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dimarts, 8 de setembre del 2020

y 2/ "CONFRONTACIÓN INTELIGENTE vs DIÁLOGO INTELIGENTE".

Reconozco que todo lo que seguirá a continuación no es más que un ejercicio teórico hecho sin más intención que permitirme opinar sobre unos conceptos que tienen variadas interpretaciones según quien los cuenta y según quien los escucha. Por tanto, no se trata de un manual de instrucciones a seguir al pie de la letra. Ni siquiera pretenden ser una atrevida propuesta alternativa, sino más bien una descripción subjetiva sobre un escenario bastante complejo, que demanda soluciones a corto y medio plazo. Soluciones, sin embargo, que actualmente no se vislumbran con claridad....

La forma de confrontarnos con más posibilidades de éxito a corto y medio plazo es la unilateralidad. Hacerlo así tiene la ventaja de que no dependes para nada de lo que diga o haga España. Pero también tiene la desventaja de que tienes que estar dispuesto a defender la proclamación de independencia hasta las últimas consecuencias y que necesitas el reconocimiento de otros estados soberanos e independientes, incluso antes que el reconocimiento del estado del que te separas, en este caso, España. En cuanto a la defensa, debe hacerse a partir de la desobediencia mayoritaria y masiva de los ciudadanos, intentando mantener el espíritu pacífico y democrático que nos caracteriza y que hasta ahora hemos utilizado. Así pues una movilización masiva y prolongada en el tiempo se vislumbra como necesaria e insoslayable. Como también es imprescindible utilizar otras herramientas, tales como no pagar impuestos a la Hacienda española, ni las cotizaciones a la Seguridad Social de Madrid, rodear las sedes de las instituciones estatales domiciliadas en Cataluña, ocupar las vías públicas e impedir el tránsito de las fuerzas represivas demostradamente violentas que sin duda intentará desplegar Madrit en Cataluña. Es así cómo se controla el territorio del nuevo estado libre y soberano. En cuanto al reconocimiento internacional, debe ser una tarea soterrada del servicio exterior catalán, utilizando contactos y amistades, afinidades ideológicas y políticas y todas las empatías y simpatías existentes hacia la causa catalana. No es imprescindible que para empezar sea necesario el reconocimiento de muchos estados, aunque sería bueno sumar algunos de los estados con más peso y prestigio regional o internacional. Pocos estados pero que sean pesos medios o pesados ​​dentro del concierto continental y mundial. En cuanto al reconocimiento de las instituciones internacionales, caerá por su propio peso. Es decir, entraremos de la mano de aquellos estados que nos apoyen.

Por tanto, la unilateralidad, unas relaciones exteriores discretas pero intensas y la determinación y fortaleza popular serían claves para alcanzar la plena soberanía de Cataluña.

Lo que no debemos hacer es perder el tiempo pidiendo sentarnos a una mesa de diálogo, convocada sine die, que va retrasándose con mil excusas de mal pagador, según convenga al Gobierno de turno. Tampoco debemos buscar ensanchamientos de la base independentista porque corremos el riesgo de empequeñecer y agotar la ya existente. Ni rehuir la colaboración con otras fuerzas independentistas, ya sean de derechas, de izquierdas o de centro, puesto que las rencillas partidistas nos debilitan política y nacionalmente. Y tampoco debemos retraernos o detenernos por COVID 19 ni por las constantes llamadas subliminales al unidad curativa que lanzan desde Madrid, porque están utilizando la infección para maniatarnos políticamente -¡a todo los ciudadanos del estado!-. Pero por encima de todo debemos negociar y pactar entre todas las fuerzas independentistas una estrategia política, administrativa, económica y social conjuntas para el día siguiente de conseguida la plena soberanía y apoyarla encarnizadamente, si es que de verdad queremos ser libres más pronto que tarde y ejercer la independencia como es debido.

El cuando es lo más difícil de decidir y hacer. Cuanto antes, mejor. Pensamos que todo este proceso de confrontación llamada inteligente puede durar muchos meses y sumando y restando, podemos concluir que ya dura demasiado tiempo. ¡Hace muchos años que estamos luchando!. Así pues, sabemos qué tenemos que hacer y cómo hacerlo. Ahora es un buen momento para comenzar el embate final. Llevamos demasiados meses preocupados por los presos y exiliados políticos pero continúan en el mismo lugar donde están desde octubre del año 17, unos consumiéndose en prisión y otros en Waterloo. Ahora sabemos que esperar una mesa de diálogo con el Gobierno es como esperar que pasen todos los trenes sin que ninguno se detenga en la estación de la negociación. La represión y las arbitrariedades del Estado español no se detienen, sino que van en un in crescendo sostenido, constante, imparable y agobiante.....

Por tanto, ahora es el mejor momento que tenemos para iniciar la última fase de la confrontación inteligente contra el Estado español. No habrá otro tren que nos lleve hacia la independencia que no sea este que pasa volando por delante nuestro.

Aunque sea en marcha, lo debemos coger si o si.....




1/ CONFRONTACIÓN INTELIGENTE vs DIÁLOGO INTELIGENTE".

El presidente Puigdemont ha propuesto a todas las fuerzas independentistas iniciar una confrontación inteligente contra el Estado español como única vía posible para hacer efectiva la independencia de Cataluña, aprovechando la experiencia acumulada en los últimos tiempos y vista la respuesta violenta y vengativa que España ha dado y aún da a las democráticas aspiraciones, deseos y esperanzas de buena parte de los ciudadanos catalanes.

No habían pasado ni unas pocas horas del anuncio y Pere Aragonés, actual vicepresidente circunstancial del gobierno de la Generalitat -el titular virtual sigue siendo Oriol Junqueras-, dio la respuesta habitual a la propuesta del presidente, señalando que también había que sentarse con España con el fin de iniciar un diálogo inteligente, ya que tanto la confrontación como el diálogo deben ser inteligentes.

Pero, ¿qué significa confrontación inteligente?. ¿Y diálogo inteligente?. Esto lo deben aclarar Carles Puigdemont y Pere Aragonés. Me parece, sin embargo, que el presidente lo tiene mucho más claro y lo expone mejor que el vicepresidente. Este reacciona como siempre han hecho los líderes de ERC, matizando y contraponiendose a las ideas que exponen sus compañeros de viaje y a la vez adversarios políticos, se llamen Mas, Puigdemont o Torra. Es la vieja táctica de la contraprogramación. Mas dio una conferencia haciendo propuestas de unidad a todo el independentismo y Junqueras enseguida dio otra haciendo propuestas opuestas. Puigdemont dice confrontación inteligente, Aragonés añade diálogo inteligente. Torra desobedece la JEC y Torrent acata obedientemente por miedo a las amenazas que lanzan desde el Estado. Es lo que los hermanos Marx pedían con reiterada ironía y sarcasmo dentro de una cabina abarrotada de gente: ¡y dos huevos duros!. En definitiva, es una especie de reacción cargada de celos hecha para aguar las propuestas que hacen las otras fuerzas independentistas.

Yo sólo puedo dar mi opinión sobre los conceptos lanzados a la consideración pública por ambos políticos, pero no puedo decir que entienden y quieren decir ellos sobre confrontación y diálogo inteligentes. Por lo tanto, me limitaré a exponer qué pienso yo sobre estas dos propuestas....

De entrada no creo que sea demasiado inteligente pedir diálogo con una de las partes manifiestamente contraria a hablar sobre todo y con todos. El Estado español jamás se ha mostrado partidario en reconocer que los catalanes y Cataluña somos sujetos políticos y por lo tanto, tenemos todo el derecho del mundo a una interlocución bilateral con el Gobierno. Los vascos tienen un trato diferenciado por lo del concierto y derechos históricos y forales pero Cataluña no. Por el contrario, la multilateralidad ha sido la excusa perfecta que ha utilizado Madrid para negarnos cualquier trato diferenciado, no fuera caso que el afán emulador que sufren el resto de autonomías se desatara, puesto que en España invocar o reconocer la diferencia provoca un sarpullido catastrófico generalizado: "si lo pide Cataluña yo també lo quiero". El resultado era y es negarlo a Cataluña para no avivar la envidia de las otras autonomías ..... Siempre nos han metido en el carrito de las comunidades y ciudades autónomas y en las negociaciones multilaterales. No es más que una manera como otra de diluir Cataluña y sus aspiraciones nacionales y financieras en el recurrente café para todos, café por cierto cada vez más aguado y con más poso en el fondo de la taza.

Por lo tanto, diálogo inteligente con un estado que no te reconoce políticamente y que además no detiene la represión política, ni las manipulaciones judiciales y fiscales retorciendo leyes y procedimientos, que atiza la persecución policial contra los independentistas, que te estrangula política y financieramente, que además te aplasta bajo su constitución y tribunales, que mantiene como prisioneros y exiliados políticos a los principales líderes de los partidos independentistas y te quiere aniquilar nacionalmente, este supuesto diálogo con el Estado, después de todo esto, sería como sostener un verdadero diálogo de sordos antes que inteligente. Es una inutil tontería pedirlo. Más que inteligente sería mantener un diálogo de besugos. Las verdaderas negociaciones donde la inteligencia será más necesaria que nunca se producirán cuando se tenga que hablar del reparto de activos y pasivos, después de conseguida la independencia y que Cataluña haya sido reconocida internacionalmente como nuevo estado soberano. Hacerlo antes es una pérdida de tiempo.....

En cambio, encuentro muy buena la idea de la confrontación inteligente. Aunque decirlo hace pensar que la confrontación producida desde hace ya varios años ha sido un desacierto o torpe. ¡Esto no es cierto!. Hasta ahora nos hemos enfrentado a un Estado dispuesto a todo para impedir la independencia. Atestados falsos de la policía y guardia civil, fiscalía afinando o desafinado a gusto del régimen -¡del nuevo pero también del antiguo!-, jueces descaradamente manipuladores y por tanto prevaricadores, cloacas del estado trabajando a destajo, el Gobierno negando el pan y la sal a Cataluña, la prensa cavernaria -madrilenya o barcelonesa, da igual- manipulando a raudales la opinión pública, etc.... Mientras que los catalanes aspiramos a una confrontación política dura pero democrática y leal, Madrid ha reaccionado con furia rabiosa y desesperación incontrolada, reacciones que aniquilan cualquier indicio de racionalidad, lealtad y respeto a los principios democráticos. Si hay algún ejemplo del talante de España hacia Cataluña y los independentistas basta visionar el documental estadounidense titulado "La Estafa de Andorra" que puede verse en https://youtu.be/wrvpawFzC3Y Especialmente el último tercio del documental....

Teniendo en cuenta, pues, este tipo de confrontación irracional mantenida por parte del Estado español, es una buena idea continuar enfrentándonos a él racionalmente, con renovada inteligencia. Pero, ¿cómo hacerlo?. ¿Qué hacer?. ¿Cuando hacerlo?. Estas son las verdadera preguntas que debemos hacernos y que debemos responder .....




SIGUE.....