La emergencia financiera que padece la Generalitat, provocada directamente por la miserable actitud del Gobierno de España hacia Catalunya, se está convirtiendo en una grave crisis política de imprevisibles consecuencias en el inmediato futuro. Diversas voces se alzan contra la situación en la que nos hallamos, agravada por la propia torpeza del Gobierno catalán. En efecto, se muestra incapaz de plantar cara a España y ha optado por relamerse las heridas, contemporizar con el gobierno popular -Duran declara que es un Gobierno excelente, mucho mejor que los anteriores-, y cargar sobre las espaldas de los empleados públicos catalanes, una vez más, el peso de las culpas ajenas. El Gobierno catalán se muestra desconcertado y apabullado ante tanta ignominia española. A pesar de todo lo que esta ocurriendo, parece que CiU quiere hacerse perdonar la votación negativa al discurso de investidura del señor Rajoy. Ha decidido cerrar los ojos y hacer oidos sordos a los desdenes populares, en vez de exigir respeto, lealtad y justicia para Catalunya.
Mientras la cobardía rige las decisiones que toma CiU, destacados analistas políticos, profesores universitarios, entidades públicas y privadas y periodistas de renombre, instan a la formación nacionalista para que recupere la dignidad que parece haber perdido y se enfrente de forma definitiva a España. No puede seguir pareciendo que su único objetivo es tender puentes entre dos orillas que van separándose irremisiblemente. He aquí dos ejemplos que permitirían al Gobierno catalán recuperar credibilidad ante la ciudadanía.
El Cercle Català de Negocis (CCN) insta al consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, para que transforme en definitivo el anuncio de la Generalitat sobre un cierre de cajas "transitorio". Solicitan un número de cuenta corriente en el cual poder ingresar el 30% del IRPF, IVA e Impuesto de Sociedades, que sería el equivalente al déficit fiscal catalán, para que la Generalitat pueda disponer del poder económico para pagar o no, qué y cuando, a la administración central, visto los reiterados incumplimientos del Gobierno de España. Consideran que el gobierno popular seguirá la linea marcada por los socialistas, oído el discurso del señor Rajoy y los desplantes hacia Catalunya anunciados por el PP. El CCN recuerda que los pagos a cuenta del IRPF y las cuotas de la Seguridad Social, correspondientes a los empleados públicos catalanes, a pagar al Estado Español ascienden a 3.315 millones de €. Si esta cantidad pudiera quedar a disposición del Gobierno catalán, acabarían las angustias financieras que ha provocado la ignominiosa actitud del Gobierno de Madrid.
Òmnium Cultural ha insistido esta semana para que se lleve a término un auténtico cierre de cajas, abundando en la línea que solicitó hace ya algunos meses. Además anuncian que sería perfectamente legal, pues existe un resquicio en la ley, que permite que un contribuyente, particular o empresa, pueda pagar a Hacienda a través de la Agencia Tributaría de Catalunya, siempre que sea en los plazos legalmente establecidos e informe a la Agencia Tributaria Española. Será la Generalitat la que decida, o no, la transferencia del dinero hacia el Estado. Y no hacerlo sería una decisión de exclusiva valentía política y absolutamente justa.
La situación es insostenible. No es cuestión de ser malpensados, ni desconfiados. Se trata de ser realista y entender que España intenta ahogar a Catalunya mediante la asfixia económica. Se apropian de ingentes sumas de dinero que deberían estar a disposición del gobierno catalán. Así mismo, con su desleal actitud impiden que la Generalitat pueda renegociar el endeudamiento que ha ido acumulando a lo largo de los años, a causa del interminable robo que la hacienda pública española ha efectuado contra Catalunya. Este inacabable hurto se ve ahora coronado por la estafa que practica el gobierno hispano, negando los recursos que pertenecen a los catalanes. Y es así porque el Gobierno Español quiere mostrar a los mercados, al Mundo entero, que sí cumple con sus compromisos de contención del déficit español. Aunque sea a costa de la muerte por inanición de la autonomía catalana. Tal vez el próximo año, en un gesto de aparente magnanimidad, decidan transferir una parte de la deuda para calmar la mala leche acumulada por la sociedad catalana. Será demasiado tarde, pues el autogobierno catalán aparecerá como una mera entelequia caricaturesca, dispuesto a ser intervenido para la salvación a manos del bondadoso, generoso y eficiente Gobierno de España.
Se requiere a la Generalitat para que dé un golpe sobre la mesa. Se exige al gobierno valentía para enfrentarse a España y decir ¡basta!. El M.H.S Artur Mas i Gabarró debe ponerse al frente, debe liderar la sociedad catalana en busca de la dignidad y justicia que España niega a Catalunya. La nueva España que anuncia el gobierno del señor Rajoy consiste en re-centralizar, unificar y normalizar su Estado, a costa de la nueva interpretación contemplada en el maleable, según criterios hispanos, Titulo Octavo de la Constitución del Reino de España. La glorificada transición española se hizo para que todos pudieran sentirse acogidos dentro de la democracia (española). Pero ocurrió el 23 F y su consecuencia directa, la LOAPA. El espíritu de aquella ley orgánica sobrevivió al propio Tribunal Constitucional y quedó flotando e inspirando los ambientes políticos madrileños hasta nuestros días. Después del aparente revés constitucional, surgió el café para todos. Debía ser la panacea que contuviera las ansias catalanas ligándolas al magma de dieciséis autonomías absolutamente artificiales, pero uniformes e iguales. Ceuta, Melilla, Cantabria, Murcia, Extremadura, Andalucía, las dos Castillas, Madrid, Asturias.... Si Catalunya tenia tal competencia, se generalizaba al resto. Si se negociaba un modelo de financiación, se extendía a todas las comunidades autónomas independientemente del rango y competencias que tuvieran sus respectivos estatutos; recordemos que la Constitución distingue entre nacionalidades y regiones. Lógicamente, el café para todos ha sido un rotundo fracaso. Y en consecuencia, el Estado de las Autonomías ha colapsado. La solución que el nacionalismo español propone ahora para enderezar el rumbo de su España consiste en desprestigiar y boicotear al máximo las autonomías, haciéndolas inviables financieramente. El éxito de esta estrategia se alcanzará si consigue aplastar a Catalunya. He aquí la razón de la hostilidad desatada y la premeditada asfixia programada contra las finanzas catalanas.
Hora es ya que el señor Mas desoiga a los pusilánimes e ignore o rechace las falsedades, mentiras, deslealtades y las ignominias de España. Es tiempo de liderazgo, de dignidad, de justicia. De valentía. Y puedo asegurar que no estará solo en la batalla que nos conducirá a la libertad, prosperidad y plena soberanía de Catalunya. La única alternativa al premeditado aplastamiento de nuestra Nación, es la independencia.
Mientras la cobardía rige las decisiones que toma CiU, destacados analistas políticos, profesores universitarios, entidades públicas y privadas y periodistas de renombre, instan a la formación nacionalista para que recupere la dignidad que parece haber perdido y se enfrente de forma definitiva a España. No puede seguir pareciendo que su único objetivo es tender puentes entre dos orillas que van separándose irremisiblemente. He aquí dos ejemplos que permitirían al Gobierno catalán recuperar credibilidad ante la ciudadanía.
El Cercle Català de Negocis (CCN) insta al consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, para que transforme en definitivo el anuncio de la Generalitat sobre un cierre de cajas "transitorio". Solicitan un número de cuenta corriente en el cual poder ingresar el 30% del IRPF, IVA e Impuesto de Sociedades, que sería el equivalente al déficit fiscal catalán, para que la Generalitat pueda disponer del poder económico para pagar o no, qué y cuando, a la administración central, visto los reiterados incumplimientos del Gobierno de España. Consideran que el gobierno popular seguirá la linea marcada por los socialistas, oído el discurso del señor Rajoy y los desplantes hacia Catalunya anunciados por el PP. El CCN recuerda que los pagos a cuenta del IRPF y las cuotas de la Seguridad Social, correspondientes a los empleados públicos catalanes, a pagar al Estado Español ascienden a 3.315 millones de €. Si esta cantidad pudiera quedar a disposición del Gobierno catalán, acabarían las angustias financieras que ha provocado la ignominiosa actitud del Gobierno de Madrid.
Òmnium Cultural ha insistido esta semana para que se lleve a término un auténtico cierre de cajas, abundando en la línea que solicitó hace ya algunos meses. Además anuncian que sería perfectamente legal, pues existe un resquicio en la ley, que permite que un contribuyente, particular o empresa, pueda pagar a Hacienda a través de la Agencia Tributaría de Catalunya, siempre que sea en los plazos legalmente establecidos e informe a la Agencia Tributaria Española. Será la Generalitat la que decida, o no, la transferencia del dinero hacia el Estado. Y no hacerlo sería una decisión de exclusiva valentía política y absolutamente justa.
La situación es insostenible. No es cuestión de ser malpensados, ni desconfiados. Se trata de ser realista y entender que España intenta ahogar a Catalunya mediante la asfixia económica. Se apropian de ingentes sumas de dinero que deberían estar a disposición del gobierno catalán. Así mismo, con su desleal actitud impiden que la Generalitat pueda renegociar el endeudamiento que ha ido acumulando a lo largo de los años, a causa del interminable robo que la hacienda pública española ha efectuado contra Catalunya. Este inacabable hurto se ve ahora coronado por la estafa que practica el gobierno hispano, negando los recursos que pertenecen a los catalanes. Y es así porque el Gobierno Español quiere mostrar a los mercados, al Mundo entero, que sí cumple con sus compromisos de contención del déficit español. Aunque sea a costa de la muerte por inanición de la autonomía catalana. Tal vez el próximo año, en un gesto de aparente magnanimidad, decidan transferir una parte de la deuda para calmar la mala leche acumulada por la sociedad catalana. Será demasiado tarde, pues el autogobierno catalán aparecerá como una mera entelequia caricaturesca, dispuesto a ser intervenido para la salvación a manos del bondadoso, generoso y eficiente Gobierno de España.
Se requiere a la Generalitat para que dé un golpe sobre la mesa. Se exige al gobierno valentía para enfrentarse a España y decir ¡basta!. El M.H.S Artur Mas i Gabarró debe ponerse al frente, debe liderar la sociedad catalana en busca de la dignidad y justicia que España niega a Catalunya. La nueva España que anuncia el gobierno del señor Rajoy consiste en re-centralizar, unificar y normalizar su Estado, a costa de la nueva interpretación contemplada en el maleable, según criterios hispanos, Titulo Octavo de la Constitución del Reino de España. La glorificada transición española se hizo para que todos pudieran sentirse acogidos dentro de la democracia (española). Pero ocurrió el 23 F y su consecuencia directa, la LOAPA. El espíritu de aquella ley orgánica sobrevivió al propio Tribunal Constitucional y quedó flotando e inspirando los ambientes políticos madrileños hasta nuestros días. Después del aparente revés constitucional, surgió el café para todos. Debía ser la panacea que contuviera las ansias catalanas ligándolas al magma de dieciséis autonomías absolutamente artificiales, pero uniformes e iguales. Ceuta, Melilla, Cantabria, Murcia, Extremadura, Andalucía, las dos Castillas, Madrid, Asturias.... Si Catalunya tenia tal competencia, se generalizaba al resto. Si se negociaba un modelo de financiación, se extendía a todas las comunidades autónomas independientemente del rango y competencias que tuvieran sus respectivos estatutos; recordemos que la Constitución distingue entre nacionalidades y regiones. Lógicamente, el café para todos ha sido un rotundo fracaso. Y en consecuencia, el Estado de las Autonomías ha colapsado. La solución que el nacionalismo español propone ahora para enderezar el rumbo de su España consiste en desprestigiar y boicotear al máximo las autonomías, haciéndolas inviables financieramente. El éxito de esta estrategia se alcanzará si consigue aplastar a Catalunya. He aquí la razón de la hostilidad desatada y la premeditada asfixia programada contra las finanzas catalanas.
Hora es ya que el señor Mas desoiga a los pusilánimes e ignore o rechace las falsedades, mentiras, deslealtades y las ignominias de España. Es tiempo de liderazgo, de dignidad, de justicia. De valentía. Y puedo asegurar que no estará solo en la batalla que nos conducirá a la libertad, prosperidad y plena soberanía de Catalunya. La única alternativa al premeditado aplastamiento de nuestra Nación, es la independencia.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada