La estrategia que hasta el momento han venido utilizando los unionistas contra la independencia de Catalunya ha consistido en meter miedo, amenazar, insultar y mandarnos al infierno, lejos del paraíso por siempre jamás. Es decir, desterrados de la Unión Europea, vagar por el despiadado espacio sideral y condenados perpetuamente a la soledad reinante en la desolada isla de Robinson Crusoe. Pues bien, esta estrategia ha pasado a segundo término ya que ahora ha sido sobrepasada por las continuas apelaciones que hacen todos a supuestas crispación y violencia desatadas entre familias, amigos, vecinos y conocidos, y extendidas en toda la sociedad catalana, parece que por culpa del proceso soberanista puesto en marcha por los políticos catalanes. Pecado que en opinión del unionismo en general y de la caverna mediática madrileña en particular, debe recaer fundamentalmente sobre Artur Mas y Oriol Junqueras, ambos con la razón abducida por las perversas Muriel Casals, presidenta de Òmnium Cultural y Carme Forcadell, de la Assemblea Nacional Catalana. Como resulta previsible, sobre el impulso democrático de millones de ciudadanos que exigimos votar la autodeterminación y la consiguiente independencia -o no- de Catalunya, rien de rien. Dicen que es una exigencia que no existe, o que resulta minoritaria y que en realidad, nunca se ha producido.
Por tanto, resulta ocioso continuar negando que en Catalunya no existe ni violencia ni agresividad. Al menos, por parte del independentismo. Tanto dá. No hacen el menor caso. Esta incuestionable realidad no merece la menor consideración por parte del unionismo. Al contrario, insisten una y otra vez sobre la insoportable crispación que sienten en el cogote o que se respira en la atmósfera que envuelve la sociedad catalana. Se lamentan amargamente de supuestas restricciones en las libertades personales y del apabullante déficit en la libertad de expresión que parecen sufrir los catalanes. Afirman machaconamente que en Catalunya se intimida a quienes se declaran y se sienten españoles o hablan en castellano, que padecen persecución y reciben insultos y reproches impunemente, se falta al respeto ciudadano y se les hace el vacío en la vida cotidiana. Además, en la España popular se asimila nazismo y fascismo con el independentismo catalán; secesionismo pacífico con el terrorismo de ETA; y continuamente se contraponen Constitución española o estado de derecho frente principios democráticos; y legalidad castellana con la legitimidad universal de los pueblos. En España se ha desterrado del imaginario colectivo de los ciudadanos el concepto de nacionalismo español, como si nunca hubiera existido. Es como si se avergonzaran reconocer la agresividad histórica que a menudo se atribuye al nacionalismo españolista y que padecemos en nuestras propias carnes los pueblos no castellanos. Y por descontado, como decía el dictador Franco, de arreglar las relaciones y los problemas que surgen entre ciudadanos o sociedades distintas mediante la Política, nada de nada. "Haga Vd. como yo, que no hago política", sentenciaba el generalísimo mientras firmaba condenas de muerte; filosofía que ha sido adoptada por Mariano Rajoy Brey, el inefable presidente del real Gobierno de España... ¡Hey!. ¡Atención!. ¡Él no firma sentencias de muerte!. Al contrario: Tanto el líder popular como el socialista Pérez Rubalcaba, se muestran dispuestos a negociar una salida al atolladero que sufre el Estado español, a condición que no se plantee jamás la consulta reclamada por la ciudadanía catalana. Que, por otra parte, es lo verdaderamente importante y deseado por el 80% de ciudadanos catalanes.
Entonces, ¿de que podemos hablar....?. ¿Del Pacto Fiscal, planteado hace ya dos años por Artur Mas y displicentemente rechazado por Mariano Rajoy?. Ahora el concierto ya está superado; es insuficiente. ¿De una modificación constitucional propuesta por Pérez Rubalcaba y rechazada por los populares?. ¿No tienen presente que si así lo hicieran prolongarían esta maldita crispación que dicen padecer unos cuatro o cinco años más, como mínimo?. ¿Y qué garantias pueden ofrecernos de que el resultado final no será una nueva chapuza...?. ¡No!. El problema ya no es Pacto Fiscal sí o no. Menos aún se trata de cambiar la sagrada Constitución Española por otra que probablemente tampoco cumplirán, como pasa con la vigente. ¿Reformar el Senado, tal vez?. ¡Anda ya!. ¡Esto es ya muy viejo!. ¡Ya no cola!. Y mucho menos es un problema de un Estatuto de Autonomía como el anterior, nunca desarrollado ni cumplido en su totalidad; o como el nuevo, mutilado vergonzosamente por el Tribunal Constitucional y a menudo torpemente violado por el proceder recentralizador del Gobierno de España; además de constantemente despreciado por las más altas instituciones del Estado. ¿O es que debemos de olvidarnos tal vez de las transferencias nunca ejecutadas en su plenitud, por ejemplo en becas, lengua, comercio, cultura, ONG's, deporte, cercanías, aeropuertos....?. ¿O de la financiación expoliadora e insoportable en tiempos de crisis como los actuales?. ¿O los reiterados incumplimientos financieros y deslealtades políticas gubernamentales?. ¿Y de las despreciables sentencias pretenciosamente justas y ecuánimes de un Tribunal Constitucional esperpéntico?. Las leyes Wert, de Administración Local, de Unidad de Mercado, sentencias sobre lengua, absurdas guerras de banderas promovida por la virreina Llanos de Luna, boicots a los impuestos y tasas aprobadas por la Generalitat, o cargarse la iniciativa política del Parlament entre otras, son las inequívocas muestras de diálogo y ganas de entendimiento existentes en España contra Catalunya. Por no hablar de las constantes advertencias que hacen las fuerzas y cuerpos de seguridad españoles contra Artur Mas, con declaraciones de portavoces policiales o mediante informes o dossieres zafios convenientemente filtrados a la prensa del movimiento. La última hazaña proviene del sindicato de la Policía Nacional Unión Federal de la Policía, la cual avisa que están preparados y listos para detener a Artur Mas. O de la campaña desatada por la ultraderecha española para poner entre rejas al presidente de la Generalitat, y para intervenir la autonomía catalana y suspender el vigente estatutet.... ¿Es así como quieren dialogar y pactar con Catalunya?. ¡Madre mía....!. ¡Ja, ja, ja....!.
¿No se dan cuenta que la mayoría de ciudadanos catalanes no nos fiamos ya del Gobierno de España?. ¿No son conscientes que el anticatalanismo que ha practicado -y aún practica- el Partido Popular desata todas las prevenciones y ascos dentro de Catalunya?. La amoralidad política y la ausencia de autocrítica de los populares, el proverbial jacobinismo de los socialistas -¡por supuesto, super federalista!-, el indecoroso proceder del Tribunal Constitucional español con sentencias que parecen dictadas directamente desde las madrigueras partidistas de conservadores o progresistas, y la desinformación que practica la caverna mediática madrileña, nos mantiene en guardia permanente y en constante desconfianza y hartazgo. No queremos contagiarnos de la levedad democrática que exhibe esta España que sigue invertebrada, como en tiempos de Ortega y Gasset.
El Financial Times pide a Mariano Rajoy que se mueva y deje de esconderse detrás la Constitución. En el editorial del 6 de mayo apuesta por "una tercera vía entre secesión y el estatus quo". Reconoce que "el deseo de independencia de los catalanes no es una cosa pasajera...". ¡Es realmente conmovedor el voluntarismo del Financial Times y la bonhomía de sus editorialistas!. Se parecen a Duran i Lleida y su incansable búsqueda de terceras vías perdidas. Pero la tercera vía no aparece. No en España. En España solo existen vías de AVE; muchas, demasiadas; o de ancho Ibérico como la que construyen para el corredor Mediterráneo y que imposibilitará la conexión directa con la red ferroviaria europea. Tampoco será gracias a Mariano Rajoy que para moverse aún utiliza la diligencia, por aquello de que mientras dura el viaje, cuando llegue a su destino, ya se habrá resuelto el problema.... Al fin y al cabo, solo piden la rendición incondicional de Artur Mas y que retire la consulta y las preguntas acordadas por las distintas fuerzas políticas catalanas. Piensan que muerto el perro, se acabó la rabia.... Entonces, ¿porqué buscar la tercera vía?. ¿Porqué escuchar el clamor de los catalanes?. ¿Porqué hacer política si tienes a tu favor la justicia castellana?. ¿Porqué hablar y pactar, si dominas los medios de comunicación y desinformas y manipulas tanto como quieras?. Por su parte, The Economist del día 3 de mayo, se lamenta que España está fracasando a la hora de gestionar la crisis con Catalunya. Acusa a Mariano Rajoy de esperar que la lenta recuperación económica (¡¡??) haga desaparecer el problema, lo cual no pasará nunca. "Una idea más inmediata es que el señor Mas y el señor Rajoy tendrían que hablar. Pero parece improbable que pase después de las elecciones europeas este mes. El choque de trenes está más cerca", avisa alarmado el semanario.
El Financial Times y otros solo defienden sus propios intereses y no los catalanes. Y desgraciadamente para algunos, la mayoría de catalanes queremos la independencia. Ya estamos cansados de Rajoy, de Rubalcaba, de la justicia castellana, de la caverna y de las reminiscencias franquistas que aún perduran y reinan por Madrit. Es demasiado tarde para hablar sin escuchar, siguiendo el método Rajoy. Queremos vivir en paz, en libertad, con esperanza y prosperidad. Y dentro de España es imposible. Por tanto, solo podremos hablar y pactar para buscar el acuerdo en el como y el cuando del referendum y si procede, de la independencia. ¿Tan difícil es de entender?.
Por tanto, resulta ocioso continuar negando que en Catalunya no existe ni violencia ni agresividad. Al menos, por parte del independentismo. Tanto dá. No hacen el menor caso. Esta incuestionable realidad no merece la menor consideración por parte del unionismo. Al contrario, insisten una y otra vez sobre la insoportable crispación que sienten en el cogote o que se respira en la atmósfera que envuelve la sociedad catalana. Se lamentan amargamente de supuestas restricciones en las libertades personales y del apabullante déficit en la libertad de expresión que parecen sufrir los catalanes. Afirman machaconamente que en Catalunya se intimida a quienes se declaran y se sienten españoles o hablan en castellano, que padecen persecución y reciben insultos y reproches impunemente, se falta al respeto ciudadano y se les hace el vacío en la vida cotidiana. Además, en la España popular se asimila nazismo y fascismo con el independentismo catalán; secesionismo pacífico con el terrorismo de ETA; y continuamente se contraponen Constitución española o estado de derecho frente principios democráticos; y legalidad castellana con la legitimidad universal de los pueblos. En España se ha desterrado del imaginario colectivo de los ciudadanos el concepto de nacionalismo español, como si nunca hubiera existido. Es como si se avergonzaran reconocer la agresividad histórica que a menudo se atribuye al nacionalismo españolista y que padecemos en nuestras propias carnes los pueblos no castellanos. Y por descontado, como decía el dictador Franco, de arreglar las relaciones y los problemas que surgen entre ciudadanos o sociedades distintas mediante la Política, nada de nada. "Haga Vd. como yo, que no hago política", sentenciaba el generalísimo mientras firmaba condenas de muerte; filosofía que ha sido adoptada por Mariano Rajoy Brey, el inefable presidente del real Gobierno de España... ¡Hey!. ¡Atención!. ¡Él no firma sentencias de muerte!. Al contrario: Tanto el líder popular como el socialista Pérez Rubalcaba, se muestran dispuestos a negociar una salida al atolladero que sufre el Estado español, a condición que no se plantee jamás la consulta reclamada por la ciudadanía catalana. Que, por otra parte, es lo verdaderamente importante y deseado por el 80% de ciudadanos catalanes.
Entonces, ¿de que podemos hablar....?. ¿Del Pacto Fiscal, planteado hace ya dos años por Artur Mas y displicentemente rechazado por Mariano Rajoy?. Ahora el concierto ya está superado; es insuficiente. ¿De una modificación constitucional propuesta por Pérez Rubalcaba y rechazada por los populares?. ¿No tienen presente que si así lo hicieran prolongarían esta maldita crispación que dicen padecer unos cuatro o cinco años más, como mínimo?. ¿Y qué garantias pueden ofrecernos de que el resultado final no será una nueva chapuza...?. ¡No!. El problema ya no es Pacto Fiscal sí o no. Menos aún se trata de cambiar la sagrada Constitución Española por otra que probablemente tampoco cumplirán, como pasa con la vigente. ¿Reformar el Senado, tal vez?. ¡Anda ya!. ¡Esto es ya muy viejo!. ¡Ya no cola!. Y mucho menos es un problema de un Estatuto de Autonomía como el anterior, nunca desarrollado ni cumplido en su totalidad; o como el nuevo, mutilado vergonzosamente por el Tribunal Constitucional y a menudo torpemente violado por el proceder recentralizador del Gobierno de España; además de constantemente despreciado por las más altas instituciones del Estado. ¿O es que debemos de olvidarnos tal vez de las transferencias nunca ejecutadas en su plenitud, por ejemplo en becas, lengua, comercio, cultura, ONG's, deporte, cercanías, aeropuertos....?. ¿O de la financiación expoliadora e insoportable en tiempos de crisis como los actuales?. ¿O los reiterados incumplimientos financieros y deslealtades políticas gubernamentales?. ¿Y de las despreciables sentencias pretenciosamente justas y ecuánimes de un Tribunal Constitucional esperpéntico?. Las leyes Wert, de Administración Local, de Unidad de Mercado, sentencias sobre lengua, absurdas guerras de banderas promovida por la virreina Llanos de Luna, boicots a los impuestos y tasas aprobadas por la Generalitat, o cargarse la iniciativa política del Parlament entre otras, son las inequívocas muestras de diálogo y ganas de entendimiento existentes en España contra Catalunya. Por no hablar de las constantes advertencias que hacen las fuerzas y cuerpos de seguridad españoles contra Artur Mas, con declaraciones de portavoces policiales o mediante informes o dossieres zafios convenientemente filtrados a la prensa del movimiento. La última hazaña proviene del sindicato de la Policía Nacional Unión Federal de la Policía, la cual avisa que están preparados y listos para detener a Artur Mas. O de la campaña desatada por la ultraderecha española para poner entre rejas al presidente de la Generalitat, y para intervenir la autonomía catalana y suspender el vigente estatutet.... ¿Es así como quieren dialogar y pactar con Catalunya?. ¡Madre mía....!. ¡Ja, ja, ja....!.
¿No se dan cuenta que la mayoría de ciudadanos catalanes no nos fiamos ya del Gobierno de España?. ¿No son conscientes que el anticatalanismo que ha practicado -y aún practica- el Partido Popular desata todas las prevenciones y ascos dentro de Catalunya?. La amoralidad política y la ausencia de autocrítica de los populares, el proverbial jacobinismo de los socialistas -¡por supuesto, super federalista!-, el indecoroso proceder del Tribunal Constitucional español con sentencias que parecen dictadas directamente desde las madrigueras partidistas de conservadores o progresistas, y la desinformación que practica la caverna mediática madrileña, nos mantiene en guardia permanente y en constante desconfianza y hartazgo. No queremos contagiarnos de la levedad democrática que exhibe esta España que sigue invertebrada, como en tiempos de Ortega y Gasset.
El Financial Times pide a Mariano Rajoy que se mueva y deje de esconderse detrás la Constitución. En el editorial del 6 de mayo apuesta por "una tercera vía entre secesión y el estatus quo". Reconoce que "el deseo de independencia de los catalanes no es una cosa pasajera...". ¡Es realmente conmovedor el voluntarismo del Financial Times y la bonhomía de sus editorialistas!. Se parecen a Duran i Lleida y su incansable búsqueda de terceras vías perdidas. Pero la tercera vía no aparece. No en España. En España solo existen vías de AVE; muchas, demasiadas; o de ancho Ibérico como la que construyen para el corredor Mediterráneo y que imposibilitará la conexión directa con la red ferroviaria europea. Tampoco será gracias a Mariano Rajoy que para moverse aún utiliza la diligencia, por aquello de que mientras dura el viaje, cuando llegue a su destino, ya se habrá resuelto el problema.... Al fin y al cabo, solo piden la rendición incondicional de Artur Mas y que retire la consulta y las preguntas acordadas por las distintas fuerzas políticas catalanas. Piensan que muerto el perro, se acabó la rabia.... Entonces, ¿porqué buscar la tercera vía?. ¿Porqué escuchar el clamor de los catalanes?. ¿Porqué hacer política si tienes a tu favor la justicia castellana?. ¿Porqué hablar y pactar, si dominas los medios de comunicación y desinformas y manipulas tanto como quieras?. Por su parte, The Economist del día 3 de mayo, se lamenta que España está fracasando a la hora de gestionar la crisis con Catalunya. Acusa a Mariano Rajoy de esperar que la lenta recuperación económica (¡¡??) haga desaparecer el problema, lo cual no pasará nunca. "Una idea más inmediata es que el señor Mas y el señor Rajoy tendrían que hablar. Pero parece improbable que pase después de las elecciones europeas este mes. El choque de trenes está más cerca", avisa alarmado el semanario.
El Financial Times y otros solo defienden sus propios intereses y no los catalanes. Y desgraciadamente para algunos, la mayoría de catalanes queremos la independencia. Ya estamos cansados de Rajoy, de Rubalcaba, de la justicia castellana, de la caverna y de las reminiscencias franquistas que aún perduran y reinan por Madrit. Es demasiado tarde para hablar sin escuchar, siguiendo el método Rajoy. Queremos vivir en paz, en libertad, con esperanza y prosperidad. Y dentro de España es imposible. Por tanto, solo podremos hablar y pactar para buscar el acuerdo en el como y el cuando del referendum y si procede, de la independencia. ¿Tan difícil es de entender?.
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