Jueves, 29 de marzo de 2012. Huelga General. Después de una jornada de cuasi-parálisis laboral en todo el Estado, al concluir el día, centenares de miles de ciudadanos se manifestaron pacíficamente por las calles de Barcelona para gritar un sonoro no a la Reforma Laboral aprobada por el Gobierno Español. Reforma que colma de plena satisfacción al mundo empresarial, a costa del recorte en derechos laborales. La magnitud de la involución que ello representa, se pone de manifiesto en algunos de los puntos que contempla la citada ley, de inspiración claramente ultra-conservadora. Contratos supuestamente indefinidos, con periodos de prueba de un año, es decir, reincidiendo en la precarización de la contratación; rebaja de las indemnizaciones por despido improcedente o no, y causas de rescisión de contratos absolutamente subjetivas; negociación de convenios de empresa, al margen de los sindicatos, de acuerdos sectoriales y del ámbito geográfico; potestad exclusiva del patrono para modificar unilateralmente las condiciones de trabajo del asalariado, incluyendo reducciones salariales, alteración de jornada y horarios, movilidad geográfica, etc...; despojar a los sindicatos de cualquier atisbo de fuerza y capacidad de actuación; y muchas cosas más.... Realmente se trata más bien de una contra-reforma laboral, puesto que otorga a los patronos una especie de derecho de pernada -siglo XXI- sobre los trabajadores. Estamos ante una nueva figura de empleados por cuenta ajena: esclavos misérrimamente remunerados, precarizados y judicialmente desprotegidos, en manos de la santa voluntad y caprichos del padre-patrono.
Mientras se producía el multitudinario desfile sindical, algunos centenares de comandos revienta-marchas se dedicaron a agredir, destrozar, incendiar, amenazar e intimidar, con inusitado salvajismo y bajo una coordinación filo-militar, todo cuanto se les ponía por delante. En definitiva, una amalgama de supuestos activistas, formada por elementos antisistema, ultras de extrema derecha e izquierda en singular maridaje, así como algunos ácratas y reputados okupas, que se dedicaron a cobrar protagonismo informativo, con la obscura pretensión de hacer buena la propaganda anunciando violencia, que desde medios ultraconservadores habian insinuado (e instigado) en días previos a la huelga. Los alborotadores, actuando como Judas, dieron pábulo a las peregrinas consignas presagiadas por la caverna mediática española, en un desesperado intento por desacreditar y demonizar a todo el movimiento sindical. Afortunadamente, ni siquiera la previsible sobreactuación de los fascistas al uso, ha logrado desdibujar el rotundo éxito cosechado en las movilizaciones sindicales del día 29 de marzo de 2012.
Viernes, 30 de marzo de 2012. El gobierno del señor Rajoy aprueba el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, que contemplan unos recortes en las cuentas públicas por importe de 27.300 millones de €, siguiendo el mandato de Mercozy, la UE y los mercados. Asimismo y entre otras medidas, anuncia una amnistía fiscal para aflorar 25.000 millones € de dinero negro y economía sumergida, que algunos estudios fiables cuantifican entre 60.000 y 80.000 millones de € fuera de control de la Hacienda Pública española. Además de unos leves retoques en el impuesto de sociedades, el recorte por ministerio es aproximadamente del 17%. Esta es la respuesta que el gobierno del Partido Popular ha dado a la huelga general. Así como un cúmulo de declaraciones, más o menos autorizadas, creíbles y/o contradictorias, recordando entre otras lindezas la plena disponibilidad de diálogo con las organizaciones sindicales sobre la reforma laboral. Excepto todo aquello que sea sustancial a la misma. Es decir, lo que resulte más lesivo (agresivo) para los intereses de los trabajadores, no será renegociado y consecuentemente, no se modificará. Merkel y los comisarios de la UE apremian la determinación del Gobierno español, mientras aplauden a rabiar hasta con las orejas.
Como puede suponerse, a causa de la ostentosa prepotencia exhibida, se otea en el horizonte un crudo y tosco enfrentamiento entre gobierno popular y sindicatos. Desmesura y egoismo frente justicia laboral y dignidad personal. Ante el vergonzoso entreguismo a las peticiones de la Patronal que tiene el Gobierno de todos los españoles, ¿podía esperarse otro tipo de reacción sindical?. Me temo que no; y esto es lo que precisamente me empuja a presuponer que, en realidad, este encontronazo es deseado, es buscado, por el Partido Popular. Será la excusa perfecta para que las medidas restrictivas que propugna, se extiendan más allá del mundo económico y laboral, abarcando toda la sociedad. Especialmente y por descontado, hacia las administraciones autonómicas, como es evidente desde el minuto uno de la presente legislatura. En definitiva, la alta conflictividad que presumiblemente padeceremos los próximos meses, será utilizada para dar una vuelta de tuerca definitiva a la maltrecha democracia española.
Lo más lamentable de todas estas medidas económicas y laborales, es que resultarán baldías. Estos recortes tan contundentes, 27.300 millones en los presupuestos, y la supresión de derechos laborales y sindicales, conducirán al Estado Español hacia una profunda y prolongada recesión económica, en realidad ya iniciada. También aumentará el grado de precarización en la contratación y provocará una rebaja salarial generalizada, además del aumento del número de desempleados. Siendo todo ello claramente contradictorio con las intenciones anunciadas desde el Poder, tanto español, como europeo. No se ha aprobado ni una sola medida que estimule el consumo; ni las inversiones en infraestructuras que pudieran servir como dinamizador de la actividad económica; ni que favorezcan el crédito bancario, ahora desaparecido, a las empresas que tanto necesitan para su desarrollo; ni tan solo se ha aprobado medida alguna para combatir la lacra del desempleo desenfrenado que padece la sociedad española. Al contrario, el Gobierno, a medio plazo se verá obligado a modificar al alza el IVA, para compensar el descenso de la recaudación de impuestos causada por la recesión. Lo cual provocará una nueva disminución del consumo. Entretanto, es seguro que aumentarán los beneficios bancarios, puesto que las entidades financieras si son tratadas mimosamente por el poder político, con una deferencia y favoritismo realmente envidiables. A la vez, seguirá destruyéndose empleo. Y la economía del Estado Español se verá abocada irremisiblemente hacia el turismo de sol, playa y alpargata, pasando a ser el destino preferido de las clases medias de la Europa opulenta, de alegres jubilados del norte y de conspicuos defensores de Eurovegas, juegos de azar y empleos poco cualificados. En definitiva, empleo escasamente retribuido. Trabajos basura y marcadamente serviles. Este es el inmediato y descorazonador futuro que espera a España.
Es un porvenir nada halagüeño. Es el ocaso de los derechos laborales, de salarios justos y suficientes para poder vivir dignamente, así como el fin de la esperanza en un futuro mejor. Recortes, rebajas y escasa protección jurídica. Empobrecimiento y precariedad. Este es el horizonte que tienen reservado los mercados y el capitalismo salvaje para los ciudadanos de todo el Estado Español. Y será así mientras las buenas gentes de este Estado no se decidan a poner espalda contra muro, para contener la actual avalancha que se les viene encima, e iniciar seguidamente el camino hacia adelante, sin pausas y con renovada ilusión. Y arrollando los bastardos intereses de los mercados y la inmoralidad de los mercaderes. Sin miramientos de ningún tipo.
Viernes, 30 de marzo de 2012. El gobierno del señor Rajoy aprueba el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, que contemplan unos recortes en las cuentas públicas por importe de 27.300 millones de €, siguiendo el mandato de Mercozy, la UE y los mercados. Asimismo y entre otras medidas, anuncia una amnistía fiscal para aflorar 25.000 millones € de dinero negro y economía sumergida, que algunos estudios fiables cuantifican entre 60.000 y 80.000 millones de € fuera de control de la Hacienda Pública española. Además de unos leves retoques en el impuesto de sociedades, el recorte por ministerio es aproximadamente del 17%. Esta es la respuesta que el gobierno del Partido Popular ha dado a la huelga general. Así como un cúmulo de declaraciones, más o menos autorizadas, creíbles y/o contradictorias, recordando entre otras lindezas la plena disponibilidad de diálogo con las organizaciones sindicales sobre la reforma laboral. Excepto todo aquello que sea sustancial a la misma. Es decir, lo que resulte más lesivo (agresivo) para los intereses de los trabajadores, no será renegociado y consecuentemente, no se modificará. Merkel y los comisarios de la UE apremian la determinación del Gobierno español, mientras aplauden a rabiar hasta con las orejas.
Como puede suponerse, a causa de la ostentosa prepotencia exhibida, se otea en el horizonte un crudo y tosco enfrentamiento entre gobierno popular y sindicatos. Desmesura y egoismo frente justicia laboral y dignidad personal. Ante el vergonzoso entreguismo a las peticiones de la Patronal que tiene el Gobierno de todos los españoles, ¿podía esperarse otro tipo de reacción sindical?. Me temo que no; y esto es lo que precisamente me empuja a presuponer que, en realidad, este encontronazo es deseado, es buscado, por el Partido Popular. Será la excusa perfecta para que las medidas restrictivas que propugna, se extiendan más allá del mundo económico y laboral, abarcando toda la sociedad. Especialmente y por descontado, hacia las administraciones autonómicas, como es evidente desde el minuto uno de la presente legislatura. En definitiva, la alta conflictividad que presumiblemente padeceremos los próximos meses, será utilizada para dar una vuelta de tuerca definitiva a la maltrecha democracia española.
Lo más lamentable de todas estas medidas económicas y laborales, es que resultarán baldías. Estos recortes tan contundentes, 27.300 millones en los presupuestos, y la supresión de derechos laborales y sindicales, conducirán al Estado Español hacia una profunda y prolongada recesión económica, en realidad ya iniciada. También aumentará el grado de precarización en la contratación y provocará una rebaja salarial generalizada, además del aumento del número de desempleados. Siendo todo ello claramente contradictorio con las intenciones anunciadas desde el Poder, tanto español, como europeo. No se ha aprobado ni una sola medida que estimule el consumo; ni las inversiones en infraestructuras que pudieran servir como dinamizador de la actividad económica; ni que favorezcan el crédito bancario, ahora desaparecido, a las empresas que tanto necesitan para su desarrollo; ni tan solo se ha aprobado medida alguna para combatir la lacra del desempleo desenfrenado que padece la sociedad española. Al contrario, el Gobierno, a medio plazo se verá obligado a modificar al alza el IVA, para compensar el descenso de la recaudación de impuestos causada por la recesión. Lo cual provocará una nueva disminución del consumo. Entretanto, es seguro que aumentarán los beneficios bancarios, puesto que las entidades financieras si son tratadas mimosamente por el poder político, con una deferencia y favoritismo realmente envidiables. A la vez, seguirá destruyéndose empleo. Y la economía del Estado Español se verá abocada irremisiblemente hacia el turismo de sol, playa y alpargata, pasando a ser el destino preferido de las clases medias de la Europa opulenta, de alegres jubilados del norte y de conspicuos defensores de Eurovegas, juegos de azar y empleos poco cualificados. En definitiva, empleo escasamente retribuido. Trabajos basura y marcadamente serviles. Este es el inmediato y descorazonador futuro que espera a España.
Es un porvenir nada halagüeño. Es el ocaso de los derechos laborales, de salarios justos y suficientes para poder vivir dignamente, así como el fin de la esperanza en un futuro mejor. Recortes, rebajas y escasa protección jurídica. Empobrecimiento y precariedad. Este es el horizonte que tienen reservado los mercados y el capitalismo salvaje para los ciudadanos de todo el Estado Español. Y será así mientras las buenas gentes de este Estado no se decidan a poner espalda contra muro, para contener la actual avalancha que se les viene encima, e iniciar seguidamente el camino hacia adelante, sin pausas y con renovada ilusión. Y arrollando los bastardos intereses de los mercados y la inmoralidad de los mercaderes. Sin miramientos de ningún tipo.
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