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dijous, 26 de gener del 2012

DE INJUSTICIAS Y GENEROSIDADES. (y 3)


Es fácil atribuir la situación en que se encuentra Catalunya al victimismo, a errores propios, a la mala gestión, a supuestos despilfarros. Son los argumentos más simples y falaces que esgrimen algunos españoles para criticar y demonizar las aspiraciones soberanistas que la mayoría de catalanes sentimos en el presente. Lo cierto es que no son conscientes de la inmensa injusticia que el Gobierno de España, de distintos colores, está cometiendo secularmente contra los ciudadanos catalanes. Se limitan a aceptar como buenas las falsedades que esgrimen los políticos, sin analizar la veracidad y el rigor de la información ofertada por ellos; y como sea que los medios de comunicación españoles actúan de altavoces, cuando no de instigadores, la eficacia de la manipulación se hace evidente.

¿Como pueden ser acusados de victimistas quienes denuncian el contumaz expolio que sufrimos los catalanes?. Las últimas estimaciones lo elevan hasta los 22.000 millones de €. ¿Acaso votar a los partidos que mejor defienden los intereses catalanes no merece el mismo respeto que gozan los que votan a formaciones españolas?. ¿Donde están los errores propios, la mala gestión, los despilfarros?. ¿Tal vez es un despilfarro tener el sector público menor de todas las comunidades autónomas del Estado?. Solo el 15,7% de los asalariados catalanes son empleados públicos, mientras que en Extremadura se eleva al 33% y en Madrid al 21,1%. ¿Porqué se atribuye a  mala gestión el hecho que Catalunya sea una de las autonomías que recibe menor inversión per cápita en sanidad -equivalente a un 70% de Navarra, por ejemplo-?. La escasez en inversión per cápita, no impide ser una de las comunidades con el mejor sistema sanitario del Estado y que atiende a miles de enfermos de otras comunidades cada año. Suele ser un reproche recurrente muy extendido culpar a la inmersión lingüística en catalán como principal causante del fracaso escolar en Catalunya; es absolutamente falso; los niveles de fracaso escolar, siendo malos, son ligeramente inferiores a la media de España. Además, ¿porqué es pernicioso que la lengua vehicular sea el catalán en Catalunya, y no lo es el castellano en España, o el francés en Francia?. ¿Es despilfarro dedicar recursos a la protección y difusión del catalán y no lo es invertir centenares de millones de € cada año a la promoción y protección del castellano?. ¿Acaso no se dedican recursos públicos para la financiación de la R.A.E de la Lengua, del Instituto Cervantes, de la Academia de la Historia, etc...?. ¿No es cierto que una significativa porción de estos recursos dedicados a la defensa y difusión identitaria española, provienen en gran parte del expolio fiscal que sufrimos los catalanes, entre otros?. No creo que ningún presupuesto de ninguna comunidad autónoma, ni los Presupuestos Generales del Estado, dediquen recursos para la defensa y promoción de la lengua y cultura catalanas. Entonces, ¿tan extraño resulta que Catalunya dedique recursos a la defensa y difusión de la identidad, lengua y cultura propiamente catalanas?.

Catalunya no es perfecta. Tenemos algunos problemas y defectos similares a otras comunidades nacionales, regionales, provinciales, incluso parecidos a los que tienen los estados. Combatimos la corrupción, el desempleo y las injusticias como buenamente podemos, con escasos recursos económicos y sin apenas armas legislativas ni justicia propias. Pero sufrimos un obstáculo en el camino y desarrollo pleno de nuestra Nación que nos afecta particularmente. Nuestro mayor problema es el Estado Español. Cuando un grupo nacional cuenta con la hostilidad de un ente tan poderoso como es el aparato de un Estado-Nación distinto, el futuro se presenta muy negro para este colectivo. España ha decidido recentralizarse una vez más, para salvaguardar sus esencias patrias en los atribulados tiempos que corren. Y para lograr la salvación de su hispanidad, de su nacionalismo, procede a eliminar cualquier otro atisbo nacional que no se ajuste al propio de España, es decir, al castellano. Este es el mayor peligro que tenemos los catalanes; no podemos seguir sometidos a los intereses españoles por más tiempo. Necesitamos alcanzar al libertad que España nos hurta, porque queremos subsistir como nación milenaria que somos. Nuestra lengua  y nuestra cultura no sobrevivirán a los continuos y despiadados embites españoles. La crisis económica que sufrimos, agravada por la explotación y expolio de nuestros recursos en beneficio de España, nunca será superada si seguimos sometidos a los insaciables intereses y necesidades españolas.

Hora es ya de forzar a nuestros políticos para que prioricen los intereses de los ciudadanos catalanes por encima de cualquier otra consideración. Debemos exigir que la Generalitat encabece el movimiento que nos lleve a la plena soberanía, venciendo nuestros propios temores y las amenazas, chantajes y mentiras que desde España vomitarán contra Catalunya. Solo el enfrentamiento político en democracia, la inteligencia y la determinación permitirán a Catalunya sobrevivir al reto que España nos está lanzando. Si no cabemos en una España plurinacional, plurilíngüe y pluriculrural; si económica y socialmente no podemos desarrollarnos y nos empobrecemos irremisiblemente; si fiscalmente estamos exhaustos y si nuestra lengua y cultura son perseguidas y acosadas por la justicia y por los políticos nacionalistas españoles, sin pausa alguna, ¿que pintamos dentro del Estado, dentro de España?. Nada; absolutamente nada. Solo la independencia de esta España henchida de soberbia y agresividad y firmemente anclada en las viejas glorias del pasado, permitirá que Catalunya sobreviva. Y recordemos, la independencia no se pide. Se toma y se ejerce.





dimecres, 25 de gener del 2012

DE INJUSTICIAS Y GENEROSIDADES. (2)

El Gobierno español quiere negociar nuevamente el pago a plazos de los 759 millones que adeuda desde 2011. Exige controlar los presupuestos de Catalunya -lo llama armonizar- antes de la aprobación del Parlamento catalán. Ordena nuevos recortes particularmente en temas identitarios catalanes. Requiere de Catalunya un redoblado esfuerzo que contribuya a que todos logremos salir antes de la crisis; exige que rememos cual galeotes a favor de España. Y amenaza con re-implantar los conceptos de nación única, Gobierno de España y Nación española.

A cambio, el Gobierno de Catalunya ofrece limitar el déficit más de lo que obliga el Estado; califica (Duran i Lleida) de fluido y positivo el diálogo con el Gobierno de España sobre la disposición adicional tercera -cobrar a plazos-; y acepta la nefasta armonización centralista, sin mayores reservas. La pregunta es, ¿porqué?. La respuesta es evidente. Catalunya carece de auténtica autonomía; ni política, ni financiera, ni siquiera administrativa. Aquello que se había presentado como Estado de las Autonomías nunca fué del agrado de los poderes fácticos españoles. Estos poderes han manipulado los hilos que controlan los movimientos del aparente escenario democrático español, como si de un teatro de marionetas se tratara, y  quieren reducir hasta el nivel de vulgares y mínimas gestorias administrativas las actividades y competencias de las comunidades autónomas, especialmente de Catalunya. La Generalitat ha pasado a administrar los escasos recursos que llegan desde Madrid, a condición de mostrar la inmensa gratitud que tan señera institución catalana siente hacia la generosidad de España hacia sus súbditos más preciados (y preciosos): los catalanes.


Convergencia i Unió es victima, una vez más, de la escasa valentía política que exhiben sus dirigentes. Cabría esperar que en defensa de la Nación catalana, por lo menos la Generalitat exigiera el cumplimiento de la ley española y rechazara sin más, re-negociar nuevamente el pago de los recursos aprobados desde 2011 y recogidos en los Presupuestos Generales del Estado. Debería reclamar la lealtad institucional que tanto se echa en falta en los partidos políticos nacionalistas españoles que configuran los sucesivos gobiernos de España. ¿Acaso los ciudadanos catalanes debemos aceptar sin rechistar que España es la única Nación, porqué lo dicen ellos o sus leyes?.

La falta de coraje político del señor Mas, de su gobierno y de la coalición que los sustenta, es palmaria. Y se agrava a causa de la pusilanimidad del señor Duran i Lleida, con sus peculiaridades, particularismos y complicidades madrileñas. El consejero señor Mas-Colell, pronunció recientemente una frase en sede parlamentaria que es un resumen preclaro de lo que cree es la situación de Catalunya en España. Dijo: "Tenemos derecho al aval del Reino de España para nuestra deuda, y si no que nos expulsen". Es decir, somos España, nuestra deuda es la suya y viceversa; pero si lo prefieren, que nos dejen ir. ¿Donde quedan el legítimo orgullo, la anhelada justicia, la catalanidad y los recursos expoliados por la inefable España?. ¿Solo podemos aspirar a la soberanía, si lo quiere España?. Alguien debería repetir hasta la saciedad que la independencia no se pide; se toma y se ejerce. Y se ejerce cuando la situación de un país y de sus ciudadanos se vuelve insostenible; cuando las leyes son utilizadas por el estado colonizador contra los intereses de los colonizados y contra un mínimo sentido de justicia exigible; cuando el país expoliado está exhausto, desangrado y hastiado. Es decir, la independencia de una nación se produce cuando las injusticias, opresiones y expolios que sufren los colonizados, son similares a los que sufrimos en la actualidad los catalanes. Tampoco comparto la opinión expresada por la vicepresidenta de la Generalitat, señora Joana Ortega. Ha sentenciado que Catalunya no es suficiente madura para pronunciarse en un referéndum de autodeterminación. Ingenuamente, afirma que el principal objetivo de ahora es el pacto fiscal. Ambas afirmaciones, no al referéndum y si al concierto económico, denotan la impropia inmadurez de esta señora, por otro lado muy respetable a pesar de las dudas que plantea su curriculum. Estas son las características que adornan algunos de nuestros más significados políticos; ingenuidad, inmadurez, falta de autoestima y desconcierto. ¡Y el futuro Catalunya y el bienestar de los ciudadanos está en sus manos!.

En realidad, el sentido de esta última exclamación no es correcto, ya que el futuro de Catalunya y el bienestar de sus ciudadanos está en nuestras propias manos y lo alcanzaremos a pesar de nuestros apocados dirigentes políticos, exultantes de ternura e ingenuidad.




dimarts, 24 de gener del 2012

DE INJUSTICIAS Y GENEROSIDADES. (1)

Rajoy pagará a Catalunya si acepta una armonización. El Gobierno catalán limitará el déficit más de lo que obligará el Estado. Rajoy pagará los 759 millones del Estatuto después de las elecciones andaluzas. Del "Gobierno de España" a "nación única".  Estos son algunos de los titulares que la prensa catalana ha dedicado sobre diversas noticias que hacen referencia a las maltrechas relaciones entre Catalunya y España. Son muy significativas y esclarecedoras de las reales intenciones que cabe esperar del Gobierno Rajoy. Si nos tomamos la molestia de leer la totalidad de las noticias, apreciaremos con mayor nitidez la cínica actitud del gobierno español y el indisimulado desconcierto que muestran algunos políticos catalanes, con el gobierno a la cabeza. Las intenciones españolas no pasan precisamente por actuar con la justicia y lealtad debidas cuando se trata satisfacer los intereses de Catalunya. En definitiva, quieren que luchemos todos para vencer la crisis y salvar el barco en que viajamos, que es España.

Una vez más, los gobernantes españoles intentan que los catalanes rememos en beneficio de España, como si  fuéramos unos pobres galeotes. Anuncian que pagarán 545 millones de € a cuenta de la liquidación del 2010, que debe hacerse efectiva el próximo mes de julio. Es decir, con suma generosidad adelantan la mitad de una cantidad que ya es catalana, para que la Generalitat mitigue los problemas de liquidez que padece por culpa de los incumplimientos previos del Gobierno de España. Proclaman también que una vez superadas las elecciones andaluzas del próximo mes de marzo, los 759 millones de € de la disposición adicional tercera del Estatuto de Autonomía se verán recogidos, nuevamente, en el presupuesto de 2012; como ya ocurriera en 2011. Déjà vu. Advierten pero, que para hacer efectivo dicho importe procederán a re-negociarlo bilateralmente con el gobierno catalán; por supuesto, el pago se efectuará a plazos, al objeto de evitar las críticas del resto de autonomías. El Gobierno de España no quiere aparecer como el gran valedor de Catalunya, pués en España está muy mal visto.

En definitiva, el Partido Popular utiliza la crisis financiera de Catalunya, para imponer una armonización autonómica que evite duplicidades y sume sinergias, dicen. Madrid quiere un detallado informe de las comunidades, especialmente de Catalunya, antes de la aprobación de los presupuestos, para dar el visto bueno pertinente. Exige nuevos ajustes en acción exterior -delegaciones de Madrid, Perpinya y otras-; también pide recortar los recursos del Centro de Estudios de Opinión, el Memorial Democrátic y el Palau de la Música, entre otros. No obstante estas exigencias, no han dudado, por ejemplo, incrementar los impuestos directos, que en el caso de Catalunya alcanza niveles propios de Escandinava; este incremento de la presión fiscal significa un aumento del expolio catalán en 1.200 millones € al año. A cambio, España ofrece servicios, prestaciones e inversiones propios de Grecia o Moldavia y ligeramente superiores a Eritrea. Por supuesto, España no recortará en embajadas, a pesar del escaso valor de la acción exterior, nulo rendimiento económico y nimiedad cultural que presentan algunas inútiles delegaciones españolas que, por ejemplo, reciben cuantiosas sumas para construir piscinas o redecorar residencias diplomáticas. Tampoco han disminuido en el Ministerio de Cultura, los recursos económicos para adquisición de colecciones artísticas privadas -preferentemente catalanas-; ni a la Real Academia de la Lengua, al Instituto Cervantes, al Teatro Real de Madrid, ni a las envidiadas y numerosas pinacotecas que inundan la capital española. Se trata de exigir recortes en identidad catalana, dejando incólumes las aportaciones identitarias españolas, incluyendo algunos centenares de millones de euros que se dedican año tras año, por ejemplo, al mundo del toreo, fiesta nacional española por antonomasia.

Madrid pretende apuntillar la autonomía catalana a base de estrangular sus finanzas. Ignora la autonomía política, combatiendo y anulando la mínima autonomía financiera que supuestamente goza Catalunya. El ministro Montoro, en una reciente entrevista en La Vanguardia, se permite poner en duda el déficit fiscal catalán, argumentando que no cree que se eleve hasta el 9% del PIB, puesto que existen mil modos distintos de cálculo que dan múltiples resultados dispares. En definitiva, reniega de los estudios oficiales que el propio gobierno español hizo no hace mucho tiempo, que cifraban el déficit fiscal catalán en más de 15.000 millones de euros y que posteriores estudios académicos plenamente fiables e independientes, elevan hasta 22.000 millones de € anuales. El actual gobierno popular quiere que las autonomías sometan sus presupuestos a la aprobación previa de Madrid. Imponen el pago de las deudas que tienen contraídas con la Generalitat a plazos, y cuando convenga a los  intereses electorales del Partido Popular; se permite elogiar los esfuerzos de Catalunya contra el déficit, pero exige más sacrificios, sobre todo en identidad catalana, al tiempo que anuncia que una de sus prioridades será recuperar los conceptos de Nación española y Gobierno de España. El objetivo que propone es conseguir el progreso económico y social, en el marco de una nación única. "En el Partido Popular reafirmamos que la Nación, sujeto máximo de la soberanía nacional, no es otra que la Nación en que se fundamenta la Constitución y que expresa la voluntad de los ciudadanos". Este es un fragmento supuestamente no identitario de la ponencia política que los populares aprobarán en el congreso que se celebrará en Sevilla el próximo mes de febrero. Si unimos estas intenciones a las que el gobierno de la Baleares, también de PP, está poniendo en marcha contra la lengua propia de las islas -el catalán-, llegaremos a la auténtica política que defiende el partido conservador: imposición a ultranza del castellano, de la Nación española -castellana- y de los intereses y voluntad gubernamental madrileña. Naturalmente, sin un ápice de nacionalismo español presente ni latente.

A la actitud que muestra el Gobierno de España, la Generalitat de Catalunya apenas se permite responder con la contundencia y vehemencia que sería exigible. ¿Qué más tiene que suceder para que el gobierno catalán exija respeto y lealtad institucional al español?. ¿Acaso el gobierno de Madrid puede ignorar el cumplimiento de la ley (los presupuestos generales del Estado) con total impunidad?. ¿O solo cuando se trata de asuntos  catalanes?. El Gobierno de Catalunya y la coalición que lo sustenta deben ser conscientes que los ciudadanos catalanes tenemos la paciencia agotada. No queremos ser considerados como condenados a galeras, como galeotes, cuyo único objetivo consiste en bogar sin descanso para satisfacer el cómodo viaje de nuestros amos y señores, el gobierno de Madrid.  


dijous, 19 de gener del 2012

RECUERDOS Y CONSECUENCIAS. (y 2)

España ha fracasado estrepitosamente en la asunción de la pluralidad idiomática, cultural y nacional que configuran la realidad histórica del Estado Español y la administración que lo sustenta. El titulo VIII de la Constitución de 1978 ha sido un tímido y fallido intento en este reconocimiento. Pero España jamás aceptará dentro de sí una realidad nacional distinta a la castellana, como puede ser la catalana. Su única certeza es que solo España es una nación, cuya única lengua (hegemónica) es el castellano y que el Estado Español le pertenece para su uso y disfrute. El Estado es el ente protector que salvaguarda la pureza e intereses inequívocamente españoles de raíz castellana, por tanto, es terriblemente excluyente y hostil a otras realidades nacionales.

En esta inacabable lucha de afirmación nacional española, el Estado ha utilizado todo tipo de armas. Persecución política y legal contra el catalán, negando la unidad de la lengua y defendiendo y promoviendo la secesión lingüística en el País Valenciano, en las Islas Baleares e incluso en la Franja aragonesa, en contra de la opinión del mundo científico y académico universal; denuncias y persecución judicial, contra la inmersión lingüística y la lengua vehicular -el catalán- del sistema educativo propio de Catalunya; falta secular de inversiones en obras públicas, en ferrocarriles, carreteras, puertos y aeropuertos; discriminaciones excluyentes y monopolistas a favor del aeropuerto de Barajas, perjudicando intencionadamente El Prat; mantenimiento de peajes perpetuos en las autopistas catalanas, mientras que la red estatal de autopistas es gratuita, pero, ¡oh, sorpresa!,  casi inexistente en Catalunya; malversar y utilizar los nombramientos del Tribunal Constitucional a favor de las tesis y posiciones políticas de los partidos nacionalistas españoles, incluyendo ignominiosas sentencias de anticonstitucionalidad; absoluto desprecio mostrado por el Consejo General del Poder Judicial sobre el deber para que jueces y magistrados sepan y utilicen obligatoriamente -como el resto de funcionarios-, en Catalunya, el idioma catalán; alentar la catalanofobia entre los ciudadanos, recogiendo firmas y adhesiones contra el Estatuto de Catalunya, por calles y plazas de pueblos y ciudades españolas; promover directa o indirectamente boicots comerciales contra productos catalanes; estimular y promover la re-centralización financiera y económica a favor de Madrid; abalar la rapiña franquista de la posguerra, apropiándose de los llamados papeles de Salamanca, así como el archivo Balcells y el legado Centellas, trasladándolos fuera de Catalunya; manipulación de la voluntad de Dalí durante su agonía, a favor del Estado Español, es decir, de museos madrileños; utilización de las competencias del Banco de España para desmantelar el sistema financiero catalán, recentralizándolo en Madrid.... ¡Son tantas las armas que España ha utilizado contra Catalunya!. Y cuando alguna agresión no surte el efecto deseado, se miente, se falsea, se manipula, se insulta y se calumnia, hasta alcanzar el objetivo que conviene a los intereses de España. Este ha sido en el pasado y es en la actualidad el proceder de las fuerzas vivas estatales, de las pomposas instituciones españolas, de los insignes altos funcionarios de la administración española y de los cavernarios medios de comunicación madrileños. Este tipo de lealtad que profesan a la idea de  España les hace cometer centenares de tropelías y desmanes, sin que sean capaces de percatarse de la injusticia que encierran sus acciones ni de lo irreales y por tanto falsos, que resultan sus análisis.

Por ejemplo, no se han apercibido que la agresividad empleada contra Catalunya, ha fomentado hasta niveles impensables hace unos pocos años el sentimiento independentista entre la mayoría de catalanes. El proceder de la España oficial es una fábrica inagotable de secesionistas. Somos centenares de miles los ciudadanos catalanes que hemos llegado a la conclusión que permanecer unidos a España no solo sustrae recursos económicos y financieros de nuestra propiedad y que debieran beneficiar nuestra sociedad, también resta prosperidad, justicia, fuerzas, empuje y ritmo, al desarrollo integral de la Nación catalana. Asimismo, constatamos que son inútiles, baldíos, los esfuerzos de los unionistas catalanes -la Santa Alianza- en la pretensión de tender puentes, buscar complicidades y adormecer sentimientos, que eviten el camino emprendido por Catalunya hacia la cada día más cercana independencia. Buena prueba de ello es la internacionalización económica (somos líderes en comercio exterior del Estado) y cultural (ferias del Libro de Frankfurt y Monterrey, bienal de Venecia) emprendida por la sociedad catalana, harta de los continuos boicots, desprecios y acosos que surgen desde la España oficial. Por todo ello, un nuevo fracaso hispano se une a los reseñados anteriormente: la imposibilidad de retener a Catalunya sometida al Estado Español por más tiempo.

Cuando un Estado no reconoce la realidad en la que se halla inmerso, esta realidad se acaba manifestando inconteniblemente ante sus atónitos ojos. El ninguneo, la falta de respeto, la discriminación, los insultos y las mentiras que los catalanes venimos sufriendo desde hace por lo menos tres siglos, se manifiestan en toda su intensidad en nuestros días. El 16 de septiembre de 1714, José Patiño dictó el Decreto de Disolución de la Generalitat de Catalunya. En 1715, el mencionado José Patiño, presidente de la Real Junta Superior de Justicia y Gobierno, informó al Consejo de Castilla que los catalanes eran un pueblo criminal y con la razón trastornada; prohibió el catecismo en catalán, clausuró Universidades y dispuso que se borrara de la memoria de los catalanes todo aquello que pueda conformarse con sus antiguas abolidas constituciones, ussáticos, fueros... El 16 de enero de 1716, Felipe V firma el Decreto de Nueva Planta, símbolo y culminación de la ocupación y colonización española de Catalunya. No hace falta decir que el fracaso más rotundo de España se inició, precisamente en aquellas fechas, pronto hará tres siglos. La pretendida unidad de Catalunya con España nunca ha existido en el pasado, ni en el presente. Una interminable pugna para la asimilación castellano-española se inició, por la fuerza, mostrando a los catalanes durante estos tres siglos, todas las flaquezas, inseguridades, debilidades y complejos de inferioridad de la España oficial y oficiosa. Cuando más acomplejada se mostraba, más hostilidad y agresividad ejercía contra Catalunya. Jamás alcanzó su objetivo. En la actualidad, Catalunya está más fuerte y es más dinámica que nunca; ansía la libertad y la plena soberanía. Nada ni nadie vencerá nuestra voluntad, nuestros anhelos. Ningún renacido José Patiño, ni Rey Felipe, seguirán aprovechándose impunemente de los catalanes y de Catalunya. Ya no buscamos el reconocimiento de nuestra identidad, de nuestra singularidad; ya no somos un hecho diferencial; solo aspiramos y exigimos el respeto debido a toda Nación libre y soberana. Estas son las consecuencias y estos los recuerdos que evidentemente no lograron borrar los informes de ningún presidente de la Real Junta Superior de Justicia y Gobierno de Castilla que, afortunadamente forma parte del pasado. Porque el futuro de Catalunya es la plena independencia. Porque solo así alcanzaremos la prosperidad y la auténtica justicia que España nos roba.




dimarts, 17 de gener del 2012

RECUERDOS Y CONSECUENCIAS. (1)

La crisis económica que azota a Catalunya y por extensión a todo el Estado Español, está degenerando en una grave confrontación política de imprevisibles consecuencias. Las manifiestas intenciones recentralizadoras y uniformadoras del Gobierno del Partido Popular, para desdibujar -en realidad, diluir- el estado autonómico pergeñado a la fuerza en la Constitución del 78, son tan evidentes como el indisimulado provecho que busca cobrar este mismo gobierno a causa de las dificultades financieras que sufre Catalunya, auténtico sujeto activo y pasivo de las veleidades nacionalistas españolas. España ha decidido poner punto final al experimento autonomista alumbrado durante la transición española, recogido en la Constitución y que según la opinión mayoritaria de stablishmen madrileño, se les ha escapado de las manos. El estado autonómico se concibió en sus inicios como la formula mágica para incardinar a las que serian bautizadas eufemisticamente como nacionalidades históricas, es decir, Galicia, País Vasco y Catalunya, en la nueva España que nacía al amparo del entendimiento -la malograda transición- entre las omnipresentes fuerzas franquistas de entonces (y ahora) en el poder y la débil oposión democrática, incapaz de vencer a la dictadura, que acabó muriendo plácidamente en la cama. 


Pronto se puso de manifiesto la incomodidad que aquella decisión produjo entre los poderes fácticos hispanos. Es decir, entre los altos mandos del ejército, altos funcionarios (franquistas) de la administración, el mundo mediático y  la judicatura del momento, la jerarquía de la Iglesia y los poderes económico-financieros, todos ellos radicados en Madrid y beneficiarios directos de la deleznable dictadura de Franco. Las tensiones en estos sectores de la sociedad española estallaron el 23 de febrero de 1981, fecha del aparentemente fracasado golpe de Estado de Tejero y Milans del Bosch. Mi opinión es que en realidad no fracasó, ya que los partidos políticos mayoritarios entonces -UCD, AP, PSOE y PCE, bajo el mando e inspiración del Rey Juan Carlos I, decidieron dar satisfacción a las inquietudes expresadas por los poderes fácticos y procedieron a alumbrar el llamado café para todos, cuya única intención fué igualar, uniformar y extender el proceso autonómico a todas las regiones españolas. Así, se lograba someter a Catalunya -no tanto al Pais Vasco, por el Concierto Económico que disfruta- al régimen común español, operación reforzada por el quebranto constitucional que había significado incluir como autonomía histórica a Andalucía, después de un vergonzoso referéndum de resultados convenientemente edulcorados y reinterpretados.

Es fácil deducir que a partir de entonces, el estado autonómico español estaba condenado al más absoluto fracaso. El afán emulador que las demandas y necesidades catalanas provocaba entre aquellos nuevos entes creados de la nada -si lo tienen los catalanes, ¿porqué no nosotros?- nos conduce directamente a la situación actual. Dieciséis comunidades autónomas y dos ciudades (Ceuta y Melilla); con sus respectivas asambleas regionales, cuerpo de  funcionarios y empresas públicas por doquier, en muchos casos televisión y radios públicas, etc.... Se crearon instituciones y se aprobó la legislación necesaria para someter a Catalunya a la voluntad (y envidias) del resto de autonomías, como el Consejo General de Política Económica y Financiera, así como la LOFCA, la inspiradora y nunca derogada LOAPA,  la legislación sobre canales públicos de TV, etc... Y, sobretodo, se provocó la inviabilidad funcional de las comunidades autónomas, para así hacer fracasar el Titulo VIII de la Constitución Española que consagra la división territorial del Estado y que diferencia claramente entre nacionalidades y regiones. Distinción abolida por las preclaras mentes pensantes de los partidos políticos nacionalistas españoles con posibilidades de alternancia en el Gobierno: Partido Popular y Partido Socialista Obrero Español.

Todo este cúmulo de circunstancias adversas, unido a la crisis económica y financiera actual como elemento aglutinador de las reales intenciones y deseos de lo que podríamos calificar como nueva hispanidad, nos ha conducido al más rotundo fracaso de este artificial proceso de falso autonomismo que durante treinta años ha pretendido, primero, dar acomodo a las aspiraciones catalanas y vascas dentro del Estado Español y segundo, reconducir y someter estas aspiraciones de las nacionalidades históricas a la interpretación sumamente restrictiva y coercitiva que tanto el PP como el PSOE han perpetrado en la aplicación de su ideario constitucional, absolutamente excluyente y rotundamente petrificado; en contraposición con las intenciones iniciales de los padres de la Constitución, que concibieron la carta magna española con suficiente flexibilidad y ambigüedad  para que la interpretación que se hiciera de la misma fuera amplia, plural e integradora. Como es evidente, el fracaso de esta noble pretensión ha sido clamoroso.

Al principio de este escrito me he permitido calificar a Catalunya como sujeto activo y pasivo de las veleidades del nacionalismo español. En efecto, según reconocen significados políticos españoles, mientras que el Concierto Económico Vasco es viable y sostenible para España, es imposible en el caso catalán. Y como sea que esta es la necesidad y el deseo que tiene Catalunya en el presente, España pasa a la ofensiva y utiliza todos los argumentos, políticos, económicos, legales, alegales o ilegales a su disposición para paralizar y frustrar las aspiraciones catalanas. Estas son las consecuencias que paso a analizar seguidamente.

dijous, 12 de gener del 2012

INCOHERENCIAS, DISPARATES. SENCILLAMENTE ABSURDO.

Convergència i Unió se ha hecho perdonar la osadía que cometieron en la votación del debate de investidura de Mariano Rajoy. Aquella negativa se ha tornado en un incongruente voto afirmativo de apoyo a las primeras medidas anti-crisis del gobierno popular -entre otras, el aumento del IRPF-, lo cual provocará un significativo incremento del expolio fiscal que sufrimos los catalanes. Hasta el punto que el Presidente Mas llegó a calificarlo como aumentar el drenaje de recursos fiscales catalanes, mientras el consejero de Economía, señor Más-Colell lo describió como incrementar la asfixia financiera  que sufre la Generalitat de Catalunya.  

Pues bien, ni drenaje, ni asfixia. El grupo parlamentario de CiU en el Congreso de Diputados justificó el voto afirmativo como un acto de valentía y coherencia política. El desfasado sentido de estado que dice poseer este grupo catalanista resulta, a estas alturas de partido, absolutamente ridículo. ¿Que necesidad tiene de comprometer su credibilidad política, si el PP goza de una sólida y sobrada mayoría absoluta?. ¿Acaso los partidos españolistas carecen de sentido de estado?. El PSOE es la formación que gobernó hasta el 20 de noviembre pasado, ¿no sería mucho más determinante que fuera este partido el que practicara el supuesto sentido de estado?. Es grotesco que CiU no explique lo que realmente pretende con este disparatado ejercicio de incoherencia; que no es otra cosa  que el gobierno de España cumpla sus obligaciones y pague las deudas contraídas con la Generalitat y a la vez conseguir en apoyo popular en el Parlamento de Catalunya para la aprobación de los presupuestos. Implora piedad, misericordia del gobierno de Rajoy, en lugar de exigir el estricto cumplimiento de la ley y buscar otros apoyos políticos. El señor Montoro amenaza con imponer sanciones a las comunidades autónomas que no cumplan con el objetivo de déficit exigido por Madrid. Es decir, el gobierno que no cumple con su obligación impone las normas para que Catalunya lo haga y, además, se reserva el derecho de no pagar las cantidades comprometidas y debidamente contabilizadas en los Presupuestos Generales del Estado (español) del año 2011. Todo esto es un enorme ejercicio de absurda incoherencia, un auténtico disparate político; tanto por parte del gobierno de Madrid, como del PP,  del PSOE y CiU, así como del gobierno de la Generalitat de Catalunya.

La Convergència Democràtica de Catalunya del señor Mas y la Unió Democràtica de Catalunya del señor Duran i LLeida, en definitiva,  la coalición CiU, tienen un irresoluto problema de identidad. No saben qué son,  si soberanistas o autonomistas; ignoran qué caminos deben seguir, si el pacto sin condiciones y el diálogo inútil o el puro y duro enfrentamiento (que les asusta). Dicen defender los intereses de los catalanes, pero el exacerbado sentido de estado del que tanto presumen, les aboca a las renuncias más vergonzosas y gratuitas. Están defraudando las esperanzas de los cientos de miles de ciudadanos que les votaron y que esperaban que sus intereses fueran defendidos prioritariamente y sin renuncias, frente la miserable actitud del Gobierno español, de los partidos políticos nacionalistas españoles y de las casposas y trasnochadas instituciones que sustentan todo el entramado de esta inacabada e insoportable España gubernamental.

En el fondo, el alma soberanista de Convergència se halla abducida por el regionalismo autonomista que predomina en la dirección de Unió y en particular, del señor Duran i Lleida. El papelón que a menudo hace CiU es fruto de esta incoherencia: la mayoria de votantes de la coalición nacionalista se considera independentista, mientras que el máximo exponente de la coalición en el Parlamento de Madrid es un declarado y activo autonomista, disfrazado de falso confederalista. Es la sublimación del absurdo.

El fiscal del Consejo de Castilla, don José Rodrigo Villalpando, el 29 de enero de 1716, promulgó la llamada "Instrucción secreta" a los corregidores de Catalunya, recién nombrados en virtud del Decreto de Nueva Planta de 16 enero de 1716, que entre otras cosas decía sobre la implantación forzosa del idioma castellano: "... pero como a cada Nación parece que señaló la Naturaleza su idioma particular, tiene en esto mucho que vencer el arte y se necesita algún tiempo para lograrlo, y más cuando el genio de la Nación como el de los Catalanes es tenaz, altivo y amante de las cosas de su País, y por esto parece conveniente dar sobre esto instrucciones y providencias muy templadas y disimuladas de manera que se consiga el efecto sin que se note el cuidado..."


España siempre ha tenido claro su objetivo. Para imponer el idioma castellano en Catalunya no dudó en ocultar sus auténticas intenciones, dictando obscenas instrucciones secretas. La astucia, las intenciones sibilinas, las falacias y manipulaciones, siempre deben ser tenidas en cuenta como características propias de la España gubernamental. Para alcanzar la meta deseada, por muy miserables que sean los recursos empleados, siempre son lícitos a los ojos de sus gobernantes. Incluso en el siglo XXI utilizan el chantaje, las coacciones y las mentiras. Ahora se permiten hacerlo a cara descubierta, deshinibidamente. Y si se trata de Catalunya, con insultante desparpajo.

Me pregunto, ¿cuantas instrucciones secretas deben existir en la actualidad en las entrañas gubernamentales españolas contra Catalunya?. Expolio fiscal, apropiación sine die de los papeles de Salamanca, falta de inversiones y discriminación en obra pública, persecución judicial contra la inmersión lingüística, imputación internacional a la autonomía catalana de ser causante de parte del desastre financiero del Estado, desmantelamiento del sistema financiero catalán, imposición de recortes en el estado de bienestar catalán, sustracción de recursos financieros consignados en los presupuestos, sentencias constitucionales humillantes, etc....  A este Estado, a este Gobierno, a estas instituciones, a estos partidos políticos españoles, CiU les ofrece el apoyo, el sentido de estado, la coherencia y la valentía, para que sigan cometiendo las inicuas tropelías -abusos- contra los catalanes. Antaño los castellanos procuraban que no se notara el cuidado; en el presente los españoles exhiben sus prejuicios catalanófobos con indisimulada soberbia, propia de la más trasnochada y cutre hidalguía.  

Convergència i Unió está perdiendo todo el crédito político conseguido hace apenas un año. La cobardía demostrada en las relaciones con el Gobierno de España, las continuas renuncias, la incoherencia, la estulticia en las votaciones parlamentarias tanto en España como en Catalunya, demuestran que no merecen ser considerados como determinantes -como los socialistas catalanes- en el futuro libre y soberano de Catalunya. El mensaje que trasmiten a la sociedad catalana en general es que son incapaces de defender nuestros intereses, nuestros derechos, individuales y colectivos, ante los incansables desafíos que lanza el nacionalismo español contra nuestra Nación. Solo un milagro les librará de volver nuevamente -y esta vez puede que para toda la eternidad- a la travesía del desierto  donde se vieron abocados tras el infausto pacto del Majestic con el PP no hace tantos años. Los catalanes hemos dado por muerto y enterrado el fracasado regionalismo autonomista que España ofreció con la Constitución de 1978, porqué la misma España ha decidido la recentralización política,  administrativa, económica, financiera y cultural de su Estado. ¿Para que narices necesitan el sentido de estado de CiU?. Sencillamente, es absurdo.






dilluns, 9 de gener del 2012

LA AMENAZA "FANTASMAL".

La asunción del máximo poder español por parte de Don Mariano Rajoy Brey, insigne registrador de la propiedad, preclaro líder del Partido Popular, también conocido como el desaparecido, significa que por fín ha mostrado su auténtica faz, como en su día hizo Darth Vader -soy tu padre- ante los atónitos ojos de Luke Skywalker. Soy el presidente del Gobierno de España, proclama henchido de sincero orgullo a sus fieles seguidores y a la humanidad entera, a la vez que se dispone a humillar y boicotear las autonomías, singularmente a Catalunya.

Mariano Rajoy ha delegado en su lugarteniente, Luis de Guindos, flamante ministro de Economía, para anunciar a través del Financial Times que en marzo se aprobará una ley para tutelar las cuentas de las comunidades autónomas. Para la aprobación de los presupuestos necesitarán la autorización previa del Estado, que se reserva el derecho a modificarlos según su voluntad e interés. Es decir, se resucita a todos los efectos la siempre latente LOAPA, a pesar que el Tribunal Constitucional de 1982 la había declarado inconstitucional. El mismo señor de Guindos en un alarde de suprema sinceridad justificó estas intenciones porque las dificultades de liquidez representa auténticamente una oportunidad para imponer duras condiciones y medidas para detener los déficits de las autonomías. Traducido quiere decir que autonomía se transformará en recentralización.


La vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría se escuda en el compromiso que tiene el Estado Español con Bruselas, para cumplir un objetivo de déficit independientemente si es autonómico o estatal. Como puede entenderse, a su juicio las culpas son autonómicas pués aparentemente son estas las que incumplen los compromisos adquiridos por España. La mayoría de comunidades se han mostrado de acuerdo con los deseos gubernamentales. Catalunya y el País Vasco, no. El caso vasco por razones obvias, ya que sus cuentas públicas están saneadas, el déficit controlado y el desempleo se halla a nivel plenamente europeo y bajo control. Estas son las consecuencias del envidiado Concierto Económico Vasco. Pero el caso catalán es más sangrante.

Catalunya lleva un  año de recortes y ajustes presupuestarios de un rigor e intensidad incomparables en el ámbito estatal español. La reducción del presupuesto de 2011 en un 10%, recortando entre otros ámbitos el estado de bienestar, no tiene parangón en España ni siquiera a nivel del gobierno central. Y esta disminución presupuestaría se ha llevado a término a pesar de la deslealtad y hostilidad mostrada por el gobierno de Madrid, que de forma arbitraria decidió quedarse para sí recursos correspondientes a Catalunya, estafando 1.450 millones de € a cuenta del Fondo de Competitividad y 759 millones de € de la Disposición Adicional Tercera del vigente Estatuto de Autonomía de Catalunya, ley orgánica sistemáticamente incumplida e ignorada por el Gobierno de España.

Artur Más i Gabarró, presidente del Gobierno de la Generalitat, teme por el futuro de la autonomía política y financiera de Catalunya. Pero como si de Obiwan Kenobi (Ben Kenobi) se tratara, se apresta a utilizar la seducción, el pactismo y el pragmatismo hasta sus últimas consecuencias; Ben Kenobi se auto-inmoló en un intento desesperado para que Luke Skywalker pudiera llevar a término la misión para la que había sido elegido. El señor Mas parece dispuesto a todo para salvar las últimas migajas de la maltrecha autonomía catalana, incluso sacrificar su credibilidad política en manos de la Estrella de la Muerte que representa España en su cruzada recentralizadora, unitarista y nacionalista. Nave gobernada por Darth Vader, alter ego de Mariano Rajoy. El señor Mas ofrece como punto de encuentro negociar un (imposible) Pacto Fiscal, a modo de acuerdo-tregua con España, para evitar que ambas naciones resulten heridas como consecuencia del encontronazo que se está produciendo entre ellas. Pero quiere ignorar que España es más sibilina, más astuta y más desinhibida que Catalunya. Tiene detrás de ella todos los recursos que poseen los estados-nación; su fuerza es incomparablemente superior; utiliza sus contactos y relaciones internacionales para buscar coartadas, presionar, chantajear, justificar y excusar sus actos al margen que sean más o menos justos, legítimos o lógicos. Artur Mas sabe que fracasará. Busca, implora desesperadamente la complicidad del gobierno de España; está dispuesto a negociar sin condiciones. Pero sus esfuerzos resultan vanos. El Partido Popular, envalentonado por la reciente victoria electoral que le ha conducido a los cuarteles en que se encuentra el auténtico Poder -después de dos legislaturas apartado de él por circunstancias que  califica de espurias-, se dispone a cumplir lo que considera su ineludible deber: hacer de España la única Nación importante de la península Ibérica; alcanzar la hegemonía cultural y lingüística utilizando una vez más como ariete el idioma castellano; reconcentrar y recentralizar todo el poder financiero, económico y mediático en Madrid; hacer de la capital española una auténtica ciudad-estado, que pueda servirse de todo el territorio peninsular y sus habitantes como meros instrumentos para conseguir mayores cotas de prosperidad económica, poder político controlador y poder mediático propagandístico.

La estrella de la muerte, destruye el planeta Alderaan para alcanzar su objetivo de esclavizar y controlar a La Galaxia. Todo esto sucede porque el senador Palpatine, es decir Darth Sidious, es un ser de irrefrenable ambición que no cejará en su empeño hasta llegar a la cúspide, ser  el Emperador de La Galaxia. Ignoro si el senador Palpatine hablaba catalán en la intimidad. Quién sí lo hacía era José María Aznar Lópezemperador in pectore de España, de la FAES y adalid inspirador de la liquidación del estado autonómico, desde tiempos pre-constitucionales. Cuando alcanzó  la presidencia de gobierno buscó la complicidad catalana y se declaró ferviente seguidor del Jordi Pujol i Soley, que como es sabido, está considerado por muchos ciudadanos de Catalunya como el auténtico maestro Yoda. Título ganado a pulso después de veintitrés años al frente del gobierno de la Generalitat. Fué su obra más celebrada haber hecho renacer políticamente Catalunya, como si de un nuevo Alderaan se tratara. Pero reverso tenebroso del señor Aznar se ha impuesto a la fuerza de la razón y la justicia. Y para cumplir con las instrucciones dimanadas del think tank conservador, el Gobierno de España se dispone a consumar la destrucción de la Nación catalana, si bien es cierto que no utilizará ningún super-láser. Basta con la coartada europea, la estrangulación económica, el interminable expolio fiscal y el aplastamiento legislativo y constitucional.

Frente a tamaño desafío solo se halla la Princesa Leia, su hermano Luke Skywalker y Han Solo, el mercenario redimido. Es decir, el pactismo dialogante catalán -en horas bajas-, la ingenua heroicidad de los catalanes y la osadía irreductiblemente independentista, mayoritaria en la sociedad catalana. El propio Yoda, es decir, Jordi Pujol viene advirtiéndonos repetidamente que Catalunya se está jugando la supervivencia como Nación, ante la agresividad mostrada por el nacionalismo español. Nacionalismo que por cierto abrazan todas las formaciones españolas, desde el PP, cuna primigenia de la más rancia hispanidad; pasando por UPyD, formación emparentada con el franquismo sociológico de izquierdas, es decir de raíces españolistas ultraconservadoras; IU, verde ecológico, rojo y gualda inútilmente federalista; y concluyendo con el PSOE, que ha hecho suyo el mensaje de españolizar el partido, los principios e incluso el  pseudo-socialismo de derechas que practica.

De los catalanes depende que el enfrentamiento con España concluya con la victoria que significará la independencia de Catalunya. Si somos capaces de imponer que nuestros parlamentarios se revistan con la representación de la plena soberanía que reside en el pueblo catalán, alcanzada después de debatir libre y extensamente en sede parlamentaria sobre las ventajas y los problemas que representa la posesión de un Estado propio, venceremos. Debemos reclamar a nuestros representantes que tengan la valentía,  la osadía y el buen juicio de enfrentarse a la legalidad española. Deben votar la asunción de la soberanía plena de los catalanes y actuar en consecuencia. Nunca un país ha alcanzado la independencia respetando la legalidad del estado que le somete y explota. El Imperio fué vencido con heroísmo, esfuerzo y sacrificio; la independencia de Catalunya solo se logrará con estas mismas armas. The battle has begun.







divendres, 6 de gener del 2012

¿LA INDEPENDENCIA NO ES UNA ALTERNATIVA?.

A los que piensan que la independencia de Catalunya no es una alternativa válida para superar la grave crisis económica, financiera y social que sufrimos, cabe decirles que es la única posible -y viable- que nos queda. Es cierto que la existencia del Estado catalán no garantizará el éxito ni la prosperidad inmediata, pero por lo menos los instrumentos que ahora están en posesión española se hallarán en nuestras manos y al servicio de nuestros intereses. De entrada, dispondremos de mayores recursos financieros; en cualquier caso, muy superiores al déficit público estimado del 4,2% del PIB actual de Catalunya. Por tanto, no se hubiera producido la execrable estafa de la evaporación de 2.200 millones de € de recursos catalanes disponibles, a causa de la mala fé del gobierno español, antes socialista y ahora popular. Por otro lado, el importe del expolio acumulado, tanto fiscal como el correspondiente a las cuotas de la seguridad social, hubieran permitido al Gobierno catalán un margen de maniobra mayor para dedicar suficientes recursos financieros a combatir la lacra del desempleo que sufrimos, inmersos en la realidad actual española. Si añadimos la asunción de la capacidad legislativa en materia de empleo, podrían alejarse del horizonte laboral catalán los negros nubarrones que anuncia la solución española, de inspiración alemana, consistente en los llamados minijobs, que como es sabido se trata de una forma encubierta de nueva esclavitud; te pagan por horas lo justo para poder alimentarte, para seguir trabajando; comiendo, trabajando, comiendo....., hasta el fín de los días. En manos de la patronal española, los minijobs se convertirán en la forma de contratación predominante y habitual, como hasta ahora ha sido el mileurismo y la temporalidad. Lo siguiente puede que sea abonar una cantidad a modo de gratificación para la empresa que proporcione un minijobs temporal y remunerado con 400 €, a cargo, como no, del nuevo empleado; lo que podemos describir como pagar por trabajar. Por supuesto y llegado el caso, libre de indemnización por despido, procedente o improcedente.

Con más recursos fiscales disponibles, los recortes serían previsiblemente más llevaderos y aceptables para los catalanes y por descontado, no afectarían al núcleo duro del estado de bienestar, esto es, sanidad, educación y servicios sociales. El nivel impositivo de Catalunya no se encontraría a la altura de los Paises Escandinavos como sí ocurre ahora. Pagamos impuestos como si fuéramos ciudadanos de Suecia, pero recibimos a cambio los servicios del Estado Español al mismo nivel de Grecia o Portugal. Y esto es así porque nuestros recursos fiscales son propiedad de España. Ella es la que gestiona, recauda, legisla, inspecciona y distribuye los impuestos de los ciudadanos catalanes, según su santa voluntad y en su propio beneficio.

Decididamente, si Catalunya tuviera  Estado propio a su disposición, las cosas serían muy diferentes. Tal vez no alcanzáramos de repente y por arte de magia la prosperidad, felicidad y justicia que merece toda Nación libre y soberana. Pero por lo menos, podríamos labrarnos el camino a seguir, nuestro propio destino. Dispondríamos de los instrumentos necesarios para combatir la injusticia, la precariedad económica y podríamos defender nuestros puntos de vista y nuestros intereses ante los abusos e imposiciones que sufre por ejemplo, el actual Estado Español a manos del mercado  y de la señora Merkel; tanto aquel como esta defienden sus particulares intereses, aun a costa del bienestar y la justicia social de los ciudadanos de terceros paises. Si así conviniera a nuestros intereses, podríamos poner espalda contra pared y enfrentarnos a todo aquello que pudiera suponer una merma en la justicia y bienestar de los catalanes. Incluso plantearnos la salida de la Unión monetaria, si fuera necesario.

La independencia de Catalunya es la única alternativa válida que nos permitirá salir del hoyo en que nos encontramos gracias a la insensatez española. Desaparecerá el temor ante la evanescente financiación autonómica de Catalunya; se esfumarán las amenazas de involución recentralizadoras de competencias, de españolización forzosa educativa y cultural, de imposición castellana, de la crónica falta de inversiones públicas. Los argumentos de la Caverna mediática madrileña pasarán a ser una divertida y lejana anécdota; la hostilidad judicial y constitucional sufridas hasta ahora quedarán confinadas en el infausto baúl de malos recuerdos del  pasado unitario-uniformador hispano. Conceptos como expolio, robo, trileros, estafa recuperarán su auténtico significado, alejados del absurdo Gobierno español actual. La independencia de Catalunya no solo es la única alternativa válida; es la mejor, la más positiva y la que mayores cotas de felicidad proporcionará a esta harta, cansada e indignada sociedad que configuramos la Nación conocida como Catalunya. Y para alcanzar la plena soberanía, solo tenemos que ser constantes, osados y valientes. Ni más, ni menos...... ¡Y no seguir perdiendo inútilmente el tiempo!.


dilluns, 2 de gener del 2012

DESPUÉS DE LA TORMENTA.

Una de las primeras medidas acordadas por el Gobierno de Madrid, presidido por Mariano Rajoy, afecta directamente las finanzas de Catalunya. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, el ministro Montero después de anunciar unos recortes (cosméticos) sobre las cuentas públicas españolas de 8.900 millones de € y una subida de impuestos de 6.000 millones,  no hizo mención a lo que posteriormente debía publicarse en el Boletín Oficial del Estado: eliminación del financiamiento previsto en los Estatutos de autonomía de Andalucía, Castilla-León, Islas Baleares y Catalunya. En el caso de Catalunya se refiere a la ya famosa disposición adicional tercera. A las comunidades autónomas que copiaron el texto catalán les ha salido el tiro por la culata. No contaban que el gobierno de España, en su afán por estafar a Catalunya, adoptara algunas decisiones que perjudicaran a comunidades inequívocamente españolas. Ante el revuelo que se ha organizado, el Ministerio de Hacienda aclara que no se eliminarán tales disposiciones, sino que se revisarán, naturalmente a la baja.

Mientras el presidente extremeño, José Antonio Monago, en su discurso de fín de año, ha dicho: lo digo alto y claro; Extremadura no es más que nadie, pero tampoco es menos que nadie. Para desvanecer cualquier duda, está frase la recitó en castellano, en vasco y como no, en catalán. El mensaje dirigido a Catalunya y Euskadi más que a sus conciudadanos, iba acompañado de loas a la Constitución y alertas a la falta de unidad que afecta el país. Otras frases muy celebradas fueron, todas las autonomías están bajo un mismo techo y una misma realidad económica; y también, que la unión de las autonomías sea el primer paso hacia la nueva España y Europa que queremos construir.


El mismo día, el señor Mas se dirigió a los catalanes en su discurso de fin de año. Destaca la mención que hizo sobre el pacto fiscal. Si la propuesta de pacto fiscal es atendida, los puentes entre Catalunya y España se reforzarán. En caso contrario, aún se debilitarán más. Deseó que el gobierno de España tenga coraje, le deseamos aciertos y le reclamamos respeto a Catalunya y auténtico sentido de Estado. Catalunya quiere ser respetada en su identidad, instituciones, cultura, derecho y lengua.


De estos tres acontecimientos que se han producido el viernes 30 de diciembre de 2011, el único relevante para Catalunya es el primero. No es más que el anuncio de las intenciones que el nuevo Gobierno de España reserva contra Catalunya. El misérrimo Estatuto de Autonomía de Catalunya no solo fué objeto del más absoluto desdén por parte del Gobierno socialista de Zapatero (recordemos, apoyaré el estatuto que apruebe el parlamento de Catalunya); también fué objeto de los perversos juegos malabares del Partido Popular, con vistosas actuaciones en las plazas y calles de muchos pueblos y ciudades de España, ante enfervorizados espectadores ávidos de sacudir estopa a los catalanes; así como fácil carne de cañón en manos de un estrafalario (extravagante en la forma de pensar y actuar) Tribunal Constitucional español. Además de todo ello, el actual Gobierno de España, igual que el anterior -mismos perros con distintos collares-, amenaza con seguir incumpliendo el mandato estatutario y si se tercia modificar, anular, suprimir, desoir e ignorar todos aquellos artículos y disposiciones  que no se ajusten a su sacro-santa voluntad e intereses, innatos como el buen y noble nacionalismo hispano que abraza el Partido Popular, sin vergüenza ni el más mínimo recato.

Que el señor Monago defienda los intereses nacionales de España, mentando a Catalunya, cabe dentro de lo previsible y de lo irrelevante. Que el señor Mas advierta -amenace, según el PP catalán- de las consecuencias que tendrá desoir las reclamaciones de Catalunya por parte de España, entra  dentro del guión que la formación catalanista tiene previsto. Sus intentos para que el Gobierno del señor Rajoy se avenga a negociar el llamado pacto fiscal, son tan persistentes... como patéticos. Temen que una rotunda negativa popular les conduzca hacia donde no desean llegar: el puro y duro enfrentamiento con España. Saben que la mayoría de ciudadanos de Catalunya hemos llegado al límite de nuestra paciencia y no toleraremos más dilaciones ni excusas de mal pagador.


Lo más grave es la actuación del Gobierno de España. El anterior preparó el terreno para que el desprestigio de la Catalunya autónoma alcanzara proyección internacional. Acusar de despilfarro y de falta de capacidad de autogobierno, a las instituciones catalanas, no solo fué una vergonzosa falacia españolista, también fué de una deslealtad impúdica. España ocultó el inaguantable expolio fiscal que sufren los ciudadanos de Catalunya. El Gobierno español decidió no pagar el único fondo -de competitividad, 1.450 millones de €- que contempla el actual sistema de financiación de las comunidades autónomas y que resulta mínimamente justo a los intereses de la Generalitat; el gobierno socialista había ido adelantando recursos a cuenta, de acuerdo con la propia ley, hasta que fué desalojado por CiU de ejercer el poder en la Generalitat; a partir de entonces acabaron los adelantos. El gobierno de Madrid, no contento con esta miserable actitud, procedió a incumplir nuevamente una ley orgánica -el Estatuto catalán- y dejó de transferir 759 millones de € de la disposición adicional tercera. Alguien tendrá que explicar detalladamente como puede un Gobierno -el catalán- hacer frente a sus obligaciones con la sociedad, si cada año le roban 22.000 millones de  € de los recursos que sus conciudadanos pagan en calidad de impuestos; así mismo, deberá justificar como puede cumplir con sus obligaciones en la contención del déficit, si quien tiene la obligación de administrar y distribuir los recursos financieros decide unilateralmente cambiar las reglas del juego a medio partido y se queda con 2.200 millones de €, para a su vez poder cumplir con las exigencias requeridas por Mercozy; esto es actuar como hace un vulgar trilero; este es el innoble proceder del Gobierno de España.

Ahora el señor Rajoy, aprovechando la senda y el impulso del gobierno socialista, decide revisar, a la baja, el sistema de financiación de Catalunya. Además, naturalmente no cumplirá tampoco con la obligación legal que recoge la mencionada ley orgánica -el infausto Estatuto catalán-. Para terminar remachando el clavo con la acusación pública que la desviación del objetivo de déficit del año 2011 es culpa de las comunidades autónomas, es decir, fundamentalmente de Catalunya.

As Spain Acts to Cut Deficit, Regional Debts Add to Woe,  titula New York Times. Este periódico explica  que el déficit presupuestario es mayor del que se esperaba. Aunque en general la situación fiscal de España no es tan grave como en Italia, presenta unas características muy particulares, graves desequilibrios de los presupuestos de las diecisiete comunidades autónomas, que han gastado imprudentemente en la pasada década. La información se ceba especialmente con la situación catalana, aportando los mismos argumentos que suelen emplear los medios madrileños en su cruzada anti-autonómica. Es decir, anti-catalana.

Un auténtico vendaval se abate sobre Catalunya. Truenos, relámpagos, la furia de los vientos. Todo parece indicar que la suerte está echada. No existe refugio alguno para Catalunya. Carece incluso de un mísero paraguas bajo el que cobijarse. Nada protege a los sometidos ciudadanos catalanes de la intemperie exterior. Pero ya se sabe, después de la tormenta aparece la calma. Y el firmamento se aclarará. Es bueno que el New York Times se haya ocupado de la (i)realidad catalana. Sus erróneas fuentes, la desinformación a que están sometidos sus crédulos corresponsales, serán vencidas por la cruda realidad, por la autenticidad de los hechos. Solo tienen que utilizar la inteligencia; deben venir a Catalunya y hablar con los catalanes. Con ciudadanos anónimos, con políticos, con gobernantes. Pregunten a los intelectuales, a los profesores universitarios, a los periodistas y sumérjanse en  la sociedad catalana y sus instituciones. No repitan los falsos argumentos madrileños como si de loros se tratara y comprenderán porqué la mayoría de ciudadanos catalanes estamos convencidos y somos firmes partidarios de la independencia plena de nuestra Nación. Es una mera cuestión de justicia, autoestima y, en última instancia, de supervivencia colectiva como pueblo. Nada más. Les esperamos con los brazos abiertos.