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dissabte, 14 de novembre del 2015

¡SOLO PASARÁ SI LAS CUP LES HACEN EL TRABAJO SUCIO!.

Las CUP no quieren a Artur Mas, porque está contra los liderazgos unipersonales. Las CUP toman las decisiones en asamblea, nunca en una ejecutiva de partido. Las CUP quieren la independencia de Catalunya, aunque prioriza la agenda social..... ¡Me caen bien las CUP!.

Me hacen recordar mis tiempos de la universidad. Tuve la desgracia de iniciar mis estudios hacia los últimos años de la dictadura, tiempos convulsos y peligrosos para quienes creíamos -¡y aún creemos!- que la democracia -la auténtica democracia, no la españolísima democracia orgánica- era la única solución estimulante y esperanzadora para los ciudadanos catalanes y del resto del Estado. Por  aquellos días cada dos por tres los estudiantes, jóvenes y entusiastas, hacíamos múltiples asambleas para combatir y cambiar el régimen, criticarlo inflamadamente y para tomar decisiones, aprobar resoluciones y los acuerdos necesarios para derribar a Franco, a sus ministros, al Opus Dei, la Falange, al Movimiento Nacional e incluso a los Príncipes de España. Debo confesar que yo asistía a las reuniones sin hablar en demasía. Siempre me ha dado vergüenza hacerlo en público. Era joven, ingenuo y tímido.... ¡Como soy ahora, aunque desventuradamente solo conservo la juventud de espíritu!. Esta circunstancia me permitía, empero, abrir mucho los ojos y los oídos y percatarme de todo aquello que sucedía a mi alrededor.

De entrada, la voz cantante la llevaban los delegados escogidos democráticamente. Encima de la tarima, un pelín altivos, marcaban los tiempos, la agenda, daban o quitaban la palabra, hacían el recuento de votos..... Pero lo más interesante sucedía el la platea. Casi todos permanecían callados. Mejor dicho, hablaban en voz baja con los vecinos. De vez en cuando aplaudían, gesticulaban exageradamente y silbaban una intervención hecha por un osado compañero, tan joven, idealista e ingenuo como el resto de la asamblea. Pero..... ¡había excepciones!. Siempre tomaban la palabra dos o tres compañeros -un poco más talluditos que el resto-  que aparentemente debatían entre ellos, mientras gesticulaban tanto o más que el resto de asistentes, chillaban más alto y acaparaban mucho más tiempo la palabra monopolizando el diálogo -¡en realidad, monólogo!-, para acabar imponiendo sus opiniones, o no permitiendo llegar a ningún resultado, ni propuestas, ni nada de nada..... ¡Eran los infiltrados!. Eran el equivalente a lo que ahora conocemos como ratas de cloaca.... ¡Tan franquistas como ahora!. Eran los que boicoteaban las asambleas y que hacían que se empezara discutiendo si nos sumábamos a una huelga, o a una manifestación, o apoyar a los trabajadores de la SEAT, o al represaliado profesor Sacristán, pero se acabara acordando hacer una nueva asamblea para decidir donde podríamos reunirnos para poder votar o no si los trabajadores de la Seat merecían o no nuestro respaldo.... ¡Misión cumplida!. Los años transcurridos y la experiencia acumulada me permiten ahora, cuarenta y cinco años después, reflexionar, darme cuenta de lo sucedido y reprocharme la inocencia y credulidad que entonces padecía..... ¡Yo y todos mis compañeros!.

A menudo las asambleas acababan abruptamente. Unos compañeros de primero entraban atropelladamente en el aula, espantados, chillando: "¡Los grises, los grises....!. ¡Nos han rodeado!". Entonces, los alumnos salíamos con el DNI entre los dientes desfilando ordenadamente a lo largo de un pasadizo conformado por unos energúmenos malcarados vestidos de gris. Nos identificaban y los más significados asambleístas era detenidos. Y los infiltrados eran separados del resto y aparentemente retenidos.... ¡para que pudieran informar reservadamente a sus superiores!. En la siguiente asamblea aparecían dos o tres nuevos compañeros los cuales, curiosamente, hacían y decían lo mismo que los desaparecidos.....

Las CUP son una formación política asamblearia. Tal vez no son tan jóvenes y se supone que tampoco tan ingenuos como nosotros. Son más transversales y sesudos que los inexpertos estudiantes de los años setenta. Ahora ya no les hacen salir con el DNI en la boca, pero a pesar de todo..... ¿están seguros que no hay infiltrados entre sus filas?. Los grises ya no son tan grises pero las ratas de cloaca continúan siendo las mismas y continúan trabajando activamente al servicio del Estado -¡del régimen!-..... ¡Sin las más mínimas contemplaciones, por cierto!. ¿Están seguros que cuando debaten sobre la independencia los infiltrados no (im)ponen sutilmente palos en las ruedas proponiendo condiciones que el tiempo y las circunstancias convierten en inasumibles?. Ahora, se me ocurre esta condición sine qua non adoptada de no votar la investidura de Artur Mas. ¿Es racional vetar su candidatura bajo el argumento que es el responsable de haber recortado el estado de bienestar catalán?. ¿Madrit y Bruselas -¡y Merkel!- están exentos de culpas?.¿Es justo señalar a él como culpable de corrupción, sin pruebas fehacientes y contrastadas?. ¿Es lógico querer imponer el candidato a la presidencia de la Generalitat al grupo mayoritario -¡tanto como seis veces mayor que las CUP!-, porque el propuesto por Junts pel Si representa el pasado que queremos superar....?.

Las CUP, que me caen muy bien, tienen la utopía como guia. Son idealistas y van sobrados de principios. Tienen las manos limpias y las ideas claras. Pero.... ¡no son de este mundo!. ¡Desgraciadamente!. No pactan, porque no transigen. No hablan, porque solo debaten. No quieren liderazgos unipersonales porque tienen miedo y odian el liderazgo. No hacen política -con minúsculas- mundana, porque hacen POLÍTICA -con mayúsculas- de verdad, al por mayor, sin asumir compromisos de gobernación, porque los gobiernos molestan. Quieren adaptar la realidad de la vida a una realidad virtual y utópica, donde las normas son prescindibles -¡en muchos casos es así!- y el capitalismo es una mierda, en lo cual.... ¡estoy absolutamente de acuerdo!.

Pero el mundo real se empecina en ser completamente opuesto a sus deseos. Y la vida real se impone por encima de la virtualidad cupaire. Hacer de su posición una pétrea e inamovible imposición, como si de la constitución española se tratara, no es otra cosa que hacer del juego a Madrit. Es hacer aquello que el unionismo español no ha conseguido ni conseguirá jamás: detener el proceso que nos debe conducir a la independencia.

Solo pasará si las CUP les hacen el trabajo sucio.



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