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divendres, 2 de desembre del 2011

REFLEXIONES SOBRE CONVERGENCIA I UNIÓ. (Y 2)

El futuro político en los próximos meses, para CiU, se presenta realmente complicado. Cierto es que intenta controlar el gasto público, pero solo a base de recortes y sin la más mínima y leal colaboración del Gobierno español. Cuadrar unas cuentas de más de 35.000 millones, recortando un 10% y sin poder contar con 2.200 millones de €, es decir, con más de un 7% del propio presupuesto -retenidos arbitrariamente por el Estado-, se antoja harto difícil. Si el Gobierno español persistiera en su fechoría, resultaría imposible. Catalunya sería inviable (ingobernable) con una reducción de casi el 20% en el presupuesto.

Pero, ¿qué hacer?. No pueden fiarlo todo a la imposible consecución del Pacto Fiscal, denostado por el Partido Popular y adulterado en su concepción de concierto a la vasca por los socialistas. Tampoco es verosímil que el señor Duran i Lleida sea la persona más adecuada  para negociar y defender sin concesiones el nuevo pacto fiscal para Catalunya. El exacerbado sentido de estado -que no es más que sumisión a los intereses unionistas españoles-, le convierten en el perfecto candidato para cosechar el fracaso más rotundo. El señor Duran i Lleida es ligeramente pusilánime, pues parece dispuesto a transigir fácilmente ante las dudas y temores evidenciadas con la idea del pacto. Un acuerdo político que pudiera significar la  cuasi-soberanía fiscal de Catalunya no parece ser algo de su agrado. Prueba de ello son las recientes declaraciones  afirmando que no conseguir el pacto fiscal no será un fracaso. Si alcanzara un auténtico éxito en las negociaciones, representaría la evaporación de sus aspiraciones políticas como personaje protagonista en el escenario español; por tanto, los temores, dudas y carencia de coraje atenazan y condicionan su capacidad negociadora.

Por lo demás, la consecución de un auténtico pacto fiscal, tipo concierto económico, es imposible. Desde el entorno popular, así como socialista, ya han dicho, por activa y por pasiva, que no es viable para España; no les proporciona ningún beneficio, al contrario, pierden la gallina de los huevos de oro. Y como en la fábula, son capaces de matar la gallina, rebuscando en sus entrañas una supuesta mina de oro, antes que reconocer que la gallina tiene derecho a vivir en paz, libertad y prosperidad.

Convergencia debe saber también que los ciudadanos catalanes no aceptaremos un sucedáneo de pacto fiscal. Y si CiU intenta hacer pasar una mera mejora del sistema actual como un triunfo incuestionable, fracasará estrepitosamente. Los catalanes queremos que el sistema de financiación de Catalunya, quede al margen del Consejo de Política Fiscal y Financiera de las Comunidades Autónomas y de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas, puesto que en una relación multilateral, curiosamente, Catalunya siempre sale perdiendo y frecuentemente se forjan extrañas unanimidades que acaban perjudicando los intereses catalanes. Así pues la relación, la negociación,  ha de ser bilateral, entre Catalunya y España. El Pacto debe incluir la totalidad de los impuestos, directos e indirectos, tasas, cotizaciones sociales...., en definitiva la recaudación, a través de una agencia tributaria propia, de todo lo que los ciudadanos, empresas e instituciones catalanas pagamos, así como la gestión, inspección, etc...   En la línea del concierto económico vasco. Ni más, ni menos.

Como puede entenderse, la hazaña se presenta imposible. España jamás equiparará la financiación de Catalunya con la del Pais Vasco y Navarra. Estas dos comunidades, al contar con la totalidad de los recursos que generan para su uso y disfrute, tienen una tasa de paro inferior a la mitad que la media del Estado. Los gobiernos de ambas comunidades aún haciendo ajustes moderados en sus cuentas públicas, no recortan ni en sanidad ni educación. Ocupan en el ranking de renta per capita, y todos los ranking's que miden el bienestar, el segundo y tercer lugar. Ninguna de estas dos comunidades recibe la consideración española de insolidarios, egoístas, chantajistas, victimistas, desleales...., como sí lo hacen con Catalunya, a pesar del empobrecimiento que sufrimos, una vez descontada la cuota de solidaridad forzosa que imponen desde España.

¿Creen los políticos convergentes que lograrán este pacto imposible?. Aun con el apoyo que pudiera recibir en la consulta que pretenden promover, fracasarán. El Estado hallará el camino para frustrar, una vez más, las ilusiones y esperanzas catalanas. Utilizará todo el arsenal político, legislativo, judicial, constitucional e incluso económico-financiero para poner en su sitio a Catalunya. Y acabará ofreciendo un nuevo pacto fiscal, dentro de la LOFCA, sometido al Consejo Fiscal, a merced de las necesidades de España, e institucionalizará la solidaridad forzosa, para que nunca más pueda ser puesta en duda por nadie. Y si esto es lo que CiU pretende vender como el mejor pacto fiscal alcanzado en la historia, las carcajadas de sus votantes y de los catalanes en general, se oirán hasta en Timbuktú. Y en la euforia desatada por este aparente triunfo, surgirán la rauxa y el seny que nos conducirán imparablemente, hacia la anhelada independencia. Pero desgraciadamente, habremos perdido tiempo y fuerzas en un imposible. Y esta es la responsabilidad de CiU, formación hegemónica de Catalunya. Esperemos que recapaciten y que eviten la embriaguez del poder.
  


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