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dimecres, 25 de novembre del 2015

¡RECAPACITAD, COMPAÑEROS!

Confieso que los acontecimientos que se han producido estos últimos días me han hecho cabrear muchísimo. Me refiero a todo lo que está pasando alrededor del proceso independentista y el comportamiento que mantienen tanto Junts pel Sí como, especialmente, las CUP. No esperaba que Artur Mas no fuera investido como presidente después de dos votaciones en el Parlamento de Catalunya..... ¡Bién!. No me lo esperaba pero me lo temía.

Ingenuamente creí que las CUP no llevarían tan lejos su intransigencia como en realidad han hecho. Pensé que el pragmatismo se impondría sobre la utopía y peculiaridades políticas y de funcionamiento que dominan entre los ácratas de la CUP.... Es sabido que se caracterizan por ser una formación asamblearia, radicalmente de izquierdas y de ideología marcadamente libertaria. Por este motivo, la toma de decisiones deviene soberanamente farragosa. Las más importantes son sometidas a la asamblea, dentro de la cual son profusamente debatidas y pasadas por el cedazo implacable de la democracia directa de los militantes. Eso hace que cuando se toma una decisión sea casi imposible cambiarla o adaptarla a la realidad de cada momento o circunstancia. Eso también hace que acaben escudándose detrás de una supuesta coherencia -una verdadera intransigencia- para no moverse de sus posiciones ni un solo milímetro.

En definitiva, decidieron que no darían su voto al candidato Artur Mas. Así lo anunciaron antes de las elecciones, siendo uno de los puntos programáticos más mencionados y defendidos durante la campaña electoral. Para ellos, el presidente Mas representa los recortes sufridos en el estado del bienestar y el consiguiente agravamiento de las injusticias sociales provocadas por la enésima crisis del sistema capitalista, tan corrupto e indestructible, como omnipresente en la sociedad actual. También personifica el autonomismo castrador del pasado, producto de la maldita transición española. Representa la alegoría de más vale pájaro en mano -peix al cove- y del pactismo sumiso y humillante de los ciudadanos catalanes y la claudicación ante las élites empresariales y políticas catalanas y españolas. Su partido, CDC, para ellos también representa la encarnación de todas las corrupciones que embrutecen y carcomen casi todos los partidos políticos del arco parlamentario del Estado. Convergència es considerada como primus inter pares, lo cual resulta enormemente falaz.... ¡Pués bién!. Decidieron que no le votarían y así lo mantienen hasta el presente. No aceptan ni presiones, ni matices, ni explicaciones, ni excusas y ni siquiera una lectura de la realidad más ajustada a la verdad. Además, quieren priorizar la vertiente social por encima de la independentista, es decir, quieren que la soberanía de Catalunya sea la excusa perfecta para hacer la revolución -¡siempre!- pendiente para cambiar el sistema político, económico y social del nuevo estado, que debería nacer.... ¡después!.

No reconocen que los recortes fueron la consecuencia insoslayable de los estragos producidos por unos gobiernos tripartitos y de izquierdas excesivamente generosos con los gastos públicos..... Recortes que, por otra parte, fueron exigidos e impuestos por Madrit, Bruselas y Ángela Merkel. No culpan a Artur Mas de la crisis económica, pero parece que lo hagan por ser capitalista..... Yo pregunto: ¿qué político no lo es?. ¡Si incluso es capitalista el Partido Comunista de la República Popular de la China!. "Es el sistema, estúpido", exclamaría el presidente Clinton. Tampoco se le puede considerar responsable del fracaso del autonomismo. Esto es cosa de la transición española, el engaño -¡la estafa!- político más grande de la historia reciente de Europa y del Mundo entero. Sirvió para consolidar la hegemonía e impunidad del franquismo sociológico y del centralismo patológico tan enraizados en el Estado español. Transición de la cual todos somos culpables por no cuestionarla y dar por buena en forma de una pétrea Constitución. ¡Políticos y ciudadanos demócratas pardillos!. ¡Franquistas resabiados!. Y el peix al cove y el pactismo es consecuencia directa del exceso de sentido común -seny- catalanes, de las renuncias y la pusilanimidad inherentes a cuarenta años de dictadura previos. Empezamos el camino de la democracia con muchos miedos, soterradas presiones militares y un exceso de complejos de inferioridad ciudadana que entonces atenazaban nuestro entendimiento. Los catalanes y los españoles habíamos sido sometidos, humillados y esclavizados y nos agarramos a una transición política -que ahora reconocemos como nefasta- hacia la democracia como aquel que se agarra a un clavo ardiendo para no caer al vacío. Esto no justifica pero si explica el comportamiento del catalanismo en general y particularmente, del nacionalismo claudicante de Convergència i Unió. No debemos olvidar que la burguesía catalana supo seguir el juego al franquismo dominante entonces y a la vez apoyar a la oposición catalanista y a la lengua y la cultura catalanas -¡supieron hacer de puta i Ramoneta!-, y Convergència i Unió fué el resultado de estas circunstancias, tan contradictorias a la vez. Ahora, treinta y cinco años después afloran como setas las consecuencias de tantas renuncias, miedos, presiones y engaños sufridos, que se manifiestan en forma de corrupción política y económica, injusticias sociales, debilidades y carencias democráticas, y degeneración generalizada de instituciones públicas y privadas que padece el Estado español.

Culpar de todos estos males a un partido -CDC- y a un político -Artur Mas- es terriblemente injusto.Y más cuando este político y el partido de lo apoya han cambiado -¡y cambiarán aún más hacia mejor!- hasta no parecerse nada a los de antes. CDC está sometida a un proceso de renovación que la dejará irreconocible. Y después de las toneladas de mierda lanzada encima de ellos, aún es hora de que un juez les haya sentenciado por financiación ilegal, a pesar de la campaña periodística desatada contra ellos entre los medios cavernarios. ¡Incluso se han desembarazado del lastre anquilosante y anticuado representado por Duran i Lleida y de todo lo que políticamente significa!. Artur Mas ha dado sobradas pruebas de saber escuchar el clamor de los ciudadanos, de arriesgarse para que la gente pudiera votar en una consulta y de cumplir escrupulosamente los compromisos adquiridos, a pesar de la falta de respeto institucional que muestran los españoles hacia su persona, los chantajes y presiones políticas a los cuales ha estado sometido -¡y aún está ahora!- y las amenazas policiales y judiciales que sufre.... ¡Y todo ello renunciando al autonomismo y abrazando sinceramente el independentismo, apelando a la Democracia y la legitimidad inherente a ella!.

Artur Mas y Convergència no son mejores que el resto de políticos y de partidos. ¡Ni mucho menos!. Pero tampoco son peores. Tienen defectos, se equivocan y a menudo nos sacan de quicio..... ¡especialmente a aquellos que les votan!. Yo me confieso como ex-votante de la antigua Convergència. Aquella que empezó unida con el socialismo representado por Josep Pallach y Josep Verde y el liberalismo de Ramón Trias. Después se añadió Unió Democràtica y comenzó la etapa de la puta i la Ramoneta y del peix al cove. Posteriormente se firmaron pactos con socialistas y conservadores en nombre de la gobernabilidad y del sentido de Estado.... Entonces ya no era votante de Convergència i Unió. Cambié porque me pareció que cada vez estaban más cerca del IBEX 35 y más alejados del pueblo catalán....

Sé que mi trayectoria política no importa mucho. La menciono porque honradamente creo que es muy parecida a la de muchos compatriotas. En mi caso, siempre he sido independentista. Al principio era un independentista expectante, latente, contenido. Pero los últimos años se ha desatado el independentismo en mí desinhibidamente, como a otros muchos catalanes. Y en buena parte ha sido gracias a la evolución de la Convergència comandada por Artur Mas..... ¡No ha sido  gracias a ERC, ni a la CUP!.

¡Ahora soy un independentista convencido y agradecido a Convergència y a Artur Mas!. También a Esquerra y a Oriol Junqueras. Y a Antonio Baños y a pesar de todo, también a las CUP..... Pero estas tres formaciones parecen empeñadas en poner por delante de todo sus intereses egoístas y a menudo inalcanzables, obviando los votos y los anhelos de más de dos millones de independentistas. ¡Están haciendo lo mismo que hacían años atrás....!. ¡Política de bajo perfil, partidista e incluso burdamente autonomista!. ¡Están haciendo el juego al adversario unionista que entretanto, se frota las manos con deleite!.

¡Recapacitad, compañeros!. Más vale que lo hagáis..... Por el bién de la independencia de Catalunya. O lo haremos nosotros, los más de dos millones de catalanes que os votamos el 27S. Repito: ¡Por el bién de la independencia de Catalunya!.






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