Últimamente, determinada prensa peninsular ha incrementado las hostilidades contra Catalunya, mediante trastocados artículos periodísticos y furibundos comentarios políticos, expuestos públicamente con renovado descaro. En especial -pero no exclusivamente- desde los mass media conservadores, en manos de la derecha más ultra-españolista. Singularmente en publicaciones madrileñas de gran difusión, en variopintas tertulias de radio y TV y otros programas de opinión. Suelen argumentar sus simplistas análisis y supuestas informaciones, según afirman debidamente contrastados, como consecuencia y al amparo de la grave situación económica, financiera, política y social que padece España en la actualidad. Y que adquiere la máxima intensidad en Madrid, cuna del centralismo sociológico español, estrepitosamente fracasado en nuestros días. ¿Que mejor manera existe, para mantener alta la moral de los compatriotas, si no es denunciar a supuestos enemigos externos, culpándolos de todos los males que corroen a la sociedad?. Esto permite, además, amagar las responsabilidades propias, así como disimular, e incluso ocultar las carencias, impotencias, errores y estupideces cometidas por los que gobiernan, no olvidemos, gracias a los votos recibidos de los ciudadanos. Quienes a su vez y en última instancia, son también responsables de los desmanes cometidos por los representantes democráticamente elegidos por ellos mismos.
Diríase que se está extendiendo la idea que Catalunya debe ser "expulsada" de España. ¿Porqué?. Muy sencillo. Acusan a Catalunya de acumular una deuda de más de 42.000 millones de €. Como sea que este año los vencimientos se acercan a los 13.000 millones, y los ingresos de la Comunidad son de apenas 17.000 millones (¿?), más 5.000 millones por transferencias del generoso Estado Español, afirman que Catalunya no podrá hacer frente a sus obligaciones, lo cual conduce irremediablemente a la quiebra real de la comunidad. En su opinión, apelar al tópico déficit fiscal catalán no sirve de nada, puesto que "se trata de una falacia nacionalista, fruto de las trampas económicas que Catalunya realiza contra España".
Vaya por delante que me declaro absolutamente dispuesto y a favor que Catalunya sea expulsada del Estado Español. Y si puede ser ayer, mejor que mañana. Cuanto antes. Me alegro que vean en ello la oportunidad del renacer de su nación. Puesto que, si realmente creen lo que dicen, ¿porqué aguantar la pesadez de Catalunya?. ¿Porqué soportar el supuesto victimismo de los catalanes que, además, ponen en cuestión la sagrada unicidad de España?. Bromas aparte, los desvaríos nacionalistas españoles no pueden ocultar ni disimular la realidad, la verdad, a Catalunya y a los catalanes. Y lo que representa para esta nación estar sometida a la voluntad e insoportables exigencias de España. En realidad, creo que este tipo de tonterías tan castizamente defendidas por las obsoletas élites madrileñas, no convencen a casi nadie en España. Hallaríamos múltiples argumentos válidos para rebatir las estupideces que propalan tales castas.
Por ejemplo: ¿Saben los españoles que durante el año 2011 las inversiones del Estado en Catalunya, aprobadas en los Presupuestos Generales, fueron 2.435 millones de €, de los cuales sólo se ejecutaron 865 millones, es decir, el 35,53%?. Algún listillo podrá aducir que en una situación de crisis, es normal que no se pueda ejecutar todo lo presupuestado. Cierto.... si no fuera falso. La Intervención General de Estado despeja cualquier duda que pudiera existir al respecto. Aragón vio ejecutado el 120,28% de lo presupuestado; Madrid el 111,65% (1.509 millones presupuestados, 900 menos que Catalunya; 1685 ejecutados, doble que Catalunya); La Rioja, 108,26%; Navarra, 105,07%; Baleares, 104,20%. Por cierto, por detrás de Catalunya, no encontramos ninguna comunidad autónoma más. Como es habitual en las inversiones del Estado Español desde tiempos inmemoriales, los catalanes no sabemos que es el cumplimiento íntegro de la más importante ley debatida, enmendada y aprobada por el Congreso de los Diputados y el Senado, cada año: los sagrados Presupuestos Generales. Catalunya siempre resulta la última clasificada, entre todas las comunidades autónomas, en el listado territorializado de inversiones ejecutadas. Esta situación intentó ser corregida mediante la disposición adicional tercera del vigente Estatuto de Autonomía. A la vista está el cumplimiento y escasa utilidad de esta Ley Orgánica, tan española como los propios presupuestos. Desde la entrada en vigor del maltrecho Estatuto, España ha acumulado una deuda con Catalunya de casi 2.700 millones de € -diferencia entre lo aprobado y lo ejecutado-. Además, jamás se ha alcanzado el 19% de la inversión total del Estado, de acuerdo con el mandato estatutario. Este porcentaje equivalente a la participación de Catalunya en el PIB de España. Ni siquiera se acerca al porcentaje de población, 16% de catalanes, sobre el total del Estado. ¿Podemos considerar el trato de España a Catalunya, cuanto menos discriminatorio?. Rotundamente, sí. Estamos ante un escandaloso agravio, tan imperecedero como vergonzoso.
¿Quieren conocer los españoles otro ejemplo de lo que representa para los catalanes seguir unidos a España?. Ahí va. Según la memoria de la Agencia Tributaria, Catalunya es la comunidad autónoma en la que el Ministerio de Hacienda realiza mayor número de inspecciones fiscales en todo el Estado. El propio sindicato de inspectores de Hacienda GESTHA, cree que se trata de una situación de desigualdad manifiesta, ya que en Catalunya hay 260 inspectores más que en Madrid, a pesar de que se detectan menos casos de fraude fiscal. Entienden la existencia de mayor número de inspectores, puesto que hay más empresas. Pero no entienden que se recaude más en Catalunya (311 millones el año 2008), mientras que en Madrid, sede social de las mayores empresas del Estado, apenas recauda 155 millones. En definitiva, en Catalunya se realizan el doble de inspecciones fiscales que Madrid y seis veces más que Andalucía. El vicepresidente del sindicato, Josep Maria Mollinedo considera que las inspecciones están mal repartidas ya que se dedican más inspectores a los que menos defraudan. "Las grandes empresas con residencia fiscal en Madrid tienen unos despachos contables que no dejan rastro. En Catalunya existen más emprendedores. Y por lo que respecta a los inspectores, al haber más manos y más ojos, pueden descubrir más fraude". La pregunta que surge a continuación resulta evidente: ¿Porqué no aumenta el número de inspectores allí donde potencialmente existen mayores probabilidades de fraude, es decir, en Madrid?. ¿Será tal vez por culpa de la crisis?. ¡No!. Lo que pasa es que el Gobierno de España, del Partido Popular, confía ciegamente que la amnistía fiscal que recientemente ha decretado, por sí sola, resuelva la gran evasión que algunos optimistas-pesimistas cuantifican entre 80.000 y 100.000 millones de € para todo el Estado Español.
Podría seguir enumerando multitud de cifras, decisiones, estadísticas, todas ellas ejemplificadoras del coste que tiene para Catalunya la forzada unidad con España. Baste mencionar unas pocas más. Discriminación en las subvenciones para los discapacitados catalanes -50% inferior a la media estatal-; en las becas -16% estudiantes estatales, 10% becas del Estado-; casilla 0,7% de la declaración de Renta -aporta el 25%, recibe 11%-. Todo se resume en dos sencillas palabras: expolio fiscal. Desde siempre, Catalunya ha venido transfiriendo en un supuesto acto de solidaridad, entre el 8% y el 11% de la riqueza que genera, como beneficio neto de España y perjuicio directo sobre los catalanes. Año tras año. Con bonanza económica y en tiempos de crisis. Concretamente, el año 2009 -último conocido-, 16.409 millones de € desaparecieron de los bolsillos catalanes rumbo a Madrid. 1.370 millones de € cada mes. 45 millones € al día. Es decir, 2.241 € por catalán. Catalunya ingresó en las arcas estatales 61.812 millones de €. Catalunya recibió de las arcas estatales 45.403 millones de €. Saldo a favor de España, 16.409 millones de €. Además de las cotizaciones de trabajadores y empresas catalanes, a la Seguridad Social. Recordemos que los vencimientos de la deuda catalana ascienden a 13.000 millones de €. Con el importe de un año de expolio, aun sobrarían 3.000 millones. Con tres años de expolio, se saldaría la deuda y sobrarían 5.000 millones de €.
¿Se ajusta a la realidad cuando un ciudadano catalán afirma que España le roba parte de su bienestar, en absoluto supérfulo, para beneficio de los españoles?. Por supuesto que sí. Gracias a ello, la mayoría de ciudadanos del Estado gozan de mayor bienestar que los catalanes. Resulta absolutamente cierto el expolio. Y además, un ciudadano catalán no solo debe aguantar esta insostenible sustracción por parte de España. Y la pobreza que ello acarrea. También soporta la agresiva hostilidad de distintos estamentos del Estado español, hacia la cultura y la lengua catalanas.
Diríase que se está extendiendo la idea que Catalunya debe ser "expulsada" de España. ¿Porqué?. Muy sencillo. Acusan a Catalunya de acumular una deuda de más de 42.000 millones de €. Como sea que este año los vencimientos se acercan a los 13.000 millones, y los ingresos de la Comunidad son de apenas 17.000 millones (¿?), más 5.000 millones por transferencias del generoso Estado Español, afirman que Catalunya no podrá hacer frente a sus obligaciones, lo cual conduce irremediablemente a la quiebra real de la comunidad. En su opinión, apelar al tópico déficit fiscal catalán no sirve de nada, puesto que "se trata de una falacia nacionalista, fruto de las trampas económicas que Catalunya realiza contra España".
Vaya por delante que me declaro absolutamente dispuesto y a favor que Catalunya sea expulsada del Estado Español. Y si puede ser ayer, mejor que mañana. Cuanto antes. Me alegro que vean en ello la oportunidad del renacer de su nación. Puesto que, si realmente creen lo que dicen, ¿porqué aguantar la pesadez de Catalunya?. ¿Porqué soportar el supuesto victimismo de los catalanes que, además, ponen en cuestión la sagrada unicidad de España?. Bromas aparte, los desvaríos nacionalistas españoles no pueden ocultar ni disimular la realidad, la verdad, a Catalunya y a los catalanes. Y lo que representa para esta nación estar sometida a la voluntad e insoportables exigencias de España. En realidad, creo que este tipo de tonterías tan castizamente defendidas por las obsoletas élites madrileñas, no convencen a casi nadie en España. Hallaríamos múltiples argumentos válidos para rebatir las estupideces que propalan tales castas.
Por ejemplo: ¿Saben los españoles que durante el año 2011 las inversiones del Estado en Catalunya, aprobadas en los Presupuestos Generales, fueron 2.435 millones de €, de los cuales sólo se ejecutaron 865 millones, es decir, el 35,53%?. Algún listillo podrá aducir que en una situación de crisis, es normal que no se pueda ejecutar todo lo presupuestado. Cierto.... si no fuera falso. La Intervención General de Estado despeja cualquier duda que pudiera existir al respecto. Aragón vio ejecutado el 120,28% de lo presupuestado; Madrid el 111,65% (1.509 millones presupuestados, 900 menos que Catalunya; 1685 ejecutados, doble que Catalunya); La Rioja, 108,26%; Navarra, 105,07%; Baleares, 104,20%. Por cierto, por detrás de Catalunya, no encontramos ninguna comunidad autónoma más. Como es habitual en las inversiones del Estado Español desde tiempos inmemoriales, los catalanes no sabemos que es el cumplimiento íntegro de la más importante ley debatida, enmendada y aprobada por el Congreso de los Diputados y el Senado, cada año: los sagrados Presupuestos Generales. Catalunya siempre resulta la última clasificada, entre todas las comunidades autónomas, en el listado territorializado de inversiones ejecutadas. Esta situación intentó ser corregida mediante la disposición adicional tercera del vigente Estatuto de Autonomía. A la vista está el cumplimiento y escasa utilidad de esta Ley Orgánica, tan española como los propios presupuestos. Desde la entrada en vigor del maltrecho Estatuto, España ha acumulado una deuda con Catalunya de casi 2.700 millones de € -diferencia entre lo aprobado y lo ejecutado-. Además, jamás se ha alcanzado el 19% de la inversión total del Estado, de acuerdo con el mandato estatutario. Este porcentaje equivalente a la participación de Catalunya en el PIB de España. Ni siquiera se acerca al porcentaje de población, 16% de catalanes, sobre el total del Estado. ¿Podemos considerar el trato de España a Catalunya, cuanto menos discriminatorio?. Rotundamente, sí. Estamos ante un escandaloso agravio, tan imperecedero como vergonzoso.
¿Quieren conocer los españoles otro ejemplo de lo que representa para los catalanes seguir unidos a España?. Ahí va. Según la memoria de la Agencia Tributaria, Catalunya es la comunidad autónoma en la que el Ministerio de Hacienda realiza mayor número de inspecciones fiscales en todo el Estado. El propio sindicato de inspectores de Hacienda GESTHA, cree que se trata de una situación de desigualdad manifiesta, ya que en Catalunya hay 260 inspectores más que en Madrid, a pesar de que se detectan menos casos de fraude fiscal. Entienden la existencia de mayor número de inspectores, puesto que hay más empresas. Pero no entienden que se recaude más en Catalunya (311 millones el año 2008), mientras que en Madrid, sede social de las mayores empresas del Estado, apenas recauda 155 millones. En definitiva, en Catalunya se realizan el doble de inspecciones fiscales que Madrid y seis veces más que Andalucía. El vicepresidente del sindicato, Josep Maria Mollinedo considera que las inspecciones están mal repartidas ya que se dedican más inspectores a los que menos defraudan. "Las grandes empresas con residencia fiscal en Madrid tienen unos despachos contables que no dejan rastro. En Catalunya existen más emprendedores. Y por lo que respecta a los inspectores, al haber más manos y más ojos, pueden descubrir más fraude". La pregunta que surge a continuación resulta evidente: ¿Porqué no aumenta el número de inspectores allí donde potencialmente existen mayores probabilidades de fraude, es decir, en Madrid?. ¿Será tal vez por culpa de la crisis?. ¡No!. Lo que pasa es que el Gobierno de España, del Partido Popular, confía ciegamente que la amnistía fiscal que recientemente ha decretado, por sí sola, resuelva la gran evasión que algunos optimistas-pesimistas cuantifican entre 80.000 y 100.000 millones de € para todo el Estado Español.
Podría seguir enumerando multitud de cifras, decisiones, estadísticas, todas ellas ejemplificadoras del coste que tiene para Catalunya la forzada unidad con España. Baste mencionar unas pocas más. Discriminación en las subvenciones para los discapacitados catalanes -50% inferior a la media estatal-; en las becas -16% estudiantes estatales, 10% becas del Estado-; casilla 0,7% de la declaración de Renta -aporta el 25%, recibe 11%-. Todo se resume en dos sencillas palabras: expolio fiscal. Desde siempre, Catalunya ha venido transfiriendo en un supuesto acto de solidaridad, entre el 8% y el 11% de la riqueza que genera, como beneficio neto de España y perjuicio directo sobre los catalanes. Año tras año. Con bonanza económica y en tiempos de crisis. Concretamente, el año 2009 -último conocido-, 16.409 millones de € desaparecieron de los bolsillos catalanes rumbo a Madrid. 1.370 millones de € cada mes. 45 millones € al día. Es decir, 2.241 € por catalán. Catalunya ingresó en las arcas estatales 61.812 millones de €. Catalunya recibió de las arcas estatales 45.403 millones de €. Saldo a favor de España, 16.409 millones de €. Además de las cotizaciones de trabajadores y empresas catalanes, a la Seguridad Social. Recordemos que los vencimientos de la deuda catalana ascienden a 13.000 millones de €. Con el importe de un año de expolio, aun sobrarían 3.000 millones. Con tres años de expolio, se saldaría la deuda y sobrarían 5.000 millones de €.
¿Se ajusta a la realidad cuando un ciudadano catalán afirma que España le roba parte de su bienestar, en absoluto supérfulo, para beneficio de los españoles?. Por supuesto que sí. Gracias a ello, la mayoría de ciudadanos del Estado gozan de mayor bienestar que los catalanes. Resulta absolutamente cierto el expolio. Y además, un ciudadano catalán no solo debe aguantar esta insostenible sustracción por parte de España. Y la pobreza que ello acarrea. También soporta la agresiva hostilidad de distintos estamentos del Estado español, hacia la cultura y la lengua catalanas.
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