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dilluns, 19 de desembre del 2011

EL "CONCILIO" DE LOS SOCIALISTAS CATALANES.

Carme Chacon, ministra de Defensa en funciones, declara que "el PSC sigue siendo el PSOE". Lo hace ante los medios de información que han seguido el Congreso del Partido de los Socialista de Catalunya, que acaba de concluir en Barcelona. La frase de esta dirigente catalana, fracasada en la última contienda electoral, es la que resume con mayor precisión lo acontecido en el cónclave socialista celebrado este fin de semana y que tantas expectativas había levantado entre los simpatizantes de esta formación política. Una ejecutiva light, de síntesis, continuista, son algunos de los calificativos empleados para definir la composición del máximo órgano socialista. El antiguo aparato del partido ha controlado el proceso de aparente renovación, con el único objeto de que nada cambie, para que todo siga igual.

Nos hallamos ante lo que probablemente será el fracaso y hundimiento definitivo del socialismo catalán, que una vez más se muestra incapaz de comprometerse con sus fieles votantes catalanes; estos son conscientes que la defensa y primacía de los intereses del PSOE van por delante, ante los propios del PSC. Seguirá sin grupo en el Congreso de Diputados -por tanto sin voz- reservándose el derecho, previo acuerdo con el PSOE, de votar diferente en el seno grupo socialista español,  pero solo en aquellos asuntos que ambas partes consideren exclusivos de Catalunya; en casos excepcionales, declaran. Es decir, un parlamentario catalán podrá votar ocasionalmente diferente de un español, sin que esta discrepancia signifique ningún castigo para el disidente, como podría haber ocurrido en la pasada legislatura. La gran victoria del PSC se resume en haber conseguido diferenciar su voto del PSOE, gratis y previo pacto, y solo en asuntos nitidamente catalanes. ¡Gran avance del catalanismo de izquierdas españolista!

¿Donde está el sector llamado catalanista?. Subsumido en el españolista. ¿Donde han quedado las aspiraciones de grupo propio en el Congreso?. Integradas en el grupo españolista. ¿Donde están los dirigentes de esta corriente catalana, señores Castells y Maragall, señora Tura, y otros?. No se sabe. Pero el M.H.S. Montilla, anterior presidente de la Generalitat, acabará su ciclo político dulcemente instalado en el confortable y opulento Senado de España.

El socialismo catalán ha desaprovechado una oportunidad de oro para refundarse, para asumir el rol que nunca debiera haber abandonado; esto es, la defensa de los intereses de los ciudadanos que aspiran a recibir del Estado la protección y oportunidades que la individualista sociedad actual le viene hurtando. Todos conocemos las recetas -de los mercados- que se aplican para vencer  la crisis económica que nos azota. Recortes en sanidad,  educación y prestaciones sociales; reformas laborales inútiles y facilitadoras del despido, nuevas contrataciones precarias, como los llamados mini-empleos a 400 €; privatizaciones de servicios públicos, copagos y tickets moderadores sanitarios; libertad total de horarios comerciales, ideal para las grandes superficies, deslocalizaciones de empresas, etc.... Todo esto, después de haber inundado el sector financiero con cientos de miles de millones de € para estabilizar los  mercados, satisfacer a las agencias de calificación y salvaguardar los intereses de los especuladores en su loca carrera de enriquecimiento desenfrenado. Ante esta realidad, el socialismo dice que quiere recuperar la sintonía con las clases medias. Quiere ocupar la centralidad en el espectro político. Para su desgracia, las clases medias están desapareciendo a pasos agigantados. Más de seiscientos mil desempleados catalanes (en gran parte de la clase media) lo atestiguan.

El antiguo aparato del partido ha controlado el proceso de aparente renovación, con el único objeto de que nada cambie, para que todo siga igual. Es decir, como la anterior ejecutiva renegó de sus orígenes socialistas, la actual no asume que la auténtica renovación pasa indefectiblemente por recuperar el auténtico socialismo. Debería girar a la izquierda, no hacer políticas propias de la derecha y, sobretodo, ser fieles a los votantes que buscan la prosperidad y esperanza más allá de los dividendos, las plusvalías, la especulación y la prima riesgo. En definitiva, los ciudadanos esperan de sus políticos que les defiendan ante los gigantescos e insaciables monstruos que pretenden comerse la parte del pastel que es suya. El socialismo catalán pretende refundarse recreándose en las miserias y vergüenzas que lo han llevado al hundimiento político que sufre en la actualidad.

Puede que las opiniones expresadas en este escrito, sean duras e inmisericordes, incluso equivocadas. Pero son sinceras. No creo que los socialistas catalanes hayan puesto punto y final al desastre del ciclo electoral que muestran las tres últimas elecciones; catalanas, municipales y generales. El sonoro fracaso cosechado debería haber servido para que se dieran cuenta que la sociedad catalana que les otorgó la confianza en el pasado, ya no es la misma. Fundamentalmente porque el partido referencia de la izquierda catalana se ha institucionalizado, se ha convertido en una máquina electoralista, populista, clientelar, hipócrita y cínica, cuyo único objetivo ha consistido en ocupar cargos, sillones, acaparar prebendas y puestos de trabajo en la administración pública -más de 40.000 nuevos empleados públicos durante los dos mandatos del gobierno de los socialistas catalanes-, olvidando que eran la izquierda y que se debían prioritariamente a todos los catalanes.


Los capitanes han sido degradados a sub-tenientes, el socialismo se ha (recon)centrado y su catalanismo, se ha españolizado. Esta es la realidad del Partido de los Socialistas de Catalunya. Triste final para unas siglas que dejan su herencia histórica, hacia ERC e ICV; legado tan honorable y rico como desaprovechado. El resto, hacia el partido nacionalista español por antonomasia, el Partido Popular. Ya se sabe, ante la duda, siempre es mejor elegir el original. Como está haciendo algún votante de la corona metropolitana de Barcelona, otrora elector español y socialista, en la actualidad español y popular.

¿No se han dado cuenta los renovados socialistas que la realidad se halla ya ahora, y más en el futuro, en la defensa de los intereses contrapuestos entre Catalunya y España?. ¿No saben acaso que ya no se puede navegar entre dos aguas?. ¿Ignoran que no existe mayor falacia que unir socialismo español con federalismo?. La herencia del socialismo catalán será recolectada por Convergencia Democrática, Iniciativa y por Esquerra. La del españolismo, por los populares. Y para el PSC, nada.

 

 






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