El camino emprendido por la sociedad catalana no tiene vuelta atrás. Es un camino sinuoso, costarudo. Empezamos a caminar hace tres siglos, al principio lentamente. En ocasiones, nos detenemos, tomamos aliento y luego seguimos, al mismo ritmo o más rápido. En una perspectiva histórica, el avance es evidente, aunque los cambios de ritmo en la marcha, las paradas e incluso los esporádicos retrocesos, parece que muestran un camino lleno de dudas, de indecisiones, de temores. Pero la realidad es que, desde hace trescientos años, los catalanes avanzamos firmemente hacia nuestra Itaca.
Nuestra marcha, en los últimos tiempos, no solo ha incrementado el ritmo, también ha aumentado la determinación, la fuerza, el entusiasmo. Sabemos hacia donde vamos y nos urge llegar a nuestro objetivo lo antes posible. En consecuencia, hemos tomado toda una serie de iniciativas para alcanzar el contundente éxito que merece nuestra constancia: la Independencia de Catalunya.
La encrucijada que nos encontramos cuando se ha producido la deslegitimada sentencia del Tribunal Constitucional español, nos ha empujado de una forma inequívoca hacia la plena soberanía para los catalanes, sabedores que la unión con España solo acarrea frustraciones, injusticias, desdenes, incomprensiones e incluso, hartazgo.
No creo que el mencionado tribunal sea plenamente consciente de las profundas consecuencias que su resolución ha tenido para esclarecer la naturaleza de la relación entre Catalunya y España. En su afán por salvaguardar la visión que el Partido Popular y el Partido Socialista tiene sobre su Estado y el encaje de la nación catalana en él, ha causado en Catalunya unas ansias inusitadas de independencia. El obsesivo españolismo, cutre, anticuado y pétreo, exhibido por el Tribunal, por "boca" de sus miembros encuadrados en comunión con los populares y los socialistas, ha reafirmado el catalanismo de tal forma que se ha vuelto imparable.
Para remachar el clavo, la reacción del mundo informativo de Madrid, mostrando todo el arsenal desinformativo, manipulador, falso y mentiroso, sobre todo los adscritos a la conocida como "caverna mediática", ha ayudado grandemente a que los ciudadanos que tenían dudas, se hayan decantado definitivamente hacia el anhelo de plena soberanía para Catalunya.
Esta situación ha llevado a un notable incremento entre las filas independentistas, lo cual ha tenido como consecuencia que la auténtica sociedad civil catalana se haya organizado y financiado, al margen de las élites unionistas, trasnochadas y en ocasiones, cómplices del españolismo, con el resultado de casi 900.000 ciudadanos participando en las consultas por la independencia celebradas en los últimos meses, de manera altruista, voluntaria e ilusionante.
Para el próximo otoño, se esta trabajando para convocar una especie de (nueva) Asamblea de Catalunya, órgano histórico de grata memoria y fecundo trabajo. Este organismo, remozado y trasversal, de nuevo al margen de las élites ancladas en el pensamiento y en las ideas del siglo XX, tendrá como misión principal la convocatoria del pueblo catalán para ejercer el derecho de autodeterminación en el cercano 2014, trescientos años después de que Catalunya pasara al formar parte de Castilla, en calidad de colonia.
Esta es nuestra meta, lograr ejercer el derecho de autodeterminación de forma absolutamente legal y vinculante. Después, Itaca.
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