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dissabte, 2 de febrer del 2019

RESPUESTA AL ATURDIMIENTO INDEPENDENTISTA.

El independentismo está aturdido. Todo apunta a que hemos caído en la trampa que nos ha tendido el Estado. Nos estamos olvidando de hacer efectiva la República mientras los partidos -todos, independentistas y unionistas- están más preocupados en como se desarrollará el juicio farsa contra presos y exiliados políticos catalanes que no en hacer efectiva -los unionistas para acabarla de rematar- la rotunda victoria que alcanzó el independentismo el 1 de octubre del año 2017.

Todos sabemos como acabará este esperpéntico juicio. La condena está más que dictada y la sentencia firmada y rubricada desde hace muchos meses. Ahora lo fiamos todo en la previsible revisión que deberá hacer la justícia europea en Estrasburgo, de aquí a unos cuantos años. Entretanto, confiamos en poner en evidencia la actuación groseramente ilegítima de los instructores Pablo Llarena del Supremo y Carmen Lamela de la Audiencia Nacional -el antiguo TOP-, encargados el uno del relato contra el gobierno de la Generalitat y la otra de la farsa contra el mayor Trapero y la cúpula de los Mossos de Esquadra, siendo ambos hidalgos auténticos inquisidores reales adscritos a la alta judicatura española. También pondremos en evidencia el encarnizamiento de la fiscalía, la rabia y el odio de las acusaciones -VOX y la abogacía del Estado-, el encabritamiento del tribunal y los jueces que los juzgaran -son arte y parte del proceso político y actuarán en calidad de salvadores de la sagrada unidad de la patria-, también denunciaremos la exageración y desproporción de las penas que sin duda impondrán y las mentiras y manipulaciones recogidas en los atestados inventados por la Guardia Civil en calidad de policía judicial, debidamente afinados por la fiscalía general del reino.

A su vez, los nacional-unionistas querrán demostrar lo indemostrable. Violencia, rebelión, sedición y/o conspiración -según convenga-, malversación, desobediencia, pertenencia a banda armada, etc.... Todo esto querrán probar aunque no les hace ninguna falta hacerlo puesto que ya todo está decidido. Por este motivo se han esmerado en vestir un relato absolutamente falso y malintencionado. Una auténtica fábula cogida con pinzas, mal zurcida, manipulando la letra de la ley e ignorando el espíritu de la misma. Una fábula cargada de odio y sed de venganza, aplastando derechos y presunciones de inocencia..... En definitiva, ¡un grotesco disparate!. Y como sea que la sentencia ya está dictada, creen que así darán el preceptivo tiro de gracia que merece el independentismo. La judicatura española posee un curriculum vitae suficientemente extenso y penoso como para desconfiar con sobrado fundamento sobre su imparcialidad y evanescentes principios democráticos que ficticiamente ostenta para impartir Justicia. Recordemos la sentencia sobre la manada, el malabarismo efectuado sobre la sentencia de la banca, por supuesto a su favor, el nombramiento ful del presidente del Consejo General del Poder Judicial, la monstruosidad dictada contra los condenados de Altsasu -¡una pelea de bar entre dos bandos de jóvenes clientes, uno de ellos integrado por beneméritos fuera de servicio!-, juzgada como terrorismo, la persecución de titiriteros, raperos y cómicos, el acoso y persecución de cargos públicos electos soberanistas -¡o no!-, la impunidad respaldada judicialmente ante la violencia policial desplegada el uno de octubre, las maniobras dilatorias del Tribunal Constitucional en la resolución de los conflictos planteados por los independentistas, los abusos policiales al efectuar detenciones sin orden judicial, con nocturnidad y embozados como vulgares delincuentes, las amenazas y razzias impunes de los comandos de extrema derecha en toda Catalunya, respaldados por PP, C's y VOX, las interferencias recíprocas entre el poder político y el judicial..... Y ahora, la farsa de los juicios contra políticos catalanes y la causa general contra el independentismo.

¡Es la canción de nunca acabar!. Aunque este musical ya lo hemos escuchado y visto antes. Y por lo visto continuaremos disfrutando de él durante mucho tiempo.....

Esta especie de españolada propia del tardo-franquismo tiene una segunda parte aún más inverosímil. Mientras dure el proceso y después de hacerse pública la sentencia todo girará alrededor de la magnanimidad del Estado español. Se hablará de rebajar las penas impuestas, de indultos, de amnistía, de pasar página, de hacer aquello que sí interesa a la gente, de recuperar el buen juicio, de dialogar y pactar un nuevo encaje de Catalunya dentro de España, de un nuevo estatuto de autonomía y nuevo sistema de financiación -¡ahora sí que serán los buenos y definitivos!-, así como de improbables por imposibles reformas constitucionales. Y presionaran hasta la extenuación -¡harán auténtico chantaje!- para que los presos y exiliados políticos abdiquen de sus ideas y a la unilateralidad, que obedezcan la Constitución -cuando son ellos los que la incumplen sistemáticamente-, a jueces, fiscales, policía..... Es decir, que los injustamente inculpados levanten las manos, se rindan, renuncien a la República, abracen y se sometan a la Corona y en definitiva se olviden de la independencia. Si se portan bién y se humillan suficientemente ante sus condiciones, el Estado español será generoso y magnánimo y tal vez los libere, siempre que se muestren arrepentidos por la traición cometida a España y sean leales a la pétrea y sagrada Constitución, por supuesto. Y se sometan a esta especie de estado de derecho en hispana quiebra como resulta ser la actual España de Felipe VI, que se parece demasiado a un estado autoritario, unitarista, excluyente y arbitrario como son la Turquia de Erdogan o la Rusia de Putin.

Los independentistas no podemos jugar este juego, con las cartas marcadas y sus espurios reglamento y normas. Hemos de proseguir nuestro camino incansablemente, persistiendo decididamente, con fuerza, serenidad y a la vez contundencia. La libertad de los presos sólo será verdadera si la exigimos desde la República ya proclamada. Hasta entonces, serán rehenes sometidos a las vengativas arbitrariedades castellanas. Los prisioneros y exiliados no pueden ser ni moneda de cambio, ni pueden condicionar la consecución de nuestro objetivo primordial: la independencia. Repito: la mejor manera de conseguir la plena libertad -¡la de todos!- y recuperar los derechos políticos y de ciudadanía sustraídos por España pasa ineludiblemente por re-proclamar la República catalana sin más dilación. No hay otro modo....

Por tanto, para conseguir nuestro hito liberador hemos de paralizar el país ilimitadamente. Hemos de ocupar activamente plazas y calles de todo el país y defendernos pacífica y democráticamente de las agresiones que quieran propinarnos, ya sean desde la extrema derecha o bien de las fuerzas de ocupación represoras. Sin lirios en nuestras manos ni sonrisas en nuestros rostros y dispuestos a la resistencia pacífica y activa al mismo tiempo. Los dos extremismos supuestamente constitucionalistas actuarán con total impunidad, como es habitual en su proceder y por ello tenemos todo el derecho del mundo a la autodefensa, tanto colectiva como individual. También debemos ejecutar un tancament de caixes -cierre de cajas- efectivo y masivo. Tenemos que desobedecer las órdenes de la policía, de la fiscalía y de los jueces españoles puesto que han perdido toda la credibilidad y legitimidad  que tenían entre la ciudadanía catalana y por tanto no merecen el respeto y consideración debida a todo buen servidor público. Ellos no son buenos servidores puesto que nos consideran los enemigos a vencer y aniquilar.....

Por otro lado, en la história del Estado existen numerosos ejemplos de cambios de régimen súbitos y en principio inverosímiles. La Segunda República se consiguió inmediatamente después de una ajustada victoria de las fuerzas republicanas en unas elecciones municipales. Así pues no seria mala idea comenzar la historia de la nueva República Catalana derrotando pacíficamente el régimen monárquico español. Recordemos, herencia directa del dictador Franco y por tanto es imposible poseer más ilegitimidad.

Si conseguimos movilizarnos unas cuantas decenas de miles de catalanes pacíficamente, si la mayoría desobedecemos a los represores y colonizadores, si mostramos nuestra fortaleza sindical, laboral, financiera y económica sin miedo ni miramientos, mediante huelgas y cierre de cajas, habremos ganado la República y la libertad de presos, exiliados y ciudadanos catalanes. ¡De todos!.

Puede que todo lo dicho parezca fácil de decir pero costoso y difícil de ejecutar. Por ello solo con coraje, firmeza y determinación podremos conseguir la anhelada independencia. El resto caerá por su propio peso..... Se trata de aceptar el cumplimiento de la ley de la gravedad. Más inexorable que la injusticia española, ciertamente.