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divendres, 19 de desembre del 2014

"LA INMORTALIDAD DEL CANGREJO DE RÍO".

Ciertas formaciones políticas las cuales hasta ahora habían guardado las formas y maneras necesarias y convenientes ante el proceso soberanista catalán, han recuperado viejas actitudes e ideologías propias de tiempos históricos normales donde las luchas políticas podían girar libremente entorno de la dicotomía derecha o izquierda, de liberalismo, conservadurismo o progresismo, o incluso alrededor de la presunta inmortalidad del cangrejo de río, si les placía.

Lamentablemente, los catalanes y Catalunya nos hallamos inmersos en una tarea que no quiere distracciones, ni divisiones partidistas, ni posicionamientos miedosos, pusilánimes o egoístas. Son tiempos de coraje y de generosidad. De arriesgarse sin dudarlo. Son días de unidad entre diferentes, de principios ideológicos fortalecidos y de transversalidad democrática. Ahora es el momento de la confluencia de intereses plurales para alcanzar un difícil objetivo pletórico de esperanza, pero que solo estará a nuestro alcance si superamos las clásicas divisiones partidistas, incluso cainitas, las cuales aún que se han de tener muy presentes a la hora de tomar determinadas decisiones no pueden condicionar nuestro objetivo primordial y nuestras prioridades de país.

Ahora es el tiempo histórico de conseguir la independencia. No hace muchos años que el Estado español rechazó de mala manera la reforma de estatuto aprobado por el Parlament y refrendado por los catalanes ya que no se ajustaba a la pétrea Constitución española, en su versión popular. Lo hicieron rompiendo el compromiso público adquirido ante toda la ciudadanía por el entonces presidente socialista del gobierno de España José Luis Rodriguez Zapatero., a pesar de haber sido aprobado por las Cortes españolas después de haber pasado el cepillo, según declaró descaradamente el atávico dirigente socialista -¡él también!-, Alfonso Guerra. Al mismo tiempo, los populares pusieron en marcha una ominosa campaña recogiendo firmas y mala leche por toda la piel de toro contra Catalunya, campaña que obtuvo reconocimiento y un éxito rotundo ante el Tribunal Constitucional, el cual dictó una sentencia tan vergonzosa como carente de legitimidad contra la reforma del maldito Estatuto. Y así, hasta ahora. 

En distintas ocasiones, los catalanes nos hemos manifestado contra el atolladero en que se halla actualmente nuestra nación. Hemos celebrado manifestaciones multitudinarias con participaciones millonarias, la Vía catalana, la V de votar y de victoria. Hemos protestado votando en un referéndum oficioso -i voluntarioso- más de dos millones trescientos mil ciudadanos. El presidente de la Generalitat fué a Madrid a pedir un pacto fiscal del tipo concierto económico y para abrir un diálogo sobre un nuevo encaje político de Catalunya con el Estado dentro de la Constitución española. La respuesta fué un sonoro No. Los representantes del Parlament fueron después a las Cortes españoles a demandar el traspaso de la competencia para poder convocar un referéndum oficial. Nuevamente, la respuesta de la cámara española fué un atronador No, más contundente en este caso que la anterior negativa. Actualmente, Artur Mas y dos consellers del govern se hallan arbitrariamente amenazados por la justicia castellana, a causa de la denuncia interpuesta por el fiscal general del Estado a instancias del gobierno de Madrid, resultado de una escandalosa persecución política impropia en un estado democrático. Este mismo gobierno de España hace una política de recentralización pura y dura para vaciar de competencias y herramientas propias de las comunidades autónomas, especialmente la catalana, para aniquilarlas. Ahoga las finanzas de la Generalitat sin miramientos de ningún tipo. Deja de invertir en infraestructuras vitales no solo para Catalunya, sino que también para todo el arco Mediterráneo peninsular. Por ejemplo, cercanías o el corredor ferroviario hacia la frontera francesa, o las conexiones ferroviarias del aeropuerto del Prat y de los puertos de Barcelona y Tarragona, o la conversión de las carreteras de titularidad estatal en autovías, como sucede en el resto del Estado. Amenaza con españolizar a los niños catalanes y reintroducir el salvajismo de las corridas de toros en Catalunya, a la vez que paga el colegio privado -¡a cargo de la Generalitat!- a los alumnos cuyos padres se nieguen a que sus hijos reciban la educación en idioma catalán. Por supuesto, Rajoy ofrece dialogar sobre todo sin dejar hablar a nadie ni negociar absolutamente nada de nada. Dice ayudar financieramente a Catalunya prestándonos nuestros propios dineros previamente expoliados a los catalanes, pero pagando un jugoso interés a la hacienda española. De tanto que nos quieren nos ahogan con sus abrazos. Los principios democráticos cada día que pasa, en España, son más escasos, mientras la guerra sucia desatada por el Estado desde sus cloacas contra Catalunya y el catalanismo va in crescendo.... ¡No merece la pena seguir!. ¿Para qué?. ¿No está suficientemente claro todo lo que pasa?.

Ante este tenebroso panorama se han producido los desencuentros más decepcionantes que hayan podido suceder entre partidos y líderes soberanistas. Parece ser que Esquerra está presionando a la ANC para que se desdiga y apoye la propuesta de Oriol Junqueras, frente de la del señor Mas. Rechazó la propuesta de Artur Mas -lista unitaria, sin siglas partidistas y transversal, para las elecciones plebiscitarias en sustitución del referéndum de autodeterminación-, proponiendo varias listas bajo el paraguas de la independencia, pero con programas de gobierno distintos. Esta enmienda a la totalidad presentada por ERC, por cierto emulando la conferencia dictada previamente por el presidente de la Generalitat, debilita notablemente el proceso soberanista en lugar de propiciar y fortalecer algún tipo de compromiso de síntesis de ambas propuestas. Para satisfacer el ego de Junqueras y la hegemonía de ERC sobre el proceso, ahora pretende manipular a la ANC buscando su cobijo y apoyo, lo cual puede provocar la división en el seno de la propia asamblea. Tanta ruindad no es buena y caso de prosperar nos llevará a todos al fracaso más doloroso.

Hora es que los ciudadanos digamos basta. Basta al egoísmo y la arrogancia -incluso al menosprecio- de Oriol Junqueras y ERC. Basta al exceso de prudencia y esta especie de paresia política -incluso indefinición- de CDC y Artur Mas. Basta a la mezquindad de UDC y la soberbia de Duran -y de sus muchas estupideces-. Basta marear la perdiz de ICV y de esconderse vergonzosamente tras una supuesta pluralidad de sentimientos nacionales de sus militantes -y a un exceso de kumbayanismo de sus líderes, Herrera y Camats-. Los ciudadanos catalanes apoyamos una lista unitaria transversal, prescindiendo de la opinión de las cúpulas de los partidos y que refleje la pluralidad de la sociedad civil catalana. Lo queremos así porqué nos están decepcionando todos los líderes supuestamente soberanistas, y especialmente ERC y Oriol Junqueras. Apoyamos la ANC y ÒMNIUM y la tarea que hacen ya que es para nosotros, no para los políticos. Por qué sabemos que solo así conseguiremos la independencia. A pesar de Artur, Oriol, Josep Antonio, Joan y Dolors. 



dijous, 11 de desembre del 2014

EL ENMERDADO DISPARATE "POPULAR"

El grado de decadencia que padece el Estado español se acentúa cada día que pasa. La corrupción está tan presente en casi todos los niveles de la sociedad, que empieza a provocar vergüenza ajena e incluso auténtico asco. En muchos casos esta innegable descomposición que afecta diferentes instituciones públicas y privadas de España, se ve acompañada por una auténtica falta de principios democráticos y ausencia de ética política. La indecencia e inmoralidad ganan terreno -palmo a palmo- y voluntades -espíritu tras espíritu-, condenando a los aturdidos ciudadanos de la piel de toro a sufrir un perpetuo estado de shock e indignación, que cada día de pasa se hace más difícil de aplacar.

Los populares han conseguido escalar por méritos propios las más altas cotas del ranking europeo de formaciones políticas más corruptas que existen, estando involucrados hasta las cejas en este especie de turbios y deshonestos negocios de familia paranormales. Tanto para financiar irregularmente el partido -a base de cobrar comisiones por obra y servicios adjudicados-, como para el enriquecimiento mutuo de sus asalariados de mayor nivel y los donantes anónimos del partido -desviando el dinero al bolsillo propio o de amigos-, así como para beneficio de destacados afiliados, ilustres simpatizantes y altos dirigentes nacionales o regionales, todos ellos irredentos conservadores por naturaleza. Por cierto, ávidos por acumular dinero fácil, de procedencia dudosa y preferiblemente obscura.

Resulta obvio. De la financiación irregular -caso Gürtel- se pasa a Bárcenas, a los constructores -¡especuladores!- de dudosa moralidad y al reparto de sobre repletos de dinero negro entre los fieles. De forma general y generosa. Y de ahí se pasa fácilmente hacia la más absoluta amoralidad, propia de la falta de ética política y de la carencia de principios democráticos.

El gobierno del Partido Popular comandado por Mariano Rajoy es el más preclaro paradigma de este enmerdado desvarío. Dejando de lado el comportamiento verdaderamente escandaloso demostrado hacia el proceso soberanista catalán, los populares destacan como verdaderos reyes manipuladores de la sociedad española -aunque con la inestimable complicidad de la caverna mediática madrileña-, y como cínicos compulsivos. Decir una cosa y hacer la contraria es normal en ellos. Por ejemplo, "no subiremos los impuestos", o "no bajaremos las pensiones" y hacer lo contrario es un clásico popular. Los recortes del estado de bienestar pasan a ser reformas estructurales, mientras que la creación de empleo se hace facilitando el despido a diestro y siniestro, rebajando los salarios de los trabajadores, generalizando los contratos temporales del tipo basura y recortando los derechos laborales y sindicales; y de paso demonizando y aniquilando los sindicatos. Si se trata de reducir el déficit público, lo mejor que se puede hacer consiste en endosarlo sobre las cuentas de gastos sociales de las diferentes comunidades del Estado, especialmente sobre Catalunya -¡casi la cuarta parte del total estatal en recortes!- y restringiendo la financiación autonómica a base de incumplir una ley orgánica aprobada por el Parlamento español. O simplemente, dejando de pagar las deudas contraídas con las comunidades autónomas -¡más de 9000 millones de euros en el caso catalán!-. Después, sin una mínima pizca de vergüenza torera se permite exigir a los demás el estricto cumplimiento de la ley y singularmente de la inmutable Constitución Española. Puestos a ser indecentes, ¿que mejor forma existe que no sea otra que manosear el poder judicial hasta pervertirlo, para apartar del caso Gürtel-Bárcenas al juez que se encarga de investigar la corrupción del partido del gobierno?. La utilización del poder judicial y el abuso que a menudo hacen de la legalidad vigente solo es comparable con el vergonzoso y sectario uso de la policía, de la guardia civil e incluso de los servicios secretos -el CNI-. Instituciones y funcionarios utilizados por los nacional-católicos como guardia pretoriana, o guerrilleros de Cristo Rey, tanto da.

El paladín de la seguridad en España es Jorge Fernández Díaz. Desde la cómoda poltrona del Ministerio del Interior en la cual descansan sus glúteos el señor ministro hace todo aquello que está en sus manos para que los inmigrantes no solo pierdan derechos y seguridad jurídica, sino que a veces también tengan que perder la vida, como ya ha pasado -más de una ocasión- en la valla fronteriza de Melilla, de Ceuta, o bien ahogados en el Mediterráneo. O escamoteando su dignidad humana encerrándoles en los centros de acogida de inmigrantes. Hombre desacomplejado y sin manías prefiere desguarnecer de policía y guardia civil ciudades y pueblos españoles para trasladarlos a Catalunya por cuestiones estrictamente políticas y aumentar la presencia y visibilidad de las fuerzas estatales -¿de ocupación?- en un territorio repleto de desafectos al régimen, antes que cumplir con sus obligaciones de ofrecer seguridad y defender garantías y derechos de sus compatriotas. Por descontado: como miembro del Opus Dei prefiere condecorar vírgenes e implorar ayuda para España a Santa Teresa, que no guardar las apariencias -¡al menos!- y ser respetuoso con los principios democráticos y la legitimidad comúnmente aceptada por todo el mundo. Su policía ¿política? a menudo se dedica a filtrar informes y atestados a los medios de información madrileños más allá de las falsedades, manipulaciones o inexactitudes que pudieran contener. Según se informa en cierta prensa digital -Eldiario.es-, este buen cristiano ha puesto en marcha una unidad secreta de policía para investigar y rastrear los políticos independentistas. Compuesta por miembros principalmente de Asuntos Internos, la misión más importante que tiene encomendada consiste en filtrar tanto a los juzgados como a la prensa amiga la información obtenida para despotricar e injuriar sobre las cabezas más relevantes del movimiento soberanista. Una unidad secreta que usurpa funciones y competencias de otras unidades legítimas - la UDEF, por ejemplo-, pero que no aparece en el organigrama del Cuerpo Nacional de Policía. Sin embargo, aquello que mejor define el talante tanto del ministro como, por extensión, del gobierno popular, es la última propuesta que ha hecho: que su policía pueda intervenir teléfonos y gravar conversaciones privadas sin el menor control judicial previo.

Lo que personalmente más me duele es que este ministro creció y se educó en Catalunya. Jorge Fernández presume de ser catalán. Y ello, a mí, me avergüenza.... Supongo que lo mismo le pasa a muchos gallegos por el hecho que Mariano Rajoy también es gallego -¡como Franco!-. El problema no es, pero, el origen de las personas. El verdadero problema es la falta de principios y ética que sufren muchos políticos populares, especialmente los más relevantes. Estas carencias han enmerdado el partido y lo han transformado en una mala copia del antiguo y jamás desaparecido Movimiento Nacional. Nada que resulte anormal. Al fin y al cabo los hijos y nietos del franquismo se guarecieron bajo el paraguas del Partido Popular, donde fueron festivamente recibidos. Aportaron ideales, formas y maneras de hacer y de pensar propios de la dictadura. No les pidieron explicaciones ni les impusieron condiciones de ningún tipo. Con el tiempo, han devenido primordiales y preponderantes dentro del partido. Y si añadimos a esta especie de franquismo sempervivum el Opus Dei y la abogacía del Estado -cuerpo de funcionarios del Estado, por antonomasia-, solo nos faltará la rama económico-financiera sempiterna, la cual, casualmente tampoco ha cambiado tanto en los últimos cincuenta años. El resultado de todo ello es este enmerdado disparate popular de nuestros días.

Poco a poco se va entendiendo porqué ocurre lo que ocurre. Catalunya quiere la independencia. España votará PODEMOS. Y entre tanto, el Estado Español se precipita en el abismo en caída libre. ¡Hey...!. ¡Se va a pique!.









divendres, 5 de desembre del 2014

ARTUR Y ORIOL: ¡NO ES TAN DIFÍCIL!

Artur y Oriol han dictado sendas conferencias. Uno reclamando una lista unitaria pero transversal con la participación de la sociedad civil para concurrir al anunciado avance electoral reunidos bajo una única bandera inequívocamente soberanista, mientras que el otro proponía diversas listas blandiendo la enseña independentista bajo la cual se pudieran cobijar los distintos programas electorales de cada partido y la acción de gobierno -de concentración- necesaria para conseguir la independencia, sin más dilaciones de ningún tipo.

En el fondo ambos dicen lo mismo. El objetivo común es la independencia pero discrepan en la forma. Lo más curioso es que las distintas formas sugeridas parecen más un recurso para marcar el terreno de juego particular de cada uno que no un desacuerdo surgido como consecuencia de las diferencias políticas existentes entre diferentes partidos soberanistas. En pocas palabras: el eterno enfrentamiento entre derechas e izquierdas.

Algunas formaciones soberanistas ya se han desmarcado del camino trazado de un lado por Convergència y de otro por Esquerra Republicana. Iniciativa ha mostrado ser la formación más pusilánime de todas. Casi tanto como la cúpula de Unió Democràtica. No tienen claras las ideas respecto la independencia de Catalunya. ICV no quiere aproximarse a los postulados de Mas porqué es de derechas y no se fían, y recelan de las propuestas defendidas por Oriol Junqueras porqué no son suficientemente de izquierdas y son nacionalmente demasiado radicales. Dicen que dan libertad de voto a sus votantes para que escojan aquello que más les plazca porqué así se reflejará mejor la pluralidad del partido. No son más que excusas de mal pagador. Lo que realmente ocurre, empero, es que sienten el aliento de PODEMOS en el cogote, ya que se acercan a toda velocidad y les amenazan con pasar por encima de ellos olímpicamente; o incluso, de engullirlos sin la menor contemplación. Una vez encendidas todas las alarmas, creen que frenando y refunfuñando un poquito podrán detener la caída electoral que se avecina a grandes pasos y que amenaza con robarles ingentes cantidades de votos sin piedad. He aquí la pusilanimidad mostrada por ICV-EUA. Herrera, Camats y Nuet no se mojarán jamás y se alejarán tanto como puedan de CDC y ERC. Para ellos, se trata de un instinto básico de supervivencia, el cual se manifiesta de forma tan primaria como auténticamente ineficaz. Respecto Unió ya se ha dicho todo. Las bases y los votantes de la formación democristiana son mayoritariamente soberanistas pero la cúpula del partido se halla en manos de unos políticos miedosos y excesivamente comprometidos con los poderes fácticos, sean catalanes o españoles, que gozan y disfrutan de la hegemonía económica, financiera, mediática y política en todo el Estado. En definitiva, UDC -como también el PSC- representan mejor que nadie los viejos partidos políticos pasados de moda, que se hallan en fuera de juego y abocados a la inevitable irrelevancia política, electoral y social, a corto y medio plazo.

Como muy a menudo ocurre estos últimos tiempos, la posición más coherente y juiciosa es la defendida por las CUP. Desde siempre, han mantenido una actitud firme y diáfana a favor de la independencia. Reconocen los méritos de Convergència y de Esquerra. Sin embargo, también han detectado las debilidades y los egoísmos de ambas formaciones. No es que estén en contra de la unidad de acción que necesita el independentismo pero si se muestran contrarios al excesivo protagonismo partidista que se disputan entre ellos. En consecuencia, piensan -lapidáriamente- "allá ellos". Que remachan con un sonoro "nosotros a lo nuestro".

Así se encuentra ahora el proceso independentista contemplado desde la vertiente partidista. Se ha iniciado una nueva etapa -ahora se dice una nueva pantalla-. Mientras los unionistas tiembla y rechinan los dientes, y porfían enrabietados para poner entre rejas a Artur Mas, Joana Ortega y Elena Rigau después del éxito alcanzado el 9N, Esquerra y Convergència se afanan en dictar conferencias proponiendo objetivos comunes al alcance de ambos y poniéndose la zancadilla unos a otros para conseguirlos antes que nadie. Y las otras formaciones supuestamente catalanistas se desmarcan o remarcan por voluntad propia e intereses egoístas frente la independencia de Catalunya.

Todo ello, siendo muy importante, no lo es tanto como la voluntad reiteradamente manifestada por los ciudadanos. Existen seguro un millón novecientos mil catalanes que apoyamos la independencia según los resultados alcanzados el 9 de noviembre pasado, a pesar de todos los obstáculos que el Estado español nos puso -y aún nos sigue poniendo-. A todos ellos, fácilmente se añadirán algunos centenares de miles más de votantes para acabar de establecer una sólida y democrática mayoría a favor de la plena soberanía de Catalunya. La queremos conseguir lo antes posible. Somos de derechas, de centro y de izquierdas. Hablamos catalán y castellano con absoluta normalidad. Y estamos hasta el gorro que ciertos políticos piensen más en ellos y sus intereses partidistas que no en la generalidad de los ciudadanos.

Generalidad, esta el la clave. La Generalitat somos nosotros, los ciudadanos. Y los políticos han de estar al servicio de los ciudadanos. Tienen la obligación de satisfacer y cumplir con los anhelos, las ilusiones y las esperanzas de la gente. Y toda esta multitud de hombres y mujeres que votamos SI a la independencia, estamos dispuestos a auto-inculparnos para ponernos al lado del presidente Mas y de los líderes políticos que también lo han hecho y que pueden acabar imputados por la justicia española la cual, ante todo, es castellana y contraria al proceso soberanista.... ¿No basta con sufrir la hostilidad de todo el aparato del Estado para que encima nos hagamos la puñeta entre nosotros mismos?.

Nosotros queremos votar a favor de la independencia. Convergència, Esquerra, las CUP y muchos simpatizantes socialistas, democristianos, ecologistas y de Iniciativa que se añadirán, damos más importancia ahora a la consecución de la auténtica y plena libertad del pueblo catalán antes que ser de derechas o izquierdas. Sabemos que esto -las preferencias políticas de cada uno- tomarán mayor relevancia a posteriori, cuando sea la hora de conformar el ejecutivo y se hayan de establecer las prioridades de gobierno, y confeccionar la nueva constitución de la república. Por esta misma razón es vital proclamar la independencia lo antes posible una vez conseguida la mayoría parlamentaria para poder hacerlo, con garantias suficientes de reconocimiento del resto de países del Mundo y la necesaria fortaleza política para iniciar las ineludibles negociaciones con España sobre el reparto justo de activos y pasivos del antiguo estado. Y también con la comunidad internacional para conseguir la confirmación de la independencia.

Artur: Es la hora de la unidad, pero más allá de tacticismo partidista y de parsimonia política. Oriol: No es tiempo de derechas o izquierdas ni de protagonismo egoísta, ni siquiera es hora de reproches o de pasar cuentas con los adversarios. Ahora es la hora de la Generalitat, de la gente. Es tiempo de Catalunya. Más adelante ya podréis haceros la puñeta mutuamente. Pero nunca debéis olvidar que votamos los ciudadanos. Un ciudadano, un voto. Y ninguno para aquellos que malogren la independencia. Poneros de acuerdo. ¡No es tan difícil!.














dijous, 27 de novembre del 2014

EL REY DE LOS PÍCAROS.

Había una vez un chico que soñaba con ser rey. Siendo muy pequeñito ya mostró una auténtica obstinación para conseguir su objetivo. Para ello, era necesario codearse con la gente más importante del reino. Por esta razón, desde el inicio se acercó a las más altas instituciones y personalidades del Estado haciendo creer a todo el mundo que era alguien importante, juicioso y sobradamente preparado al cual se le podía confiar cualquier tipo de tarea o información sensible e incluso reservada que fuera necesaria o útil para la buena marcha del país.

Siendo solo un adolescente se relacionó con las más significadas figuras del partido político que ahora sustenta el poder gubernamental, así como del think tank que le proporciona las ideas y marca la doctrina a seguir, tanto en las tareas de gobierno como la línea argumental partidista de la formación en cuestión. Poco a poco fue pre-fabricando un relato, por lo que parece muy convincente, el cual le permitió ir escalando las más altas cotas de notoriedad dentro de la élite dirigente de la capital de reino -la Corte- hasta conseguir llegar a la cima, aquella que se encuentra allí, en las alturas. Se le podía ver bajo la sombra de ministros, cerca del presidente de Gobierno o al lado del expresidente más hosco que nunca haya existido, dando la mano al Rey o viajando en coche oficial con escoltas rumbo las misiones más rocambolescas que se le pudieran encargar a un niño espía. Como es un chico algo pagado de si mismo, para demostrar sus buenas relaciones y la importancia de su persona, ahora se le puede ver en centenares de fotografías y decenas de filmaciones y vídeos los cuales demuestran su capacidad de seducción, dotes de persuasión y la avasalladora personalidad que le caracteriza, rodeado siempre de primeras figuras políticas, institucionales, económicas y el definitiva, de la flor y nata de la villa y corte del reino.

Entrevistas con los abogados de los casos más mediáticos que yacen en los juzgados, por ejemplo el caso Urdangarin y la Infanta Cristina, o el caso Pujol; colaboraciones con el sindicato de extrema derecha Manos Limpias para inmiscuirse -¡liala que te hará fuerte!- en los pleitos promovidos por ellos; alternado en el palco del Bernabeu al lado del dinero y del poder para hacer negocios; misiones encargadas por los servicios secretos o por la vicepresidencia del Gobierno para arreglar el escándalo Gürtel; implicarse en el problema catalán para boicotear e interferir las relaciones entre Artur Mas y Oriol Junqueras, o para reconducir por el buen camino la llamada deriva separatista catalana; tareas de asesoramiento a la vicepresidenta del Gobierno e incluso a la Corona; aconsejar a la alcaldesa de Madrid para evitar que la capital se fuera a pique; un estrecho y tierno compañerismo con el expresidente de Gobierno más nacionalista que se haya conocido, llamado familiarmente Jose, el cual tiene un ego que se lo pisa en la modesta opinión de El pequeño Nicolás. Así es conocido nuestro héroe adolescente, Francisco Nicolás Gómez Iglesias, que según los expertos padece "una florida ideación del tipo megalomaniaco....". ¡Estas són sus aventuras!. Y por lo que parece, ¡estos son sus protectores!.

Es cierto que existen fotografías y vídeos que demuestran que se hallaba inmerso de la pomada madrileña. Que enviaba y recibía mensajes ha y desde las más altas instituciones y personalidades del Estado. Que ingresó en la FAES de Aznar el cual le daba cancha y juego además de invitarle a merendar a su casa, según manifiesta el chaval. Y también formó parte de las juventudes populares conduciéndoles como un rebaño de ovejas, con la experiencia propia de un buen pastor: Y que se hallaba muy próximo a los dirigentes de este partido, los cuales le manifestaban consideración, respeto y gratitud por el grado de implicación y compromiso demostrado. ¡Se convirtió el más popular entre los populares!. Incluso los más osados del partido le pronosticaban un futuro político brillante y sin techo.

Este chico de veinte años es un pícaro como una catedral, en un Estado que se halla sometido en una implosión ineludible, sin remedio ni esperanza. Se encamina sin freno hacia el desastre, hacia un nuevo 1898 pero sin la generación del 98. Los 6.666 ruines listillos -los añosos hidalgos de Madrit- que gobiernan y se enriquecen a costa de todos los ciudadanos, se hallan ahora atrapados en una pegajosa tela de araña conformada por una absoluta confusión y perplejidad, con una corrupción transversal y desbocada pegada a ellos, y una falta de ética y de principios democráticos más elementales. Incluso parece que no disfrutan de demasiada inteligencia, puesto que se han dejado embaucar por un niño bocazas con delirios de grandeza el cual les ha vendido una moto sin motor ni ruedas. En la España actual sigue siendo mejor tener los contactos adecuados -¡estar bien recomendado, como nuestro héroe!- que no ganarse el futuro con trabajo, esfuerzo e inteligencia. Es un Estado que no está muy alejado de la época del Siglo de Oro -ahora Siglo de Cartón-piedra- y de la novela picaresca, tan española. Gürtel, Bárcenas, Millet, Fabra, Rato, Blesa.... Y ahora, El pequeño Nicolás, rey de los pícaros y paradigma de los nuevos pícaros del siglo XXI, no muy distintos a los pícaros de los siglos XVI y XVII.... ¡Cuantas patrañas!. ¡Francisco de Quevedo no lo hubiera concebido ni escrito mejor!.








dijous, 20 de novembre del 2014

¡DIOS SALVE EL REINO!

"Antes se romperá Catalunya que España". El expresidente de Gobierno José Maria Aznar López no se caracteriza precisamente por sus dotes de profeta. Ni siquiera como adivino de feria. Esta sentencia fué pronunciada hace unos meses, ante el continuo de actuaciones y pronunciamientos que se producían en Catalunya -y que aún se producen- y que tanta desazón desencadena entre los ultra-nacionalistas españoles más exaltados. Más que un pronóstico manifiestan un deseo. Es decir, querrían que los catalanes se dividiesen y por tanto se debilitaran para así poder vencer más fácilmente lo que ellos denominan despectivamente como desafío independentista.

Este tipo de malos augurios también son utilizados habitualmente por el ministro con más mala uva de todos aquellos que integran el actual gobierno del señor Rajoy: Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior. Este personaje, de fácil jaculatoria, que vive y respira santidad y avemarías y que se precia de formar parte de aquello que algunos califican como secta -el Opus Dei-, está obsesionado en anunciar a diestro y siniestro un supuesto enfrentamiento entre hombres y mujeres, padres e hijos o los vecinos del primer piso contra los del cuarto -por descontado, todo esto solo pasa en Catalunya-, advirtiendo que podría derivar en auténtica violencia física. Jorge Fernández se lamenta amargamente -pero también con deleite- que el separatismo está dividiendo las familias y la sociedad catalana, y enfrentando los unos contra los otros, con la vana esperanza que llamando al mal tiempo se desatará la tormenta. Y para provocar e impulsar esta clase de reacciones viscerales cargadas de brutalidad e injusticias, no duda en utilizar chapuceramente todos los instrumentos que tiene a su alcance: la Policía Nacional y la Guardia Civil. Investigaciones disparatadas contra jueces aparentemente soberanistas, informes difamatorios oficiosos contra políticos catalanes filtrados sistemáticamente a periodistas sicarios del poder, así como mil y una amenazas contra los catalanistas que confían en los principios democráticos y en la Justicia, son diligentemente patrocinadas por este ministro el cual no sabe qué es la tradición judeocristiana, por más católico, apostólico y romano que considere su comportamiento, ya sea privado o público. Y a menudo, también la ética política y la decencia ciudadana, en él, brillan por su ausencia.

Así pues, los nacional-unionistas se deleitan por los inexistentes enfrentamientos y divisiones en el seno de la sociedad catalana. Pero, ¿y entre ellos?. ¿Qué efectos causa el desafío independentista?.

Los efectos más evidentes que padecen son no comprender absolutamente nada de lo que ocurre en Catalunya ni de lo qué queremos los catalanes. En consecuencia, hacer continuamente el ridículo de la forma más descarnada que es posible hacerlo es otra de sus señas de identidad. Aznar quería que Catalunya se rompiera y lo que pasa es que se está rompiendo su propio partido. Y es que la corrupción es muy destructiva. Bárcenas, Gürtel, sobres con dinero negro generosamente repartidos entre la cúpula popular, pagar las reformas de la sede del partido con dinero de origen desconocido, contabilidad y cajas B por doquier -en la sede central y sucursales en todo el Estado-, comisiones cobradas a las constructoras y financiación irregular del partido. BANKIA, estafa de las preferentes y una nefasta gestión financiera con un coste de más de 23.000 millones de euros en ayudas públicas, tarjetas de crédito opacas de libre disposición en manos de los políticos -en este caso conservadores- apalancados en el banco popular.... Y una constante utilización y manipulación de policías, jueces y fiscales en defensa de su ideología política. Policías extremadamente locuaces con la caverna. Jueces insensibles pero vulnerables al dictado de la prensa afín a los populares, y fiscales agradecidos y obedientes.... Hasta que digan basta.

Mariano Rajoy ahora dice que no sabe que hará la fiscalía general del Estado con la no consulta del 9 de noviembre y con Artur Mas y algunos consellers de la Generalitat. Afirma que no ha dado ninguna orden a la fiscalía, pero la omnipresente Soraya Sáenz de Santamaría insta -en realidad, ordena y manda- al fiscal Torres Dulce para que interponga una querella penal -criminal- contra Artur Mas. Torres se encomienda a la fiscalía de Catalunya y esta le contesta por dos veces que no existe base para la querella. Y.... ¡boom!. Estalla un enfrentamiento entre fiscales y con el Gobierno de España. Rajoy y compañía quieren empapelar -inhabilitar o encarcelar- a cualquier precio a Artur Mas para que no se vaya de rositas después del desafío celebrado el 9 de noviembre pasado. Pero en opinión de muchos juristas no existe delito que denunciar ni juzgar. Voilà la ruptura anunciada por Aznar. ¡Pero en su casa!. He aquí el violento enfrentamiento patrocinado por Fernández Díaz. ¡Entre jueces y fiscales castellanos contra el Gobierno!. Esta es la clase de ridículo que hace el Gobierno de España, de la mano de Mariano Rajoy Brey. Querer manipular la judicatura, la fiscalía o el Tribunal Constitucional tiene un precio: La extravagancia, la vergüenza ajena, el esperpento más valleinclanesco que se haya conocido desde hace mucho tiempo. Y el descrédito internacional añadido.

Uno de los pocos argumentos mínimamente sensatos que hacen servir Rajoy y los nacionalistas españoles contra los independentistas consiste en afirmar que los catalanes no podemos ejercer el derecho de autodeterminación porqué Catalunya jamás ha sido una colonia. Pués bién, parece que incluso este argumento no és defendido por todo el mundo con la misma convicción. El Jefe del Estado Mayor del Ejercito de Tierra español opina que "cuando la metrópoli es débil es cuando tiene lugar la caída". "Procesos de este tipo tienen lugar cuando el poder central es débil". Y comparó la situación actual con la España de 1898, cuando perdió sus últimas colonias: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. Yo me permito añadir que la desconsideración, la falta de respeto y el trato que dá el Gobierno de Rajoy a Catalunya y a los catalanes desde siempre y especialmente durante la actual legislatura, son los mismos que dieron Cánovas y Sagasta a las colonias americanas y del Pacífico en las postrimerías del siglo XIX. Afortunadamente, el general Domínguez Buj también ha rechazado que el soberanismo pueda arreglarse con el uso de la fuerza o los tribunales, aunque añadiendo que "las fuerzas armadas son el instrumento que tiene el gobierno para hacer cumplir la ley y la constitución" y como tal han de obedecer las órdenes del Ejecutivo español.

La capacidad de autodestrucción de Mariano Rajoy y su gobierno por falta de coraje político, inteligencia legal y administrativa, y por un exceso de desidia gubernamental, de insolvencia democrática y manifiesta falta de empatía emocional hacia los ciudadanos, que exhibe tan profusamente, convenientemente arropado por sus incondicionales, están llevando al Estado Español a borde del abismo. Y no ayudan mucho personajes como Aznar, Fernández Díaz o la mismísima Alicia Sánchez Camacho, autodenominada portavoz de fiscales -de confianza- y jueces para poder evitar la catástrofe que se aproxima a toda velocidad. Más bién sus intervenciones aceleran la marcha hacia el agujero. Por no hablar de la corrupción que está carcomiendo irremediablemente el Partido Popular, o del asesinato que están perpetrando por enésima vez contra Montesquieu y la división de poderes. Anunciar catástrofes financieras y económicas para Catalunya, enfrentamientos y violencia dentro de la sociedad, querellas criminales contra políticos, dar por hecho que una suspensión provisional del TC equivale a una sentencia firme contra el proceso catalán y mil sandeces más, es llamar al mal tiempo y que el desastre arrase todo el Estado, sin que la pachorra del presidente del Gobierno puedan evitarlo. Antes al contrario.

Catalunya se va. Por méritos propios y porque merecemos la independencia. Nos la hemos ganado. Pero también por demérito del Partido Popular y de todos aquellos que aún le dan soporte. Y por encima de todo, de su presidente, el cual para desgracia de España también lo es del Gobierno del Reino.... ¡Dios salve el Reino!, porqué ni Mariano Rajoy ni el Partido Popular serán capaces de hacerlo. !Ni tan solo saben hacer POLÍTICA....!.







divendres, 14 de novembre del 2014

EL DÍA DESPUÉS.

Ya ha llegado el día después del 9 de noviembre. Los catalanes hemos superado toda clase de malos augurios lanzados por aquellos que se llenan la boca apelando constantemente a la Constitución española como sólido muro de contención de los anhelos soberanistas, o utilizándola como un amenazador garrote disuasorio contra las ansias de justicia y libertad de los ciudadanos. No hicimos caso de las maldiciones que nos lanzaban, ni de las amenazas y los insultos que nos dedicaban. Además, se jactaban de ser demócratas, justos y tolerantes cuando en realidad eran -son- justo lo contrario: antidemocráticos, injustos e intolerantes. El día después se hallan en estado de shock. Dolidos. Atónitos. Perplejos. No encuentran ninguna explicación racional sobre lo que acaba de suceder en Catalunya, porqué no lo entienden. Mientras se lamen las heridas recibidas siguen dedicándonos calificativos ofensivos y llenos de odio, como si estas extemporáneas actitudes les proporcionaran el consuelo que ahora no tienen. Algunos de ellos destilan autentico rencor, incluso rabia, hacia los catalanes. ¡Y en absoluto lo disimulan!. La desesperanza de muchos españoles ha llegado a sobrepasar límites insospechados..... Pero, ¿porqué?. ¿Que daño hemos causado los catalanes?. ¿Cual es la gran ofensa que hemos infligido a los españoles?.

Más de 2,3 millones de ciudadanos decidimos el 9 de noviembre desafiar la soberbia mostrada por las élites administrativas, políticas y económicas de España, las cuales hasta entonces habían pretendido humillar y aniquilar, por enésima vez, las ilusiones y esperanzas de Catalunya y de los catalanes. El resultado de este desafío fue una esplendida victoria sobre el Gobierno español y el partido alfa -por el momento- que le dá cobertura, sobre el Tribunal Constitucional y un ejército de abogados del Estado al servicio del nacionalismo español, hegemónicos a día de hoy en Madrit. Es de sobra conocido el arsenal ofensivo empleado por los poderes fácticos españoles utilizados para aplastar el proceso soberanista puesto en marcha con el respaldo de buena parte de la sociedad catalana. Durante tres siglos se han sucedido guerras, violencia represiva, dictaduras, imposición política, persecución lingüística y cultural, discriminaciones financieras y económicas, el insoportable peso de las leyes castellanas, así como de los farragosos y rancios funcionarios del Estado, y ahora un Tribunal Constitucional absolutamente deslegitimado, casi ilegítimo, según la opinión mayoritaria de los catalanes. Todo ello sin que haya servido para torcer nuestra voluntad. A menudo, Catalunya ha tenido que renunciar a derechos, bienes y anhelos para pagar el oneroso peaje que ha costado esta unidad forzosa con España. Nos ha costado sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor, como dijo en 1940 Sir Winston Churchill a sus compatriotas. Es justo reconocer, empero, que no ha sido nada diferente a lo que se ha exigido históricamente a cualquier otro pueblo, siempre que quiera ser y existir como tal en libertad, paz, justicia y prosperidad. La mayoría de catalanes nos hemos puesto en marcha hacia la independencia con decisión, júbilo y unidos como una piña. Y las embestidas incontroladas del nacionalismo español siempre excluyente y autoritario, no podrá detenernos.

Pués bién. El Gobierno del señor Rajoy prometió a sus incondicionales que los catalanes no votarían bajo ninguna circunstancia el día 9 de noviembre. Puso en marcha a la abogacía del Estado -la brigada Aranzadi, así nombrada por el periodista Enric Juliana- para que interpusiera el consabido recurso ante el TC, contra el decreto de convocatoria de la consulta firmado por Artur Mas. Después de volver hacerlo por segunda vez, esta vez contra el proceso participativo y de suspenderlo nuevamente, los catalanes decidimos que era suficiente, que nosotros solo queremos hacer política y decidir nuestro futuro. Por tanto, fuimos a votar masivamente a pesar de las amenazas, mentiras, ataques informáticos y juego sucio desatado por los políticos unionistas, la caverna mediática y los trogloditas madrileños -también conocidos como periodistas cavernarios-, todos ellos coordinados desde las cloacas del Estado. Por supuesto, el objeto de su ataque fueron los ciudadanos catalanes en general y la Generalitat en particular. El resultado de este temor -en realidad, fobia- a la democracia que manifiestan las élites nacionalistas españolas fué justamente el contrario al deseado: votación masiva a pesar de la oposición de Madrit, y orgullo democrático acompañado de un estallido de alegría e irreprimible gozo ciudadanos. Los efectos para los 6.666 hidalgos -auténticos bandidos- que mandan en Madrit ha sido el asombro, el dolor, la rabia, el victimismo y el rencor.

Con este shock post-traumático por encima, sufrido por Rajoy y la compaña, ahora han decidido canalizarlo y aliviar mediante la instrumentalización, una vez más, de la fiscalía general y la brigada Aranzadi, con todo el bagaje jurídico y la avasalladora tradición castellana a su disposición. Informes periciales, investigaciones policiales y de la guardia civil, querellas, denuncias, advertencias, imputaciones, amenazas.... Una serie de actuaciones legales o pseudo-jurídicas encaminadas a castigar y condenar a todo aquel que hubiera osado desafiar la autoridad de la España eterna, independientemente que los perseguidos se hayan comportado o manifestado dentro del campo estrictamente político y plenamente democrático. Sin embargo, en España la política, ya sea gran o pequeña, ha sido desterrada como instrumento adecuado para resolver las confrontaciones o las diferencias que se pueden ocasionar dentro de la sociedad o entre instituciones. Es por esta razón que el Partido Popular prefiere movilizar abogados, fiscales y jueces afines para que le resuelvan los conflictos que surgen como consecuencia de las divergencias políticas producidas por su (des)gobierno, por culpa de la mayoría absoluta que ahora disfruta. Igualmente, ante la carencia de argumentos y principios, se esconden asustados detrás de los jueces y fiscales para lavarse las manos y no hacerse daño.... Es un proceder en absoluto democrático -decididamente antidemocrático-, pero muy legal. Se abusa de la ley y manipulan o coaccionan a los tribunales y asunto resuelto. Son las ventajas de gozar del poder absoluto más abrumador que se haya visto en la historia reciente del Estado español. Por cierto, poder miserablemente malgastado en beneficio de una minoría de poderosos.

Desgraciadamente, el Estado español actual se halla absolutamente secuestrado por la ideología propia de las fuerzas más reaccionarias aparecidas desde los tiempos de Franco. De hecho, la ultraderecha española ha extendido sus largos tentáculos y resulta hegemónica en las más señeras instituciones de España. Dominan buena parte de la prensa madrileña. Se han infiltrado en el Consejo General del Poder Judicial, en la fiscalía y la judicatura. También se encuentran entre de los empresarios -el IBEX 35 y el palco del Bernabeu están repletos de ellos- y lo más grave, dominan la cúpula del Partido Popular. Son hijos y nietos putativos del franquismo. Han condicionado y acaparado la maldita y sempiterna transición española, periodo que comprende desde la muerte de Franco hasta el presente, conservando privilegios, el dominio económico y financiero, el poder en la administración y la burocracia estatales. Como antes se ha dicho, los franquistas condicionan y dominan el Partido Popular y de rebote, al gobierno de España. Son ellos los inspiradores de la ley Wert, de la reforma de la ley del aborto, de la reforma laboral y de los millones de parados que ha generado; son los responsables máximos de la recentralización autonómica, de la devaluación salarial y del desmantelamiento del estado de bienestar -sanidad, educación, dependencia, pensiones-. La obra hecha por ellos es ingente.... Y el destrozo causado, inenarrable.

Ahora se afanan para poner en xirona a Artur Mas y algunos de sus consejeros, por haber dado cobertura política al proceso participativo celebrado el 9 de noviembre. Quieren inhabilitarlo por la ofensa infligida al honor de España y al derecho del Estado -que no es lo mismo que Estado de Derecho....-. Todo junto, resulta patético, vergonzoso, irracional.... Pero también irrelevante. Tendrán que imputar a casi dos millones y medio de ciudadanos -¡como poco!, que participamos con verdadero entusiasmo y júbilo en aquella fiesta absolutamente legítima y plenamente democrática. Mientras se entretienen con su batiburrillo, nosotros proseguiremos nuestro camino esperando que nos conduzca muy lejos de toda esta pandilla.







divendres, 7 de novembre del 2014

MOVIMIENTOS TELÚRICOS Y EL INACABABLE COMBATE DE BOXEO.

Se están produciendo significativos movimientos de fondo en el seno de los ámbitos políticos y ciudadanos del Estado español. De un lado se oyen, aunque solo sea débilmente, ciertas voces que intentan comprender y defender todo lo que está pasando en Catalunya, y que se manifiestan a favor del derecho a decidir. Si bien de forma tímida y temerosa, pero ciertamente clara. Por otro lado comienzan a manifestarse de forma desinhibida y estridente algunas actitudes que podríamos calificar como indudablemente fascistas -en versión castiza, franquistas-, los cuales no solo utilizan las protestas y críticas legítimas, sino que también hacen servir la agresividad verbal e incluso la violencia física. Es el caso de Falange Española y otros grupos de extrema derecha los cuales principalmente en Madrid -pero también en Catalunya- porfían contra cualquier manifestación catalana, reventando actos informativos y debates políticos, destrozando símbolos nacionales, asaltando sedes catalanistas y quemando banderas esteladas al grito de Catalunya es de España mientras amenazan, insultan y denigran a todo aquel que sea independentista o simplemente quiera ejercer el derecho de autodeterminación.

Las voces que podríamos calificar como democráticas se oyen desde el ámbito ciudadano -no desde los partidos o de la mayoría de intelectuales españoles-, dentro de la sociedad civil de forma individual pero valiente. No disponen de muchos altavoces que recojan sus palabras, a pesar que se hacen notar. Poco, pero por lo menos lo intentan. Son algunos buenos hombres y mujeres que también creen que las confrontaciones políticas se resuelven con el ejercicio de la democracia -como creemos y queremos la mayoría de catalanes-, a fuerza de debates libres y abiertos, respetando el pluralismo ideológico, ejerciendo la libertad de expresión y con votaciones aceptadas por todas las partes con resultados indiscutibles y vinculantes. Son precisamente las actitudes juiciosas de estos ciudadanos demócratas las que ponen en evidencia las malas formas y maneras -a menudo marcadamente inmorales- de las formaciones políticas de toda la vida, hacia las demandas catalanas.

Efectivamente, el descrédito mayor lo sufren las formaciones políticas tradicionales: los auto-calificados partidos de ámbito nacional. El comportamiento hacia los ciudadanos y Catalunya en particular de populares y socialistas, de Ciudadanos y UPyD -formaciones supuestamente emergentes pero plenamente asentadas- y de la atribulada Izquierda Unida, se halla a años luz del buen juicio y santa paciencia demostrados por buena parte de aquellos que les votaron las pasadas elecciones. Parece que han perdido o han derrochado los principios éticos y la identidad democrática que les debería caracterizar. Ahora se dedican a mentir a sus votantes y conservar con uñas y dientes aquello que nunca debería haber sido suyo: prebendas y privilegios con grandes dosis de corrupción institucionalizada. Para ellos, las demandas catalanas representan un auténtico desastre - un estorbo en realidad- que amenazan seriamente el status político y económico y la ostentación del embriagador poder que ahora gozan, el cual consideran de su propiedad y para su uso y disfrute exclusivo y partidista. A su vez, las formaciones verdaderamente emergentes, como Podemos Ganemos, aspiran a volar por los aires el sistema de partidos actual para ocupar su lugar y constituirse así como la nueva costra dominante -¡la casta son los otros!-. De acuerdo, ciertamente son más jóvenes, más audaces y más ambiciosos; incluso sobradamente preparados, pertenecientes a una nueva élite conformada por profesores universitarios y profesionales liberales. Pero sus motivaciones políticas ahora puras, virginales y atractivas apuntan hacia los mismos métodos y objetivos que las ya caducadas -obsoletas- en el presente. Quieren reformar el Estado y la Constitución, las vías de participación ciudadana y la toma de decisiones para acercarlas más a la gente de la calle. Pero, ¡ailás!, sin cambiar casi nada. Podríamos resumir el catálogo que ofrecen en darnos el voto y veremos si podemos hacer aquello que queréis. El tiempo de asumir compromisos firmes, o lo que es más importante, de contraerlos y cumplirlos parece que queda muy lejos. Ahora son tiempos de prometer el oro y el moro a todo el mundo, mantener a la gente contenta diciéndoles aquello que quieren oir -no pagaremos la deuda pública, no desahuciaremos a nadie, recaudaremos más impuestos a los ricos, etc....-, pero ocultando el cómo y el cuando lo harán. ¿Que política económica proponen?. ¿Qué harán con los impuestos indirectos, por ejemplo el IVA?. ¿Y con la deuda pública de las ciudades?. ¿Qué piensan hacer con las sicav y con la evasión legal de impuestos que ello representa?. ¿Qué planes educativos, de sanidad, dependencia, energía limpia, de transporte público, de infraestructuras, de autopistas....entre otros, quieren implementar?. ¿Como quedarán las pensiones?. ¿Como casarán su talante eminentemente urbanita con la ecología, o con la política agropecuaria?. ¿Qué piensan hacer con las relaciones internacionales y la Unión Europea....?. Estas y otras muchas preguntas que afectan directamente a la ciudadanía por el momento no obtienen respuesta. Están más preocupados en organizarse internamente y en nombrar los dirigentes de la recién nacida formación, que no en atender las exigencias de la gente, las cuales ya urge satisfacer y que son ineludibles. Es por esta misma razón que no se pronuncian sobre las demandas catalanas: Están de acuerdo con el derecho a decidir, pero deben votar todos los ciudadanos del Estado. Prefieren cambiar la Constitución antes que los catalanes seamos consultados acerca del porvenir político de nuestra Nación.... En la cuestión catalana, las opiniones -y supuestas soluciones- de Podemos no se diferencian demasiado de las sostenidas hasta ahora por todos los partidos de ámbito nacional.

Estos movimientos telúricos que sacuden los fundamentos políticos partidistas se ven aumentados por la baja calidad ética y moral que padecen diferentes instituciones públicas del Estado, por una acusada falta de principios y abundantes tics pre-democráticos. Instituciones que resultan deudoras de los principales partidos españoles por culpa de las injerencias toleradas o consentidas por todas ellas. Tribunal Constitucional, Consejo de Estado, Consejo General del Poder Judicial, Tribunal Supremo, Tribunal de Cuentas, el legado franquista del antiguo TOP ahora Audiencia Nacional, la Fiscalía, Guardia Civil, Policía Nacional, Servicios Secretos -las cloacas del Estado-, etc.... También se añaden con auténtico entusiasmo los medios de comunicación madrileños, privados y públicos, conocidos también como caverna mediática, y muchos periodistas a título individual, verdaderos trogloditas de la información, los cuales se afanan en meter baza acertadamente o no, para condicionar el ring de este inagotable combate de boxeo en que ha convertido España la cuestión catalana.

Hace tiempo que Catalunya y España están sufriendo el anunciado choque de trenes. Los catalanes queremos votar y decidir nuestro futuro político. Y la mayoría queremos la independencia. Los españoles no nos dejan votar, porqué también quieren decidir nuestro futuro sin que nuestro parecer cuente para nada. Como ellos ostentan la mayoría dentro del Estado, nuestros anhelos y esperanzas no son tenidos en cuenta. Su fuerza numérica la quieren imponer a cualquier precio.... Pero la razón y el buen juicio está de parte catalana. ¿Alguien puede enumerar un solo caso en todo el mundo mundial en que el ejercicio del derecho de autodeterminación haya sido ejercido por todo el Estado del cual una parte se quiere separar?.

Es perfectamente comprensible que el terremoto que padecen partidos, instituciones y ciudadanos españoles les ocasionen incomodidades, desconcierto y temor. Malestar agravado por la crisis económica, el paro desbocado y la falta ilusión y esperanza. Pero sobretodo, por las acciones y decisiones, muchas ellas arbitrarias, adoptadas por el Gobierno de España. El señor Rajoy no es precisamente un político brillante. Puede que nos hallemos en presencia de un magnífico registrador de la propiedad, pero no ante un buen político. Y menos aun, frente un auténtico estadista. Además, su gobierno está compuesto de personalidades tan o más mediocres que él mismo. En muchas ocasiones, practican políticas perversas y perjudiciales para la ciudadanía, pero siempre favorables a los poderosos. La responsabilidad de este desbarajuste gubernamental no recae precisamente sobre los catalanes ni Catalunya. Nosotros somos los principales perjudicados por la deriva anti-democrática del Gobierno -y por extensión del Partido Popular, justo es reconocerlo-. De paso, perjudican al resto de ciudadanos del Estado. Pero los únicos culpables son el señor Rajoy y sus colaboradores. Aunque los últimos responsables son la mayoría de ciudadanos españoles, que lo toleran y aplauden fervientemente cuando toman las agresivas decisiones anticatalanas, mientras les votan mayoritariamente aun con la nariz tapada ante el hedor que desprenden.

Esperemos que esta mayoría de ciudadanos españoles que se afanan y maldicen contra los catalanes y Catalunya, se añadan a la creciente minoría que ya han comenzado a comprender y compartir los anhelos y esperanzas de los ciudadanos catalanes.... Hacerse mala sangre no resolverá la cuestión catalana. Y no impedirá la independencia de Catalunya. Por tanto, lo más juicioso es aferrarse a los principios democráticos y no soltarlos nunca más por ningún motivo. Ni siquiera por los anticuados partidos nacionales o por la recién nacida Podemos.












dijous, 30 d’octubre del 2014

LA PANDILLA DE ALI BABÁ.

El enésimo caso de corrupción ha estallado en Madrid. Como era previsible, el Partido Popular se encuentra pringado hasta las orejas. Cincuenta y una personas cercanas a ellos han sido detenidas o imputadas por el cobro de comisiones ilegales por adjudicación de obra pública en diversos municipios principalmente de la comunidad madrileña -también de Murcia y Castilla-, por un valor de al menos 250 millones de euros. Están implicados alcaldes y funcionarios, un presidente de diputación e incluso el que llegó a ser mano derecha de la presidenta de la comunidad, Esperanza Aguirre, la lideresa. El ex-secretario general de los populares en Madrid, Francisco Granados, es por ahora la personalidad más relevante implicada en esta exitosa trama, tan putrefacta y obscena como otras similares también cercanas a ellos, que ensucian desde hace tiempo a los conservadores españoles.

Pués bién, el partido alfa de España ya ha iniciado la consabida campaña propagandista de desinformación para esconder la vergüenza provocada por este nuevo caso de indecencia y deshonestidad desatado, que les afecta de arriba a bajo y de derecha a izquierda. En esta tarea de ocultación poseen una gran experiencia acumulada históricamente en asuntos similares anteriores, lo cual les facilita enormemente el maniobrar con absoluta desenvoltura sin que ello les cause ningún tipo de perjuicio político o penal. Ni siquiera quebranto económico alguno, pues sus arcas continúan repletas de dinero -blanco o negro, tanto da-. La gente, hasta ahora, les ha disculpado y han continuado votando -con la nariz tapada- la maltrecha marca política popular. El hecho de ostentar el poder absoluto sobre todo el Estado otorga esta especie de impunidad también absoluta. Además, la operación Púnica -así bautizada por la Guardia Civil- es peccata minuta si la comparamos con la trama Gürtel o el caso Bárcenas, que tan gratos recuerdos despierta en la cúpula popular. Por supuesto, dejando al margen el escándalo de las tarjetas negras de Bankia-Caja Madrid, o las retribuciones con dinero ilegal -tan negro como las tarjetas- dentro de virginales sobres blancos repartidos generosamente entre los más significados militantes populares, también conocidos como los 40 principales o la pandilla de Ali Babá. Además, con la sede de Génova -la cueva- reformada y financiada también con dinero tan negro como el carbón.

Como es de dominio público, los populares sienten un auténtico deleite al utilizar Catalunya y los catalanes para esconderse cómodamente detrás de la catalanofóbia desatada por ellos mismos, tan apreciada por los nacionalistas españoles y cariñosamente cultivada por toda la piel de toro con una dedicación verdaderamente exultante. La trama Púnica ha querido ser enmascarada tras una historia de ciencia ficción -así calificada por el interesado- cuyo principal protagonista es Xavier Trias, alcalde de Barcelona. El Mundo y su equipo habitual de intrépidos periodistas de investigación insinúan que el alcalde posee 13 millones de euros en Andorra, traspasados desde cuentas ubicadas en Suiza. La fuente, la UDEF bajo la máxima autoridad del ministro del Interior Jorge Fernández Díaz. Unidad policial experta en facilitar -filtrar- información verídica o falsa a El Mundo. Recordemos que la UDEF tambien insinuó en su día que Artur Mas tenia dinero acumulado en paraísos fiscales, y lo hizo en plena campaña electoral al Parlamento de Catalunya. Recordemos que la información fué publicada también por el periódico El Mundo y que el director de entonces, P.J. Ramírez, se jactó de haber ganado las elecciones catalanas con aquella noticia. Recordemos que CiU alcanzó unos resultados muy por debajo de los previstos en las encuestas. Recordemos que la noticia se basó en un informe apócrifo y obsceno, supuestamente confeccionado en las cercanías -las cloacas del Estado- del Gobierno de España y de la UDEF....¡Recordemos!. Recordemos y no olvidemos jamás la escasa credibilidad que tienen cuando se refieren a Catalunya y los catalanes, tanto la UDEF, como El Mundo y Jorge Fernández Díaz, casualmente hermano mayor de Alberto, el eterno candidato del Partido Popular a la alcaldía de Barcelona.

Por si no bastaba utilizar la coartada de Xavier Trias, los populares han decidido remachar el clavo impugnando el nuevo 9 de Noviembre, el cual permitirá a los ciudadanos catalanes manifestarse libremente sobre el futuro político de Catalunya. El Gobierno español, amamantado directamente de las ubres de la FAES y que inicialmente había declarado la consulta patrocinada por el señor Mas como una irrelevante costellada, ahora reacciona como si se tratara de un auténtico referéndum de autodeterminación. A pesar que no se cansan de repetir que es inconstitucional, ilegal y antidemocrático. Y como sea que el nuevo 9 de Noviembre en opinión de los populares no ofrece las mínimas garantias democráticas exigibles, han decidido que no pueden consentir que se celebre. Por ello instan al Tribunal Constitucional para que lo prohíba. Debe tenerse en cuenta que el Alto Tribunal jamas ha defraudado los deseos y caprichos del Gobierno de España. Por cierto, algún día el señor Rajoy tendrá que explicarnos como se puede celebrar una consulta con suficientes garantias democráticas si el Gobierno utiliza chapuceramente la brigada Aranzadi -el cuerpo de la abogacía del Estado-, para boicotear cualquier intento legal para hacerlo democráticamente.

A pesar de todo, ni las insinuaciones de El Mundo contra Xavier Trias, ni la recurrente utilización de la brigada Aranzadi y de su Tribunal Constitucional para impedir la decisión democrática de los catalanes sobre Catalunya, han conseguido difuminar el enésimo caso de corrupción que afecta al Partido Popular. Púnica, Gürtel, Bárcenas, Acebestarjetas black, sobres negros, cajas B.... Una buena colección de casos, tramas, asuntos, operaciones y mil escándalos más, imposibles de ocultar a la mirada del mundo mundial. Para vergüenza de todo el Estado y de sus aturdidos e indignados ciudadanos. Afortunadamente, los catalanes hemos decidido decir adiós a este gobierno putrefacto, al partido más corrompido de Europa y a un Estado en franca descomposición. Nos duele porque no deseamos ningún mal a los españoles, al contrario. Pero nosotros no podemos hacer nada más. Reconducir y enderezar la situación en que se encuentra España queda en manos de los españoles. Tienen toda nuestra simpatía y apoyo. Pero jamás a costa de la independencia de Catalunya.







divendres, 24 d’octubre del 2014

DEDICADO A: ALICIA, ALBERTO, MIQUEL Y JOSEP ANTONI # JOAN, DOLORS Y JOAN JOSEP, DAVID Y JOAQUIM, ORIOL, ARTUR.

Es cierto que a medida que se aproxima el desenlace de un determinado acontecimiento -en nuestro caso, la independencia-, más se evidencian las contradicciones y desconfianzas que surgen entre los diferentes actores que protagonizan este drama en el cual ahora todos nos hallamos involucrados.

El proceso iniciado para conseguir la plena soberanía de Catalunya ha llegado a este punto. Por un lado resulta verdaderamente arduo soportar la acometida del Gobierno de España, el cual lanza encima nuestro toda suerte de obuses y artefactos explosivos para aniquilarnos, con deliberada furia -rabia- y agresividad. Los aparatos del Estado porfían incansables para detener los anhelos y las fundadas esperanzas que sentimos, tenemos y queremos la mayoría de catalanes. Lo hacen utilizando su ley y las diferentes instituciones jurídicas a su alcance, como son la fiel judicatura castellana y la fiscalía pro-gubernamental, así como el avasallador cuerpo de la abogacía del Estado, todos ellos en calidad de auténticos pretorianos custodios de las esencias patrias. Por descontado, cobijados bajo el Tribunal Constitucional, de triste y deslegitimada memoria y escasa consideración por parte catalana. Un tribunal auténticamente indecente, pues no podemos obviar que está presidido por un reconocido anticatalán y a la vez antiguo militante popular. De esta forma, el Gobierno de España esconde o disimula tras decisiones propias de vulgares picapleitos lo que no son más que posicionamientos inequívocamente políticos. También se sirven de unos comportamientos económicos y financieros hacia el Govern -en definitiva, hacia Catalunya y los catalanes-, realmente ominosos. Que oscilan desde amenazar y meter miedo a empresarios e inversores, animándoles -conminándoles, en realidad- en deslocalizar las empresas hacia España y no invertir en Catalunya, hasta el estrangulamiento de las maltrechas finanzas de la Generalitat, pasando por la exigencia de recortar más y más en materias tales como dependencia, sanidad, educación, salarios, pensiones -todo ello Madrit lo califica como reformas estructurales- y no invirtiendo lo suficiente en infraestructuras necesarias -incluyendo aquellas firmemente comprometidas por los diferentes ministros del Gobierno de España-, o fomentando discretamente entre los consumidores españoles un boicot a los productos catalanes para "conseguir el efecto sin que se note el cuidado", que tan buena prensa cosecha entre las élites del Madrit secular. Los resultados de la ofensiva española son sobradamente conocidos y esperados por los catalanes, mientras el desconcierto y desconocimiento manifestado por el nacionalismo hispano sobre Catalunya se hace patente en toda su crudeza.

Pero hoy me interesa más poner en relieve el comportamiento de las diferentes formaciones políticas catalanas, tanto respecto el proceso soberanista como la respuesta que dan cada una de ellas sobre la actitud del Gobierno, ante el evidente enfrentamiento político que se está produciendo entre Catalunya y España. De entrada podríamos distinguir entre formaciones españolistas -populares, ciudadanos y buena parte de socialistas-, y catalanistas, es decir, el resto del socialismo soberanista, convergentes liberales y muchos democristianos, y también republicanos, ecologistas de izquierdas, y anti-capitalistas asamblearios. La actitud de los españolistas es clara y diáfana: recalcitrantemente negativos -no a cualquier propuesta catalana-, alérgicos a los principios democráticos, temerosos y desconfiados ante las votaciones, y rehenes de leyes y constituciones hasta llegar a la parálisis mental. Las ideas y soluciones políticas desaparecen de su realidad y son substituidas por la lógica judicial más antidemocrática que se pueda imaginar; y algunos también se declaran tibios defensores de terceras vías ya caducadas, aun más inverosímiles de conseguir que la misma independencia. La Constitución española deviene como una especie de Código de Hammurabi avasallador, inmutable y rocoso al cual deben someterse los principios democráticos universalmente reconocidos y el libre albedrío de los ciudadanos. Para los nacionalistas españoles el diálogo se transforma en monólogo, considerado como renuncia previa de cualquier planteamiento de libertad, y los pactos no son más que meros decretos y resoluciones que pueden ser utilizados como imposiciones incuestionables e indiscutibles.... ¡No permitir votar a los catalanes, para Alicia Sánchez Camacho es una victoria de la democracia!. ¡Querer ejercer el derecho a decidir, para Alberto Rivera es propio de golpistas, fascistas-nazis y corruptos!. Dialogar y pactar sobre Catalunya, para Miquel Iceta solo sirve para cambiar la Constitución y federalizar el Estado. ¿Como, cuando, con quién señor Iceta?. ¡Pero hablar y pactar tampoco le sirve para hacerlo sobre la independencia!. Definitivamente, los españolistas entienden la democracia, el diálogo, los pactos y la libertad de forma un tanto peculiar, muy diferente a como lo hace el hombre corriente y sencillo de la calle. Es decir, como lo entiende la inmensa mayoría de la gente.

Si fijamos nuestra atención en las formaciones catalanistas, la madeja se enreda considerablemente. Cuando desde la calle se exige unidad y poder votar, los partidos se muestran dispuestos a todo, a condición de salvaguardar sus propios intereses políticos -¡partidistas!- por encima de los anhelos de la mayoría. Despotrican sobre los líderes contrarios, descalifican el comportamiento de los otros, denuncian el egoísmo de los demás y atacan sin piedad a todo aquello que se aparte de sus objetivos, de su particular hoja de ruta, la cual quieren imponer por encima de todo y de todos.... Parecen empeñados en dar la razón a José Maria Aznar cuando dijo que "antes se romperá Catalunya que España". Algunos partidos, llegado el punto actual, muestran sus debilidades y miedos, los cuales les hacen hacer extraños requiebros políticos y semánticos que no hacen más que aumentar la indignación general que acumulan los ciudadanos. UDC dá soporte a la consulta, pero no quiere la independencia. Hasta aquí, correcto. ¡Quiere la confederación!. ¡Vaya, acabáramos....!. ¿Con quien quieren confederarse?. ¿Con España, que no quiere siquiera cambiar la Constitución para federizarla?. ¿Quiere acaso forzar al Estado a confederarse con Catalunya, que no consideran ni tan solo como Nación y menos soberana?. ¿Quiere confederarse sin ser previamente un Estado libre?. ¿Con quien quiere negociar el cambio de estatus de Catalunya, si España está inmersa en un desenfrenado proceso de re-centralización política, económica, financiera, de infraestructuras, cultural y burocrática como nunca se ha visto desde tiempos de Franco....?. Lo que realmente quiere la cúpula de UDC es mantener el status quo actual para continuar negociando -peix al cove (pájaro en mano)- indefinidamente, marcar paquete y dejar que la barca sea impulsada exclusivamente por CDC, continuar haciendo la puñeta al socio mayoritario y pactar, pactar, pactar y bajar la cabeza servilmente para siempre jamás, para mayor gloria de Josep Antonio Duran i Lleida, el juicioso, y su talante de recio e imprescindible negociador de los intereses de los lobbys hispano-catalanes ante Madrit.... ¡Voilà la Santa Alianza y el Foro Puente Aéreo!. 

No muy alejado de UDC se halla ICV, aun que sus líderes Dolors Camats y Joan Herrera -y Joan Josep Nuet, de Alternativa- se empeñen en ser los más guais de toda la colla. Ciertamente no les podemos considerar como socios de Alicia y Alberto, pero si como cercanos a las posiciones de Josep Antoni. No se mojan ni decantan a favor o en contra, aún declarándose partidarios del referéndum. Dan libertad de voto a sus seguidores y simpatizantes, como si estos tuvieran que pedir permiso para votar a pesar que, recordemos, se trata de un derecho ejercido libre, secreta e individualmente. Lo hacen así, dicen, para no fracturar la formación eco-socialista, aunque ello represente romper la unidad de los partidos soberanistas y culpar a los otros de su propia pusilanimidad e indefinición. El mes de diciembre pasado consiguieron que la pregunta aprobada para la consulta, para poder incluir su posicionamiento político, fuera doble -si o no al Estado, si o no a la independencia- lo que provocó duras críticas entre los analistas políticos, tanto los catalanes como extranjeros. Pero fué aceptado en nombre del consenso y la unidad. Ahora, no quieren votar en la consulta propuesta por Artur Mas porqué no está avalada por los partidos -y que fue suspendida por el Tribunal Constitucional-, al no ofrecer suficientes garantias democráticas.... ¿Y que garantias tendría si se forzara la suspensión?. ¿O es que tal vez son partidarios de romper la legalidad española....?. ¡Ojalá fuera así....!. Pero me temo que esto no se contempla en su hoja de ruta. ¡Si incluso azuzan la confrontación y descalificación contra CiU porque no quieren ensuciarse las manos estrechándolas con Artur Mas!. No fuera que ello terminara favoreciendo los intereses electorales de Convergència Democràtica de Catalunya, una especie de bestia negra y chivo expiatorio para los eco-socialistas. Definitivamente, ICV prioriza sus intereses partidistas por encima de las necesidades y deseos de la mayoría de catalanes. Lo demostraron antes con la pregunta y lo demuestran ahora atizando manifestaciones de protesta el próximo nueve de noviembre en lugar de pedir la participación activa en las votaciones.... ¿Tal vez manifestarse delante de los puntos de votación, señor Herrera, señora Camats, señor Nuet?. ¡El boicot a la consulta solo será un éxito si Vdes. se lo proponen!. También lo hacen criticando los recortes ejecutados por la Generalitat pero impuestas por el Gobierno de España, atribuyéndolas al Govern del señor Mas. Lo hacen queriendo confundir las prioridades soberanistas contraponiéndolas a las sociales y la acción de gobierno del señor Mas, cuando saben perfectamente que soberanía, gobernabilidad y justicia social están íntimamente ligadas.... Enfin, ¡allá ellos!. Solo me permito aconsejar que tengan presente lo que está pasando a los socialistas.

La CUP de David Fernández y Joaquim Arrufat es la formación que tiene las ideas más claras. Saben que quieren y adonde van. Defienden el derecho de autodeterminación a capa y espada y la independencia como una necesidad ineludible, resultado del ejercicio democrático. La CUP escucha y habla con la gente -su gente- y por esta razón sabe defender y respetar sus opiniones y sus intereses. Pero también tiene un problema derivado precisamente de su caracter asambleario -¡como la ANC!-. Los líderes de esta candidatura tienen que someter previamente las propuestas, acuerdos, pactos y negociaciones a debate y aprobación por los asambleístas, lo que le resta margen de maniobra y capacidad de actuación. Si ha ello añadimos la ideología anti-capitalista y la empatía anarquista que profesan, se comprende mejor el esfuerzo que hacen para conseguir la deseada unidad de actuación política con CiU, ERC e ICV, de los cuales se hallan a años luz, tanto ideológica como por causa del apoyo electoral minoritario de consiguen. Empero, son los menos criticables de toda la colla. La CUP va directa al grano y de cara. Ahora se han hastiado de las rencillas desatadas entre los diferentes bandos políticos. En consecuencia, hacen un llamamiento para que los partidos abandonen el lodazal en que se han metido y conviertan el nueve de noviembre en una jornada de desbordamiento democrático. Hace falta dignificar la consulta liberándola de la presión de las formaciones políticas....¡Los más pequeños y alocados resultan los más juiciosos!. ¡Chapeau!.


Por fin llegamos a Covergència y Esquerra. El primero, el partido de gobierno. El segundo, el pretendiente impetuoso. Son las formaciones con mayor representación en el Parlament. Ambos defienden enconadamente el derecho a decidir, pero discrepan en el tempus. Convergència alega que las cosas se deben hacer bien. Esquerra quiere que se hagan rápido y desconfía de las verdaderas intenciones de Convergència. Esta no quiere romper ningún huevo para hacer la tortilla, mientras que Esquerra esta dispuesta a romper todos los que haga falta y más si es necesario. Convergència arrastra pesadamente tras de si el lastre de Unió y Duran i Lleida, y Esquerra mira de reojo al resto de adversarios políticos, siendo conscientes que las encuestas les dan una apreciable mayoría con vistas a las próximas elecciones. Mientras unos quieren conservar el primer puesto y condicionar la confección de una deseada lista unitaria para las elecciones  de cariz plebiscitario a celebrar próximamente, Esquerra no renuncia a su propia lista porqué quieren derrotar a CiU y ponerse ellos como partido alfa. La coincidencia en los objetivos finales y el nerviosismo por conseguirlos les impide ver que las cosas se pueden hacer bien y también con rapidez. Que más pronto que tarde deberán romper los huevos justos y necesarios, es decir, saltarse la Constitución española, para hacer la tortilla -la obtención de la plena soberanía de Catalunya-. Una vez obtenida la independencia será necesario gobernar la nueva nave con el empuje y la inteligencia de todos. Especialmente de Artur y Oriol. Esta será la recompensa, siempre que no vendan la piel del oso antes de cazarlo.

Si no fuera por los millones de catalanes que reiteradamente nos hemos manifestado exigiendo el derecho a decidir y la independencia, y a la vez empujando a políticos y partidos hacia el proceso soberanista y la unidad de acción, aún nos encontraríamos en la fase de peix al cove -pájaro en mano-. Afortunadamente, la unidad política no depende exclusivamente de los partidos. La Assemblea la puede forzar, si quisiera. Solo con un sencillo anuncio apoyando una determinada lista electoral confeccionada con gente al margen de las cúpulas de los partidos ello sería suficiente para reforzar aquella unidad. La victoria sería apabullante. El egoísmo partidista no dañará nuestros anhelos. Su mirada miope no enturbiará nuestras esperanzas.... Tiempo habrá para pelearnos y hacernos entre nosotros todos reproches justos, necesarios y convenientes que lógicamente existen entre opciones políticas diferentes, ante cualquier contienda electoral. Pero eso tendrá que esperar hasta después de conseguida la independencia. Todo lo que defienden en materia fiscal, económica, empleo, en educación, sanidad, pensiones, cultura, solidaridad, relaciones internacionales.... todo, absolutamente todo, depende de la plena soberanía de Catalunya. Porqué ya sabemos lo que comporta la dependencia de España. Ya conocemos donde nos ha colocado.

Permanezca tranquilo el señor Aznar: el soberanismo catalán, Catalunya, no se romperá. Por tanto, que los partidos abandonen el tacticismo y dejen de hacerse la puñeta entre ellos y a los ciudadanos. Caso contrario, se quedarán atrás. Y no podrán detenernos.












dijous, 16 d’octubre del 2014

EL UNIONISMO Y "EL CANTAR DE LOS CANTARES".

El 12 de Octubre, Día de la Hispanidad, se ha celebrado en Barcelona como en ningún otro lugar del Estado. Sociedad Civil Catalana -SCC- convocó una multitudinaria concentración para llenar la Plaza Catalunya y demostrar al mundo mundial la adhesión inquebrantable de los catalanes hacia España. Lo realmente curioso es el hecho que en ninguna ciudad del Estado hacen llamamientos similares a los ciudadanos pidiéndoles que manifiesten su patriotismo español en defensa de la indisoluble unidad de España. Incluso en Madrid, capital del Reino, se limitan a un simple desfile militar en plena sinfonía con el pasado histórico que representa para el nacionalismo español esta jornada: el Día de la Raza, de inspiración inequívocamente franquista. Pero de manifestaciones ciudadanas, nada de nada. Solo unos miles de fervorosos españoles flanquearon la calle por la cual discurrió la parada para agitar banderolas rojigualdas y aplaudir con desenfrenado entusiasmo el paso de soldados, cañones y tanques, mientras lanzaban emocionados vivas a la Legión y su cabra, a la Guardia Civil, al Rey Felipe VI y a España. Después de una pomposa recepción oficial del Rey, se acabó la función. Punto y final.

Pués bién, una manifestación de esta clase -de patriotismo españolista- solo la hacen en Barcelona. ¿Para demostrar qué?. ¡Quién lo sabe!. ¡Aunque se puede suponer!. SCC es la primera vez que la organiza. Antes lo habían hecho otras entidades más o menos españolistas, más o menos de la misma cuerda; por cierto, con resultados realmente penosos. Lo mismo que le ha pasado a SCC. Querían llenar la plaza Catalunya y la mitad quedo vacía. La Guardia Urbana, en una muestra de extrema generosidad, cifró el número de asistentes en 38.000. La cifra más ajustada -siendo aún muy generosa- no iba más allá de 15.000 manifestantes. Como dice a menudo Alicia Sánchez Camacho, se trató de una ínfima mayoría silenciosa la cual en realidad, en Catalunya, se demuestra como muy minoritaria. Incomparable con los millones de ciudadanos movilizados por la Asamblea Nacional Catalana. Primera demostración: el unionismo, a pesar del soporte mediático, financiero y político que concita, en Catalunya fracasa estrepitosamente.

Por otro lado, el unionismo siempre acusa a la ANC de falta de transparencia en sus cuentas, a pesar que es de dominio público que se nutre de recursos financieros provinientes de cuotas, aportaciones voluntarias y trabajo altruista de afiliados y simpatizantes -más de 50.000-; además, los desplazamientos con autocares se los pagan los manifestantes y cada interesado se compra sus camisetas, banderolas y mil gatgets más, adecuados y necesarios para cada ocasión. Por el contrario, SCC rehuye dar explicaciones de como consiguen los recursos que gastan; de donde sale el dinero para sufragar las costosas campañas publicitarias puestas en marcha; quién paga los autocares, las banderolas, los bocadillos; o cual es el número de afiliados y cotizantes que les apoyan.... ¿De donde salen estas decenas de miles de euros que engrasan sus actividades?. ¿Como llenan la caja que les permite funcionar sin problemas aparentes?. Si no lo explican, lo tendremos que suponer. Por ejemplo: ¿salen de los fondos de reptiles en poder de las cloacas del Estado?. ¿Tal vez son subvencionados por la FAES?. ¿O directamente por el CNI?. ¿Son los grandes partidos de ámbito estatal los paganos?. Esta opacidad financiera no se puede comparar con la claridad que se desprende por el respaldo recibido de parte de ciertas formaciones políticas. Fundamentalmente, por el soporte dado por populares, C's y UPyD. Y de multitud de grupos de extrema derecha, los cuales también se añaden gozosamente a la fiesta, pese al rechazo generalizado que provocan. De estas tres formaciones nacionalistas, españolistas e hiper legalistas -auténticos integristas de la Constitución-, provienen las cabezas pensantes más visibles que dirigen la asociación en cuestión. Por esto puede afirmarse con rotundidad que SCC solo son un mero instrumento utilizado por el unionismo para combatir el independentismo. Aunque con resultados más bien desoladores. El españolismo no entusiasma a los catalanes. No ofrece argumentos convincentes y por tanto no seduce a casi nadie. La Hispanidad que exhiben resulta un auténtico lastre, una molestia, ya que nos transporta directamente hacia un pasado no muy lejano -el añorado florido pensil-, cuando era utilizado para adoctrinar, manipular, imponer y aniquilar a todo aquel que no apoyara al franquismo. Esta circunstancia causa la fuga de muchos ciudadanos, asqueados por lo que representa esta forma de unionismo: un pasado oscuro, tenebroso e incierto.... Justo lo contrario de lo que ofrece el independentismo ahora: claridad, ilusión y esperanza.

No se puede pasar por alto el comportamiento que tienen ciertos medios de comunicación públicos o privados de ámbito estatal y casi todos marcadamente españolistas, a favor de Sociedad Civil Catalana. De rebote, hacia los populares catalanes -al fin y al cabo, de herencia tradicionalista y nacional-católica-; y también a favor de aquellos que en otros tiempos fueron socialistas y ahora no son más que españolistas jacobinos ligeramente escorados a la izquierda, es decir, filo-falangistas-. También de los que se dicen ciudadanos, auténticamente lerrouxistas, los cuales pretenden regenerar la política a partir del populismo, para ocupar el lugar del PPSOE; y por supuesto, hacia los tragicómicos unionistas progresistas y democráticos -siempre nacionalistas y demagogos vocacionales-. Todos ellos tienen una presencia desmesurada en la radio, la tele y la prensa cavernaria -o no, tanto da-, verdaderamente envidiable. ¡Casi tanto como Podemos y Ganemos, que no es poco!. Esto pasa tanto en medios catalanes como españoles, cuya influencia se extiende avasalladoramente por encima de Catalunya y los catalanes. Menudean las entrevistas a líderes españolistas; los programas informativos de enaltecimiento del unionismo o de condena y descalificación del independentismo; también participan en todas las tertulias, la mayoría de veces con ausencia de defensores de la opción independentista; o reciben el soporte gratuito por medio de sesudos editoriales de la prensa amiga; y a través de muchos artículos y opiniones en periódicos excesivamente agresivos y casi belicosos hacia el catalanismo y halagadores con el unionismo, claramente partidistas -realmente sectarios- y exculpatorios de los errores y excesos cometidos por el unionismo. Todo ello mientras se lamentan amargamente de la escasa presencia que tienen en los medios catalanes.... Puro victimismo, que después endosan desvergonzadamente hacia el catalanismo. Definitivamente, las actitudes del españolismo hacia Catalunya no son más que una retahíla de reproches, amenazas y manifestaciones de desamor -que ahora ya es recíproco-, dominadas por una pasión incontrolablemente posesiva y que inevitablemente acabará con la separación definitiva. Todo ello parece una especie de Cantar de los Cantares político que ni el mismísimo Salomón hubiera podido escribir. Ni siquiera imaginarlo.

Si al trato preferente -e inmerecido- que reciben añadimos la publicidad gratuita y los recursos ilimitados de los que disponen, aún se entiende menos el fracaso que cosecha el unionismo oficial en Catalunya. ¿No será porqué el unionismo es muy minoritario en Catalunya?. ¿No será que no arrastra ni ilusiona a la inmensa mayoría de catalanes?. ¿No será que la Marca España no nos seduce?. ¡Porqué no sabe o no puede seducir a Catalunya y los catalanes!. ¿No será que España no nos conviene?. ¿Puede ser que el miedo a la democracia y la falta de credibilidad -y legitimidad- que atesora el Estado Español contrasten excesivamente con la convicción y fidelidad de los catalanes hacia los principios democráticos ampliamente aceptados a nivel internacional?. El fracaso de la Hispanidad, en Catalunya, es evidente. Por todas las razones expuestas arriba y por otras muchas. Pero la más significativa es que los catalanes ya hemos cambiado de chip. Ya no nos sentimos concernidos por España. Ni por la Constitución. Ni por sus instituciones.... ¡Hemos dejado de ser españoles!. Hasta ahora ha sido a la fuerza. Pero por fin, hemos dicho ¡Basta!. Y lo que resulta más importante, ¡no queremos ser españoles!. Queremos ser catalanes. Libres. Soberanos. Independientes.

Mientras España y el unionismo continúan con su Cantar de los Cantares, Catalunya y los catalanes proseguimos nuestra marcha con alegría y determinación, hasta la victoria final: la independencia. Nada ni nadie nos detendrá.








divendres, 10 d’octubre del 2014

LOS 6.666, LA CONLLEVANCIA Y CATALUNYA.

Empieza a ser una mala costumbre del gobierno de Madrid meter la pata hasta la ingle, cuando decide, ordena y manda sobre algunas situaciones imprevistas que afectan y a menudo sacuden directamente la ciudadanía de todo el Estado en su devenir cotidiano. Situaciones que no hacen más que demostrar la persistente incompetencia que padecen los gobernantes españoles. Tanto da que se trate de asuntos políticos, o catástrofes naturales, crisis sociales o económicas, asuntos financieros y bancarios, o relativos a la educación y a la salud pública. Los ejemplos abarcan todo el arco de materias y temas que pueden incidir en una sociedad moderna del siglo XXI, la cual se muestra perpleja ante la actuación de un gobierno firmemente anclado aún en el siglo XIX; o siendo muy generosos, a principios del XX. No resulta nada extraño que sean precisamente los rasgos marcadamente conservadores -bien desvergonzadamente de derechas o supuestamente de izquierdas- los predominantes dentro de las altas esferas madrileñas, encargadas desde siempre de la buena marcha y gobernabilidad de todo el Estado. Recordemos que España es una nación imperturbable e inmemorial, que arrastra tras de si una larga historia y onerosos complejos de inferioridad o superioridad, según convenga. Por esta razón el empalagoso tradicionalismo hispano, más que ser una virtud deviene una maldición.

Hallaremos mil ejemplos: el terrorismo de Estado en manos del GAL; el hundimiento del Prestige y el consiguiente chapapote; meternos en una guerra injusta a la búsqueda de armas de destrucción masiva inexistentes; atribuir a ETA la masacre del 11 de marzo de 2004 cometido por los terroristas islámicos; estimular la burbuja urbanística y la especulación por todo el territorio; el paro desbocado gracias a la reforma laboral aprobada para satisfacer a la Patronal; los desahucios generalizados sin contemplar la dación en pago como alternativa, para gozo y disfrute de la banca; el aumento de la desigualdad social, la devaluación salarial y la pobreza infantil; la amnistía fiscal -por cierto, sin conseguir los objetivos deseados-; el escándalo BANKIA, y Caja Madrid, y Gürtel, y ERE's andaluces, y Caixa Catalunya; el caso Palau, y Bárcenas, y Blesa; los ex-jueces Elpidio Silva y Baltasar Garzón, osados instructores de algunos de los casos mencionados; los sobres repletos de dinero negro repartidos entre los más populares entre populares; las tarjetas de crédito a disposición de los consejeros -¡los aprovechados!- de Caja Madrid; la pretensión de querer españolizar los escolares catalanes y pagar la escuela privada -por imposición de la ley Wert, a cargo de la Generalitat- para los niños que rechacen -¡sus padres!- la escolarización en catalán; la congelación de las pensiones, los recortes de las prestaciones de desempleo con una tasa de paro del 25%; o el debilitamiento -y casi desmantelamiento- de la sanidad pública y la privatización encubierta de la misma. La última fechoría cometida por Madrit ha sido la lamentable gestión hecha por el ministerio de Sanidad sobre el ébola. La incompetencia del Gobierno de Rajoy nos ha llevado ahora a la emergencia sanitaria más grave ocurrida los últimos tiempos en el Estado español y de rebote, en toda Europa.

A menudo la incompetencia se transforma en negligencia. Este es el caso, entre otros, del principal asunto político que tiene planteado el Estado en la actualidad. Concretamente por el trato que da Madrit a Catalunya. Es decir, por la incomprensión demostrada sobre la realidad catalana por ignorancia voluntaria; por no querer escuchar las demandas y anhelos mayoritarios de los ciudadanos; la burda utilización de la legislación y de los jueces para hacer callar, reprimir y destrozar el catalanismo; retorcer la Constitución hasta convertirla en un vulgar y odioso garrote; hacer servir a los magistrados constitucionales como meros ejecutores de la versátil ideología gubernamental de cada momento.... Si la Generalitat se duele del expolio fiscal que padece Catalunya, el Gobierno español se inventa una balanzas fiscales que demuestran que no es cierto. Si el Gobierno catalán reclama la deuda acumulada por parte del Estado, ¡más de 9.000 millones de euros!, para afrontar sus compromisos financieros, la hacienda española habilita un fondo para prestar a la Generalitat a un interés razonable los recursos que previamente han sido expoliados a todos los catalanes, año tras año -16.000 millones de euros-. Si los políticos y partidos catalanes se comprometen a satisfacer las demandas de la sociedad para conseguir el ejercicio del derecho a decidir, estos políticos están perdidos: en un pis plas surgen mil dossieres de debajo de las piedras -las cloacas del Estado- que les imputan -y ya les declara culpables- como corruptos, mafiosos, golpistas y dictatoriales, mientras los verdugos de la caverna mediática afilan sus hachas y espadas para cortar cabezas o degollarles en la plaza pública. El Gobierno contrapone el Estado de Derecho -en España quiere decir derecho del estado- a Democracia, y legalidad a legitimidad. Enfrentan ley y orden contra sentido común y libertad. La ley española no tiene nada que ver con impartir justicia; antes al contrario, se reviste con una pátina de escasa legitimidad para aparentar ecuanimidad. La separación de poderes, para el gobierno de España, es pura ilusión. Influye y manipula la fiscalía, la policía, los medios de comunicación públicos -y también muchos privados-, la justicia, el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, las Cortes -con el abrumador uso que hace de la mayoría absoluta en el Congreso y el Senado- y todo aquello que pueda servirle para imponer y conseguir la hegemonía absoluta.

Como resulta evidente la capacidad de seducción española inspirada por las élites ultra-conservadoras dominantes en el Estado no causa el mínimo efecto sobre los catalanes. En realidad, para nosotros resulta cargante. España está en manos de unos pocos miles de personas radicadas en Madrid que acaparan el poder político, mediático, económico, financiero, burocrático y la judicatura, los cuales porfían por mantener los privilegios y prebendas conseguidos a lo largo de la historia. Esta privilegiada élite, que podríamos bautizar como los diabólicos 6.666, pasa olímpicamente por encima de los ingenuos y engañados ciudadanos españoles, de sus intereses y derechos. Habitualmente se reunen -física o virtualmente, tanto da- en el palco de honor del Bernabeu y hacen negocios sirviéndose del BOE y las relaciones incestuosas que mantienen entre ellos y la administración central. Por todo ello, Catalunya y los catalanes han pasado a ser una auténtica molestia. Resultamos irreductibles e insoportables y por tanto, nos consideran candidatos adecuados para recibir su agresiva atención. La mejor manera que creen tener para detener el empuje del pueblo catalán y nuestros anhelos y esperanzas de libertad e independencia, son prohibir la democracia, aniquilar las históricas instituciones catalanas de autogobierno, arruinar las finanzas de la Generalitat y estrangular la economía y las infraestructuras de Catalunya, para someterla a la fuerza. Y al mismo tiempo, perseguir política y judicialmente la lengua catalana dentro de Catalunya y especialmente en el País Valenciano, las Islas Baleares y la Franja de Ponent -Aragón-. Para España, esta es la mejor forma que existe para la expansión del pluralismo castellano para poder sustituir -aniquilar- la singularidad catalana y el pancatalanismo inherente -por cierto, inexistente- por el imperialismo castellano. Así pretenden resolver el llamado problema catalán. O por lo menos, como decía Ortega y Gasset, la conllevancia entre Catalunya y España.

El verdadero problema que existe, empero, es que la mayoría de catalanes hemos decidido no seguir con la conllevancia. Nos hemos cansado de conllevarnos con España. Como las dotes de seducción de los 6.666 hidalgos y altivos personajes que mandan, ordenan y acaparan desde Madrit son inexistentes, proseguiremos nuestra lucha hasta la victoria final, para alcanzar la plena soberanía, demandando a nuestros dirigentes que garanticen la celebración de la consulta y exigiendo a todo el mundo que respete nuestra devoción y confianza en los principios democráticos y, por tanto, que nos ayuden a conseguir el ejercicio de nuestro derecho de autodeterminación. Como tienen todas las naciones.

Para muchos catalanes, el problema es esta España pasada de moda y oscura, no Catalunya. Por tanto, yo votaré SI-SI.... Catalunya y los catalanes no podemos hacer otra cosa. Y nos merecemos la independencia. Después de trescientos años, nos la hemos ganado a pulso.