Suele pasar que, a menudo, nos hacemos algunas preguntas y tenemos algunos pensamientos que bien podrían ser formulados por niños, por adolescentes, incautos e ingenuos, libres de cualquier atisbo de hipocresía y de prejuicios. La infancia es sincera, franca, noble, libre. Desgraciadamente, el ser humano es el único que transforma todo lo que son virtudes en la infancia, en desgraciados defectos en la madurez. Matizamos grandes conceptos como verdad, sinceridad, nobleza, entusiasmo, libertad, en otros que son producto de nuestra experiencia vital, de nuestro "aprendizaje histórico particular", lo que nos lleva a manipular, falsear, a utilizar el cinismo y el miedo para explicar el porqué, el cuando y el como de las cosas.
Voy a intentar recuperar mi virginidad intelectual que disfruté en mi infancia y adolescencia. Existen algunos pensamientos y algunas preguntas que me formulo en silencio, pero que ahora haré en voz alta. Naturalmente, elegiré las preguntas y los pensamientos que sean más interesantes para el objeto de este blog. Pido disculpas por esta prueba de madurez. Es uno de los defectos a los que me ha llevado mi "aprendizaje histórico particular".
¿Porqué los ciudadanos catalanes tienen que contribuir tan generosamente al bienestar de los españoles, hasta el punto de vivir peor que aquellos que reciben su forzada y abundante solidaridad?
¿Porqué querer vivir en catalán, en Catalunya, es tan difícil y requiere un continuo, insistente e infructuoso esfuerzo?
¿Existe alguna ley, naturalmente española, que obligue a un catalano-hablante a ser bilingüe, mientras un castellano-hablante no sufre tal imposición?
¿Tengo, como ciudadano, el derecho a ver cine doblado en catalán, a ser atendido en catalán en los comercios, en las compañías de teléfono o eléctricas, en los tribunales, o por contra, son los comercios, los cines, las grandes compañías o los jueces los que tienen derecho a utilizar su idioma, por aquello de la libertad de empresa, o las libertades individuales en el caso de los funcionarios?
¿Porqué los ciudadanos de Madrid, son constantemente bendecidos con la generosidad del estado español, en forma de obras de arte, bienes culturales, que continuamente engrosan sus museos, teatros, centros culturales, etc..., sin que se extienda esta generosidad más allá de la capital (y domicilio social y fiscal) del estado?
¿Puedo esperar, como ciudadano, que este estado me proporcione los mismos recursos y oportunidades que a un ciudadano extremeño, andaluz, o madrileño?
¿Porqué en Madrid, Andalucía o Extremadura, existen tantos funcionarios y trabajadores públicos y sin embargo, sufren tanto desempleo y en Catalunya "solo" padecemos la lacra del paro, sin que el sector público contribuya a su disminución?
¿Cabe esperar del gobierno central un trato justo en inversiones, en infraestructuras, en nivel impositivo, para los catalanes?
¿Dejarán los políticos y los periodistas españoles de utilizar a Catalunya y a los catalanes para propagar e imponer su hipernacionalismo español, excluyente y opresor, sobre los "ciudadanos de bien" de España?
Lo cierto es que podría pasar muchas horas escribiendo preguntas, todas en la misma dirección, sin que las respuestas pudieran satisfacer mis inquietudes. No puedo esperar que desde España, se llegue a comprender el hartazgo que muchos ciudadanos catalanes sentimos. Cada día va incrementándose la sensación de irritación, de hastío, de profunda insatisfacción que arrastramos muchas personas en Catalunya, perplejos ante las mentiras, las manipulaciones, las falsedades que se utilizan desde España contra Catalunya, con el único objeto de anular, de suprimir, de ignorar, las profundas diferencias sociales, políticas, económicas, culturales, idiomáticas, que existen entre ambas naciones y que van incrementándose al mismo ritmo que van produciéndose las continuas estupideces que desde los medios políticos y sobretodo, periodísticos madrileños, sueltan, impertérritos ante la soberbia, complejo de inferioridad y chulería que se gastan las élites madrileñas, dignas herederas de la más pura tradición hispana: hidalgos trasnochados y moralmente arruinados. Por favor, dejen a Catalunya y a los catalanes en paz. Olvídense de nosotros.
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