Esta es la formación política que mas claroscuros atesora. Partido de aluvión que con el paso de los años ha ido perdiendo frescura y reflejos, a la vez que sus principios, su ideología, se han ido matizando, modulando e incluso diluyendo por causas básicamente internas, como pueden ser su pétrea cúpula dirigente y la incapacidad de asimilar correctamente el gran poder político acumulado a lo largo de los años. Sus victorias electorales se han convertido, en algunos casos, en sonados escándalos de presunta corrupción, o el anquilosamiento de sus lideres, a menudo faltos de preparación y carisma.
También cabe reprocharle la falta de claridad en sus relaciones con los socialistas españoles. Su ambigüedad en definir las prioridades entre los intereses de sus votantes y los intereses del gobierno socialista, cuando son contradictorios, es de una evidencia meridiana. Desgraciadamente para Catalunya, los socialistas catalanes priorizan al gobierno de Madrid frente a los deseos y necesidades de sus electores catalanes, a menudo con grave perjuicio para estos últimos.
Algunos ejemplos aclararan estas afirmaciones. Cuando se negocia el modelo de financiación de las Comunidades Autónomas de España, el PSC renuncia a la bilateralidad (por otro lado condenada por el Tribunal Constitucional) y por tanto renuncia a defender los intereses catalanes, como puede ser la inmediata aplicación del único fondo financiero favorable a estos intereses. Sus posteriores gesticulaciones no invalidan el penoso papel que tuvo que "tragar" para no contradecir a su partido hermano, el PSOE.
Desde el año de la LOAPA, el socialismo catalán ha renunciado a tener grupo parlamentario propio en el Congreso. En definitiva, ha renunciado (en beneficio del PSOE) a que su voz sea oída nítidamente; su renuncia es más evidente, si cabe, en la defensa del catalán en el propio Congreso, o en la defensa de los intereses catalanes en AENA, inversiones estatales, dando por bueno lo dictado por el gobierno central, y en mil asuntos más. El partido de los socialistas catalanes ha asumido que los intereses del gobierno de España están por encima de los intereses catalanes, o lo que es más grave, que el interés del gobierno central es el de los propios catalanes.
Por otro lado, esta dualidad PSC-PSOE tiene un resultado nefasto en la cohesión interna del Partido de los Socialistas Catalanes. Existen dos corrientes principales en su seno: los partidarios de tener grupo propio en el congreso (sector catalanista y minoritario) y los de estar integrados en el grupo socialista español (sector españolista o de los capitanes). Esta confrontación, aunque incruenta y civilizada, debilita notablemente la fortaleza y cohesión del partido. Los llamados "capitanes" han llevado al partido a una situación de descomposición, agravada por una ridícula actitud de total sumisión y acatamiento del españolismo del PSOE, sin tener en cuenta que los intereses de sus electores catalanes ya no coinciden con los intereses del gobierno central y del partido que lo sustenta. Me remito a la nefasta política económica que el señor Zapatero tiene que aplicar, a los recortes en el estado del bienestar, a priorizar inversiones absurdas en AVE o en su afán de minimizar el coste electoral, aún a costa de mantener privilegios tipo PER y similares, a costa de los recursos que los ciudadanos de Catalunya (principalmente), entre otros, deberían disponer para así mitigar y combatir la crisis económica que también sufren.
Los españolistas del PSC quieren mantener los ligámenes con España, a base de promocionar y mantener intactas las raíces andaluzas que tienen muchos de sus votantes, patrocinando y promoviendo, si cabe, fiestas, tradiciones, sentimientos y nostalgias que son de otro tiempo y de otro contexto. ¿Es que acaso no se dan cuenta los dirigentes socialistas que ahora los inmigrantes son extranjeros?.¿No se han percatado que todos los votantes socialistas tienen la condición de ciudadanos catalanes, a todos los efectos y con todas las consecuencias?. Dejen de considerar a sus seguidores como ciudadanos de segunda, inmigrantes en una tierra que no quiere cambiar su lengua propia. Los afiliados, simpatizantes, todos los socialistas son catalanes, entienden y hablan catalán (y castellano), pagan impuestos que en buena medida se evaporan de sus bolsillos camino de Madrid y no reciben las contraprestaciones que son de justicia y que sí disfrutan ciudadanos de otras comunidades, porque es desde Madrid donde se dictan los lugares, las preferencias y las personas que tienen derecho a ellas.
El partido de los socialistas catalanes tiene la disyuntiva de elegir entre defender los intereses de los suyos, o de someterse al dictado y las prioridades del partido socialista español. De su elección depende su propio futuro. Del resultado de su elección depende, además, buena parte del futuro, libre y próspero, de toda Catalunya. No les defrauden a ellos; no nos defrauden a todos.
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