La meva llista de blogs

divendres, 19 de febrer del 2021

¿PARA QUÉ SIRVE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA?

En España hay más constitucionalistas que personas humanas. Mejor dicho, en España muchas personas son constitucionalistas antes que humanas. Sobre todo aquellas que se consideran los reyes del mambo y que manejan el cotarro del estado. Entre ellos encontramos periodistas, políticos, el clero, jueces y fiscales, abogados, policías, militares, altos y medios funcionarios del estado o la gente que se sienta en el palco del Bernabeu, health resort oficioso del IBEX 35. Todos estos y una multitud de ciudadanos de a pie creen tener plenas competencias para declarar o no la constitucionalidad de una persona, de una idea o de un acto cualquiera..... Incluso se atreven a decir cómo se han de ejercer los derechos fundamentales -por cierto, amordazados en España-, ya sean sociales o individuales, qué es o no es libertad de expresión y opinión, qué es una manifestación cívica y pacífica que debe prohibirse, quien es arbitrariamente declarado como terrorista y juzgado como tal aunque no lo sea, a quién votar como presidente de la Generalitat, o de qué se puede hablar y qué se puede votar en sede parlamentaria.

En resumen, todo aquello que no contempla el texto recogido dentro de las sagradas escrituras constitucionales es pecado. El hecho que la constitución española sea considerada como las tablas de la ley mosaica hace que, por ejemplo, respirar, pensar o hablar sea anticonstitucional. Que tener ideas y defenderlas pero que no gusten a algunos encendidos constitucionalistas hispanos sea considerado un verdadero anatema condenable por parte de un Tribunal Constitucional investido de poderes sancionadores excepcionales , como si se tratara de la tenebrosa Santa Inquisición medieval, especializada en la caza y tortura de brujas y herejes en pleno siglo XXI.

Cuando se inició la llamada transición de la dictadura a la democracia se optó por redactar una constitución abierta, que admitiera múltiples interpretaciones y que fuera dinámica e inclusiva. Pero no se pensó que el franquismo continuaría vivo después de muerto -como el Cid Campeador- y que estaría dispuesto a reconquistar y ejercer nuevamente y para siempre el poder y los privilegios acaparados durante la dictadura, por lo que aquella esperanzadora constitución en manos del franquismo semper vivens se ha convertido en un texto inamovible, pétreo y cerrado a cualquier tipo de interpretación incluyente y flexible, definitivamente constitucional.....

Lo peor de todo es que el texto constitucional reinterpretado inquisitorialmente tampoco se cumple ni mucho menos por parte de sus encendidos adalides, tal y como está escrito y defienden todos los verdaderos constitucionalistas españoles, que también los hay. Pocos pero hay. Derecho a la vivienda: ¿Qué es eso?. Libertad de expresión: ¿Pero qué dices....?. Derecho de manifestación: "A por ellos, oe". Autodeterminación: ¡No existe!. Tratados internacionales suscritos e integrados en la constitución: ¡Cómo y cuando dé la gana a los pseudo-constitucionalistas!. Reconocimiento de las diversas naciones del estado: "De nación sólo hay una, la española, es decir, la castellana". Principios democráticos: ¡Por supuesto!, siempre que sean los de la democracia orgánica, la buena, la auténtica.....

Esta constitución tan rocosa, tan excluyente y tan castellana basa su solidez en que son el ejército y la represión lo que garantiza en exclusiva la soberanía, la integridad territorial, la defensa del unidad nacional y el ordenamiento constitucional. Un ejército que no tiene manías en confesar que debería fusilar a 26 millones de ciudadanos para defender e imponer manu militare este inamovible y sectario ordenamiento constitucional partidista. Una represión que se ha vuelto en el único argumento que dimana de esta sagrada carta magna. Un apoyo constitucional pero militar, sustentado en la represión y la violencia. Lo cual demuestra, por cierto, su innata debilidad e ilegitimidad.....

En España no hay constitución, hay imposición. Existe represión y falta de estado de derecho. En España no hay tantos constitucionalistas como ellos creen. Por no haber no los hay ni siquiera el Tribunal Constitucional. Los magistrados que lo componen no son más que unos jueces politizados que a menudo ejercen como jueces de guardia valedores del partidismo y las esencias patrioteras más casposas. Por no hablar del Consejo General del Poder Judicial, rebosante de retogrados y carcamales. Todos ellos están infectados por coronavirus del franquismo sociológico que aún impera en este malogrado estado.....

La constitución española la han convertido en una chapuza insoportable. Los supuestos constitucionalistas de medio pelo que señorean por todo el estado la han transformado en un texto absolutamente despreciable. Un texto de bonitas y grandilocuentes palabras, vacías y sin alma.....

¡La Constitución española no sirve para nada!. Definitivamente, ¡es anticonstitucional!.


dimarts, 2 de febrer del 2021

EL JUEGO DE LA OCA Y ESPAÑA.

En España siguen una hoja de ruta bastante curiosa, que podríamos titular como una versión de "El juego de la Oca". Todo el mundo conoce sus reglas y todos saben jugar. Tal vez la jugada más conocida de este juego es aquella que permite que si caes en la casilla donde hay una oca puedes ir a otra oca, saltándose las casillas que hay entre ambas. "De oca a oca y tiro porque me toca", exclama gozosamente el afortunado jugador.

Pues bien, en España la judicatura juega este juego, saltándose no una ni dos casillas, en realidad se las salta todas. De oca a oca y como caen encima de otra oca, saltan a la siguiente. Y así hasta llegar a la meta, sin perder el tiempo en casillas como podrían ser el pozo, el laberinto.... O la calavera, que obliga a volver al principio de la partida. Por supuesto tampoco se entretienen cumpliendo el reglamento del juego, como manda la decencia que debe poseer todo buen jugador. Y como la judicatura va de oca a oca llegan al final de la partida antes que nadie, donde les espera una sentencia ya firmada de antemano, una condena debidamente desproporcionada y la insoslayable prisión para los otros desafortunados jugadores. Es decir, la casilla 56 -la cárcel- para el resto de la humanidad..... ¡Y todo ello sin remordimientos ni manías de ningún tipo!.

En estos momentos el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha tirado los dados y, como era previsible, han ido a parar a una oca. La oca afortunada ha sido aquella que deja sin efecto el decreto de aplazamiento hasta el mes de mayo de las elecciones al Parlament convocadas para el 14F, dado que la pandemia se encuentra descontrolada y peligraría la legitimidad del resultado si la abstención fuera inasumible. Pero como la judicatura española juega con los dados marcados, no sigue el reglamento del juego y hace oídos sordos a los precedentes establecidos por el Tribunal Supremo -que antes no aceptó que un ciudadano particular pudiera impugnar una convocatoria electoral-, ha decidido que en este caso, como siempre, se otorga a sí mismo el derecho de interferir -¡una vez más!- en los asuntos políticos de Cataluña y ha procedido a la anulación del citado decreto de aplazamiento de la fecha -14F- cuando ya se ha iniciado el periodo de campaña electoral.....

Por supuesto, la judicatura española sabe mucho más que nadie sobre la pandemia y de cómo combatirla, más aún que cualquier científico, epidemiólogo o médico que osen contradecirles, puesto que los jueces son como los dioses del Olimpo. Lo saben todo, de todos y nunca se equivocan.

Esto es lo que ocurre cuando las reglas del juego de un supuesto estado de derecho se retuercen impúdicamente para inmiscuirse descaradamente en una decisión política que había logrado el consenso de todas las formaciones políticas catalanas, menos los socialistas. Es decir, la judicatura se implica en la campaña electoral a favor del PSC, ya que no creen que el llamado efecto Illa resista hasta finales de mayo, que es hasta cuando se habían retrasado las elecciones. Por cierto, efecto Illa partidista y propagandístico impulsado por los medios mediáticos afectos al régimen.

El incumplimiento sistemático de la separación de poderes que hace la alta judicatura española -¡incluyendo el TC! -, con total complicidad de la fiscalía y la policía, a estas alturas ya ha merecido la reprobación y corrección de la JUSTICIA europea, mucho más a menudo de lo que cualquier estado medianamente democrático estaría dispuesto a soportar. Pero para muchos españoles Spain is different, especialmente en cuestiones de JUSTICIA pensamos algunos. Y como la judicatura española es indiferente a lo que dice la JUSTICIA que se imparte en Europa, pues pasan olímpicamente de ella y vuelven a tirar los dados para continuar la partida, como si no hubiera pasado nada de nada....

En lugar de una diosa sosteniendo una balanza con los ojos vendados, la justicia española la podemos representar, pues, como un oca. Podríamos decir que este es el verdadero lema de la judicatura castellana: "De oca a oca y tiro porque me toca".

Y al resto de jugadores, que les den.....