Confieso que inicio la escritura de estas reflexiones fuertemente influenciado por todo lo acontecido alrededor del partido de fútbol disputado entre el Barça y el Real Madrid, cuya anécdota ha sido, precisamente, la consecución de la victoria y del trofeo, la Supercopa, por parte del equipo catalán. Lo realmente importante se encuentra en las reacciones que ha provocado el discurrir de la violenta contienda futbolística en general y particularmente el gesto, entre infantil y perverso, que Mourinho ha dedicado al segundo entrenador del F.C. Barcelona Tito Vilanova: se acerca sigilosamente por la espalda y le mete el dedo en el ojo, para a continuación iniciar la retirada, como el que se va de un sitio con las manos en los bolsillos, silbando una inocente balada y admirando displicentemente el paisaje a su alrededor.
La acción del entrenador luso cabe calificarla cuanto menos de cobarde y provocadora. Meterle el dedo en el ojo a Tito Vilanova, es lo mismo que reconocer la falta de argumentos, la inquina, la impotencia que Mourinho sentía, y siente aun ahora, ante la manifiesta superioridad futbolistica del Barça. Pero no es solo la pobreza deportiva del Real Madrid la que se evidencia. También muestra la catadura moral de los responsables directos, los mandamases madridistas, los directivos, con el presidente a la cabeza, incapaces de controlar los excesos de sus empleados y de revertir el imparable declive que no solo sufre el equipo de fútbol, sino también la institución que se supone es el Real Madrid, antaño señera y en la actualidad desprestigiada, mediocre y pendenciera. Cabe señalar que ni siquiera los centenares de millones euros empleados durante los mandatos de Florentino Pérez en fichajes serán capaces de lavar y revertir la pésima imagen corporativa que tiene en la actualidad el equipo de la capital de España, y no solo en la península. No debe olvidarse la influencia de los medios de comunicación, singularmente las imágenes de televisión que son vistas en todo el Mundo, sin que puedan ser mediatizadas ni manipuladas por las presiones del madridismo más ultramontano, como sí hace en las televisiones españolas, que en el caso de la televisión pública (TVE) resulta tan grotesco como escandaloso, a la par que indignante.
Pero lo más grave no ha sido el artero gesto de Mourinho, ni el patetismo evidenciado por el presi Florentino Pérez. Lo grave, lo perverso ha sido la actitud de algunos periolistos y medios de comunicación madrileños, adscritos a la Central Lechera, sucursal destacada de la Caverna mediática. Al principio, la reacción manifestada parecía partidista pero hasta cierto punto, racional. Se reconoció que el gesto había sido feo, que ambos equipos se habían empleado con dureza. Pareció que todo se reduciría a un enfrentamiento más entre el Barça y el Madrid. Pero ya en el segundo día después del partido comenzó la campaña de desinformación más obscena que pueda imaginarse. Baste decir que de la información vertida por los voceros del señorío madridista, podía concluirse que Tito Vilanova había metido el ojo en el dedo de Mou, que Messi había escupido a la banqueta madridista y que Guardiola había provocado la tangana final con sus justificadas protestas por la dura entrada de Marcelo. Naturalmente, todo ello acompañado con imágenes de televisión claramente sesgadas y sesudos comentarios periodísticos pretendidamente ponderados, pero realmente manipuladores y tergiversados, y sobretodo, dando cobertura a los centenares de mensajes enviados por furibundos madridistas a los medios digitales, expresando su visceralidad blanca y lo que es más grave, trufados de insultos y expresiones anticatalanas, incluso xenófobas, cargadas de odio y violencia, y mezclando deporte y política de forma grosera e impúdica.
El ambiente está enrarecido en el estado español. Los argumentos de los comentarios digitales de los forofos madridistas, repletos de consignas políticas nacionalistas españolas, provocan airadas respuestas del catalanismo, tanto político como deportivo, en justa respuesta a la perversidad castellana. Se están retro-alimentando unas minorías (cada vez más numerosas) a los que el ejemplo de Mou sirve de excusa perfecta para justificar la violencia, verbal y/o física, a emplear contra el rival, que pasa ya a la categoría de enemigo.
Lo realmente preocupante es que este encono político-deportivo se está trasladando al ámbito estrictamente político. Pueden apreciarse múltiples similitudes (y paralelismos) entre el enfrentamiento Barça vs. Madrid y entre la pugna Catalunya vs. España. El dedo en el ojo equivale a la consideración que tiene el Estado español hacia Catalunya, persiguiendo y acosando el idioma catalán ante los tribunales, en medios de comunicación y en comunidades autónomas gobernadas por los populares; es como poner el dedo en la llaga, hurgando en la herida causada por la infra-financiación catalana; equivale también a hurtar el importe de las asignaciones económicas en infraestructuras para Catalunya, no invirtiendo la totalidad de lo aprobado en los presupuestos generales del estado; es similar a la centrifugación del déficit público del estado central hacia las comunidades autónomas, y exigiendo recortes absolutamente injustos en los presupuestos, por el momento únicamente a Catalunya, cuando el mayor despilfarro se da en el gobierno Central de Madrid, en ministerios sin atribuciones, construyendo AVE's sin pasajeros o subsidiando a empresas concesionarias de autopistas (madrileñas) en pérdidas. Y el tratamiento mediático del partido de fútbol, asemeja al que hacen sobre la realidad catalana avivando el anti-catalanismo, justificando el boicot comercial a productos catalanes, y propiciando las falsedades sobre la lengua catalana y la supuesta persecución del castellano que constantemente describe la prensa de la caverna y que inmoralmente sirve de argumentario a políticos con pocas luces, que consideran que esto pasa por permitir que un equipo extranjero juegue el campeonato español (líder popular extremeño dixit), rememorando aquello de antes alemana que catalana. Cámbiese equipo extranjero por Catalunya y campeonato español por estado y tendremos la realidad del pensamiento político que en la actualidad predomina en España.
Las conclusiones que podemos extraer de todo lo anterior, son evidentes. Todos sabemos lo que realmente sucede, esto es, estamos ante dos hechos nacionales notablemente diferenciados y en alejamiento mutuo acelerado, Catalunya y España, a pesar que el nacionalismo hispano no quiera reconocerlo. El españolismo, naturalmente, utiliza todas sus armas, políticas, económicas, sociales y judiciales, en favor de sus nacionales, los españoles y consecuentemente, quiere impedir que el catalanismo se desarrolle y prospere como tal. Por tanto, cualquier intento de diferenciación es combatido con saña, sin cuartel, para así someter al díscolo catalán hacia los cauces correctos, de vuelta al redil hispánico. Resulta lógico que el catalanismo pugne por el reconocimiento y subsistencia como pueblo libre. Reafirmamos pués, nuestros principios, nuestra idiosincrasia, la historia, cultura y lengua catalanas; reclamamos la total y plena disponibilidad de nuestros recursos financieros, actualmente sometidos a un interminable expolio; proclamamos la convicción que somos capaces de vencer la crisis que nos atenaza, con nuestro trabajo y esfuerzo económico, y en favor primordialmente de la sociedad catalana, con plena soberanía para nuestra nación. Creemos que con el poder ejecutivo, legislativo y judicial en nuestras soberanas manos, seremos capaces de forjar una nación, libre, justa y próspera, en igualdad derechos y condiciones que el resto de naciones que constituyen este atribulado planeta.
La existencia de la realidad no puede ser ignorada por nadie y menos por nuestros dirigentes políticos. El gobierno de CiU haría bien en escuchar el clamor que la mayoría de ciudadanos catalanes expresamos sin matices, con firmeza e ilusionada esperanza. Señor Mas, ya somos la mayoría suficiente por Vd. reclamada. No preste sus oidos solo a la minoría unionista, por muy señor Duran que sea su emblemático portavoz. Los paralelismos que podemos hallar entre nacionalismo y deporte, el Depornalismo que estos días estamos viviendo y padeciendo, deben ponernos en guardia. Según como se plantean los argumentos, las consecuencias pueden empeorar la situación hasta límites no deseados, esto es, pasar de reproches injustos y soeces a provocar trifulcas barrio bajeras y enfrentamientos verbales y físicos, incluso violentos, de alcance más extenso. Para evitarlo, lo mejor es encarar el problema e intentar llegar a la conclusión lógica que en la actualidad más consensos alcanza entre los ciudadanos catalanes, ante los que Vd. es plena y exclusivamente responsable: la independencia. Aproveche de una vez, en beneficio de la mayoría, el hasta ahora infra-utilizado Parlamento de Catalunya, que no solo sirve para recortar el estado de bienestar catalán. Sírvase de él para promover un debate libre y abierto sobre la necesidad insoslayable de la independencia de nuestra nación, con posterior resolución y votación sobre este tema, si no quiere que acabe devorada y aniquilada (Catalunya) por los constantes acosos del canibalismo nacionalista hispano, siempre insaciable y en perpetua y descontrolada ebullición.
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