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dimarts, 16 d’agost del 2011

CATALUNYA ANTE LAS ELECCIONES GENERALES ESPAÑOLAS DEL 20 N.

¿Que deben hacer las formaciones políticas inequívocamente catalanas ante la próxima cita electoral española?. Como es natural los partidos españoles,  Partido Popular, Ciudadanos y Partido Socialista, tienen claro que su obligación es participar sin restricciones políticas de ningún tipo en la contienda electoral, para reafirmar  su vocación excluyentemente españolista. En cuanto a Iniciativa per Catalunya, se hallan instalados en un perenne estado de ensoñación, que les lleva a la búsqueda de un mundo perfecto, verde, justo y federal, el cual se halla fuera de nuestro entendimiento, por utópico e inalcanzable; siendo realistas, deberían abstenerse de concurrir a las elecciones españolas (por manifiesta incompatibilidad de principios), pero me temo que acabarán participando, ya que no resistirán la tentación de capitalizar política y partidistamente el movimiento de los indignados, en su propio beneficio (electoral).  Pero, ¿y Convergència i Unió, Esquerra Republicana  y Solidaritat per la Independencia?. ¿Cual ha de ser su actitud, teniendo en cuenta que se proclaman mayoritariamente soberanistas?. 

No es una decisión fácil de tomar, por lo menos en el caso de ERC y SI. Por lo que respecta a CiU, se siente moralmente obligada a concurrir, conocida como es la pretensión del señor Más y, sobretodo, del señor Duran i Lleida, de insistir en su obcecación autonomista, vía Pacto Fiscal, y por las ambiciones personales que (in)disimuladamente exhibe el inefable personaje democristiano, en forma de no desear  un ministerio en el futuro posible gobierno del Partido Popular (que propiciará con su voto pretendidamente confederal). Los temores de los lideres supuestamente independentistas de Convergència, así como el cinismo de los silentes líderes regionalistas de Unió -excepto el señor Duran, que se define a voz en grito como entusiasta confederalista- están propiciando que el electorado de la coalición nacionalista se sienta confuso y defraudado por la actitud contemporizadora de sus dirigentes con los españolistas del PP que, a pesar de  la  imagen de retrógrados y casposos que ofrecen, se muestran orgullosamente ensoberbecidos de su más que probable y próxima victoria electoral. La pertinaz insistencia de CiU en el autonomismo liquidado, finiquitado y anulado por la contundente y demoledora sentencia anti-estatutaria del Tribunal Constitucional, así como las obsesiones "lobbysticas"  y de facilitar la gobernabilidad de España que manifiesta el señor Duran, se están convirtiendo en un lastre para las ansias de independencia que la sociedad catalana proclama en la actualidad. El futuro político de la coalición nacionalista se vislumbra como enormemente complicado, caso de persistir su fe ciega en el regional-autonomismo hispano, ya caduco y trasnochado para la mayoría de la opinión pública catalana.

Las formaciones netamente independentistas, supuesta ERC curada de sus veleidades exclusivamente "izquierdosas", deberían intentar la unidad de acción para que el éxito sea posible en la próxima contienda electoral, al margen de si concurren o no a la misma. Soy del parecer que la independencia de Catalunya tendrá que jugarse principalmente en terreno catalán; será en el Parlamento de Catalunya donde se deba debatir, acordar y finalmente proclamar la soberanía catalana y por tanto, es en el seno de esta sociedad  donde debe producirse la ímproba tarea de negociación y pedagogía que este importante asunto exige. Todo esto nos lleva a que lo más importante para SI, ERC y el resto de formaciones soberanistas es precisamente iniciar un dialogo transversal, abierto, leal y sincero que conduzca a un gran acuerdo de país que facilite alcanzar el objetivo común a todas estas formaciones, esto es, la plena independencia de Catalunya.

Así pues, ¿qué debe hacer ERC, SI y el resto de formaciones soberanistas ante las próximas elecciones españolas?. A mi juicio, deben presentarse todas ellas unidas en una única candidatura. Su trabajo en el parlamento español deberá consistir en hacer oir la voz del independentismo, sin matices ni condiciones unionistas ni utópicos acentos federalizantes.  Todas las formaciones (soberanistas) deben negociar y pactar un mínimo programa de actuación parlamentaria, con el que combatir la desinformación y manipulación que las poderosas fuerzas unionistas, españolas y catalanas, estarán dispuestas a trasladar a la opinión pública, con el único objeto de impedir la pacifica, democrática y definitiva separación de Catalunya del resto del estado español. La próxima legislatura española estará marcada por las cuestiones catalana y vasca, lo cual no puede quedar solo en manos de  formaciones políticas que se oponen a la libre  autodeterminación de los pueblos de la península Ibérica. El independentismo catalán tiene que explicitar sus intenciones con claridad y sin acritud; debe procurar poner en evidencia (y combatir en la medida de sus fuerzas), todos aquellos aspectos de la vida parlamentaria española que resulten contrarios y lesivos a los auténticos intereses de la sociedad catalana; y también será misión del soberanismo catalán denunciar y criticar -dentro y fuera del parlamento español- las actitudes de los partidos catalanes tanto unionistas como federalistas y regional-autonomistas y  todas aquellas acciones y resoluciones políticas que pretendan limitar y desvirtuar la voluntad de la mayoría de ciudadanos catalanes, es decir, la consecución de la plena independencia de Catalunya.

Solo la unidad de acción será eficaz ante el devenir histórico en el inmediato futuro de Catalunya. Conformando  esta sólida unidad, transversal y leal,  el independentismo logrará sumar fuerzas para alcanzar su gran objetivo.  Estas elecciones, caso de alcanzarse el acuerdo, serán las que permitan que los ciudadanos de este pequeño país vislumbren próxima la ansiada meta de la plena libertad nacional. La unidad debería permitir que los políticos catalanes elegidos pro-independencia  alcanzaran numéricamente la masa crítica necesaria para propiciar la anhelada independencia de Catalunya. ¿Serán tan ilusas nuestras formaciones soberanistas en desaprovechar esta gran oportunidad que la historia  nos brinda?.¿Seremos los ciudadanos catalanes tan ingenuos como para perdonar, una vez más, el estúpido egoismo político que nuestros incapaces dirigentes han venido demostrando hasta la fecha?.    

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