¿Qué puede hacer un ciudadano de a pie para contribuir a alcanzar la soberanía plena de su nación?. Ciertamente, las actitudes individuales, aparentemente, carecen de la fuerza necesaria para alcanzar tamaño empeño. El objetivo de la independencia de un pueblo atañe a la totalidad de los ciudadanos del país en cuestión. Así, tanto los partidarios de la independencia, como los unionistas, se verán afectados por la opción vencedora en la lid política desatada. Pero no debemos olvidar que el paso previo es, precisamente, la decisión que cada persona toma a nivel personal, íntimo. Es decir, cuando yo tomo la decisión de luchar por la independencia de Catalunya, nadie condiciona mi resolución. Es mí decisión y solo mía.
Por tanto, lo primero es llegar a la conclusión, una vez analizados todos los elementos que permiten alcanzar el objetivo, de que lo mejor, para mí y los míos, es la independencia de Catalunya. Para esta decisión, he tenido en cuenta todos los elementos involucrados: mi identidad es catalana; mi idioma es el catalán; mi pasado, como el pasado de todos los nacionales de cualquier país, viene condicionado por la historia que ha configurado mi identidad (y mi lengua), es decir, por la Historia de Catalunya y la relación establecida con el resto de naciones, a lo largo de la historia; mis intereses económicos y fiscales, no son los intereses de los españoles, incluso son contrapuestos; su forma de entender la democracia (española, real), no es la mía, democracia sin más. El sentido de Justicia castellano no es el mío. Parece que España tiene una sentido más vengativo, más garrote vil, mientras que el catalán es más florentino, menos violento.
Así pues, un buen comienzo para alcanzar la independencia, es haber llegado a la conclusión de que mi identidad y mi lengua son la catalana. La Historia que más influencia ha ejercido en mí, es la de Catalunya. Económica y fiscalmente, sé que Catalunya prosperará más y mejor ejerciendo la plena soberanía sobre sus propios recursos, decidiendo como, qué, cuanto y con quien gasto, comercio, legislo, invierto y reparto. La justicia que me interesa para mí y para mi país, viene marcada por la no violencia gratuita (física y mental) del estado, y por leyes desburocratizadas, libres de retórica y pletóricas de claridad y concisión, con jueces ejerciendo sin presiones (y deudas) mediáticas, políticas y estatales.
Una vez llegado a la conclusión de que lo mejor para Catalunya es la independencia, procedo a votar a partidos de inequívoca obediencia catalana. En este país, afortunadamente, existen diversas formaciones políticas que permiten el libre ejercicio de voto. Puedes hacerlo a las izquierdas y a las derechas; a catalanistas, a utópicos federalistas, a españolistas recalcitrantes e incluso a independentistas; a centralistas y autonomistas; a conservadores y a progresistas. Todos aparentemente demócratas. Pero existe un matiz que facilita la elección: la obediencia a los intereses catalanes exclusivamente o la subordinación a los intereses (supremos y sagrados) españolistas. Catalanistas o españolistas es la auténtica elección a efectuar. En el presente, la gran mayoría de mis conciudadanos se ha inclinado por el catalanismo, muy por encima del españolismo, en regresión y franca minoración.
Independencia, catalanista, votante de partidos catalanes. ¿Y después qué?. Me dedico a hacer proselitismo, publicando este blog, para extender el mensaje independentista incluso en aquellos que tienen como lengua materna el castellano. Creo que para ser soberanista, no es imprescindible usar el idioma catalán. Solo cabe reconocerle (al catalán) la preeminencia cultural e histórica. Ser idioma propio de un país conlleva tal consideración, por tanto, merece especial protección y difusión. En definitiva, el catalán, en Catalunya, debe gozar del mismo estatus que cualquier otro idioma propio de cualquier otro país.
También asisto a las manifestaciones pro-independentistas que se convocan -la próxima el nueve de julio-. Intento contribuir al debate de ideas en distintos foros, asistiendo a convocatorias, conferencias y charlas. Pero todo lo anterior no sería suficiente si no fuera acompañado de una firme voluntad de compartir mis esperanzas, mis anhelos, con aquellos que tienen los mismos objetivos. Por tanto, sumo mi esfuerzo a la causa común, para así conseguir ver mi sueño hecho realidad lo antes posible.
Sueño que el próximo 9 de julio la manifestación convocada será multitudinaria. Que las siguientes semanas, el independentismo realizará concentraciones en las plazas de los pueblos, exigiendo a los consistorios que aprueben mociones instando al Parlamento de Catalunya a realizar un debate, en profundidad y libertad, sobre la independencia, que puede acabar con la votación, vinculante, de una resolución de convocatoria de un referéndum de autodeterminación, prescindiendo de las presiones judiciales y políticas que sin duda se producirán desde España, temerosa del desafío inequívoco y plenamente democrático catalán y sobre todo, temerosa del resultado que pudiera producirse ante tal convocatoria. Nada podrá detener este sueño, porque cada día nuevas ilusiones se suman para conseguir hacerlo realidad. Porque ya existe una clara mayoría favorable a la independencia de Catalunya y porque, ni el últimamente manipulado e instrumentalizado movimiento 15M de los otrora indignados (cuya prioridad no es precisamente el reconocimiento de los derechos colectivos del pueblo catalán), lograrán impedir la firme voluntad de victoria del independentismo de este ansioso país que es Catalunya.
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