En España hay más constitucionalistas que personas humanas. Mejor dicho, en España muchas personas son constitucionalistas antes que humanas. Sobre todo aquellas que se consideran los reyes del mambo y que manejan el cotarro del estado. Entre ellos encontramos periodistas, políticos, el clero, jueces y fiscales, abogados, policías, militares, altos y medios funcionarios del estado o la gente que se sienta en el palco del Bernabeu, health resort oficioso del IBEX 35. Todos estos y una multitud de ciudadanos de a pie creen tener plenas competencias para declarar o no la constitucionalidad de una persona, de una idea o de un acto cualquiera..... Incluso se atreven a decir cómo se han de ejercer los derechos fundamentales -por cierto, amordazados en España-, ya sean sociales o individuales, qué es o no es libertad de expresión y opinión, qué es una manifestación cívica y pacífica que debe prohibirse, quien es arbitrariamente declarado como terrorista y juzgado como tal aunque no lo sea, a quién votar como presidente de la Generalitat, o de qué se puede hablar y qué se puede votar en sede parlamentaria.
En resumen, todo aquello que no contempla el texto recogido dentro de las sagradas escrituras constitucionales es pecado. El hecho que la constitución española sea considerada como las tablas de la ley mosaica hace que, por ejemplo, respirar, pensar o hablar sea anticonstitucional. Que tener ideas y defenderlas pero que no gusten a algunos encendidos constitucionalistas hispanos sea considerado un verdadero anatema condenable por parte de un Tribunal Constitucional investido de poderes sancionadores excepcionales , como si se tratara de la tenebrosa Santa Inquisición medieval, especializada en la caza y tortura de brujas y herejes en pleno siglo XXI.
Cuando se inició la llamada transición de la dictadura a la democracia se optó por redactar una constitución abierta, que admitiera múltiples interpretaciones y que fuera dinámica e inclusiva. Pero no se pensó que el franquismo continuaría vivo después de muerto -como el Cid Campeador- y que estaría dispuesto a reconquistar y ejercer nuevamente y para siempre el poder y los privilegios acaparados durante la dictadura, por lo que aquella esperanzadora constitución en manos del franquismo semper vivens se ha convertido en un texto inamovible, pétreo y cerrado a cualquier tipo de interpretación incluyente y flexible, definitivamente constitucional.....
Lo peor de todo es que el texto constitucional reinterpretado inquisitorialmente tampoco se cumple ni mucho menos por parte de sus encendidos adalides, tal y como está escrito y defienden todos los verdaderos constitucionalistas españoles, que también los hay. Pocos pero hay. Derecho a la vivienda: ¿Qué es eso?. Libertad de expresión: ¿Pero qué dices....?. Derecho de manifestación: "A por ellos, oe". Autodeterminación: ¡No existe!. Tratados internacionales suscritos e integrados en la constitución: ¡Cómo y cuando dé la gana a los pseudo-constitucionalistas!. Reconocimiento de las diversas naciones del estado: "De nación sólo hay una, la española, es decir, la castellana". Principios democráticos: ¡Por supuesto!, siempre que sean los de la democracia orgánica, la buena, la auténtica.....
Esta constitución tan rocosa, tan excluyente y tan castellana basa su solidez en que son el ejército y la represión lo que garantiza en exclusiva la soberanía, la integridad territorial, la defensa del unidad nacional y el ordenamiento constitucional. Un ejército que no tiene manías en confesar que debería fusilar a 26 millones de ciudadanos para defender e imponer manu militare este inamovible y sectario ordenamiento constitucional partidista. Una represión que se ha vuelto en el único argumento que dimana de esta sagrada carta magna. Un apoyo constitucional pero militar, sustentado en la represión y la violencia. Lo cual demuestra, por cierto, su innata debilidad e ilegitimidad.....
En España no hay constitución, hay imposición. Existe represión y falta de estado de derecho. En España no hay tantos constitucionalistas como ellos creen. Por no haber no los hay ni siquiera el Tribunal Constitucional. Los magistrados que lo componen no son más que unos jueces politizados que a menudo ejercen como jueces de guardia valedores del partidismo y las esencias patrioteras más casposas. Por no hablar del Consejo General del Poder Judicial, rebosante de retogrados y carcamales. Todos ellos están infectados por coronavirus del franquismo sociológico que aún impera en este malogrado estado.....
La constitución española la han convertido en una chapuza insoportable. Los supuestos constitucionalistas de medio pelo que señorean por todo el estado la han transformado en un texto absolutamente despreciable. Un texto de bonitas y grandilocuentes palabras, vacías y sin alma.....
¡La Constitución española no sirve para nada!. Definitivamente, ¡es anticonstitucional!.
Basta con analizar un poquito lo que dice
ResponEliminadejando a un lado ese trapo que tapa tantos ojos