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dijous, 22 de setembre del 2011

NI HIDALGOS, NI ALTANEROS. ¡DEMÓCRATAS!.

La crispación unionista española va in crescendo. Algunos articulistas de prensa, conspicuos tertulianos, conductores de programas y políticos al borde de un ataque de nervios, así lo demuestran. La tertulia de Intereconomía TV, Dando Caña, invitó al señor López Tena, de Solidaritat per la Independència (SI), para que explicara sus afirmaciones porqué el independentismo debía ir al Parlamento de Madrid a reventar España desde dentro del sistema. Como es lógico en esta tertulia de extrema derecha española, tales   expresiones fueron recibidas como una ofensa. No se aceptó que las declaraciones se ceñían al ámbito estrictamente político y parlamentario. Debían exigirse explicaciones al osado independentista catalán por atreverse a desafiar a España en aquellos términos.

El conductor del programa, señor Algarra, inició el interrogatorio con una agresividad impropia de un periodista. Contrapuso el origen valenciano del señor Tena como argumento descalificador de su catalanidad, poniéndola en duda, frente a los orígenes catalanes del propio señor Algarra. El hecho de haber nacido en el País Valenciano, para el conductor del programa, era un elemento que invalidaba los razonamientos del señor López Tena, mientras que la legitimidad estaba de parte del estupefacto señor Algarra, por haber nacido en Barcelona. -¿Que ha fumado?- espetó Algarra. López Tena se mostró sorprendido  ante tamaño insulto e intentó tomárselo a broma, mostrando un sobre de Frenadol y afirmando que no fumaba porque estaba resfriado. Algarra se apresuró a exculparle conmisericordiosamente, mientras decía : -Ahora lo entiendo, está Vd. bajo los efectos de los fármacos-. Ante la persistencia en el insulto y la agresividad de aquel inefable periodista, el señor López Tena optó por desprenderse del micrófono al tiempo que sugería al entrevistador que fuera a insultar a su santa madre en los mismos términos que los empleados contra él, para a continuación despedirse precipitadamente, visible y lógicamente molesto por el trato recibido.


No vale la pena seguir el relato de lo que se dijo como colofón en aquella infame tertulia. Puede adivinarse cual fué la reacción, los comentarios, los juicios y prejuicios que exhibieron todos los tertulianos, excepto uno, acto seguido en aquel espacio televisivo, pretendidamente informativo, plural y ecuánime, pero terriblemente sectario y rancio.  Por supuesto, en días posteriores y espacios similares de la misma empresa, persistieron en el incidente, aprovechando el tirón mediático cosechado en la red y exculpándose mediante la impúdica utilización del victimismo y la insidia más falaz exhibida en mucho tiempo en una cadena de televisión privada.  

Últimamente abundan hechos semejantes a los descritos. Por parte del unionismo hispano se está tomando conciencia que en Catalunya se ha producido un cambio mayoritario de paradigma, hacia posiciones soberanistas. Ante ello, solo les queda crispación e indignación. Se aprecia en artículos de opinión, en editoriales de la prensa tanto netamente española, como la adscrita a La Santa Alianza, supuestamente más discreta y menos nacional-españolista. Algunos políticos del Partido Popular, así como también del Partido Socialista Obrero Español, no pueden disimular el vértigo que sienten ante la magnitud de lo que  asoma por el próximo horizonte político del estado español. Apelan a la supuesta comodidad de los catalanes en España, invocan el seny catalán como secreto ejemplo de sumusión y conformismo. Instan a que nos preocupemos de los temas que interesan a la gente, al tiempo que recurren a la justicia española contra el idioma catalán o para que se obligue a los ayuntamientos a exhibir la bandera española de forma preferente. Por lo visto, para ellos, estos dos temas, catalán y bandera española, son el súmmum de las preocupaciones de los catalanes. Como puede verse, no se trata de temas identitarios. "Ni mucho menos".


Están crispados e indignados porque aparece como inevitable la próxima independencia de Catalunya. Temen que España, sin Catalunya, resulte inviable, aunque no lo quieran reconocer. Se preguntan secretamente, ¿de donde sacarán los recursos económicos para construir AVE's sin pasajeros, aeropuertos sin aviones, ciudades y barrios sin vecinos y autovías sin automóviles que circulen por ellas?. Recordemos que España dejará de recibir próximamente los fondos de cohesión que tan generosamente ha regalado Europa hasta ahora. Si ha ello se une la plena soberanía de Catalunya, con la desaparición del expolio fiscal catalán, el drama está servido. No se les ocurre pensar que pueden seguir viviendo felizmente sin gastar irresponsablemente en inversiones que solo sirven para satisfacer su ego, henchido de soberbia. Los recursos ajenos que hasta la fecha han disfrutado y el uso que han hecho de ellos, han servido mayoritariamente para mejorar el bienestar económico de algunos privilegiados, y no primordialmente en beneficio del pueblo llano. No imaginan una España que trabaje más y mejor y subvencione menos. Las clases dirigentes españolas no quieren olvidar el glorioso pasado imperial y colonial, que permitió la ensoñación de creerse ricos y poderosos. En definitiva, no quieren ser autosuficientes fiscalmente, ni ocupar el lugar que por tamaño y economía merece España, como tampoco el peso político que le corresponde en el Teatro del Mundo.

No pueden seguir siendo hidalgos altaneros y trasnochados que agreden y amenazan impunemente a gentes, pueblos y culturas no castellanas. No esgriman la supuesta división y el enfrentamiento que se producirá dentro de Catalunya, entre los catalanes, por causa de la independencia. El soberanismo confía plenamente que el unionismo hispano-catalán, hasta no hace mucho mayoritario, tenga el mismo comportamiento democrático que ha tenido el independentismo catalanista, hasta hace poco tiempo minoritario. Al fin y al cabo, no hay nada más justo y con mayor fortaleza que el ejercicio de la plena Democracia. ¿No creen?. 

    

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