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dijous, 5 de novembre del 2015

ZAFARSE DE LA ACOMETIDA..... ¡PARA ALEJARNOS DE LA HUIDA HACIA ATRÁS ESPAÑOLA!

La semana que comenzó el lunes 26 de octubre y acabó el domingo 1 de noviembre ha sido informativamente hablando movida, trepidante, desmesurada. Incluso, inconteniblemente enloquecida. El anuncio hecho por Junts pel Si y las CUP declarando que presentarán una resolución a la mesa del Parlament en la cual manifiestan la voluntad de iniciar el proceso definitivo para conseguir la independencia de Catalunya, ha desatado entre los defensores de la unidad de España una cadena de reacciones repletas de miedos -¡auténtico pánico!-, de agresividad verbal y de rabia incontenible, difíciles de poder ser calificadas como lógicas, juiciosas o mesuradas. ¡Antes al contrario!. No han sido las más desmesuradas, empero, las manifestadas por el ejecutivo español. Estas han sido igualadas o superadas por las reacciones de la prensa escrita madrileña y por los tertulianos de radio y TV españolas. Por no mencionar las manifestadas por los partidos pomposamente auto-calificados como nacionales -¡de España, por supuesto!-, absolutamente desaforadas e incluso contraproducentes para sus intereses. El concepto enloquecer se queda corto. No define ni mucho menos el terremoto que una sencilla resolución política ha causado entre los espíritus débiles y aturdidos de aquellos que deberían ser ejemplo de tranquilidad, fortaleza intelectual y sentido común, para los desconcertados y desinformados ciudadanos españoles abducidos por nefastos políticos, embaucados por peores periodistas y formaciones políticas excesivamente institucionalizadas y envilecidas -muchas de ellas enmerdadas hasta las cejas- por la corrupción estructural y generalizada que azota el Estado español.

De todos los rechaces provocados por las democráticas intenciones catalanas, los más vistosos han sido los lanzados por la policía, los fiscales y los jueces, todos ellos supuestamente encargados de perseguir y combatir la corrupción y los delitos en general. Sin embargo, en realidad están actuando más como policía política, como acusadores políticos y como jueces instructores de causas políticas, que no como investigadores de la verdad y defensores de la justicia.

Cuando unos investigadores basan sus pruebas en meras suposiciones y conjeturas inverosímiles y se centran en hacer encajar determinados hechos dentro de un guión previamente establecido, no hacen bien su trabajo y lo más grave, hacen mucho daño a la justicia y a la verdad. Cuando se habla de facciones de policías fieles a los socialistas o afines a los populares, la policía pasa a ser considerada como guardia pretoriana al servicio de una ideología política determinada y no al servicio de la sociedad en general. Ahora se ha conocido la existencia de un informe llamado Pelícano confeccionado por el aparato policial y de inteligencia controlado por el PSOE, sobre corrupción dentro de la dirección del PP y destinado a aniquilar políticamente Mariano Rajoy. A la vez, la facción policial afecta al régimen popular dedica sus esfuerzos a destruir Convergència y Artur Mas y de paso, pasar cuentas contra el expresidente Jordi Pujol y su familia. Suposiciones, presiones, chantajes, dossieres e informes más falsos que un día de 36 horas...... Estos pueden ser algunos de los argumentos que sirven para señalar como culpable y reo de muerte al más inocente de los mortales. Con todo ello, se enmascaran otros casos de corrupción mucho más graves y escandalosos que afectan el partido del gobierno o a la oposición. A menudo, cuando se exagera en demasía, se montan espectáculos circenses y se gesticula hasta la caricatura alrededor de un presunto corrupto, la gente acaba desconfiando de este tipo de malos policías, más preocupados en agradar a sus amos que ocupados en dilucidar la verdad.

Cuando los fiscales ordenan registros innecesarios y aparatosos, en fechas especialmente significadas, escenifican batidas policiales a la búsqueda de unas pruebas que probablemente ya pueden haber sido destruidas o escondidas, al cabo de muchos meses después de iniciadas las diligencias e imputaciones, no están haciendo bien su trabajo y lo que es más grave, actúan más como verdugos de supuestos delincuentes, los cuales no gozan de la presunción de inocencia. Cuando permiten que los presuntos delincuentes sean exhibidos y escarnecidos públicamente, sujetándose a duras penas los pantalones para que no les caigan, acarreando bolsas de basura con sus pertenencias dentro, están haciendo muy mal su trabajo. Cuando no se impide -¡a menudo se favorece!- que unos supuestos periodistas actúen como piquetes de linchamiento ante los domicilios de los imputados, mientras asedian, escarnecen y ultrajan a vecinos y familiares con total impunidad, continúan haciendo muy mal su trabajo. Pero lo peor de todo es que son plenamente conscientes de su maldad. Cuando no investigan las filtraciones a la prensa de materia sujeta a secreto del sumario están traicionando la justicia, además de prevaricar.

Y los jueces que permiten estas filtraciones a la prensa, o las revelaciones del secreto de sumario, que no defienden la presunción de inocencia de los imputados, que no garantizan sus derechos y el de las familias, o son tan estrictos y rígidos que sólo saben seguir al pie de la letra el código penal, mercantil, civil o procesal, sin interpretar las leyes con mesura, proporcionalidad, flexibilidad y sentido de justicia, no son más que funcionarios de visera y manguito. Y como todos los funcionarios, son deudores de sus restricciones ideológicas... ¡y de sus amos!.

¡Pués bien!. Esta especie de policías, fiscales y magistrados son los que han sido escogidos por los políticos españoles como espadas y matadores para dar la estocada final y definitiva al desafío soberanista catalán. Como sea que los políticos españoles no saben hacer política, ni tienen excesivamente enraizados los principios democráticos, han enloquecido y están salpicados hasta el gorro por corruptelas y corrupción, han encargado que unos cuantos funcionarios de visera y manguito hagan el trabajo sucio contra más de dos millones -¡por lo menos!- de ciudadanos catalanes. La mayoría de catalanes no estamos haciendo una huida hacia delante. El problema es que España esta haciendo una huida hacia atrás..... ¡Cincuenta años atrás!.

Pero.... Con el currículum profesional que presenta todos ellos, la batalla la tienen perdida. Nosotros nos zafaremos de la acometida con gracejo, agilidad e ilusión. Porque tenemos principios democráticos, legitimidad política y la Justicia de nuestra parte. ¡Ni más, ni menos....!. Y unas imperiosas ansias de conseguir la verdadera libertad, la plena soberanía y la imprescindible y necesaria independencia de Catalunya.







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