cuales son las prioridades del Govern ante los recortes presupuestarios exigidos por Madrit, ¿qué mejor que escuchar la opinión del penúltimo grupo parlamentario de Catalunya?. Naturalmente, C's se queja agriamente porque en la TV pública catalana disfruta de una cuota de pantalla ajustada a la importancia y relevancia reales que representa este partido en Catalunya, lo cual le resulta insuficiente e indigno ante la sobre-exposición mediática que le brinda España... ¡Buff!. Si yo estuviera en su lugar, me preocuparía por no parecer lo que Karl Marx bautizó como tonto útil y definió como "aquellas personas que al luchar por un ideal pueden transformarse en instrumentos de otros grupos políticos". Por el momento, la desmesurada presencia mediática del histrión Albert Rivera y su elenco, está ocultando o distorsionando a ojos españoles la realidad catalana tal y como es, proyectando una ficción que acabará confundiendo y sorprendiendo dramáticamente a los crédulos ciudadanos españoles.

Una de las últimas aseveraciones que ha lanzado Albert Rivera a través -¡como no!- de El Mundo ha sido anunciar que "en Catalunya ya existe un conflicto. Espero que no haya violencia, pero siempre hay algún incontrolable. Eso ya ha pasado aquí", y ha rememorado que "ETA mataba gente por ideología..." ¡Toma ya!. Además de comparamos con nazis y fascistas, los soberanistas semos también etarras, terroristas y asesinos despiadados. ¡Y además, inconstitucionales!. No se olvide... Albert Rivera: joven, osado, arrogante, prepotente, agresivo, populista, demagogo, nacional-españolista, histrión y ¡agorero!. Parece que desea el estallido de una guerra civil, lo que serviría para justificar la belicosidad de sus vaporosos postulados políticos, a la vez que así podría liquidar a todos los separatistas en un santiamén... Pero, ¿y los separadores?. ¿Que castigo merece, por ejemplo, el mismísimo Albert Rivera?. ¿O el poli malo Jordi Cañas, que amenaza con "montar un Ulster que os vais a cagar"?. Resulta patético (y tremebundo) el victimismo de C's. La carencia de escrúpulos le permite falsear y manipular la realidad, a la vez que amenaza al independentismo indiscriminadamente y azuza el odio hacia CiU y ERC, declarándolos preventivamente culpables de las gamberradas que ha sufrido la fachada de la sede de C's, naturalmente sin una mínima prueba sobre la autoría de los hechos. Por cierto, ¿porque no se da la misma publicidad y no reciben la misma condena los desmanes, insultos y agresiones físicas y verbales que sufren otras formaciones políticas, o algunas entidades catalanistas y muchos ciudadanos independentistas?. ¿Tal vez porqué son agresiones atribuibles al unionismo extremo?.

C's durará lo que dure la mala conciencia que siente actualmente el PSOE y especialmente hasta que se agote la paciencia de los populares (hasta que rebose la mala leche que últimamente tiene el PP). Cuando ambos partidos se harten de perder votos y atención mediática a favor de ellos y cuando menos se lo esperen, surgirán por arte de magia dossieres de presunta procedencia policial incriminatorios; noticias mal intencionadas provinientes de fuentes secretas o de arrepentidos; pruebas y acusaciones de financiación irregular de la formación y/o sus dirigentes; imputaciones judiciales a sus miembros, infundadas o no, pero con duras penas de telediario incorporadas; manipulaciones verosímiles y mentiras con apariencia de realidad de la prensa amiga. Serán presa fácil de depredadores mediáticos, y objeto de exigencias espurias como pago de los favores propagandísticos recibidos tan generosamente de aquellos que les están encumbrando más allá de la relevancia política que en realidad merecen. Entonces conocerán la cruel amargura y el destructor daño que causan lo que ahora hacen y dicen falaz y sectariamente sobre Catalunya y de la mayoría soberanista catalana; cuyo único pecado es que no les consideramos ni influyentes, ni relevantes, ni decisivos, en el porvenir libre y soberano de este, en su opinión, denostado país...

Y el lerrouxismo volverá de nuevo adonde le corresponde estar: a ser una breve referencia en unas pocas líneas de las últimas páginas del opúsculo que recogen las anécdotas históricas menos relevantes de la humanidad. Parecen muy interesantes pero, eso, resultan irrelevantes.







divendres, 29 de novembre del 2013

LA SUGERENCIA DE LA ANC ANTE LA ESTUPIDEZ DE LOS PARTIDOS.

La última encuesta publicada por el Centro de Estudios de Opinión, sobre una muestra de 2.000 entrevistas telefónicas, arroja unos resultados notablemente reveladores. El 54,7% afirman que votarían a favor de la independencia. El 22,1% lo harían en contra. Un 15,7% de los encuestados se abstendrían. El 4,9% no sabe o no contesta. Trasladando estos resultados a la celebración de un referéndum, el Si a la independencia cosecharía alrededor del 65% sobre el total de votos emitidos.

Las fuerzas políticas catalanas con representación parlamentaria, en cumplimiento de una resolución aprobada en el pleno, se hallan negociando tres cuestiones fundamentales sobre el ejercicio del derecho de los ciudadanos a decidir el futuro de Catalunya. 1) El procedimiento legal para asumir la competencia de convocar la consulta (bien a través del Parlament, o de los grupos parlamentarios con representación en las Cortes), ahora en poder exclusivo de las instituciones españolas . 2) El contenido de la pregunta sometida a votación popular. 3) La fecha de celebración del referéndum.

Ante este incierto y tenso panorama, afloran toda suerte de miedos, miserias, cinismos e hipocresías. Determinados grupos políticos están utilizando los procedimientos legales como excusa para dilatar las negociaciones y en consecuencia el proceso de forma indefinida. Algunos abogan por formular una pregunta ambigua, cuya respuesta sea discutible o cuanto menos reinterpretable. Otros proponen que no se pregunte directamente por la independencia, sino por estado propio, o soberano, o federal; incluso pretenden formular más de una pregunta como si se tratara de una simple encuesta... El miedo escénico se está apoderando de aquellos que en realidad nunca han querido asumir seriamente el clamor expresado, en la calle y en las urnas, con tanta claridad y contundencia por la gran mayoría de ciudadanos. Los pusilánimes pretenden hacer valer su posición minoritaria como si se tratara de ejercer el derecho a veto frente las demandas de las mayorías, en aras del consenso, de la unidad de acción y de un impostado posibilismo. Los cínicos utilizan eufemismos como si se tratara de sólidos argumentos para intentar frenar las aspiraciones independentistas y reconducir los anhelos mayoritarios hacia posiciones obsoletas, caducas, del tipo estado autonómicofederal o confederal. Por cierto, rotundamente fracasado el primero y los dos últimos imposibles de asumir por España. Los hay que proponen modificar la Constitución (¿?) para acomodar a Catalunya (déjà vu) dentro del Estado español  y sometida a él. El colmo de la desfachatez corre a cargo de los que piden un nuevo sistema de financiación como panacea ante la deriva soberanista (¡a buenas horas mangas verdes!); así como impulsar una regeneración política y ética (necesaria en cualquier caso) de partidos e instituciones; o afirman desinhibidamente que nada puede cambiar, "porqué estamos en crisis". En definitiva, utilizan la posible pregunta y respuestas como mera coartada para que los cambios sean mínimos o no lleguen a consumarse. O se sirven de vulgares subterfugios, con la vana esperanza de evitar el pre-anunciado encontronazo traumático entre España y Catalunya. Es decir, entre Constitución y legitimidad democrática.

No resulta extraño que ante este guirigay parlamentario, la Asamblea Nacional Catalana, capaz de movilizar a millones de personas y principal impulsora de los dos últimos Once de septiembre, se permita pedir a los partidos que apoyan la celebración de la consulta, que aceleren las conversaciones y los pactos entre ellos, convoquen el referéndum antes de seis meses y aprueben una pregunta clara, concisa y directa. La ANC propone que se pregunte: "¿Quiere que Catalunya sea un estado independiente?".

Los distintos grupos parlamentarios no acaban de ser conscientes que están jugueteando con una exigencia política que no dirigen ni les pertenece. No entienden que el 80% de la población catalana que se manifiesta a favor de celebrar un referéndum de autodeterminación, y los más de dos millones de ciudadanos movilizados para conseguir la independencia de Catalunya, no sentimos miedo escénico ni aceptamos el cinismo, el sectarismo o la cobardía como pautas de actuación, tan impúdicamente mostradas por los principales partidos que participan en el proceso soberanista. ¿Realmente creen que su egoísmo partidista prevalecerá sobre la voluntad de la mayoría?. ¿El veto de las minorías pusilánimes e hipócritas debe imponerse al resto de actores, en aras del consenso y la unanimidad?. ¿Acaso se quiere evitar el choque de trenes cuando este ya se ha producido?. Si así fuera, el trauma causado entre Catalunya y España no desaparecería, se incrementaría. El daño ya está hecho. Las opciones están decantadas. Las decisiones a tomar no pueden depender ni de minorías inamovibles, ni de procedimientos y textos legales restrictivos, cuya aplicación nos ha abocado precisamente a la crítica situación que actualmente sufrimos. Crisis no solo de naturaleza política. También en materia económica y social.

El trabajo de las formaciones políticas, en las presentes circunstancias, no puede ser otro que acompañar a los ciudadanos en la consecución de nuestras legítimas reivindicaciones. Deben procurar que recibamos toda aquella información veraz que necesitamos para decidir con acierto sobre las dos únicas alternativas que en realidad existen: Continuar sometidos a los intereses y designios políticos de España, o por el contrario, optar por la independencia de Catalunya. Sumisión o libertad, esta es la cuestión. Sin  absurdos eufemismos ni renuncias. Caso de no entenderlo así, se arriesgan a perder el favor, fidelidad y empatia de la mayoría de sus respectivos votantes. Este desdén alcanzará a todos los partidos. A los que quieren la independencia y a los que no. A los osados y a los cobardes. A los sinceros y a los hipócritas. Tanto catalanistas como españolistas. Absolutamente todos serán postergados por los ciudadanos... Porque sus hipótesis y planteamientos, por el momento, son erróneos y perniciosos. Y en consecuencia, perjudican a la gente.

Los 11 de septiembre de los últimos años, entre 1,5 y 2 millones de catalanes salimos a la calle exigiendo la independencia de Catalunya. Cuanto antes se consiga, mejor. No más allá del 2014. No pedimos ni un estado propio, ni uno federal. Queremos votar Si o No a una sencilla pregunta, similar a la planteada por la ANC: "¿Quiere que Catalunya sea un estado independiente?". Si la pregunta que consensúan no contempla implícita y explícitamente la independencia, errarán; si dilatan la convocatoria más allá del 2014, zozobrarán; y si someten la celebración del referéndum a la buena voluntad y disposición del Gobierno de España (lo que garantizaría la no convocatoria del mismo), se hundirán y serán sobrepasados y pisoteados por la gran mayoría de catalanes que, incansables, proseguiremos nuestra marcha. No iniciamos el difícil camino hacia el derecho a decidir, a favor (la mayoría) o en contra (la minoría) de la independencia de Catalunya, para que cuatro achantados petimetres desperdicien nuestros esfuerzos e ilusiones. En circunstancias parecidas de tiempos no tan lejanos, los ciudadanos salían a las calles para obtener justicia, libertad, verdad y lealtad de sus dirigentes. Se originaban revueltas y disturbios difíciles de controlar. ¿Acaso desean que estalle la revolución en Catalunya?.... ¡Por Dios bendito!. ¡Hagan Política, en mayúsculas!. ¡Olviden sus intereses y miserias partidistas!. ¡Aparten del proceso soberanista las envidias electoralistas!. ¡Respeten a las minorías, pero no a costa de la voluntad de las mayorías!. Y si son incapaces de brindar a sus votantes (recuerden: 80% de la población a favor del derecho de autodeterminación) aquello que les demandan, ¡váyanse a su casa y no provoquen más frustración y cabreo a la mayoría de la población!. Aquellos que deseamos la independencia votaremos afirmativamente. Y a día de hoy, ganaríamos. Si desgraciadamente ganaran los votos negativos, se plantearían para los pírricos vencedores nuevas oportunidades para seguir mareando la perdiz inútilmente durante unos cuantos lustros más, con los recalcitrantes conservadores y los falsos progresistas españoles, previsiblemente con tan magros resultados como los cosechados hasta el presente... Pero tanto los favorables al Si como los del No acataremos la voluntad de la mayoría ganadora. Al fin y al cabo, creemos en los principios democráticos y en la legitimidad de nuestra causa soberanista, puesto que votar (a favor o en contra) es ejercer también la soberanía. Esto no nos lo quitará nadie. Está por encima de constituciones, jueces, formaciones políticas y gobiernos. Y por encima de políticos medrosos.



dimecres, 20 de novembre del 2013

EL REFRANERO Y EL NACIONALISMO ESPAÑOL.

Uno de los argumentos utilizados por los más recalcitrantes españolistas (que no se reconocen como tales), consiste en afirmar que la lengua valenciana (y el mallorquín, fragatíno, alguerés, etc.) es (son) un idioma distinto al catalán. Consideran que defender este sinsentido es una fórmula inteligente que permite dividir y combatir lo que califican como pan-catalanismo imperialista propio del nacionalismo. Este descomunal despropósito contrario a la unidad de la lengua catalana, unidad defendida por renombrados lingüistas y filólogos, literatos y académicos, universidades y distintas instituciones concernidas del mundo de la música, la economía y la historia en particular y de la cultura en general, no es más que un patético intento político para tratar de destruir y menospreciar el dominio lingüístico catalán, con la sana intención de conquistar nuevos territorios y gentes para mayor gloria y esplendor del idioma castellano. En defensa de sus tesis no se avergüenzan de hacer el ridículo hasta la auto-caricatura. Por ejemplo, las Cortes de Aragón han aprobado hace pocos meses el nacimiento de una nueva lengua, el lapao, hablada en la franja limítrofe con Catalunya. Los naturales de la Franja, de secular habla catalana, califican a su lengua como una variante del catalán. Utilizan la gramática y ortografía catalanas. Se saben y sienten aragoneses catalano-parlantes. Pero los políticos de la ultra-derecha de Aragón que ahora gobiernan la comunidad, no quieren (ni aceptan) que en su tierra se hable el catalán. Por tanto, nada mejor que cambiar el nombre del maldito sujeto que provoca su incontenible ira (el catalán) y alumbrar el inefable lapao (lengua aragonesa propia del área oriental). Y así, el honor y gloria de Aragón han sido convenientemente restituidos.

Más hete aquí que el ejemplo del nacionalismo español ha fructificado allende los mares. Pero... ¡ailás!. En esta ocasión la víctima lingüística es el idioma castellano (español). En un manifiesto titulado Por la soberanía idiomática firmado por un buen número de filólogos argentinos, se reclama el derecho de Argentina y del conjunto de América latina de no aceptar la autoridad de la Real Academia Española: "España tiene todo el derecho del mundo a tener una política de Estado en relación a la lengua; lo insólito es que nuestro país (Argentina) no la tenga...". "Cuando el rey Juan Carlos le dice al director del Instituto Cervantes y expresidente de la Real Academia: "¡Ocúpese de América!", nosotros conocemos bien la naturaleza de esta ocupación". Definitivamente, se ha iniciado la batalla contra el pan-nacionalismo lingüístico español, que es percibido como un auténtico caballo de Troya al servicio de un renacido neo-colonialismo hispano. Y así, el mundo mundial verá florecer un sinfín de nuevos y jóvenes idiomas, como es el argentino; y también el mexicano, cubano, chileno, peruano, etc...Y andaluz, extremeño, canario, cántabro... ¡en la mismísima Piel de Toro!. "Donde las dan, las toman", podría decirse. Nunca un refrán adquirió tal grado de verosimilitud.

Esta antigua máxima debería ser tenida en cuenta por el ex-presidente español, Jose Maria Aznar López. Este atávico hidalgo castellano, ya retirado de la política activa pero machaconamente nostálgico de glorias pasadas, suele pontificar sobre Catalunya y los catalanes con formas y maneras notablemente ruines. En su opinión "cualquier tiempo pasado fue mejor" (y si este tiempo fue el suyo, mejor que mejor), por lo que si continuase siendo jefe del ejecutivo de España actuaría contra el proceso soberanista catalán aplicando agresiva y contundentemente la legalidad vigente (o derogada) con todas sus consecuencias, por más injustas y desproporcionadas que estas fueran. Concretamente, exige que se restablezca la ley aprobada bajo su mandato (actualmente revocada) que penaba con cinco años de cárcel la convocatoria de un referéndum aparentemente ilegal. Se trata de aplicar aquella norma ad hominem (destinada a llevar entre rejas al lehendakari Ibarreche), haciéndolo contra el M.H.S Artur Mas i Gabarró "por querer desbordar la legalidad y romper el país". Existe un dicho catalán que traducido viene a decir: "De puerco y de señor se llega a ser por naturaleza". Tal es el caso del señor Aznar, si cambiamos señor por demócrata, lo cual permite mayor atino en la descripción del sujeto en cuestión. Este personaje no cesa de abominar contra Catalunya, pues no se corta ni un pelo cuando hace reiterados llamamientos al enfrentamiento civil entre los ciudadanos catalanes: "antes se romperá Catalunya que la unidad de España"... ¡Jo, macho!"Cree el ladrón que todos son de su condición". Aquellos que viven amargados, en perpetuo mal humor, son agoreros y adustos nacionalistas, y rinden pleitesía a la mezquindad y al cinismo, tienen tendencia a pensar que todo el mundo es como ellos... ¡Pués no!. Muchos no saben lo que es tener mala leche. Y tener mala leche (o mala uva) es propio y habitual de este desvencijado hidalgo castellano, que jamás alcanzará el paraíso de los inmortales. Además, resulta inútil demandar al presidente Rajoy que pare los pies a las amenazas de Aznar (y adláteres) pues es de dominio público la actitud que tiene el registrador de la propiedad más popular que los tiempos han conocido, sustentada en un principio inamovible: esconder la cabeza bajo tierra como los avestruces y esperar a que escampe, todo el tiempo que sea necesario.

Cristobal Montoro, actual ministro de Hacienda, es el personaje más incomprendido que existe en la España de nuestros días. Cree firmemente en el viejo proverbio que reza: "Quién paga, manda". En su caso, paga con dinero ajeno procedente de los impuestos succionados especialmente de bolsillos catalanes. Por más que intenta convencernos que és el gobierno del PP y en consecuencia el Estado español, quién sale en socorro de las maltrechas finanzas de la Generalitat, no consigue su propósito. Sabemos que los recursos que dá al govern son fruto del expolio previo a los catalanes cometido año tras año; recursos que no son en absoluto gratuitos. Todo lo que transfiere Madrit a Catalunya para que puedan pagarse facturas atrasadas a farmacéuticos, o las deudas acumuladas a los hospitales, o nóminas de los funcionarios, etc. (el famoso Fondo de Liquidez Autonómico), es en calidad de préstamos gravados con sustanciosos intereses a favor de la hacienda pública española. El negocio para España es redondo. Presta el dinero de origen catalán, a los catalanes...¡y con intereses!. El ministro Montoro comulga con el pensamiento de los grandes financieros: "Para hacer negocios no se requiere ingenio, basta con no tener delicadeza". Ni escrúpulos. El problema que tiene este proceder es que durará hasta que Catalunya posea un Estado propio. Después de la independencia... ¿qué será de España, en manos de hidalgos vividores, anticuados y arruinados?. Ya no podrán afirmar lo que dice nosferatu Montoro (en un arrebato irreprimible de sinceridad): "Catalunya nos sacará de la crisis"... ¡Pues va a ser que no!. Al señor Montoro y semejantes les va como anillo al dedo un viejo refrán que reza: "Al que de ajeno se viste, en la calle lo desnudan".

En este breve repaso de refranes y dichos populares que describen fugazmente algunos rasgos característicos de distintas personalidades españolísimas, no podía faltar Mariano Rajoy Brey, actual presidente del Gobierno de España. ¿Que decir de Rajoy que no se haya dicho ya?. Cachazudo, parsimonioso, voluntariamente indeciso, tranquilamente inconmovible, maestro en disfrazar la verdad y ocultar las mentiras con gran naturalidad... Cuando dice (sobre el soberanismo catalán) que "espero que se imponga el seny y el sentido común" en realidad está diciendo que no se moverá ni un milímetro, como don Tancredo. "Después de cumplir el deber, el descanso es un placer", debe pensar. Amante de "ver los toros desde la barrera", opina que "quien bien está no se muda", en consecuencia avisa que "con la soberanía nacional y con los artículos 1 y 2 de la Constitución no se juega". Mariano Rajoy no duda en creerse sus propias fantasías cuando afirma que "Catalunya y España están unidas por cuestiones afectivas", mientras hace un llamamiento a "buscar nuestro lugar en el mundo, hemos de ser grandes porqué es la forma de pintar en el Mundo". ¿Grandes?... ¡Una, grande y libre!.... ¡Acabáramos!. Eso sí, siempre con permiso de los mercados. Y del BCE. Y de Merkel.

"Las riquezas no consisten tanto en la posesión de los bienes como en el uso que de ellos se hace". España ha poseído muchas riquezas en el pasado, pero se acabó. Malgastó los tesoros de América y explotó las colonias hasta que empezaron a incordiar con la soberanía y la libertad, pues los colonizados a su vez comenzaron a pensar por si mismo (pienso, luego estorbo -Forges dixit-). Los catalanes también pensamos y en consecuencia, queremos la independencia. No podemos seguir siendo explotados hasta la extenuación. No queremos ser considerados como la última colonia del Imperio Español, aquel en que nunca se ponía el sol. Sabemos que "Obrar es fácil, pensar es difícil; pero obrar según se piensa, es aún más difícil". Pero la independencia no es imposible. Y además, la necesitamos. Simplemente se trata de creer en los principios democráticos. Y los catalanes creemos firmemente en ellos, como Winston Churchill: "La democracia es el menos malo de los sistemas políticos"....¿Lo cree así España?. ¿O prefiere "quien bien está no se muda"?.











divendres, 15 de novembre del 2013

EL PSC Y EL MIEDO ESCÉNICO.

"El PSC ha decidido bajar del tren del derecho a decidir". Esta es la afirmación que hace el presidente Artur Mas ante las manifestaciones realizadas por Pere Navarro y adláteres a consecuencia de la Conferencia Política que el socialismo español ha celebrado el pasado fin de semana. Como era previsible, la cúpula del PSC ha reafirmado su vocación inequívocamente sucursalista y ha decidido ignorar los intereses y deseos mayoritarios de sus militantes y simpatizantes catalanes, en aras de alcanzar una aparente reconciliación definitiva y plena comunión ideológica con la formación madre española, el PSOE.

Así pues, el socialismo catalán ha decidido someterse definitivamente a los intereses de España. La desnortada cúpula del partido renuncia a sumarse a la abrumadora mayoría democrática que hace tan solo unas semanas aprobó una resolución parlamentaria, ¡con el concurso del propio PSC!, que instaba a la Generalitat a negociar con el Estado español la celebración de una consulta, la fecha de la misma y el contenido de la pregunta sometida a votación. Así lo están haciendo el resto de fuerzas políticas que defienden la convocatoria del referéndum. Pero los socialistas catalanes han decidido que su camino no discurre por la senda que conduce a preguntar la opinión de los ciudadanos, sino que pasa por abrazar una imposible reforma constitucional, que supuestamente ofrecerá un insustancial viso federalista al pétreo e inamovible texto español. Manifiestan un forzado, exagerado y exultante apoyo a favor de esta reforma, aunque son plenamente conscientes que resultará absolutamente baldío. Tanto el gobierno español como el Partido Popular ya se han negado a modificar la Carta Magna. Y lo han hecho reiteradamente, por activa y por pasiva. ¿Para qué, si los independentistas no se contentarían con ello?, se preguntan no sin razón. No debe olvidarse que el concurso de los populares resulta imprescindible para alcanzar la mayoría cualificada necesaria para aprobar cualquier enmienda o modificación del texto constitucional.

En realidad, los socialistas catalanes han tomado esta imposible reforma como mera excusa para distanciarse de la opinión mayoritaria existente en favor de la plena soberanía. Un escalofrío helado recorrió el cuerpo de algunos falsos progresistas ante la evidencia que se cierne sobre el inmediato futuro de Catalunya: la independencia. Además, una reforma de la Constitución, en España, es un ejercicio político tan utópico como farragoso. Disolución de las Cortes, elecciones generales, negociación y aprobación de las reformas, mayorías parlamentarias reforzadas, referéndum, nuevas elecciones, diálogo y pactos con los nuevos estados federales.... Entre pitos y flautas, transcurrirá (si llegara a consumarse) casi un decenio. Francamente, a los catalanes ya se nos ha agotado la paciencia. Y además sin obtener las mínimas garantías que una posible reforma llegará a satisfacer los anhelos y esperanzas que sí ofrece la plena soberanía de Catalunya. No se olviden los reiterados fiascos que la buena fe de los catalanes han cosechado ante los poderes fácticos estatales a lo largo de la breve historia democrática de España. ¿O acaso no cuenta el fracasado intento de reforma del Estatuto de Autonomía?. Si una reforma estatutaria fue imposible, ¿no pasará lo mismo (o será superado) con un cambio en la constitución?. ¿Y no cuenta para nada la ingenua petición catalana de concierto económico -el ilusorio Pacto Fiscal-, tan rotundamente rechazado por el Gobierno de España?. Tampoco son desdeñables las continuas deslealtades, de este y anteriores gobiernos y de muchas instituciones españolas, dispensadas al Govern, a la Generalitat y al pueblo catalán en general. Todas las terceras vías que se han intentado desde Catalunya, han resultado un rotundo fracaso. Pues bien, ante todo ello, para el PSC esta sería la coartada perfecta que permitiría diferir el proceso catalán hasta la consumación de los siglos. Sudor frío, voz quebrada, mareos, vahídos y temblores incontrolables, tal es el estado anímico que presentaba el PSC ante la ineludible cercanía de tener que tomar partido a favor o en contra de las exigencias de la ciudadanía... De repente pretenden borrar el reciente pasado histórico catalán y en particular el propiamente socialista, el cual siempre se había mostrado favorable al derecho de autodeterminación de los pueblos (¿excepto el pueblo catalán?) y al plurinacionalismo del estado español, ambas características tantas veces defendidas y vendidas electoralmente a sus militantes y simpatizantes como principios ideológicos innegociables. Pero... ¡lo que hace tener miedo escénico!. El vértigo que siente el PSOE cuando se trata de ejercer la democracia sin cortapisas (también le ocurre al PP), se ha difundido entre los pusilánimes que actualmente monopolizan el poder del PSC. Y este partido navega sin un destino predeterminado, a la deriva y alejándose a todo trapo de la flota que viaja rumbo a la plenitud catalana, rumbo a la libertad.... Una auténtica pena. Un desastre para el socialismo catalán.

Además de ser una pena, es una lastimosa perdida de tiempo. ¿De verdad creen que su voluble opinión detendrá el proceso catalán?. ¿Creen que podrán seducir a la mayoría soberanista esgrimiendo un perecedero barniz federalista, por más a la española que sea (o precisamente por ser a la española)?. ¿Acaso los ciudadanos catalanes, únicos valedores y principales impulsores del proceso, nos conformaremos con un apaño entre bastidores de socialistas, populares, unionistas, Santa Alianza, Foro Puente Aéreo y Palco del Bernabeu?. Si se soslaya la voluntad popular manifestada tan abrumadoramente por el soberanismo civil catalán a partir del 11 de septiembre de 2012, por más que pacten, firmen, acuerden y dialoguen entre las élites unionistas de Barcelona y Madrid, acabarán cosechando un estrepitoso y rotundo fracaso. No permitiremos que nuestros anhelos y esperanzas se vean nuevamente defraudados. Lo único que aceptaremos es convocar un referéndum de autodeterminación cuanto antes, con una pregunta clara, concisa y de respuesta Si o No. Ni siquiera nos detendrá la violencia represiva que pueda ejercer el Estado español contra nosotros. Sería una indeseada invitación a la insurrección de Catalunya, en defensa propia y de los principios democráticos. Y ello causaría la ruina económica, política y social de casi todos, pero especialmente de España. El PSC y su líder Pere Navarro caminan rápidamente hacia la irrelevancia política, junto a UDC y Josep Antoni Duran i Lleida. Arrastrados ambos al ostracismo por la intransigente vorágine españolista que adorna al PSOE, al PP, a UPyD y C's. Partidos que ni son progresistas o liberales, ni están a favor de los obreros y las clases medias, ni de los ciudadanos particulares, y mucho menos del pueblo en su conjunto; son profundamente lampedusianos. Sus principios democráticos son tan livianos y evanescentes que flotan incontroladamente en el vacío de sus respectivos fundamentos. Es decir, sus idearios se sustentan sobre meros pretextos, excusas y banalidades.

Partido de los Socialistas de Catalunya: La vergüenza, como la socialdemocracia y el catalanismo, son virtudes que parece se alejan aceleradamente del proyecto de izquierdas que dicen representar... Si Dios y los militantes del partido no lo remedian.






divendres, 8 de novembre del 2013

"AQUÍ PAZ Y DESPUÉS GLORIA".

El día 7 de noviembre los farmacéuticos catalanes han procedido al cierre de sus establecimientos durante unas horas en señal de protesta a consecuencia de los retrasos acumulados por la Generalitat en el pago de la deuda contraída durante los últimos meses. La situación financiera de la administración catalana está al límite, tocando fondo. No tiene recursos ni siquiera para hacer frente a sus compromisos financieros más perentorios. Y no solo con las farmacias. Tampoco con los hospitales concertados, o para satisfacer la paga extraordinaria de los empleados públicos catalanes. O para atender las necesidades de la creciente población catalana en riesgo de pobreza, o por dependencia y exclusión social. En tales circunstancias, ¿puede el Govern implementar políticas que posibiliten el dinamismo económico, la creación de empleo o el fomento de la I+D+I?. ¿Posee recursos económicos y legislativos suficientes para mitigar las penurias de los parados, los comerciantes, pequeños y medianos empresarios, violentamente convulsionados todos ellos por la crisis económica y social que padecemos?. En definitiva, ¿puede la Generalitat actuar como si fuera un gobierno normal?. La respuesta es obvia y rotunda: No.

Los responsables de la grave situación financiera sufrida por Catalunya no son otros que el gobierno de España y el Partido Popular. La última decisión adoptada, consistente en dejar de aportar 1.700 millones de € a las arcas catalanas previamente comprometidos, es causa directa de los impagos a los farmacéuticos. También es responsabilidad exclusiva del Estado los quebrantos económicos que la morosidad española origina a los hospitales concertados, así como los retrasos derivados en el pago de las prestaciones de dependencia. Esta España popular es morosa, informal y prepotente. Desvergonzada; no es de fiar. Pero... ¿por qué?. ¿Qué argumentos puede esgrimir Madrit para justificar este desdén, esta ignominia que muestra hacia ciudadanos, empresas y administraciones públicas catalanas?.

Lo único que busca el gobierno de Mariano Rajoy es la recentralización de España entorno a Madrid. Imponiendo la uniformidad en todo el Estado persiguiendo, ignorando o despreciando identidades no castellanas. También pretende escarnecer y posteriormente eliminar las comunidades autónomas. Se trata de salvaguardar los intereses de los amigos y los poderosos por encima de todo, por lo cual no es conveniente desperdigar el poder (aunque sea ínfimo) hacia la periferia. Utiliza la mayoría absoluta y el BOE para desarmar a los trabajadores de unos mínimos derechos y garantias laborales. Acosa a los estudiantes amenazando con la desaparición de becas o con cambios de planes de estudio y de modelo escolar sin consenso parlamentario ni con la comunidad educativa, en una retrógrada involución tardo-franquista. Aplica un exacerbado nacionalismo español excluyentemente identitario, avasallador y agresivo por encima de cualquier otro. ¡Arriba España!. España una y no cincuenta y una. A Catalunya ni agua. Antes alemana que catalana. Santiago y cierra España. Lo que la caverna mediática madrileña califica como desafío independentista de Artur Mas y Oriol Junqueras, sirve como excusa perfecta para proceder al estrangulamiento financiero de la Generalitat de Catalunya. Es la coartada que utilizan los gobiernos regionales de Baleares y País Valenciano para perseguir el idioma catalán, propio de sus respectivas comunidades. Es la causa que desde Madrit se legisle invadiendo o ignorando competencias autonómicas, se dicten sentencias judiciales contra la lengua catalana, se inventen dossieres falsos e información manipulada y se lancen mentiras, amenazas e insultos contra Catalunya y los catalanes, con total impunidad. Y en un despreciable epílogo, este gobierno popular, como si de un vulgar trilero se tratara, blandiendo amenazadoramente la pétrea constitución de España y esgrimiendo un pretencioso estado de derecho pletórico de injusticia, parcialidad e inmoralidad, busca denodadamente la aniquilación de las aspiraciones ciudadanas, la asimilación (o eliminación) definitiva de la nación catalana y la consumación de la castellanización definitiva de los ciudadanos catalanes.

Ante este desolador panorama español, en absoluto exagerado, a los catalanes no nos queda otra opción que acelerar nuestra marcha en pos de la libertad y plena soberanía. Las continuas apelaciones que los unionistas hacen sobre el diálogo y los pactos necesarios entre España y Catalunya para evitar el choque de trenes, suenan a burdo ardid lanzado para desbaratar los anhelos de independencia catalanes. En realidad, el españolismo ya ha decidido qué hacer ante la reivindicación soberanista; esto es, destruir definitivamente la autonomía política; provocar la asfixia financiera de la Generalitat; re-imponer el castellano en sustitución del catalán; boicotear la economía no atendiendo las inversiones en infraestructuras; promover boicots comerciales; atemorizar a empresarios e inversores e inspirar la deslocalización de empresas catalanas hacia España; judicializar la actividad política en busca de la hegemonía popular que democrática y reiteradamente le niegan las urnas en Catalunya; etc... El franquismo sociológico tan bien representado por el Partido Popular pretende conseguir una nueva victoria castrense, a los treinta y ocho años de la muerte del dictador y setenta y cinco años después del final de la contienda civil. "En el día de hoy, cautivos y desarmados los catalanistas, las huestes españolistas han alcanzado sus últimos objetivos económicos, territoriales y políticos. El enfrentamiento ha terminado. Firmado: El Presidente de Gobierno, Mariano Rajoy Brey. En Madrid, 1º de abril de 2014". Este es el último parte de guerra que desea rubricar Rajoy. Pero... ¡no lo conseguirá!.

Varias son las razones que impedirán la firma del último parte de guerra. En primer lugar, la propia torpeza de los populares. En su afán por aniquilar la Generalitat, proceden al ahogo financiero, sin tener en cuenta que los auténticos perjudicados son todos los ciudadanos y empresas de Catalunya. En consecuencia, la ira ciudadana que provoca este mezquino proceder rematadamente españolista rebotará contra ellos y les estallará ante sus propias narices. En realidad ya está sucediendo. Y como su torpeza no tiene límites, el acoso judicial a la lengua catalana que practican los españolistas fortalece al catalán, en la propia Catalunya. Como también ocurre ante los desmanes y persecuciones lingüísticas que cometen los populares en el País Valenciano, en las Islas Baleares e incluso en la Franja aragonesa (con el ridículo invento del Lapao Lapapyd). En segundo lugar, el absurdo intento de boicotear la economía y el comercio catalanes para debilitar el proceso independentista, causará más daño a España y a los españoles que a Catalunya y a los catalanes, puesto que si alguna zona de la península está en condiciones de arrastrar fuera de la crisis la economía y el comercio de todo el Estado, esta es Catalunya (25/30% de las exportaciones; principal destino turístico; primera región industrial; principal receptora de divisas por turismo y de inversión extranjera; primera comunidad consumidora de productos españoles, etc...). En consecuencia, ¿por qué se disparan un tiro en su propio pie?. Es un auténtico disparate. Por último pero no menos importante, esta torpeza, esta estulticia popular (y secular) es consecuencia directa de la ignorancia histórica de los españolistas. En 1716 el rey Felipe V firmó el Decreto de Nueva Planta, mientras que el fiscal del Consejo de Castilla redactaba las instrucciones secretas que culminaban el entramado legal que sellaba la colonización de Catalunya. Las instrucciones pretendían imponer por todo el territorio del Principado el castellano y por extensión Castilla con trampas, argucias y triquiñuelas: "Que se consiga el efecto sin que se note el cuidado". Obviamente, las instrucciones fracasaron rotundamente. No se consiguió el efecto y se evidenciaron públicamente las ruines intenciones que albergaban. Tal vez por ello, hoy en día, los populares ya no buscan que no se note el cuidado. Les importa un comino que se note o no su vileza. Su objetivo es conseguir aniquilar el catalanismo y lo hacen a pecho descubierto, desvergonzadamente. Y con esta actitud repleta de prepotencia y altivez, propia de míseros hidalgos anticuados y polvorientos,  lo único que consiguen es mostrar sus propios miedos, sus limitaciones intelectuales y sus irrefrenables complejos de inferioridad ante Catalunya. Como es natural, todo ello fortalece el catalanismo. Consolida nuestra legitimidad. Robustece nuestros principios democráticos. Acrecienta nuestras ilusiones. Impulsa nuestras esperanzas. E incrementa la confianza en nuestras propias fuerzas y capacidades.

Catalunya no está ni vencida ni desarmada. Poseemos la fuerza de la democracia. Estamos rompiendo las cadenas que nos mantienen esclavizados a los intereses y deseos españoles. Y nuestras convicciones se fortalecen cada día, ante cualquier nuevo intento españolista para hacer fracasar el movimiento ciudadano emprendido hacia la libertad y plena soberanía de nuestra nación. Cuanto antes España acepte la realidad de la inevitable independencia de Catalunya, antes podrá dedicar los esfuerzos y sus propios recursos para salir de la grave crisis económica, política e institucional que sufre España y los españoles. La independencia de Catalunya puede ser un auténtico revulsivo, como fue la pérdida de las últimas colonias del marchito Imperio Español en 1898. Quien sabe, puede que nazca una nueva generación de 98. Incluso del 27. Si se aplican, podrán valerse con sus propios recursos y habilidades y se sentirán orgullosos y satisfechos de sí mismo. Y por fin, aquí paz y después gloria... Y los catalanes, ¡independientes!.

divendres, 1 de novembre del 2013

YO TEMO A "ESTOS" MODERADOS.

Retomar el diálogo (de sordos) entre Catalunya y España. Invocar moderación (a los intransigentes). Apelar a la renuncia (de los catalanes). Implorar auxilio (desesperadamente) a la España popular y socialista. Profetizar la caída de las diez plagas bíblicas sobre una Catalunya independiente, lo cual hasta la fecha ha sido patrimonio exclusivo del Egipto de los faraones. El unionismo, tan bien representado por Duran i Lleida en particular y por el Foro Puente Aéreo en general, recurren a mil argucias para intentar reventar el proceso soberanista emprendido por centenares de miles de ciudadanos catalanes. Es como si pretendieran que tomara carta de naturaleza el día de la marmota. Repetir una y otra vez los mismos actos y discursos, vacuos y sin sentido. Abandonar principios y esperanzas en busca de una tolerancia impostada. Hacer pedagogía incansablemente a quien no quiere entender, respetar ni reconocer al adversario. Ofrecen y requieren explicaciones, estabilidad y renuncias para alcanzar pactos reiteradamente incumplidos. Y hablar, hablar, hablar hasta la extenuación, sin llegar a ningún resultado razonablemente aceptable.

Los unionistas parece que han tomado conciencia por fin que los catalanes hemos decidido poner en nuestras propias manos el destino político y económico de Catalunya. ¡En buena hora!. Más del 80% de catalanes apoyamos poder votar en un referéndum a favor o en contra de la independencia. De estos, el 59% de los encuestados afirman que votarían a favor de la secesión. Abrumados ante la rotunda claridad manifestada por los ciudadanos, el unionismo españolista insta a entablar un supuesto diálogo, inexistente por el momento, como excusa dilatoria y tabla de salvación ante la cruda realidad que se vislumbra en el inmediato futuro. Previamente al cual exigen que el catalanismo debe renunciar al desafío independentista planteado y que utilice la sensatez y buen juicio (el manido seny catalán), circunstancias que pasan inexcusablemente por el acatamiento y sumisión incondicional a la constitución, leyes, parlamento, partidos nacionales y gobierno, por supuesto de España. Los socialistas proponen modificar la constitución mientras los populares se oponen, incluso a considerarlo. Los progresistas ofertan una relación federal, a la vez que los conservadores acentúan la recentralización del estado. Ambos niegan a Catalunya la soberanía fiscal al modo del País Vasco (concierto económico) en aras del igualitarismo interterritorial, de la peculiar e interminable concepción de solidaridad defendida por España y como desagravio (¿?) para el resto de comunidades autónomas prevenidas ante los supuestos privilegios que disfrutamos los catalanes (¡!). En definitiva, nos invitan a renovar votos de obediencia y fe ciegas en una España tolerante y pactista que nunca ha existido. Exigen sumisión catalana a un Estado dominado por hidalgos petulantes, sordos, intransigentes, prepotentes y autoritarios, que no dudan en apabullar y manipular a sus propios súbditos en beneficio de los poderosos que disfrutan y dominan el cotarro hispano-madrileño. Nos proponen federalismo y terceras vías, mientras votan en las Cortes contra el derecho de autodeterminación, a instancias de UPyD y C's y aprueban leyes ignominiosas como LOMCE o la Ley de Unidad de Mercado. Obligan a la Generalitat a recortar en sanidad, educación, y dependencia para cumplir el objetivo de déficit estatal, al tiempo que algunas comunidades autónomas gobernadas por el PP aprueban rebajas fiscales o subsidios y ayudas familiares, de imposible acceso y asunción para las esquilmadas arcas de Catalunya. Además, utilizan impunemente los servicios de inteligencia para espiar a todo quisque en aras de la seguridad nacional y de la sagrada unidad de la patria, o para inspirar y filtrar informes falsos contra políticos catalanes. Y si el CNI no llega, se sirven de sicarios y periolistos que les hacen el trabajo sucio.

¿Para qué retomar el diálogo con Rajoy, si se niega reiteradamente negociar la celebración del referéndum?. ¿Porqué debemos creer ahora en la aparente conversión federalista de PSOE?. ¿Qué tipo de federalismo propone, el asumido en 1974 que reconocía el derecho de autodeterminación, o el puesto en práctica por Alfonso Guerra y su cepillo, con motivo del fallido Estatuto catalán?. ¿O el confederalismo imposible (mucho más que la independencia) de Duran i Lleida?. ¿Debemos ser tolerantes y comprensivos con los mentirosos, hipócritas y fascistoides, que tanto abundan en el seno de populares y socialistas?. ¿En franquistas reciclados como demócratas de toda la vida?. ¿O tal vez debemos utilizar nuestro seny para hacer pedagogía (inútilmente) ante Guerra, Bono, Sánchez-Camacho, González, Chaves, Rosa Diez, Cañas, Rivera y cien mil más, que se muestran extraordinariamente hostiles, intransigentes y agresivos ante cualquier mínima reivindicación catalana?. ¿Como pueden pedir que confiemos en una justicia (castellana) que antepone por razones puramente ideológicas y políticas la prepotencia monolingüística de veinte familias castellano-parlantes, frente a los derechos de centenares de miles de familias catalano-parlantes?. ¿Porqué debemos dar crédito a unos medios de comunicación y a unos periodistas que, sobre Catalunya y los catalanes, mienten más que hablan y escriben, desinforman, manipulan e insultan con total impunidad?. ¿Porqué debemos negociar sobre la independencia de Catalunya con algunos que dicen que ello es imposible, inimaginable, irreal...?.

A la pregunta formulada en el editorial de La Vanguardia del 27 de octubre, titulado ¿Quién teme a los moderados?, debo confesar que yo temo a estos moderados: Temo al PP y a su lideresa catalana Alicia Sánchez-Camacho, que además de mentir como un bellaco, lo hace también como un aguerrido cosaco, cuando insta a Rajoy a tomar medidas contra Artur Mas si se llega a convocar la consulta. O como cuando conspiró con Método 3 para la eliminación de las pruebas comprometedoras del vergonzoso espionaje ocurrido en La Camarga. Temo a Rajoy y sus silencios y ausencias, a Montoro y su mezquindad y despotismo, a Wert y su sectarismo, a la FAES y su dogmatismo trasnochado y autoritario. Temo al Partido Popular cuando manipula discos duros y destruye pruebas sobre su corrupción y se permite dar lecciones de ética y honradez al resto de mortales, mientras se conocen los múltiples trapicheos, triquiñuelas, trampas y desvergüenzas que se han cocinado dentro de su formación política. Temo a los socialistas y su funambulismo político, sus indefiniciones, sus debilidades y carencias ideológicas, y su secular y anticuado jacobinismo. Temo a la traición que ha hecho al socialismo. Temo a C's y UPyD y su hipocresía, su demagogia, su lerrouxismo y su exacerbado nacionalismo españolista, excluyente y aplastante. Temo a los servicios de inteligencia, capaces de fabricar pruebas falsas y retorcer la verdad para defender la integridad de una nación inacabada y los intereses de las élites dominantes, sin que les tiemble el pulso ni les remuerda la conciencia ante el mal que causan sus acciones a las víctimas (directas o colaterales) que eligen como objetivo. Temo a los políticos incapaces de satisfacer los compromisos adquiridos ante sus electores y de cumplir los pactos alcanzados con los adversarios. Temo a los partidos políticos que utilizan las cloacas del estado en beneficio propio. O en aquellos que se llenan la boca en público con nobles palabras y conceptos, como regeneración, honradez, ética o justicia y en privado son corruptos, deshonestos, inmorales y arbitrarios. Temo a la caverna mediática madrileña y sus mentiras, sus manipulaciones y su falta de ética periodística. Temo a los que pretenden desvirtuar la voluntad ajena y el libre albedrío, pervierten la democracia y se esconden tras el derecho del estado y la constitución para no dar satisfacción a un pueblo que solo pretende votar democráticamente, en libertad y con absoluta legitimidad el futuro soberano de Catalunya, por que no le conviene a esta España colonizada y explotada por este tipo de moderados, tan intolerantes, autoritarios, prepotentes...

¿Quien teme a estos moderados?. Yo. Y por lo menos dos millones de catalanes más. Por que estos moderados son radicales, agresivos, hipócritas, mentirosos y soberbios nacional-españolistas... ¡No nacionalistas, por supuesto!. Como es muy incómodo convivir junto a quien te atemoriza, miente y agrede continuamente, los catalanes hemos decidido vivir nuestra propia vida en paz, justicia y libertad, lejos de estos moderados cada vez más numerosos. Y alcanzaremos la plena soberanía de Catalunya a pesar de Duran, Camacho, Rajoy, Rubalcaba, Navarro, Guerra, González, Wert y los cien mil hijos de San Luis que les acompañan, pusilánimes y defensores de un jacobinismo centralista y españolista más propio del siglo XVIII que no del XXI. Después de 300 años, los ciudadanos catalanes alcanzaremos la victoria frente el trasnochado absolutismo castellano. Y por fin, seremos libres.... ¡Gracias a Dios!.

divendres, 25 d’octubre del 2013

¡UN VERDADERO DESASTRE, UNA AUTENTICA PENA... PARA ESPAÑA!.

Muchos piensan que el conflicto planteado entre Catalunya y España provocará inevitablemente un encontronazo político de imprevisibles consecuencias para ambas naciones. Utilizan la imagen de dos trenes marchando a toda velocidad que se dirigen uno contra otro hasta el choque final, que se producirá en un futuro más o menos cercano.

En mi opinión la colisión ya ha ocurrido, si bien los pasajeros de ambos convoyes aún no nos hemos percatado de tal circunstancia. Estamos en una fase de shock, de conmoción. Una densa polvareda levantada por el duro trompazo sufrido dificulta la visión del escenario resultante. El estridente silencio reinante después del suceso nos impide oir con claridad. Todavía resuenan en nuestras cabezas el sordo estruendo del violento encontronazo padecido. Se percibe de forma irreal, lejana, fantasmagórica, pero persistente. La pesadez del aire que nos envuelve embota nuestros sentidos... Pero el topetazo ya es una realidad. Somos protagonistas de un accidente profusamente anunciado, que podría haberse evitado con un mínimo de buena voluntad. Sin duda era previsible que se produjera, pero es cierto que se ha agravado por las debilidades y carencias mostradas por uno de los conductores, Mariano Rajoy Brey, maquinista jefe al cual se suponían maneras y formas de gran estadista. Prefirió imaginar que ya frenaría el otro, o que cambiaría de vía, o reduciría la velocidad, sin tener en cuenta que Artur Mas, el otro, no podía reconducir una máquina que no le pertenecía, aunque la gobernara. Además, la vía era (y es) propiedad de unos pasajeros (los catalanes) que ya hace tiempo hemos decidido emprender el camino hacia un destino de libertad sin marcha atrás posible, pletóricos de renovada esperanza ante el futuro. Es la reacción lógica a las persistentes, agresivas y ofensivas propuestas que desde la estación central (España) nos han venido anunciando y dispensando durante los interminables y farragosos últimos tres siglos de convivencia en común, la cual puede ser calificada sin exageración alguna como una relación semejante a la de cualquier metrópolis con su explotada y hastiada colonia.

La tecnocracia gobernante en Madrit ha decidido que no debe contemporizar ni negociar nada con Artur Mas, al cual niegan pan, sal y agua. Creen que la asfixia financiera, la deslealtad institucional, el acoso mediático y la presión e intimidación burocrática, política, judicial y policial practicadas, bastarán para que el gobierno catalán y su presidente renuncien a lo que califican como desafío independentista. A mi entender, esta decisión de España descansa en dos supuestos totalmente erróneos. 1º) Creen que el proceso emprendido por Catalunya está inspirado, planificado, dirigido y ejecutado exclusivamente por el presidente de la Generalitat, lo cual es una enorme e increíble equivocación. Y lo que es más grave, se trata de un absoluto, alucinante e interesado disparate. 2º) También suponen que todas las acciones y vesanias que han puesto en marcha contra el gobierno de Artur Mas y la coalición CiU mayoritaria del parlament, así como contra el líder del segundo partido Oriol Junqueras y su formación ERC (en busca de la rendición incondicional de ambos), no tienen incidencia alguna sobre el conjunto de la sociedad y los ciudadanos particulares... Entonces, ¿estas infamias son ajenas a nosotros?. ¿No hemos dado nuestro voto a CiU, ERC, CUP, ICV y a otros para que nos representen?. ¿Acaso no apoyamos con firmeza, convicción y también muy críticamente al presidente y al Gobierno de la Generalitat?. ¿No sufrimos las consecuencias del expolio fiscal y los recortes impuestos al estado de bienestar desde Madrit?. ¿Las imposiciones y humillaciones a la Generalitat no van contra nosotros?. ¡Ja!. ¿No conocen el significado de Generalitat?. Parece que consideran a la mayoría de catalanes como víctimas de los poderes taumatúrgicos de Mas/Junqueras, o como rústicos enajenados por un supuesto adoctrinamiento impuesto a través de la escuela pública utilizando la inmersión lingüística en catalán y la manida manipulación de prensa, radio y televisión catalanas, aderezadas con la inexistente persecución del idioma castellano. Creen que los catalanes carecemos de libre albedrío, de sentido de justicia, de ansias de libertad, que estamos poseídos por la desmesura y sinrazón y somos redomados ignorantes pueblerinos y analfabetos, faltos de emociones, sentimientos y empatía. Y como por lo visto no comemos, no trabajamos, no enfermamos ni sangramos si nos hieren, no pagamos impuestos y vivimos en una especie de burbuja aislada de las invectivas que lanzan (y las perniciosas influencias que ejercen) los innumerables medios de comunicación cavernarios, todo lo que el Gobierno de España hace, dice o decide contra Catalunya y contra Mas, los catalanes estamos obligados a acatarlo y mostrar infinita gratitud por la compresión que muestran los amos. ¡Debemos dar gracias a bwana por salvarnos de nosotros mismos...!. Es por esta absurda razón que el Madrit oficial y secular ha llegado a la conclusión que eliminando a Mas, se acabó la independencia. O como afirma del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón: "Mas no verá jamás un Estado catalán". ¿Le augura el ministro de Justicia al señor Mas tal vez un final similar al sufrido en 1940 por el presidente mártir, M.H.S. Lluis Companys i Jover?.

Si las intenciones del gobierno español consisten en lograr que Mas sea eliminado de la ecuación independentista para reconducir el proceso catalán hacia tesis más favorables a España, el gobierno central persiste en el error machaconamente. Y además comete una terrible injusticia. ¿Como hacer entender a quien no quiere entender?. Somos la inmensa mayoría de catalanes los que deseamos votar en un referéndum de autodeterminación. Más del 80% de votantes catalanes. ¿Tanto cuesta aceptar que la gran mayoría de ciudadanos ya hemos tomado partido a favor de la independencia de Catalunya?. Alrededor del 60%, según las encuestas. ¿Porqué no admiten que lo calificado como desafío independentista está impulsado y es exigido por la auténtica sociedad civil catalana del siglo XXI?. Es un impulso general y transversal inequívocamente ciudadano. ¿Tan difícil de asimilar es que ni la Santa Alianza, ni el Foro Puente Aéreo, ni la caverna mediática, ni siquiera el palco del Bernabeu podrán doblegar la voluntad de los ciudadanos de Catalunya?. Los catalanes creemos en la democracia sin matices, sentimos estar en posesión de la legitimidad política y social y lo que es más importante, tenemos la firme voluntad de alcanzar la plena soberanía de nuestra nación. Será así en defensa de nuestra cultura, siempre amenazada por España. También a causa del acoso judicial y político sobre el idioma catalán. Y del expolio fiscal, ya insostenible. O de los reiterados incumplimientos en materia de infraestructuras. Y por las disparatadas y peligrosas decisiones económicas adoptadas por el gobierno de España, contra los ciudadanos de a pie... Después de trescientos años de renuncias, decepciones y desencuentros, tenemos derecho a la plena libertad e independencia de Catalunya. La estulticia de Rajoy y compañía no evitarán lo inevitable.

Bien. En resumen, el choque de trenes ya ha ocurrido. El gobierno español y el Partido Popular hace días que han iniciado las hostilidades. La intimidación, la extorsión, meter miedo, amenazas, desconsideración y falta de respeto, insultos y mil falacias, son utilizados con absoluto desparpajo contra Catalunya. Es decir, contra los catalanes. Madrit exige la rendición sin condiciones... Pero, ¿Y Catalunya?. ¿Como debe reaccionar ante el agresivo envite nacionalista español?... Pues como nos ha enseñado Mariano Rajoy Brey, el impasible. Con tranquilidad y sangre fría. Sin pausas, con persistencia, pero también con una cierta urgencia. Y haciendo oídos sordos ante el vocerío desatado en la España inmemorial. Los soberanistas catalanes debemos asumir que España jamás negociará la celebración de un referéndum, porque no cabe en la Constitución. Catalunya ya está sufriendo las consecuencias de la mezquindad y el estrangulamiento económico y fiscal que practica España. Se incrementa la aprobación de leyes hostiles contra el idioma catalán, contra la escuela pública o por ejemplo, contra el comercio minorista autóctono mediante la amenazadora ley de unidad de mercado que entre otras cosas pretende imponer el fracasado modelo comercial madrileño a todo el Estado. Incluso las reglas del protocolo son utilizadas como arma de humillación y sometimiento, para ser impuestas sobre la dignidad de Catalunya y de sus instituciones...

Ante todo ello, no cabe otra alternativa para los catalanes que acelerar el paso hacia la independencia. Debemos ser conscientes que ya es hora de iniciar la desobediencia civil. Pacíficamente, pero con contundencia. La legalidad española ya no nos sirve. En consecuencia, nuestros políticos deben debatir y aprobar en el Parlamento catalán, los instrumentos de estado necesarios para facilitar la gobernación de Catalunya, al margen de España. Debe instituirse la representatividad exclusiva de la plena soberanía de los catalanes en el Parlament. Deben aprobarse y ser plenamente operativas la agencia tributaria, el banco público, la tesorería de seguridad social y cuantas instituciones sean necesarias para el buen funcionamiento de la plena soberanía, de próxima asunción. Así mismo, es prioritario que se nombre el representante de asuntos exteriores, para iniciar los contactos oficiales con gobiernos e instituciones internacionales, al objeto de establecer relaciones diplomáticas con todos ellos. Por parte de los ciudadanos, debemos proseguir nuestras acciones en favor de la Generalitat y del Parlament reconociendo a nuestros diputados como únicos depositarios de la soberanía popular. Como parece imposible que España negocie con Catalunya la celebración de un referéndum de autodeterminación, debemos iniciar el desacato a las leyes e instituciones españolas. Deberemos empezar a pagar todos nuestros impuestos y cotizaciones sociales a las agencias catalanas. Asimismo, la desobediencia civil debe extenderse a la legislación educativa, sanitaria, fiscal, comercial, laboral, judicial, policial, etc... impuestas por España, en todas aquellas cuestiones que entren en contradicción con la soberanía catalana. La declaración de plena soberanía de Catalunya deberá ser refrendada a las pocas semanas mediante una consulta decisoria que cuente con la supervisión y control de observadores internacionales que velen por la pureza democrática del proceso. Y al final, la independencia. Cuando Catalunya alcance la independencia, España deberá aceptar iniciar las negociaciones necesarias para el justo reparto de activos (y pasivos) entre ambas naciones. Y por supuesto, caso de que se niegue, Catalunya deberá anunciar al Mundo que no asume ni una mínima parte de la deuda pública avalada por el Reino de España....

Señor Mariano Rajoy Brey, presidente del Gobierno de España y del Partido Popular: ¿Es esto lo que pretende conseguir con su necia y antidemocrática actitud?. ¿Acaso ha propiciado el choque de trenes para justificar una ocupación policial o incluso militar de Catalunya?. ¿Para aplicar implacablemente la pétrea Constitución española sobre los cansados y doloridos hombros de los catalanes, que ya hemos abjurado de ella?. ¿Para ajusticiar al legítimo presidente de la Generalitat y a sus consejeros?. Si quisiera utilizar la fuerza bruta para impedir la plena soberanía de los catalanes, vaya preparando a sus gobernados para sufrir un largo y tenebroso invierno colmado de hambre, frío y enfermedades, que acentuarán la crisis económica, política y social de España. Se esfumarán tanto la luz al final de túnel como los incipientes brotes verdes. El coste económico, social y político de su estupidez será tan oneroso para España y los españoles que tendrá Vd. que salir de su país volando en globo. Y será así a causa de este absurdo proceder obstinadamente antidemocrático defendido por Vd., de no permitir a los catalanes la celebración de un simple, democrático y limpio referéndum de autodeterminación... Un verdadero desastre para España y una auténtica pena para los españoles, ya que a pesar de todo no logrará evitar lo inevitable: La independencia de Catalunya.




divendres, 18 d’octubre del 2013

¿QUIERE QUE CATALUNYA SEA UNA NACIÓN INDEPENDIENTE DE ESPAÑA?. ¿SI O NO?.

La cólera, la impotencia y el enojo son la principal causa de la desesperación que altera el ánimo del unionismo español. Este es el caso de Josep Antoni Duran i Lleida. Acaba de advertir al presidente del Gobierno Mariano Rajoy, que si no da respuesta política a las demandas de soberanía formuladas por la sociedad catalana de forma tan nítida y mayoritaria, algunos en el Parlamento de Catalunya acabarán declarando unilateralmente la independencia.

Don Mariano Rajoy Brey, de profesión registrador de la propiedad y actualmente presidente del Gobierno de España es un político tan parsimonioso -cachazudo- en la toma de decisiones, que no es descabellado afirmar que resulta el arquetipo del perfecto inmovilista. No suele ser partidario de mostrar resolución para afrontar los múltiples problemas que surgen durante la gobernanza de un país. Ni siquiera se muestra excesivamente acertado en sus análisis políticos. Le basta con dejar sin respuestas o sin tomar ningún tipo de determinación cualquier asunto que pudiera resultar complicado, o molesto, o engorroso, o incordiante... Dejar pasar el tiempo es su divisa, pues el tiempo lo cura todo. Para desgracia de los inmovilistas españoles en general y del señor Rajoy en particular, los ciudadanos catalanes, además de sentimentales y emotivos somos también más pragmáticos, más reflexivos y ahora menos pacientes. Hemos iniciado un camino que no abandonaremos bajo ninguna circunstancia ni presión. En nuestra opinión (la mayoritaria entre los catalanes), nada positivo o beneficioso puede esperarse del Gobierno de Madrit y aledaños, especialmente por parte del Partido Popular. Al contrario. El ejecutivo español siguiendo el tempo rajoniano parece que ha decidido, utilizando continuas y etéreas apelaciones (meramente formales) al diálogo y acuerdos, que la única forma que tiene España de retener para sí a Catalunya es no hacer absolutamente nada. O lo que es lo mismo, propiciar la confrontación a base de dar reiteradas respuestas negativas, acompañadas por agresivos garrotazos constitucionales, a cualquier propuesta del enemigo, en este caso del unionismo catalán. No dar, no hacer nada; no mover ficha. Eso sí, hablar por hablar sin limitación de ningún tipo y por supuesto, sin resultados ni consecuencias constatables.

La peculiar manera de administrar las formas y los tiempos políticos del actual Gobierno presidido por Rajoy es lo que provoca la desesperación del unionismo. La última decisión adoptada por el ejecutivo central consiste en incluir el importe del plan de proveedores en el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), lo cual rebaja en 1.700 millones de euros la aportación inicialmente prevista para Catalunya. Casualmente, este importe equivale al aprobado por el ministro Montoro en concepto de flexibilización del objetivo de déficit para Catalunya (que pasó del 0,7% al 1,58%), de tal forma que lo permitido hace escasas semanas, Madrit lo modifica a la baja al poco tiempo, cambiando las reglas del juego a su antojo y capricho y según sus intereses. Las consecuencias de este inaudito y desleal malabarismo financiero son provocar nuevos retrasos en los plazos de pago a los proveedores de la Generalitat. Este nuevo fraude gubernamental debe sumarse a los 9.376 millones de euros de morosidad que el Estado español mantiene con Catalunya. Es decir, contra todos los ciudadanos catalanes: 5.748 millones en infraestructuras comprometidas y no realizadas, 673 millones en reducción de ingresos finalistas procedentes del Estado (por ejemplo en dependencia), 1.715 millones importe de las medidas estatales que debe asumir la Generalitat porque el gobierno español no las ha dotado económicamente, y 1.240 millones por decisiones gubernamentales que suponen una disminución de ingresos (suspensión de medidas fiscales y tasa impuestas por la Generalitat, recurridas por el Gobierno de España ante el TC y no compensadas). A estas cifras cabría añadir el incremento del IVA e Impuestos especiales (impuestos participados por las comunidades autónomas) aprobados por el gobierno central y que se niega a compartir. Asciende a unos 1.000 millones en el caso catalán.Téngase en cuenta que (además) el déficit fiscal de Catalunya respecto España equivale cada año al 8/10% del PIB catalán.

Las deslealtades del Gobierno de España con Catalunya ya forman parte de la tradición y de la historia peninsular. Existe una sentencia firme del TC desde 1994 favorable a la Generalitat, respecto las competencias en materia de becas. El reiterado incumplimiento de acatar la sentencia por parte del Gobierno español significa que durante los últimos veinte años, se han perdido (para los estudiantes catalanes) 120.000 becas. De igual forma, el Estado se reserva para sí el importe asignado por los ciudadanos en la casilla de la Iglesia y fines sociales de la Declaración de Renta, a pesar que el TC ha resuelto que la gestión de la recaudación corresponde al gobierno de la Generalitat (a cada autonomía). También pasa con las competencias y recursos de las políticas activas de empleo, o las dotaciones estatales dedicadas a cultura, que para Catalunya significan una disminución hasta del 46%, etc... Una interminable lista de agravios, deslealtades, discriminaciones y manifiesta ruindad. No solo en asuntos económicos o financieros; también en materia cultural (siempre en beneficio de las instituciones madrileñas), educativas, lingüísticas y legislativas (por ejemplo, la ley Wert), judiciales (Tribunal Constitucional y Supremo, Audiencia Nacional, Consejo General del Poder Judicial), Fiscalía General (fiscales de confianza de Sánchez-Camacho o cercanos a los populares), policía española partidista (utilizada para atacar a personalidades -Mas, Pujol- y partidos políticos -abertzales-, o para filtrar informes falsos -UDEF-), etc...

La lealtad de España con Catalunya se ha esfumado ya hace mucho tiempo. Ha sido sustituida por la confrontación y las amenazas. Por la desconfianza mutua. En tales circunstancias, es comprensible que los unionistas como el señor Duran i Lleida sientan una gran desazón. Proponen diálogo y pactos y se encuentran con elocuentes silencios o estridentes amenazas. Plantean terceras vías y el gobierno central hace descarrilar sus esperanzas, desmontando las vías por las que discurre un tren cargado de vanas e imposibles ilusiones. Abogan por la moderación y mesura y a cambio reciben como respuesta (si la hay) la más rotunda de las negativas, cuando no sonoros portazos en las narices. En consecuencia, la angustia unionista no cesa de aumentar. El Estado no quiere negociación ni pacto, quiere sumisión, rendición y acatamiento. Y los anhelos de millones de catalanes los reduce a simples desvaríos de un puñado de políticos enloquecidos e iluminados y además nazis, llegando a considerar a los ciudadanos como memos, sectarios y adoctrinados

Tan comprensible es el abatimiento que sufren los unionistas catalanes, como es la firmeza, confianza y determinación de los soberanistas. El independentismo no cesa de crecer entre la ciudadanía catalana. A cada triquiñuela financiera de Madrit, a cada injusticia y humillación del TC o de la justicia castellana, a cada ley españolizadora y recentralizadora, a cada insulto, amenaza o falta de respeto contra Catalunya (contra los catalanes), aumentan las ansias de la independencia.... ¿Es así como se gestiona un conflicto entre dos naciones?. Rotundamente, no. La actitud del Gobierno Rajoy solo profundiza la sima abierta entre Catalunya y España. En cualquier caso, la victoria será para Catalunya, puesto que la democracia, la legitimidad, el pacifismo y la esperanza son el Norte y Guía que motiva a los catalanes.... Puede que España evite un referéndum de autodeterminación utilizando su constitución como si fuera un bate de béisbol. Tal vez lleve entre rejas al Gobierno catalán en pleno e ilegalice a los partidos soberanistas, utilizando la justicia española. Quizás con la fuerza bruta, con la violencia pura y dura, intenten aplastar las ilusiones catalanas. Pero, ¿qué precio deberá pagar por su estupidez?. Será el fin de España como sociedad democrática y civilizada. Su economía se derrumbará estrepitosamente, pues el coste social y financiero de retener a Catalunya será insostenible. Y el prestigio internacional del Reino de España dejará de existir. España será un estado paria y despreciable, como en su día fue Servia, o la URSS. Y Catalunya y los catalanes seguirán en el mismo lugar, con los mismos anhelos. Resistiendo, como en tiempos de Franco o de la dictadura de Primo de Rivera. Como hemos hecho durante trescientos años... Incansables, persistentes, irreductibles. Catalunya subsistirá. Y el problema catalán solo se aplazará un breve periodo de tiempo, para resurgir con renovado ímpetu...

¿No sería más fácil aprovechar la democracia para resolver civilizadamente el conflicto planteado entre Catalunya y España?. ¿Porqué no preguntar a los catalanes qué queremos para nuestro país?. ¿Quiere que Catalunya sea una nación independiente de España?. ¿Si o no?.




divendres, 11 d’octubre del 2013

EL IGNOMINIOSO GOBIERNO "POPULAR".

A unos 20 km. de la costa sur de Catalunya, mar adentro frente al delta del Ebro, existe un antiguo yacimiento de petróleo ya agotado, que se pretende utilizar como depósito de gas. La empresa titular de la explotación, Escal UGS está participada en un 66,67% por ACS, de Florentino Pérez. El nombre del proyecto: Castor. Hacia 2007 el proyecto Castor inició su andadura solicitando los correspondientes permisos a la Generalitat de Catalunya para instalar la planta terrestre en Alcanar. A la vista de las exigencias del gobierno catalán, Escal, alarmada, procedió a utilizar sus influencias (el palco del Bernabeu se puso en acción) ante el gobierno socialista de Madrid que acabarían culminando con la reubicación (en realidad, reasignación) del antiguo yacimiento petrolífero situándolo cartográficamente frente a las costas de Vinaroz, al norte del País Valenciano. Por arte de magia, Castor pasó a ser un proyecto enclavado en aguas territoriales de Castellón (año 2010) y consecuentemente, la planta en tierra firme se construyó en el País Valenciano, concretamente en Vinaroz. Esto sirvió para que se allanara el camino burocrático y desapareciera la necesidad de hacer exhaustivos estudios sismológicos, como había requerido el gobierno catalán. El proyecto Castor fue aprobado sin demasiadas exigencias ya que el ejecutivo valenciano, en manos del Partido Popular, es mucho más liberal -léase laxo- que el catalán en materia medioambiental. El verano de 2013 comenzó la inyección de gas en el viejo depósito y con ello, ¡oh, sorpresa!, se desencadenaron una cadena de seísmos (más de 500) de baja y media intensidad (hasta 3 y 4 grados), que han provocado la lógica alarma entre la población del sur de Catalunya y norte de Valencia. Como había puesto de relieve en su día la antigua empresa explotadora del yacimiento submarino (Shell), ocurrió así porque se halla situado sobre una falla geológica y como era previsible, la inyección de gas ha provocado una reactivación de la misma.

Es habitual en el Gobierno de España la manipulación informativa, cuanto no la simple ocultación de la realidad. No es extraño que Escal haya optado por informar sesgada y rácanamente a los afectados. Así ha procedido con el gobierno valenciano, los ayuntamientos de Castellón afectados y la población de esa comunidad. A la Generalitat catalana, a los consistorios de Tarragona directamente concernidos y a los ciudadanos del delta, Castor no ha informado nada de nada, pues sus protocolos de actuación no lo contemplan. Por lo que parece, los temblores de tierra no traspasan los límites entre las dos comunidades, por tanto no afectan a los ciudadanos catalanes ni a sus trémulos hogares. En cuanto a las explicaciones ofrecidas por el Gobierno de España a la Generalitat de Catalunya han sido tan parcas y fútiles que el ejecutivo catalán ha decidido demandar judicialmente al español para que la justicia ampare el derecho a la información exhaustiva y veraz que el Govern precisa, en calidad de único responsable de protección civil y que la penuria informativa a que está sometido impide ejercer con normalidad y mínima eficacia.

El lector no debe concluir que esta denuncia no es más que la habitual dosis de victimismo atribuido sistemáticamente al catalanismo. No es victimismo, pues no se pretende obtener ningún beneficio económico ni político para nadie. Al contrario, como diría Rajoy, "es injusto que no se informe a los ciudadanos de la verdad, de verdad" (inefable frase pronunciada por el presidente en el senado español el día 8 de octubre de 2013). El extraño (y peligroso) proceder del Gobierno de España en connivencia con Escal no es más que la constatación que los intereses y derechos de los catalanes importan un pimiento a la España popular. En efecto, ¿para que informar a las autoridades catalanas sobre la situación creada en otra comunidad, si Catalunya quiere separarse?. Es una pregunta parecida a la que debe formularse como consecuencia de las victimistas reclamaciones catalanas provocadas ante la aprobación del proyecto de presupuestos generales del Estado y que incrementa la discriminación (como siempre) en inversiones públicas para Catalunya (la inversión en Catalunya es la mitad de la media del resto de comunidades). ¿Para que invertir en Catalunya si se independizarán próximamente?.... Incluso la Santa Alianza barcelonesa se muestra impotente ante el proceder del Gobierno de Rajoy. El Gobierno de España, a base de una peculiar voluntad de diálogo y entendimiento a la cual continuamente apela, está dinamitando las escasas y frágiles pasarelas que tan desesperadamente tiende el unionismo autóctono con España, para intentar abortar el proceso soberanista emprendido por la sociedad catalana de forma tan abrumadoramente imparable.

Repito, no se trata de victimismo catalán. Es hartazgo. Es asco ante tanta mezquindad gubernamental. A esta España popular no le importa nada que los habitantes del Delta del Ebro estén en tensión y asustados a causa de los terremotos provocados por el indisimulado y avasallador despotismo practicado contra ellos por el Gobierno de Madrid. Y este temor se está transformando en indignación y furia. No es victimismo, es repugnancia ante la ruindad mostrada por el Gobierno de España y los poderes fácticos madrileños. Rajoy sabe que para recortar en inversiones siempre puede hacerlo preferentemente sobre intereses y necesidades de Catalunya. También cuenta con nosotros para aguantar estoicamente terremotos. O para proyectar sus frustraciones e incluso su odio lingüístico y por ello acosar judicial y políticamente una lengua, la catalana; y es así tanto en el País Valenciano, como en Baleares, Catalunya y la Franja de Aragón; promulga e impone decretos (Fabra, Bauza) que limitan o postergan su uso; aprueba leyes (Wert) que potencian y hegemonizan (aún más) el castellano a costa del catalán; o se inventan idiomas nuevos (Rudi) como el lapao para ocultar la realidad lingüística de un territorio catalanoparlante. En definitiva, todo vale para humillar y vilipendiar a los catalanes que solo pretendemos servirnos de la democracia en paz y libertad para decidir el futuro de nuestra nación: la independencia.

Los ciudadanos de este país, Catalunya, exigimos justicia, respeto, libertad y paz. Pero con España es imposible. Para el nacionalismo español que ahora gobierna, domina y monopoliza el Estado, los catalanes siempre seremos insolidarios, egoístas, desleales y victimistas. En su opinión, incluso somos anticonstitucionales. Catalunya siempre será objeto de los abusos e imposiciones del estado depredador que rige los destinos peninsulares. El castellanismo cutre y anticuado propio de hidalgos altivos y altaneros se ha adueñado del Estado español. Y Catalunya (los catalanes) molestamos a los nacionalistas españoles, desde hace por lo menos tres siglos. Si se provocan terremotos, nos tenemos que aguantar. Si necesitamos ferrocarriles, autopistas, carreteras, escuelas u hospitales, nos los tenemos que (re)pagar nosotros. Si pedimos el cese del expolio fiscal a que estamos sometidos, se confeccionan las correspondientes balanzas fiscales que demuestren que Catalunya recibe más que lo que aporta en solidaridad, sanseacabó. ¡A callar!. Ahora y siempre... No debemos olvidar que España tiene técnicos y burócratas capaces de aprobar depósitos de gas subterráneos sobre fallas inestables, sin que se necesiten estudios e informes geológicos de ningún tipo para poder ser explotados con total impunidad. ¿Como no serán capaces de confeccionar balanzas fiscales que nieguen la evidencia del expolio?. ¡Si el mismísimo ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se permite afirmar (en el Congreso) que los salarios no están bajando sino creciendo!. Eso sí, reconoce que el aumento es moderado.... ¡Todo mentira!. ¡Puro cinismo y desfachatez!. Una auténtica provocación... Y si todo ello no fuera suficiente, los ultra-derechistas españoles organizan aquelarres catalanofóbicos para recaudar fondos y unas docenas de patriotas voluntarios entre sus prosélitos, mientras alquilan varias docenas de autobuses y se disponen a la reconquista de Catalunya a sangre y fuego, el próximo 12 de octubre, día de la raza en versión franquista.

Hartazgo, asco, repugnancia e indignación. Estas son las consecuencias de la actuación del Gobierno popular y su cómplice necesario, el Partido Popular, para los catalanes.... Por cierto, si el Estado español no quiere justificarse por la ineptitud demostrada que provoca terremotos, que así lo haga. Si pretende difuminar torticeramente el expolio fiscal a que someten a los catalanes, adelante. Si le apetece recortar inversiones y estado de bienestar a Catalunya, no importa. Si prefiere imponer la promoción y utilización forzosa del castellano a costa del catalán, perfecto. Si desea construir submarinos que no flotan, AVE's sin pasajeros o aeropuertos sin aviones, es su elección. Si quiere ser tolerante y comprensivo con el franquismo, es su problema... Puesto que Catalunya gozará de la independencia más pronto que tarde y lo que haga el Estado español, a los catalanes también nos acabará importando un pimiento. Porque no hará nada de lo anteriormente descrito con nuestros impuestos. Ni con nuestro trabajo. No logrará hurtarnos nuestra esperanza por un futuro de paz y mayor prosperidad. Ya no podrá seguir abusando de los catalanes. Después de conseguirse la libertad de Catalunya... ¡incluso es posible que mejoren las relaciones entre ambas naciones!.