¿Son, por ventura, coincidentes los intereses de los mercados, con las necesidades de los ciudadanos?. ¿El beneficio desmesurado de las entidades financieras (privadas) es compatible con el desarrollo social, con el estado de bienestar y con la justicia re-distributiva?. ¿Es justo dedicar ingentes cantidades de dinero, por parte de los estados, para salvar el sistema financiero mundial y negar recursos a las pequeñas empresas, a los ciudadanos particulares y profesionales libres, agobiados por una crisis que sólo a ellos perjudica?. ¿Porqué para superar la crisis económica, el paro, es necesario congelar pensiones, alargar la edad de jubilación, recortar salarios y despedir o prejubilar trabajadores (de empresas que en muchos casos, continúan obteniendo beneficios), o deslocalizar centros productivos a países con mano de obra barata de prestaciones sociales precarias o inexistentes?. ¿Porqué no se congelan dividendos a repartir entre los accionistas de las empresas, planes de pensiones y retribuciones a los directivos, los auténticos responsables, junto con algunas castas de políticos, de la crisis económica que nos afecta en la actualidad?.
Estas preguntas y otras muchas son las que se hacen los miles de ciudadanos, ya sea a través de Internet, ya sea asistiendo a las concentraciones convocadas, que se aglutinan bajo el nombre de Democracia Real Ya o del movimiento 15M. Ante el estupor de los partidos popular y socialista, cogidos a contrapié, la ciudadanía ha llegado a la conclusión de que las respuestas no las hallarán en las fuentes del PPSOE. Solo los propios ciudadanos darán contestación a estas cuestiones.
No es justo que la crisis económica recaiga sobre ciudadanos inocentes de toda responsabilidad. Los culpables han sido los banqueros, los especuladores, los grandes e incontrolados financieros que, cegados por la codicia, han logrado lo que ni el comunismo, en sus mejores tiempos, hubiera soñado: el capitalismo salvaje se ha autodestruido. Es cierto que han tenido colaboradores impagables entre las instituciones que se suponía que regulaban los mercados y también entre algunos políticos que olvidaron que estaban al servicio de sus votantes y no al de los poderes fácticos.
En el estado español, a los grandes financieros se unieron los especuladores del sector de la construcción, que no solo destrozaron el paisaje con edificaciones ilimitadas y en muchos casos inútiles, también embaucaron a los pobres consumidores, para que se empeñaran de por vida bajo aplastantes hipotecas que les eran concedidas sin rigor ni mesura por parte de los bancos y cajas de ahorro, hábidas de desplumar a los incautos que sucumbieron a los cantos de sirena lanzados por el mercado.
¿Donde estaba el Banco de España, que debía ejercer el control y supervisión de las entidades financieras?. ¿Que hizo el gobierno socialista para hacer honor a este calificativo, que hubiera evitado los desmanes que su actitud cómplice propició?. ¿ Porque el partido popular, desde el poder que tiene en los ayuntamientos, diputaciones, gobiernos autónomos, no puso en vereda a los voraces especuladores y sí se puso a sus ordenes, para que pudieran alcanzar su inmoral objetivo.? Todo el mundo miró hacia otra parte. Los intereses políticos del PP y del PSOE coincidían sospechosamente con los intereses del mercado. Prefirieron olvidar sus principios, su ética, su filosofía política, en aras del supuesto progreso, del desarrollo económico que se evidenció en un mundo global, y que arrastro al estado en una vorágine descontrolada, eso si, en manos del maldito mercado.
Los ciudadanos también debemos asumir nuestra parte de responsabilidad. No elegimos a nuestros representantes políticos en base de los programas que ofrecen, sino que lo hacemos por afinidad y lealtad ciega a unas siglas. En las próximas elecciones municipales, los mejores resultados del PP se alcanzarán en el País Valenciano, feudo del señor Camps y escenario de un escandaloso caso de corrupción política, en vísperas de ser visto por la justicia y que presuntamente implica a gran parte de la cúpula del partido en esa comunidad. Los socialistas no andan a la zaga. Se esta destapando un supuesto caso de malversación de fondos públicos en Andalucía. Los dos partidos se acusan de corruptos, se escandalizan con la actitud de los otros, mientras son incapaces de colaborar para sacar al estado del pozo donde su incompetencia le ha llevado.
La reacción, pero, ya ha comenzado. Los ciudadanos se movilizan, debaten, hacen propuestas y lo que es más importante, están dispuestos a llevar a término sus propias soluciones, prescindiendo de la inoperancia del PPSOE, en el caso español. El cambio ha comenzado. La tormenta se avecina y un vendaval de esperanza sacude a los ciudadanos. Y recuerden que el viento, cuando sopla fuerte, no puede pararse. El capitalismo salvaje ha fracasado y el viento se llevará sus degradados restos.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada