La meva llista de blogs

divendres, 3 de juny del 2011

MAS ALLÁ DE SIBERIA.

Parece que la situación política del estado español ha entrado en un proceso de acelerada degradación, impulsado por la inoperancia -e ineptitud- del gobierno y del partido que lo sustenta, así como a causa de la agresiva actitud del Partido Popular, ansioso por alcanzar el poder y postergar al PSOE a los confines del inframundo, más allá de Siberia.

Los socialistas pretenden agotar la legislatura -apenas faltan diez meses para ello- y se han embarcado en un cambio de líder, al objeto de dar un vuelco a las expectativas electorales tan nefastas que tienen planteadas en el presente. Este periodo pre-electoral esperan sirva para que la grave situación económica comience a virar hacia mejores perspectivas de futuro y el abultado desempleo se frene y si es posible, descienda, aunque sea levemente. Como puede verse,  fían todo su futuro a que los ciudadanos se olviden de la catastrófica gobernación que el gabinete socialista, capitaneado por el inefable señor Rodriguez Zapatero, ha efectuado en los ocho últimos años, y confían que un golpe de suerte cambie la deriva económica -rumbo de colisión- en la que se halla inmersa el Estado Español. La crisis, que no es culpa del gobierno español en sus inicios, si es cierto que se ha visto agravada por las escasas y tardías decisiones que ha ido adoptando y que siempre se han quedado a medio camino entre lo que era necesario y lo que se atrevió ha hacer.

Ciertamente, el Partido Popular no ha efectuado una labor de oposición leal y constructiva, como requeriría la gravedad en la que se encuentra el Estado. En el inicio de la anterior legislatura, la derrota que sufrieron los conservadores fue achacada a una especie de confabulación de terroristas vasco-alquedianos, trufada por un contubernio socialista-policial-mediático, que produjo una alternancia no esperada por ellos, y que se acentuó por las manifestaciones que el día de reflexión, al grito de "queremos la verdad" y "no más mentiras", tomaron las calles frente a las sedes del Partido Popular, ante la cantidad de tonterías que el entonces gobierno del señor Aznar se permitió hacer y que exasperaron a casi todos los ciudadanos, hasta el punto de dar una patada en el culo de aquella sarta de mentirosos.

Los populares nunca han aceptado que perdieron el poder a causa de su maliciosa torpeza en aquellos nefastos días. Esta no-aceptación es la causa que, aun en la actualidad, los conservadores no colaboren con el gobierno socialista para sacar al Estado y a sus ciudadanos, hacia la senda de la superación de la grave crisis económica en la que se halla inmerso. Sus desaforadas críticas, sus malintencionados prejuicios, la labor de incansable desgaste, los ataques, incluso personales -véase sino los efectuados contra los señores Bono, Rubalcaba, Chavez, entre otros-, todos estos factores, convenientemente aderezados por la prensa afín a la derecha extrema, han sido los argumentos de oposición efectuados por el Partido Popular. Triste papel y pobre bagaje político exhibido por este partido.

Menos halagüeño es el futuro de los votantes españoles, que deberán elegir entre la decadencia socialista y la prepotencia popular. Desgraciadamente para ellos, el falso bi-partidismo del que disfrutan no les ofrece alternativas que sí tenemos en Catalunya.

A los dos partidos mayoritarios españoles solo les une una sola cuestión, si bien con matices: Catalunya. Mientras el gobierno socialista requiere al catalán que recorte más y más su presupuesto y deja de atender sus obligaciones financieras -lease fondo de competitividad, o compensaciones por asistencia sanitaria a ciudadanos de otras comunidades, o inversiones solemnemente comprometidas en la Red de Cercanías de Barcelona-, el Partido Socialista de Catalunya clama contra los recortes -exigidos por el gobierno "amigo de Madrid"-, no acepta su responsabilidad en los desajustes de las finanzas catalanas y niega su apoyo (o abstención) a los presupuestos de la Generalitat, como si se tratara de un partido menor -ERC o ICV- del escenario catalán.

Los populares catalanes están más obsesionados en alcanzar la alcaldía de Badalona para su candidato xenófobo, que en apoyar al gobierno catalán. Incluso se atreven a amenazar con toda su mala baba, en no apoyar a CiU, si  esta mantiene contactos con otras formaciones, en busca del necesario  apoyo parlamentario. Quieren atornillar a CiU, para que se vea que ellos son un partido de gobierno. Quieren la alcaldía de Badalona, la de Castelldefels, ser determinantes en la Diputación de Barcelona, que el gobierno de la Generalitat dependa exclusivamente de ellos. En definitiva, desean que los ciudadanos catalanes nos olvidemos de la ingente labor que los populares, tanto catalanes como españoles, han efectuado en su acoso y derribo hacia el Estatuto de Autonomía,  recogiendo firmas en España contra Catalunya, presionando a los miembros afines del Tribunal Constitucional para que fuera declarado inconstitucional. Quieren que nos olvidemos de su malsana hostilidad hacia el idioma catalán, tanto en Catalunya, como en el País Valenciano y en las Baleares, negando la unidad de la lengua, y celebrado las continuas muestras de anticatalanismo que destilan las sentencias del Tribunal Supremo en esta cuestión. No ocultan la animadversión hacia el catalanismo, que se desprende del tratamiento que dan  los medios periodísticos afectos al Partido Popular. Son tantos los olvidos que el Partido Popular requiere de los ciudadanos catalanes, que más que mala memoria exige falta de inteligencia. Quisiera que los ciudadanos catalanes fueran convenientemente decapitados, para así obtener su compresión.

Este es el panorama que ofrece la realidad española. Triste, crispado, cainita, preñado de mentiras y manipulaciones. Con políticos incapaces de Hacer Política, en mayúsculas. No saben que es el debate de ideas, y los pactos entre diferentes sujetos. No respetan al adversario, al que consideran enemigo. Y ya se sabe, al enemigo, ni agua. No es extraño que un grupo de ciudadanos, acampados en la Puerta del Sol, proclamaran su indignación con esta situación. Desgraciadamente, también estos han sucumbido a sus propios demonios y sus virginales intenciones primarias, se han retorcido hasta re-volver a las esencias patrias. Descansen en paz las ilusiones iniciales.

La situación política del Estado Español, no solo llevará más allá de Siberia al gobierno -y al partido- socialista, arrastrará a los conservadores y si Dios no lo remedia, consigo al resto de ciudadanos. Confiemos que, para entonces, los catalanes ya nos encontremos lejos de la nefasta influencia que adornan al PSOE y al PP. 
       
  
        

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada