Llantos. Angustia. Tristeza. Desazón. Estos son algunos de los sentimientos que se han desatado en España, después de las votaciones celebradas en toda Europa el pasado domingo, 25 de mayo. Tanto en el Estado como en la Unión la participación ha sido escandalosamente exigua y los resultados inquietantemente obscenos. La cámara europea estará repleta de parlamentarios estrafalarios y euro-escépticos, o cuanto menos muy críticos con la realidad europea de ahora que, no se olvide, es hija directa de la familia que componen el grupo popular -con Angela Merkel en calidad de matriarca-, y el socialista -con François Hollande en el papel de gran patriarca-. España, que no es más que un pésimo corolario de esta unión incestuosa conformada desde siempre en Europa, cuenta con Mariano Rajoy como madre superiora y Alfredo Pérez Rubalcaba como padre franciscano, ambos también popular-socialistas convencidos. Aparentemente, el Estado español se ve libre de esta pesadilla. "En España no hay euro-escépticos ni extrema derecha", proclaman orgullosamente.... ¡Por el contrario, está llena de frikis!. O así me lo parece.
Porqué, ¡vamos a ver!. ¿Como definiríamos un partido que se jacta de honestidad y transparencia y que se halla atrapado en las redes de la corrupción más escandalosa que nunca haya existido?. Gürtel, trapicheos y suculentas comisiones a espuertas; Bárcenas y sus millones de euros fugados a Suiza, contabilidad y caja B populares y sobres repletos de dinero negro a disposición de destacados militantes y dirigentes de este mismo partido; Jaume Matas, imputado por doce delitos de corrupción en la Baleares; Francisco Camps y la ruinosa -y turbia- megalomanía constructora valenciana; Carlos Fabra y su aeropuerto sin aviones -y su increíble suerte en la lotería-; la atemorizadora Sánchez Camacho, que viene a ser lo mismo que decir comadreo, espionaje y La Camarga; la virreina Llanos de Luna y su oneroso y cutre no-nacionalismo español; y la nefasta gestión de BANKIA, infectada por los populares hasta la médula, que arrastró tras de sí al sistema financiero de España hasta el punto de tener que ser rescatado -intervenido- por Europa. Por supuesto, según Mariano Rajoy con "un préstamo bancario en condiciones muy favorables"....¡Ecs!!!. Y que acabarán pagando incluso los tataranietos de todos los españoles....¡Buff!!!.
Hemos de tener presente que el Partido Popular es el que apoya parlamentariamente al gobierno de España. Posee una avasalladora mayoría absoluta en las Cortes. Controla todas las instituciones e instancias del Estado. Incluso aquellas que tendrían que ser teóricamente independientes o al menos neutrales. Pués bien: Este gobierno hace aguas por todas partes. Sigue a pies juntillas las demandas de la patronal española, y las de Merkel y la troika -es decir, Comisión Europea, Banco Central y Fondo Monetario-, incluidas aquellas que perjudican gravemente a jubilados, infancia, ocupados, parados y clases medias y populares, en general. Los diputados conservadores imponen sin contemplaciones el ideario político más retrógrado que jamás haya existido: LOMCE, aborto, seguridad ciudadana, amnistía fiscal para los poderosos, limitaciones y recortes en la sanidad pública, abolición de la justicia universal, para mayor gloria y fortuna de los traficantes de droga internacionales; leyes recentralizadoras y anti-autonómicas, etc.... El PP, además interfiere -manipula- el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, la fiscalía general y si se tercia, a jueces y magistrados que se pongan a tiro; y también a la policía y guardia civil, los cuales en muchos casos son utilizados como meros sicarios a las órdenes del partido hegemónico. Nombramientos de magistrados amigos y sumisos, policías que confeccionan informes contra adversarios políticos, fiscales que actúan más como abogados defensores de algunos imputados que no como acusadores, periodistas a disposición de los poderes fácticos mediante dossieres apócrifos y filtraciones interesadas de los aparatos del estado, guerra sucia desde las cloacas de este mismo estado contra políticos catalanes o contra la oposición.... Un sinfín de extravagancias y vesanias absolutamente autoritarias que definen con meridiana claridad la ínfima calidad democrática de la España popular. ¡Será por esta razón que en España no hay extrema derecha!. ¿Para que la necesitan, si la llevan por encima, por dentro y por todas partes?.
¿Que decir de los socialistas?. Como casi todas las formaciones políticas del estado también disfrutan de una buena dosis de corrupción propia. Principalmente -pero no únicamente- en Andalucía, con el escándalo de los ERE en su plenitud. A su vez, se esconden detrás de un supuesto federalismo que proponen como tercera vía -panacea-, como substituto del independentismo dominante en Catalunya. Como era previsible, el éxito cosechado ha sido realmente penoso.... ¡El federalismo socialista no se lo creen ni ellos mismos!. Lo que realmente pasa con esta formación supuestamente progresista es que ha olvidado -ha traicionado- sus orígenes y principios. La política económica y social que ha desarrollado cuando ha saboreado las mieles del poder son casi las mismas que las practicadas por el Partido Popular. El Partido Socialista Obrero Español ya no es socialista. Ni está a favor de los obreros; al contrario. Actualmente el PSOE, como el PP, no son más que vulgares correas de trasmisión de los intereses de los poderes fácticos domiciliados en Madrid, a los cuales se someten con gusto y placer. Madrit, para entendernos, ha conquistado para sí el bipartidismo español. Y lo ha trasformado en una seña de identidad de la nación española. Por supuesto, ambas formaciones no se reconocen como nacional-españolistas. O eso quieren que creamos, por cierto, sin ningún éxito.
Ante este panorama no debe extrañarnos que hayan surgido como setas nuevas o renovadas formaciones políticas, las cuales porfían denodadamente -y por el momento con éxito- para alcanzar su cuota de poder a costa del PP y del PSOE. En consecuencia, populares y socialistas tienen arcadas, sienten angustia y una inmensa tristeza, puesto que ahora tendrán que repartir el pastel con otros protagonistas. Y lo que resulta más escalofriante para ellos: confirma la tendencia a la baja de ambas formaciones. ¡Se ha acabado el bipartidismo!, se lamentan. ¡Y lloran desconsoladamente por que se cierne sobre ellos la irrelevancia política!.
Y como guinda del pastel, lo que ha hecho la Unión Europea estos últimos años no es muy diferente de lo hecho en España -excluyendo la inigualable corrupción nacional-. Además, mucho de lo hecho ha sido impuesto al Estado español -y a otros- por la misma Comisión Europea. Por tanto, no resulta extraño que la reacción de los votantes europeos haya sido similar. O viceversa. La debilidad del bipartidismo aumenta y se consolida también en el Parlamento europeo.... ¡Nunca una política de recortes sociales de inspiración ultra-liberal podría haber conseguido el suicidio político de la Unión Europea con mayor eficacia, contundencia y rapidez, sin la inestimable torpeza cometida por los jefes de estado o gobierno europeos, bajo el maternal mandato de Angela Merkel, el BCE y el FMI....!. ¡Así es la Europa de los estrafalarios!. ¡Esto es la Unión de los desdichados!. ¡Esta es la Comisión de los malnacidos....!. ¡Más bien es cuestión de frikis!. También en el Estado español.
Porqué, ¡vamos a ver!. ¿Como definiríamos un partido que se jacta de honestidad y transparencia y que se halla atrapado en las redes de la corrupción más escandalosa que nunca haya existido?. Gürtel, trapicheos y suculentas comisiones a espuertas; Bárcenas y sus millones de euros fugados a Suiza, contabilidad y caja B populares y sobres repletos de dinero negro a disposición de destacados militantes y dirigentes de este mismo partido; Jaume Matas, imputado por doce delitos de corrupción en la Baleares; Francisco Camps y la ruinosa -y turbia- megalomanía constructora valenciana; Carlos Fabra y su aeropuerto sin aviones -y su increíble suerte en la lotería-; la atemorizadora Sánchez Camacho, que viene a ser lo mismo que decir comadreo, espionaje y La Camarga; la virreina Llanos de Luna y su oneroso y cutre no-nacionalismo español; y la nefasta gestión de BANKIA, infectada por los populares hasta la médula, que arrastró tras de sí al sistema financiero de España hasta el punto de tener que ser rescatado -intervenido- por Europa. Por supuesto, según Mariano Rajoy con "un préstamo bancario en condiciones muy favorables"....¡Ecs!!!. Y que acabarán pagando incluso los tataranietos de todos los españoles....¡Buff!!!.
Hemos de tener presente que el Partido Popular es el que apoya parlamentariamente al gobierno de España. Posee una avasalladora mayoría absoluta en las Cortes. Controla todas las instituciones e instancias del Estado. Incluso aquellas que tendrían que ser teóricamente independientes o al menos neutrales. Pués bien: Este gobierno hace aguas por todas partes. Sigue a pies juntillas las demandas de la patronal española, y las de Merkel y la troika -es decir, Comisión Europea, Banco Central y Fondo Monetario-, incluidas aquellas que perjudican gravemente a jubilados, infancia, ocupados, parados y clases medias y populares, en general. Los diputados conservadores imponen sin contemplaciones el ideario político más retrógrado que jamás haya existido: LOMCE, aborto, seguridad ciudadana, amnistía fiscal para los poderosos, limitaciones y recortes en la sanidad pública, abolición de la justicia universal, para mayor gloria y fortuna de los traficantes de droga internacionales; leyes recentralizadoras y anti-autonómicas, etc.... El PP, además interfiere -manipula- el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, la fiscalía general y si se tercia, a jueces y magistrados que se pongan a tiro; y también a la policía y guardia civil, los cuales en muchos casos son utilizados como meros sicarios a las órdenes del partido hegemónico. Nombramientos de magistrados amigos y sumisos, policías que confeccionan informes contra adversarios políticos, fiscales que actúan más como abogados defensores de algunos imputados que no como acusadores, periodistas a disposición de los poderes fácticos mediante dossieres apócrifos y filtraciones interesadas de los aparatos del estado, guerra sucia desde las cloacas de este mismo estado contra políticos catalanes o contra la oposición.... Un sinfín de extravagancias y vesanias absolutamente autoritarias que definen con meridiana claridad la ínfima calidad democrática de la España popular. ¡Será por esta razón que en España no hay extrema derecha!. ¿Para que la necesitan, si la llevan por encima, por dentro y por todas partes?.
¿Que decir de los socialistas?. Como casi todas las formaciones políticas del estado también disfrutan de una buena dosis de corrupción propia. Principalmente -pero no únicamente- en Andalucía, con el escándalo de los ERE en su plenitud. A su vez, se esconden detrás de un supuesto federalismo que proponen como tercera vía -panacea-, como substituto del independentismo dominante en Catalunya. Como era previsible, el éxito cosechado ha sido realmente penoso.... ¡El federalismo socialista no se lo creen ni ellos mismos!. Lo que realmente pasa con esta formación supuestamente progresista es que ha olvidado -ha traicionado- sus orígenes y principios. La política económica y social que ha desarrollado cuando ha saboreado las mieles del poder son casi las mismas que las practicadas por el Partido Popular. El Partido Socialista Obrero Español ya no es socialista. Ni está a favor de los obreros; al contrario. Actualmente el PSOE, como el PP, no son más que vulgares correas de trasmisión de los intereses de los poderes fácticos domiciliados en Madrid, a los cuales se someten con gusto y placer. Madrit, para entendernos, ha conquistado para sí el bipartidismo español. Y lo ha trasformado en una seña de identidad de la nación española. Por supuesto, ambas formaciones no se reconocen como nacional-españolistas. O eso quieren que creamos, por cierto, sin ningún éxito.
Ante este panorama no debe extrañarnos que hayan surgido como setas nuevas o renovadas formaciones políticas, las cuales porfían denodadamente -y por el momento con éxito- para alcanzar su cuota de poder a costa del PP y del PSOE. En consecuencia, populares y socialistas tienen arcadas, sienten angustia y una inmensa tristeza, puesto que ahora tendrán que repartir el pastel con otros protagonistas. Y lo que resulta más escalofriante para ellos: confirma la tendencia a la baja de ambas formaciones. ¡Se ha acabado el bipartidismo!, se lamentan. ¡Y lloran desconsoladamente por que se cierne sobre ellos la irrelevancia política!.
Y como guinda del pastel, lo que ha hecho la Unión Europea estos últimos años no es muy diferente de lo hecho en España -excluyendo la inigualable corrupción nacional-. Además, mucho de lo hecho ha sido impuesto al Estado español -y a otros- por la misma Comisión Europea. Por tanto, no resulta extraño que la reacción de los votantes europeos haya sido similar. O viceversa. La debilidad del bipartidismo aumenta y se consolida también en el Parlamento europeo.... ¡Nunca una política de recortes sociales de inspiración ultra-liberal podría haber conseguido el suicidio político de la Unión Europea con mayor eficacia, contundencia y rapidez, sin la inestimable torpeza cometida por los jefes de estado o gobierno europeos, bajo el maternal mandato de Angela Merkel, el BCE y el FMI....!. ¡Así es la Europa de los estrafalarios!. ¡Esto es la Unión de los desdichados!. ¡Esta es la Comisión de los malnacidos....!. ¡Más bien es cuestión de frikis!. También en el Estado español.
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