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dijous, 30 de juny del 2011

DESCONCIERTO Y TEMORES DE LOS UNIONISTAS.

La publicación de la encuesta sobre la independencia de Catalunya, la primera en la que se pregunta abiertamente la opinión sobre este tema sin matices ni multirespuestas posibles, ha provocado, como era previsible, un notable impacto en la sociedad tanto catalana, como española.

El unionismo ha reaccionado con estupor ante la contundencia expresada a favor del SI a la independencia de Catalunya. Los análisis que han hecho de los resultados, son cuanto menos peculiares. Van desde la incredulidad, a una supuesta manipulación gubernamental, pasando por sumas y restas interesadas, e interpretaciones que denotan no solo el desconcierto que les embarga, sino también el miedo, el temor que se ha apoderado en todos ellos ante la respuesta a una inocente pregunta. Traduzco: ¿Si mañana se hiciera un referéndum para decidir la independencia de Catalunya, Vd. que haría?. El resultado es el siguiente: A favor de la independencia, 42,9%; en contra, 28,2%; no votaría, 23,3%; no sabe/no contesta, 5,2%; otros, 0,5%. Total de entrevistas, 2.500 por teléfono.

Hasta aquí, los resultados no son en absoluto discutibles, pero, por supuesto, los unionistas hacen sus propias valoraciones, en un ejercicio que es más propio del jugador de cartas, que se hace trampas así mismo... en el solitario.

Es realmente penoso que digan que el no a la independencia asciende al 56,7%, sumando el voto negativo, el no sabe/no contesta y los que no votarían. De forma muy española presuponen que la abstención y los que no contestan, por ignorancia o porque no les da la real gana, pasarán, en bloque a ser más españolistas que el señor Garcia Albiol, o la señora Sánchez Camacho, por poner dos ejemplos. Basan sus impresiones en la incredulidad que demuestran ante la evidencia que hay muchos más ciudadanos que apuestan, que arriesgan a favor de la plena soberanía de  Catalunya, que por una España que ha dado sobradas muestras de hostilidad, cuando no de hostigamiento, hacia una nación y unos ciudadanos, hartos de ser ilimitadamente forzados a una falsa solidaridad, ver su lengua en constante acoso, legal, económico y social, de recibir incontables y gratuitos ataques en los debates de programas de TV y Radio, por periodistas de la imagen, de la voz y escritores cargados de prejuicios, mala leche, hostilidad y rabia, hacia todo aquello que pudiera oler a catalán. Ciudadanos hastiados de ver recortadas sus expectativas, económicas, sociales, en el estado de bienestar, en la cultura, para dar satisfacción a un hipernacionalismo español, cutre, anticuado, desintegrador y excluyente.

Si tuvieran un mínimo de objetividad, intentarían ver la realidad  que muestra la encuesta, que no es otra que del total de personas que dicen estarían dispuestas a votar en un posible referéndum -el 71% de los entrevistados-, el 60,5%  lo harían a favor de la independencia y el 39,4% lo haría en contra. Como puede apreciarse, la mayoría de ciudadanos, con intención de votar, ya han decidido hacerlo a favor. No podemos especular cuál sería el comportamiento del 29% de abstencionistas y supuestos ignorantes. Una parte de ellos podría optar en acudir a la votación y una parte de esa parte podría ser favorable, otra contraria e incluso algunos podrían optar por el voto en blanco.

No vale intentar hacerse trampas en el solitario. No oculten la realidad que tan nítida se muestra ante sus ojos. Intenten comprender el escenario que dibuja la encuesta. Asuman que es como una instantánea fotográfica, que captura la realidad estática en un momento dado. Acepten que la independencia, aquí y ahora ya es notablemente mayoritaria entre los ciudadanos de este atribulado país que es Catalunya. Y no se engañen y reconozcan que todo esto es así, a causa del trato que desde España se ha dado a Catalunya y a los catalanes. ¿Realmente esperaban los españoles una reacción diferente a la que demuestra esta encuesta, altamente esperanzadora para los catalanes?. 
    

dimecres, 29 de juny del 2011

EL (MAL) ESTADO DE ESPAÑA: NADA NUEVO BAJO EL SOL.

El señor Rajoy pide elecciones anticipadas. El señor Durán dice que se pacten las reformas más urgentes y el adelanto electoral. El señor Ridao acusa al PSOE de hacer políticas de derechas y re-centralizadoras. La señora Rosa Diez, exige que el estado recupere todas las competencias autonómicas.

Estos son algunos ejemplos de lo dicho en el parlamento español durante el  debate sobre el estado de la nación. Naturalmente, el señor Rodriguez Zapatero, ha respondido al señor Rajoy que no hace propuestas que contribuyan a la salida de la crisis  y solo busca alcanzar el poder. Al señor Durán que apenas quedan reformas pendientes y que se reserva el derecho de convocar elecciones cuando le parezca oportuno. Y al señor Ridao, que las políticas de izquierda practicadas por el gobierno socialista no tienen parangón, y que su política autonómica en general -y pro catalana, en particular-, ha conducido a España a las cotas más elevadas favorables al autogobierno y al pluralismo. Dice no entender porqué (como Mouriño) se habla de desafección de Catalunya hacia España.

En resumen, la exposición del presidente del gobierno ha sido tan previsible como las réplicas y contra-réplicas de los líderes de las distintas fuerzas políticas. Los argumentos, todos ellos, han sido de bajo tono político.Nada nuevo bajo el sol. Es decir, la crisis se resolverá recortando el estado de bienestar, las pensiones, la sanidad y la educación. Las entidades financieras se fortalecerán, con el respaldo del estado, y así, su solvencia aumentará a niveles estratosféricos, mientras siguen acumulando  viviendas embargadas y se reservan, para toda la eternidad, el derecho a seguir cobrando los préstamos hipotecarios a los antiguos -y fallidos- propietarios. El aumento del paro es consecuencia de los ajustes empresariales, es decir, que debe aumentar la flexibilidad, disminuir la cobertura legal de los trabajadores y por tanto las indemnizaciones. Debe protegerse que las empresas puedan trasladar sus centros productivos halla donde se ofrezcan mejores condiciones laborales, salarios bajos y contratos precarios. Repito, nada nuevo bajo el sol.

Desgraciadamente, para los atribulados ciudadanos, no se ha dicho casi nada de crear las condiciones adecuadas para que el empleo vuelva a ser un derecho al alcance de la mayoría y en unas condiciones que no sean de la nueva esclavitud del siglo XXI, que tan del agrado resulta a los mercados. Ni se contempla, tampoco,  que los banqueros y especuladores paguen su culpa, su negligencia, su desbocada avaricia, que nos ha arrastrado irremisiblemente hacia lo más profundo de la sima sin fondo, que es la crisis. No han explicado qué tiene que ver que la gente tenga que jubilarse a los 67 años -en lugar de 65- para la mejora de la situación económica actual. Bueno, dicen que ello puede contribuir a calmar la especulación de los mercados globalizados, "para que no aumente el diferencial con el bono alemán". ¡Y se quedan tan satisfechos consigo mismo!.

El estado de las autonomías resulta el culpable perfecto a quien cargar toda la responsabilidad de los desajustes presupuestarios del Estado Español. Así lo dice, abiertamente, Rosa Diez, de UPyD. Así lo piensa Rajoy, del PP y así lo asume Rodriguez Zapatero del PSOE. Callan miserablemente el hecho de la existencia de media docena de ministerios, con sus correspondientes dotaciones de personal y presupuestarias, cuya actividad está íntegramente traspasadas a las comunidades autónomas que, por cierto son las únicas responsables y competentes legalmente de dar los servicios básicos (del estado de bienestar) en educación y salud, con presupuestos marcados y transferidos por el gobierno de Madrid, y que se ven seriamente comprometidos por los recortes ordenados desde el gobierno central, en aras de una reducción del déficit estatal, que en una jugada maestra se permite traspasar a las autonomías. Especialmente, a la catalana, la única que por cierto, ya viene aplicando recortes draconianos en sus cuentas públicas de hasta un 10 por ciento sobre el presupuesto del año pasado.

Mientras, en Catalunya, se ha publicado la primera encuesta en la que se pregunta abiertamente sobre la independencia. Dicha encuesta predice una participación del 71 por ciento del censo electoral; el voto a favor de la independencia sería del 60,5 por ciento sobre los participantes y el voto en contra del 39,4 por ciento. El 23 por ciento se abstendría o no votaría, el 4 por ciento se declaran indecisos y el 2 por ciento no contesta.

Son resultados puramente indicativos. E indican que ya existe una clara mayoria a favor de la independencia, concretamente el 43 por ciento sobre el 100 por 100 del censo, mientras que el no asciende a un 28 por ciento. Señor Más, ¿a que espera para propiciar, desde el gobierno y desde CiU, el debate formal y vinculante en el Parlamento de Catalunya, sobre la independencia?. ¿A que espera su gobierno en presentar, a la conclusión del debate, una resolución, formal y vinculante, que convoque al pueblo de Catalunya a un referéndum (ratificatorio) de autodeterminación?. El M.H.S Artur Más i Gabarró dijo recientemente que no podía convocarse  un referéndum sobre la independencia, si no era para ganarlo. Parece que se ganaría con holgura y claridad. La única duda que tengo es si el Muy Honorable Señor será lo suficientemente valiente en desoir, ignorar y obviar las voces, presiones y amenazas que sin duda provocará esta situación desde el españolismo unionista, tanto catalán como español. Solo falta voluntad política y coraje para cumplir lo que ya es un clamor mayoritario entre los ciudadanos de este pequeño país, que no ignoran que la solución a todos los problemas, de todo tipo que, como sociedad tenemos planteados, pasan por alcanzar la plena soberanía sobre nuestro propio destino, sobre nuestros recursos. La independencia es la única solución. Sea valiente y háganos felices. Sabemos de las dificultades de tamaño empeño. Pero, esfuerzo por esfuerzo, preferimos cansarnos obteniendo al fin la independencia, que seguir, año a año, luchando por un encaje imposible en un (mal) estado, que no ofrece a los catalanes, nada nuevo bajo el sol.



  

dilluns, 27 de juny del 2011

EL PARTIDO (IM)POPULAR.

Existen algunas formaciones políticas, en Catalunya, que se esfuerzan, tal vez involuntariamente, en hacerse especialmente antipáticas a ojos del común de los ciudadanos. Tal es el caso del Partido Popular. Históricamente, logró ser considerado un elemento ajeno a la política catalana, por la actitud que mantuvo respecto al nuevo Estatuto de Autonomía. En principio, quedó (auto) marginado en la discusión acaecida en sede parlamentaria, al comprobar que se tejía un amplio  consenso entorno a las fuerzas políticas (centrales) que sí deseaban el cambio en esta ley, que se suponía debía religar Catalunya y España, en un nuevo marco de relaciones. Al grito de que "los ciudadanos no quieren la reforma estatutaria", mantuvo una hostilidad -iniciada por el gobierno del señor Aznar, algunos años antes- en un in crescendo imparable, que desembocó en un impresentable recurso ante el Tribunal Constitucional, culminando un auténtico despropósito claramente antidemocrático, esto es, querer ganar con influencias y presiones, con trampas y engaños, aquello que había sido incapaz de lograr en buena lid política, ignorando el  resultado de un referéndum y, por supuesto, con la inestimable aquiescencia cómplice de unos magistrados supuestamente constitucionalistas, empero más preocupados de defender las posturas políticas de aquellos que les habían nombrado que no de apoyar, por puro sentido de justicia y objetividad, los intereses y la manifestación política ampliamente favorable de los ciudadanos catalanes expresada en referéndum de aprobación.

Lo acontecido después, es de sobras conocido. Campaña de recogida de firmas  contra en estatuto, derivada en firmas contra Catalunya y los catalanes, boicots comerciales contra productos catalanes, recusaciones de magistrados aparentemente contrarios a los intereses del Partido Popular, presión mediática contra políticos, partidos, instituciones (públicas y privadas) y empresas catalanas. Lo que sucedió fue de tal calibre, que en Catalunya se desató un clamor generalizado a favor de la independencia, hastiados como quedamos de aquel partido político, que no por muy minoritario que fuera en Catalunya, dejada indiferente a nadie, minimamente demócrata y con sentido común que tuviera la fortuna de vivir aquellos días de convulsión y agravio.

Ahora, cuando parecía que todo el proceso descrito quedaba relegado al baúl de los (malos) recuerdos, el Partido Popular reincide miserablemente en las mismas actitudes. Acosado por Ciudadanos en la cuestión lingüística y por los racistas de Plataforma per Catalunya, ansioso de tomar el poder en Madrid, envalentonado por los resultados obtenidos en las pasadas elecciones municipales, en un ramalazo de soberbia y chulería, se permite exigir que la Generalitat renuncié a la inmersión lingüística en catalán -utilizando al hijo de la señora Sanchez Camacho para tal fin- y que CiU deje de sostener al gobierno socialista con el apoyo o abstención -para provocar la caida del gobierno y el consiguiente adelanto electoral-. Como puede comprobarse, todas sus acciones se mueven por nobles intereses en beneficio de la ciudadanía en general  y lejos del egoísmo partidista (y personal) que si adornan a otras formaciones políticas.

El cinismo de los populares no tiene límites. No es un error, en ellos, confundir el interés del partido y de los líderes del partido, en el interés del resto de los mortales. No importa si la crisis, de la que en parte son responsables (no se olvide el papel que los gobiernos del señor Aznar jugaron en el hinchamiento de la burbuja inmobiliaria), obliga al gobierno, por otra parte débil y desconcertado, a tomar medidas impuestas por los mercados. Los socialistas están aplicando una política más propia de los conservadores que de un partido socialdemócrata, por tanto, los populares deberían apoyar -aunque fuera discretamente- todas las medidas que los socialistas están promoviendo, y deberían agradecerle al gobierno del señor Rodriguez Zapatero  que esté haciendo el trabajo sucio, en la grave situación político-económica en que se encuentra el Estado Español.

Visto todo lo anterior, analizado el irracional comportamiento de los populares respecto a Catalunya, ¿qué espera el gobierno del señor Más para responder con absoluta contundencia a las exigencias, a las provocaciones que la señora Sanchez Camacho se permite formular?. La Generalitat no debe permitir que cale en la opinión pública catalana que el gobierno es rehén de la soberbia, del cinismo de tal formación política. No debe olvidar que los postulados del partido conservador, en Catalunya, son muy minoritarios. No pueden prevalecer los egoístas intereses hispanófilos de los populares frente a los mayoritarios del catalanismo.  Respeto a las minorías, todo, pero sumisión, ninguna.

Esperemos que la coalición de CiU no caiga en los mismos errores que en el cercano pasado le llevaron a la oposición durante las dos últimas legislaturas. El tropezar dos veces en la misma piedra (el Partido Popular), no sería  perdonado por los electores de CiU. Será el principio del fin político de la formación capaz de aglutinar a su alrededor a la mayoría de ciudadanos de Catalunya. No olvide CiU que la mayoría social catalana ya es soberanista. Y estos son los intereses que debe promover. Y la soberanía de Catalunya no se alcanzará permitiendo la nefasta influencia (cínica, soberbia y chulesca) del Partido Popular, por muy mayoritario que sea en España. Señor Más, sea valiente y no tolere más provocaciones de este partido tan impopular en Catalunya.      

dissabte, 25 de juny del 2011

LA INELUDIBLE INDEPENDENCIA DE CATALUNYA. 2

¿Qué puede hacer un ciudadano de a pie para contribuir a alcanzar la soberanía plena de su nación?. Ciertamente, las actitudes individuales, aparentemente, carecen de la fuerza necesaria para alcanzar tamaño empeño. El objetivo de la independencia de un pueblo atañe a la totalidad de los ciudadanos del país en cuestión. Así, tanto los partidarios de la independencia, como los unionistas, se verán afectados por la opción vencedora en la lid política desatada. Pero no debemos olvidar que el paso previo es, precisamente, la decisión que cada persona toma a nivel personal, íntimo. Es decir, cuando yo tomo la decisión de luchar por la  independencia de Catalunya, nadie condiciona mi resolución. Es mí decisión y solo mía.

Por tanto, lo primero es llegar a la conclusión, una vez analizados todos los elementos que permiten alcanzar el objetivo, de que lo mejor, para mí y los míos, es la independencia de Catalunya. Para esta decisión, he tenido en cuenta todos los elementos involucrados: mi identidad es catalana; mi idioma es el catalán; mi pasado, como el pasado de todos los nacionales de cualquier país, viene condicionado por la historia que ha configurado mi identidad (y mi lengua), es decir, por la Historia de Catalunya y la relación establecida con el resto de naciones, a lo largo de la historia; mis intereses económicos y fiscales, no son los intereses de los españoles, incluso son contrapuestos; su forma de entender la democracia (española, real), no es la mía, democracia sin más. El sentido de Justicia castellano no es el mío. Parece que España tiene una sentido más vengativo, más garrote vil, mientras que el catalán es más florentino, menos violento.

Así pues, un buen comienzo para alcanzar la independencia, es haber llegado a la conclusión de que mi identidad y mi lengua son la catalana. La Historia que más influencia ha ejercido en mí, es la de Catalunya. Económica y fiscalmente, sé que Catalunya prosperará más y mejor ejerciendo la plena soberanía sobre sus propios recursos, decidiendo como, qué, cuanto y con quien gasto, comercio, legislo, invierto y reparto. La justicia que me interesa para mí y para mi país, viene marcada por la no violencia gratuita (física y mental) del estado, y por leyes desburocratizadas, libres de retórica y pletóricas de claridad y concisión, con jueces ejerciendo sin presiones (y deudas) mediáticas, políticas y estatales.

Una vez llegado a la conclusión de que lo mejor para Catalunya es la independencia, procedo a votar a partidos de inequívoca obediencia catalana. En este país, afortunadamente, existen diversas formaciones políticas que permiten el libre ejercicio de voto. Puedes hacerlo a las izquierdas y a las derechas;  a catalanistas, a utópicos federalistas, a españolistas recalcitrantes e incluso a independentistas; a centralistas y autonomistas; a conservadores y a progresistas. Todos aparentemente demócratas. Pero existe un matiz que facilita la elección: la obediencia a los intereses catalanes exclusivamente o la subordinación a los intereses (supremos y sagrados) españolistas. Catalanistas o españolistas es la auténtica elección a efectuar. En el presente, la gran mayoría de mis conciudadanos se ha inclinado por el catalanismo, muy por encima del españolismo, en regresión y franca minoración.

Independencia, catalanista, votante de partidos catalanes. ¿Y después qué?. Me dedico a hacer proselitismo, publicando este blog, para extender el mensaje independentista incluso en aquellos que tienen como lengua materna  el castellano. Creo que para ser soberanista, no es imprescindible usar el idioma catalán. Solo cabe reconocerle (al catalán) la preeminencia cultural e histórica. Ser idioma propio de un país conlleva tal consideración, por tanto, merece especial protección y difusión. En definitiva, el catalán, en Catalunya, debe gozar del mismo estatus que cualquier otro idioma propio de cualquier otro país.

También asisto a las manifestaciones pro-independentistas que se convocan -la próxima el nueve de julio-. Intento contribuir al debate de ideas en distintos foros, asistiendo a convocatorias, conferencias y charlas. Pero todo lo anterior no sería suficiente si no fuera acompañado de una firme voluntad de compartir mis esperanzas, mis anhelos, con aquellos que tienen los mismos objetivos. Por tanto, sumo mi esfuerzo a la causa común, para así conseguir ver mi sueño hecho realidad lo antes posible.

Sueño que el próximo 9 de julio la manifestación convocada será multitudinaria. Que las siguientes semanas, el independentismo realizará concentraciones en las plazas de los pueblos, exigiendo a los consistorios que aprueben mociones instando al Parlamento de Catalunya a realizar un debate, en profundidad y libertad, sobre la independencia, que puede acabar con la votación, vinculante, de una resolución de convocatoria de un referéndum de autodeterminación, prescindiendo de las presiones judiciales y políticas que sin duda se producirán desde España, temerosa del desafío  inequívoco y plenamente democrático  catalán y sobre todo, temerosa del resultado que pudiera producirse ante tal convocatoria. Nada podrá detener este sueño, porque cada día nuevas ilusiones se suman para conseguir hacerlo realidad. Porque ya existe una clara mayoría favorable a la independencia de Catalunya y porque, ni el últimamente manipulado e instrumentalizado movimiento 15M de los otrora indignados (cuya prioridad no es precisamente el reconocimiento de los derechos colectivos del pueblo catalán), lograrán impedir la firme voluntad de victoria del independentismo de este ansioso país que es Catalunya.        
     

divendres, 24 de juny del 2011

LA INELUDIBLE INDEPENDENCIA DE CATALUNYA. 1

Hora es ya que, los catalanistas, concentremos todo nuestro impulso en conseguir la independencia de Catalunya. Ya no es tiempo de pedagogía, de discusiones bizantinas ni de discursos grandilocuentes, vacuos e  inconsustanciales. Debemos fijar nuestro objetivo, la plena soberanía de nuestra nación, y comenzar la lucha política para conseguirla lo antes posible, sin más dilaciones. Ahora es el momento de dar el paso definitivo, que puede empezar casi de forma individualizada, para luego sumar esfuerzos, ilusiones que hagan del nuestro un movimiento imparable.

Conocemos perfectamente cuales son las consecuencias que acarrea la dependencia de España: expolio fiscal  cuantitativa y temporalmente ilimitado; acoso cultural y lingüístico; boicot comercial recurrente; sabotaje inversor (de las infraestructuras imprescindibles y necesarias de Catalunya) por parte del Estado; demonización, falseamiento e injurias contra los políticos, los partidos, las instituciones e incluso los ciudadanos, de Catalunya. Todas las fobias que destilan algunos medios de comunicación, periodistas, judicatura, políticos y partidos, así como instituciones públicas ( por ejemplo, el Tribunal Constitucional -sentencia estatutaria-, o el Supremo -sentencia contra inmersión lingüística-) y privadas (por ejemplo,OPA de Gas natural, "más vale alemana que catalana"), ilustran a la perfección la percepción que en España se tiene de Catalunya.

El unionismo con España significa el empobrecimiento, individual y colectivo, de los catalanes y de Catalunya. La dependencia acarrea el acoso y hostigamiento hacia el catalán, hacia la cultura, donde se acentúa el expolio -solo cabe recordar el testamento de Dalí, la traidora adquisición del archivo fotográfico Centellas, la no devolución de la totalidad de lo que Franco robó después de la guerra civil y su traslado a Salamanca, donde aún permanece, o la escandalosa actitud de Hacienda con el reparto de las obras de arte que obran en su poder por motivos fiscales-. Utilizan todos los medios disponibles para alcanzar lo que en siglos no han conseguido: la pura y dura asimilación de Catalunya y su dilución en el magma hispano-castellano. No importa si los medios son amorales, inmorales, carentes de ética, justos o injustos. Lo que importa es humillar, no respetar y ningunear a una nación que no quiere desaparecer, al contrario, que siglo tras siglo, ha manifestado inequívocamente su voluntad de seguir siendo, de Ser.

En tales condiciones, es llegado el momento de decir: "Adiós España". Es la despedida de una nación, harta de  hacer pedagogía, de pactismo, de sentido de estado, de solidaridad forzosa, de ser tratada injustamente, cansada de ser insultada por un Estado que carece del más mínimo sentido de humildad y gratitud hacia aquellos que sí lo han intentado todo en aras de un imposible encaje político que ahora sabemos que jamás se producirá.

Catalunya será una nación, en el seno de esta maltrecha Europa, libre y soberana. Por mi parte, ya he iniciado el camino, cuya senda puede que sea costaruda, difícil e incluso peligrosa, pero, en mi caso, decidida y firme. Inquebrantable.


      

dimarts, 21 de juny del 2011

INDIGNACIÓN CRECIENTE II

El pasado fin de semana se han producido multitudinarias manifestaciones en diversas poblaciones del Estado, de ciudadanos indignados ansiosos de que sus reivindicaciones sean escuchadas. La más numerosa ha sido, como era previsible, la de Barcelona. Esta era la que debía recuperar la credibilidad, después de los hechos ocurridos hace unos días alrededor del Parlamento de Catalunya, objetivo que fue sobradamente alcanzado.

Los indignados lanzan sus reivindicaciones a los gobiernos que han puesto a la sociedad bajo los cascos de los caballos del mercado, para que la resolución de la crisis no recaiga sobre los hombros inocentes de los ciudadanos, a su costa y con el dinero de los impuestos que continúan pagando religiosamente.

La lucha, iniciada hace algunas semanas, ha retomado impulso. Esta es la razón por la cual entre los ciudadanos se aprecia incertidumbre, incluso temor, pero también esperanza e ilusión. Entre la clase política y los medios de comunicación puede observarse  desconcierto y aparecen con toda claridad los miedos por la pérdida del control de la situación, ante la fuerza que va adquiriendo el movimiento de revuelta de los ciudadanos, cansados de ser engañados y manipulados por el mercado y los poderes fácticos que les brindan su apoyo.

Los indignados, pero, deberán modificar su actitud, si quieren obtener el éxito en sus justas demandas. No pueden seguir siendo un movimiento antipolítico(s), trufado por elementos okupas y anti-sistema. Deberán ensanchar sus horizontes y aceptar que el independentismo, entre otros, tiene mucho que aportar, en todos los ámbitos. Pueden incidir positivamente tanto en regeneración democrática, como en el campo económico y social, puesto que su lucha hace tiempo viene desarrollándose en estas (y otras) facetas. La asamblea debe debatir seriamente si un posible camino que sea revulsivo y motor para superar la actual crisis en el estado,  es la independencia de Catalunya. De ahí la importancia de que el derecho de autodeterminación de los pueblos sea recogido con absoluta claridad entre las principales reivindicaciones. La fuerza que adquiriría el movimiento sumando nuevas sensibilidades, sería imparable. Así mismo, los indignados deben proceder a elegir los lideres y portavoces que puedan negociar con el mundo político, con los partidos, al objeto de plasmar por vía parlamentaria todos los acuerdos, las reivindicaciones, en definitiva, que emanen de las asambleas. Los indignados deben definir con nitidez y concreción cuales son las demandas y qué caminos deben seguirse para alcanzarlas. Deberán olvidarse de aventuras ácratas y comprender que ni todos los partidos políticos son iguales, ni todos los políticos son corruptos.

La tarea que tienen los indignados es ardua. Requiere pacifismo, constancia, paciencia, generosidad y  pactismo. Pero sobre todo requiere inteligencia, organización y democracia.
        
En manos nuestras, de los ciudadanos, se encuentra la resolución de los problemas que sufrimos. No podemos auto-defraudarnos. Realmente, este es un tiempo de esperanza. Histórico. Seamos realistas, pidamos lo imposible.

INDIGNACIÓN CRECIENTE I

El momento histórico actual -así cabe calificarlo-, es realmente apasionante. El ambiente en los medios de comunicación y en la calle está cargado de desconcierto, curiosidad, incluso temor, ante el escenario que se dibuja, aún de forma inconcreta, en el inmediato futuro. Las opiniones que se vierten en las tertulias, en las conversaciones de la calle, entre ciudadanos y entre políticos, esbozan los miedos que el ser humano siente cuando se encara con el incierto porvenir. Intenta buscar respuesta a las preguntas que se amontonan atropelladamente: ¿Cómo podemos salir de la crisis despiadada que nos oprime?.¿Sabrán los políticos colmar nuestras exigencias?. ¿ Recaerán, por fin, sobre las espaldas de los auténticos culpables, todas las consecuencias que estamos sufriendo los inocentes ciudadanos?.¿Seremos capaces de cambiar el sistema económico, que parece haber tocado techo?.¿Escucharán nuestra voz los políticos?.

 Lo primero que debemos hacer es intentar comprender, aunque sea en forma abreviada, lo que ha sucedido y nos ha llevado a una situación que nadie nos había advertido podía ocurrir. El sistema financiero mundial, se ha hundido, ante la especulación desaforada de los banqueros y financieros globalizados, con la inestimable complicidad de aquellas instituciones -reguladores de ámbito internacional y nacional- que deberían haber velado por el cumplimiento de unas mínimas prácticas de juego limpio y decente. El capitalismo desaforadamente globalizado y salvaje ha sucumbido ante la avaricia desatada en nombre de los beneficios ilimitados que se fueron acumulando en las arcas de los grandes financieros internacionales, de los banqueros sin escrúpulos y de los especuladores inmobiliarios, todos ellos sustentados por un sistema político dominado por los intereses de los lobbys y por algunos políticos débiles, corruptos y estúpidos. En tales condiciones, el castillo de naipes que era el planeta financiero globalizado se hundió estrepitosamente y arrastró a los ciudadanos de los paises del primer mundo.

Después, los gobiernos de los paises afectados, con distinta intensidad y profundidad, acudieron al rescate de los bancos, dedicando ingentes cantidades de dinero público para salvar el culo de aquellos que nos habían arrojado al más obscuro de los pozos. Naturalmente el precio del rescate debería recaer en los hombros de los ciudadanos de a pie de los distintos paises. Así, en el estado español, los paganos, deberán perder su empleo -y su casa y su nivel de vida-, deberán aceptar despidos con indemnizaciones más bajas, podrán jubilarse a los 67 años, en lugar de los 65, y la educación, la sanidad y los servicios sociales sufrirán drásticos recortes. Después, dentro de unos años, si tienen suerte y sobreviven, aceptarán trabajos con salarios, jornadas y condiciones laborales propias de los años cuarenta-cincuenta del siglo pasado. Pero podrán sentirse satisfechos, ya que los mismos banqueros y especuladores culpables del desaguisado actual, seguirán siendo ciudadanos de primera, con salarios, prebendas y estatus personal acorde con su  privilegiada profesión y con una influencia política intacta, para que puedan seguir enriqueciéndose ilimitadamente a costa de los buenos e inocentes ciudadanos de este injusto estado español.

Por otro lado, los partidos políticos, tanto popular como socialista, se dedican a defender los intereses... ¡del mercado!. El gobierno socialista, acatando el dictado de los mercados -del  directorio europeo franco-alemán, del FMI-,  aprueba una serie de medidas que traspasa la culpa a los pobres ciudadanos. Los populares, en su cruzada para apoderarse del poder lo antes posible, se dedican a torpedear al gobierno, adoptando una posición populista y netamente demagoga, puesto que todas las medidas que adopta el gobierno socialista, están en la cuerda ultraliberal, tan del agrado de los conservadores. Los dos partidos españoles, supuestamente mayoritarios y nacionales, han olvidado que se deben a los ciudadanos que les han votado, que deben defender las políticas por las que recibieron los votos. En una pragmática pirueta, sin percatarse del cambio de prioridades que han sufrido, han pasado a defender los intereses, las propuestas, la ideología de los mercados, frente a los intereses de sus votantes. Es decir, los partidos políticos españoles tienen como misión primordial hacer que los ciudadanos acepten como propios los intereses económicos de los mercados, que han pasado a ser una entelequia dictatorial, con unos intereses puramente mercantilistas y que utiliza a los ciudadanos como carne de cañón en sus luchas económicas en pos del máximo beneficio.

Este es el escenario que se ofrece a los sorprendidos y asustados ojos de los ciudadanos. Viendo la soledad y el desamparo en el que se encuentra, se revela y salta a la calle, en busca de que la comunión de intereses con sus semejantes,  fortalezca sus inquietudes e impulse las ansias de justicia y sentido común. Los indignados han nacido y su lucha, apenas comienza.    

diumenge, 19 de juny del 2011

¿QUO VADIS, CONVERGENCIA?

Resulta realmente desesperante la actitud de Convergencia y Unió respecto al Partido Popular. En el transcurso de los últimos años, los convergentes han vuelto a tropezar con los pactos que les unen, una vez más, a los populares, en un abrazo que resultará claramente pernicioso para Catalunya. El gobierno del señor Más vuelve a brindar la enésima oportunidad a las huestes de la señora Sanchez Camacho para que ejerzan su nefasta influencia sobre los ciudadanos de este país, olvidando que, desde siempre, los populares se han caracterizado por combatir con todo tipo de armas, justas e injustas, nobles e innobles, los intereses catalanes, en un delirio de hiper-nacionalismo español sustitutorio del mayoritario catalanismo que profesamos los ciudadanos de este denostado país, objeto de las ancestrales fobias hispanas.

¿Creen en CiU que no recordaremos las actitud de los populares, respecto al mini-Estatuto de Autonomía, o al acoso que somete al idioma catalán, en el País Valenciano, en las Baleares y en la propia Catalunya?.¿No recuerdan en CiU la grotesca campaña impulsada por los populares, en la esperpéntica recogida de firmas contra el misérrimo Estatuto de Autonomía?.¿Acaso olvidaremos todo lo acontecido en el terreno económico, OPA de Gas Natural incluida, o su oscura responsabilidad en los diversos boicots a productos catalanes?.¿Ignoraremos que ostenta la alcaldía de Badalona merced a su flirteo con la xenofobia y el racismo?.¿Tal vez no es cierto que sus posiciones, en materia de Memoria Histórica, o de proyección exterior de Catalunya, es claramente hostil a los intereses de los ciudadanos de este país?.¿Tal vez no ha ocurrido que los populares han dado cobertura a los presuntos corruptos del País Valenciano?.

El Partido Popular es una formación política lastrada por su pasado, heredero directo del franquismo sociológico y de los prejuicios más anti-catalanes que los tiempos han conocido. Los populares combaten el catalanismo con argumentos tan falaces que resultan altamente irritantes. Su no auto-reconocido hipernacionalismo españolista es hijo directo del régimen anterior a la maltrecha democracia que disfrutamos en la actualidad. El Partido Popular viene acompañado de un coro mediático capaz de mentir y manipular la realidad para retorcerla en beneficio propio, es decir, contra todo aquello que no se ajuste a sus deseos, a sus premisas e intereses. Los populares y sus socios, hace tiempo que cambiaron la ética y la moral, por un pragmatismo populista y preñado de obscuros intereses económicos que avergonzarían a los mismísimos capitalistas salvajes del siglo XIX.

Este es el partido que CiU ha elegido como socio preferente en Catalunya. Y el resultado de tamaño despropósito, previsiblemente, será idéntico al que aconteció a raíz del pacto de Tinell, es decir, abocará a los nacionalistas catalanes a ser "condenados", una vez más, por el ostracismo político que los ciudadanos catalanes, moderados y tranquilamente nacionalistas, suelen reservar para aquellos que no aprenden de sus propios errores.

Y no vale la excusa de que es el único partido dispuesto a ayudar al gobierno en la situación en la que se encuentran las finanzas de Catalunya. Si hubieran querido negociar, con ERC, SI, e incluso los socialistas, estoy convencido que lo hubieran logrado. Pero han preferido pagar un precio tan oneroso al Partido Popular, como es el de permitir que un populista presuntamente xenófobo como el imputado Garcia Albiol sea alcalde, o ser cómplices de un partido que da cobijo en sus candidaturas a imputados por presunta corrupción (en el País Valenciano), o que en una orgía pseudolingüística se permite impugnar la inmersión del sistema educativo catalán, o perseguir la precaria normalización en el País Valenciano y en las Baleares. Este es el socio preferente que ha elegido el señor Más y su coalición. Tampoco vale la excusa que sospechemos que ante esa elección se pueda encontrar en señor Durán i LLeida, ínclito conspirador pro-españolista incardinado entre el catalanismo mayoritario, de la coalición y de los ciudadanos de Catalunya.

Se que mis afirmaciones anteriores pueden sonar exageradas, o tal vez excesivamente duras hacia los populares e, incluso, injustas hacia el señor Durán i LLeida, pero es que yo también estoy indignado. Estoy harto que por causa de la excesiva prudencia, de la cobardía y de la falta de reconocimiento de la realidad catalana, dejemos pasar, año a año, oportunidades y posibilidades reales y ciertas de conseguir la tan ansiada independencia de Catalunya. Mientras, permitimos que nos achanten desde el gobierno de Madrid, que nos perjudiquen desde los partidos políticos nacionales de España, desde sus instituciones, Tribunal Constitucional, Consejo General del Poder Judicial, desde la CEOE y los sindicatos. Todo aquello que pueda sonarles como pro-catalanista es susceptible de ser perseguido, ninguneado, rechazado, a-legalizado, es decir, Catalunya nunca alcanzará el grado de normalidad  económica, cultural, fiscal, lingüística y política que se merece como nación, si continua dependiendo de un estado que parece ensimismado en sus propios defectos fundacionales y que se han ido acentuando a lo largo de su azarosa historia.

El señor Más y por extensión CiU, deben escuchar con atención las demandas que la mayoría de ciudadanos de Catalunya les dirige. No queremos seguir sufriendo el desdén de este Estado. No queremos seguir soportando sobre nuestras cansadas espaldas la mayoría del coste económico de la fiesta española. No tenemos porque pagar las frustraciones que España siente como Nación inacabada.

En manos de los convergentes está el presente, y el futuro inmediato, de Catalunya. Deseamos que este presente y este futuro sean el de la independencia. No admite más demora. Sean osados, valientes. Detrás de Vdes. encontrarán a un buen número de ciudadanos, dispuestos a brindarles su apoyo y su entusiasmo para conseguir la tan ansiada independencia. No nos defrauden una vez más.  
         
     

dijous, 16 de juny del 2011

CATALÁN REVOLUTION...R.I.P?

Los incidentes que se han producido en el día de ayer en los alrededores del Parlamento de Catalunya, han causado estupor e indignación en la ciudadanía, en general y la clase política, en particular. Los empujones, los insultos y el lanzamiento de objetos que los diputados sufrieron, si bien es cierto que lo fueron por una minoría de indignados, ello no aminora la gravedad de tales acciones. Para su desgracia, los reproches y la condena de tales hechos, alcanza a la totalidad del movimiento. Así, a la imagen de desprecio hacia el catalanismo que exhibe, une la de un movimiento que ignora las mínimas normas democráticas que dice defender, bajo el título de  ¡democracia real, ya!. La degradación que ha sufrido el movimiento desde sus inicios, es tan evidente, que ignorarlo sería como negar la realidad, como suelen hacer algunos (malos) políticos, precisamente los que provocaron el nacimiento de este frustrado movimiento. La presencia del mundo okupa y de vividores habituales, singularmente los que niegan el derecho de autodeterminación y combaten la normalización del uso del catalán en las asambleas, o la exhibición de símbolos independentistas, son los causantes de la defunción de todo este movimiento, que tantas simpatías y adhesiones había cosechado.

Los errores  cometidos durante las últimas semanas, son de tal calibre que solo pueden generar el rechazo de los miles y miles de ciudadanos de a pie que, esperanzados, llegaron a creer que algo bueno podía surgir de toda aquella movida. ¿Porqué se opusieron a la defensa del derecho de Catalunya a la autodeterminación?.¿Porqué apelaron al uso del castellano prioritariamente, en aras de un supuesto mejor entendimiento?. ¿Porqué denostaron la exhibición de banderas independentistas, y sin embargo permitieron los símbolos gais, okupas o anarquistas?.¿Porqué se hostigó a los medios de comunicación, que en general, han tratado al movimiento con grandes dosis de complicidad y simpatía?. ¿Porqué no han centrado sus críticas contra los especuladores y los banqueros, provocando una disgregación en el mensaje emitido -muy del agrado, precisamente, de bancos y financieros- y dispersando las reivindicaciones en mil tonterías  inútiles, falaces y vacuas?.¿Porqué no se nombraron portavoces, ni nadie asumió un mínimo liderazgo, tan necesarios en la pretendida difusión de los mensajes?.

Los errores iniciales parecería que fueron provocados por infiltrados, cuyo único objetivo sería reventar el movimiento desde sus inicios. No es de extrañar que culpen a supuestos reventadores profesionales, es decir, que apelen a una manida conspiración universal contra ellos, en un ejercicio de pura paranoia colectiva, antes de reconocer los propios fallos cometidos. Un movimiento supuestamente abierto, no puede ignorar a un colectivo, como es el independentismo catalán, y esperar comprensión y complicidad de la sociedad catalana. No tener unos portavoces autorizados, ni unos líderes minimamente representativos, no ayuda a la extensión y consolidación de las propuestas votadas en asamblea. Censurar la exhibición de símbolos catalanistas, en base a un supuesto unitarismo ideológico universal, causa desafección, máxime cuando sí se toleran expresiones claramente minoritarias e intransigentes. No es eficaz pedir, en un "totum  revolutum", regeneración democrática, cambio de ley electoral, negar el voto a determinadas formaciones políticas, el cierre de las nucleares, transparencia, justicia y apelar a la ética y a la felicidad para todos, para acto seguido permitir que los okupas se hagan con el control y la "bandera" del movimiento.

Definitivamente, si quieren que vuelva el apoyo y la complicidad de la mayoría de ciudadanos catalanes, deben asumir los errores cometidos y rectificar. En caso contrario, puede afirmarse que, como todas las utopías, esta descansará en el mundo de los sueños inalcanzables, a pesar del entusiasmo que en sus inicios despertó.

¿Descanse en paz?.


    

dimecres, 15 de juny del 2011

ACTUALIDAD.

Ha comenzado la discusión sobre los presupuestos en el Parlamento de Catalunya. El edificio se encuentra bloqueado por un nutrido grupo de indignados, con la pretensión de torpedear el pleno parlamentario que debe aprobar unas cuentas que contemplan un fuerte recorte en partidas como educación y sanidad. Cabe decir que por el momento, la protesta está siendo básicamente pacifica y los parlamentarios acceden al hemiciclo bajo protección de las fuerzas de orden público.

¿Como se ha llegado a la situación actual?. ¿Que perspectivas de futuro se contempla en tales circunstancias?. Estamos viviendo la culminación de un proceso que es directamente provocado por la despiadada dependencia de Catalunya dentro de España. El gobierno del Estado español, los partidos políticos españoles, las instituciones, públicas y privadas de España y en general, los ciudadanos que brindan su apoyo, directa o indirectamente a todos ellos, decidieron en su día que Catalunya y en consecuencia, los catalanes, pagarían religiosamente en concepto de supuesta solidaridad, ingentes cantidades de dinero vía impuestos, independientemente de las necesidades que estos mismos ciudadanos pudiera tener. Se trataba de que los catalanes aportaran cada año, para satisfacer las necesidades españolas, hasta 22.000 millones de € en la actualidad, cantidad que viene siendo sistemáticamente aumentada en  centenares de millones de euros, también anualmente, por las inversiones no ejecutadas que el Gobierno de España presupuesta y no realiza, a pesar de estar contempladas en las cuentas públicas del Reino de España. Incumplen sus propios presupuestos, una ley orgánica, pero, eso sí, exigen que la Generalitat catalana recorte sus cuentas hasta la asfixia financiera de Catalunya.

El gobierno catalán de CiU recorta, bajo presión de Madrid, y los partidos que configuraban el tripartito gubernamental de la anterior legislatura y causantes directos del desastre actual de las cuentas públicas, se niegan a asumir su responsabilidad y exigen que no se recorte, exigencia que asumen los indignados, sin que nadie denuncie las incongruencias de todos los actores de este triste vodevil.

El Gobierno catalán debería presentar unos presupuestos que no contemplaran recortes en las partidas directamente relacionadas con el estado del bienestar catalán, ya que los ciudadanos catalanes pagan suficientes impuestos como para satisfacer y aumentar los recursos destinados a tal fin. Recordemos el déficit anual que se genera en concepto de falsa solidaridad con España.

El gobierno de España debería dedicarse a ajustar sus propias cuentas, sin traspasar la responsabilidad a Catalunya. Recordemos, por ejemplo, la existencia de los Ministerios de Cultura, Sanidad, Educación, Vivienda, Medio Ambiente, Igualdad..., todos ellos con las competencias traspasadas a las comunidades autónomas, y sin embargo, dotados de ingentes cantidades de recursos económicos y humanos, absolutamente prescindibles, innecesarios y fantasmagóricos.

Los partidos del tripartito, eco-socialistas, independentistas y (pseudo) socialistas catalanes,  componentes del antiguo gobierno catalán, deberían asumir sus propias responsabilidades, con humildad y arrepentimiento, y no complicar falazmente la tarea del gobierno de CiU en su empeño de arreglar el desaguisado provocado por ellos, en las dos anteriores legislaturas.

Finalmente, los indignados, deberían preguntarse qué alternativas ofrecen a los ciudadanos. Es muy seductor moverse a golpe de asamblea, lanzar propuestas cargadas de idealismo y proponer utopías inalcanzables en la actualidad, sin que los ciudadanos puedan vislumbrar la salida del túnel en el que se encuentran transitando, contra su voluntad. Cuando objetaron el derecho de autodeterminación de Catalunya, en las asambleas de los acampados, ¿no se preguntaron si una posible salida a la situación actual pasa por, precisamente, proclamar de una puñetera vez, la independencia de Catalunya?. ¿No creen acaso que con los miles de millones de euros que cada año se quedan en España, producto de los impuestos que pagan los ciudadanos catalanes, lograríamos  no solo salir antes de la crisis, sino también aumentar substancialmente el estado de bienestar catalán?.

La solución a todos los problemas que sufrimos los ciudadanos catalanes, pasan por alcanzar lo antes posible el control sobre nuestros propios recursos económicos, fiscales, legislativos, culturales y sociales. Es decir, la única solución es la independencia de Catalunya. Y esto lo saben el gobierno catalán, el español, todos los partidos políticos, las instituciones -públicas y privadas- y los ciudadanos, incluyendo, como no, a los indignados. El único problema que aparentemente no tiene solución es la cobardía que los partidos catalanes muestran ante el hecho de la incuestionable independencia. La solución la tienen los ciudadanos, únicos protagonistas (y beneficiarios) de tal circunstancia. Ellos tornaran la cobardía partidista en heroicidad, bien apelando a la buena voluntad, bien por fuerza. Pero lo conseguirán. Lo conseguiremos. 
      

dijous, 9 de juny del 2011

CARTA ABIERTA AL M.H.S. ARTUR MAS I GABARRÓ.

Muy Honorable Señor Presidente de la Generalitat de Catalunya:

Me permito dirigirme a Vd. para manifestarle mi opinión sobre dos temas que me preocupan, como ciudadano catalán, y que supongo que merecerán su consideración, en calidad de máximo representante del gobierno de Catalunya.

La primera inquietud motivo de mi preocupación es el presupuesto que ha presentado en el Parlamento catalán para su discusión y posterior aprobación, si cabe. Las cuentas públicas se han visto sometidas a un severo ajuste, inducido por la grave situación económica que estamos padeciendo. Dejando al margen las causas y los principales culpables de las presentes dificultades, lo cierto es que el escenario que estamos padeciendo, puede afirmarse que se ve agravado por el desorbitado expolio fiscal que sufrimos todos los ciudadanos catalanes y que algunos analistas elevan hasta los 22.000 millones de € cada año, desde el principio de los tiempos democráticos españoles, por lo menos. Por parte de los receptores de tamaño expolio, tal cifra merece la consideración de cuota de solidaridad, entendida como obligación de duración ilimitada, como si de una condena penal se tratara. Todos los ciudadanos catalanes estamos obligados, para toda la eternidad, a entregar al estado español, para el desarrollo y bienestar de sus afortunados ciudadanos, una parte muy significativa de nuestros impuestos, sin derecho decisorio sobre ellos y aunque nos cause una merma en nuestro propio desarrollo y  bienestar social. Como puede entenderse, tal situación no solo es insostenible en las circunstancias actuales, por razones económicas, sino que causan un profundo desasosiego entre la ciudadanía catalana, que esperamos de nuestros gobernantes una solución radical y contundente  a tamaña injusticia.

El segundo motivo de preocupación que me impulsa a escribir la presente carta, es la apelación que su gobierno hace al derecho a decidir, restringiendo su uso al llamado pacto fiscal. Me parece una mera ilusión pensar que el estado español está dispuesto a negociar sobre el control de la totalidad de los impuestos satisfechos por los catalanes y que le producen unos ingresos netos al año de entre 16.000 y 22.000 millones de euros. El déficit fiscal -superávit catalán-, más las inversiones no ejecutadas -y sí presupuestadas- para Catalunya, más el déficit -superávit catalán- en las cotizaciones sociales de trabajadores y empresas catalanas, jamás pasarán a control catalán, en las circunstancias que presenta la España actual. El Estado Español encontrará la formula para diluir entre el café para todos y la solidaridad obligatoria, cualquier tipo de acuerdo, alejándolo de ser beneficioso para los ciudadanos catalanes, de forma que, como en El Gatopardo, todo cambie para que todo siga igual.

Muy Honorable Señor Artur Mas, creo sinceramente que es hora de defender los intereses de los ciudadanos catalanes con absoluta claridad y contundencia. La situación en la que se encuentra nuestra nación requiere tomar una serie de decisiones que por muy difíciles y dolorosas que sean, no admiten más excusas, ni dilaciones. Es necesario que exponga a los ciudadanos catalanes la realidad y lo pernicioso que nos resulta seguir estando atados a una España que oprime, expolia y manipula a Catalunya como cualquier metrópoli hace con su colonia más preciada. Ya existe un consenso general entre los ciudadanos, así como entre el mundo empresarial, sobre el insostenible déficit fiscal a que estamos sometidos. Existe también un amplio acuerdo sobre las continuas deslealtades del gobierno español en materia de inversiones comprometidas y no realizadas, sobre la deslegitimación del Tribunal Constitucional manifestada en la sentencia sobre el estatuto, o sobre la hostilidad de los partidos políticos españoles españolistas e hipernacionalistas, hacia la lengua y la cultura catalana. Solo basta recordar la actitud de los populares, en Valencia y Baleares, sobre la unidad del catalán, su difusión y protección, o la persecución de TV3, o la actitud del  Ministerio de Cultura sobre los "papeles de Salamanca", o sobre el fondo Balcells, Centellas, etc... ¡Son tantos los agravios que sufrimos los ciudadanos catalanes, por el mero hecho de querer seguir siendo catalanes dentro de un estado que nos resulta cada día más y más extraño...!

Señor Mas, hable a los ciudadanos con franqueza. Diríjase a los parlamentarios con claridad y concisión. Exponga que, ya ahora, la mayoría de ciudadanos catalanes están dispuestos a asumir las consecuencias que acarrea la independencia de Catalunya. Y que el final de esta proceso, significará unas mayores cotas de libertad, prosperidad, cohesión y bienestar social para todos los ciudadanos de Catalunya. No queremos seguir siendo considerados como los principales paganos de la fiesta española, porque si así fuera, España nunca alcanzará las cotas de estabilidad y desarrollo basadas en sus propias fuerzas que sin duda se merece, y que en la actualidad hace descansar en espaldas ajenas.
    
Atentamente,
                                                                  JANCUGAT
  

dimecres, 8 de juny del 2011

PRINCIPIOS Y PACTOS.

Nos encontramos en tiempos de pactos. Los pactos políticos, por sí mismos, no son perniciosos, al contrario. En la política catalana, como en otras, menudean inmediatamente después de haberse producido unos resultados electorales que, lejos de clarificar el rumbo en que la sociedad quiere que se oriente su destino, conducen a una situación de aparente desgobierno indefinido. Si las elecciones son de carácter municipal, la sensación de  indefinición en los consejos municipales se ve acentuada, por el índole vecinal que adquieren tales comicios. No olvidemos que los vecinos de una población determinada, tienen sus filias y fobias, que surgen imparables en situaciones como la elección de los concejales de un ayuntamiento. Pues bien, nos hallamos en el tiempo de la definición y del compromiso posterior a los resultados de las elecciones municipales, celebradas recientemente.

Los resultados en Catalunya, como ya he tenido ocasión en señalar en un anterior escrito, proclaman una clara victoria de CiU, un notable ascenso del PP por la reconcentración del voto españolista, un acusado descenso de las candidaturas ligadas al gobierno tripartido y la eclosión de las CUP, formación independentista, y de la ultra-derechista -y xenófoba- Plataforma per Catalunya.

El riesgo más grande que puede sufrir, por el tipo de pacto que establezca, es CiU. Los nacionalistas no pueden pactar sin más, con el PP y mucho menos con Plataforma. Un pacto, aún que puntual con el PP, nos haría recordar, y no solo a los votantes convergentes, toda la política anticatalana que los populares han desarrollado en los últimos años. Recordaríamos como los populares se dedicaron a recoger firmas por todo el Estado, contra el estatuto de autonomía y las declaraciones que efectuaban los ciudadanos que alegremente firmaban "contra Catalunya", o "contra los catalanes". Rememoraríamos las obscenas maniobras de los populares, en el Tribunal Constitucional, para que los miembros conservadores, nombrados en la mayoría de los casos durante el gobierno Aznar y afines a los populares, efectuaron para recusar a los magistrados que pudieran ser favorables a las tesis catalanistas. Recordaríamos que estas maniobras han causado el desprestigio del Tribunal Constitucional y su actual deslegitimación. No olvidaríamos como los medios informativos de la derecha extrema, afín al PP, se dedicaron -y continúan haciéndolo- a mentir, manipular, falsear y denigrar al gobierno catalán, a los políticos catalanes, a los partidos políticos catalanes, a las instituciones catalanas, públicas y privadas, a los medios periodísticos -editorial conjunto pro estatuto-, y económicos -OPA de Gas Natural-, a los manifestantes del 10J -pro independencia-. Suelen justificar sus criticas y falsedades afirmando que no van dirigidas a los ciudadanos catalanes, sino a los políticos. Es tanto como afirmar, por ejemplo, que criticar la invasión y la guerra de Iraq, no era criticar a los Estados Unidos. Primero, rebuznan contra Catalunya, para luego dar golpecitos en la espalda a los catalanes, como señal amistosa y cómplice.

No es bueno que CiU pacte con un partido político como el PP que, en una última pirueta, inmoral e innoble, adopta y hace suyo el discurso claramente xenófobo del candidato Garcia Albiol, para hacerse con la alcaldía de Badalona. ¿Creen acaso los convergentes que olvidaremos el anticatalanismo y, ahora, la xenofobia que adorna el currículum de los populares?.

Los principios no pueden ser relegados en aras de conseguir una alcaldía, el apoyo parlamentario o la aprobación de unos presupuestos. Los principios deben prevalecer por encima de las situaciones que pueden darse en una población, o por muy bueno que sea aprobar una determinada ley en el parlamento. Si por mantener los principios, un gobierno se ve abocado a convocar nuevas elecciones, los ciudadanos sabrán valorar el gesto, y lo recompensarán. CiU no debe pactar con el PP y hacer alcalde de Badalona a una persona que utiliza las falacias y la demagogia en su discurso político. CiU no puede repartirse la alcaldía de Tarragona con el PP, en contra de su política de respetar la lista más votada. CiU no puede esperar del PP más que lo que ya ha demostrado en el reciente pasado: anticatalanismo y xenofobia. No tropiecen dos veces con la misma piedra. Hace pocos años, el pacto con el PP, les llevó a perder la confianza de la mayoría de sus votantes. ¿Quieren, tal vez, repetir la misma historia, con los mismos resultados?.     

diumenge, 5 de juny del 2011

LA CATALÁN REVOLUTION A MUERTO. ¡DIOS SALVE LA CATALÁN REVOLUTION!

La acampada de Barcelona, que tanta esperanza despertó en sus inicios, se está viendo perniciosamente influenciada por el movimiento okupa, en un intento desesperado de acaparar el protagonismo de otrora estaba en poder de los indignados, los genuinos inspiradores -y aglutinadores- de las reivindicaciones, de las esperanzas y los anhelos de un sinfín de ciudadanos, de plural ideología, distintas edades y diversas procedencias.

Los actuales acampados son unos vulgares anti-sistema, que solo defienden su visión obtusa de la realidad, practican la mas excelsa e inalcanzable de las utopías y utilizan la violencia verbal -y en ocasiones, física-, como método de expresión de su parcial ideología.
   
¿Porqué actualmente parece imposible que se apruebe una resolución favorable al derecho de autodeterminación de los catalanes, en las asambleas diarias que se realizan en la Plaza Catalunya?. ¿Porqué, en aras de un supuesto mejor entendimiento, se restringe el uso normalizado del catalán, en igualdad, al menos, al resto de lenguas?. ¿Porqué los acampados de Barcelona, han renunciado a su propia personalidad, a sus propias ideas, para asumir, en aras de una supuesta unidad, las propuestas que se aprueban en la acampada de Madrid?.

Las respuesta a estas y otras preguntas es sencilla. Los actuales acampados no son los que originariamente propusieron los cambios en el obsoleto sistema que venimos padeciendo. En los primeros días se encontraban ideas, análisis, debates y propuestas plurales, libres, frescas, tal vez utópicas, pero siempre esperanzadoras. Actualmente, hallamos reivindicaciones tan originales como "manifestarse contra los recortes anunciados por el gobierno de Catalunya", o "cierre de todas las centrales nucleares", o "no a la escuela concertada". ¿Para este tipo de reivindicaciones es necesario mantener una acampada, en una plaza pública, en medio de la ciudad?.

La degradación del movimiento del 15 M es de tal calibre, que ni unos servicios secretos de un determinado país  lo hubieran hecho mejor, para desprestigiar, para anular, para manipular los anhelos de miles de ciudadanos que habían llegado a creer en el advenimiento de la auténtica democracia.

El movimiento okupa, que en ocasiones actúa movido por intereses legítimos y de justicia, ha causado una herida de muerte a los ideales que inspiraron la llamada Catalán-revolution. Los intereses que les mueven en la actualidad,  no son otros que ocupar el espacio que un grupo de jóvenes, idealistas y entusiastas, levantaron en la Plaza Catalunya. Quieren el protagonismo que antaño tuvieron, bajo la protección y padrinazgo de un determinado grupo político, para seguir siendo correa de trasmisión de una ideología que, para su desgracia, es cada día más minoritaria.

También, para su desgracia, la Catalán-revolution no desaparecerá. Permanecerá en las convicciones que ilustran a los centenares de miles ciudadanos catalanes que luchan por alcanzar el control de sus recursos económicos en plenitud, que persiguen la normalidad para su lengua, su historia y su cultura, que aspiran a poder decidir sus inversiones, los planes educativos, el sistema sanitario, las prioridades económicas, las pensiones, en definitiva, que tipo de estado del bienestar queremos, que recursos dedicamos, que leyes promulgamos para que exista auténticamente la justicia, que nos permita combatir la lacra del paro o como regulamos los flujos migratorios, atendiendo más a los intereses de la sociedad que los estrictamente económicos. Son tantas las convicciones que tenemos los catalanes. Son tantos lo anhelos, las esperanzas. Somos conscientes de lo difícil que resultará alcanzar nuestros objetivos, pero nuestra voluntad no descansa en restricciones ideológicas como las que lucen el movimiento anti-sistema. Nuestra voluntad descansa en la convicción que gran parte de los problemas que como ciudadanos estamos padeciendo, serán vencidos y resueltos por la próxima independencia de Catalunya.          

divendres, 3 de juny del 2011

MAS ALLÁ DE SIBERIA.

Parece que la situación política del estado español ha entrado en un proceso de acelerada degradación, impulsado por la inoperancia -e ineptitud- del gobierno y del partido que lo sustenta, así como a causa de la agresiva actitud del Partido Popular, ansioso por alcanzar el poder y postergar al PSOE a los confines del inframundo, más allá de Siberia.

Los socialistas pretenden agotar la legislatura -apenas faltan diez meses para ello- y se han embarcado en un cambio de líder, al objeto de dar un vuelco a las expectativas electorales tan nefastas que tienen planteadas en el presente. Este periodo pre-electoral esperan sirva para que la grave situación económica comience a virar hacia mejores perspectivas de futuro y el abultado desempleo se frene y si es posible, descienda, aunque sea levemente. Como puede verse,  fían todo su futuro a que los ciudadanos se olviden de la catastrófica gobernación que el gabinete socialista, capitaneado por el inefable señor Rodriguez Zapatero, ha efectuado en los ocho últimos años, y confían que un golpe de suerte cambie la deriva económica -rumbo de colisión- en la que se halla inmersa el Estado Español. La crisis, que no es culpa del gobierno español en sus inicios, si es cierto que se ha visto agravada por las escasas y tardías decisiones que ha ido adoptando y que siempre se han quedado a medio camino entre lo que era necesario y lo que se atrevió ha hacer.

Ciertamente, el Partido Popular no ha efectuado una labor de oposición leal y constructiva, como requeriría la gravedad en la que se encuentra el Estado. En el inicio de la anterior legislatura, la derrota que sufrieron los conservadores fue achacada a una especie de confabulación de terroristas vasco-alquedianos, trufada por un contubernio socialista-policial-mediático, que produjo una alternancia no esperada por ellos, y que se acentuó por las manifestaciones que el día de reflexión, al grito de "queremos la verdad" y "no más mentiras", tomaron las calles frente a las sedes del Partido Popular, ante la cantidad de tonterías que el entonces gobierno del señor Aznar se permitió hacer y que exasperaron a casi todos los ciudadanos, hasta el punto de dar una patada en el culo de aquella sarta de mentirosos.

Los populares nunca han aceptado que perdieron el poder a causa de su maliciosa torpeza en aquellos nefastos días. Esta no-aceptación es la causa que, aun en la actualidad, los conservadores no colaboren con el gobierno socialista para sacar al Estado y a sus ciudadanos, hacia la senda de la superación de la grave crisis económica en la que se halla inmerso. Sus desaforadas críticas, sus malintencionados prejuicios, la labor de incansable desgaste, los ataques, incluso personales -véase sino los efectuados contra los señores Bono, Rubalcaba, Chavez, entre otros-, todos estos factores, convenientemente aderezados por la prensa afín a la derecha extrema, han sido los argumentos de oposición efectuados por el Partido Popular. Triste papel y pobre bagaje político exhibido por este partido.

Menos halagüeño es el futuro de los votantes españoles, que deberán elegir entre la decadencia socialista y la prepotencia popular. Desgraciadamente para ellos, el falso bi-partidismo del que disfrutan no les ofrece alternativas que sí tenemos en Catalunya.

A los dos partidos mayoritarios españoles solo les une una sola cuestión, si bien con matices: Catalunya. Mientras el gobierno socialista requiere al catalán que recorte más y más su presupuesto y deja de atender sus obligaciones financieras -lease fondo de competitividad, o compensaciones por asistencia sanitaria a ciudadanos de otras comunidades, o inversiones solemnemente comprometidas en la Red de Cercanías de Barcelona-, el Partido Socialista de Catalunya clama contra los recortes -exigidos por el gobierno "amigo de Madrid"-, no acepta su responsabilidad en los desajustes de las finanzas catalanas y niega su apoyo (o abstención) a los presupuestos de la Generalitat, como si se tratara de un partido menor -ERC o ICV- del escenario catalán.

Los populares catalanes están más obsesionados en alcanzar la alcaldía de Badalona para su candidato xenófobo, que en apoyar al gobierno catalán. Incluso se atreven a amenazar con toda su mala baba, en no apoyar a CiU, si  esta mantiene contactos con otras formaciones, en busca del necesario  apoyo parlamentario. Quieren atornillar a CiU, para que se vea que ellos son un partido de gobierno. Quieren la alcaldía de Badalona, la de Castelldefels, ser determinantes en la Diputación de Barcelona, que el gobierno de la Generalitat dependa exclusivamente de ellos. En definitiva, desean que los ciudadanos catalanes nos olvidemos de la ingente labor que los populares, tanto catalanes como españoles, han efectuado en su acoso y derribo hacia el Estatuto de Autonomía,  recogiendo firmas en España contra Catalunya, presionando a los miembros afines del Tribunal Constitucional para que fuera declarado inconstitucional. Quieren que nos olvidemos de su malsana hostilidad hacia el idioma catalán, tanto en Catalunya, como en el País Valenciano y en las Baleares, negando la unidad de la lengua, y celebrado las continuas muestras de anticatalanismo que destilan las sentencias del Tribunal Supremo en esta cuestión. No ocultan la animadversión hacia el catalanismo, que se desprende del tratamiento que dan  los medios periodísticos afectos al Partido Popular. Son tantos los olvidos que el Partido Popular requiere de los ciudadanos catalanes, que más que mala memoria exige falta de inteligencia. Quisiera que los ciudadanos catalanes fueran convenientemente decapitados, para así obtener su compresión.

Este es el panorama que ofrece la realidad española. Triste, crispado, cainita, preñado de mentiras y manipulaciones. Con políticos incapaces de Hacer Política, en mayúsculas. No saben que es el debate de ideas, y los pactos entre diferentes sujetos. No respetan al adversario, al que consideran enemigo. Y ya se sabe, al enemigo, ni agua. No es extraño que un grupo de ciudadanos, acampados en la Puerta del Sol, proclamaran su indignación con esta situación. Desgraciadamente, también estos han sucumbido a sus propios demonios y sus virginales intenciones primarias, se han retorcido hasta re-volver a las esencias patrias. Descansen en paz las ilusiones iniciales.

La situación política del Estado Español, no solo llevará más allá de Siberia al gobierno -y al partido- socialista, arrastrará a los conservadores y si Dios no lo remedia, consigo al resto de ciudadanos. Confiemos que, para entonces, los catalanes ya nos encontremos lejos de la nefasta influencia que adornan al PSOE y al PP.