La meva llista de blogs

divendres, 29 de juliol del 2011

¡LIBRARNOS DEL MAL!

El conseller Mas-Colell, en declaraciones radiofónicas acerca de la reunión del Consejo de Política Fiscal celebrado el día 27 de julio, ha  dicho que "el estado hace trampas al distribuir las cartas" en el juego de centrifugar el control del déficit hacia las autonomías. ¿Y qué esperaba?.

El gobierno de Madrid, independientemente del color político, está conformado, siempre,  por el Partido Popular-Socialista-Obrero-Español, especialmente en lo referido al fracasado sistema autonómico español. Sus objetivos son: (re)centralización, homogeneización y minimización. Practica una política autonómica con apenas sutiles diferencias de matices, según sea de hegemonía conservadora o presuntamente progresista. Su meta, desactivar a cualquier precio las ansias autonomistas principalmente de Catalunya y el País Vasco.

¿Qué esperaba, pues, el señor Mas-Colell, del gobierno de Madrid?. ¿Qué espera CiU del estado español?. España ha iniciado, ya hace unos años, un proceso por el cual pretende poner en vereda el sistema de autonomías, reinterpretando, una vez más, su pétrea constitución y más concretamente el Titulo VIII. Inició esta operación con la LOAPA, presuntamente declarada inconstitucional, pero que "felizmente" ha sido puesta en marcha en toda su plenitud legislativa. Toda la filosofía que inspiró la non nata  ley se encuentra recogida en todas y cada una de las disposiciones, decretos, reglamentos y leyes que se han venido promulgando desde el fracasado golpe de estado del 23 de febrero de 1.981 y que se refieren, directa o indirectamente, a las comunidades autónomas, es decir, especialmente a Catalunya.

El estado español, como era de esperar, es acompañado en tan noble misión por un potente séquito mediático-político-económico, con la pretensión de que la hegemonía castellana, cultural e idiomática, sea preservada (¡?) por los siglos de los siglos, así como el férreo control económico del estado, mediante la política fiscal, las  inversiones en obras públicas y la concentración y re-centralización financiera en Madrid. Y todo ello para mayor gloria y grandeza de España, eso sí, sin una mota de nacionalismo español según sus propias palabras, que no creen ni ellos mismos.

No quiero, no puedo creer que desde el gobierno de la Generalitat exista tal grado de ingenuidad. No puedo, no quiero creer que desde CiU se vea toda esta reacción española como algo pasajero, e incluso inevitable. ¿Tan inocentes son nuestros gobernantes y nuestros partidos políticos?. ¿Hasta cuando aguantarán los continuos desplantes hispanos?.¿Seguirán soportando estóicamente las continuas sentencias, judiciales y constitucionales contrarias a los intereses de los catalanes?.

Hace ya bastante tiempo que ha pasado la hora de seguir haciendo pedagogía por las Españas, de contribuir a la gobernabilidad del estado, o incluso, de seguir siendo tan generosamente solidarios, hasta el punto de empobrecer a los ciudadanos de Catalunya, aplastados por el pesado fardo español. Bueno, en realidad no es España la que nos aplasta. Es la superestructura estatal, configurada por los hiper-nacionalistas españoles que se reunen en las distintas castas españolas, político-partidistas, funcionariales, en las instituciones legislativas, constitucionales y judiciales; también en las económico-financieras y sobretodo, en la cavernaria casta mediática. El peso de todas ellas es lo que se hace insoportable. Han logrado desvirtuar completamente el significado de aquello que los catalanes conocemos como seny, sentido común. Para esta castas, se trata de una supuesta virtud que tiene como único objetivo minimizar y someter al catalanismo político en un estado de absoluta y uniforme inoperancia.

Los catalanes, en su mayoría, hace tiempo que hemos llegado a la conclusión que nuestra nación no tiene cabida dentro de España. También somos una mayoría que pensamos que España tiene todo el derecho del mundo de hacer lo que le venga en gana con  su nación y sus nacionales. Pero no a costa de seguir explotando la buena fe de los ciudadanos de Catalunya, ni expoliando sus recursos. Muchos catalanes estamos hartos de aguantar una situación que, no solo es perniciosa anímica y socialmente, sino también (y sobre todo) económicamente. Y la solución a tanta desgracia está en nuestro poder, el de  los catalanes. Esperamos de nuestros gobernantes, de los partidos que dicen defender nuestros intereses, que venzan su cobardía, que olviden sus temores y que con decisión y firmeza, colmen los anhelos ampliamente mayoritarios de aquellos que les han votado. No lo hemos hecho para que nos muestren su estoicismo, su conformismo, su inevitable y temeroso fatalismo histórico. Les votamos democráticamente para que nos resuelvan nuestros problemas, y el más acuciante y pernicioso que tenemos planteado actualmente se llama Estado Español.
 ¡Librarnos del mal!. Así sea.


  

dilluns, 25 de juliol del 2011

EL PACTO FISCAL.

Un nuevo elemento se ha colado en el debate político catalán. Confieso que hace años me sentí inclinado a pensar que un concierto fiscal  podría colmar las inquietudes, las ansias autonomistas de Catalunya. Ciertamente que la crisis económica que estamos sufriendo en general en todo el estado, es menos acusada en el País Vasco y en Navarra, debido a que allí disfrutan de este aparente anacronismo que es el Concierto Económico, reminiscencia foral, que fue convenientemente preservada (y respetada), tanto por las autoridades franquistas en el caso navarro, como recuperada (e impulsada) en la transición española, en el caso vasco. Básicamente, como es sabido, se trata que  ambos territorios, recaudan y gestionan la totalidad de los impuestos que se generan en su comunidad, y se traspasa un cupo al estado español, para sufragar los gastos comunes al resto de comunidades autónomas. Esta circunstancia conlleva dos ventajas claras, a saber, los impuestos están en poder y son controlados por las autoridades  vasco-navarras, y  evita la perversión solidaria típicamente española, aquella que tiene carácter obligatorio e indefinido en cuantía y tiempo (tan bien conocida por todos los catalanes).

Como he dicho, antaño puede que el concierto hubiera colmado los intereses puramente económicos de los catalanes, pero la experiencia de todos estos años de democracia española, por lo menos a mí, tal elemento ya no me parece ni suficiente, ni conveniente. He abierto los ojos y la mente y me he dado cuenta de la imposibilidad de alcanzar con España un trato semejante al concierto vasco para Catalunya.

En efecto, debemos tener en cuenta que todo el engranaje fiscal español está basado precisamente en el expolio que vienen sufriendo los ciudadanos catalanes, desde la noche de los tiempos. España construye  infraestructuras al margen de la utilidad y rentabilidad económica que puedan generar. Las infraestructuras son el medio por el cual vertebran su estado. Todas las lineas de ferrocarril, tanto convencional como de alta velocidad, todas las carreteras, autopistas y autovías nacen del centro España: Madrid. Es desde la capital de España que se irradia la civilización hacia su entorno. Desde el centro peninsular surgen unos rígidos radios, cuya función es encadenar la periferia al domicilio social del estado que es Madrid, para su mayor gloria, prosperidad y bienestar. Todos los aeropuertos, y especialmente el de Barcelona, deben estar al servicio del aeropuerto madrileño, Barajas. De ello, hasta la fecha, se ha encargado diligentemente AENA, impidiendo cualquier atisbo de competencia, y maniobrando vergonzosamente para boicotear cualquier intento que pudiera representar una amenaza para la hegemonía del aeropuerto de la nación española.

¿De donde podría sacar recursos el gobierno español para construir una Terminal aeroportuaria de 6.000 millones de €?. ¿Acaso podría construir una línea férrea (Toledo-Albacete) de alta velocidad para 9 pasajeros diarios?. ¿Podría sufragar las pérdidas de las autopistas de peaje madrileñas, construidas al lado de las autopistas libres de peajes?. ¿De donde saldrían los centenares de millones de euros para subsidiar el PER andaluz y extremeño? Piense el lector que España dejará de recibir miles de millones de euros que hasta ahora habían sido transferidos por la Unión Europea, los llamados fondos de cohesión, y solo dispondrá de  la infinita generosidad solidaria de Catalunya, el País Valenciano y las Islas Baleares.

España jamás se permitirá perder el control sobre los 16.000- 22.000 millones de € netos que expolia cada año a los catalanes, además del resto de impuestos que pagamos, como el común  de los mortales y que sirven para sufragar todos, absolutamente todos los gastos que el estado español efectúa en Catalunya, por todos, absolutamente todos los conceptos. Ni un solo céntimo de inversión del estado en Catalunya, no ha salido del bolsillo de los catalanes, además de los ya famosos 22.000 millones de euros anuales, en permanente tocata y fuga. Asimismo, nunca se permitirán perder el control sobre el excedente anual que se provoca desde Catalunya y que ha posibilitado la acumulación de los fondos de reserva de la seguridad social, en gran medida aportados por las cotizaciones catalanas. Se trata de preservar la Caja Única y la Unidad de Mercado, "dogmas de fe" que profesan las fuerzas vivas de Madrid, en defensa de los "intereses de España".
  
El señor Durán i Lleida tiene encomendada una tarea imposible de alcanzar. Un pacto fiscal, igual al vasco, es imposible de aceptar por parte de  España. Tanto el señor Durán en particular, como CiU en general, verán que sus exigencias son convenientemente escuchadas por el gobierno de turno español. Hablarán y pactarán, sí, pero como suelen hacerlo en Madrid, España. Si alcanzan algún acuerdo, será bajo las condiciones de España, a saber, "café para todos" tipo pacto fiscal solidario, imponiendo la generalización (inviable), de forma que se obvie la bilateralidad y se someta el acuerdo a la jerarquía inmutable de la LOFCA, consagrada por la sacro-santa Constitución Española. Este llamado pacto fiscal solidario se articulará de forma que los acuerdos alcanzados queden sometidos a la voluntad de la mayoría de las comunidades, expresado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Se inventarán una especie de Cupo- (negativo), en contraposición al Cupo+ (positivo) y se extenderá artificiosamente al resto de autonomías, para llegar, una vez más, al conocido "café para todos". He aquí el pacto fiscal que en palabras del señor Durán i Lleida, cosecha un amplio consenso entre la sociedad catalana.

Sinceramente, negociar el pacto fiscal es una pérdida de tiempo y energía. Sólo con la pretensión de adormecer los ímpetus independentistas de los ciudadanos catalanes puede entenderse la obstinación de CiU. Tal negociación, si se produce, quizá  solo sea rentable para colmar las ambiciones personales del señor Durán y Lleida, en su propósito de alcanzar formar parte del gobierno de España, obviando los deseos y los intereses de la mayoría de catalanes. Si la negociación sobre el pretendido pacto fiscal es utilizado por parte de CiU como excusa para no encarar el auténtico problema que los ciudadanos tenemos planteado y que no es otro que el hartazgo que nos provoca el recalcitrante hiper-españolismo  del gobierno de España, en sus dos versiones posibles (derechona o falsamente izquierdosa), el fracaso está más que asegurado. La cobardía de nuestros actuales dirigentes políticos se manifestará nitidamente, cuando se vean obligados a vender el supuesto pacto fiscal alcanzado, como el mejor acuerdo pactado jamás, favorable a los intereses de los catalanes. Exactamente las mismas frases pronunciadas por los negociadores de los pasados acuerdos de financiación autonómica alcanzados en el pasado, y que jamás han colmado las necesidades y lo que es de justicia, para Catalunya y los catalanes.    

  

dijous, 21 de juliol del 2011

¿DESDE CUANDO 28 ES MÁS QUE 43?.¿ES 61 MENOR QUE 39?

En la sesión de control que ha tenido lugar en el Parlamento de Catalunya el día 20 de julio, se ha formulado una pregunta al M.H.S. Artur Más, cuya respuesta ha servido para clarificar las auténticas intenciones y hoja de ruta del gobierno de CiU, durante la presente legislatura. La pregunta, formulada por el parlamentario no adscrito señor Joan Laporta, ha sido: "¿Piensa el presidente de la Generalitat liderar el proceso hacia la independencia?. Si no, ¿porqué?. Y si sí, ¿cual es la estrategia?".

La respuesta del señor Más ha sido que no liderará el proceso, ya que si fuera así, seria un fraude a los electores pues no figuraba en el programa electoral de CiU, ni en el discurso de investidura sometido a la consideración de la cámara.

Como puede verse, el señor Más ha optado por no escuchar el clamor que existe en Catalunya, por parte de  una gran mayoría de ciudadanos que ya hemos optado nitidamente a favor de la independencia. Ante el hecho de que, según la última encuesta publicada, un 43% sobre el total de los electores se inclinan claramente por plena soberanía, el M.H.S. Artur Más i Gabarró ha decidido atender los deseos del 28% de los ciudadanos que se manifiestan contrarios a la independencia. Recordemos que con una participación declarada del 71%, se mostraron favorables al SI el 61%, mientras que el NO  alcanzó el 39%.

Los argumentos que aduce son, cuanto menos,  peregrinos. ¿Acaso llevaba en el programa electoral ajustar a la baja un 10% el presupuesto?. ¿En que parte de la oferta electoral de CiU se dice que se recortarán recursos en Sanidad y Educación?. ¿Advirtió a sus electores que pactaría con el Partido Popular?.

La respuesta a las tres preguntas es negativa. Las decisiones que ha tomado el gobierno de la Generalitat han sido como consecuencia de la realidad que se ha encontrado. Nadie le reprochará que no lo anunciara previamente. Puede que se le critique la cuantía y el alcance de los recortes en el estado de bienestar, o en los pactos que formule con las distintas fuerzas políticas con representación parlamentaria, pero no le reprocharan que se haya visto obligado a adoptar decisiones "no previstas" inicialmente. Y si esto es así, ¿porque no puede adoptar una decisión favorable a la independencia, visto que la gran mayoría de la ciudadanía así lo requiere?.

Prefiere optar por el llamado pacto fiscal, tipo concierto económico (vasco). Jamas logrará tamaña hazaña. España no cederá nunca el control de una tercera parte de los ingresos fiscales del total del estado, para cederlo a Catalunya. Nunca la Generalitat obtendrá el mismo grado de soberanía fiscal que tienen el País Vasco y Navarra. El señor Más debería saber que la estructura fiscal (y económica) de España está montada sobre la base del expolio a los catalanes y por tanto, la modificación de esta situación provocaría el hundimiento del andamiaje en el que se sustenta toda la política de inversiones públicas en España, los subsidios, las subvenciones, las pensiones, en definitiva, todo el estado de bienestar español y todo el bienestar del estado. ¿Creen seriamente en CiU que lograrán la aquiescencia de los altos funcionarios del estado, de los políticos, de los partidos, de las instituciones públicas y privadas, de los sindicatos, para que sea desde Catalunya donde se controle el destino de una tercera parte de recursos que ellos creen propios y que hasta ahora han sido de libre disposición del Estado Español?.

No han escarmentado los de CiU suficientemente con los continuos desplantes, las desconsideraciones, la falta de respeto, las abundantes muestras de deslealtad que el gobierno español y por extensión, el conjunto del Estado Español, ha propinado al conjunto de la ciudadanía de nuestra Nación, Catalunya.

El señor Más prefiere oir las tenues voces del 28% de unionistas; prefiere pensar que alcanzará un imposible pacto fiscal tipo concierto económico; prefiere negociar con el que no muestra ni respeto ni consideración hacia los exhaustos ciudadanos de Catalunya. El Presidente de la Generalitat de Catalunya, M.H.S. Artur Más i Gabarró, prefiere seguir unido por siempre jamás a España, antes de atender los deseos ampliamente mayoritarios de sus conciudadanos.

No debería olvidar, pero, que son los ciudadanos los que deciden. Que las decisiones que estos tomen serán plenamente soberanas y que los deseos y ensoñaciones de los señores Más, Duran i Lleida, Nadal, Sanchez Camacho y similares, no podrá detener el curso de la corriente que se abalanza, pues esta es imparable. Cuando se desata un torrente, suele arrastrar a todo lo que se le pone por delante. No intenten parar la fuerte corriente independentista que se les viene encima. No podrán detenernos.    
  

dimarts, 19 de juliol del 2011

PPSOE vs DEMOCRACIA (y 2)

- Lo más reciente acaecido es la propuesta de modificar la ley electoral, defendiendo el modelo alemán corregido con una circunscripción nacional. El objetivo es que los partidos nacionalistas, básicamente de Catalunya y País Vasco, vean recortada su representatividad y en consecuencia, la incidencia que como partidos bisagra tienen en la actualidad.

- La centrifugación del déficit público estatal hacia las comunidades autónomas, prescindiendo del hecho que son estas las que soportan el grueso de la responsabilidad de los servicios a los ciudadanos en sanidad y educación, con unos presupuestos condicionados por el gobierno y alcanzando el déficit público del estado (central) entorno al 85%-90% sobre el total.
   
- Exigir al actual gobierno de la Generalitat de Catalunya unos recortes del 20% del presupuesto, omitiendo que fue el gobierno de España quien aprobó las cuentas del tripartito de izquierdas, que se revelaron como absolutamente inexactas. Y siendo el principal causante del déficit acumulado al promover leyes ( por ejemplo, dependencia), sin dotación económica.

- No efectuar las necesarias inversiones en el ferrocarril de cercanías de Barcelona, ni acceder que los aeropuertos catalanes pasaran a depender de las instituciones catalanas, para seguir así permitiendo la absoluta subordinación a los intereses de Madrid, es decir, de AENA e IBERIA. Recentralizar competencias portuarias en Madrid, en detrimento de las competencias autonómicas.

- Defender ante el Tribunal Constitucional, mediante las alegaciones del abogado del estado, unos planteamientos sobre el Estatuto de Autonomía de Catalunya, propios del  jacobinismo mas centralista y alejados del supuesto federalismo del que tanto  presumen los socialistas.

- Poner en marcha una Ley de Memoria Histórica, que ha sido utilizada por los populares como arma justificadora de supuestas bondades del franquismo y por los socialistas como excusa pretendidamente progresista y reparadora de agravios pasados. Los resultados propiciados por dicha ley son realmente penosos -véase el devenir procesal del juez Garzón-.
  
Entorpecer la renovación de los magistrados del Constitucional con mandato caducado y recusar a un magistrado, así como no sustituir a otro fallecido, para que un auto-deslegitimado tribunal dictara sentencia contra el estatuto catalán.

- Impugnar el Estatuto ante el Constitucional, cuando había sido aprobado por el parlamento catalán, refrendado por la mayoria de ciudadanos, y convenientemente cepillado por las huestes del señor Guerra en ambas cámaras parlamentarias españolas, que también aprobaron mayoritariamente.

- Hostigar perpetuamente la inmersión lingüística en catalán, a pesar de los reiterados pronunciamientos constitucionales favorables, así como el soporte y aval internacional cosechado. Hacer del idioma catalán objeto de una eterna lucha partidista españolista y fuente de confrontación política, fomentadora de un hiper-anticatalanismo exacerbado en España. Promover en la actualidad una nueva lectura constitucional contra la ahora nuevamente discutida inmersión lingüística del catalán, y persecución del mismo en el País Valenciano, las Baleares y en la Franja aragonesa, rememorando e imitando tiempos pasados.

- Hacer promesas y adquirir compromisos en periodos electorales que jamas llegan a materializarse. "Apoyaré el Estatuto que apruebe el Parlamento de Catalunya". ¿Donde esta el pluralismo hispano; y el federalismo; y el plurilingüismo?.

- Recogida de firmas contra el estatuto en toda España, que se transformó en hostilidad hacia Catalunya y los catalanes. Promover, por acción u omisión, reiterados boicots a los productos catalanes. Dar vida a la caverna mediática.

- Hacer decir al Rey que "el español jamás ha sido una lengua impuesta a ningún pueblo". Es decir, utilizar al jefe del estado para la defensa de opiniones absolutamente falsas y puramente nacionalistas españolas.

- Que el Ministro de Fomento llegará a afirmar que se debían concentrar, como así hizo,  las inversiones en obra pública alrededor de los 300 km. del entorno de Madrid. Las consecuencias han sido un descomunal y provinciano clientelismo, visible en las líneas del AVE, autopistas libres de peaje con poco tráfico o aeropuertos fantasmas que cubren la piel de toro. Eso sí, alrededor de Madrid y con el coste de los déficits acumulados por la discriminación inversora en Catalunya.

- Con el advenimiento del gobierno del señor Aznar, entronizar la prepotencia, la manipulación y las falsedades como ejes políticos de actuación. ¿Hace falta recordar, el Prestige, los atentados del 11M o la instrumentación de las asociaciones de victimas del terrorismo?.¿Debemos volver a recordar el "no a la guerra", las inexistentes armas de destrucción masiva, la foto de las Azores o los pies sobre la mesa del ensoberbecido señor Aznar?.

- Acosar impúdicamente al gobierno y al partido socialista, para poder ocupar su lugar, sin importar ni los medios ni las consecuencias de tan reprobable proceder -"váyase señor Gonzalez"-.

- Utilizar a las victimas del terrorismo como arma y ariete contra la política antiterrorista, sin el menor recato ni vergüenza, utilizando sus ya entonces fieles cómplices mediáticos.

- Utilización de fondos públicos para articular una guerra sucia contra ETA, poniéndose a su mismo (bajo) nivel y sirviéndose de las cloacas del estado para tan tenebroso (y chapucero) fin.

- Fomentar un piadoso silencio y un vergonzante olvido hacia todos los implicados en el intento de golpe de estado del 23 de febrero.

- Propiciar el triunfo de las tesis de los golpista, promoviendo la LOAPA, que a pesar de ser declarada anticonstitucional, ha sido escrupulosamente puesta en servicio con la aquiescencia de ambos partidos (café para todos). Promover un ilegal referéndum en Andalucía para que accediera a la autonomía por la vía rápida, como correspondía a Catalunya y el País Vasco, al objeto de refrenar las ansias de autogobierno de las dos únicas comunidades del estado con auténtico sentido de autonomía.


- Pretender que los ciudadanos de este estado olvidaran los agravios, la represión, las persecuciones y "asesinatos legales" cometidos durante una interminable y dura dictadura. Ambos partidos, es decir, el PPSOE, hunden sus principios democráticos en lo que se atrevieron a llamar "transición", esto es, el paso de una dictadura a una democracia, pactando con los verdugos y manteniendo sus prebendas y privilegios, sin que se pusiera en mínima cuestión su obscuro pasado e instando al resto de formaciones políticas a sumarse a esta fiesta, con el argumento de no poner en peligro la incipiente democracia.

Son tantas las tropelías que en nombre de la democracia (española) han cometido los socialistas y populares. Esta  no pretende ser una relación de hechos históricos exhaustiva ni cronológica, solo es la mínima evidencia de lo rematadamente mal que ambas formaciones políticas lo han hecho, en el pasado, así como en el presente. No es de extrañar que los ciudadanos, sobre todo los catalanes, tengamos la sensación que el PPSOE es un mal que ya no queremos seguir padeciendo. Es por esa causa que la independencia seduce cada día que pasa a mas ciudadanos, hartos de luchar por el autogobierno, en defensa de la lengua catalana, para que se reconozca y solucione el expolio fiscal catalán, para que nuestra cultura sea respetada como se merece, para que no sigamos siendo los máximos paganos de la interminable fiesta española, económica, fiscal y política. Queremos la plena soberanía sobre nuestro futuro, sobre nuestros impuestos, sobre nuestra lengua y cultura. En definitiva, queremos ser independientes para poder ser autenticamente libres.


  
   

PPSOE vs DEMOCRACIA (1)

La trayectoria histórica del Partido Popular y del Partido Socialista Obrero Español, está trufada de encuentros en la tercera fase en todos aquellos temas referidos al estado autonómico en general -el titulo VIII de la sacro-santa Constitución Española- y a Catalunya, en particular. Sus (des)encuentros ocasionales vienen dados por el lugar que ocupan en el tablero de ajedrez de la política en un determinado momento, es decir, si son partidos de gobierno o de oposición. No existen diferencias apreciables en sus planteamientos autonómicos, la crítica se basa más en el tipo acuerdos alcanzados con los partidos nacionalistas periféricos y el supuesto coste económico pagado por el soporte que ofrecen al partido de gobierno del momento y la incidencia que tiene en el previsible desmembramiento de las esencias patrias españolas.

Se diría que odian el pacto político..... ¡con los nacionalismos periféricos!. Los populares y los socialistas desean no depender políticamente de nadie, lo cual es muy legítimo pero absolutamente irreal. Para ello, pretenden alcanzar e imponer un bi-partidismo (inexistente), y utilizan todos los medios posibles para conseguirlo. Hablan de modificar la ley electoral, esa misma  ley que prima al PP y al PSOE, muy por encima del resto de fuerzas políticas -solo basta ver los votos que cuesta un escaño en la demarcación de Barcelona, por ejemplo, y en la de Cuenca, Salamanca, Valladolid, León, Cáceres....-. Pero esta no es la cuestión. La cuestión es minimizar, o mejor, anular y suprimir la influencia que las urnas, desde los principios de la Democracia en España, viene dando a las formaciones políticas catalanistas y vascas, de modo que su influencia desaparezca del escenario político estatal, para mayor gloria y beneficio de la españolidad de España.

Lo cierto es que repasando las relaciones entre el PPSOE y la Democracia, a lo largo de la historia de los últimos tiempos de España, nos percataremos de lo finas y frágiles que resultan sus convicciones y sobretodo, sus actuaciones que, de ninguna manera podemos calificar como plena y absolutamente democráticas.

Propongo un ejercicio al lector. Seguidamente procederé a un relato en retroceso de algunos comportamientos y actuaciones que han protagonizado los populares y socialistas (PPSOE) en los últimos años para que juzgue la endeblez de su comportamiento supuestamente democrático. Sugiero que al finalizar la lectura, reordene la secuencia cronológica de los hechos expuestos para que pueda apreciarse el "crescendo" de sus desvarios.        

dissabte, 16 de juliol del 2011

DÉJÀ VU.

Nuevamente, el Tribunal Constitucional español, ha decidido a favor de las tesis del Partido Popular, en su reclamación acerca de noveno concejal del ayuntamiento de Barcelona a costa del concejal número quince de CiU. En un interminable Déjà Vu, el constitucionalismo español, ha decidido modificar una resolución que el Tribunal Superior de Catalunya -máxima instancia jurídica catalana- había desestimado (sobre los votos  anulados por la junta electoral).

No es la primera vez que los populares utilizan argucias (y complicidades) judiciales para conseguir lo que habían perdido en la contienda política. Previamente, así lo hicieron con el recurso sobre el Estatuto, impugnado por ellos (y por el inefable Defensor del Pueblo), con los resultados de sobra conocidos. Es marca de la casa recurrir a la judilización de la política cuando pierden votaciones en los distintos parlamentos del estado, e incluso cuando jurídicamente se ven envueltos en trifulcas legales -como el caso Gurtel, o el próximo juicio contra el señor Camps-, no dudan en maniobrar impúdicamente para torpedear-entorpecer aquellas actuaciones legales en las que se hallan implicados, directa o indirectamente.

Después vienen las explicaciones. Que solo actúan movidos por la legitima defensa; que son exigencias derivadas del estado de derecho; que la Constitución avala sus actuaciones; que se mueven impelidos por el interés general de los ciudadanos. En catalán existe una expresión que define a la perfección este tipo de proceder: son "excusas de mal pagador".

¿Como puede apelarse a la legítima defensa cuando lo único que impulsa su proceder es el puro interés partidista? No es precisamente la defensa de los intereses de los ciudadanos lo que provocó la impugnación del Estatuto de Catalunya, votado y aprobado abrumadoramente por los parlamentarios catalanes, refrendado mayoritariamente por los ciudadanos de Catalunya, después de ser convenientemente cepillado por las Cortes Españolas, en donde fue, también, aprobado mayoritariamente por ambas cámaras. ¿A qué estado de derecho se puede apelar, cuando se vetó a un magistrado del Tribunal Constitucional por haber actuado, a petición de la Generalitat, en la confección de un informe -cuando aun no era miembro del tribunal-, en calidad de experto profesor de constitucionalismo?. O boicoteando la renovación (y nombramiento) de los miembros de ese tribunal con mandato caducado, para que no fueran sustituidos por otros que presumiblemente hubieran sido contrarios a sus intereses. Por no hablar de la postura adoptada con respecto a los casos de presunta corrupción, que se recogen en el llamado caso Gurtel, o el enjuiciamiento del señor Camps, presidente del gobierno de la Comunidad Valenciana. Siempre invocan las responsabilidades políticas (de los otros), exigiendo dimisiones, hostigando a los políticos en el Parlamento, cosiéndoles a preguntas, acosándoles groseramente  o apelando a la ética y a la moral de sus adversarios políticos. Nunca aplican esta ética y moral a sí mismos.

Suelen utilizar también todo tipo de resortes mediáticos. Medios de comunicación afines, los cuales sin el menor recato mediatizan a la opinión pública a favor de las tesis populares. Periolistos que olvidaron el código deontológico en las aulas de las facultades universitarias donde presuntamente les enseñaron su profesión. Ejercen por puro interés partidista y la mayoría son ajenos a la verdad y a la objetividad mínimamente exigible en la relación que se establece entre el público y los buenos profesionales de la información.

Desgraciadamente para la democracia en España, el Partido Popular no ha sabido acompañar a la inmensa mayoría de la ciudadanía en el camino que emprendió en 1975, transitando felizmente hacia el parlamentarismo  -pura política- y superando los complejos que cuarenta años de feroz dictadura habían imprimido en la idiosincrasia de todos y cada uno de los habitantes de este dolido Estado. Han preferido soslayar la confrontación política  y sustituirla por la sagrada judilización de la política,  ya que no parecen partidarios de que se produzcan debates abiertos y libres y votaciones parlamentarias que decidan sobre todo lo que un parlamento democrático puede decidir en el estado de derecho, y no el derecho del estado a condicionar, revisar y reformar decisiones democráticamente adoptadas, en el juego de mayorías y minorías  entre partidos políticos. En esta desagradable función se les une el mundo de la información que es conocido como la caverna. Ellos acompañan, condicionan, marcan los tiempos y deciden qué, cómo y cuando un asunto, un político o una situación debe ser objeto de especial atención por parte de los populares, encargándose del aderezo pertinente que les favorezca.

Es triste, pero es cierto. El Partido Popular tiene demasiados ligámenes con el pasado franquista de España. No condena la dictadura, no quiere que se satisfaga a los familiares de las victimas del franquismo, de la guerra y de la posguerra. Defienden intereses de distintas instituciones, cuyo obscuro pasado en la dictadura, no ha sido olvidado ni repudiado. Sus modos y maneras así lo delatan, sobretodo en Catalunya, donde dan rienda suelta a sus fobias innatas con el concepto de plurinalionalidad y el pluralismo lingüístico, defendiendo el uniformismo cultural de raíz castellana.

Este es el partido político que Convergencia y Unió ha elegido como socio principal de gobierno en Catalunya. Déjà Vu.... Sinceramente, ¿creen que los ciudadanos catalanes olvidarán el currículum vitae de los populares?. Para su información, solo manifestar mi estupor por la decisión adoptada. Parece que desean que se reproduzca la situación creada con el ya lejano pacto del Majestic. Pero sé que esta información no merece su consideración, puesto que están al margen de la realidad de la sociedad a la que dicen servir y gobernar. Ya ahora existe una mayoría de ciudadanos en Catalunya que sabemos que el futuro de nuestra Nación no pasa precisamente por los apoyos y requisitos que pueda ofrecer e imponer el Partido Popular. Nosotros queremos la independencia de Catalunya, justo lo contrario de los deseos populares. Señor Más, ¿qué quiere Vd. de nosotros? Catalanes, ¿qué esperamos nosotros de nuestros políticos?. 

      

dimecres, 13 de juliol del 2011

ÓMNIUM E INSUMISIÓN FISCAL.

Desde Omnium Cultural, entidad cívica promotora y defensora de la lengua y cultura de Catalunya, con gran influencia en la sociedad civil de este país, se ha lanzado la idea de impulsar la insumisión fiscal como arma para conseguir lo que, a mi juicio, resultará imposible de lograr, esto es, la consecución de un pacto fiscal (concierto económico) con el estado español, a fin de satisfacer las demandas de la mayoría de ciudadanos catalanes que deseamos que nuestro parecer sea determinante en la disponibilidad y control de los impuestos que cada año van a Madrid y no vuelven. La escandalosa cifra de 22.000 millones de €  que anualmente y en nombre de una forzada, impuesta e insoslayable falsa solidaridad inter-territorial se aporta desde Catalunya a España, en la actual situación económica que todos estamos sufriendo, es insostenible. No es justo que nuestro esfuerzo fiscal sirva para empobrecernos a los catalanes, mientras se alimenta en algunas zonas del estado una falsa situación de opulencia, propia de nuevos ricos, exigentes y  prepotentes, altivos y rebosantes de soberbia, características todas ellas que predominaban en los tiempos de bachilleres e hidalguías de la historia de Castilla.

Tal propuesta de Omnium ha recibido, como era de esperar, las invectivas y reconvenciones de Ciudadanos y del Partido Popular, en una reacción propia de aquel que sabe que su fin se acerca, o al menos, el fin de su particular cruzada unionista y españolista. Los tiempos avanzan imparables y las personas (físicas y jurídicas) no dejan de pensar, proponer y ejecutar aquello por lo que luchan convencidas que conseguirán sus objetivos y verán colmados sus deseos, arrollando a todo el que se oponga con argumentos débiles y falsos, como es el caso de los periclitados españolistas que representan tan bien el Partido Popular y Ciudadanos.

 El señor Rivera, de Ciudadanos, exige que se retiren las subvenciones a Omnium, ya que se fomenta el odio hacia España y se promueve una ilegalidad, como sería la insumisión fiscal.

Ciudadanos tiene una fijación enfermiza, no solo hacia el idioma catalán, sino también hacia las instituciones catalanas (y catalanistas), que reciben ayudas por parte del gobierno de la Generalitat. Critican las subvenciones a los medios de comunicación, a instituciones culturales, a personas del mundo de la cultura, en fin, a todo aquello que sea el fomento, protección y difusión del idioma, de la cultura, de la información y doblaje de películas, del teatro, la música o la representación exterior, eso sí, a condición que se refiera a Catalunya. Jamás, nunca se les oye criticar, siquiera fuera con dulzura y comedimento, a nada que tenga que ver con las cuantiosas y generosas subvenciones que desde el estado español se hacen, por estos mismos conceptos, referidos a España y al español. No importa que en defensa del castellano, los presupuestos del estado consignen importantes recursos económicos destinados a la Real Academia de la Lengua Española o al Instituto Cervantes. Ni que la recaudación por las multas que se imponen por la no utilización del castellano, sea tan superior al importe de las multas por no rotular AL MENOS en catalán, que resulta escandalosamente ridícula cualquier comparación. Por no mencionar las subvenciones a la franquista Academia de la Historia, a la FAES del PP., a la fundación del PSOE, o las inversiones en el Teatro Real, en el Museo del Prado y a un sinfín de organismos, instituciones, empresas públicas y privadas, que reciben la generosa aportación de una significativa parte de los 22.000 millones de € que, por los siglos de los siglos transitan del bolsillo de los catalanes hacia Madrid, sin posibilidad de escape.

El popular señor Millo acusa de partidista e independentista a Ómnium Cultural y a su presidenta de ser intransigente. No creo que el señor Millo tenga muy claro qué es o no partidista, ya que debe pensar, por ejemplo, que el Tribunal Constitucional Español no es partidista (de los populares y socialistas), después del espectáculo que nos han brindado en los últimos tiempos. En cuanto a tachar de independentista una proposición que busca presionar al gobierno para que pacte con una autonomía (del Estado Español) la  fiscalidad, sin poner en cuestión el estatus político de esa autonomía dentro de España, es una absurdidad.

No. El hartazgo, el independentismo, viene dado por el trato que los ciudadanos de Catalunya reciben por parte del Estado Español. No es menos importante el hecho de que con los impuestos de los catalanes se han financiado autopistas de peaje en Madrid que, al no tener utilización y por tanto, no generar ingresos a los concesionarios, reciben cuantiosos fondos (del presupuesto) del estado para paliar sus elevadas pérdidas. ¿A quien se le ocurre construir autopistas de peaje, justo al lado de autopistas gratuitas?. A los mismos que construyeron y sufragaron una linea de alta velocidad que es utilizada por ¡nueve! pasajeros diarios. O aquellos que, prescindiendo de las estrecheces financieras, son capaces de defender que todas las capitales de provincia de España, deben tener conexión por AVE con la capital de capitales, Madrid. ¡Esto sí es partidismo!.¡Esto es puro clientelismo!. Y no se confunda, el odio no es tal. Lo que pasa es que ya estamos hartos. Por eso nos sentimos, día a día, más lejanos (y más ajenos) de España.

El independentismo en Catalunya ha crecido gracias las grandiosas estupideces que los partidos de ámbito nacional español han cometido, año tras año,  en el ámbito cultural y lingüístico intrínsecamente español, en la construcción de obras públicas faraónicas, prescindiendo del rendimiento económico, de las necesidades objetivas de la ciudadanía, y primando el clientelismo (y el partidismo) puramente provinciano. Malgastar los recursos que tan generosamente provenían de Europa y de la expoliada Catalunya, es la causa que se haya disparado el independentismo. Pero su estupidez es tan grande, que suman a todo lo anterior, la hostilidad que demuestran los voceros del  españolismo, en prensa, radio y televisión, la pétrea interpretación legislativa de sus, a menudo, injustos tribunales y sus inefables jueces y el desdén del gobierno español, del Partido Popular, del Partido Socialista Obrero Español y de tantas y tantas instituciones y empresas, públicas y privadas, que en defensa de España utilizan el anti-catalanismo, transformado en la catalanofobia visceral que denota su hiper- nacionalismo español, anticuado, cutre, excluyente y disgregador.

Desde el Partido Popular y desde Ciudadanos prefieren cerrar los ojos a la realidad que, desde Catalunya, se ofrece ante ellos. Sus pulsiones psicóticas catalanofóbicas les impiden percatarse de la verdad y de comprender que su tiempo ha pasado. El españolismo está muerto en Catalunya, porqué sus abanderados han fracasado en todas y cada una de las ocasiones que han intentado sustituir la realidad real de esta Nación, por la realidad virtual que esta España ha ofrecido a lo largo de estos últimos años a los catalanes.

No critiquen a Ómnium Cultural por hacer propuestas que la mayoria de ciudadanos catalanes comparten. Hagan autocrítica y reconozcan que el independentismo crece  en Catalunya, impulsado básicamente por la torpeza de esta España, prisionera de su historia y condenada a la eterna reformulación de sus esencias patrias, que se perciben como encastillamiento único y de falsa grandeza.


diumenge, 10 de juliol del 2011

LA GAUCHE DIVINE Y LA SANTA ALIANZA. ESPECTROS.

La manifestación de ayer, 9 de julio, transcurrió con absoluta placidez. La participación fue de alrededor de 35.000 personas, ansiosas de conseguir la independencia de Catalunya. Hasta aquí, la fría noticia, sin adornos ni opiniones pretenciosas ni grandilocuentes.

¿Porqué esta escueta noticia no ha tenido la resonancia debida en  ciertos medios de comunicación, no ya de España, sino también de Catalunya?. ¿Contra que insuperables elementos deben luchar los independentistas para alcanzar la mínima atención por parte de aquellos que se supone debieran informarnos objetivamente de la realidad?.¿Es realmente beneficioso y oportuno ocultar la plena vigencia del hecho secesionista catalán para defender el unionismo, rechazado por la gran mayoría de catalanes?. Si la independencia de Catalunya es un asunto que no importa, ¿porqué se hacen y publican encuestas, porqué los políticos oficiales hablan de déficit fiscal, viabilidad económica de la secesión, desafección  hacia España?.¿Porqué se publican libros sobre el tema, se hacen sesudos estudios universitarios, se dan conferencias?. ¿Porqué al gobierno de Madrid le preocupa el tema, hasta el punto de ocultar encuestas y estudios sobre la independencia -según se dice en ciertos círculos-, debido a los preocupantes resultados que se desprenden de ellos?.

¡Cuantas preguntas que deben ser respondidas!. ¡Cuantas culpas, cuanta hipocresía y cinismo encierran las contestaciones al tema que si ocupa y preocupa enormemente a toda la sociedad catalana y por extensión a las diversas instituciones del estado español!.

Los medios de comunicación catalanes, de alcance nacional (español), como son La Vanguardia y El Periódico, tienen muy claros cuales son los intereses que defienden, es decir, los intereses de la santa alianza. El grupo Godó defiende los postulados de una Catalunya regionalista, con ciertas (y escasas) dosis de autonomismo puramente administrativo, fuertemente ligada a la monarquía y a los intereses económicos hispanos. En la defensa de sus principios, es capaz  de ignorar todas aquellas noticias que pudieran dar alas a los argumentos que atenten contra su realidad subjetiva, contra sus deseos políticos. Defienden las alianzas del nacionalismo regionalista de Convergencia y, sobretodo, Unión Democrática de Catalunya, con el Partido Popular, buscando que la complicidad y la cercanía de intereses político-económicos sirvan de catalizador para que todo siga igual y nada cambie en las relaciones entre Catalunya y España.

El Periódico intenta conseguir básicamente lo mismo, es decir, religar (y someter) a Catalunya, en  interés de una supuesta sociedad civil catalana, hija directa de la fenecida  gauche divine de los barrios altos de Barcelona, para que conserve un poder, un ascendiente sobre los catalanes que se sienten de izquierdas, que el paso del tiempo y de la democracia han ido diluyendo hasta su práctica desaparición. Utilizan para ello al socialismo español como anclaje de Catalunya dentro de España. Los progresistas han visto como el síndrome de Estocolmo se manifiesta en ellos, alentado por el mito de los capitanes, del cinturón rojo metropolitano y de los orígenes de la inmigración andaluza, cuando los capitanes han visto como eran degradados por los votos de los ciudadanos que condenan la falta de socialismo del PSOE catalán; cuando el cinturón metropolitano se ha visto desteñido en un rosa desleído, con abundantes manchas azules de los populares y "negras" de los racistas y xenófobos de Plataforma por Catalunya y cuando el mito de la inmigración andaluza hace tiempo que afortunadamente se ha esfumado y ha sido sustituida por la realidad de la inmigración de América del Sur, África, Asia...

Ambos medios de comunicación intentan preservar una realidad  que ya no existe. Los intereses que defienden pertenecen a una ínfima minoría de personas que no quieren comprender que su tiempo ya es historia. Ni la santa alianza, ni la gauche divina pueden ocultar a la auténtica sociedad civil catalana que son ellos los únicos protagonistas del momento histórico que estamos viviendo. La gran mayoría de la ciudadanía de Catalunya hace tiempo que pensamos, en nuestro propio interés, que el futuro de nuestro país pasa por alcanzar el pleno control de nuestros recursos económicos y financieros, pasa por otorgar a la lengua y a la cultura catalana la preponderancia que se merece, sin cortapisas ni luchas inacabables en su defensa y difusión. Queremos disponer de todos los recursos políticos y legislativos que permitan combatir los graves problemas que padecemos actualmente. Hace tiempo que pensamos que el estado español es enemigo de los catalanes, por el mero hecho de no querer ser ni sentir lo mismo que es y siente un ciudadano de Madrid, Sevilla, Bilbao o Murcia.

Ni la ignorancia, ni la desconsideración, ni la manipulación de la realidad que intentan estos dos medios de comunicación que se publican en Catalunya, pero son españoles, lograrán que la mayoria de ciudadanos de este país renunciemos ni un ápice a nuestros anhelos y nuestras ilusiones de una próxima independencia.

Caso de que yo fuera español,  estaría preocupado por la absurda pretensión de estos medios de comunicación que ocultan la realidad política, pues  se arriesgan a levantarse un buen día por la mañana y encontrarse entre el café y las tostadas, una inesperada buena dosis de independencia de Catalunya.

Afortunadamente para mi, soy catalán y lo único que me produce la actitud de estos medios es una gran satisfacción, ya que ello demuestra los pocos recursos que tienen los unionistas para combatir la secesión. Antes al contrario, su actitud fortalece y reafirma nuestras convicciones, puesto que son incapaces, incluso con métodos propios de los tiempos de la censura, de apagar nuestras voces que solo reclaman libertad, soberanía e independencia para nuestro país, Catalunya.

dijous, 7 de juliol del 2011

HIPER-NACIONALISTAS.

El Partido Popular y Ciudadanos han intentado reabrir el debate sobre la ley aprobada por el Parlamento de Catalunya, ahora hace un año, que prohíbe las corridas de toros. Nuevamente, los populares, intentan cambiar una ley que han perdido en buena lid política, con argumentos tan falaces como pedir una moratoria en la aplicación, debido a que la Generalitat de Catalunya a causa de la precaria situación financiera, no será capaz de hacer frente a las indemnizaciones (¡de hasta 400 millones de €! según sus propios y exagerados cálculos), a las empresas afectadas. Por supuesto, mantienen recurrida en su Tribunal Constitucional dicha ley, esperando que los magistrados españoles vuelvan ha hacerle el trabajo de cambiar un texto, aprobado con absoluta legalidad, para obviar, una vez más la voluntad democrática del parlamento catalán.  En el reciente pasado ya lo hicieron (con el esquifido Estatuto de Autonomía vigente), que, una vez había sido refrendado por los ciudadanos de Catalunya,  fue adulterado vergonzosamente por el inefable Tribunal Constitucional Español, a pesar de tener a un buen número de los magistrados integrantes, con el mandato caducado, un fallecido y  otro recusado y, por tanto, de no gozar con un mínimo de credibilidad y objetividad, por lo menos a ojos de una de las partes en litigio, es decir, de la mayoría de los catalanes.

No se atreven, como siempre, a reconocer como motivación principal para defender sus posturas, que son victimas de aquello que acusan a buena parte de los catalanes, a saber, de nacionalismo (hispano). Tanto el PP como C's, llevan de forma vergonzante su hiper-nacionalismo, sabedores como son que la historia de España, precisamente, ha estado marcada especialmente durante todo el siglo XX por esta circunstancia, con los trágicos (y tétricos) resultados de sobra conocidos por todos. Y como ellos consideran que la medida de todas las cosas es España, reflejan sus fobias, sus defectos, su experiencia vital como nación (en perpetua e inacabada consolidación), en el resto de naciones, haciendo bueno el refrán que dice: "cree el ladrón que todos son de su condición".

Pues no, existen nacionalismos tranquilos, integradores, amables y de amplia base. Son nacionalistas que a veces se reconocen como tales pero a menudo no, ni sienten necesidad de hacerlo, porque no dudan de su historia, de su fortaleza actual ni futura. No intentan imponer su ideología, su patriotismo a nadie que no quiera abrazarlo. Respetan al resto del Mundo, y no pretenden ser más y mejores que el resto de la humanidad. Están orgullosos de su lengua, de su cultura, de su historia, de sus conciudadanos, de su trabajo, de sus empresas, del paisaje de su país, sin que este legítimo y modesto orgullo sea una amenaza para nadie. Es un orgullo que nunca se transformará en soberbia, ni altanería, o en una especie de losa que aplaste a nadie que sienta y viva distinto. Este es el tipo de nacionalismo que usamos en Catalunya y que sin duda se fortalecerá al amparo del nuevo estado que está a punto de nacer. No es nada más que simple patriotismo.

Los populares y ciudadanos son las formaciones políticas más nacionalistas del espectro parlamentario de Catalunya. Que no se acepten así mismo como tales es su problema. Es un problema por lo visto, compartido por muchos españoles. Pero es un problema ajeno a la mayoría de catalanes. Por favor, acepten la democracia en toda su plenitud, sin calificativos que la empequeñecen, como española o real. Porque sino, en los tiempos que se avecinan, cuando la mayoría del pueblo de Catalunya decida democráticamente que asume la independencia, necesitaran grandes dosis de laxante para aliviar el vientre por el resultado de un referéndum que ni siquiera será capaz de vulnerar su bien amado (y auto-deslegitimado) Tribunal Constitucional.

dimarts, 5 de juliol del 2011

LOS MERCADOS Y LA GLOBALIZACIÓN: REPARTO DE MISERIA.

Cuando hablamos de los mercados no sabemos exactamente a qué nos referimos. Cuando decimos que la economía está globalizada, nos estamos refiriendo a la mundialización de los intereses financieros, del comercio, de la extensión planetaria de la industria, de la libre disponibilidad de los recursos agrícolas y materias primas de cualquier país, que se ponen al alcance de los grandes intereses internacionales, es decir, de las multinacionales. Realmente, los mercados, entes deshumanizados, abstractos e inconmensurables, no sujetos a las mínimas normas de la decencia, son los que han decidido que en economía no deben existir barreras legales ni fronteras políticas que puedan entorpecer la libertad de movimiento de los grandes capitales y la  consecución de altísimas plusvalías, que escapan a cualquier atisbo de control y de una simple regulación por parte supuestos organismos e instituciones, por otro lado,  también globalizados.

Los mercados decidieron un buen día que para conseguir la máxima rentabilidad del capital, de beneficios ilimitados, hacía falta que la economía fuera considerada un fenómeno mundial, ajeno a los corsés que imponen la legislación de los estados, los partidos políticos y los servidores públicos locales. Para conseguir sus objetivos iniciaron una dura y descarnada campaña cooptativa, sin escatimar medios, que pusieran de su parte aquellos  que más influencia aparente tenia en la creación de la opinión pública. Y así, algunos medios de comunicación, intelectuales y también políticos fueron cayendo en manos de la filosofía globalizadora, que debía permitir  avanzar irremisiblemente hacia las más altas cotas de desarrollo y prosperidad que la historia de la humanidad hubiera nunca imaginado. La globalización y sus consecuencias estaban servidas.

Las consecuencias son de sobras conocidas. De una parte, la especulación financiera e inmobiliaria, a escala mundial. También el control del comercio de materias primas y de los productos agrícolas susceptibles de generar pingües beneficios a los acaparadores sin escrúpulos. Los paises del tercer mundo pasaron ha llamarse países emergentes. La URSS sucumbió ante el empuje del capitalismo, para dar paso a Rusia, con graves problemas de corrupción y de autoestima. Brasil, India, y sobre todo China fueron seducidas por el capitalismo salvaje, cuyo paradigma más evidente (y sorprendente) es el caso del gigante asiático, bajo un régimen enemigo de la libertad y de los derechos humanos, lo cual poco importa a los mercados, si ello no perjudica los negocios.

En los países occidentales, especialmente en Europa, la globalización ha acentuado las diferencias internas. La debilidad de sus farragosas instituciones y su escaso peso político, han ocasionado una crisis, además de financiera, también política. Los países de la ex-Europa Oriental se han sumado a la fiesta europea, pero lejos de fortalecerla, la han debilitado hasta el punto que su creación más emblemática, el Euro, está padeciendo el acoso de los mercados, ansiosos de cobrarse la sangre de los países más débiles de la Europa del Sur y del Este.

Curiosamente son los países que han sufrido una crisis no solo financiera, también en el sector de la construcción, ambos de especial predilección de los especuladores más globales e inmisericordes.

La globalización está significado la deslocalización de las empresas hacia los países menos desarrollados, los emergentes, aquellos cuyos salarios y condiciones de trabajo rozan un nuevo tipo de esclavitud, lo que permite acumular grandes beneficios sin apenas control ni, por supuesto,  mínimo sentido redistributivo de la riqueza generada. La consecuencia es el aumento del paro, los recortes en las pensiones y la precarización del poco empleo que subsiste, así como un aumento espectacular de la deuda -pública y privada- para mantener una ficción de ser estados desarrollados y ricos,  en países como Grecia, Irlanda, Portugal, España,  sometidos a una estricta vigilancia de las instituciones Europeas, de Alemania, del FMI, en definitiva de los mercados.

Los grandes bancos supranacionales no han hecho ascos a las cuantiosas aportaciones de fondos públicos que todos los estados han efectuado para salvar el sistema financiero del hundimiento que sus irresponsables actuaciones habrían sin duda causado. Los especuladores financieros globales se permiten aconsejar, calificar y conminar a los gobiernos para que ajusten sus cuentas, recorten su estado del bienestar, flexibilicen el mercado de trabajo -que se puede traducir por disminución de la protección legal y social, hasta casi el despido libre, sin apenas indemnización y con escasa cobertura de desempleo-. Las instituciones que deberían velar por las buenas prácticas, los llamados reguladores de los mercados, están prácticamente desaparecidas de los escenarios, víctimas de su ineficaz indolencia y abulia. Todos los humanos nos hallamos en manos de los mercados y estos tienen absoluta libertad para hacer y deshacer a su antojo y por puro interés, en su propio -y único- interés. La Economía ha acentuado su hegemonía sobre la Política, sometiendo a esta y pervirtiendo el principio básico de la democracia,  sistema que debiera servir para defender a los ciudadanos de los abusos que el poder ilimitado suele emplear en su contra.

A grandes rasgos, esta es la situación en la que se halla inmerso el mundo  -fundamentalmente Occidente- en los momentos actuales. Pero, ¿que hacer?. Sin duda, refundar y someter al capitalismo a los intereses de las personas. El capitalismo salvaje ha de ser reconvertido en un sistema que vuelva a tener a las personas como referente, que sea la escala que explique su razón de ser.

Una primera medida sería la nacionalización pura y dura (e indefinida) de las grandes instituciones financieras, que han recibido el apoyo prácticamente incondicional de fondos públicos.

También debería ponerse coto al libertinaje de las grandes multinacionales, dispuestas siempre a emigrar  hacia donde más beneficios puedan obtener, prescindiendo de cualquier consideración minimamente social y justa, para los trabajadores a los que, a menudo, consideran meros instrumentos -prescindibles- para obtener pingües dividendos para sus accionistas.

Si los dividendos de las empresas recibieran la misma consideración que se da a los salarios, podría combatirse con la misma intensidad las tensiones inflacionistas, no siempre culpa del aumento salarial.

La imposición de tasas -e impuestos- al movimiento de capitales internacionales, permitiría un cierto control de los movimientos puramente especulativos.

Deberían implantarse un sistema de sanciones, así como de impuestos hacia aquellas empresas que basan su negocio en la depredación de los recursos y materias primas de países enteros y la imposición de impuestos verdes, como compensación hacia los pueblos indígenas.

El comercio internacional debería estar sometido a un estricto control aduanero, así como arancelario, para evitar que la producción -y las máximas plusvalías- tengan como origen la explotación de los trabajadores, ancianos y niños y la no cobertura de los derechos sociales -humanos en definitiva-,  básicos de las personas.

No soy (ni quiero ser considerado) economista y lo anterior no es más que un ejercicio, tal vez infantilmente idealista, pero algo hay que hacer. Los ciudadanos queremos que la Política someta y condicione a la Economía. Que recuperemos la medida humana y que la maximización, las plusvalías, los dividendos y la avaricia no guíen nuestras vidas. Son demasiado valiosas para ser juguete del capitalismo salvaje.         



     
  

dissabte, 2 de juliol del 2011

COMENTANDO LOS "COMENTARIOS" DE LAS NOTICIAS EN MEDIOS DIGITALES.

Acabo de leer algunos de  los comentarios publicados sobre la encuesta de la independencia, en distintos medios, catalanes y españoles, unionistas y soberanistas. Pueden clasificarse en dos grandes grupos: los que comparten, defienden y/o comprenden la independencia de Catalunya y los que la combaten con argumentos falaces e insultantes. El primer grupo utiliza argumentos realistas, apasionados, si, pero esperanzados e incluso cordiales, mientras que el grupo unionista recurre a los tópicos, manipulan en algunos casos la realidad y los datos, incluso estadísticos y, a menudo, descalifica e insulta indiscriminadamente, tanto a nivel personal como, lo que es más grave, a nivel colectivo.

Me pregunto, ¿que motiva a una persona combatir los argumentos, más o menos acertados, con insultos, mentiras y falsedades?. La respuesta es sencilla. Es precisamente, la carencia de argumentos, e incluso, el bajo nivel cultural, o si se prefiere, el exceso de ignorancia. Cuando algunos utilizan  insultos como talibanes -referido a los nacionalistas-, o,  que el independentismo ha crecido por la parte de los cojones, la conclusión lógica es que se trata de personas que viven más con las tripas que con la cabeza. Descalificar una encuesta con el argumento de que a mi nadie me ha preguntado, puede calificarse de exceso de ignorancia. Pero lo realmente preocupante, es la abundancia de comentarios de este tipo. Bien es cierto que más en medios de Madrid, que de Catalunya.

Otro recurso empleado por los españolistas es la supuesta manipulación que sufren los catalanes, a causa de la posición en que se encuentran los periodistas y los medios de comunicación, abducidos por el nacionalismo radical catalanista. Es como si el mundo de la información catalán resultara ajeno a la realidad pro-española que creen los medios hispanos domina y es compartido por la inmensa mayoría de ciudadanos catalanes. Nuevamente se constata la falta de conocimiento que esta España tiene de la realidad en Catalunya. No reconocen que la mayoría de los catalanes se sienten cada día  más alejados de España, a la que consideran hostil e injusta con Catalunya. España ha pasado a ser una realidad histórica para los que en otros tiempos decidieron venir a Catalunya, aprovechar las oportunidades laborales que esta tierra les ofreció, crear familia, progresar y tratar de alcanzar la inalcanzable felicidad, para si y los suyos. Esta realidad histórica -del pasado-, en la actualidad está resultando una carga insoportable para superar la crisis en la que todos estamos inmersos. Cuando se enteran que en sus pueblos de origen existen familias enteras que viven del PER, o que se han construido centenares de kilómetros de autopistas, libres de peaje, por los que apenas transitan vehículos -en comparación con los miles de vehículos que saturan la autopistas de peaje en Catalunya-, o que la Alta Velocidad ferroviaria española es la más extensa de Europa -y también la más deficitaria, hasta el punto de tener que suprimir tramos que apenas son utilizados por nueve pasajeros al día- mientras se escatiman recursos, empuje y constancia en el corredor ferroviario mediterráneo, cuando se enteran de todo lo anterior y muchas cosas más, los catalanes alucinan de las recomendaciones que desde España se hacen  contra supuestos despilfarros en Catalunya. ¿Como pueden exigir contención desde el gobierno de Madrid a Catalunya, si ellos despilfarran en ministerios, funcionarios (y recursos económicos) que no deberían existir? ¿ Porque se tolera, desde Madrid, el inmenso agujero negro que es el PER en Andalucía y Extremadura fundamentalmente, que condena a los honrados ciudadanos de aquellas comunidades a permanecer como rehenes en manos de "papa estado", sumisos y obedientes? ¿Porque no se han invertido los cuantiosos recursos que Europa generosamente ha aportado estos últimos años en crear las condiciones económicas adecuadas para  fomentar el empleo en Andalucía y Extremadura, lo único que puede sacar a un ser humano de la pobreza?.

España decidió dedicar los ingentes recursos europeos a otras cosas. España prefirió dedicar a otras cosas, el inmenso esfuerzo que los ciudadanos catalanes hicieron (y siguen haciendo), entre otros pero principalmente,  aportando el 10% de la riqueza que se genera en Catalunya a las arcas de una forzada e ilimitada solidaridad inter-regional. ¿Y a que otras cosas ha preferido España dedicar todo este inmenso caudal de recursos catalano-europeos? Es cierto que el estado ha progresado, que los ciudadanos en general han aumentado su nivel de vida, su bienestar. Pero no es menos cierto que se ha malgastado en querer aparentar que España era una nación rica, poderosa. En un ataque -por otra parte, muy hispano- de soberbia, hemos logrado tener la segunda red de alta velocidad más larga del Mundo mundial, mientras las carencias en Cercanías de Barcelona acumulan un sin fin de incidentes, propios de un país tercermundista. También existen aeropuertos fantasmas, sin aviones. Y ciudades deshabitadas. Miles de viviendas no tienen comprador. Y Miles de viviendas que se vendieron en su día, acaban a manos de las entidades financieras que ejecutan los préstamos que tan generosamente otorgaron a cientos de miles de ciudadanos, embaucados con el espejismo que desde el gobierno, y los grandes bancos, anunciaban que España iba por delante de Italia económicamente, que casi  alcanzábamos a Francia y que en los próximos años nos pondríamos a la altura de Alemania.

La realidad es que España se encuentra al borde del abismo, tutelada por el eje franco-alemán y a los pies del mercado globalizado.

Todo esto no lo tienen en cuenta los inefables comentaristas digitales unionistas. Nada de lo anteriormente dicho merece la atención de aquellos que se empeñan en traspasar sus propias frustraciones a los que quieren alcanzar la mayoría suficiente para proclamar la plena soberanía de Catalunya. En paz y libertad. Porque, seamos serios, si España supiera que independizándose de Europa, arreglaría todos los problemas que tiene planteados, saldría de la crisis más rápidamente, y lograra el reconocimiento que su lengua y cultura merecen, ¿no lo haría?. ¿No lucharía por la independencia de su país?.  Esta es la pretensión de los catalanes, alcanzar el reconocimiento y consideración internacionales de nuestra lengua y cultura, salir rápidamente de la crisis, con nuestros propios recursos y esfuerzos, en definitiva, resolver todos los problemas que tenemos planteados y que dependiendo de España, jamás alcanzarán la solución que merecemos como pueblo. Porque el lastre de la cutre, casposa y cavernícola España que hasta ahora nos ha ofrecido el gobierno, los partidos, las instituciones, los medios de comunicación y muchos ciudadanos dispuestos al insulto, a los boicots y a la manipulación, no ofrece ningún atractivo a este grupo de ciudadanos, mayoritarios ya en Catalunya, que aspiran a vivir en paz, prosperidad, libertad y plena soberanía.