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divendres, 27 de maig del 2011

CRISPACIÓN, HASTÍO...REVOLUCIÓN....¡LIBERTAD! (y3)

Convergencia i Unió (CiU) ha sido la formación vencedora de los comicios municipales. Gana más de 50.000 votos sobre las anteriores elecciones  municipales. Puede inferirse que su ganancia resulta de agrupar entorno a sus siglas, gran parte de los electores independentistas, y puede también concluirse que es la formación política catalana que aglutina la mayoría del voto soberanista. Contra la opinión que sostienen algunos unionistas, no es cierto que el independentismo descienda. Más bien sucede algo parecido al caso de PP, gran recolector del voto netamente españolista. Convergencia sirve de punto de encuentro  del mundo independentista y a su electorado tradicional soberanista suma muchos votantes que no hace mucho lo hacían por ERC. Así, es lícito pensar que, a estas alturas, la gran mayoría de votantes de CiU son plenamente soberanistas, partidarios del derecho de autodeterminación y en consecuencia, independentistas.

Este es el escenario más complicado para Convergencia. Su clase dirigente intenta no escuchar lo que ya es un clamor general. Prefiere reclamar el pacto fiscal -concierto económico o como el caso del señor Durán i Lleida, que pide una relación con España de corte confederal. ¿Existe alguien que realmente pueda pensar que España convendrá en establecer el concierto, tipo País Vasco o Navarra, para Catalunya? ¿De verdad alguien piensa que España tolerará la pérdida de recursos fiscales -22.000 millones de €/año- que implicaría tal concesión? ¿Creen realmente en Unió que se permitirá establecer una relación de tipo confederal entre Catalunya y España? ¿No es menos cierto que para que exista una auténtica confederación, el paso previo es que existan dos estados independientes?.

Esta es la encrucijada en la que se encuentra el gobierno de la Generalidad y la coalición que lo sustenta. El M.H.S Artur Más y Convergencia y Unió, tendrán que convencer a sus electores, mayoritariamente soberanistas, que sus pretensiones no son más utópicas que el deseo independentista tan extendido entre sus votantes. La diferencia entre la utopía del concierto y confederación , y la independencia, es que la segunda solo depende de nosotros mismos. La independencia no se pide, se toma y se ejerce. Reclamar,  infructuosamente, el concierto económico y la confederación para así re-encajar Catalunya en España, no solo es pura quimera (imposible), es prolongar peligrosamente la crispación, el hastío entre la mayoría de ciudadanos de Catalunya, que empiezan a ver con buenos ojos los simulacros de  revolución que se dan estos días, en busca de la liberación nacional de la que actualmente carece la nación catalana.   

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