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dijous, 20 d’octubre del 2011

PERSONALIDADES HISPANAS: LOS "FARISEOS".

Frecuentemente, ante la realidad que condiciona nuestra existencia, tendemos a exhibir determinadas características de nuestra personalidad, ya sean positivas o negativas, que permiten a nuestros semejantes juzgar e identificar nuestros defectos y virtudes con una claridad meridiana. En política, tanto a nivel individual como colectivo, las características más evidentes -es decir, la personalidad que trasciende y predomina-, suelen ser desafortunadamente las negativas.

A mi entender, los hechos más deleznables que condicionan a una formación política y sus dirigentes, vienen definidos por la hipocresía, el cinismo y el fariseismo cargado de demagogia. En el Estado Español abundan los personajes mendaces -por fingidos-, tipo Gonzalez Pons, del Partido Popular, o Fernandez Vara, del PSOE, que hacen de la impostura un auténtico arte.

Esteban Gonzalez Pons, portavoz del PP, se ha permitido afirmar que los participantes de la Conferencia celebrada el pasado fin de semana en San Sebastian sobre el proceso de paz, señores Kofi Annan y Gerry Adams, "no tienen ni puñetera idea del tipo de conflicto que se ha vivido en el País Vasco". La desconsideración mostrada a las personalidades participantes en la reunión y las descalificaciones vertidas por el crac de la comunicación de los populares, así como por el entorno mediático de la derecha nacionalista española, demuestran hasta que punto las características negativas del PP y de buena parte de sus dirigentes, predominan ampliamente frente a las más bien escasas virtudes que imagino también adornan al Partido Popular; la imagen que ofrece este partido es pésima. La mezquindad, la ruindad de los conservadores ante la política antiterrorista practicada indiscriminadamente para combatir el nacionalismo vasco pacifico, con la utilización partidista y sectaria que ha hecho de las asociaciones de víctimas del terrorismo, el acoso mediático, judicial y económico empleado contra el mundo aberzale en general y la persecución a prensa vasca en particular, muestra claramente que la lucha de los populares no va, precisamente, encaminada exclusivamente a lograr el fin de la violencia de ETA, de acabar con el terrorismo; se extiende a la cultura, la economía, la política, en definitiva, va dirigida contra las ansias de plena soberanía que un gran número de vascos profesan. Es precisamente este sectarismo el que permite se extienda la idea que el Partido Popular ha utilizado a ETA como  espuria coartada para impedir la independencia de Euzcadi. Las características más visibles que definen al Partido Popular, a ojos de muchos ciudadanos, son precisamente, la hipocresía y el cinismo. Ya se sabe lo deleznables que resultan estos rasgos en manos de políticos fariseos, es decir, demagogos y mendaces. Tal es el caso del políglota en la intimidad ex-presidente Aznar, del exagerado y extravagante señorito andaluz Arenas, o del poeta de la épica bélica -recordemos la conquista de Perejil-, Don Federico Trillo. Todos ellos, y otros, se unen a Esteban Gonzalez Pons y configuran el grupo de coristas más variopinto que pueda encontrarse en la escena política española.  No cabe más que desear al Partido Popular que exija a sus dirigentes -como se hace con la mujer del Cesar-, además de ser honestos, la necesidad imperiosa de parecerlo.

El PSOE también anda sobrado de personalidades que podríamos calificar como auténticos catedráticos de la farsa, de la comedia, del teatro, de la superchería. Dejando al margen al amortizado señor Zapatero, es el caso del señor Bono, locuaz y florido maestro de la vacuidad; o del que hace honor a su apellido, que le define, el cortante Alfonso Guerra, profesor en el manejo del cepillo vaciador de estatutos; por no hablar de la pedestre Leire Pajin, suma sacerdotisa de históricas conjunciones planetarias. No anda a la zaga el señor Fernandez Vara, depuesto dirigente de la Comunidad Autónoma de Extremadura. Haciendo honor a las veleidades de su antecesor, señor Rodriguez Ibarra, ha sentenciado (refiriéndose a las declaraciones sobre el PER): "Al señor Durán se le ha ido la pinza". Con esta declaración pretende seguir manteniendo satisfecho y feliz a su devoto público, para que permanezca fiel y sumiso a los intereses de su periclitado partido, el mismo que ni es socialista, ni es obrero, aunque, por supuesto, si es muy español. En estas mismas declaraciones, el señor Guillermo Fernandez Vara, en un arrebato de falaz locuacidad, proclamó: "Catalunya nunca ha dado ni dará nada a España, porque las nacionalidades o regiones no dan, gobiernan y gestionan. No tributamos en función de los territorios, sino de las personas". Esta declaración me permitiría confeccionar una respuesta que por sí sola resultaría uno de los comentarios más largos de cuantos llevo escritos hasta la fecha. Baste decir que es cierto, Catalunya nunca a dado nada a España; a los catalanes nos sustraen una buena parte de nuestros recursos fiscales por fuerza. Nos expolian en nombre de una falsa solidaridad española. La magnitud del expolio que sufrimos es de tal calibre que no  tiene precedentes en ningún otro lugar del Mundo; ni siquiera los territorios alemanes, más ricos y prósperos que Catalunya, ni tampoco entre los estados americanos, existe el inmenso flujo de recursos fiscales, que circula desde el bolsillo de los catalanes -personas-, hasta el de los españoles -personas-, vía Madrid. En el caso de Catalunya, tampoco podemos gobernar ni gestionar nuestros propios recursos; de ello se encarga el gobierno central, que teóricamente reparte en función del supuesto atraso de cada comunidad autónoma, es decir, redistribuye finalistamente con criterios territoriales, lo que motiva, por ejemplo, que los ciudadanos extremeños reciban, per capita para la atención sanitaria, muchísimo más que los ciudadanos catalanes, también per capita. Y no impide de muchos ciudadanos extremeños utilicen la sanidad catalana, madrileña, o vasca, cuando requieren un costoso tratamiento por enfermedad grave; coste que no siempre es debidamente compensado por el gobierno central, como manda la legislación, lo cual contribuye a un significativo aumento del desequilibrio económico  en los sistemas de salud de las autonomías supuestamente ricas.

La hipocresía, el cinismo, forman parte del ADN político de algunos personajes de primera linea del PP y del PSOE. Esta impronta farisaica se extiende como una mancha de aceite en ambas formaciones, pringando los principios fundacionales de estos partidos, siendo ello la principal causa de la fragilidad y baja calidad democrática española. No resulta extraño que centenares de miles de ciudadanos, jóvenes y viejos, ricos y pobres, indignados al fin, se lancen a la calle exigiendo a sus políticos, especialmente aquellos que acaparan y dominan la escena pública estatal, el PPSOE, una actitud más veraz, sincera, franca, auténtica, lo cual, por cierto, es justo lo contrario de hipocresía, cinismo y fariseismo


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