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dijous, 16 d’octubre del 2014

EL UNIONISMO Y "EL CANTAR DE LOS CANTARES".

El 12 de Octubre, Día de la Hispanidad, se ha celebrado en Barcelona como en ningún otro lugar del Estado. Sociedad Civil Catalana -SCC- convocó una multitudinaria concentración para llenar la Plaza Catalunya y demostrar al mundo mundial la adhesión inquebrantable de los catalanes hacia España. Lo realmente curioso es el hecho que en ninguna ciudad del Estado hacen llamamientos similares a los ciudadanos pidiéndoles que manifiesten su patriotismo español en defensa de la indisoluble unidad de España. Incluso en Madrid, capital del Reino, se limitan a un simple desfile militar en plena sinfonía con el pasado histórico que representa para el nacionalismo español esta jornada: el Día de la Raza, de inspiración inequívocamente franquista. Pero de manifestaciones ciudadanas, nada de nada. Solo unos miles de fervorosos españoles flanquearon la calle por la cual discurrió la parada para agitar banderolas rojigualdas y aplaudir con desenfrenado entusiasmo el paso de soldados, cañones y tanques, mientras lanzaban emocionados vivas a la Legión y su cabra, a la Guardia Civil, al Rey Felipe VI y a España. Después de una pomposa recepción oficial del Rey, se acabó la función. Punto y final.

Pués bién, una manifestación de esta clase -de patriotismo españolista- solo la hacen en Barcelona. ¿Para demostrar qué?. ¡Quién lo sabe!. ¡Aunque se puede suponer!. SCC es la primera vez que la organiza. Antes lo habían hecho otras entidades más o menos españolistas, más o menos de la misma cuerda; por cierto, con resultados realmente penosos. Lo mismo que le ha pasado a SCC. Querían llenar la plaza Catalunya y la mitad quedo vacía. La Guardia Urbana, en una muestra de extrema generosidad, cifró el número de asistentes en 38.000. La cifra más ajustada -siendo aún muy generosa- no iba más allá de 15.000 manifestantes. Como dice a menudo Alicia Sánchez Camacho, se trató de una ínfima mayoría silenciosa la cual en realidad, en Catalunya, se demuestra como muy minoritaria. Incomparable con los millones de ciudadanos movilizados por la Asamblea Nacional Catalana. Primera demostración: el unionismo, a pesar del soporte mediático, financiero y político que concita, en Catalunya fracasa estrepitosamente.

Por otro lado, el unionismo siempre acusa a la ANC de falta de transparencia en sus cuentas, a pesar que es de dominio público que se nutre de recursos financieros provinientes de cuotas, aportaciones voluntarias y trabajo altruista de afiliados y simpatizantes -más de 50.000-; además, los desplazamientos con autocares se los pagan los manifestantes y cada interesado se compra sus camisetas, banderolas y mil gatgets más, adecuados y necesarios para cada ocasión. Por el contrario, SCC rehuye dar explicaciones de como consiguen los recursos que gastan; de donde sale el dinero para sufragar las costosas campañas publicitarias puestas en marcha; quién paga los autocares, las banderolas, los bocadillos; o cual es el número de afiliados y cotizantes que les apoyan.... ¿De donde salen estas decenas de miles de euros que engrasan sus actividades?. ¿Como llenan la caja que les permite funcionar sin problemas aparentes?. Si no lo explican, lo tendremos que suponer. Por ejemplo: ¿salen de los fondos de reptiles en poder de las cloacas del Estado?. ¿Tal vez son subvencionados por la FAES?. ¿O directamente por el CNI?. ¿Son los grandes partidos de ámbito estatal los paganos?. Esta opacidad financiera no se puede comparar con la claridad que se desprende por el respaldo recibido de parte de ciertas formaciones políticas. Fundamentalmente, por el soporte dado por populares, C's y UPyD. Y de multitud de grupos de extrema derecha, los cuales también se añaden gozosamente a la fiesta, pese al rechazo generalizado que provocan. De estas tres formaciones nacionalistas, españolistas e hiper legalistas -auténticos integristas de la Constitución-, provienen las cabezas pensantes más visibles que dirigen la asociación en cuestión. Por esto puede afirmarse con rotundidad que SCC solo son un mero instrumento utilizado por el unionismo para combatir el independentismo. Aunque con resultados más bien desoladores. El españolismo no entusiasma a los catalanes. No ofrece argumentos convincentes y por tanto no seduce a casi nadie. La Hispanidad que exhiben resulta un auténtico lastre, una molestia, ya que nos transporta directamente hacia un pasado no muy lejano -el añorado florido pensil-, cuando era utilizado para adoctrinar, manipular, imponer y aniquilar a todo aquel que no apoyara al franquismo. Esta circunstancia causa la fuga de muchos ciudadanos, asqueados por lo que representa esta forma de unionismo: un pasado oscuro, tenebroso e incierto.... Justo lo contrario de lo que ofrece el independentismo ahora: claridad, ilusión y esperanza.

No se puede pasar por alto el comportamiento que tienen ciertos medios de comunicación públicos o privados de ámbito estatal y casi todos marcadamente españolistas, a favor de Sociedad Civil Catalana. De rebote, hacia los populares catalanes -al fin y al cabo, de herencia tradicionalista y nacional-católica-; y también a favor de aquellos que en otros tiempos fueron socialistas y ahora no son más que españolistas jacobinos ligeramente escorados a la izquierda, es decir, filo-falangistas-. También de los que se dicen ciudadanos, auténticamente lerrouxistas, los cuales pretenden regenerar la política a partir del populismo, para ocupar el lugar del PPSOE; y por supuesto, hacia los tragicómicos unionistas progresistas y democráticos -siempre nacionalistas y demagogos vocacionales-. Todos ellos tienen una presencia desmesurada en la radio, la tele y la prensa cavernaria -o no, tanto da-, verdaderamente envidiable. ¡Casi tanto como Podemos y Ganemos, que no es poco!. Esto pasa tanto en medios catalanes como españoles, cuya influencia se extiende avasalladoramente por encima de Catalunya y los catalanes. Menudean las entrevistas a líderes españolistas; los programas informativos de enaltecimiento del unionismo o de condena y descalificación del independentismo; también participan en todas las tertulias, la mayoría de veces con ausencia de defensores de la opción independentista; o reciben el soporte gratuito por medio de sesudos editoriales de la prensa amiga; y a través de muchos artículos y opiniones en periódicos excesivamente agresivos y casi belicosos hacia el catalanismo y halagadores con el unionismo, claramente partidistas -realmente sectarios- y exculpatorios de los errores y excesos cometidos por el unionismo. Todo ello mientras se lamentan amargamente de la escasa presencia que tienen en los medios catalanes.... Puro victimismo, que después endosan desvergonzadamente hacia el catalanismo. Definitivamente, las actitudes del españolismo hacia Catalunya no son más que una retahíla de reproches, amenazas y manifestaciones de desamor -que ahora ya es recíproco-, dominadas por una pasión incontrolablemente posesiva y que inevitablemente acabará con la separación definitiva. Todo ello parece una especie de Cantar de los Cantares político que ni el mismísimo Salomón hubiera podido escribir. Ni siquiera imaginarlo.

Si al trato preferente -e inmerecido- que reciben añadimos la publicidad gratuita y los recursos ilimitados de los que disponen, aún se entiende menos el fracaso que cosecha el unionismo oficial en Catalunya. ¿No será porqué el unionismo es muy minoritario en Catalunya?. ¿No será que no arrastra ni ilusiona a la inmensa mayoría de catalanes?. ¿No será que la Marca España no nos seduce?. ¡Porqué no sabe o no puede seducir a Catalunya y los catalanes!. ¿No será que España no nos conviene?. ¿Puede ser que el miedo a la democracia y la falta de credibilidad -y legitimidad- que atesora el Estado Español contrasten excesivamente con la convicción y fidelidad de los catalanes hacia los principios democráticos ampliamente aceptados a nivel internacional?. El fracaso de la Hispanidad, en Catalunya, es evidente. Por todas las razones expuestas arriba y por otras muchas. Pero la más significativa es que los catalanes ya hemos cambiado de chip. Ya no nos sentimos concernidos por España. Ni por la Constitución. Ni por sus instituciones.... ¡Hemos dejado de ser españoles!. Hasta ahora ha sido a la fuerza. Pero por fin, hemos dicho ¡Basta!. Y lo que resulta más importante, ¡no queremos ser españoles!. Queremos ser catalanes. Libres. Soberanos. Independientes.

Mientras España y el unionismo continúan con su Cantar de los Cantares, Catalunya y los catalanes proseguimos nuestra marcha con alegría y determinación, hasta la victoria final: la independencia. Nada ni nadie nos detendrá.








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