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dissabte, 30 d’abril del 2011

¡BASTA!

Estamos llegando al límite, en el contencioso entre Catalunya y España; está resultando del todo irritante, peligroso. La exasperación nos invade, el hartazgo está alcanzando cotas insoportables, hasta el punto de querer gritar con auténtica furia, ¡basta!, ¡prou!.

El gobierno de Catalunya deberá adoptar unas decisiones, referidas a las malas relaciones con Madrid, que nos llevarán a la total y absoluta confrontación. No puede seguir tolerando el cinismo prepotente del Ministerio de Hacienda, que no solo conmina a la Generalitat a cumplir con un déficit imposible de asumir, sino que además, soslaya una ley (española) que permitiría a Catalunya no tener que ser tan drástica en los recortes en sanidad y educación, en definitiva, en el estado de bienestar catalán. El gobierno catalán debe plantarse y no atender las estúpidas exigencias de Madrid. Y debe hacerlo hasta las últimas consecuencias. Catalunya, y por ende los catalanes, no estamos dispuestos a seguir renunciando a nuestro bienestar, para favorecer el de los demás y salvaguardar la "integridad" del Gobierno de España.

Los ciudadanos catalanes estamos hartos de aguantar a RENFE y ADIF, empresas públicas españolas, a las ordenes del Ministerio de Fomento, por las continuas incidencias en la red ferroviaria en Catalunya, a causa de la falta de inversión, por incumplimientos de compromisos adquiridos en financiación de infraestructuras, en definitiva, a la falta de lealtad e incompetencia demostrada reiteradamente por este Ministerio de obras públicas. Al hartazgo general de los usuarios catalanes,  se suma el del mundo empresarial,  ávido de que  los aeropuertos pasen a tener los órganos de decisión en Catalunya, para poder ejercer como motor de la economía catalana y no como "vasallo" del aeropuerto madrileño, y por tanto, para beneficio de la economía de Madrid, como sucede en la actualidad, gracias, como no, nuevamente a una empresa pública, AENA, al servicio exclusivo de la capital de España.

Creo que la mayoría de ciudadanos catalanes, queremos dejar de ser el motor del bienestar de los españoles, ya que nos causa un empobrecimiento real y acusado en nuestro nivel de vida, en nuestro bienestar y en nuestra propia estima. La falsa solidaridad a la que estamos sometidos, de forma ilimitada en el tiempo y excesivamente onerosa, hace que nos sintamos expoliados, no solo en 22.000 millones de euros cada año de nuestros impuestos, también por la falta de inversiones en infraestructuras absolutamente necesarias, por la carencia de becas de nuestros estudiantes en beneficio de los españoles, por la asistencia sanitaria que se presta a los ciudadanos de España en el servicio público de salud catalán sin que se compense económicamente el gasto ocasionado, incumpliendo nuevamente una ley española y aumentando el déficit sanitario catalán. También estamos hartos de que nuestros museos públicos sean ignorados en el reparto que el estado hace de las obras de arte, la mayoría de las cuales van a engrosar museos madrileños. Estamos hartos y hastiados.

Los ciudadanos catalanes no queremos más recortes, mientras que el gobierno de España mantenga a decenas de miles de funcionarios y dedique miles de millones de euros en algunos ministerios, sin apenas competencias conocidas. Sanidad, Cultura, Vivienda, Medio Ambiente, Educación, Igualdad son algunos de estos Ministerios cuyas competencias están transferidas a todas las comunidades autónomas. Bastarían unos cientos de funcionarios y pocos centenares de millones de euros para que se cumplieran las competencias residuales que siguen en su poder, como por ejemplo, la coordinación de las políticas comunes a todo el estado. Y permitirían de paso, reducir el déficit sin traspasar esta responsabilidad a las comunidades autónomas.

El hartazgo catalán es de tal calibre, que empieza a ser estruendosamente perceptible la indignación de los ciudadanos. Se habla ya, sin disimulo ni rubor, del cierre de cajas -tancament de caixas, en catalán-. Es decir, algunos ciudadanos de Catalunya están pensando seriamente en dejar de pagar impuestos, sobretodo al Estado Español. Esta es una actitud muy contagiosa, primero serán pocos, pero el paso de los días agrandará su número, hasta generalizarse. Huelga decir las consecuencias devastadoras que tendría para el estado español que llegara a cuajar una acción de este tipo. Además, consecuentemente, los perjuicios se extenderían a la zona Euro, y la fragilidad de la actual situación financiera provocaría un efecto desastroso para las economías de la Unión y, quien sabe, si del mundo entero. Recordemos la globalización, para lo bueno y para lo malo.

Es trabajo de los gobernantes sosegar el ambiente, apaciguar los espíritus. No lo hagan para salvar "su culo".
Solo si son sinceros y justos con los gobernados, alcanzaran el éxito. Sobretodo, si son justos y reparten las cargas, no sobre los hombros de los más débiles, sino sobre los auténticos culpables que nos han llevado al escenario actual. Reflexionen y olviden la prepotencia, el cinismo y las falsedades. Los ciudadanos catalanes estamos hartos, gritamos con furia ¡basta!. No esperen que demos un puñetazo sobre la mesa, porque será demasiado tarde.  
    
   

dijous, 28 d’abril del 2011

ESPAÑA CONTRA CATALUNYA.

No podemos seguir unidos. España y Catalunya se encuentran enfrentadas. Los caminos que ambas naciones hemos tomado, divergen cada día mas. Carecemos de un horizonte y una meta común, nuestros proyectos y anhelos de futuro van separándose paulatinamente, hasta el punto de ser, en muchas ocasiones, antagónicos.

En plena crisis económica que se ha cebado especialmente en el Estado español, se ponen de manifiesto las contradicciones y la disparidad de intereses. España debe reducir su déficit a niveles impuestos por la Unión Europea. Ciertamente, que esta imposición viene dada por la manifiesta incompetencia del gobierno español en el terreno económico. Se la ha ganado a pulso. Pero, ¿adivinan a quien culpa no solo el gobierno, sino también los "poderes fácticos" españoles del desbarajuste en las cuentas públicas?. Efectivamente, a las Comunidades Autónomas y especialmente, a Catalunya.

Así las cosas, el gobierno lanza "fatuas" a las autonomías para que reduzcan sus "números rojos", si es que quieren disponer de la capacidad de re-negociar sus deudas y de lograr nueva financiación, con el aval de Estado. Les exige un plan para disminuir los déficits, que contemple drásticos recortes en las cuentas públicas al objeto de cumplir con los límites marcados por el gobierno de España, a instancias del "Directorio Europeo".

Empero, "a perro flaco todo son pulgas". España tiene una cita con las urnas el próximo 22 de mayo, y están en juego los gobiernos locales y autonómicos. Por tanto, los partidos políticos han decidido que los recortes pueden esperar pasadas las elecciones, para que no se vean afectadas sus expectativas electorales. Nueva adivinanza, ¿alguien puede decir qué comunidad autónoma está ya aplicando los recortes, bajo presión, máxima exigencia y absoluta deslealtad del gobierno de España?. Efectivamente, la comunidad autónoma en cuestión es Catalunya, cuyas elecciones se limitan al ámbito municipal.

El Gobierno central exige a Catalunya unos recortes que puede suponer una disminución en los presupuestos del 20 por ciento respecto a los del año anterior. El gobierno de Madrid se niega a transferir los llamados fondos de competitividad, que ascienden a más de 1.400 millones de Euros en el caso de Catalunya, bajo el argumento de que la ley le permite hacerlo así hasta el año 2013. El gobierno de España amenaza con no autorizar la re-negociación de la deuda catalana, si no cumple los objetivos de disminución del déficit, para el año en curso, al 1,3. Pero, ¿porqué este "maldito" gobierno es  tan intransigente, tan demagogo, tan duro con Catalunya?

La razón es que solo así logrará cumplir sus propios límites, los compromisos y exigencias europeos. Su deslealtad es tan grande que para cumplir, se permite trasladar su reducción del déficit a las autonomías, especialmente - y por el momento, únicamente- a Catalunya. Mientras, sigue existiendo un Ministerio de Cultura, otro de Vivienda, también de Educación y Sanidad, todos ellos dotados con miles y miles de funcionarios y miles de millones de euros de presupuesto. La gran paradoja, diría que el gran cinismo, consiste en que todas las competencias de estos Ministerios están traspasadas a las Comunidades Autónomas. Son estas las que prestan los servicios básicos para el mantenimiento y sostenimiento del estado de bienestar, y por tanto, serán los ciudadanos los que sufrirán directamente los efectos y las consecuencias de los recortes impuestos por el Gobierno de Madrid. En el caso de Catalunya, ya se están produciendo protestas y enfrentamientos en la sociedad, e irán a más.

Así pues, el contexto español obliga a Catalunya a asumir, una vez más, costosos sacrificios para mayor gloria del gobierno de España. La nación española quedará bien ante el Directorio Europeo, mientras que la nación catalana seguirá siendo, a los ojos de España, egoísta, insolidaria y prepotente.
No se ufane España anticipadamente. Los catalanes no vamos a seguir siendo el "burro de carga" del gobierno de Madrid. Si supiera escuchar, percibiría un todavía tenue murmullo de fondo, "in crescendo": ¡Basta!. ¿"Cierre de cajas"?. Dios no lo quiera, por el bien de España y por el bien de Europa.   

  


dilluns, 25 d’abril del 2011

EL ESTADO INDESEABLE.

España se ha configurado, para Catalunya, como un estado indeseado, arisco, injusto, antipático, incluso grotesco. Mejor dicho, los personajes que representan las esencias patrias de este Estado dan una imagen que resulta terriblemente irreal y  ridícula. Acabo de leer un articulo sobre un supuesto pancatalanismo, escrito por un tal señor Maestre (don Agapito), que viene a colmar la larga lista de personajes que conforman el imaginario hispano -de lo más variopinto-, que tienen como misión atacar inmisericordemente el idioma catalán y a sus políticos, a toda sociedad. En definitiva, denigran Catalunya, para defender  su España, por supuesto, "sin un atisbo de nacionalismo, con absoluta objetividad y ateniéndose a la más estricta de las realidades". Ironías aparte, la nomina de tales personajes va engrosándose. Al hidalgo Aznar, le sigue el registrador Rajoy y varios escribanos como el tal maese Maestre, el inefable maese Vidal, el mordaz y agresivo Jimenez Losantos conocido también como el temible burlón, o el  inquisidor mayor, maese Ramirez. Por descontado, la lista es mucho más larga, pero evito seguir, evidentemente porque el espacio es limitado.

Todos ellos utilizan sus medios profesionales, en  política, comunicación,  finanzas,  economía, también en la cultura. Todos se sienten movidos por una pasión que, en otras manos, sería muy noble, pero que ellos embrutecen, desprestigian, y que no es otra que España. Pero parece que los españoles han dejado en manos de estos personajes, dignos de figurar entre los más populares del Siglo de Oro, como La vida del Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, la responsabilidad de ofrecer al mundo la imagen (y las palabras) de la España eterna. Para su desgracia, lo que trasmiten "Urbi et orbi" no es más que el producto de su inquina, sus prejuicios y de sus fobias.

No compadezco a los españoles, ya que ellos favorecen el anticatalanismo más descarnado que la historia ha conocido, escuchando sus mensajes, aplaudiéndoles sus "gracias" y jaleando sus ocurrencias, sin que se levante ninguna voz crítica a los exabruptos, ni se pida que cesen las iniquidades que sueltan en sus peroratas, de viva voz o escritas.

Son personajes propios de un país anclado en el pasado. Por muy glorioso y rico que fuera el pasado, no refleja la España actual y por tanto, Hidalgos, Maeses, Inquisidores, Registradores y Bufones son el pasado. Que los españoles dejen de ser súbditos y pasen a ser ciudadanos. Los catalanes no solo vivimos el presente, también empezamos a vivir el futuro y el nuestro es la independencia, la libertad, la plena soberanía. Abran los ojos a la realidad, y no se queden como el personaje del "Lazarillo de Tormes": ciego, desconfiado y malhumorado.  



diumenge, 24 d’abril del 2011

LA SUPUESTA DECADENCIA DE CATALUNYA.

Desde hace un tiempo, se efectúan algunas intervenciones, a través de artículos y sesudos análisis  que  recogen las opiniones de políticos, empresarios, intelectuales diversos y lideres de opinión, que no cesan de predicar que Catalunya se encuentra inmersa en una decadencia existencial, de diversos grados -suave, pronunciada, rápida, imparable...-y que no hace otra cosa que reflejar el grado de desconcierto e incomprensión en el que se hallan sumergidos lo que solemos calificar como "sociedad civil". Desgraciadamente, esta "sociedad civil" parece que ha quedado anquilosada en el siglo XX. Está viviendo, todavía, un sueño que permitió, con el viento a favor, que sus integrantes supusieran que eran el "centro del mundo". Los mejores empresarios, otrora llamados burgueses, durante la posguerra, lograron, con su esfuerzo, su inteligencia y sus recursos, levantar la economía de un país destrozado por la contienda civil y maniatado por una dictadura que les exigía lealtad y obediencia ciegas.

La burguesía catalana, con el único objetivo de remontar el mal trance que atravesaba este país -y sus propias finanzas-, se dedicó a promover todo tipo de iniciativas, que permitieron el resurgimiento industrial y el desarrollo comercial de Catalunya, y cuyo resultado más visible fueron la construcción de autopistas -de peaje, por supuesto- (a instancias del Banco Mundial), de centrales nucleares, la consolidación de la industria textil, automovilista, química y petro-química, farmacéutica, editorial, la extensión y el fortalecimiento del mutualismo y los seguros, así como un incipiente y sólido sistema financiero y energético -FECSA, Gas Natural,...- y una potente industria agro-alimentaria. Todo ello fue posible, sin utilizar recursos públicos estatales, solo con su propio esfuerzo y con una indudable capacidad de negociación y diálogo contra el franquismo reinante en aquellos tiempos.

Así pues, se dedicaron a amasar capital para  poder seguir engrasando y agrandando la economía catalana, a cambio de lo cual proporcionaron puestos de trabajo, no solo a los catalanes, sino también a ingentes cantidades de inmigrantes españoles que el franquismo obligó a desplazarse a Catalunya al objeto de "diluir" la enojosa catalanidad de los catalanes. Como sabemos, pasados los años, esta inmigración no solo se integró en nuestro catalanismo actual, también lo ha reforzado y engrandecido considerablemente.

Esta sociedad civil del siglo XX no fue consciente, empero, de que el franquismo se incrustó en parte de la sociedad catalana, en sus propias entrañas, en el ámbito político, sindical -el sindicato vertical no fue otra cosa que una forma de hacer política- y religioso, a través del Opus Dei. Esta "incrustación civil" les llevó a depender exclusivamente del mercado hispano y a sufrir ciertas prácticas que, tiempo después, supusieron que gran parte del esfuerzo realizado en levantar nuevamente Catalunya, se viera abducido por la casta dirigente franquista que llevaría posteriormente a trasladar el centro económico del estado hacia donde les pareció más conveniente: Madrid.

El franquismo sociológico inicio, así, su operación más ambiciosa: lograr que el poder económico catalán iniciara un suave declive hacia "la nada". Lo hizo mediante la estrangulación de las finanzas catalanas, manteniendo en el tiempo un expolio fiscal sin fin, favoreciendo el traslado de las sedes de las empresas multinacionales de Catalunya a Madrid, invirtiendo y promoviendo el sistema aeroportuario centralizado -tipo AENA- o, más recientemente, invirtiendo ingentes recursos económicos, fundamentalmente europeos, en la construcción de la red de Alta Velocidad Española, tan desmesurada como antieconómica, así como procediendo a privatizar las empresas públicas, algunas de ellas de origen catalán, en favor de un nuevo tipo de empresario: de formación funcionarial, "amigo de sus amigos".

La sociedad civil catalana si esta en decadencia. Es una decadencia buscada y permitida por ellos mismos. No supieron reaccionar ni comprender el aparente favoritismo que el franquismo mostró hacia esa sociedad civil. No vieron que lo que pretendía era aprovecharse del impulso, del trabajo y de los recursos catalanes, en beneficio de la construcción de su España. La "vieja" burguesía catalana, en comunión con ciertos intelectuales y algunos periodistas y políticos sin escrúpulos, sí que son decadentes, pero su decadencia no es la de Catalunya. Porque la sociedad civil catalana ya no es la "suya". En la actualidad, esta sociedad se mueve por otros intereses, es consciente de las potencialidades de Catalunya. No ve el mercado español como el único posible y "sale" fuera del país para hacer sus negocios. Los catalanes actuales conocemos muy bien cual es el problema que tiene Catalunya y sabemos que solución podemos encontrar. No crean que su decadencia es la nuestra. Nosotros ya hemos decidido el siguiente movimiento: ejercer el derecho de autodeterminación y conseguir así la independencia liberadora de Catalunya. Solo les queda unirse a nosotros, pero eso sí, con discreción, sin entorpecer nuestro camino.                  

divendres, 22 d’abril del 2011

LA COLONIA CATALANA.

Los analistas hispanos suelen afirmar con absoluta contundencia, que el derecho de autodeterminación de los pueblos no es aplicable al caso catalán, al no tratarse de un hecho colonial. Naturalmente, de ello deriva la inviabilidad de convocar oficialmente un referéndum que, además, no viene contemplado en la sacro-santa Constitución española, que, no olvidemos, está muy por encima en rango y consideración, que cualquier otro texto legal, por ejemplo, el estatuto de autonomía catalán o la Declaración de Derechos Humanos, o el derecho que tiene todo pueblo a elegir su futuro libre y democraticamente.

La rotundidad de sus aseveraciones alcanza su mayor grado de paroxismo cuando afirman que el Estatuto de autonomía tiene el mismo rango jerárquico que cualquier otra ley orgánica española, si bien se encuentra sometido a la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA), entre otras. Es decir, el misérrimo  estatuto de autonomía, es una ley orgánica, derivada de la Constitución, sometido a ella y también a otras leyes orgánicas españolas, si así conviene a los intereses del Estado.

La contradicción alcanza su cenit si nos atrevemos a bucear, aunque solo sea superficialmente, por las turbias y procelosas aguas de la historia de España.

En 1714, en la guerra de sucesión española se produce la derrota de las huestes del Archiduque Carlos, apoyado por Catalunya entre otras naciones, y la victoria del Borbón  Felipe V. De aquella derrota derivan todas las desgracias que Catalunya ha venido sufriendo a lo largo de los tres últimos siglos en manos de Castilla. Y digo Castilla, porque en el Decreto de "Nueva Planta de la Real Audiencia del Principado de Cataluna", en ninguna parte de su articulado se alude a España, concepto que, por lo visto, no se remonta al origen de los tiempos, ni es de inspiración divina, como pretenden hacernos creer en la actualidad, algunos finos analistas, conspicuos políticos y periodistas no-nacionalistas (por supuesto).

Pues bien, la derrota catalana acarreó la abolición de las "Constitutions y Altres Drets de Cathalunya". Es curioso, un decreto deroga una constitución.¿Por qué? ¿Como se produce tal arbitrariedad, siendo Castilla tan escrupulosa en el ordenamiento jurídico, entonces y ahora?. Por puro derecho de conquista, faceta de la legalidad hispana muy enraizada en su idiosincrasia histórica. La derrota y posterior represión fueron dignas de figurar en los anales del relato colonialista de la historia de la humanidad. Se produce la abolición de las Cortes y del Consejo de Ciento. La máxima autoridad fue para un capitán general -como con posterioridad dispondría Franco-. Se sustituye la división territorial catalana (vegueries) por doce corregidurías, como en Castilla. Igualmente, se impuso (por la fuerza, como en cualquier otra colonia española) el uso del castellano, en la administración, en escuelas y juzgados, cerrándose la mayoría de universidades catalanas.

Si alguien tiene especial interés, puede consultar el articulado del Decreto en cuestión. Sobresale por encima de cualquier otra consideración, la imposición , no solo del idioma castellano, sino también la traslación de los usos y costumbres de la administración castellana, así como las retribuciones del funcionariado y sus privilegios, que recuerda a situaciones mucho más actuales.

En definitiva, Castilla venció a Catalunya en una guerra. Sustituyó gobernantes y funcionarios, como cualquier otro país hizo con sus colonias. Impuso su idioma y su justicia, e hizo pagar al sujeto de su derecho de conquista, a los catalanes, el más alto precio que pueda imaginarse: la libertad, tanto individual como colectiva.

¿Catalunya no es una colonia?. No solo estamos sufriendo en la actualidad las consecuencias de la conquista de España, sinónimo de Castilla en nuestros días. Seguimos padeciendo sus injusticias. Siguen acosando, dividiendo y ninguneando nuestro idioma, el catalán. Siguen expoliando nuestros recursos económicos, vía déficit fiscal, o no invirtiendo lo que es justo -y necesario- en infraestructuras.. Continúan imponiéndonos su organización territorial. La justicia solo es obligatoria en castellano, mientras que el catalán depende de la generosidad del Consejo General del Poder Judicial.

"Por Decreto de 9 de octubre próximo fui servido decir que habiendo, con la asistencia divina y justicia de mi causa, pacificado enteramente mis armas el principado de Cataluña, tocaba a mi soberanía establecer gobierno en él y dar providencias para que sus moradores vivan con paz, quietud y abundancia..." Con  esas palabras se inicia la colonización de Catalunya, que viene prolongándose por los últimos tres siglos. Los catalanes hemos decidido, por fin, poner punto final a tamaña injusticia. No olvide Castilla, es decir España, que ni su constitución, ni las leyes que derivan de su pétreo texto, ni los jueces que se amparan en ella, que no hay nada, absolutamente nada más fuerte que la democracia y que la voluntad de todo un pueblo que aspira a la plena soberanía, a la libertad. Catalunya así lo ha decidido. El derecho a la autodeterminación  sí es aplicable al caso catalán, porque Catalunya no solo fue conquistada por la fuerza de las armas, también sufre el escarnio de la colonización de España. Catalunya será  independiente en el próximo futuro. No olviden que la independencia no se pide, que no respeta truculentos armazones legales. La independencia se toma y se ejerce, si este es el deseo mayoritario y democrático de los catalanes. Y así será. 





   

dimecres, 20 d’abril del 2011

DIVAGACIONES VARIAS Y OTRAS CONSIDERACIONES. (2)

Siempre me ha sorprendido la actitud de la derecha española, sobre la consideración que les merece la "Ley de la memoria histórica". Afirman que es una ley que solo contempla al bando republicano y que obvia a los nacionales. No es cierto, pero aunque lo fuera, ¿treinta y seis años de posguerra, no han sido suficientes para compensar los sufrimientos de los franquistas durante la contienda?. No se olvide que estos fueron los acaparadores de los beneficios, tanto económicos, como sociales y políticos, desde el mismo momento de su victoria sobre la República. Desde los ex-combatientes, hasta el funcionario más modesto, pasando por "nuevos empresarios" agraciados por el régimen, todo el franquismo fue merecedor del "mino" del dictador y sus colaboradores más íntimos. Estamos hablando de millones de personas, de centenares de miles de familias,  cuyo bienestar actual proviene directamente de Franco, de su dictadura y de exprimir inmisericordemente a otros muchos millones de ciudadanos, vencidos, e hijos y nietos de vencidos. Pudieron enterrar a sus muertos y llorar su pérdida, mientras los derrotados sufrían su duelo en silencio y en muchos casos, sin poder rendir el respeto y el recuerdo debido a su memoria.

En Catalunya, la situación se vio agravada por el mero hecho de pertenecer a una "región" que muy mayoritariamente se había decantado por la República pero que, además,  hablaba una lengua y tenia una cultura distinta a la castellana. Los ciudadanos catalanes no solo sufrieron el exilio forzoso y la expropiación de sus bienes, también sufrieron la cruda represión franquista por hablar pertinazmente en catalán, con el único objeto de fastidiar a España y diferenciarse del resto de ciudadanos españoles. Los empresarios debieron "jurar" -ciertamente, algunos de buen grado- su inquebrantable adhesión al régimen franquista para conservar sus posesiones y para seguir en sus negocios, si bien  las empresas que fueron declaradas de interés nacional, fueron convenientemente nacionalizadas y en mucho casos trasladadas a "territorio español". No se olvide, ni mucho menos, la cantidad de camiones que partieron "rumbo a Salamanca", con distintos bienes requisados a instituciones y a particulares, documentos, obras de arte, muebles, joyas, etc... que las tropas franquistas adquirieron por derecho de conquista, en palabras del señor Torrente Ballester.

La gran mayoría de ciudadanos catalanes se dedicó a subsistir, con algunos paréntesis de mínima rebelión -huelga de tranvías, caso Galinsoga-. Pronto, algunos de los que habían aplaudido la victoria franquista, se dieron cuenta de las injusticias y arbitrariedades que sufría el resto de ciudadanos y empezaron, en secreto, a dedicar recursos económicos a la cultura catalana, a los movimientos ciudadanos y otras actividades de la sociedad civil, que o bien eran perseguidas, o bien eran ignoradas y menospreciadas por las autoridades españolas.

Las subsiguientes oleadas de inmigrantes, forzados por el poder español, a desplazarse hacia aquellos territorios más conflictivos para ganarse el pan nuestro de cada día, se sumaron al creciente rechazo del obsoleto "centralismo madrileño". Así,  una legión de ciudadanos, unidos a los autóctonos, comenzaron a organizarse en defensa de sus derechos, individuales, colectivos, culturales, económicos y lingüísticos.

Llegamos pues a 1975, con un franquismo enquistado en toda la sociedad y radicado, en sus diversas facetas, en el centro peninsular. Madrid no sólo pasa a centralizar el poder económico surgido a la sombra del franquismo, con empresas nacionalizadas -que posteriormente serán privatizadas "en beneficio de los amigos"-, también acapara los distintos poderes fácticos -de comunicación, cultura, funcionariado, justicia, etc...- , configurando una amalgama de intereses que abarca tanto a la política, como a las finanzas, los medios de comunicación, la justicia y todo aquello que es susceptible de ejercer algún tipo de Poder. No distingue entre poder civil y militar, entre la esfera pública y privada. La cuestión es detentar el Poder, radicarlo en Madrid y ejercerlo "en la periferia".

La transición fracasó por culpa del nacionalismo español, encarnado por el "invisible franquismo". Se encargó de cambiar, o mejor, de camuflarse, para conseguir que no se pidieran cuentas del pasado, que no se recortaran sus privilegios, en definitiva, que "todo cambiara para que todo siguiera igual".

La llamada oposición democrática acabó aceptando unas condiciones que olvidaron la Justicia, en aras de la  nueva legalidad que no ha resultado nada más que la "digna e implícita" continuación del franquismo sociológico, disfrazado con una falsa pátina de democracia (española, por supuesto).

Catalunya ha sufrido, y sufre actualmente, las consecuencias de haber sido una "región díscola". Su debilidad se manifiesta por no haber optado, como otras zonas de España, por dedicar sus esfuerzos en "pertenecer" al funcionariado central. No hay casi ciudadanos catalanes entre los jueces, militares y altos funcionarios de carrera. Catalunya aporta ingentes cantidades de recursos financieros a España, pero el poder económico-financiero, está "viviendo" en Madrid. Es en la capital donde tienen su domicilio las principales empresas ex-públicas. No importa si la parte más importante de su negocio en España se encuentra en Catalunya. No se ha tenido en cuenta si la historia de algunas de estas empresas hunden sus raíces en esta nación. De nada sirve que Barcelona concentre, por ejemplo, las empresas más importantes y la mayoría del comercio editorial del estado. Cuando se saldan los pagos de impuestos con obras de arte, solo los museos madrileños tienen derecho a recibirlas para sus colecciones.

Definitivamente, el choque entre los intereses de España (Madrid) y Catalunya, se ha hecho evidente. Los catalanes reclamamos, gracias al fuerte sentimiento de libertad y ansias de justicia que tenemos, el derecho a ser dueños de nuestros recursos. Queremos decidir por donde pasan las vías del tren, las carreteras, a donde pueden volar los aviones desde el Prat, qué prestaciones sanitarias podemos sufragar a nuestros ciudadanos, qué estado del bienestar queremos, qué jubilación mínima y digna tienen derecho a disfrutar nuestros jubilados. Queremos, en definitiva, ser dueños de nuestro destino, sin que dependa de los intereses y la voluntad de España. Queremos tener el derecho a decidir, a equivocarnos, a planificar nuestras infraestructuras, a colmar nuestras necesidades. En resumen, queremos para nuestra Nación la independencia, la soberanía y el bienestar que tienen el resto de naciones que son dueñas de sí mismas.   
   
  
      
          

DIVAGACIONES VARIAS Y OTRAS CONSIDERACIONES. (1)

Existen diversas consideraciones, acerca de las relaciones Catalunya-España, que deberíamos tener en cuenta a la hora de enjuiciar las razones que han provocado la actual situación por la que atraviesan. Algunas son de carácter cultural, de idiosincrasias distintas, e incluso históricas, además de económicas.

Si nos atenemos a las históricas, nuestro análisis debemos centrarlo en el pasado más reciente, concretamente a la interminable posguerra que este estado ha sufrido. Media España venció sobre la otra media. Los vencedores se encargaron de hacer pagar a los derrotados todas las culpas de la guerra civil. Comenzó la parte más dura de la represión, ejecutando a miles de ciudadanos, cuya principal culpa consistió en permanecer fieles al orden constitucional de la República. Muchas de las muertes lo fueron por motivos de venganzas, puras vendettas pueblerinas con obscuras intenciones económicas. Otras ejecuciones lo fueron por causas estrictamente políticas. En realidad, poco importan las razones de tantas muertes. Todas ellas fueron injustas, desproporcionadas y arbitrarias. La principal razón fue que los vencedores castigaron a los vencidos. Y no solo con la pena de muerte, también fueron depurados, como maestros, funcionarios, catedráticos, abogados, jueces, sindicalistas, guardias de asalto, obreros.... Se consumó la más vergonzosa de las iniquidades: la venganza indiscriminada. El final de la guerra civil provocó el exilio de centenares de miles de ciudadanos, que perdieron todas sus posesiones materiales y sus ilusiones más íntimas. Se instauró un régimen de terror, con juicios sumarísimos, penas de muerte y duras condenas a prisión. Se reprimió descarnadamente a ciudadanos que no hablaban castellano. Se persiguieron a los que no opinaban como los franquistas. Expropiaron los bienes materiales a los desafectos al régimen, que fueron postergados de la sociedad, como auténticos parias.

Mientras, los vencedores, recibieron la correspondiente recompensa por "derecho de conquista". Acapararon el funcionariado estatal, monopolizaron el ejercito,  los municipios, la justicia, la enseñanza, todo....Los tentáculos de los vencedores ocuparon todo el espacio, militar, político y civil. Si querías vender lotería, tenias que ser afecto al régimen, si deseabas vender tabaco, también. ¿ Funcionario?. Afecto. Solo los afectos al régimen, tenían plenitud de derechos. Administraciones de lotería, estancos, militares, Guardia Civil, jueces, funcionarios, empresarios, docentes, periodistas.... Todos los puestos de trabajo fueron ocupados por los vencedores, por los afectos al régimen (franquista). El resto de ciudadanos tuvo que buscarse la vida como pudieron. Surgió el estraperlo, el contrabando, que curiosamente, también estaba dirigido por el franquismo. Las personas mayores, en un ramalazo de sinceridad, nos cuentan que los principales contrabandistas eran miembros de la guardia civil.

Durante los siguientes 36 años, el franquismo sociológico no solo se resarció económicamente de los sufrimientos de la guerra, también lo hizo políticamente. Ocuparon todos los resortes del poder. Los miembros fundadores (del franquismo) dieron paso a los hijos, y estos a los nietos, en una orgía dinástica "sin fin", que permitió que se perpetuasen en sus privilegios, en sus cargos, en definitiva, en su posición social y económica. Es así como encararon la transición de la dictadura a la "democracia" con todos los ases en la mano. La transición podía comenzar, bajo su control y supervisión,  en su propio beneficio.      

dilluns, 18 d’abril del 2011

¡HISPANA CRISPACIÓN!

Leyendo la prensa y viendo las tertulias políticas de España, se percibe en los articulistas y en los opinadores profesionales, un creciente estado de enojo, de falsa preocupación, de análisis ficticio y manipulador, en definitiva, de crispación, que no es más que el resultado de la situación por la que atraviesa este Estado, en materia económica, social y política, que cada día se acerca "más al abismo", según sus propias palabras. Todo ello se deduce de las intervenciones, principalmente del lado conservador y de la extrema derecha -en la oposición-, y ante el marasmo, la perplejidad que se observa entre la progresía hispana, huérfana de ideas y de soluciones racionales ante los retos del presente y de todo ámbito.

Los argumentos que suelen utilizar en sus análisis, están mediatizados por los prejuicios que arrastran, además de apoyarse en una realidad virtual, que no es más que creer que sus ensoñaciones reproducen fielmente la realidad de las cosas. Si nos fijamos en la cuestión catalana, los prejuicios y las ensoñaciones alcanzan unos límites realmente grotescos, hasta el punto de distorsionar tanto la realidad por ellos analizada, que se torna en irreconocible por los propios protagonistas, es decir, por los atónitos ciudadanos catalanes.

La extrema derecha madrileña ha llegado a la conclusión -y así lo trasmite a los españoles- que el independentismo catalán solo es cuestión de una minúscula fracción de la sociedad catalana que utiliza a los menores de edad y a los extranjeros, para incrementar sus efectivos hasta el 18 por ciento del padrón en una consulta popular "voluntaria", de dudosa organización y de obscura financiación. La perpleja élite "progresista" española, además de sumarse al análisis conservador, utiliza argumentos como apelar al "seny" -sentido común- catalán, a la solidaridad entre los territorios, a la pluri-nacionalidad y pluri-culturalidad, al federalismo, a los supuestos beneficios de la unidad.... Tanto la derecha, como la izquierda españolas, recurren a los tópicos, a las falacias y las manipulaciones más "cutres" y trasnochadas al objeto de ignorar, de minimizar el movimiento de fondo, e imparable, que se está produciendo entre los ciudadanos catalanes. La transversalidad y profundidad de lo que acontece en Catalunya queda fuera de su entendimiento. No logran asimilar ni comprender que el independentismo, no solo crece, se incrementa entre los catalanes, sino que se consolida, al mismo ritmo que sus hispanos exabruptos, de sus mentiras transmitidas irresponsablemente entre sus propios conciudadanos, atizando la ya muy extendida catalanofobia de la sociedad española.

No es extraño que la crispación se extienda como la pólvora en España, y también entre los catalanes, que sufrimos en nuestras carnes las continuas desconsideraciones del gobierno de España, de los partidos españoles, de las instituciones que dicen representar a todos los ciudadanos de este Estado, de los medios de comunicación, dedicados más a la desinformación sistemática que a la exposición objetiva de la realidad. No acusen al catalanismo de practicar el victimismo al objeto de rebatir sus exigencias, sus reivindicaciones, sus ansias de justicia. No digan que somos victimistas y practiquen Vdes., aunque sea someramente, la autocrítica. Tal vez así lograrán entender lo que la mayoría de ciudadanos de Catalunya expresa con absoluta sinceridad: Catalunya quiere la independencia, porque Catalunya quiere ser libre y dueña de sus recursos, de su futuro, sin resquemor y sin crispación.
     

dijous, 14 d’abril del 2011

ARGUMENTOS EN CONTRA, RESPUESTAS A FAVOR.

Existen diversos tipos de argumentos, a favor y en contra, acerca de la independencia de Catalunya. Pueden ser económicos, sociales, políticos, culturales.... Desgraciadamente, los argumentos en contra que utiliza el unionismo españolista es del tipo amenaza. Nos advierten sobre las desgracias que se cernerían de conseguir la independencia, de la gravísima división social que ello provocaría, del enfrentamiento civil, del ahogo fiscal, en fin, de un cúmulo de desventuras, todas malas, perniciosas e insoportables, que harían inviable una Catalunya, libre y soberana.

No intentan convencernos de las bondades que implican la unión con España, de las ventajas que acarrea, de los beneficios económicos, fiscales, lingüísticos, culturales, en el estado de bienestar, en inversiones en infraestructuras, en legislación, en justicia..... Y no lo hacen, porque no tienen argumentos a favor del unionismo. No pueden seducirnos, no pueden convencernos, porque sus palabras nos suenan vacías, distantes, ajenas y extrañas. Así, recurren a la amenaza, a la burla o al ninguneo, para que dejemos de pensar en la independencia, que es algo que saben sí colmaría no solo las necesidades materiales de los catalanes, sino que también nos permitiría la plenitud moral, cultural, en fin, saben que lograríamos colmar nuestras almas, que es lo único que permite caminar por la senda que conduce hacia la inalcanzable felicidad. Como el resto de naciones del mundo.

1ª Amenaza: "La secesión de Catalunya no está permitida por la constitución española".
                       Naturalmente. No sé si saben que la independencia de los Estados Unidos se hizo en contra de la legalidad de Inglaterra. La República Francesa se hizo contra la "divina legalidad" del rey de Francia. La separación de Eslovaquia y Chequia, se hizo contra la constitución de Checoeslovaquia.... Históricamente todos los procesos de independencia se han producido contraviniendo el ordenamiento jurídico del momento y los países implicados.

2ª Amenaza: "La secesión de Catalunya producirá una fractura social".
                    Hasta la fecha, los independentista, hemos estado en franca minoría, y no hemos provocado ningún enfrentamiento, con los defensores de la unidad con España. ¿Acaso debemos esperar de los unionistas violencia verbal, o incluso física, cuando se alcance la mayoría absoluta a favor de la independencia?. Este es un argumento que presupone que los unionistas son antidemocráticos, intolerantes y violentos. Yo me resisto a creer tal prejuicio. La gran mayoría de unionistas, no solo son plenamente demócratas, sino que acatarían la voluntad mayoritaria de la sociedad catalana.
                    
3ª Amenaza: "La secesión de Catalunya depende de la voluntad soberana de todos los españoles".
                    Parten del supuesto que la Constitución española proclama que la soberanía recae en todo el pueblo español y no en una parte del él. Cierto, pero... es que resulta que la independencia es algo que no contempla el ordenamiento español y por tanto es un proceso de ruptura con dicho ordenamiento. En definitiva, los independentistas cuestionamos toda la Constitución, que nos es extraña, y proclamamos que no es nuestra. Y además, ejerciendo el derecho de autodeterminación, afirmamos que no somos españoles.

4ª Amenaza: "Económicamente, una Catalunya independiente no es viable".
                    Esta es la falacia mas recurrente del españolismo. En principio, la independencia significaría una inyección muy importante de recursos fiscales, puesto que ya no tendríamos que aportar forzosamente, cada año, el ingente e insoportable flujo de dinero en nombre de una falsa solidaridad interterritorial. Algunos estudios plenamente fiables los cifran entre 16.000 y 22.000 millones anuales. Aun acusando un descenso los primeros tiempos, seguirían siendo muchos miles de millones de euros cada año de más. Por otro lado, no debe olvidarse que los continuos boicots sufridos por los productos catalanes por parte de muchos españoles, han tenido como efecto favorable que Catalunya ha incrementado su comercio con el exterior en sustitución del mercado perdido de España. Tampoco  puede descartarse una respuesta de similares características por parte de los consumidores catalanes hacia los productos españoles, lo que sería terriblemente negativo para la economía de España.

5ª Amenaza: "La Unión Europea no aceptará a Catalunya como miembro de pleno derecho".
                    Afirman que al ser un nuevo estado, debería iniciar todo el proceso de negociación y que todos los estados miembros deberían aprobar unánimemente dicha adhesión. Si eso es así, ¿acaso España no sería también un "nuevo estado" -sin Catalunya- y por tanto sujeta a los mismos condicionamientos?. No creo que Europa no encontrara el camino para incorporar (retener) a la nueva Catalunya y la nueva España en su seno.
En cualquier caso, no debe olvidarse que Catalunya sería un contribuyente neto, mientras que España permanecería como receptor neto de recursos económicos de Europa, y esta es una cuestión de peso. No creo que Europa aprovechara la ocasión para deshacerse de un receptor neto y despreciara a un contribuyente neto.

6ª Amenaza: "Los españoles, en la Catalunya independiente, serian ciudadanos de segunda".
                    Atizan el miedo de los catalanes que se sienten españoles con el único objeto de provocar y avivar el enfrentamiento interior en Catalunya. Ignoran, pero,  que los ciudadanos que se sienten españoles en Catalunya, saben que podrán seguir sintiéndolo, que sus derechos quedaran plenamente garantizados y que sus necesidades obtendrán una mayor y mejor satisfacción, tanto por el estado catalán, como por el estado español.

7ª Amenaza: "En un referéndum de autodeterminación, debería participar todo el pueblo español".
                    ¿Alguien puede decirme si alguna vez en la historia, en algún referéndum de autodeterminación han participado, con plenitud, las dos partes objeto del litigio?. Seamos serios. El objeto del derecho lo ejerce la parte "agraviada", es decir, el conjunto de ciudadanos que quiere alcanzar la libertad del estado del que quiere separarse.

Existen un sin número de amenazas, menores y ridículas que no merecen mi consideración. Me niego a buscar argumentos a cuestiones como, ¿qué pasará con en Barça?, ¿contra quien jugará?.  Solo cabe esperar que la separación se produzca rápidamente, negociando y evitando hurgar en la herida. Se que lograremos llegar al punto de encuentro que satisfaga a ambas partes, aunque sea a regañadientes. Debemos aceptarlo, sobre todo, España. Porque ya hemos llegado al punto de no retorno. En Catalunya nos hemos puesto en marcha y nada nos detendrá. La independencia está cercana, porque la independencia es la única solución a todos nuestros problemas: económicos, fiscales, culturales, lingüísticos, sociales, de infraestructuras, legislativos, de justicia... Todos serán superados con mayor rapidez y eficacia, ya que la solución solo dependerá de nosotros, de nuestras decisiones soberanas.      



     

dimecres, 13 d’abril del 2011

DESPUÉS DEL PRINCIPIO.

El lunes, 11 de abril de 2011, es el primer día después del principio. Ha terminado un ciclo presidido por el temor, por la queja inútil. Acaba con un montón de tópicos, acuñados por el nacionalismo hispano, sobre Catalunya y los catalanes y arrincona en la memoria, en el archivo de los recuerdos que nunca deben ser olvidados, toda aquella parte de la historia, de nuestra historia -personal y colectiva-, que ha condicionado nuestras vidas, que  ha limitado nuestras aspiraciones y nuestros anhelos, que ha mermado tanto nuestro desarrollo económico, como nuestro estado del bienestar.

El día 11 de abril es el primer día que la sociedad catalana exige del estado que la oprime, la cuota innegociable de libertad que le corresponde, como ciudadanos individuales y como Nación catalana. No vale ya querer diluir la soberanía del pueblo catalán, entre la de los españoles. No pueden ocultar más tiempo el hecho de que los catalanes quieren ejercer el derecho a decidir su futuro, no solo en el ámbito estrictamente político, sino también en el económico, cultural, social e individual. No es cierto que los catalanes se autodeterminen en cada contienda electoral, como el resto de los españoles. Unas elecciones solo sirven para elegir a unos representantes, a los que encargamos que hagan leyes, propongan presupuestos y controlen sus actividades , la oposición al gobierno, y entre los partidos, no solo para ser honestos, sino también para parecerlo.

Ya no molesta que minimicen nuestros anhelos. De nada sirven los insultos, ni las descalificaciones. La manipulación a que someten a sus conciudadanos, las falsedades que vomitan en sus medios de comunicación, solo sirve para que nos reafirmemos en nuestra posición. Si los españoles prefieren esconder la cabeza bajo el ala, es su problema. Desgraciadamente para España, un día se levantarán y se percatarán que Catalunya es un estado independiente. Es entonces cuando tendrán que dar cuenta de su irracional actitud. Tendrán que responder a mil cuestiones que sus conciudadanos les formularán. Pero, repito, este es su problema.

Catalunya ya ha comenzado, con serenidad, con firmeza, con ilusión, el camino que, en breve tiempo, nos conducirá a nuestro más anhelado futuro: la independencia, la soberanía plena de nuestra Nación, y ello como respuesta a la actitud hostil que los españoles, fundamentalmente de forma colectiva -bien conducida por las fuerzas vivas de la caverna mediática madrileña-, han manifestado reiteradamente hacia Catalunya y los catalanes. Tal vez ahora los engañados ciudadanos españoles se darán cuenta del enorme daño que su actitud -la de la caverna y las élites madrileñas- han causado, tanto a España, como, sobre todo, a Catalunya.  
          

dimarts, 12 d’abril del 2011

MÁS REACCIONES AL 10 DE ABRIL.

Acabo de repasar los comentarios de los lectores, recogidos en la prensa digital, sobre la consulta celebrada felizmente en Barcelona. También he leído algunas informaciones y escuchado "sesudos" análisis de inefables  periodistas. Realmente, es sorprendente el grado de alteración que los resultados de este evento han provocado en todas estas personas, hasta el punto que, por ejemplo el señor P. J. Ramirez, de El Mundo, denotaba un alto grado de afectación, una alteración, que se observaba sobre todo en la voz, a veces entrecortada por la falta de aliento, causado por la avidez de decir muchas cosas, todas negativas, en tan solo dos minutos.

Por no hablar de la reacción que el señor Duran i Lleida ha tenido por el hecho que la vicepresidenta del gobierno de la Generalitat haya ejercido su intransferible derecho a votar. Dice mucho sobre la endeblez de las convicciones democráticas  de este señor. Es muy feo revelar el sentido del voto de una persona que no quiere hacerlo y que ha confiado en la (inexistente) discreción de su "jefe". Este episodio se unen a otros muchos protagonizados por el señor Duran, en los últimos meses, y que tanto daño causan a la federación gobernante. Recordemos el lío que se produjo por haber apoyado a los concesionarios, frente a los fabricantes automovilísticos. O la sinrazón que es apoyar un estado confederal como solución para Catalunya -afirma que esta es su utopía-, sin defender que antes es absolutamente necesario que Catalunya devenga un estado soberano e independiente de España. Ahora reclama a  Convergencia que sean igual de leales con él, como él lo fue con el señor Más en las últimas elecciones. En definitiva, exige que CiU  dé un cheque en blanco, para hacer lo que quiera en Madrid. Espero que el señor Más reaccione ante este lastre en  que se está convirtiendo el señor Duran y sus ambiciones personales, para el buen gobierno de Catalunya.

El unionismo está reaccionando, como era de esperar, de forma irracional y desaforada. Se han dado cuenta del profundo significado que tiene lo acontecido en Barcelona este pasado domingo. Sienten que los ciudadanos, no solo saben lo que quieren conseguir, hacia adonde van, sino que se han dado cuenta que también saben como alcanzar su objetivo. Van decididamente por el camino de la libertad, de la independencia. No están dispuestos a frenar su avance, ni cambiar su rumbo, por mucho que los unionistas intenten burlarse, minimizar sus acciones, escamotear los resultados o manipular las opiniones, ya ahora claramente mayoritarias en favor de la plena soberanía.

A todos los que, en sus comentarios en la prensa digital,  utilizan argumentos vacuos, expresiones insultantes y estadísticas falaces y absolutamente inconsistentes, les recomiendo que reflexionen y se informen adecuadamente. Hagan a un lado sus sentimientos y empleen el sentido común. ¿Creen realmente que casi 900.000 ciudadanos están siendo manipulados por "los políticos nacionalistas catalanes"?. ¿Desconocen acaso que los ciudadanos catalanes tienen acceso a los mismos medios de comunicación, prensa, radio, televisión e Internet, que los españoles? ¿Realmente piensan que estas 900.000 personas actúan movidos por un inexistente "clientelismo" hacia algunos partidos políticos que no hacen otra cosa de ignorar su voluntad?. ¿No será que los independentistas catalanes se han cansado de soportar el  yugo de la "pesada" hispanidad, que el gobierno central, los partidos españoles, el Tribunal Constitucional, emplean contra los catalanes?. ¿Tal vez no es lícito que los ciudadanos catalanes estén hartos del  nacionalismo español, del que todo el mundo, en España, reniega?.

La actitud que ciertos españoles muestran ante el entusiasmo, la esperanza, la convicción y la firmeza de los catalanes, es realmente patética. Nada será como antes del 10 de abril. Empiezan a comprender que no hay vuelta atrás. Su frustración, su nerviosismo les delata. Los agravios causados a los ciudadanos de este pequeño país que es Catalunya, se han vuelto en contra de su España. La hostilidad, la incomprensión y el rechazo que algunos españoles han ejercido sobre Catalunya, es lo que ha alimentado las ansias imparables de justicia, libertad e independencia de muchos catalanes, a los que se van uniendo cada día, nuevas oleadas de gente que se ha dado cuenta que su futuro y prosperidad, pasan por la independencia, cada vez mas cercana y asequible. Lo siento por Vdes, pero, a Dios gracias, ya han perdido.   
          

dilluns, 11 d’abril del 2011

REACCIONES AL 10 DE ABRIL, DÍA DE LA DIGNIDAD.

Ciertamente que, a veinticuatro horas de la consulta celebrada en Barcelona, las reacciones que han causado los espectaculares, por inesperados, resultados sobre la participación, son más bien escasos, sobre todo en la prensa de Madrid. Parece como si un sudor frío recorriera el cuerpo de los tertulianos y pseudo-periodistas al uso, sorprendidos, anonadados, por lo sucedido en Barcelona. Su única arma defensiva consiste en silenciar, en manipular y en mofarse ante lo acontecido, sabedores de las consecuencias que a corto y medio plazo acarreará para España.

Decir que el ochenta por ciento de los barceloneses muestran su adhesión a España, es cuanto menos, además de falso, notablemente exagerado. ¿Creen sinceramente lo que afirman, o más bien afirman lo que quisieran que sucediera?. No parece una buena política comunicativa retorcer la realidad, con el único objetivo de ofrecer a los españoles una visión sobre lo que está sucediendo en Catalunya absolutamente sesgada, falsa. Así no solo están ocultando la realidad a sus paisanos. Mucho peor. Están ofendiendo a centenares de miles de catalanes, que han votado, han aportado recursos económicos, tiempo, esfuerzo, ganas e ilusión, con la intención de contribuir con su grano de arena para la pronta consecución de la plena soberanía de su país.

Ignorar y ocultar la consulta es lo peor que puede ocurrirle a la sociedad española, porque impide que se hagan una composición de lugar exacta sobre el futuro político de España, a corto plazo. Como ha sido nefasto esconder y falsear a esta misma sociedad, la real e inmensa contribución económica y política que Catalunya ha aportado, sin límites, a un estado que en lugar de gratitud, solo ha mostrado desprecio, insultos, racanería y mentiras hacia los catalanes. Es esta actitud de las élites madrileñas las que han causado que muchos ciudadanos españoles vean en los catalanes como un puñado de personas caprichosas, egoístas, insolidarias, que solo hablan catalán para fastidiar y que, como dijo algún conspicuo líder andaluz del partido popular, "los catalanes quieren robar el dinero a los andaluces y quieren imponer el catalán para ocupar un puesto de trabajo".

La reacción en los medios catalanes, en general ha sido más ecuánime, más ponderada, aunque con algunas máculas muy evidentes. Decir que "más de 257.000 barceloneses votan a favor de más soberanía" es tan inexacto como afirmar que la manifestación de 10 J no fue clamorosamente pro independentista.  El grupo Godo arrima el ascua a su sardina y transforma un acto pura y llanamente soberanista, en algo parecido a un aquelarre pro pacto fiscal y pro autonomista "de máximos". Nada más lejos de la realidad.

Lo que realmente denotan las reacciones descritas, no es sino el grado de frustración que invade al unionismo catalán y al centralismo español. No aceptan que la realidad va por delante de ellos. No entienden que apelando a la división civil, al desapego, al miedo, al guerra-civilismo no lograrán torcer la firme voluntad de una mayoría de ciudadanos que ya han tomado una grave decisión: la única solución a los problemas de los catalanes, pasa por alcanzar la plena soberanía, la independencia de Catalunya. Lo antes posible.

Quiero terminar dando las "gracias" a los unionistas, tanto españoles como catalanes, por el inmenso y productivo trabajo realizado a favor de la independencia de Catalunya en estos últimos años.Sin su inestimable concurso, la labor hubiera sido mucho más ardua y lenta. Gracias.         

dissabte, 9 d’abril del 2011

EXCUSAS Y TRAMPAS.

Existen algunos periodistas y, por supuesto, tertulianos, que suelen ejercer la crítica y el análisis político desde una posición de superioridad moral, muy por encima del resto de los mortales. Analizan sesudamente la realidad y lanzan sus conclusiones al escrutinio público, con el único objeto de sentar cátedra, para seguidamente, ante las críticas y las reacciones que desencadenan sus opiniones, proceden a escudarse, o más bien, a esconderse detrás del muro impenetrable que para ellos es la libertad de expresión.

Naturalmente, no aceptan que nadie ose contradecir sus, a menudo, tramposas opiniones, ni discutir sus presuntos rigurosos análisis, so pena de excomunión intelectual. Es bien cierto que "el árbol no deja ver el bosque". Esto es lo que les sucede a estos probos periodistas: sus múltiples defectos, es decir, su ligazon intelectual con posiciones políticas predeterminadas (derechas o izquierdas, tanto da), no les permiten ejercer una crítica objetiva, ni un análisis serio, medido y firme. Me atrevo a decir que son poseedores de múltiples defectos, porque a la obediencia política a  que se encuentran sometidos, se añade la restricción mental a que someten sus conclusiones, rechazando de antemano aquellos argumentos distintos a sus propios prejuicios. Suelen definirse como no-nacionalistas, pero su españolismo les sale por las orejas. Se dicen tolerantes, pero no aceptan (ni entienden) a los que no nos sentimos españoles. Respetan y defienden las libertades individuales, pero a condición de que, por ejemplo, un catalán, no pretenda el mismo trato para su lengua que el que disfruta el español. Apoyan entusiastamente el bilingüismo, pero sólo el de los catalano-hablantes. Claman, exigen el respeto al estado de derecho, a las sentencias del Tribunal Supremo, a los dictámenes del Tribunal Constitucional, pero se burlan miserablemente de la voluntad popular mayoritariamente expresada en sede parlamentaria y discuten, combaten e ignoran el resultado de las elecciones democráticas, afirmando que son producto del clientelismo, la ignorancia o a la falta de información que sufrimos los ciudadanos catalanes. No dudan en elevar a su deslegitimado tribunal constitucional todas aquellas cuestiones que no han sabido ganar en sede parlamentaria. Ignoran que los ciudadanos catalanes, tenemos el mismo acceso que el resto de ciudadanos a TODOS los medios de comunicación, "escritos, hablados y vistos" del estado y si me apuran, poseemos un grado de información, análisis y crítica muy superior al resto de ciudadanos hispanos: los medios en catalán (y en inglés, en francés, alemán...).

No dudan en hacer trampas con las encuestas, estadísticas, estudios... y ello tanto por parte de algunas "empresas de encuestas", gabinetes de estudios y centros estadísticos, como por parte de quien trata de interpretar, a su conveniencia, los resultados que suministran con mayor o menor acierto.

Siempre me ha resultado inverosímil que se atrevan a ligar el resultado de unas elecciones al parlamento catalán, con el sentimiento independentista. Si los partidos soberanistas logran, por ejemplo, 14 escaños de 135, se atreven a decir que la independencia es residual en la sociedad catalana. Si en una encuesta el independentismo obtiene el 20 por ciento, eso quiere decir que la unión es apoyada por el 80 por ciento de los encuestados. Si en unas elecciones, se produce una abstención del 40 por ciento, la consecuencia es que los que han vencido han sido los que no han votado. Si en un referéndum solo participa un 45 por ciento y el No obtiene un 15 por ciento, el resultado negativo vence por 70 (15+55), frente al 30 favorable al Si.

Trampas. Hacen trampas, falsean resultados, manipulan sentimientos -por lo menos lo intentan- con el único objeto de que sus críticas, sus análisis prevalezcan en su imaginario virtual, por encima de la verdad, la objetividad y la realidad real.

¿Están seguros que la independencia de Catalunya  solo merece la consideración de 14 parlamentarios?.¿Porqué no hacen una encuesta oficial, preguntando simplemente Si o No a la independencia, sin recurrir al truco de preguntar si quiere un país federal, confederal, centralista, regionalista, unitario o autonomista?.¿No es ridículo preguntar si uno se siente solo catalán, tan catalán como español, más español que catalán o solo español?.¿Alguien medianamente inteligente cree que los vencedores en unas elecciones son los que no votan, o que en un referéndum ganan los que votan no, a los que se añade los que no votan?. ¿Porqué razón se atreven a suponer que los que no votan lo hacen porque no sienten interés y por tanto, los utilizan para demostrar el desapego hacia la política, por ejemplo el Estatuto?.

Con la misma autoridad que algunos concluyen de que los ciudadanos catalanes no quieren saber nada de la autonomía porque no fueron a votar, yo afirmo que muchos ciudadanos no fueron a votar el referéndum pues lo que realmente querían era votar la Constitución soberana de Catalunya.

Trampas y excusas. Son sus únicas y endebles armas. Si realmente quisieran saber la opinión de los ciudadanos de Catalunya, no dudarían en convocar un referéndum de autodeterminación. Y concluyo afirmando, con la misma autoridad de los periodistas, analistas y críticos mediatizados y mediocres tan abundantes en España, que no lo hacen porque saben que perderían. Ganaría holgadamente el Si a la independencia de Catalunya. Y eso lo afirma alguien que solo pretende avergonzar a los que mienten, falsean y manipulan la información y la opinión pública. Solo tienen excusas de mal pagador y utilizan las trampas como modo de vida.            
            

divendres, 8 d’abril del 2011

¡NERVIOS ENTRE LOS UNIONISTAS-ESPAÑOLISTAS!

Acabo de repasar la prensa española, concretamente los principales periódicos de Madrid y Barcelona. En todos ellos, se habla, se escribe, sobre la próxima consulta a realizar en Barcelona acerca de la independencia de Catalunya. Lo hacen más o menos extensamente, con mayor o menor profundidad. En todos los casos, se trata de escritos puramente sesgados, parciales, contrarios y, sobre todo, cargados de temor, diría de miedo, angustia, hacia el incuestionable resultado que se producirá favorable al sí y en las futuras consecuencias que ello conllevará.

Los periódicos madrileños son prudentes y escuetos en sus apreciaciones, pero denotan  preocupación y desasosiego. Intentan aparentar un estado de tranquila jocosidad, de burla, hacia lo que los miles de voluntarios han conseguido, con su esfuerzo, con escasos recursos, con tozudez y perseverancia. Apelan a su Constitución, siempre dispuesta para la salvación de las esencias patrias, que, naturalmente, no acepta la secesión, ni el ejercicio de la autodeterminación. Claman que la justicia española debe descargar toda su contundencia, para mejor preservar la unidad de la patria y como no, instan al Tribunal Constitucional a pronunciarse sobre la osadía que unos ciudadanos catalanes muestran con el único objeto de conseguir la libertad de su país.
      
Advierten ostentosamente que la catástrofe económica que se cernería sobre Catalunya sería de dimensiones colosales y finalmente, nos dicen que la Unión Europea no aceptará jamás a Catalunya como estado de pleno derecho en su seno.

Todos, absolutamente todos los argumentos que utilizan, supongo que para disuadir a los díscolos catalanes, se reducen a la amenaza, a la burla, al escarnio, a la manipulación malintencionada  del tipo: "¿Quién está detrás, moviendo los hilos?" o ¿De donde han sacado el dinero que cuesta este montaje?". De nada sirven las explicaciones que los promotores han dado. Detrás de este movimiento ciudadano solo hay ciudadanos, libres y con ansias de soberanía. Los recursos invertidos han salido de sus propios bolsillos. Solo derrochan grandes dosis de entusiasmo y esperanza.

Los medios madrileños, pero, no se ciñen a la verdad. No les importa nada desinformar y falsear, con el único objeto de desacreditar lo que miles de ciudadanos están haciendo. No quieren ver la realidad catalana tal y como es. Solo ven aquello que quieren ver y escuchan lo que quieren escuchar. No es de extrañar que los ciudadanos españoles, carezcan de una información veraz sobre Catalunya, lo que produce la lamentable reacción que puede leerse en los comentarios de texto, en las páginas digitales de los periódicos capitalinos.

En los medios de Barcelona, solo la prensa en catalán ofrece información veraz, objetiva y extensa. Es penoso que  La Vanguardia y El Periódico, pero, ignoren o denigren las consultas, en claro seguidismo a la "prensa del movimiento" de Madrid.

La Vanguardia apenas ofrece información, hasta la fecha, como si quisiera ocultar lo que pasará próximamente. Su actitud es fría, distante. Puede afirmarse, sin dudar, que reafirma su regionalismo más casposo y propio del siglo pasado. No se han dado cuenta que Catalunya se encamina con rapidez hacia el ejercicio de la autodeterminación y solo con el impulso de la sociedad civil. Bien es cierto que la sociedad civil de la Catalunya actual, es más que la sociedad civil a la que pertenece La Vanguardia, la formada por la élite burguesa y temerosa del siglo XX, ya sobrepasada por la realidad presente de este país.

En cuanto a El Periódico, su situación es todavía más penosa. Escribe editoriales denigradores hacia el movimiento soberanista, insulta la inteligencia de sus lectores (así se deduce de los comentarios de texto) y combate, sin éxito, en una batalla que ya tiene perdida. Se manifiesta claramente pro-socialista, pro-españolista y anti-independentista. No es menos cierto que su credibilidad va de baja, tanto, como lo hace este españolismo trasnochado que emplea el unionismo, para intentar detener lo inevitable: la próxima independencia de Catalunya, dentro del seno de la Unión Europea.
    
Por cierto, aconsejo a los lectores madrileños y españoles en general, que si quieren tener una información más ajustada a la realidad sobre este asunto, podrán hacerlo en la prensa internacional. No teman, no está escrita en catalán. Solo se requiere entender el inglés, el francés, el alemán, el italiano... y, como no, el español con acento latinoamericano.    

dijous, 7 d’abril del 2011

EXPOLIO ILIMITADO, DISCRIMINACIÓN PERMANENTE.

Es evidente, a estas alturas, que el objeto de mis escritos no es otro que contribuir, aunque sea modestamente, a propagar el sentimiento independentista en aquellas personas que no teniendo al catalanismo como uno de sus principales motores políticos, ni el idioma y la cultura catalana formen parte de su identidad, compartan con el resto de ciudadanos las inquietudes, las esperanzas y anhelos, en definitiva, Catalunya como sustrato en el que nacer, crecer, vivir y finalmente morir.

Es pues a los ciudadanos catalanes de orígenes y procedencias diversas, a los que van dedicados los pensamientos, las reflexiones, las críticas, las sugerencias que vengo realizando, con un único objetivo: hacer ver que la solución a los múltiples problemas que tenemos, tanto a nivel individual como colectivo, pasa indefectiblemente porque alcancemos la plena soberanía. La libertad, la independencia de Catalunya, significa la libertad e independencia de los ciudadanos catalanes, tanto a nivel particular como colectivo. No podemos continuar pensando que la realidad española es la que más conviene a los catalanes. Es España la que se queda, año tras año, con 22.000 millones de euros de nuestros impuestos que son sistemáticamente empleados fuera de Catalunya, en nombre de una falsa solidaridad. España y los españoles no pagan nada a los ciudadanos catalanes. Todo, absolutamente todo lo que invierte el Estado -poco y mal-, en Catalunya, sale de los impuestos que los ciudadanos catalanes pagan cada año y además, este estado que impone deberes, que oprime, que malgasta, que no invierte con criterios económicos y sociales, sino políticos y con afán de poder y control, este estado, repito, además se queda con el 10 por ciento de la riqueza que los ciudadanos catalanes producen. Es pues así como este déficit fiscal catalán es utilizado en construir autopistas libres de peaje, lineas de alta velocidad deficitarias, aeropuertos beneficiados y protegidos de cualquier competencia y todo ello, fuera de Catalunya, para mayor gloria del insaciable y voraz apetito que el clientelismo del partido popular y del partido socialista, se han encargado de sembrar entre los españoles, ciudadanos de primera, por derecho de conquista y explotación de las colonias internas, como es Catalunya.

No solo cuestiones económicas deben ser tenidas en cuenta a la hora de abrazar la causa independentista. La discriminación que sufrimos, en tanto que catalanes, por parte del Estado Español, alcanza a las más diversas realidades cotidianas. ¿No es cierto que la gran mayoría de inspecciones fiscales que la Agencia Tributaria realiza son efectuadas en Catalunya?. ¿Acaso es falso que jamás se ha llegado a ejecutar el cien por cien de lo acordado en los presupuestos del estado, referido a las inversiones en Catalunya?.¿No son los museos madrileños los únicos beneficiados con los pagos de impuestos en obras de arte?.¿Se reconoce en España que los fondos de pensiones acumulados, provienen fundamentalmente del superávit que se produce en las aportaciones de trabajadores y empresas catalanas?.

La discriminación que sufrimos los ciudadanos catalanes alcanza a personas, empresas e  instituciones. Se extiende al campo económico, fiscal, cultural e idiomático. Alcanza a la red viaria, al ferrocarril, puertos y aeropuertos, a la red eléctrica. Influye negativamente en las necesarias inversiones en sanidad y educación. El expolio que sufren los ciudadanos catalanes no tiene parangón en Europa ni en el resto del Mundo.

Ya va siendo hora que encaremos el futuro. La realidad acaba imponiéndose. No podemos seguir lamentándonos sin que intentemos defender nuestros derechos, sin protestar, ni exigir justicia. La situación actual solo se verá resuelta cuando la mayoría de ciudadanos catalanes optemos por la independencia. Solo la misma soberanía que disfrutan las naciones europeas, será garantía de justicia, libertad y prosperidad para los catalanes. Solo la independencia, la soberanía y la libertad de Catalunya permitirá a sus ciudadanos vivir mejor y ser más felices, aunque solo sea porque hayamos soltado la pesada carga que representa España, una, grande y libre, treinta y cinco años después de la muerte del dictador del que sobrevive su legado hipernacionalista, excluyente y opresor, que las élites (franquistas) madrileñas ejercen,  ahora ya, sin pudor ni recato, con soberbia y altanería. Basta ya.              

dilluns, 4 d’abril del 2011

VOCABULARIO: VICTIMISMO.

Una de las palabras más utilizadas al referirse a los políticos catalanes -y por extensión, al resto de la sociedad- es precisamente, victimistas. Se nos acusa de ser victimistas para así lograr aquello que pedimos, en apariencia inmerecidamente, a cuenta  de España, de sus ciudadanos y a costa de su bienestar. Expresiones tales como insaciables, egoístas, privilegiados, ladrones.... acompañan a este vocablo, para resaltar la contundencia de sus reproches y poner en evidencia la baja moralidad que, parece, adorna a los ciudadanos catalanes en su conjunto.

Suele ser utilizada esta palabra, principalmente por la derechona mas intolerable que puebla la península. El partido popular y su cohorte mediática lo hacen para rechazar las exigencias, las denuncias que con frecuencia deben realizarse desde Catalunya, ante las desmesuradas envestidas del hipernacionalismo hispano. El partido socialista tampoco hace ascos a su uso, cuando alguna reivindicación catalana les causa incomodidad o sospecha  que puede ocasionarle problemas entre sus simpatizantes y votantes. Por descontado, la formación política Ciudadanos también suele descalificar las inquietudes, los anhelos y las necesidades de los catalanes acusándonos de victimistas, llorones o identitarios, no  fuera a ser cierto que las diferencias existieran realmente en el estado español y mucho peor, sobre todo la catalana.

Es curioso, pero, que cuando se consigue algún avance en el autogobierno catalán debido al supuesto victimismo, automáticamente lo hacen suyo el resto de comunidades autónomas. Por arte de magia, lo que era definido como privilegio, como hurto de unos ladrones insaciables, pasa a ser considerado como algo bueno, necesario y justo para todos, incluido el estado español que , como es sabido, no se considera así mismo como un todo, sino como la parte auténtica residenciada en la capital de España.

Ni los partidos autoproclamados nacionales, ni los funcionarios del "auténtico estado", ni la galaxia mediática madrileña, ni las altas instituciones residenciadas en Madrid, ya sean públicas o privadas, nadie se hace una sencilla pregunta: ¿No será que los catalanes son "realmente" víctimas de la avidez insaciable española?.

Ningún dirigente en España es capaz de hacerse esta pregunta, como tampoco es capaz de hacer la más mínima autocrítica. No reconocen la injusticia cuando la causan a los otros. Son incapaces de reconocer sus limitaciones ( y mucho menos de aceptarlas). No quieren ver sus múltiples defectos cuando los proyectan a los no españoles. De forma colectiva no utilizan ni la modestia, ni la humildad, ni la sencillez. Estos dirigentes y sus altas instituciones suelen derrochar altivez, chulería y soberbia. Les gusta dar lecciones al resto de la humanidad, aunque para ello tengan que retorcer la realidad tanto como las palabras, para así aparentar algo que ni ellos mismos saben qué es. Son generosos y solidarios con los recursos de los otros y muy compresivos con las necesidades -incluso supérfulas- propias.

Es realmente sorprendente como los ciudadanos españoles aguantan a tales personajes y a sus instituciones, sin que hayan causado un interminable reguero de revoluciones, en el transcurso de la historia. Siempre me he preguntado cual ha sido la causa de que los españoles hayan soportado que sus élites hayan prosperado y les hayan gobernado, teniendo en cuenta estos antecedentes.

Recuerdo vagamente un pasaje de la historia de Castilla, aprendido en mi infancia catalana bajo el yugo franquista, que decía: "¡Qué gran vasallo si tuviera un buen Señor!". Creo que el vasallo, es decir, los españoles son buenos. Lo malo es el Señor, es decir,  la élite dirigente hispana, poco numerosa pero muy poderosa.