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dijous, 17 de novembre del 2011

DEUDA PÚBLICA, DÉFICIT DEMOCRÁTICO.

Prima riesgo de Portugal, Italia, Grecia, España -Spain-. Diferencial entre el bono alemán, italiano, español. Mercado de deuda pública, eurobonos, Banco Central Europeo, contención del déficit público en la Eurozona. Confianza, rigor, recesión, estancamiento, inflación, agencias de calificación. Estos son algunos de los términos que definen el mundo en la actualidad. Se trata de una especie de vocabulario económico para consumo de ingenuos ciudadanos, cuyo objetivo no es otro que justificar los severos recortes en el estado de bienestar de los paises llamados PIGS -y otros de la Unión Europea-, a causa de la severa crisis económica que nos azota a todos, con mayor o menor intensidad. Como es habitual, las consecuencias recaen sobre las espaldas de estos inocentes ciudadanos, que acaban pagando el coste de los desmanes del capitalismo, así como la humillación e inoperancia ante los mercados, por parte de los gobiernos supuestamente democráticos de estos paises. Cabe destacar también que la Economía ha dejado de ser una ciencia que explica lo que puede suceder en el mundo económico y que proporciona claves para corregir los desajustes, para pasar a ser una materia poco científica, tal vez fantasiosa, que intenta explicar, sin conseguirlo, porqué y como ha sucedido este desastre, sin aportar soluciones justas, asumibles y racionales que corrijan los desvarios actuales. Excesos provocados por banqueros hiper-ambiciosos, especuladores sin escrúpulos y agencias de calificación movidas por oscuros intereses financieros. Se trata del fracaso total del sistema económico basado en el capitalismo salvaje descontrolado que, sin embargo, continua siendo el tótem sagrado de los defensores de la absoluta libertad de movimientos del capital, que podríamos definir como libertinaje del dinero, el cual siempre se acerca allá donde mayores plusvalías pueda obtener, prescindiendo de cualquier consideración mínimamente ética, o simplemente humanista.

Parece que la única solución que los mercados ven con buenos ojos, pasa por tecnócratas apolíticos -curiosamente ex-empleados de Goldman Sachs- que tomen las riendas del poder político en los gobiernos de Grecia -Papademos- e Italia -Monti-, por el momento. Así, en teoría, se restablecerá la confianza en las finanzas internacionales, se frenará la espiral alcista de la deuda pública y los mercados recuperarán el sosiego que tanto necesitan para poder contabilizar los beneficios que, mientras dure la crisis, les seguirán llenando los bolsillos y las carteras tan generosamente. Como es lógico, poco importa que los nuevos gobernantes no sean los mismos que, a través de votaciones democráticas, fueron elegidos por los ciudadanos. Es más, los tecnócratas solo deben satisfacer y defender el interés de los mercados, a los cuales rinden obediencia y sumisión absolutas.

Es paradójico que el primer país europeo que ha perdido el marchamo democrático sea precisamente Grecia, cuna del ideal demos -pueblo- y krátos -poder o gobierno-. Por el momento, le ha seguido Italia, cuya convulsa y rica historia en tiempos del Imperio Romano, constituye un elemento fundamental del desarrollo de Occidente,   así como de Oriente. ¿Será la débil España el siguiente en caer en manos ajenas a la democracia?. Lo más lamentable de todo lo que está sucediendo es el hecho que estos cambios tienen el único aval -e imposición- de Alemania y Francia,  ultra-defensores de la ortodoxia financiera que obliga, en defensa del capitalismo puro y duro, a draconianos ajustes y recortes, que solo perjudican a los ciudadanos de a pie, en exclusivo beneficio de la gran banca -principalmente alemana y francesa-, y para salvaguardar sus posesiones en deuda pública de los PIGS, que han acumulado y estimulado en el pasado. Mientras, el Banco Central Europeo, en manos de Draghi -también ex-monagillo de Goldman Sachs-, se ocupa y preocupa del Euro que, como es sabido, no es más que la moneda europea digna heredera del deutsche mark, propiedad exclusiva de Alemania.

El déficit público de los paises de Europa se está transformando en déficit democrático. Los mercados, el FMI, el Banco Central Europeo, Merkel y Sarkozy, son los que dictan lo que está bien o está mal, lo que está a favor o en contra de sus propios intereses económicos y financieros. Prescinden olímpicamente de la voluntad de la ciudadanía; masacran sus derechos, hasta ahora intocables; mutilan el estado de bienestar, en aras de la confianza, estabilidad, ajustes, rigor, la prima riesgo y del diferencial del bono alemán. El precio a satisfacer, la democracia.

Descendiendo a escala estatal, en España también se dan las mismas condiciones que a nivel europeo. El gobierno de Madrid busca, aparentemente, soluciones financieras, dicta medidas económicas, promueve reformas estructurales, facilita el despido, recorta gastos y derechos sociales; y busca culpables. Preferentemente entre aquellos que no tienen ninguna culpa, pero que resultan enormemente rentables como instrumentos a los que cargar el muerto. Por ejemplo, el gobierno español culpa abiertamente a Catalunya por el déficit acumulado; además, la responsabiliza directamente de buena parte del castigo que infringen los mercados a la deuda pública española. Por lo visto, reconocer la pura realidad, como ha hecho el gobierno del señor Mas, al afirmar que le resultará imposible cumplir con las descomunales exigencias ordenadas por Madrid, ha provocado que los mercados desconfíen y se haya disparado la prima riesgo española. Ya estamos al cabo de la calle; por fin, tenemos culpable: Catalunya. Y así se exonera de cualquier responsabilidad a las entidades financieras por los desmanes provocados, a las empresas públicas y privadas, y las administraciones central y del resto de autonomías, que son las responsables directas de más del 95% de la deuda total acumulada por España, y no por el gobierno de Catalunya. ¡Y todo esto sin tener  en cuenta el expolio fiscal que sufrimos los catalanes, en manos del Estado Español, de más de 20.000 millones de euros al año, cuya disponibilidad posibilitaría la anulación del déficit y evitaría recortes en el estado de bienestar catalán!.

Los mercados prescinden de la verdad. Buscan maximizar sus beneficios, y punto. Quieren seguridad para que sus capitales no corran riesgos innecesarios; quieren que las instituciones que soportan el entramado financiero mundial, manden, ordenen, ejecuten y actúen en favor de sus exclusivos intereses. Y por esta razón asaltan el poder político de Grecia, Italia, ¿España?, ¿Bélgica?, ¿Austria?, ¿Francia?. Y no quepa la menor duda, en un futuro no tan lejano, incluso Alemania puede caer en manos de tecnócratas apolíticos. Es curioso, en el transcurso de los acontecimientos que estamos viviendo, nunca, jamás se ha opinado seria y analíticamente sobre China. No es que sea la culpable de lo que está aconteciendo, pero los graves problemas económicos, financieros, industriales, medio-ambientales, sociales y políticos que presenta ya ahora el imperio mundial In pectore, inciden directamente en el resto de la humanidad. Tal vez ya va siendo hora que las sociedades occidentales empecemos el análisis crítico de la realidad actual del coloso asiático. Lo cierto es que los mercados ya lo han hecho y por lo visto la situación actual juega, nuevamente, a su favor. Es decir, a favor de su bolsillo; es decir, en contra de nuestro bolsillo.

En resumen, ¿hasta cuanto los ciudadanos de a pie, simples mortales, toleraremos esta  nueva modalidad de esclavitud que nos quieren imponer?. I have a dream, tengo un sueño: todo nos empuja hacia un cambio en profundidad en las relaciones entre ciudadanos y paises, trabajadores y empresarios, electores y elegidos. Si todo sigue así, lo mejor está por venir, pues cuando comencemos la marcha, nada ni nadie podrá detenernos. Ni los mercados, ni los tecnócratas.




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