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divendres, 4 de novembre del 2011

EL FUTURO DE CATALUNYA ANTE LAS ELECCIONES DEL 20N. (y 2)

Debemos esperar que la suma de escaños que cosechen el PP y el PSOE en Catalunya, sea inferior a la que obtuvieron en las anteriores elecciones generales. Entre ambas formaciones españolistas, alcanzaron casi el 70% de escaños en Catalunya. Es cierto que entre los 25 escaños de los socialistas catalanes, un significativo número de ellos podrían ser atribuidos claramente al sector catalanista; pero la realidad ha sido que jamás se han significado como tales, subsumidos en el magma españolista del grupo socialista en el Congreso. En definitiva, es previsible que aumente el número de escaños que podemos calificar como inequívocamente catalanistas. Este incremento será mayor o menor, dependiendo del grado de movilización que se produzca. Y esta es la clave, la movilización de los electores. 

Por todo ello, bueno será recordar que ni los socialistas ni los populares son entusiastas defensores del non nato Pacto Fiscal convergente. Dicen que escucharán, proponen modificaciones al sistema de financiación actual, pero no adquieren ningún compromiso sobre en pseudo-concierto catalán, ya que podría significar una notable merma en los recursos financieros de libre disposición que viene disfrutando España, por derecho de conquista, a costa del bolsillo de los catalanes. Ambas formaciones no ocultan y constatan que un trato fiscal para Catalunya semejante al vasco, es inviable, es nefasto....¡para España!

También es necesario recordar el comportamiento de ambos partidos, en cuestiones tales como la lengua y la cultura, la economía, la (des)lealtad institucional, la lectura que hacen del texto constitucional y la justicia, etc... respecto de Catalunya. ¿Acaso el Partido Popular no acosa el idioma catalán en el País Valenciano, en las Islas Baleares, en la Franja aragonesa?. ¿No utiliza sus divisiones acorazadas contra Catalunya a través de los tribunales Supremo y Constitucional?. El Gobierno del señor Zapatero, ¿no impulsó la tercera hora de castellano, contra la inmersión? ¿tal vez, el abogado del Estado, a las ordenes del Gobierno, no proporcionó los argumentos necesarios para que el Tribunal Constitucional se cargara la inmersión en el sistema educativo catalán, a causa de la escasa y deplorable defensa del texto estatutario que hizo?. Este gobierno, ¿ha cumplido con la total devolución de los documentos catalanes depositados en Salamanca, como botín de guerra, o por lo contrario ha agrandado los fondos de este museo, con la compra del legado Centellas?. No debemos olvidar, por otra parte, que mientras el gobierno socialista de Madrid exige recortar -el estado de bienestar catalán, ¿donde sino?-, los socialistas del PSC, se rasgan las vestiduras e ignoran olímpicamente la responsabilidad ganada a pulso por el gobierno del señor Montilla, en el grave deterioro financiero acumulado durante las dos últimas legislaturas catalanas bajo mandato del PSC, con el apoyo y aquiescencia del propio gobierno español, asimismo socialista. El gobierno de Madrid no solo invade competencias autonómicas catalanas como en la infra-financiada Ley de Dependencia, también se comporta con absoluta deslealtad, negando para el año 2011 el llamado fondo de competitividad para Catalunya, lo cual sí aceptó en 2010, o ignorando las peticiones e intereses catalanes sobre el sistema aeroportuario; ¡Y el Gobierno del señor Zapatero era el gobierno amigo!. Podríamos remontarnos una vez más, al comportamiento del Partido Popular, durante años, contra el Estatuto de Autonomía: desató la más furibunda campaña anticatalana que los tiempos han conocido; desencadenó las más bajas pasiones anticatalanas entre los españoles, a causa de la recolección de firmas en pueblos y ciudades de toda España, contra el texto estatutario catalán, que acabaría transformándose en una recogida de firmas contra Catalunya; también ha demostrado reiteradamente escaso talante democrático, en acciones de puro filibusterismo político empleadas contra la renovación del Tribunal Constitucional, activando pasivamente antiguos boicot comerciales contra productos catalanes, o utilizando  con absoluta ilegitimidad los resortes de la  justicia, para conseguir aquello que no había alcanzado en sede parlamentaria, en buena lid democrática.

Lo descrito hasta ahora no es más que una pequeña parte de todo aquello que los ciudadanos catalanes deberíamos recordar, antes de elegir a quién entregamos nuestro voto. Boicot a productos catalanes, manipulaciones informativas, acosos judiciales, falta de respeto e insultos, escasez de inversiones en infraestructuras, ahogo económico y fiscal, incumplimientos clamorosos y deslealtades institucionales intolerables. Estos son los triunfos del nacionalismo español, de derechas e izquierdas. Los ciudadanos catalanes estamos obligados a  pasar factura electoral a estas dos formaciones políticas, que han empujado Catalunya hacia la más dura de las situaciones que un pueblo puede sufrir: los catalanes debemos luchar contra un Estado hostil e injusto en aras de nuestra propia supervivencia. El Estado Español, España si lo prefieren, es una carga demasiado pesada para seguir arrastrándola por toda la eternidad. Nos hemos cansado.

El futuro de Catalunya ante las próximas elecciones pasa por entregar nuestro voto a las formaciones de inequívoca obediencia catalana. Si votamos a partidos que prioricen nuestros intereses, individuales y colectivos, estaremos votando para frenar el drenaje fiscal que estamos sufriendo; nuestro voto servirá para que nuestra cultura, lengua e historia tengan la protección, difusión y respeto que sin  duda merecen, como todas las lenguas, culturas e historias que han existido, existen y existirán. Con el control de nuestros propios recursos fiscales, económicos y legislativos podremos encarar y vencer con mayor eficacia y rapidez la grave crisis que venimos padeciendo y que se agrava por el mero hecho de seguir unidos a España; como ejemplo baste observar los profundos recortes exigidos a nuestro estado del bienestar, a pesar que nuestra nación genera recursos fiscales suficientes como para que no debiera ser así.

Votemos a formaciones catalanas y el futuro será esperanzador; si votamos partidos españolistas, sean de derechas o de izquierdas, el futuro continuará como hasta ahora, es decir, seguiremos expoliados, acosados e insultados. Si lo hacemos a favor de Catalunya, lo haremos a favor de la independencia; si es a favor de España, por la sumisión y dependencia colonial. En mi opinión, la elección es clara y diáfana: por Catalunya

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