Efectivamente, los matices, los claroscuros que se vislumbran en el resultado electoral en Catalunya, nos dibujan un panorama de apasionante cambio, tanto a nivel político como, sobre todo, social.
Se ha producido el inicio de una re-concentración del voto españolista entorno al los populares. Estos ganan alrededor de 80.000 votos, sobretodo en feudos tradicionalmente socialistas y en clara competencia con el discurso xenófobo de Plataforma per Catalunya (PXC). A la imagen anti-catalana, los populares suman la nítida imagen xenófoba que proyecta el alcaldable por Badalona, el señor García Albiol. ¿De verdad creen los populares que ocupan el centro del espectro político con su anti-catalanismo, la incipiente xenofobia y sus veleidades proteccionistas sobre presuntos corruptos -caso Gurtel-?. Si a todo ello se añade el amago de manipulación electoral -denunciado por los medios de comunicación- detectados en ciertas candidaturas que presentaron en algún pueblo catalán, el panorama para los populares no es nada halagüeño. El colmo ha sido el intento de que se votara una candidatura encabezada por un ciudadano residente en Canarias... ¡como alcalde de un pueblo de Catalunya!. Afortunadamente, el pueblo en cuestión, al ser la única lista la del Partido Popular, opto por la abstención de la totalidad de electores, lo que ha evitado el fraude intentado, conscientemente, por los populares catalanes.
Una parte muy importante de las ganancias de los populares, provienen de los más de 203.000 electores perdidos por los socialistas catalanes. El PSC se encuentra sumergido en un mar de contradicciones, lo que provoca un acusado descenso entre el electorado en las últimas contiendas celebradas en Catalunya. Las dificultades de los socialistas provocan unos resultados inesperados -por lo curioso que resulta-: pierde votos a favor de Partido Popular en sus feudos metropolitanos, y pierde también a favor de.... ¡PXC, formación xenófoba y ultra-derechista española!. Así puede deducirse por el intercambio de concejales que se produce entre esta tres formaciones. Como también puede inferirse que el nexo de unión que existe entre una parte del socialismo catalán, los populares y los de Plataforma, es precisamente el españolismo. De ahí mi afirmación anterior de la concentración del voto españolista alrededor del Partido Popular.
Las contradicciones socialistas van desde un pretendido catalanismo, a la sumisión y claudicación ante el Partido Socialista Obrero Español, el mismo que ni es socialista, ni se preocupa por los obreros. Pasan por proclamar las bondades del sistema de financiación por ellos pactado con el gobierno de España, a votar en contra de que se cumpla en todos sus términos, diciendo NO a las proposiciones presentadas por las formaciones catalanas en el Congreso de Diputados. Combaten furiosamente los recortes anunciados por el Gobierno catalán, y no asumen su parte de responsabilidad en la gravedad que su gestión causó, en el próximo pasado. Apenas hace unos meses, los socialistas, junto Iniciativa y Esquerra configuraban el Gobierno de la Generalitat, que durante siete interminables años gestionaron los recursos, a su antojo, para acabar provocando, más o menos directamente, la hecatombe económica que estamos sufriendo en la actualidad los catalanes. Por no hablar de la incongruencia que resulta de pedir imperiosamente que no se recorte el presupuesto, en sanidad y educación, e incluso que aumente, mientras que el gobierno de Madrid, socialistas amigos, exige al gobierno de CiU que recorte el doble de lo anunciado.
Sobre los resultados alcanzados por Iniciativa y ERC, con pérdidas entre 17.000 y 77.000 votos respectivamente, no cabe mas interpretación que el castigo que los electores les han impuesto, tras el paso por el gobierno de la Generalitat, de nefasto recuerdo, unido a la falta de credibilidad de sus dirigentes ante el análisis que han efectuado sobre su responsabilidad no asumida, y causantes de la situación actual, junto con los socialistas, de los recortes y consiguiente mengua del estado de bienestar catalán.
Seguidamente, abordaré el análisis sobre los resultados de CiU y la responsabilidad que deberá asumir el gobierno del señor Más ante el incierto futuro al que se enfrenta Catalunya, como nación sin estado y las consecuencias que se derivan de las demandas de independencia que formula la sociedad catalana.
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