-¿Donde estás, España?.
-¡Al borde del abismo!- gritaron mil voces al unísono desde el infierno.
-¡Al borde del abismo!- gritaron mil voces al unísono desde el infierno.
Durante el primer trimestre de este año, la deuda española se eleva en 436 millones de € al día. La causa de este descontrolado aumento se ha producido por culpa de la administración central. Hasta alcanzar casi 600.000 millones de €; el 55,2% del PIB. Las deudas de los ayuntamientos se han incrementado un 4,06%, hasta acumular 36.860 millones de €; el 3,4% del PIB. En el caso de las comunidades autónomas, hasta ahora marcadas con la cruz estigmatizadora por ser culpables de todos los males del Estado, el crecimiento ha sido del 3,59%, hasta 145.118 millones de €, que representa el 13,5% del PIB estatal. El incremento autonómico ha sido el menor de los tres estamentos estatales, a pesar de contar entre sus onerosas competencias, Sanidad, Educación, Servicios Sociales, Justicia, etc...
Estas mil voces que colocan al Estado Español aferrado a la cornisa, con los pies colgando en el vacío del desastre económico-financiero en que se encuentra metido, no son más que agoreros anuncios de los medios de comunicación internacionales. Han cogido a España entre sus fauces informativas y lógicamente, no sueltan presa.
"Los costos del endeudamiento del estado español se han hecho insostenibles. España necesita un rescate total, para sostener el gobierno en funcionamiento". The independent, dixit.
"Persiste la preocupación por el estado español. Los bonos se disparan más allá de 7 puntos". Titula The Telegraph.
The New York Times, explica que por el volumen de su economía y por la debilidad de sus bancos, España se ha convertido en la mayor preocupación de la Unión Europea. Basando sus informaciones en fuentes evidentemente madrileñas es decir, falaces, opina que "algunos expertos creen que hay decenas de miles de millones de € en deuda oculta de las comunidades autónomas, por descubrir".
La prensa británica hurga en la herida con saña, anunciando la inminencia del rescate. "Es cuestión de horas". "España e Italia serán rescatadas"."Alemania ya ha dado el visto bueno". "El rescate bancario es insuficiente". No existe tregua, ni se ofrece armisticio para España. Al tiempo, en la cumbre de Rio, se presenta a Mariano Rajoy como... ¡primer ministro de las Islas Salomon!. ¡Encima cachondeo!. Ubi sunt vobis, Hispania?. ¿Donde estás, España?
Los medios de comunicación internacionales se basan en las fuentes de información que solícitamente les suministran (des)interesadamente desde Madrid. Muchos periodistas foráneos desconocen, o no tienen en cuenta, el sesgo ideológico de la capital de España, firmemente condicionado por el centralismo político, administrativo, económico, financiero y cultural que padecen los nacional-españolistas madrileños. Sufren especialmente un anticatalanismo más o menos acentuado, predominante y transversal en todos los estamentos y facciones que integran los poderes fácticos asentados en la capital de España. El detonante de la crisis en las entidades financieras ha sido el escándalo BANKIA, fruto de la incestuosa unión de Caja Madrid y Caja Valencia (Bancaja) y otras entidades menores. La unión de los espurios intereses del Partido Popular en Madrid (E. Aguirre) y Valencia (F. Camps), dió como fruto una empresa nacida para morir matando al cabo de poco tiempo. Las críticas de la perniciosa politización de las cajas de ahorro que surgen de medios conservadores, encuentra su máxima expresión en la villa y corte, de la mano del Partido Popular. Obviando, por supuesto, su responsabilidad en BANKIA cuyos órganos de dirección estaban plagados de miembros relacionados directamente con el PP, o la existencia de lazos familiares de los gestores con dirigentes de este partido. Santiago Alarcó, ex-cuñado de Rodrigo Rato; Claudio Aguirre, primo de Esperanza Aguirre; Ángel Acebes, ex-ministro del gobierno Aznar; la becaría María Zaplana, hija de Eduardo Zaplana; etc.... Todos ellos hijos putativos de José María Aznar López, soberbio jefe del clan. El resto de la historia y las consecuencias, es conocido.
Resulta ocioso mencionar la contribución realizada por los supuestos socialistas hispanos, a mayor gloria de la interminable fiesta española. Baste recordar el aeropuerto de Ciudad Real, Caja de Ahorros de Castilla la Mancha, Caja de Ahorros de Catalunya, ERE's andaluces, etc....
España se encuentra en manos de políticos notablemente mediocres y desconcertados; con una inteligencia normalita, sin más; carentes de credibilidad, escasa capacidad de comunicación y faltos de empatía. Hijos y nietos de la casta de siempre, con tics y maneras propios del franquismo sociológico, siemprevivo. Altivos, desmedidamente orgullosos y prepotentes. ¡Que decir de Zapatero, Blanco, Chacón, Pajin, Montoro, Pastor, Guindos, Rajoy...!. El actual presidente del Gobierno de España, hace unos días se mostró "satisfecho de haber ejercido la presión suficiente para que la UE concediera a España una línea de crédito en inmejorables condiciones", negando que fuera un rescate. Unas horas después, cambia de opinión y afirma que "el rescate ha sido tremendamente dañino", a la vista que los mercados elevan la prima riesgo española mucho más allá de los 500 puntos. ¡Rajoy está haciendo bueno al mismísimo Zapatero!. ¡Y en solo seis meses!.
Entretanto, aumenta el paro descontroladamente. Disminuyen los recursos financieros en sanidad, educación y bienestar social. Los parados van agotando las prestaciones de desempleo, quedando a merced de la caritativa solidaridad de familias, amigos y conocidos. Los pensionistas ven con angustia como vuelven a ser el sostén económico de hijos y nietos, gracias a sus exiguas pensiones, amenazadas por congelaciones y futuros recortes, inútilmente negados por el Gobierno. Los intereses de la deuda pública suben mes a mes, mientras que la deuda privada (de la banca) recibe el generoso aval del Estado, con objeto de socializar convenientemente las malas prácticas de unos gestores que peor no lo pueden haber hecho. Por cierto, ninguno de los cuales quedará al albur de la beneficencia.
El desastre iniciado con Aznar, continuado por Zapatero y culminado por Rajoy, no puede, no debe quedar impune. El Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, se han servido de la nobleza de la democracia, para dirimir sus cuitas partidistas, acaparando para sí poder y recursos. Se han infiltrado hasta el último recoveco de la sociedad para acabar contaminándola. No han dejado ni un guijarro que tamizar, eligiendo cuidadosamente todo aquello que pudiera ser de utilidad y provecho para el aparato del partido. Han declarado que los votos de los ciudadanos son de su propiedad. Presumen de no tener que rendir cuentas a nadie, excepto así mismos. Rebosantes de soberbia y cinismo, legislatura tras legislatura, han conformado un sistema de intereses políticos, culturales, económicos y financieros que, en nuestros días se están viniendo abajo, estrepitosamente.
-¡Al borde del abismo!- gritaron al unísono mil voces.
Sic transit gloria mundi. Y al final, ¡catacroc!.
La prensa británica hurga en la herida con saña, anunciando la inminencia del rescate. "Es cuestión de horas". "España e Italia serán rescatadas"."Alemania ya ha dado el visto bueno". "El rescate bancario es insuficiente". No existe tregua, ni se ofrece armisticio para España. Al tiempo, en la cumbre de Rio, se presenta a Mariano Rajoy como... ¡primer ministro de las Islas Salomon!. ¡Encima cachondeo!. Ubi sunt vobis, Hispania?. ¿Donde estás, España?
Los medios de comunicación internacionales se basan en las fuentes de información que solícitamente les suministran (des)interesadamente desde Madrid. Muchos periodistas foráneos desconocen, o no tienen en cuenta, el sesgo ideológico de la capital de España, firmemente condicionado por el centralismo político, administrativo, económico, financiero y cultural que padecen los nacional-españolistas madrileños. Sufren especialmente un anticatalanismo más o menos acentuado, predominante y transversal en todos los estamentos y facciones que integran los poderes fácticos asentados en la capital de España. El detonante de la crisis en las entidades financieras ha sido el escándalo BANKIA, fruto de la incestuosa unión de Caja Madrid y Caja Valencia (Bancaja) y otras entidades menores. La unión de los espurios intereses del Partido Popular en Madrid (E. Aguirre) y Valencia (F. Camps), dió como fruto una empresa nacida para morir matando al cabo de poco tiempo. Las críticas de la perniciosa politización de las cajas de ahorro que surgen de medios conservadores, encuentra su máxima expresión en la villa y corte, de la mano del Partido Popular. Obviando, por supuesto, su responsabilidad en BANKIA cuyos órganos de dirección estaban plagados de miembros relacionados directamente con el PP, o la existencia de lazos familiares de los gestores con dirigentes de este partido. Santiago Alarcó, ex-cuñado de Rodrigo Rato; Claudio Aguirre, primo de Esperanza Aguirre; Ángel Acebes, ex-ministro del gobierno Aznar; la becaría María Zaplana, hija de Eduardo Zaplana; etc.... Todos ellos hijos putativos de José María Aznar López, soberbio jefe del clan. El resto de la historia y las consecuencias, es conocido.
Resulta ocioso mencionar la contribución realizada por los supuestos socialistas hispanos, a mayor gloria de la interminable fiesta española. Baste recordar el aeropuerto de Ciudad Real, Caja de Ahorros de Castilla la Mancha, Caja de Ahorros de Catalunya, ERE's andaluces, etc....
España se encuentra en manos de políticos notablemente mediocres y desconcertados; con una inteligencia normalita, sin más; carentes de credibilidad, escasa capacidad de comunicación y faltos de empatía. Hijos y nietos de la casta de siempre, con tics y maneras propios del franquismo sociológico, siemprevivo. Altivos, desmedidamente orgullosos y prepotentes. ¡Que decir de Zapatero, Blanco, Chacón, Pajin, Montoro, Pastor, Guindos, Rajoy...!. El actual presidente del Gobierno de España, hace unos días se mostró "satisfecho de haber ejercido la presión suficiente para que la UE concediera a España una línea de crédito en inmejorables condiciones", negando que fuera un rescate. Unas horas después, cambia de opinión y afirma que "el rescate ha sido tremendamente dañino", a la vista que los mercados elevan la prima riesgo española mucho más allá de los 500 puntos. ¡Rajoy está haciendo bueno al mismísimo Zapatero!. ¡Y en solo seis meses!.
Entretanto, aumenta el paro descontroladamente. Disminuyen los recursos financieros en sanidad, educación y bienestar social. Los parados van agotando las prestaciones de desempleo, quedando a merced de la caritativa solidaridad de familias, amigos y conocidos. Los pensionistas ven con angustia como vuelven a ser el sostén económico de hijos y nietos, gracias a sus exiguas pensiones, amenazadas por congelaciones y futuros recortes, inútilmente negados por el Gobierno. Los intereses de la deuda pública suben mes a mes, mientras que la deuda privada (de la banca) recibe el generoso aval del Estado, con objeto de socializar convenientemente las malas prácticas de unos gestores que peor no lo pueden haber hecho. Por cierto, ninguno de los cuales quedará al albur de la beneficencia.
El desastre iniciado con Aznar, continuado por Zapatero y culminado por Rajoy, no puede, no debe quedar impune. El Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, se han servido de la nobleza de la democracia, para dirimir sus cuitas partidistas, acaparando para sí poder y recursos. Se han infiltrado hasta el último recoveco de la sociedad para acabar contaminándola. No han dejado ni un guijarro que tamizar, eligiendo cuidadosamente todo aquello que pudiera ser de utilidad y provecho para el aparato del partido. Han declarado que los votos de los ciudadanos son de su propiedad. Presumen de no tener que rendir cuentas a nadie, excepto así mismos. Rebosantes de soberbia y cinismo, legislatura tras legislatura, han conformado un sistema de intereses políticos, culturales, económicos y financieros que, en nuestros días se están viniendo abajo, estrepitosamente.
-¡Al borde del abismo!- gritaron al unísono mil voces.
Sic transit gloria mundi. Y al final, ¡catacroc!.
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