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dilluns, 4 de juny del 2012

"MAREAR LA PERDIZ", O "IR AL GRANO"

Todo el mundo conoce el significado de la expresión "marear la perdiz". Equivale justamente a lo contrario de "ir al grano". Es precisamente marear la perdiz lo que están haciendo las fuerzas políticas con representación en el Parlamento de Catalunya. Concretamente parecen dispuestas, todas ellas, a perder el tiempo inútilmente con la excusa de buscar un amplio consenso sobre pacto fiscal impulsado por el Gobierno catalán y la coalición que lo sustenta. Pero puede ser que no exista tal comunión ni siquiera en  el seno de la propia CiU. Existen serias dudas que los dos miembros de la coalición gubernamental defiendan inequívocamente la propuesta del señor Mas. Oyendo al líder de Unió, diríase que está más próximo a los postulados socialistas, incluso populares, que de Convergència; partido que impulsa el cambio total del fracasado sistema de financiación surgido al albur del "lofcado" café para todos.

Concretamente, el Partido Popular aprovecha la mínima ocasión que tiene para manifestarse ostensiblemente distante sobre el pacto en cuestión, afirmando que ni es importante, ni prioritario. El presidente del Gobierno de España, en la clausura de la 28ª reunión del Circulo de Economía celebrada en Sitges, a preguntas sobre el tema, ha asegurado que "en estos momentos hemos de concentrar el cien por cien de nuestros esfuerzos en lo más importante, en lo que es prioritario". Con el porte propio de un auténtico hidalgo castellano -aun siendo gallego-, ha despachado el asunto en un plis-plas. No consta que los presentes aplaudieran a rabiar, como sí habían hecho la jornada anterior ante la defensa que Artur Mas había hecho del soberanismo que caracteriza su actual proyecto político.

No anda a la zaga Alicia Sánchez-Camacho en fustigar el pretendido concierto económico catalán. Continuamente advierte y amenaza de la necesidad que el Partido Popular participe (y sea determinante) en el consenso político sobre este tema. Por ello, defiende que el sistema de financiación catalán permanezca dentro de la LOFCA y no implique ni hacienda propia, ni el control exclusivo por la Generalitat de la llave de la caja. En definitiva, aboga por una simple mejora del sistema  actual, por más que haya fracasado estrepitosamente. Y exige que se posponga la aplicación para después de la crisis -"no podemos repartir miseria", proclama-. Por contra, los conservadores pretenden que los ciudadanos catalanes sigan empobreciéndose año tras año, para así continuar siendo generosa, forzosa e indefinidamente solidarios con España. Sus irrefutables argumentos coercitivos son: ser la notoriamente minoritaria tercera formación política con representación en el Parlament de Catalunya; pero poseer la arrolladora mayoría absoluta en el español. Y los catalanes, si no tragan, que se aguanten.

Tres cuartos de lo mismo busca el PSC, con su propuesta de pacto fiscal, tan descafeinado como también lo está el Titulo VIII de la Constitución Española. "Que todo cambie para que todo siga igual", porfían incansablemente los otrora progresistas. Los atribulados y desconcertados socialistas ofrecen un modelo con la hacienda compartida -con Madrid-, una llave de la caja en manos de Catalunya y España al unísono, y una relación con el Gobierno del Estado a través de la esencial (para España) LOFCA; aceptando, graciosa e irrelevantemente, que sea una relación de tu a tu. Es decir, una garbosa y jocosa relación Catalunya-España, que resulte una auténtica e inocua bufonada.

Ambas formaciones españolistas aceptan, grosso modo, una mejora en la financiación, pero rechazan contundentemente un concierto económico similar al del País Vasco y Navarra. En una pirueta ciertamente incomprensible para la ciudadanía catalana, niegan ostentosamente a Catalunya, lo que defienden apasionadamente para vascos y navarros. La pregunta es, ¿porqué?. ¿Tal vez porqué España no está dispuesta a renunciar a lo que el político vasco, Iñaki Anasagasti califica como la vaca lechera (Catalunya) de España?.

El Pacto Fiscal a semejanza del Concierto vasco y navarro que propugna el M.H.S. Artur Mas i Gabarró no verá la luz, porqué conservadores y socialistas no quieren que España pierda el control financiero de los dividendos gratuitamente sustraídos a Catalunya, última colonia del periclitado Imperio Español. A lo sumo, permitirá un mero apaño del modelo actual; y gastará toda su energía en publicitarlo como el mejor modelo de financiación logrado por Catalunya. Cantinela repetida hasta el fin de los días, una y otra vez, por tirios y troyanos. El sometimiento de Catalunya es el auténtico oscuro objeto del deseo promovido por el nacionalismo hispano, compartido transversalmente por ambas formaciones, bien en calidad de centralismo, o como jacobinismo. Este fundamento patrimonialista que tienen de la realidad catalana, excluye cualquier posibilidad de consenso dentro de Catalunya. Para ambas formaciones, su prioridad es el bien y prosperidad de España y de los españoles; y para conseguirlo están dispuestas a todo. Pondrán tal cúmulo de exigencias, de condiciones, de trabas, que harán imposible un acuerdo mínimamente aceptable y justo para los ciudadanos catalanes. De nada servirá al Presidente de la Generalitat el apoyo cosechado y los aplausos recibidos del público, en la 28ª reunión del Circulo de Economía. Los asistentes eran empresarios catalanes, políticos y académicos invitados. El presidente de la entidad convocante, Josep Piqué, ex-ministro del gobierno Aznar, intentó que la deferencia mostrada hacia el discurso del señor Mas, fuera a la vez cálido y contenido. Por ello preguntó si "la indefinición soberanista y expresiones como choque de trenes o territorios desconocidos" podían afectar la credibilidad y el "rating" de Catalunya. A pesar de este burdo intento de reconvenir a base de utilizar el miedo (actitud propia de la Santa Alianza), por lo demás frustrado, los asistentes prorrumpieron en un sonoro aplauso ante la defensa del soberanismo contemplado en el proyecto político expuesto por el señor Mas. Este se preguntó a su vez: "¿quien no habla de soberanía?. Si todos hablan, nosotros también podemos hablar. Una gran parte de los debates en Europa son sobre soberanía". Añadió que "este debate está en todos los ámbitos y lo estará siempre. En el fondo es un debate de capacidad de decisión dentro de un proyecto europeo que tenemos muy claro". Aseguró que están dispuestos a ceder una gran parte de la soberanía a Europa en defensa del proyecto en común, pero "a partir de aquí, el resto la queremos toda (la soberanía) o toda la que podamos. Y esto no se si es un capricho o un pecado soberanista, pero es nuestro proyecto". Es aquí cuando los asistentes prorrumpieron en un cálido y sonoro aplauso.

Resulta revelador que aquellos que hasta hace poco no querían siquiera relacionar soberanía y Catalunya, en el presente aplauden con sincera calidez a un político que hable con normalidad sobre ello. ¿Será como consecuencia del cambio generalizado de paradigma que se ha producido en el seno de la sociedad catalana?. Rotundamente, sí. Pero tal circunstancia no es reconocida por el Partido Popular y por el Partido Socialista. Y nunca lo será. La razón de ello es que no forman parte de la centralidad catalanista. Viven inmersos en su propia burbuja extraterrestre, ajenos a la realidad ciudadana. Las deudas y la fidelidad que tienen con España les impide actuar a favor de los catalanes. Cualquier consigna pro-española que pueda dictarse desde Ferraz  y Génova, prevalece sobre los intereses de Catalunya. En tales circunstancias, la mejor manera que tienen de boicotear los anhelos financieros catalanes, es reclamar un consenso imposible. Salvo que las renuncias sean tales, que todo quede en un diluido acuerdo de mínimos, por supuesto bajo un consenso de máximos.

El M.H.S. Artur Mas i Gabarró debería ir al grano, de una puñetera vez. Que el Partido Popular y el Partido Socialista sigan mareando la perdiz, si es de su agrado. Pero los ciudadanos catalanes, hartos del café para todos, de la hidalguía castellana y de sus incongruentes prioridades, y cansados de ser como una exhausta vaca lechera, seca y famélica en manos de España, hemos optado por la plena soberanía, por la necesaria independencia. La verdad, poco nos importa ya la opinión de tirios y troyanos. Que la Santa Alianza descanse en paz. Y Catalunya, en la gloria. Amén.




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