El resultado de las elecciones municipales, así como las consecuencias de la acampada en la plaza Catalunya de Barcelona, configuran un escenario de radical cambio político, de convulsión ideológica, que augura un futuro de apasionante incertidumbre y nítida esperanza.
La estrepitosa derrota del partido socialista, así como el innegable ascenso de partido popular, indican que el españolismo, en Catalunya, está cambiando de mano. Efectivamente, parece que se aglutina alrededor de una ideología claramente conservadora, de derecha extrema que no solo halla representación en los populares, sino también en la lúgubre Plataforma per Catalunya -PxC-, formación claramente racista y con la ideología inequívocamente franquista. El Partido Popular ha basado su ascenso -robando votos al socialismo- en un discurso catastrofista en lo económico y de confrontación social, exhibiendo una indisimulada dosis de xenofobia, necesaria para no dar aire a PxC, lo que no ha impedido que esta formación haya cosechado muchos votantes descontentos tanto del PP. como, incluso, del PSC.
La concentración del voto españolista y el xenófobo en torno al partido popular permite suponer que los socialistas puede que se refunden alrededor de una ideología progresista, de izquierdas y netamente catalanista. La debacle que el socialismo de raíz española ha sufrido en Catalunya en las dos últimas contiendas electorales, permiten abrigar la esperanza de que por fin, los socialistas catalanes prioricen los intereses de Catalunya y de sus ciudadanos, frente a los intereses prioritarios del socialismo con domicilio en Madrid.
En contra de la opinión de algunos analistas políticos y subjetivos tertulianos de pro, el españolismo unionista en Catalunya está en un continuo e imparable retroceso, si bien aparentemente sube por efecto de la concentración que se viene produciendo en torno al partido popular. El acusado ascenso del independentismo se refleja, no solo en el aumento del voto convergente, sino también en el aumento experimentado por la Candidatura de Unidad Popular -CUP-, y a pesar del descenso de ERC, sumergida en una grave crisis causada por las imperdonables decisiones políticas tomadas en los últimos años por sus dirigentes y que han retrasado un escenario neta y mayoritariamente soberanista de la sociedad catalana actual.
Las concentraciones del movimiento 15M en la plaza Catalunya de Barcelona, que aglutinan a miles de ciudadanos bajo el epígrafe Catalanrevolution se ha extendido por los barrios y en otras poblaciones de Catalunya, convocando para el inmediato futuro no solo proseguir las concentraciones, también proponiendo marchas multitudinarias. Las asambleas siguen lanzando consignas, promoviendo debates y alcanzando propuestas que, sin duda, causan impacto no solo entre los ciudadanos, sino también en los partidos políticos. Harán bien en escuchar el grito de furia y hartazgo que sale de miles de gargantas, ya que sino, serán superados por las circunstancias y por los hechos. Los ciudadanos catalanes no tolerarán por más tiempo que los cambios solo sirvan para que todo siga igual. Los catalanes no quieren seguir siendo muñecos en manos de los partidos políticos, los sindicatos, los gobiernos y las instituciones. Quieren ser los protagonistas de su propia historia, los dueños de su futuro y de sus recursos. No desean que el mercado, los bancos, el capitalismo salvaje y las corruptas instituciones económicas mundiales condicionen su libertad, en definitiva, la felicidad propia y de los suyos. No hagan oídos sordos, no manipulen. Escuchen o serán arrollados.
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