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divendres, 1 de novembre del 2013

YO TEMO A "ESTOS" MODERADOS.

Retomar el diálogo (de sordos) entre Catalunya y España. Invocar moderación (a los intransigentes). Apelar a la renuncia (de los catalanes). Implorar auxilio (desesperadamente) a la España popular y socialista. Profetizar la caída de las diez plagas bíblicas sobre una Catalunya independiente, lo cual hasta la fecha ha sido patrimonio exclusivo del Egipto de los faraones. El unionismo, tan bien representado por Duran i Lleida en particular y por el Foro Puente Aéreo en general, recurren a mil argucias para intentar reventar el proceso soberanista emprendido por centenares de miles de ciudadanos catalanes. Es como si pretendieran que tomara carta de naturaleza el día de la marmota. Repetir una y otra vez los mismos actos y discursos, vacuos y sin sentido. Abandonar principios y esperanzas en busca de una tolerancia impostada. Hacer pedagogía incansablemente a quien no quiere entender, respetar ni reconocer al adversario. Ofrecen y requieren explicaciones, estabilidad y renuncias para alcanzar pactos reiteradamente incumplidos. Y hablar, hablar, hablar hasta la extenuación, sin llegar a ningún resultado razonablemente aceptable.

Los unionistas parece que han tomado conciencia por fin que los catalanes hemos decidido poner en nuestras propias manos el destino político y económico de Catalunya. ¡En buena hora!. Más del 80% de catalanes apoyamos poder votar en un referéndum a favor o en contra de la independencia. De estos, el 59% de los encuestados afirman que votarían a favor de la secesión. Abrumados ante la rotunda claridad manifestada por los ciudadanos, el unionismo españolista insta a entablar un supuesto diálogo, inexistente por el momento, como excusa dilatoria y tabla de salvación ante la cruda realidad que se vislumbra en el inmediato futuro. Previamente al cual exigen que el catalanismo debe renunciar al desafío independentista planteado y que utilice la sensatez y buen juicio (el manido seny catalán), circunstancias que pasan inexcusablemente por el acatamiento y sumisión incondicional a la constitución, leyes, parlamento, partidos nacionales y gobierno, por supuesto de España. Los socialistas proponen modificar la constitución mientras los populares se oponen, incluso a considerarlo. Los progresistas ofertan una relación federal, a la vez que los conservadores acentúan la recentralización del estado. Ambos niegan a Catalunya la soberanía fiscal al modo del País Vasco (concierto económico) en aras del igualitarismo interterritorial, de la peculiar e interminable concepción de solidaridad defendida por España y como desagravio (¿?) para el resto de comunidades autónomas prevenidas ante los supuestos privilegios que disfrutamos los catalanes (¡!). En definitiva, nos invitan a renovar votos de obediencia y fe ciegas en una España tolerante y pactista que nunca ha existido. Exigen sumisión catalana a un Estado dominado por hidalgos petulantes, sordos, intransigentes, prepotentes y autoritarios, que no dudan en apabullar y manipular a sus propios súbditos en beneficio de los poderosos que disfrutan y dominan el cotarro hispano-madrileño. Nos proponen federalismo y terceras vías, mientras votan en las Cortes contra el derecho de autodeterminación, a instancias de UPyD y C's y aprueban leyes ignominiosas como LOMCE o la Ley de Unidad de Mercado. Obligan a la Generalitat a recortar en sanidad, educación, y dependencia para cumplir el objetivo de déficit estatal, al tiempo que algunas comunidades autónomas gobernadas por el PP aprueban rebajas fiscales o subsidios y ayudas familiares, de imposible acceso y asunción para las esquilmadas arcas de Catalunya. Además, utilizan impunemente los servicios de inteligencia para espiar a todo quisque en aras de la seguridad nacional y de la sagrada unidad de la patria, o para inspirar y filtrar informes falsos contra políticos catalanes. Y si el CNI no llega, se sirven de sicarios y periolistos que les hacen el trabajo sucio.

¿Para qué retomar el diálogo con Rajoy, si se niega reiteradamente negociar la celebración del referéndum?. ¿Porqué debemos creer ahora en la aparente conversión federalista de PSOE?. ¿Qué tipo de federalismo propone, el asumido en 1974 que reconocía el derecho de autodeterminación, o el puesto en práctica por Alfonso Guerra y su cepillo, con motivo del fallido Estatuto catalán?. ¿O el confederalismo imposible (mucho más que la independencia) de Duran i Lleida?. ¿Debemos ser tolerantes y comprensivos con los mentirosos, hipócritas y fascistoides, que tanto abundan en el seno de populares y socialistas?. ¿En franquistas reciclados como demócratas de toda la vida?. ¿O tal vez debemos utilizar nuestro seny para hacer pedagogía (inútilmente) ante Guerra, Bono, Sánchez-Camacho, González, Chaves, Rosa Diez, Cañas, Rivera y cien mil más, que se muestran extraordinariamente hostiles, intransigentes y agresivos ante cualquier mínima reivindicación catalana?. ¿Como pueden pedir que confiemos en una justicia (castellana) que antepone por razones puramente ideológicas y políticas la prepotencia monolingüística de veinte familias castellano-parlantes, frente a los derechos de centenares de miles de familias catalano-parlantes?. ¿Porqué debemos dar crédito a unos medios de comunicación y a unos periodistas que, sobre Catalunya y los catalanes, mienten más que hablan y escriben, desinforman, manipulan e insultan con total impunidad?. ¿Porqué debemos negociar sobre la independencia de Catalunya con algunos que dicen que ello es imposible, inimaginable, irreal...?.

A la pregunta formulada en el editorial de La Vanguardia del 27 de octubre, titulado ¿Quién teme a los moderados?, debo confesar que yo temo a estos moderados: Temo al PP y a su lideresa catalana Alicia Sánchez-Camacho, que además de mentir como un bellaco, lo hace también como un aguerrido cosaco, cuando insta a Rajoy a tomar medidas contra Artur Mas si se llega a convocar la consulta. O como cuando conspiró con Método 3 para la eliminación de las pruebas comprometedoras del vergonzoso espionaje ocurrido en La Camarga. Temo a Rajoy y sus silencios y ausencias, a Montoro y su mezquindad y despotismo, a Wert y su sectarismo, a la FAES y su dogmatismo trasnochado y autoritario. Temo al Partido Popular cuando manipula discos duros y destruye pruebas sobre su corrupción y se permite dar lecciones de ética y honradez al resto de mortales, mientras se conocen los múltiples trapicheos, triquiñuelas, trampas y desvergüenzas que se han cocinado dentro de su formación política. Temo a los socialistas y su funambulismo político, sus indefiniciones, sus debilidades y carencias ideológicas, y su secular y anticuado jacobinismo. Temo a la traición que ha hecho al socialismo. Temo a C's y UPyD y su hipocresía, su demagogia, su lerrouxismo y su exacerbado nacionalismo españolista, excluyente y aplastante. Temo a los servicios de inteligencia, capaces de fabricar pruebas falsas y retorcer la verdad para defender la integridad de una nación inacabada y los intereses de las élites dominantes, sin que les tiemble el pulso ni les remuerda la conciencia ante el mal que causan sus acciones a las víctimas (directas o colaterales) que eligen como objetivo. Temo a los políticos incapaces de satisfacer los compromisos adquiridos ante sus electores y de cumplir los pactos alcanzados con los adversarios. Temo a los partidos políticos que utilizan las cloacas del estado en beneficio propio. O en aquellos que se llenan la boca en público con nobles palabras y conceptos, como regeneración, honradez, ética o justicia y en privado son corruptos, deshonestos, inmorales y arbitrarios. Temo a la caverna mediática madrileña y sus mentiras, sus manipulaciones y su falta de ética periodística. Temo a los que pretenden desvirtuar la voluntad ajena y el libre albedrío, pervierten la democracia y se esconden tras el derecho del estado y la constitución para no dar satisfacción a un pueblo que solo pretende votar democráticamente, en libertad y con absoluta legitimidad el futuro soberano de Catalunya, por que no le conviene a esta España colonizada y explotada por este tipo de moderados, tan intolerantes, autoritarios, prepotentes...

¿Quien teme a estos moderados?. Yo. Y por lo menos dos millones de catalanes más. Por que estos moderados son radicales, agresivos, hipócritas, mentirosos y soberbios nacional-españolistas... ¡No nacionalistas, por supuesto!. Como es muy incómodo convivir junto a quien te atemoriza, miente y agrede continuamente, los catalanes hemos decidido vivir nuestra propia vida en paz, justicia y libertad, lejos de estos moderados cada vez más numerosos. Y alcanzaremos la plena soberanía de Catalunya a pesar de Duran, Camacho, Rajoy, Rubalcaba, Navarro, Guerra, González, Wert y los cien mil hijos de San Luis que les acompañan, pusilánimes y defensores de un jacobinismo centralista y españolista más propio del siglo XVIII que no del XXI. Después de 300 años, los ciudadanos catalanes alcanzaremos la victoria frente el trasnochado absolutismo castellano. Y por fin, seremos libres.... ¡Gracias a Dios!.

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