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dijous, 30 de juny del 2011

DESCONCIERTO Y TEMORES DE LOS UNIONISTAS.

La publicación de la encuesta sobre la independencia de Catalunya, la primera en la que se pregunta abiertamente la opinión sobre este tema sin matices ni multirespuestas posibles, ha provocado, como era previsible, un notable impacto en la sociedad tanto catalana, como española.

El unionismo ha reaccionado con estupor ante la contundencia expresada a favor del SI a la independencia de Catalunya. Los análisis que han hecho de los resultados, son cuanto menos peculiares. Van desde la incredulidad, a una supuesta manipulación gubernamental, pasando por sumas y restas interesadas, e interpretaciones que denotan no solo el desconcierto que les embarga, sino también el miedo, el temor que se ha apoderado en todos ellos ante la respuesta a una inocente pregunta. Traduzco: ¿Si mañana se hiciera un referéndum para decidir la independencia de Catalunya, Vd. que haría?. El resultado es el siguiente: A favor de la independencia, 42,9%; en contra, 28,2%; no votaría, 23,3%; no sabe/no contesta, 5,2%; otros, 0,5%. Total de entrevistas, 2.500 por teléfono.

Hasta aquí, los resultados no son en absoluto discutibles, pero, por supuesto, los unionistas hacen sus propias valoraciones, en un ejercicio que es más propio del jugador de cartas, que se hace trampas así mismo... en el solitario.

Es realmente penoso que digan que el no a la independencia asciende al 56,7%, sumando el voto negativo, el no sabe/no contesta y los que no votarían. De forma muy española presuponen que la abstención y los que no contestan, por ignorancia o porque no les da la real gana, pasarán, en bloque a ser más españolistas que el señor Garcia Albiol, o la señora Sánchez Camacho, por poner dos ejemplos. Basan sus impresiones en la incredulidad que demuestran ante la evidencia que hay muchos más ciudadanos que apuestan, que arriesgan a favor de la plena soberanía de  Catalunya, que por una España que ha dado sobradas muestras de hostilidad, cuando no de hostigamiento, hacia una nación y unos ciudadanos, hartos de ser ilimitadamente forzados a una falsa solidaridad, ver su lengua en constante acoso, legal, económico y social, de recibir incontables y gratuitos ataques en los debates de programas de TV y Radio, por periodistas de la imagen, de la voz y escritores cargados de prejuicios, mala leche, hostilidad y rabia, hacia todo aquello que pudiera oler a catalán. Ciudadanos hastiados de ver recortadas sus expectativas, económicas, sociales, en el estado de bienestar, en la cultura, para dar satisfacción a un hipernacionalismo español, cutre, anticuado, desintegrador y excluyente.

Si tuvieran un mínimo de objetividad, intentarían ver la realidad  que muestra la encuesta, que no es otra que del total de personas que dicen estarían dispuestas a votar en un posible referéndum -el 71% de los entrevistados-, el 60,5%  lo harían a favor de la independencia y el 39,4% lo haría en contra. Como puede apreciarse, la mayoría de ciudadanos, con intención de votar, ya han decidido hacerlo a favor. No podemos especular cuál sería el comportamiento del 29% de abstencionistas y supuestos ignorantes. Una parte de ellos podría optar en acudir a la votación y una parte de esa parte podría ser favorable, otra contraria e incluso algunos podrían optar por el voto en blanco.

No vale intentar hacerse trampas en el solitario. No oculten la realidad que tan nítida se muestra ante sus ojos. Intenten comprender el escenario que dibuja la encuesta. Asuman que es como una instantánea fotográfica, que captura la realidad estática en un momento dado. Acepten que la independencia, aquí y ahora ya es notablemente mayoritaria entre los ciudadanos de este atribulado país que es Catalunya. Y no se engañen y reconozcan que todo esto es así, a causa del trato que desde España se ha dado a Catalunya y a los catalanes. ¿Realmente esperaban los españoles una reacción diferente a la que demuestra esta encuesta, altamente esperanzadora para los catalanes?. 
    

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